En el capítulo anterior.
-¡M-Me tengo que ir!-Gritó él, corriendo a toda velocidad.
Ella solo vio como se alejaba cada vez más.
Sonrió y derramó algunas lágrimas que reflejaban total felicidad.
Su amor, poco a poco era correspondido.
Caminó a su habitación e ignoró a todos, su mente nada más tenía espacio para el conejo blanco, su héroe.
Con un día tan maravilloso como el que vivieron, era impensable que al día siguiente Bell tuviera un encuentro con alguien que causaría un nuevo rumbo en su vida y forma de pensar...
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
En el capítulo actual, esa misma noche.
La noche era más escandalosa que en ocasiones anteriores. Mucha gente en las calles, negocios abiertos, familias conviviendo, una felicidad disfraza de tranquilidad.
Pero... había alguien que era un completo manojo de nervios, el cual, corría desesperadamente con el rostro cubierto y chocando con quien osara posarse en su camino.
"¡¿DE DÓNDE DEMONIOS SAQUÉ EL VALOR PARA SER YO QUIEN BESE A TIONA?!" Se gritó Bell a sí mismo mientras en su mente se repetía aquella escena.
"Tomar la iniciativa... tomar la iniciativa... ¡TODO POR HACERLE CASO A WELF Y A LA VOZ DE MI ABUELO QUE SE HA PRESENTADO MAS FRECUENTEMENTE EN LOS ÚLTIMOS DÍAS" El joven eligió como culpables a su mejor amigo y al espíritu de su abuelo que llevaba meses de muerto.
Sin detenerse, acelerando el paso, no se dio cuenta de que alguien se hallaba de espaldas frente a él.
*pum*
-Ay...-Se lamentó Bell después de caer al suelo por el repentino choque.
Al abrir sus ojos y levantar la mirada se percató de a quien había impactado.
-Fíjate por donde caminas, maldito huma...-Antes de que aquel extraño lanzara su queja con un tono de voz despectivo, frenó su oración.
-¡L-Lo lamento! ¡Debí fijarme por donde iba!-Se lamentó el peliblanco, en posición de dogeza.
Aquel hombre permaneció en silencio.
-Tú eres el niño que tiene la atención de Freya-Sama...-Susurró con lo que parecía ser enojo.
-¿Eh?-Aquella declaración hizo que Bell dejara de divagar en sus pensamientos y en su disculpa.
Un sudor frío bajó por su espalda y frente.
Alzó la cabeza del suelo y distinguió la silueta.
Se trataba de un elfo rubio, con unos ojos inyectados en furia mientras apretaba con fuerza su bastón.
-¿Q-Quién...?-Intentó preguntar por la identidad del elfo pero su boca fue sellada por la mano del mismo.
-¡¿MMMMMM?!-Se quejó el chico quien no pudo hacer nada para frenarlo.
-Tú vendrás conmigo... aprovecharé esta oportunidad-Susurró el elfo, aumentando la fuerza de su agarre y provocando cierta dificultad de respirar por parte de la víctima.
Al tomarlo, lo levantó en el aire ligeramente, tanto como para que sus piernas se despegaran del piso.
"S-Siento que me desmayo... n-no puedo soltarme... ¿Q-Qué clase de monstruo es...?" Ese pensamiento cruzó por la mente de Bell ante la desesperación de no conseguir siquiera zafarse un poco.
El aire dejaba de entrar a sus pulmones.
Antes de que los ojos del conejo se cerraran, una presencia imponente se acercaba a ambos.
-Suéltalo, Hedin-Ordenó.
Hedin tensó el cuerpo.
-Tch... como digas... Ottar-Respondió, apartando su mano y dejándolo caer.
Así es, se trataba ni más ni menos que de Ottar, el capitán de la familia Freya.
*¡Cof!* *¡Cof!* *¡Cof!*
Bell cayó al suelo y comenzó a toser, al mismo tiempo que frotaba su cuello al sentir una punzada alrededor del mismo, causada por el dolor.
-Retírate, ahora-Dijo el boaz.
Con el ceño fruncido, el elfo hizo caso no sin antes cruzar a un lado del peliblanco.
-Sé de tu aventura con esa chica de Loki... si le haces daño a mi diosa, ni ese jabalí de atrás te salvará de mi-Amenazó, con una voz que sacaba desde el centro de sus entrañas el miedo que yacía dentro de Bell.
La mirada del peliblanco se tensó.
Sus ojos se abrieron en su totalidad, como si se fueran a salir de sus orbitales.
Tragó saliva y lo volteó a ver.
Al hacerlo... ya no se encontraba en ese lugar, aunque... se sentía observado.
-Levántate-Le dijo Ottar.
Bell, con temblor en todo su cuerpo, hizo caso.
Ni corto ni perezoso, solo esbozó unas cuantas palabras.
-Espero no equivocarme contigo, si haces sufrir a mi diosa... no detendré a todos los que desean matarte... aún si mi diosa me lo ordena-
Casi como Hedin había hecho, finalizó su amenaza y se fue, dejando a un inestable Bell Cranel de pie en medio de una calle en la cual no había ni un alma gracias a que todos huyeron aterrados al ver a ambos miembros de la familia Freya.
El joven quería irse de ahí pero sus piernas no respondían.
"M-Muévete... t-tengo que ir a mi sede" Intentó dar un paso adelante sin éxito.
"Ottar lo sabe..."
"Ese elfo de la familia Freya lo sabe..."
"Y sería muy crédulo de mi parte esperar que solo ellos dos lo supieran... por lo que muy probablemente todos menos Freya estén enterados..."
Un escalofrío recorrió su médula.
Ante este golpe de información, no le quedó de otra que obligarse a reaccionar a la fuerza.
*¡PUM!*
Se golpeó en el rostro con toda su fuerza.
Sangre comenzó a escurrir de sus labios al abrirse con el choque entre ellos y sus dientes.
Tal parece que surtió el efecto deseado.
"Yo me metí en esto... aún si el miedo me atormenta... debo seguir hasta las últimas consecuencias"
Palabras de aliento eran dichos por parte suya para él mismo.
-Y-Yo... no puedo dudar...-
-Estoy seguro... las amo...-
-Tengo que encontrar la forma de hacerlas felices...-
-La manera en la cual ninguna salga lastimada...-
-Pero esto solo se hace más difícil...-
Suspiró mientras daba un paso adelante.
-Aunque... nadie dijo que no habría complicaciones...-Susurró.
-Sea como sea... vale la pena luchar...-Finalizó, avanzando y aumentando su ritmo poco a poco mientras trataba de disimular el temblor de sus piernas, o mejor dicho, ignorarlo.
A lo lejos se fue perdiendo en la inmensidad de la ciudad y el mar de gente que lo rodeaba sin quitarle la mirada de encima.
Claramente, tras este "roce" o "encuentro" los rumores no se harían esperar por parte de los habitantes de Orario.
El pequeño novato disputando una pequeña riña con el capitán y un ejecutivo de la familia Freya.
Mansión crepúsculo.
Tiona caminaba por los pasillos de su hogar con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro. Sus mejillas se tornaron de un color rojo tomate, como Bete apodó a Bell.
"¡Él me besó! ¡Me besó! ¡No actuó como siempre! ¿Eso significa que...? ¡Sí! ¡No hay duda de eso! ¡Argonauta me ama tanto como yo a él!" Celebró internamente, pegando un salto de felicidad.
-Veo que algo bueno pasó ¿Verdad?-Preguntó Tione, su hermana, a la distancia. Ella se percató de la actitud que la joven amazona adoptó tan pronto como entró a la mansión.
-¡Sí! ¡Él tomó la iniciativa en toda la cita! Fue como... ¡Ahhhh! ¡No puedo explicarlo con palabras!-Respondió Tiona, tapando su cara y moviéndose de un lado a otro.
-¡Hey! ¡Hey! ¡No me vas a dejar sin saber lo que pasó! ¡Vamos!-Gritó Tione, tomándola de la mano y jalándola a su habitación.
-¡E-Espera! ¡M-Me lastimas!-Las quejas de la menor de las hermanas no se hicieron esperar al sentir como su muñeca tronaba por la fuerza impuesta en el agarre de Tione.
Los gritos y lamentos de Tiona se fueron escuchando cada vez menos al perderse de la vista.
De lo que no se percataron, era que Finn y Riveria presenciaron la escena.
-Tan enérgicas como siempre, curiosamente ahora Tione es la más infantil-Comentó el hobbit, cerrando sus ojos y riéndose.
-¿Qué fue lo que ocurrió en tu cita con ella? No soy alguien que desee entrometerse en los asuntos de los demás, pero en verdad se ve demasiada feliz-Preguntó la alta elfo a su compañero.
Finn desvió la mirada y no contestó.
-¿Hmmm?-Riveria intensificó su atención al igual que su insistencia.
-S-Solo fuimos a comer...-Respondió.
Riveria se rió y decidió no interrogarlo más.
Mientras tanto, Loki, sin ser vista, sonreía con tranquilidad.
¿Por qué?.
Simple, en su familia se respiraba un aire de tranquilidad y felicidad que las constantes disputas entre los miembros de la misma habían mermado hasta hace tan solo unos meses.
-Aiz sigue triste, eso es un hecho, sin embargo, no es como antes, no intenta ocultar todo su dolor para sí sola, acude a mi y a las otras chicas por ayuda... todos están creciendo un poco-Susurró la diosa, recargando su espalda en la pared y cruzando los brazos.
Frunció el ceño ligeramente antes de continuar.
-Me enoja admitirlo... pero todo esto es gracias al hijo de esa camarona-Declaró con molestia, no obstante, le era imposible odiar al conejo peliblanco.
Suspiró y se fue mientras en su mente un pensamiento no dejaba de hacer eco.
"¿Ahora qué harás Freya? Mi hija tiene al hombre que quieres, no creo que te quedes de brazos cruzados...".
La incógnita al aire...
¿Qué hará Freya?.
Mejor dicho...
¿Cómo lo tomará?.
Mansión de la chimenea.
Bell estaba sentado en su cama, con el rostro cubierto y lleno de preocupación.
-Me dejé llevar y fui un tono en pensar que tengo todo el tiempo del mundo para decidir el camino que tomaré, era obvio que alguien se daría cuenta de que salgo con ambas...-Se quejó de lo idiota que fue.
-Y si no fuera suficientemente... ahora también Helun causa más dudas en mi corazón y mente-Susurró al recordar la imagen de la peliplateada.
-Debo apresurarme, tomar las riendas de la situación y guiarla a buen puerto-Finalizó, apretando las sábanas de su cama.
*Toc* *Toc* *Toc*
Su puerta fue golpeada, sacándolo de su debate personal.
-¿Quién será a esta hora?-Se cuestionó con extrañeza al mismo tiempo que se levantaba y dirigía a abrir.
-Hola Bell ¿Tienes un minuto?-Dijo el herrero pelirrojo tan pronto su compañero le permitió el acceso.
-¿Welf? S-Sí claro, adelante-Respondió.
Welf entró a la habitación y Bell fue detrás suyo.
Apenas la puerta fue cerrada, habló.
-Bien, déjate de juegos, dime ¿Qué sucedió?-Un tono serio y una expresión que concordaba con la característica anterior fueron dirigidos al peliblanco.
-¿Eh?-Él se sorprendió por el cambio tan repentino.
-Normalmente cuando regresas de una cita, sea con Freya o Tiona, tu actitud es la de alguien que lucha por contener la felicidad y la vergüenza, no obstante, no observo eso en ti el día de hoy, así que dime... ¿Qué sucedió? No ocultes los problemas para ti solo-Declaró Welf, inquieto por la posibilidad de que su amigo estuviera en problemas.
-N-No sé de qué hablas, todo está bien. Mi cita con Tiona fue un éxito, tomé la iniciativa y la b-besé...-Su sonrojo se presentó al finalizar esa última palabra.
-Entonces... ¿Por qué no estás feliz?-Le cuestionó el pelirrojo.
-Es que yo... y-yo...-Una excusa no serviría con lo tan mal mentiroso que es.
-No dejes que los miedos se propaguen, eso te traerá más daño-Opinó Welf mientras rascaba su cabeza y negaba con la misma.
Bell tomó aire.
"Tiene razón... ¿De qué sirve ocultarlo sí tarde o temprano se enterarán?" Se rindió en su pobre intento de ocultar sus preocupaciones.
-La familia Freya... sabe que también estoy con Tiona... al venir me amenazaron con no hacerle daño... estoy aterrado pero... no me rendiré en la decisión que he tomado...-Confesó, apretando sus puños.
-Aún si no sé cómo-Agregó.
Welf se quedó en silencio, sujetando su barbilla, perdido en sus pensamientos.
-Tienes poco tiempo-Dijo.
-Lo sé-Contestó Bell.
-La posibilidad de que acepten estar contigo al mismo tiempo se reduce drásticamente-Continuó.
-Estoy consciente-Respondió el peliblanco.
-Además está el tema de la asistente de Freya-Sama-Recordó.
-¡Ya sé!-El joven sujetó su cabeza con ambas manos.
-Si sabiendo todo eso sigues queriendo seguir, significa que en verdad las amas, así que... te apoyaré en lo que necesites, aunque no creo poder ser de mucha ayuda-Expresó el herrero, extendiendo su mano y riéndose por su última frase.
-¿Eh? P-Pero... La familia Freya...-Bell se sorprendió por el poco tiempo que Welf se tomó para aceptar meterse en aquel problema.
-Sí, posiblemente nos maten pero me da más miedo abandonar a un amigo-Lo interrumpió, levantando su pulgar.
Bell sonrió y estrechó con fuerza la mano.
-¡E-ESPERA BELL! ¡ERES NIVEL 3! ¡NIVEL 3!-Se quejó el herrero al sentir como los huesos de su palma chocaban los unos con los otros.
-¡P-PERDÓN!-Se disculpó, soltándolo rápidamente.
-No hay problema, mejor me retiro, mañana debemos ir al calabozo-Contestó, saliendo del cuarto.
-C-Cierto, no hemos ido tan seguido como antes, veamos qué tal nos va, hasta luego-Comentó el chico, despidiéndose y cerrando la puerta.
Ahora, nuevamente, estaba solo en su habitación.
Se recostó y respiró pesadamente.
"No sé por qué no dejo de pensar en lo que Mord y su grupo decían en el bar de Rivira" Confesó desde su cabeza.
-Leyenda entre enamorados... si algo así existiera en verdad me facilitaría las cosas... debo pedirle detalles a Mord aunque no me hago muchas ilusiones-Concluyó, cerrando sus ojos e intentando dormir.
-Yo... quiero hacerlas felices...-
Al día siguiente.
-¡FIREBOLT!-
*¡BOOOOOOOOM!*
La magia de Bell había sido usada para un grupo de Lizzardman se acercaron a atacarlo.
*¡SLASH!*
En un rápido movimiento de manos, clavó ambas dagas en el pecho del monstruo tipo lagarto tan pronto se percató de que por la explosión quedó ligeramente aturdido.
-¡Bell-Dono! ¡No vaya tan rápido!-Gritó Mikoto desde unos metros atrás.
Sin embargo, Bell hizo caso omiso y continuó acabando con lo que se le acercara.
"¡Debo hacerme más fuerte! ¡Ayer no tuve ni la fuerza para poder soltarme del agarre del ejecutivo de la familia Freya!" Se dijo a sí mismo como palabras e aliento, sintiendo cierta frustración por la debilidad que demostró.
Un Battle boar corrió con los colmillos por delante a una velocidad muy alta y endiablada.
-¡Firebolt!-Bell utilizó su magia nuevamente para levantar polvo justo delante del jabalí.
*¡BOM!*
La explosión destruyó una sección del camino, provocando que un hueco se creara entre él y la bestia.
*¡CRASH!*
Como el Battle Boar no consiguió frenar a tiempo, tropezó con la fisura y rodó por todo el suelo.
Bell aprovechó la oportunidad que creó y sujetó con fuerza sus dos dagas.
"Veamos si consigo hacerlo nuevamente...".
*Clang*
Una única campanada se escuchó al mismo tiempo que un ligero brillo era desprendido de su mano derecha, donde la daga Hestia era empuñada.
-¡FIREBOLT!-Grito otra vez.
La daga color azabache se tornó de un color rojizo con las partículas de Argonauta siendo desprendidas de la misma.
Para sus sorpresa, la hoja creció unos cuantos centímetros.
Al estar los suficientemente cerca del jabalí, enterró el filó del arma en el cuerpo del mismo.
Un gruñido de dolor provino del monstruo tan pronto su carne se desgarró por el corte.
No obstante, el dolor que sentía se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos.
*¡BOOOOOOOOOOOOM!*
Un mar de llamas consumió el cuerpo en un segundo y dejando reducido a polvo lo que alguna vez fue un ser vivo.
Bell estaba anonadado, con los ojos abiertos en su totalidad.
-S-Sorprendente... fue diferente que en esa ocasión con Frine...-Expresó, mirando su mano y sintiendo un fuerte calor que su arma desprendía.
Su impresión rápidamente desapareció cuando un sonido llamó su atención.
-¿Qué es eso...?-Se preguntó, volteando a todas partes en busca del origen de aquello.
-Es como un... como un llanto...-Rápidamente identificó de qué se trataba.
Agudizó sus sentidos y se percató que provenía de unos metros más adelante de su posición.
"¡Debo apresurarme! ¡Alguien está en problemas!" Corrió con la máxima fuerza que poseía en sus piernas, en busca de aquella persona.
Por cada paso que daba, el llanto se hacía más y más claro.
Sin embargo... nada lo prepararía para lo que estaba apunto de presenciar...
Se trataba de un Firebird.
No, el llanto no provenía de él...
Más bien de quien estaba atacando.
Una vouivre..
Sin pensarlo dos veces, aún sorprendido, corrió en su auxilio.
-¡FIREBOLT!-Gritó Bell, alejando a monstruo tipo ave del sitio tan pronto como el ataque mágico contactó.
Con el camino libre, se aproximó a la víctima.
Cuando se acercó lo suficiente, vió a la pequeña llorando, llena de heridas de garras en todo su cuerpo y quemaduras causadas por aquel Firebird.
Ella lo miró fijamente con miedo y lágrimas en sus ojos, la cuales recorrían sus mejillas manchadas con sangre.
-¿Un monstruo que llora?-Se preguntó con gran sorpresa.
En ese momento, un Firebird se posó frente a ellos y lanzó un aliento de fuego hacia su posición.
Bell se puso en medio de la vouivre y el otro monstruo, con su piel de salamandra evitó las quemaduras y con un rápido corte con su daga terminó con él.
Mientras volvía acercarse a la pequeña, unos gritos lo alertaron.
-¡¿Dónde está la vouivre?!-
"La están buscando..." pensó.
Agachó su cabeza hacia ella y volteó a los aventureros que se acercaban.
Tuvo un mal presentimiento.
Uno de ellos se percató de su presencia y fue con él.
-¡Hey tú! ¿Haz visto a una vouivre?-Le preguntó un aventurero con aspecto intimidante.
En un veloz movimiento, cubrió a la pequeña con su capa de piel de salamandra para que no vieran que era a quien buscaban.
-Mi compañera está con quemaduras graves ¿Alguien tiene alguna poción?-Les preguntó, poniéndose en medio de ella y él.
-Tch, no me interesa-Contestó el mismo hombre al mismo tiempo que se alejaba, ignorando así a el objetivo de su búsqueda sin siquiera saberlo.
Al alejarse de ambos, Bell se acercó nuevamente a ella, quien lucía temblorosa, y le extendió la mano, con duda, ella la tomó.
-¡Bell-Dono! ¡Al fin lo alcanzamos!-Dijo Mikoto a la distancia junto con Lili, Welf y Haruhime.
-Bell-Sama... ¿Quién es esta señorita?-Preguntó Lili cuando el grupo se unió nuevamente.
"Siento que me estoy metiendo en demasiados problemas..." Opinó.
-¿Bell?-Welf lo nombró.
-Por el momento creo que lo mejor es regresar al piso 18-Expresó el peliblanco, tomando la mano de la pequeña monstruo sin quitarle la capa que ocultaba su presencia.
En alguna parte de Rivira, unos minutos después.
-¡De ninguna manera Bell-Sama!-Grito la hobbit mientras cruzaba los brazos, descartando la sugerencia de su capitán.
-Pero Lili-Él intentó excusarse.
-Bell-Dono, ella es un monstruo, ellos no deben salir del calabozo, es peligroso-Expresó Mikoto con cierta preocupación.
Mientras la discusión se desarrollaba, Welf y Haruhime se acercaron a la pequeña niña, quien sobra decir que estaba aterrada.
-¿Qué opina Welf-Sama?-Le preguntó la Renard al herrero.
-No lo sé... parece una niña, no un monstruo...-Dijo mientras se agachaba para estar cara a cara con ella.
Él, al verla a los ojos, únicamente percibió miedo.
-Haruhime... trae una poción de curación...-Pidió mientras suspiraba.
-¡¿USTED TAMBIÉN WELF-SAMA?!-Le gritó Lili.
-No importa como lo veas, es una niña aterrada, además, lo que Bell nos contó me hace entrar en un conflicto interno-Respondió Welf, rascando su nuca.
-Lili, perdón, pero no puedo dejarla aquí... esos ojos no mienten-Bell concordó con lo anterior.
-Bell-Sama... Lili piensa que lo que desea hacer es algo que podría desencadenar muchos problemas, llevarla a la superficie es una muy mala idea-Dijo Lili, tratando de usar su lógica para convencer a Bell, sin embargo, esa decisión ya había sido tomada.
-En serio lo lamento, sin embargo, no puedo dejarla a su suerte, no después de ver como esos monstruos la atacaban, no es diferente a una inocente niña, ella no sobrevivirá si se queda en el calabozo-Fue la respuesta de Bell ante la negativa de la hobbit.
-Q-Quiero protegerla...-Agregó acercándose a la vouivre y extendiendo su mano hacia el cabello de la misma.
-De acuerdo, entonces tenemos que esconderla y evitar que sea vista por otros aventureros, al menos hasta que lleguemos a la mansión, espero que todo salga bien-Comentó Welf, acercándose a la vouivre y ofreciéndole la piel de salamandra que tenía a manera de capa y así lograr cubrir completamente su cuerpo.
-Muchas gracias por comprenderlo, bien, debemos regresar a la superficie-Agradeció el peliblanco, tomando a la chica en sus brazos como si de su hija se tratara.
"Lili tiene un muy mal presentimiento..." Pensó la pequeña soporte, negando con su cabeza mientras veía a Bell alejándose con la monstruo en sus brazos.
Mansión de la chimenea, algunas horas después.
Ya en la sede de la familia Hestia y después de una larga, como extenuante, explicación, se llegó a un acuerdo unánime.
-Entonces se quedará aquí momentáneamente hasta que encontremos una forma de que esté segura en el calabozo, presiento que debería hablar esto con Ganesha, su familia se dedica a domar monstruos al fin y al cabo-Expresó Hestia, suspirando porque veía venir nuevamente muchos problemas.
-Lili piensa que es un error tenerla aquí pero no hay otra opción si es lo que todos deciden-Opinó la pequeña hobbit, resignándose a este resultado.
-Entendido, prometo que no saldrá de el territorio de la sede, yo me encargaré de ello ¿Verdad, Wiene?-Dijo Bell, diciendo esta última pregunta a la pequeña.
Ella solo asintió.
-¿Wiene?-Interrogaron todos.
-E-Es el nombre que decidí ponerle, al parecer le gusta-Les respondió el peliblanco, mientras era abrazado cariñosamente por la pequeña vouivre.
-¿Incluso ya le pusiste un nombre?-Pregunto Hestia, sobando sus ojos para ocultar su dolor de cabeza.
-Yo soy Wiene, m-muchas gracias por a-ayudarme-Expresó la vouivre con una hermosa e inocente sonrisa que hizo sentir cierta calidez en el corazón de los presentes.
-Mucho gusto Wiene, yo soy Haruhime-Se presentó la renard mientras la acariciaba dulcemente.
-¿Soy el único que acaba de oírla hablar?-Preguntó Welf con cara de póker.
-N-No...-Respondieron al unísono los demás, excepto Bell y Haruhime.
-¿Uh? ¿No les dije que habla?-Preguntó Bell, ladeando la cabeza.
-A mi sí, Bell-Sama-Respondió la renard.
Un silencio momentáneo se presentó y rompió en unos microsegundos.
-¡¿HABLA?!-
Más preguntas surgieron, tal parece que la explicación continuaría al menos un par de horas más...
Y así, con esa gran revelación, el encuentro en el calabozo que Bell se esperó desde que era un niño y desde que llegó a Orario no fue como se lo imaginaba ni en las circunstancias que soñaba.
Mientras tanto, de lado de Freya y Helun.
En la gran Torre de Babel, ambas mujeres se hallaban hablando con un ambiente pesado y hostil gracias a la actitud que Freya había tomado.
-Bien, repíteme otra vez lo que sucedió-Pidió la diosa con un tono de voz serio y una expresión en su rostro completamente en blanco.
-Freya-Sama... ya es la millonésima vez que se lo cuento... y no es exageración-Respondió Helun, sentada en una silla justo delante del trono de su diosa.
Ese mismo asiento que Bell tomaba cada vez que iba a visitarla.
-Tienes razón... no hay de otra... tal parece que no es mentira...-Su cabello cubrió sus ojos.
-¿Qué sucede Freya-Sama...?-Preguntó Helun con miedo.
-Yo...-
La peliplateada tragó saliva.
-¡Yo también quiero que me de una almohada de regazo!-Gritó haciendo un puchero, cruzando sus brazos y refunfuñando.
-¿Eh?-La asistente de la diosa entonó ese sonido con incredulidad.
-¡Es que no es justo! ¡Fuiste la primera a la que él le da una almohada de regazo y esa tonta de la princesa de la espada fue la primera en darle una! ¡Siento que me quedo atrás!-Sus quejas no cesaban, era casi cómico verla actuar como una niña.
-¿Eso es lo que le preocupa, Freya-Sama?-Preguntó.
-¡CLARO QUE SÍ! ¡ESTOY CELOSA DE TI!-Gritó con enojo pero era difícil tomarla en serio con esa actitud.
Helun sonrió e infló su pecho, si bien su diosa estaba enojada con ella, se sentía feliz al saber que por fin alguien sentía celos de ella, al fin y al cabo, desde el inicio de su vida, ella se la ha pasado queriendo ser alguien diferente.
-A este paso muy probablemente mi conejito tendrá muy ocupadas sus noches con dos bellezas-Declaró Freya con malicia y lujuria.
-¡¿Q-QUÉ COSAS DICE FREYA-SAMA?!-Gritó Helun con vamos saliendo de su cabeza, ojos de remolino y su rostro completamente colorado.
-Fufufufu te-hee-Freya únicamente se rió y se dio un pequeño golpe en la cabeza.
-Deje de molestarme por favor...-Dijo Helun, aún sonrojada.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
