Amante Planeado – Fic.

Su respiración era entrecortada, le faltaba aire… pero aun así no paraba de embestirla.

Cap. 5 – Celos.

Hinata se sentía plena bajo el cuerpo desnudo de su esposo, el calor era sofocante y al ser embestida por él, sentía que sus sueños por fin se hacían realidad.

Sasuke la embestía sin expresión alguna, solo quería terminar de complacerse con aquella mujer. Se sentía un poco asqueado de la situación que estaba protagonizando, pero su amante no le había dejado otra opción. Pensar en el rubio hacía que se imaginara estar con él, pronto el cuerpo blanquecino de Hinata era reemplazado por el cuerpo canela del rubio. Cerró sus ojos y su cuerpo tembló al imaginarse que era el rubio quién lo tocaba y quién se restregaba contra él a tal grado de volverlo loco con aquel calor corporal. Gimió fuertemente y empezó a embestirlo más fuerte que la vez anterior, no conteniéndose de nada hasta empezar a sentir verdadero placer.

El fuerte jadeo de la ojiperla en su oreja sacó a Sasuke de su ensoñación y como si de algo sucio se tratara se separó rápidamente de ella aborrecido aún con la firme erección que traía entre las piernas. Hinata se sorprendió por la inesperada actitud de su esposo y después lo vio alejarse.

Sasuke se pasó una mano por la cabeza como si no entendiera nada y escapando de su realidad, se dirigió al baño algo aturdido.

- Tks… ¡Maldita sea! - Se dijo furioso y pronto se lavó la cara con agua fría, se miró al espejo y se preguntó ¿Qué diablos había hecho?

Hinata seguía en la misma posición que la había dejado el azabache, ahí sobre la cama aún con el cuerpo desnudo, no podía salir de su sorpresa, incluso jamás se había esperado aquella inesperada reacción de su esposo. Parpadeó varias veces como si así pudiera volver a su realidad y entender el por qué le estaba pasando todo eso… ¿Acaso había gemido como una puta? Se preguntaba no entendiendo realmente nada de lo que sucedía.

- Sasuke… - Pronunció débilmente mientras veía hacia la puerta del baño donde se había perdido su esposo. La llave de la regadera se dejó escuchar y Hinata lo entendió perfectamente, Sasuke no regresaría a terminar con lo que había empezado y pronto una lágrima rodó por su mejilla. Se sintió patética. ¿Por qué? Se preguntaba una y otra vez ¿En qué había fallado? No lo entendía.

Sasuke limpió con desesperación cualquier rastro de sudor sobre su cuerpo de aquella patética mujer, se sentía realmente asqueado por lo que había hecho y es que la desesperación de no tener al rubio con él lo había ha orillado a hacer eso. Recordaba aquellas últimas palabras que le había dicho su amante.

- Ya no vengas. - La voz del rubio volvió a resonar tan tenue en su cabeza como la primera vez que se lo dijo en su departamento, y pronto empezó a tallarse el cuerpo aún más fuerte y con cierta desesperación.

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- ¿Por qué? - Le había dicho el azabache en aquella ocasión mientras lo envolvía entre sus brazos por detrás.

- ¿Preguntas por qué? ¿Acaso no quieres terminar con esto? - Dijo el rubio soltándose de su agarre. - Tu sola presencia me perturba. No puedo seguir con el plan mientras tú vengas aquí a molestarme. Ya no quiero…

- ¡Ah! - Soltó el azabache interrumpiéndolo. - ¿Ahora te molesto? - Preguntó retadoramente mientras lo miraba directamente a los ojos.

- ¡Mierda Sasuke, reacciona! ¡Ya no puedo con esto!

- ¡¿Y crees que yo sí?! ¡¿Cómo diablos me pides que te deje de ver si sabes perfectamente que por ti es por quién yo sigo de pie?! - Contratacó desesperado.

- ¡Te recuerdo que tú me metiste en esto! - Sasuke exhaló fuertemente y trató de calmarse pues si bien era cierto que él tenía la culpa de que el rubio se encontrara tan tenso con aquella situación. Naruto se percató que el Uchiha había apartado la mirada y no decía nada, por lo que trató de ser más amable con él. - Mira Sasuke, si hago esto es por ti… - Calló por unos segundos y un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo - Yo… yo sólo quiero que estés bien… Recuerda que esto lo hago para que puedas divorciarte y puedas ser libre. - Lo dijo tan sereno que hizo que Sasuke se calmara de inmediato y sonriera hacia sus adentros. - Si tú sigues viniendo, solo harás que me desconcentre y esa mujer…

- ¿Estas celoso? - Soltó repentinamente Sasuke, cosa que hizo que el rubio abriera los ojos de par en par. - ¿Estás celoso de ella, cierto? - Repitió el azabache.

¿Qué si estaba celoso? Naruto se encontró sin saber qué decir.

- Sasuke…

- Me lo imaginé. - Respondió Sasuke. - Si estás celoso. - Se dijo a sí mismo mientras reía con sorna. - Esta bien, ya no vendré; pero procura terminar con esto lo antes posible. - Dijo mientras se acercaba a un rubio aturdido. - No aguantaré por mucho tiempo las ganas de no tenerte conmigo. - Susurró tan delicadamente cerca de los labios del rubio y pronto besó de ellos desesperadamente.

Naruto se separó rápidamente del azabache y éste solo le sonrió satisfactoriamente.

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Y ahí se encontraba, en la ducha recordando todo lo que pasó en el último día en que se habían visto. Sasuke volvió a sonreír pensando en su rubio celoso… se dio cuenta de que lo amaba intensamente y que por él haría lo que fuera, incluso reprimir sus deseos de estar con él sólo para que éste estuviera en paz y lograra cumplir su objetivo, mismo objetivo que lo libraría para siempre de aquella mujer. El cuerpo de Sasuke se relajó y pronto cerró sus ojos azabaches, comenzó a tocarse pensando en que era el rubio quién lo acariciaba y quién le recorría cada centímetro de su blanca piel.

- Naruto… - Suspiró nombre de su rubio al frotarse el miembro erguido, seguido de varios gemidos bajo el agua.

Hinata se encontraba acostada de lado sobre la cama, pensando en todo y a la vez en nada. Recordaba lo acontecido con su esposo, el cómo había llegado cansado a su casa y por fin se había dejado masajear por ella, también recordaba cómo la había empujado sobre la cama quedando él encima de ella y sus ojos… aquellos ojos azabaches que por un momento se nublaron y la veían con cierto deseo, mismo deseo que aquél rubio ojiazul le había dedicado hacía casi una semana.

Su cuerpo tembló con tan sólo recordar a aquel rubio. Recordaba lo que había hecho con él y cómo la había hecho sentirse plena, la había hecho sentir por primera vez como una mujer hermosa y deseada. Sus mejillas se sonrojaron al recordar la piel canela del rubio apegándose al suyo y cómo la había llevado al clímax de su perversión con todas aquellas embestidas que le había dado.

Se tocó los labios aun sintiendo el calor del rubio sobre su boca y sonrió tristemente, eso estaba mal. Estaba mal recordarlo todos los días, estaba mal aún incluso haberse imaginado por un momento al rubio cuando su esposo la tomaba… simplemente estaba mal pues ella era una mujer casada y él… él era el mejor amigo de su esposo. Se recriminó internamente por el solo hecho de pensar en él cuando no debía.

- S-Soy una maldita fácil. - Se recriminó cerrando fuertemente sus ojos.

La tenue luz de su lámpara de cabecilla inundaba difícilmente de luz aquél cuarto vacío y obscuro. El rubio suspiró fuertemente e inmediatamente sacó su encendedor del bolsillo de su pantalón. Prendió el cigarrillo que traía entre los dedos e inhaló un bocado de humo. Se dejó caer pesadamente sobre el sofá que tenía mirando hacia la ventana mientras soltaba el humo de sus pulmones, fue entonces cuando decidió que sus pensamientos volaran.

- ¿Celos? - Pensó una vez más y volvió a inhalar el humo de la nicotina.

En su mente vagaba aquel recuerdo que mantenía en común con aquella mujer de ojos tan hermosos y puros como la luna. Se había propuesto no decirle nada a Sasuke de lo que había pasado entre los dos aquella tarde, pero el recuerdo de su piel lo estaba asfixiando últimamente.

Sería mentira decir que no le había gustado pues era todo lo contrario, sin embargo él había faltado a uno de sus principios: No volverse a meter con una mujer.

- ¡Maldita sea! - Se dijo inhalando fuertemente otro bocado de humo.

Ella era tan ingenua e inocente dentro de un plan siniestro y él… él no dejaba de pensar en ella.

Exhaló el humo de sus pulmones y se recargó en el sofá; la luna seguía ahí, recordándole lo que había hecho con aquella mujer, Hinata Hyuga esposa de su amante.

- Hinata… - Pensó volviendo a su cigarrillo. Era estúpido pensar en ella pero ya lo estaba haciendo, entonces volvió a recordar las palabras de Sasuke y una sonrisa burlona acaparó sus labios; era cierto, estaba celoso. ¿Pero de quién?

A la mañana siguiente Sasuke salía más temprano de lo normal sin despedirse de su esposa. El fuerte sonido de la puerta al azotarse hizo que Hinata se diera cuenta que su esposo no desayunaría esa mañana allí.

Era tonto querer una respuesta a lo que pasó en la noche anterior, pero sabía que Sasuke jamás hablaría de ello; y sin tenerse que levantar tan temprano para hacerle el desayuno a su esposo, se dispuso a dormir otro rato más. Sin embargo no podía conciliar de nuevo el sueño y sólo se quedó ahí, acostada sintiendo pasar el tiempo con mucho pesar.

- No gano nada estando aquí. - Se dijo levantándose de la cama y despejando todos sus pensamientos. Pronto se dirigió al baño y empezó a ducharse.

No tardó mucho y se vistió con una blusa sencilla y una falda de vuelo que le llegaba hasta las rodillas. No iba a salir esa tarde y tampoco recibiría visitas, por lo que se puso cómoda para estar en casa y ponerse a limpiar después de desayunar.

Y así lo había hecho, el reloj marcaba las 12 p.m. el tiempo se le había pasado rápido, sin embargo era lo mejor para ella, así se decía. Recordaba que antes muchas veces veía el reloj aguardando a que dieran las 10 p.m. y así ver llegar a su esposo a casa, pero ese día no. Extrañamente no tenía ganas de verlo, tampoco volver a recordar lo que había pasado la noche anterior, no quería verlo a los ojos y sentirse avergonzada o poca cosa, simplemente no quería vivir más ahí.

Su rodilla pegó con la mesita de centro de la sala e hizo que por poco el jarrón de flores que yacía en medio se cayera, a no ser porque ella lo había agarrado antes en un hábil reflejo. Se dejó caer en el sofá cansada y abarrotada de sentimientos confusos. Fue entonces que se dio cuenta en dónde estaba sentada… Estaba sobre el mismo sofá que ella y Naruto habían utilizado en aquel encuentro. Un ligero ardor apareció en sus mejillas y no pudo evitar volver a recordar aquel momento. Su cuerpo se estremeció y varias imágenes de aquel rubio acapararon su mente. Mordió sus labios y se recargó en aquel sillón.

Su cuerpo se relajó y embriagándose de aquel recuerdo, dejó que sus manos la acariciaran. Cerró sus ojos y sus labios se abrieron cuando sus dos manos empezaron a masajear sus pechos, pasó suavemente sus dedos sobre sus pezones y no pudo reprimir un gemido que se escapaba de su boca. Volvió a morder sus labios con tal de no hacer ruido y temerosamente pasó sus manos bajo su blusa. Sintió el frío de sus manos sobre sus senos y sonrió tímidamente ante su travesura, no llevaba sostén porque estaría sola en casa, por lo cual ambos senos estaban al aire siendo tocados por ella misma.

Gimió una vez más, sintiendo el calor entre sus piernas y cómo un flujo bajaba de su interior y mojaba sus bragas. Delicadamente se tocó con una de sus manos y sintió su clítoris hinchado. Aún con los ojos cerrados se dejó llevar por el placer que le ocasionaba el estarse tocando precisamente ahí… Ahí donde le había sido infiel a su marido. No pudo evitar pensar en el rubio y pronto masajeó esa parte de su interior, estimulando aún más su clítoris hinchado.

- Mmm…

Reprimió un gemido que quería escaparse de sus labios al sentir cómo volvía a mojarse mientras su cuerpo temblaba de excitación.

El sonido del timbre la sacó de sus fantasías y pronto se paró de aquel sillón, acomodándose rápidamente sus ropas. El timbre volvió a sonar con desesperación y se maldijo internamente el no haberse puesto un sostén, por lo que haciendo un sacrificio se apresuró a abrir con la idea de quedarse detrás de la puerta.

- Necesitamos hablar. – Fue lo primero que escuchó al abrir la puerta, sus ojos se agrandaron a verlo ahí parado con un semblante serio y un porte demasiado varonil para su gusto, pues aquella camisa azul marino le quedaba demasiado bien, combinado con un pantalón negro de vestir.

- N-No creo que haya algo de lo que t-tengamos que hablar. – Dijo tímidamente mientras escondía su cuerpo detrás de la puerta.

- Tenemos que hablar de lo que pasó. – Respondió el rubio seriamente. – A menos que quieras que hable de lo que pasó entre nosotros desde aquí, para que tus vecinos escuchen y se enteren. – Dijo hábilmente.

Hinata mordió sus labios, no estaba lista para volverle a ver, mucho menos hablar con él, pero tampoco quería que ese rubio fuera tan descarado como para hablar de lo que había pasado entre ellos en aquella tarde, a mitad de la calle.

- No te preocupes, lo que te diré te va a beneficiar. – Dijo al ver el silencio de la Hyuga. – Vengo a proponerte un trato.

- ¿U-Un trato? – Preguntó Hinata un tanto aturdida.

- Si, pero no te lo diré a menos que me dejes pasar. – Respondió el ojiazul, haciendo que Hinata accediera a su pedido.

- P-Pasa… - Dijo haciéndose a un lado para que el rubio se adentrara.

Naruto entró en aquella casa acogedora, no dio más de cinco pasos cuando se volteó para enfrentarla.

- ¿D-De que se trata? – Preguntó tímidamente mientras miraba hacia otro lado, tenía sus mejillas sonrojadas aun recordando lo que había pasado entre ellos.

- El trato es… – Naruto tragó en seco, ¿A caso aquella mujer no llevaba sostén? Se preguntó a sí mismo al recorrer su cuerpo con la mirada, como queriendo devorársela por completo.

- ¿S-Sí? – Decía Hinata sintiéndose incómoda con aquella situación.

- El trato que vengo a proponerte será a cambio de mi silencio. – Dijo Naruto sin quitarle la mirada de encima. Hinata se sorprendió ante lo dicho.

- ¿C-Cómo? – Dijo no entendiendo muy bien la situación.

- ¿A caso creíste que te saldría gratis mi silencio? – Decía el rubio con cierto cinismo mientras se acercaba a ella. – No pequeña, mi silencio vale mucho. – Sentenció mientras le tomaba un mechón de cabello que caía alrededor de su rostro.

- ¡¿Q-Qué quieres decir?! – Exclamó Hinata un tanto asustada.

- Dime… – Susurró el rubio mientras la tomaba del mentón para que lo viera directamente a los ojos. – ¿Qué crees que haría Sasuke si se llegara a enterar de lo que pasó entre nosotros? – Preguntó cruelmente haciendo que los ojos de Hinata temblaran de miedo. – Soy su mejor amigo, puedo decir que tú te me ofreciste como toda una zorra y yo como todo un hombre caí en tus encantos. – Murmuró cínicamente haciendo que Hinata abriera los ojos de par en par, jamás se había imaginado que aquél rubio la tratara de esa manera y reuniendo todo el valor y el coraje que le quedaba, se zafó de su agarre, para después abofetearlo.

- ¡No te permito que me hables de esa forma! – Gritó encolerizada.

Naruto sonrió con sorna, quería vengarse de cómo ella lo había tratado la ultima vez, pero jamás se esperó aquella reacción de su parte.

- Bueno, poniendo las bases de nuestro trato…

- ¡No habrá ningún trato! – Exclamó Hinata mientras varias lágrimas salían de sus aperlados ojos.

- ¡¿Entonces quieres que le diga a Sasuke lo que pasó entre nosotros?! – Gritó el rubio, haciendo que la ojiperla bajara la cabeza.

- … – Su vida estaba arruinada, se decía en silencio.

Al verla en ese estado tan lamentable, a Naruto no se le ocurrió otra cosa más que jalarla contra su pecho. Hinata temblaba, quiso apartarlo pero los brazos de Naruto eran más fuertes que ella.

- ¿Q-Qué es lo que quieres? – Dijo llorando, tratando de zafarse de su agarre.

- ¿No es obvio? – Preguntó atrayéndola más contra su cuerpo.

Hinata dejó de pelear y solo lo miró muy confundida.

- Me vuelves loco, Hinata. – Susurró el rubio antes de devorar sus labios.

Hinata no podía entenderlo, tenía los ojos abiertos de la impresión. Sentía los labios del rubio moverse en su boca, queriendo introducir su lengua en su cavidad, mordió sus labios y ella gimió de dolor. No había mucho qué decir, ella también embriagada por el deseo de tenerlo nuevamente entre sus piernas se dejó llevar por la tentación.

Su boca le daba batalla a la suya, desesperadamente como si tuvieran años de no verse, se fueron despojando de lo que les estorbaba. Naruto le quitó violentamente su blusa, haciéndole tirones y rompiéndola a su paso mientras no dejaba de besarla. Hinata lo guio hasta aquel sillón, donde todo había comenzado mientras le desabotonaba la camisa desesperadamente.

El la tomó de los glúteos, apretándolos a su paso, Ella besaba su cuello, su clavícula. Naruto maldecía por lo bajo, teniendo su excitación al máximo. Sin tener que esperar más, se desabrochó su pantalón y Hinata acaparó su miembro entre sus manos, mientras él volvía a reclamar sus labios.

Masturbó su pene, a lo que él comía y succionaba uno de sus pezones. Las fuertes respiraciones y gemidos inundaron toda la sala, ambos empezaron a necesitarse, a exigirse cada vez más.

Naruto se separó de ella y la puso contra el sillón, alzándola para que quedara arrodillada sobre los cojines. Hinata apenas pudo recargarse cuando sintió que él la penetraba de una fuerte estocada, su cuerpo se irguió hacia atrás, tocando su espalda con los fuertes pectorales del rubio. Naruto la envolvió entre sus brazos, mientras no dejaba de embestirla fuertemente, haciendo que sus senos brincaran al compás de sus estocadas.

Hinata no dejaba de gemir entre sus brazos, Naruto mordió y lamió su cuello, apretándola más contra su cuerpo. Hinata se recargaba en él, dándole acceso a todo lo que él quisiera tocar.

Una de sus manos le apretaron un seno, pellizcando y masajeando sus pezones erectos con sus dedos, mientras la otra mano fue a parar en su clítoris hinchado para darle más placer. Hinata gritaba perdidamente, sintiéndose alcanzar el cielo. No pudo retenerlo más y se dejó vaciar entre sus brazos mientras su cuerpo se estremecía de un placer desbordante.

Naruto seguía embistiéndola, le gustaba aquella sensación que el interior de Hinata le ofrecía al llegar al clímax, sus paredes tensarse, succionándolo como si quisieran aprisionarlo dentro de su interior… Sabía que muy pronto acabaría él también, pero no le importó, quería seguir sintiendo más de ella. Hinata volteó su rostro, con la mirada perdida, buscando sus labios. Él no lo pensó mucho, le estaba dando lo que ella quería.

Sus movimientos empezaron a ir lentos y luego rápidos, sincronizando sus embestidas en un ciclo sin fin, Hinata jadeaba en sus labios, temblando, sintiendo un cosquilleo en su interior al ser embestida por el rubio. Ella acariciaba su cabellera, pasando sus dedos en aquellos mechones sedosos y rubios. El recorrió su embriagante cuerpo, apretando su piel de porcelana con sus manos, Hinata volvía a correrse descontroladamente, acaparando su miembro bruscamente en su interior al cerrar sus piernas. Naruto se tensó y gruñó sobre sus labios, se había derramado dentro de ella y pronto su semen empezó a llenarla por completo, no le había dado tiempo de salir antes.

Jadeó cansado, aun teniendo el cuerpo de Hinata convulsionando entre sus brazos, embistiéndola un poco más. Hinata respiraba con dificultad, sintió su semen caliente llenar su interior, todo había sido una locura, pero esta vez ella no quería que él se fuera, quería que se quedara. Él paró sus movimientos, por un momento se encontró sin saber qué decir. En un principio había ido con la idea de proponerle un trato menos descabellado, pero al verla y perderse en su cuerpo, tuvo que pasar a su plan b, el cuál consistía en amenazarla con decirle a Sasuke lo que había pasado entre ellos en aquella tarde... pero sin llegar al sexo.

Se maldijo internamente, si de algo estaba seguro es que aquella mujer lo volvía loco con tan solo mirarlo, le gustaba descubrir muchas nuevas facetas de ella misma que ni el mismo Sasuke podría llegar a conocer, y eso en cierta manera lo asustaba.

Se separó de ella, quería irse de ahí y aclarar su mente.

Si bien era cierto, Hinata era el sueño de cualquier hombre y él tenía la sospecha que de seguir ahí, podría terminar muy mal. Él no estaba dispuesto a enamorarse de una mujer y mucho menos de ella, de quién se supone le iba a hacer daño. Odiaba admitirlo pero de seguir abrazado de Hinata, corría el riesgo de echar por la borda todos sus nuevos principios e incluso el plan de Sasuke.

Hizo ademán de irse, pero Hinata bajó del sillón y lo abrazó fuertemente por detrás.

- N-No te vayas… N-No me dejes. – Susurró débilmente la ojiperla mientras su cuerpo temblaba.

Naruto abrió los ojos de par en par, y delicadamente separó su agarre para voltearse hacia ella.

- … – Hinata tenía la mirada al piso, se sentía la peor persona del mundo al engañar a su esposo, pero no podía contener esos malditos sentimientos que le hacían querer estar con el rubio. - N-No te vayas… – Susurró esperando a que él se mofara de su descaro, pero no lo hizo.

Naruto le alzó el mentón, haciendo que ella lo mirara a los ojos y sin decir más, besó sus labios suave y dulcemente. Hinata le correspondió necesitadamente, pasando sus brazos alrededor de su cuello para no dejarlo escapar, mientras él la tomaba de la cintura para que no se separara de él.

No había más que decir. ¡A la mierda con todo raciocinio!

Continuará.

Bueno… ¿Qué les pareció este cap? Las cosas se complican, supongo… :P ¡Muchas gracias por leer y por el apoyo! Los quiero mucho, pronto la conti~