El trato
La respiración de Harry seguía agitadísima, pero al menos ya podía moverse y se veía libre del hechizo petrificus totalus. El misterioso perro seguía a su lado. Mordiéndole y babeándole la mano a Harry para que éste le prestara total atención. (y la Anna babeando a sus pies)
Su tío le iba a pedir una explicación. Pero Harry se levantó rápido y les gritó a sus tíos:
-¡Voy a mi habitación dejadme tranquilo!
Su tío se quedó con la boca abierta sin saber que decirle a su sobrino. Harry había subido rápido las escaleras seguido del misterioso perro y había cerrado la puerta de un portazo.
Harry estaba fatal, muy deprimido y confuso y se lo notaba en la cara que llevaba; tenía ganas de llorar, pero no lo haría con su padrino delante.
Hablando del rey de Roma... Sirius se transformó en humano. Y llevaba una cara roja de ira.
Harry suspiró y se preparó para oír una buena reprimenda. Se quedó mirando al suelo empezando a que Sirius empezara. Y empezó.
-¡¿Pero que diablos tienes en la cabeza?! ¡¿pájaros?! ¡¿lechuzas?! ¡¿qué no te das cuenta de que te podría haber matado?!
Harry pensó que Sirius solo acababa de comenzar la reprimenda; pero se equivocó. Para gran sorpresa de Harry, a Sirius se le caían las lágrimas. Unas lágrimas que rodaban por sus mejillas. Harry se quedó estupefacto mirándolo. No sabía que hacer, se había quedado con la boca abierta por la sorpresa. ¡Su padrino estaba llorando por él!
-Sirius... yo...
-Harry -Sirius se secó las lágrimas que le seguían goteando por las mejillas -, no ves que eres lo más importante que existe para mí. Si te hubiera pasado algo, me habría muerto de tristeza. (¡buaaaaah! ¡pañuelos, por favor! ¡Sirius, qué tierno eres!)
A Harry notó que se le empezaban a llenar los ojos de lágrimas.
-Lo siento -fue lo único que Harry consiguió que le saliera en un susurro, pero fue suficiente para que Sirius lo oyera -, de veras que lo siento muchísimo. Pero quiero que lo entiendas, no voy a huir de Voldemort, voy a ir a ver a Ron; es mi mejor amigo.
Diciendo eso Harry se levantó, para darle a entender a su padrino que no se iba a echar atrás; entonces Sirius le abrazó. Y Harry le devolvió el abrazo.
-Sirius -Se separaron y Sirius le miró a los ojos -, ¿en qué hospital está Ron?
Sirius se secó las lágrimas de los ojos con el dorso de la mano.
-No se como se llama -Harry estaba apunto de contestarle pero Sirius le cerró la boca -, pero haremos una cosa. Dentro de algunos días podrás salir a verle y yo te acompañaré; e intentaré que Remus también venga. ¿trato hecho?
-De acuerdo.
-Pero no puedes salir para nada, ¿entiendes?
Harry asintió con la cabeza.
-Bien; escucha, ahora tengo que irme. Les escribiré a tus tíos y les advertiré de que ni se les ocurra hacerte salir de casa o se las verán con Sirius Black.
Harry y Sirius se sonrieron. Harry seguía sonriendo al gran perro que tenía delante de él. Abrió la puerta de la habitación y acompañó a Sirius hasta la puerta que daba a la calle. Cogió el pomo con la mano derecha y se dispuso a girarlo para abrir la puerta y que Sirius pudiera salir. Lo intentó un par de veces pero no podía. No conseguía girar el pomo de la puerta.
-¿pero que? ¿qué le pasa a esta puerta?
Con el hocico, Sirius consiguió abrirla. Cuando la puerta estuvo abierta de par en par, Sirius sacó su gran cabeza de perro y miró para ver si Voldemort seguía por allí cerca. No estaba. Así que empujó a Harry con el hocico indicándole que saliera.
-¿qué haces? ¿pero si hace un momento no querías ni que me moviera?
Harry se dirigió a traspasar el umbral y "PLAF"
-¡Au!
Se cayó de culo en medio del recibidor. (nada, a comprar un suelo nuevo)
-¿qué ha sido eso?
Sirius adoptó su forma por un momento y le dijo.
-Eso lo ha puesto Dumbledore. No podrás salir de casa hasta que no estés a salvo. Ten paciencia y en un par de días puede que vayas a ver a Ron.
Y diciendo eso volvió a convertirse en perro, dio un ladrido cariñoso y salió de la casa. Harry se quedó observando como su padrino se alejaba calle abajo; cuando ya no lo vió más, decidió cerrar la puerta y irse a su habitación.
La respiración de Harry seguía agitadísima, pero al menos ya podía moverse y se veía libre del hechizo petrificus totalus. El misterioso perro seguía a su lado. Mordiéndole y babeándole la mano a Harry para que éste le prestara total atención. (y la Anna babeando a sus pies)
Su tío le iba a pedir una explicación. Pero Harry se levantó rápido y les gritó a sus tíos:
-¡Voy a mi habitación dejadme tranquilo!
Su tío se quedó con la boca abierta sin saber que decirle a su sobrino. Harry había subido rápido las escaleras seguido del misterioso perro y había cerrado la puerta de un portazo.
Harry estaba fatal, muy deprimido y confuso y se lo notaba en la cara que llevaba; tenía ganas de llorar, pero no lo haría con su padrino delante.
Hablando del rey de Roma... Sirius se transformó en humano. Y llevaba una cara roja de ira.
Harry suspiró y se preparó para oír una buena reprimenda. Se quedó mirando al suelo empezando a que Sirius empezara. Y empezó.
-¡¿Pero que diablos tienes en la cabeza?! ¡¿pájaros?! ¡¿lechuzas?! ¡¿qué no te das cuenta de que te podría haber matado?!
Harry pensó que Sirius solo acababa de comenzar la reprimenda; pero se equivocó. Para gran sorpresa de Harry, a Sirius se le caían las lágrimas. Unas lágrimas que rodaban por sus mejillas. Harry se quedó estupefacto mirándolo. No sabía que hacer, se había quedado con la boca abierta por la sorpresa. ¡Su padrino estaba llorando por él!
-Sirius... yo...
-Harry -Sirius se secó las lágrimas que le seguían goteando por las mejillas -, no ves que eres lo más importante que existe para mí. Si te hubiera pasado algo, me habría muerto de tristeza. (¡buaaaaah! ¡pañuelos, por favor! ¡Sirius, qué tierno eres!)
A Harry notó que se le empezaban a llenar los ojos de lágrimas.
-Lo siento -fue lo único que Harry consiguió que le saliera en un susurro, pero fue suficiente para que Sirius lo oyera -, de veras que lo siento muchísimo. Pero quiero que lo entiendas, no voy a huir de Voldemort, voy a ir a ver a Ron; es mi mejor amigo.
Diciendo eso Harry se levantó, para darle a entender a su padrino que no se iba a echar atrás; entonces Sirius le abrazó. Y Harry le devolvió el abrazo.
-Sirius -Se separaron y Sirius le miró a los ojos -, ¿en qué hospital está Ron?
Sirius se secó las lágrimas de los ojos con el dorso de la mano.
-No se como se llama -Harry estaba apunto de contestarle pero Sirius le cerró la boca -, pero haremos una cosa. Dentro de algunos días podrás salir a verle y yo te acompañaré; e intentaré que Remus también venga. ¿trato hecho?
-De acuerdo.
-Pero no puedes salir para nada, ¿entiendes?
Harry asintió con la cabeza.
-Bien; escucha, ahora tengo que irme. Les escribiré a tus tíos y les advertiré de que ni se les ocurra hacerte salir de casa o se las verán con Sirius Black.
Harry y Sirius se sonrieron. Harry seguía sonriendo al gran perro que tenía delante de él. Abrió la puerta de la habitación y acompañó a Sirius hasta la puerta que daba a la calle. Cogió el pomo con la mano derecha y se dispuso a girarlo para abrir la puerta y que Sirius pudiera salir. Lo intentó un par de veces pero no podía. No conseguía girar el pomo de la puerta.
-¿pero que? ¿qué le pasa a esta puerta?
Con el hocico, Sirius consiguió abrirla. Cuando la puerta estuvo abierta de par en par, Sirius sacó su gran cabeza de perro y miró para ver si Voldemort seguía por allí cerca. No estaba. Así que empujó a Harry con el hocico indicándole que saliera.
-¿qué haces? ¿pero si hace un momento no querías ni que me moviera?
Harry se dirigió a traspasar el umbral y "PLAF"
-¡Au!
Se cayó de culo en medio del recibidor. (nada, a comprar un suelo nuevo)
-¿qué ha sido eso?
Sirius adoptó su forma por un momento y le dijo.
-Eso lo ha puesto Dumbledore. No podrás salir de casa hasta que no estés a salvo. Ten paciencia y en un par de días puede que vayas a ver a Ron.
Y diciendo eso volvió a convertirse en perro, dio un ladrido cariñoso y salió de la casa. Harry se quedó observando como su padrino se alejaba calle abajo; cuando ya no lo vió más, decidió cerrar la puerta y irse a su habitación.
