La orden del Fénix se presenta

Era el 3 de agosto; parecía que había pasado una eternidad desde que el 31 de julio Sirius tuvo que salvarlo de Voldemort. Había pasado los tres días de agosto encerrado en la casa. Suerte que sus tíos se llevaban a Dudley, ¡que si no! Este era sin duda el peor verano que pasaba desde que entró en Hogwarts. ¡Y por si fuera poco Ron estaba en el Hospital! ¡Y todo por culpa de Voldemort y sus mortífagos! Estaba rabioso. Su mejor amigo en el hospital y él sin poder hacer nada. Era frustrante. Y así pasaba los días. Haciendo sus deberes; deberes de pociones. ¡Voldemort resurge y Snape les pone más deberes que nunca! ¡Increíble! Seguro que fue para asegurarse de que nadie tenía tiempo de salir de casa.

(Snape está en la mazmorra, con una sonrisa de loco: Ah... sigue, Potter, sigue con los deberes, pero no sabes que sólo tu tienes tantos deberes, qué lastima...)

Pero el día 6 no se despertó por el mismo como los otros días. Alguien le estaba llamando.

-Harry. Harry despierta. ¡Despierta! ¡Harry!

Harry se sentó en la cama. Y cogió las gafas que le alargaba una mano.

-¡Hermione!

El chico y la chica se abrazaron. (ahora Ron se enfadaría...)

-Hola Harry. ¿Qué tal? -a Hermione parecía que se le iban a saltar las lágrimas -vístete y baja para abajo; tienes algunas sorpresas esperándote.

La chica salió de la habitación y cerró la puerta tras de ella. Harry seguía sentado en la cama, oyendo los pasos de Hermione al bajar la escalera, hasta que los pasos se perdieron.

Harry se levantó de la cama y se desperezó. Se quitó el pijama y cogió el jersey y los pantalones que la noche anterior había dejado encima del escritorio. (este chico necesita una madre, es demasiado desordenado) El jersey era el que la madre de Ron le había hecho y regalado el primer año que estuvo en Hogwarts. Mientras se acaba de abrochar los pantalones, volvió a pensar en Ron. Pero entonces se acordó de Hermione y una sonrisa se le dibujó en la cara: ¡Hermione estaba bien!

Abrió la puerta, salió de su habitación y volvió a cerrarla tras él. Bajó las escaleras y se fue directo a la sal de estar. En la sala lo esperaban: Hermione (de pie y con una sonrisa en la cara), un perro (Sirius), Remus Lupin, Dumbledore, la señora Figg y un hombre que no conocía de nada; los padres de Hermione estaban sentados en el sofá junto con Remus.

-¿qué...? ¿qué hacéis aquí? (más directo imposible)

Dumbledore se disponía ha hablar pero Hermione se le adelantó.

-Harry. Siento haberlo olvidado -y diciéndole eso le entregó un paquete; el cual Harry se quedó mirando- , ¿a que esperas? ¡Ábrelo! (¡por fiiiiiiiiin! ¡se acordó de su cumple!)

Harry le sonrió y empezó a abrir el paquete.

-Gracias.

Era una túnica nueva. Era de un color negro, plateado o azul según como le diera la luz. Pero tenía un brillo metalizado. (Harry irá de guais, Harry de guais por el cole... ¡Yupi!)

Hermione le dio un fuerte abrazo

-¿qué tal está la herida?

Hermione se refería, como no, a la herida que colagusano le había hecho en el codo para conseguir la sangre capaz de resurgir a Voldemort.

Harry levantó el brazo y se levantó la manga del jersey mostrándole el codo.

-Bien, con suerte no me quedará ni cicatriz. (¿por qué no? Así empieza a hacer colección...)

Hermione le volvió a sonreír aliviada.

Remus se levantó y Sirius tomó su forma humana de nuevo.

-¡Hola Harry! -le dijeron los dos a la vez.

Mientras Sirius le abrazaba, Remus cogió un par de paquetes que habían dejado en el suelo. Le dio uno a Sirius, y Remus le entregó el otro paquetito a Harry.

Harry lo desenvolvió. Era un precioso estuche de madera para guardar su varita.

-Es muy bonito. Gracias Remus.

-Me alegro de que te guste. Puedes guardar la varita ahí dentro; ya verás que bien te va para que no se te rompa ni se te lastime.

Remus le sonrió y se volvió a sentar al lado de los padres de Hermione. Cuando Harry dejó el estuche encima de la mesa junto a la capa que Hermione le había regalado, Sirius le puso otro paquete delante.

-Venga, ábrelo.

Era un saco (no muy grande ni tampoco muy pequeño), (¡entonces cómo demonios es!) de tela verde brillante, con una cuerda dorada. Harry lo abrió y de dentro sacó una cajita del tamaño de su mano.

-¿Qué es?

-Pon lo al suelo.

Harry obedeció a lo que su padrino le acababa de decir y dejó la caja en el suelo. Remus sacó su varita.

-Apártate Harry -Y mientras le decía esto Remus apuntó con su varita hacia la pequeña caja, y agitó y golpeó (clases de Flitwick en acción) la varita mientras decía las palabras mágicas -. Engorgio.

La cajita creció hasta convertirse en un baúl.

-Vamos, abre -Sirius le dirigió una sonrisa después de decirle esas palabras.

Harry lo abrió y dejó escapar un susurro de placer.

-Uau. Es genial.

Delante de él tenía un baúl abierto. Dentro del baúl había una pelota roja (un quaffle), dos pelotas negras que se movían (los duros bludgers); y detrás de un escudo, estaba la snicht dorada, la pelota más importante, la pelota que él tenía la misión de capturar como buscador.

-Muchísimas gracias Sirius, es genial.

Se abrazaron. (¡joé!¿ No se les cansa los brazos de tantos abrazos?).

-Bueno, Harry; cuando quieras guardarla lo único que tienes que hacer es: reduccio.

El baúl se volvió a convertir en una cajita y Harry se agachó lo recogió y lo volvió a poner dentro del saquito.

-Bien -Dumbledore se volvió a poner de pie mientras pensaba como empezar a contar lo que había venido a contar -, a ver... Harry; empezaremos por el principio. Estamos aquí para que sepáis, tú y Hermione, que este año las cosas van a cambiar. Junto con los magos aquí presentes he creado la orden del Fénix. A Lupin, Sirius y a mi ya nos conocéis; Harry, tú ya conoces a Arabella Figg.

-Si. Hola, ¿qué tal? (Arabella Figg no responde, prefiere seguir mordisqueando la punta de su cojín)

-Pero como Hermione no, te la presentaré. Hermione, esta es Arabella Figg, una aurora. Arabella, ya habrás oído hablar de Hermione.

-Si, he oído hablar de ella. ¿qué tal? - dijo después de escupir las plumas del cojín

-Bien, gracias.

El hombre que quedaba por presentar se volvió; y les obsequió a todos con una gran sonrisa. ¿¿les estaba dando la espalda??

-Y este -prosiguió Dumbledore -, es...

-Mundungus Fletcher; ¡¿Qué tal estás, Harry?!

-Bien, gracias.

Mundungus se dirigió hasta él y le estrechó la mano amablemente; después se dirigió a Hermione y le estrechó la mano y le dio dos besos; uno por mejilla. ( en Inglaterra no se dan dos besos... así que no te hagas ilusiones cuando te presenten a Sirius, Anna)

-¡¿qué tal, Hermione?!

-Bien, gracias -Hermione le dirigió una sonrisa.

Mundungus era un hombre de unos cuarenta o cincuenta años. Parecía muy simpático y muy de la broma. Le recordó a los gemelos Weasley; y enseguida en su cara volvió a reflejarse la preocupación.

-¿cómo está Ron? ¿y los otros Weasley?

A Harry se le notaba la preocupación en el tono de la voz. Hermione dejó de sonreír, y un par de lágrimas brotaron de sus ojos. (bah.. será sentimental..)

-La señora Weasley, Ginny y los gemelos, ya han salido del hospital -Remus cogió aire para acabar de contarle -; Ron sigue allí. No saben cuanto tiempo tardará en recuperarse... ni si lo hará. (ahora soy yo quien llora)

Para Harry esa noticia fue peor que, que le echaran un jarro de agua helada por encima; ¡se le había caído el mundo a los pies! ...(Vaya ánimos...)

-¿Harry? -pero la voz de Hermione sonaba distante en estos momentos para él.