Órdenes
-Por eso -prosiguió Remus -; cuesta creer que te haya funcionado.
Sirius seguía callado; mirando, concentrado en un punto indefinido. Seguía quieto con una expresión de dolor en la cara. Una expresión de pena. Harry también seguía callado. Nadie sabía que decir. Harry estaba sorprendido de que nadie le hubiera hablado de esa chica anteriormente.
-No la he olvidado; ¿y tu? ¿la has olvidado, Remus?
-Claro que no. Sabes, siempre cuando pienso en esto; me pregunto que hubiera pasado, si en lugar de sacarla a ella del medio, le hubiera dado directamente a ese mortífago.
-Te dio las gracias por haberla salvado del Cruciatus.
-Y a ti te dijo bien claro que no era tu culpa. Pero nunca te lo perdonaste.
-¿Crees que es tan fácil? ¡Se estaba muriendo, y lo único que se le ocurre decirme es que continúe con mi vida!
-Y ¿Qué tal si en vez de compadecerte por lo ocurrido lo empiezas a superar? Fue culpa de los cuatro.
-¿Los cuatro? Pero si sólo estabais vosotros dos y mi padre.
-Lo que Remus ha querido decir es que ella eligió quedarse.
-¡¿Qué?! ¿Quién va elegir quedarse a enfrentarse a unos mortífagos en vez de huir?
-Alguien que cree más importante la vida de sus mejores amigos a la suya propia -declaró Sirius.
Harry se quedó muy impresionado mientras Remus asentía en silencio.
-¿Cómo podría haber escapado? -se atrevió a preguntar Harry.
-Bueno, como sabes; nosotros éramos animagos no registrados; pues bien, ella a parte de estar estudiando como transformarse; sabía aparecerse ilegalmente -Le explicó Sirius.
-Éramos una pandilla de ilegales -Remus y Sirius rieron un momento el comentario del primero.
-¿Aparecerse? ¿Y no la pillaban?
-No; era curioso. Cuando se presentaban los del ministerio alguna vez que se habían dado cuenta de su aparición; ella se lanzaba a si misma un hechizo de escudo y de invisibilidad. Era genial. La mejor bruja que he conocido.
-La única novia seria que has tenido.
Sirius le sonrió a Remus.
-Si, es verdad. La mejor novia del mundo. La mejor chica. La mejor del mundo.
A Sirius se le resbalaban las lágrimas por las mejillas. Lágrimas silenciosas, pero cargadas de pena y sufrimiento. Una pena y un sufrimiento acomulados durante años.
El silencio se hizo muy tenso, muy pesado.
La puerta que daba a la calle se abrió. Sus tíos volvían. Sirius se transformó en perro y Remus se levantó. Cuando sus tíos entraron y le vieron se quedaron parados.
-Bueno, Harry. Ya nos veremos.
-Adiós, Remus.
Remus se dirigió a los tíos de Harry y les dijo algunas cosas.
-Harry tiene completamente prohibido salir de la casa. No puede traspasar la puerta bajo ningún concepto.
-¿Y que pasa con el perro? -preguntó tío Vernon.
-El perro se queda con Harry. Es una protección para Harry. Dumbledore les ha ordenado que no se separen.
-¿Y donde dormirá si puede saberse?
-En mi habitación, conmigo -les dijo Harry mientras acariciaba la cabeza cansada y triste del perro.
-Bueno, pues todo solucionado. Harry, nos veremos antes de que vayas a Hogwarts. Te vendré a recoger; así que espérate.
-Bien. Adiós.
-Adiós. Buenas tardes.
Diciendo eso desapareció, y la puerta se cerró tras él.
Harry se levantó, y seguido por el perro se dirigió hacia su habitación.
Tío Vernon se disponía a preguntarle algo, pero Harry le cortó antes de que él pudiera empezar.
-Mejor no preguntes ni quieras saber lo que pasa. (más cortante imposible chaval...)
-Por eso -prosiguió Remus -; cuesta creer que te haya funcionado.
Sirius seguía callado; mirando, concentrado en un punto indefinido. Seguía quieto con una expresión de dolor en la cara. Una expresión de pena. Harry también seguía callado. Nadie sabía que decir. Harry estaba sorprendido de que nadie le hubiera hablado de esa chica anteriormente.
-No la he olvidado; ¿y tu? ¿la has olvidado, Remus?
-Claro que no. Sabes, siempre cuando pienso en esto; me pregunto que hubiera pasado, si en lugar de sacarla a ella del medio, le hubiera dado directamente a ese mortífago.
-Te dio las gracias por haberla salvado del Cruciatus.
-Y a ti te dijo bien claro que no era tu culpa. Pero nunca te lo perdonaste.
-¿Crees que es tan fácil? ¡Se estaba muriendo, y lo único que se le ocurre decirme es que continúe con mi vida!
-Y ¿Qué tal si en vez de compadecerte por lo ocurrido lo empiezas a superar? Fue culpa de los cuatro.
-¿Los cuatro? Pero si sólo estabais vosotros dos y mi padre.
-Lo que Remus ha querido decir es que ella eligió quedarse.
-¡¿Qué?! ¿Quién va elegir quedarse a enfrentarse a unos mortífagos en vez de huir?
-Alguien que cree más importante la vida de sus mejores amigos a la suya propia -declaró Sirius.
Harry se quedó muy impresionado mientras Remus asentía en silencio.
-¿Cómo podría haber escapado? -se atrevió a preguntar Harry.
-Bueno, como sabes; nosotros éramos animagos no registrados; pues bien, ella a parte de estar estudiando como transformarse; sabía aparecerse ilegalmente -Le explicó Sirius.
-Éramos una pandilla de ilegales -Remus y Sirius rieron un momento el comentario del primero.
-¿Aparecerse? ¿Y no la pillaban?
-No; era curioso. Cuando se presentaban los del ministerio alguna vez que se habían dado cuenta de su aparición; ella se lanzaba a si misma un hechizo de escudo y de invisibilidad. Era genial. La mejor bruja que he conocido.
-La única novia seria que has tenido.
Sirius le sonrió a Remus.
-Si, es verdad. La mejor novia del mundo. La mejor chica. La mejor del mundo.
A Sirius se le resbalaban las lágrimas por las mejillas. Lágrimas silenciosas, pero cargadas de pena y sufrimiento. Una pena y un sufrimiento acomulados durante años.
El silencio se hizo muy tenso, muy pesado.
La puerta que daba a la calle se abrió. Sus tíos volvían. Sirius se transformó en perro y Remus se levantó. Cuando sus tíos entraron y le vieron se quedaron parados.
-Bueno, Harry. Ya nos veremos.
-Adiós, Remus.
Remus se dirigió a los tíos de Harry y les dijo algunas cosas.
-Harry tiene completamente prohibido salir de la casa. No puede traspasar la puerta bajo ningún concepto.
-¿Y que pasa con el perro? -preguntó tío Vernon.
-El perro se queda con Harry. Es una protección para Harry. Dumbledore les ha ordenado que no se separen.
-¿Y donde dormirá si puede saberse?
-En mi habitación, conmigo -les dijo Harry mientras acariciaba la cabeza cansada y triste del perro.
-Bueno, pues todo solucionado. Harry, nos veremos antes de que vayas a Hogwarts. Te vendré a recoger; así que espérate.
-Bien. Adiós.
-Adiós. Buenas tardes.
Diciendo eso desapareció, y la puerta se cerró tras él.
Harry se levantó, y seguido por el perro se dirigió hacia su habitación.
Tío Vernon se disponía a preguntarle algo, pero Harry le cortó antes de que él pudiera empezar.
-Mejor no preguntes ni quieras saber lo que pasa. (más cortante imposible chaval...)
