Agosto

Aburrido. Largo. Interminable. Así es como se presentaba el agosto para Harry. Al menos, tenía la compañía de Sirius.

Sólo quedaba una semana para dirigirse al Callejón Diagon y no había recibido ninguna lechuza de Ron, ni de Hermione. Eso le tranquilizaba en parte, ya que significaba que no pasaba nada. Nada interesante, ni nada importante. En definitiva, ningún desastre ni ninguna catástrofe de la cuál preocuparse.

Había pasado todo el tiempo hablando con Sirius. Hablando de cualquier cosa, cualquier cosa menos una. Ninguno de los dos se atrevía a mencionar palabra sobre lo que ocurrió hace dieciocho años. Sin mediar palabra sobre la chica, la novia de Sirius. Sin mediar palabra sobre la amiga que murió.

Habían pasado el agosto comentando jugadas de quiddich. Limpiando la escoba de Harry y sacándole brillo. Hasta que un día...

-¿Qué quieres saber?

Harry no se esperaba esa respuesta. ¿A que se refería Sirius?

-¿Qué?

-Venga, Harry. A ver si lo adivino, déjame pensar... ¡Ah! ¡Ya está! Te preguntas sobre la chica, ¿verdad?

Harry afirmó con la cabeza.

-Bueno, supongo que Remus tiene razón, y supongo que tendré que superarlo. A ver, ¿Qué?

Harry permaneció en silencio unos segundos. Pensando en que preguntar.

-¿Por qué nunca habías hablado de ella?

Sirius se puso serio. Tomó aire y se dispuso a contestarle.

-Porqué como dijo Remus, creo que fue por mi culpa -la cara que Harry puso hizo que Sirius le explicara porqué pensaba eso -. Verás, si que es verdad que nos hubieran atacado por el otro sitio; pero... si ella no se hubiera preocupado por mí, hubiera parado el segundo Cruciatus que le enviaron -Sirius paró y tomó aliento de nuevo -. Cuando el Cruciatus que me enviaron me alcanzó, ella se distrajo y se preocupó por mí, descuidándose de ella misma, de protegerse a si misma; por esa razón no lo pudo parar. Por esa razón le dieron. Por esa razón luego murió.

Harry y Sirius se observaban en silencio. Nadie se atrevía a hablar. El silencio se estaba haciendo pesado, y ninguno de los dos se atrevía a romperlo.

-Pero... según lo que dijisteis Remus y tú, era normal en ella preocuparse por los que la rodeaban más que por ella misma.

-Si, tienes razón.

-Creo que, aunque el Cruciatus no te hubiera alcanzado a ti, y hubiera alcanzado a Remus o a mi padre, ella también se hubiera girado y hubiera bajado la guardia. ¿Tengo razón?

-Sí.

-Y seguramente hubiera muerto igual.

Sirius le miró.

-Así que deja de culparte por lo ocurrido y supéralo de una vez.

Sirius bajó la mirada, suspiró y volvió a subir la cabeza. Miró directo a los ojos de Harry.

-¿Has pensado en hacerte psicólogo? Eres bueno. (¿mmm? ¿ehh? ¿Harry psicólogo? ¡No, por favor!)

Se sonrieron. (Menos mal que se lo toman a broma...) Y volvieron a mirar el álbum de fotos que Harry tenía de sus padres; el que Hagrid le dio a final del primer curso en Hogwarts.

Sirius le iba explicando donde y cuando se tomaron alguna de las fotos.

Harry decidió no hablar más sobre ella por el momento. Todo llegaría.