Hogwarts

Ron y Hermione bajaron del tren a toda prisa. Se dirigieron rápidos hacia el castillo. Y entraron atropelladamente en el gran comedor.

-Veo que tienen muchas ganas de empezar -les dijo la profesora McGonagall.

-No, sólo que... bueno, creíamos que Harry ya estaría aquí.

-Si, no lo hemos visto en todo el agosto y Remus nos dijo que vendría directamente aquí.

-Llegará más tarde; pero no se preocupen que llegará. Ahora siéntense, la prueba de selección dará comienzo en unos momentos.

Y tal como les había indicado la profesora McGonagall, se sentaron en la mesa de Gryffindor.

Dumbledore se levantó y les dijo el mismo discurso de cada año.

La profesora McGonagall empezó a llamar a los alumnos por su nombre. La ceremonia de selección dió comienzo y aún no había señal de Harry por ninguna parte.

Ron y Hermione parecían no prestar demasiada atención a la selección y miraban continuamente a las puertas de entrada del gran comedor. Aplaudían cada vez que el sombrero seleccionador seleccionaba a alguien para la casa Gryffindor.

Dumbledore se levantó y con un movimiento de mano la comida se sirvió y dio comienzo el banquete.

Ron y Hermione no comían, estaban preocupados. Harry aún no había llegado.

-¿Qué os pasa? -les preguntó Neville.

-¿Por qué no coméis? -se interesó Ginny.

Seammus también se había vuelto hacia ellos para ver que les pasaba.

-Harry aún no ha llegado -les explicó Ron.

-¿Alguien sabe por qué no? -preguntó Ginny.

Todos negaron con la cabeza.

-Remus dijo que vendría por su cuenta.

-Si pero tarda mucho, Hermione.

-Ya lo sé.

En ese momento se oyó un ruido tras las puertas del gran comedor. Todo el mundo para de comer y de hablar y se volvió para ver las puertas. Dumbledore se puso de pie.

-¿Por qué no lo has cogido?

-No ha sido mi culpa, ¿vale? No puedo sujetar la escoba y el traslador con forma de maceta de cerámica a la vez. Además lo tenías que sujetar tu. Podías haber elegido otro tipo de traslador; cualquier otra cosa, algo que no se rompiera.

-No te quejes. Necesitaba algo que poder entrar en casa de tus tíos.

-Una maceta de cerámica enorme. Buena idea Remus.

-Vale, ¿Qué hubieras entrado tu?

-Unas bambas. O una camiseta. Cualquier cosa que no se rompiera al caer al suelo.

-Vale, vale. Lo he entendido; la cagué. ¿Contento?

-Si, puede. ¿Qué hacemos ahora?

-Hay que recogerlo antes de entrar.

-Ya, ¿Y como?

-Pues, no se... déjame pensar. ¡Ah! ¡Ya está!

-¿Ya? Qué rápido.

-Que gracioso eres cuando quieres, Harry.

-Lo sé. (chojú, chojú)

-Wingardium leviosa.

-Muy listo Remus. ¿Dónde lo piensas poner ahora?

-¿no hay ninguna papelera por aquí?

-No.

-Genial. Entonces lo entraremos y lo dejaremos en el comedor.

-¿Piensas entrar, con eso flotando?

-Sí, ¿Por qué no?

-Por nada.

-Anda abre y deja de quejarte.

Las puertas se abrieron y entraron tres figuras. Una de ellas era la de un chico de quince años que llevaba una escoba; a su izquierda había un hombre que llevaba flotando los restos de algo; y a la derecha había un perro.

La cara de Ron y Hermione se iluminó.

-Por fin -susurró Ron.

Harry, Remus y Sirius (éste último con forma de perro) avanzaron por el gran comedor.

-Un poco tarde, ¿no? Remus.

-Esto, si; lo que pasa es que tuvimos problemas para que los tíos de Harry se fueran.

-Y que lo digas. No querían salir de casa, no querían que Sirius entrara el traslador y tampoco querían que él entrara, no querían largarse de casa y yo no podía salir.

-¿Y que habéis hecho?

-Mejor no preguntes -respondieron Remus y Harry a la vez. (vale..)

Harry se sentó al lado de Ron, y el perro se quedó cerca de Harry. Harry dejó la escoba en el suelo. Y el perro se puso a "proteger" la escoba.

Remus fue a sentarse a una silla vacía que había en la mesa de profesores. Al lado de Dumbledore.

En cuanto se sentó todos los alumnos volvieron a sus charlas (claro, como que todo esto es muy normal en un colegio mágico...); Remus y Dumbledore empezaron a hablar y Ron y Hermione empezaron a hablar con Harry.

-¿Qué tal? ¿Qué habéis hecho desde que no nos vemos?

-Yo me he ido a Bulgaria. He estado dos semanas con Krum.

-¿Con Krum?

-Si. ¿No recuerdas que al final del curso pasado me pidió que fuera a verle? Justo cuando le pediste el autógrafo acababa de hablar con él sobre eso.

-¿Y que tal te fue por ahí? -le preguntó Harry.

-Fue estupendo. Una pasada.

-¿De veras?

-Si.

-¿Y que hicisteis? -preguntó Ron.

-Pues fue genial me ha enseñado un montón de cosas.

-Así que te lo pasaste bien, ¿Eh?

-Mucho.

-¿Y tu que has hecho, Ron?

-Estar en casa. Mis padres no me dejaban salir. Por miedo a que me pasara algo. Después de que salí del hospital, unos tipos del ministerio vinieron y pusieron un hechizo protector alrededor de la casa. ¿y tu? ¿Qué hiciste?

-Pues nada. Estuve todo el tiempo en casa sin poder salir siquiera al jardín. Al menos tuve compañía -añadió mirando al perro negro que permanecía estirado a su lado.

Siguieron hablando mientras iban comiendo. Al finalizar el banquete se dirigieron a la sala común. Se quedaron hablando un rato más y cuando se iban a dirigir hacia sus habitaciones la puerta se abrió y entró Remus.

-Hola. Vengo a dormir con vosotros.

-¿Qué?

-Tranquilos, yo me quedaré en la sala común. Y creo que alguien me hará compañía -eso último lo dijo mirando a Sirius.

Que se subió en uno de los sillones y se dispuso a dormir.

-Te bajaré una manta. Hay de sobras en las habitaciones.

-Gracias Hermione.

-Yo le bajaré una a Sirius.

-Buena idea Harry.

Y dicho esto, Harry y Hermione subieron un momento y bajaron enseguida llevando cada uno una manta con ellos. Hermione le entregó la que llevaba a Remus y Harry desplegó la suya por encima de Sirius.

-Buenas noches.

-Hasta mañana, chicos.

Los tres subieron a sus habitaciones mientras Remus juntaba el sofá con el sillón de Sirius. Después se estiró y empezó ha hablar con Sirius, quién movía la cabeza para asentir o negar lo que Remus le estuviera diciendo en esos momentos. (por supuesto, los niños de primero no se atrevían a bajar y aventurarse a ver a un hombre lobo hablando solo, o más bien dicho, con un perro)

Se oyeron un par de carcajadas de Remus mientras subían por las escaleras que daban a sus respectivas habitaciones.

-Hasta mañana, chicos.

-Hasta mañana, Hermione -le contestaron Harry y Ron a la vez.

Se metieron cada uno en sus habitaciones y cerraron la puerta tras ellos.



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