"Sol, que brilla y da calor..."
"Ya llegué..."
Kaede Rukawa se abrió paso por el pasillo angosto que lo conducía al living de su casa. Se sacó las zapatillas y las puso a un costado de la puerta, mientras se calzaba las pantuflas azules que su madre le había hecho hace un tiempo. Entró al living y arrojó su bolso descuidadamente a un costado.
Una voz amable lo recibió desde la cocina.
"Kaede ^^ ya casi termino con la comida!!"
Rukawa suspiró y se sentó en el sofá gris y viejo que se encontraba frente al televisor. Tomó el control a desgana y empezó a hacer zapping por los canales deportivos, aunque no estaba prestando la más mínima atención a la pantalla grande que tenía en frente. Su cabeza solo tenía espacio para una cosa... una persona, para ser exacta.
"Estuviste afuera más tiempo de lo normal, corriste mucho?"
De repente dos brazos grandes y fuertes envolvieron al morocho por detrás.
"Te extrañé"
Kaede volvió a suspirar.
"Seishirou-san..." musitó mientras su profesor le plantaba un beso suave en la mejilla, "no hagas eso..."
Seishirou sonrió y soltó al muchacho.
"Te fuiste sin avisar, me estaba preocupando, y ni siquiera tomaste el desayuno."
"...ah... perdón..."
"Bueno, como sea ya casi lo tengo listo ^^ un desayuno con amor para mi alumno preferido" rió el rubio con una sonrisita divertida en los labios, "Te va a gustar" y con eso, se volvió a meter en la cocina.
***
Cinco minutos más tarde el profesor y el alumno se encontraban sentados a la mesa con un delicioso (Yukito dixit ^^) desayuno en frente. Seishirou sonreía a más no poder mientras Rukawa miraba ausente sus calamares fritos y se metía un poco de arroz blanco a la boca.
"Estoy taaaan contento que al fin me dejaste prepararte el desayuno, nunca me habías dejado tocar tu cocina antes" sonrió Seishirou, encantado de poder estar compartiendo sus platos con su Kaede.
"..."
"Y?? Cómo está?" preguntó Seichan sonriéndose infantilmente, ansioso por la respuesta del zorrito.
"... bien, supongo..." contestó éste con indiferencia.
Kaede casi pudo ver a su profesor convertirse en piedra y deshacerse sobre la mesa. Inmediatamente después de eso se recompuso y se tiró a llorar a sus brazos cruzados sobre la mesa.
"Que maaaaaaaaaaaaloooooo!!! Preparé todo esto con amor especialmente para vos!!!!"
Rukawa lo miraba sin sacar sus palitos de la boca, incrédulo. Dos gotas de sudor le recorrieron la cara. 'Estoy rodeado de idiotas...' pensó mientras suspiraba, 'este es un profesor o un adolescente de secundaria?!'
"Dije que estaba bien... en serio..."
Seishirou se levantó instantáneamente de su posición. Sus ojos estaban brillando con estrellitas luminosas (no pregunten ¬¬).
"De verdad?!"
"... ¬¬ si"
El profesor volvió a sonreír radiante. Había veces en que Ru se preguntaba qué hacía él con un tipo así. Empezando por el hecho que era un... tipo. Pero Seishirou era diferente a cualquier otra persona. En alguna parte muy profunda de su ser confiaba ciegamente en que él era el único que realmente podía... entenderlo. La única persona en la que sentía que podía confiar sin el temor a salir lastimado.
"La próxima vez voy a cocinarte un desayuno americano completo, con salchichas, huevos fritos y todo incluido" comentaba Seishirou con la misma cara babosa llena de estrellitas.
Ru volvió a suspirar y llevó sus ojos a la gran ventana que mostraba la mañana radiante que se dibujaba afuera. De alguna forma terminó pensando en los incidentes de esa mañana mientras se metía otro pedazo de calamar frito a la boca.
El profesor seguía hablando animadamente sin fijarse si el muchacho le estaba poniendo o no atención. Rukawa había descubierto que siempre se encontraba así de hiperactivo por las mañanas así que no se molestó en siquiera llevar el apunte a lo que supuso eran pequeñeces sin importancia. Se le pasaría una vez terminado el desayuno y volvería a ser el Seishirou (medianamente) serio de siempre. Por lo pronto prefirió fijar su vista en algún punto del paisaje que se dibujaba tras la gran ventana y darle un poco de meditación a todo lo acontecido hasta el momento.
Seishirou notó la más-que-inusual dispersión en Kaede y detuvo su charla a mitad de camino de la explicación de cómo había aprendido a no quemar el arroz frito. Lo miró con una curiosidad cuasi infantil y no le sacó los ojos de encima hasta que el chico terminara de darse cuenta del repentino silencio y saliera de su trance.
"En qué pensás?" Seishirou fue directo al grano, "O debería decir: 'En quién pensás?'"
"...eh??" se sorprendió el zorrito. Seishirou se sonrió al notar un ínfimo rastro de rubor en las mejillas pálidas del muchacho que tenía en frente. Cerró los ojos y sus labios se curvaron en una mueca gatuna, entre divertida y sobradora:
"Ese chico te tiene mal, eh!" se burló cariñosamente. Kaede evitó su mirada y giró la cara para no encontrarse con los ojos verde esmeralda del rubio.
"Qué decís..." respondió monótonamente. Había veces en que realmente le molestaba que ese hombre que tenía en frente pudiera adivinar lo que estaba pensando con tan solo echarle una pequeña mirada. Seishirou rió de una forma adorablemente molesta. Extendió su brazo a lo largo de la mesa hasta alcanzar la mejilla tersa y pálida de su Kaede.
"Tu corazón no tiene secretos para mí" susurró, haciéndole una caricia suave y gentil.
Kaede suspiró y con la misma suavidad y gentileza tomó la mano que estaba sobre su mejilla, aferrándose a ella como buscando una respuesta a todas sus preguntas. Seishirou se levantó de su silla y sacó su mano lentamente de la cara blanca de su alumno.
"Dejáme levantar las cosas de la mesa y me contás... no, no, yo levanto. Ponéte cómodo en el sillón mientras..."
***
Ocho minutos más tarde los platos estaban en su lugar y Kaede se encontraba sentado a sus anchas en su sillón gris. Seishirou salía de la cocina con las mangas de la camisa arremangadas, extrañamente pensativo. Se dirigió sigilosamente hacia el mismo sillón donde el morocho se encontraba y se sentó a su lado. Cuando Kaede lo miró a la cara, estaba sonriendo otra vez.
"A ver, contáme" dijo, poniendo una mano sobre la rodilla izquierda del morocho. Rukawa no se movió ni un poco, se había acostumbrado a los pequeños avances que el profesor seguía haciendo sobre él.
El chico titubeó antes de hablar pero terminó por hacerlo con lentitud y monotonía. No le gustaba hablar, solo lo hacía cuando realmente necesitaba desahogarse y hasta ahora la única persona con la que podía hacerlo con sinceridad era justamente Seishirou Minase.
El profesor escuchó atentamente todo el corto relato de Rukawa. Éste contó sin mucho lujo de detalles todo lo ocurrido hasta el momento en que Sakuragi lo detuvo cuando él se estaba yendo (aunque por alguna razón omitió toda la parte del bolso ¬¬).
"Me estaba alejando cuando me detuvo y dijo que..." las palabras de Rukawa se ahogaron en su boca abruptamente. Seishirou se sorprendió ante la mirada alarmada que Rukawa intentó ocultarle al desviar su cara hacia otro lado, pero no dijo nada. Ante el silencio que se formó en la habitación preguntó:
"Qué cosa dijo?"
Kaede se mantuvo callado por varios segundos.
"...nada. Nada importante, solo me fui..." contestó sin mirar al profesor. Seishirou también se quedó callado, aparentemente meditando lo ocurrido.
"O sea que... te fuiste así como así? Eso es taaaaaan típico de vos" agregó con una sonrisa. Kaede se dio vuelta indignado para discutirle a Seishirou que lo que acababa de decir no era verdad (por el sólo hecho de discutírselo) pero no pudo decir una palabra ya que al darse vuelta para encontrarse nuevamente con su profesor se dio cuenta que lo tenía mucha más cerca y encima de lo que lo tenía antes. Con un movimiento rápido, Seishirou movió la mano que tenía en la rodilla del muchacho hacia la nuca del mismo y sosteniéndolo hábilmente acercó sus labios a su oreja para susurrarle al oído que dejara de preocuparse por Sakuragi.
Rukawa no se movió. Sintió los labios de Seishirou acercarse a los suyos y mitad por sorpresa, mitad por entrega se dejó besar sin la más mínima objeción. Se besaron suavemente por unos minutos, en los que en la cabeza del pobre zorrito no hacían más que dar vueltas las palabras del problemático pelirrojo.
Pensó que tal vez Sakuragi estaba de verdad equivocado, después de todo Seishirou siempre lo trataba con amabilidad y nunca le había hecho ningún mal. No, Seishirou no podía ser así, él nunca haría algo así de malo deliberadamente, no podía ser así.
Al menos eso era en lo que estaba pensando cuando sintió los dedos finos de Seishirou escabullirse por debajo de su remera y acariciarle la espalda. Esto lo turbó un poco pero nuevamente no hizo nada por evitarlo. No supo bien por qué pero inconscientemente quería probar hasta donde intentaría llegar el rubio si no lo detenía...
Seishirou terminó subiendo su mano hasta casi llegar a los brazos del chico, mientras le besaba el cuello. Se detuvo al notar que Rukawa seguía quieto sin moverse y lo miró directamente a los ojos, tomando con ambas manos la camiseta azul del muchacho. Éste solo mostraba una infinita incertidumbre y un ligero temblor en los labios. Sonrió como un viejo gato acostumbrado al pánico de su ratoncito antes de darle el último zarpazo y deslizó la remera hacia arriba esperando algún tipo de respuesta por parte del zorrito.
Kaede levantó sus manos impulsivamente y se dejó sacar la remera, respirando asustado. Sentía como su corazón galopaba exaltado por debajo de su pecho, y cada músculo en su cuerpo se tensaba involuntariamente.
Seishirou percibió cada signo de inseguridad en su alumno y volvió a acariciar su mejilla para calmarlo. 'Estás bien?' preguntó con calma, a lo que recibió un tímido y muy poco creíble asentimiento en forma de sí, 'no te preocupes... va a estar todo bien'. Kaede suspiró todavía inseguro y dejó que Seishirou comenzara a besarle el cuello otra vez.
La diferencia fue que no sólo le besó el cuello, sino que comenzó a bajar con disimulo por su pecho, su abdomen... hasta finalmente llegar al límite entre su torso desnudo y el cierre de su pantalón, logrando un pequeño gemido por parte del zorrito.
Kaede se alarmó. No fue solo un sentimiento de peligro sino una horrible sensación que le recorrió el cuerpo entero. Buscó desesperadamente una excusa para salir de ese lugar, necesitaba producir inmediatamente una razón por más idiota que fuese para huir lejos de allí antes que fuera demasiado tarde.... Deseó no haber abandonado a Sakuragi ni haber regresado a su casa esa mañana y ahí fue cuando un pensamiento repentino y salvador hizo click en su cabeza.
"Ahh... um.. eeto...!!! Mi.... mi... mi pelota Spalding!!!" exclamó levantándose con un movimiento tan abrupto y atolondrado que perdió el equilibrio y se cayó de su propio sillón, casi dándole una patada en la cabeza a Seishirou en el camino. Seishirou seguía casi tirado en el sillón, sosteniendo su peso con ambas manos y observando al chico que se masajeaba la cabeza desde el piso (se había dado la cabeza contra la mesa ratona).
Rukawa se paró con la misma rapidez con la que se había caído. Tomó su remera azul y huyó de la habitación con un "ya vuelvo" y la cara roja como un tomate. No podía creer lo que le había pasado, estaba agitado y aterrado pero por sobre todo incrédulo y hasta ligeramente desilusionado.
Seishirou lo observaba mientras desaparecía tras la puerta del living.
Cuando por fin estaba sólo tomó su caja de cigarrillos y encendió uno despreocupadamente. No parecía haberle molestado en lo más mínimo que Rukawa se le hubiera escapado de esa forma; por el contrario, todavía conservaba esa misma sonrisa sobradora y oscura sobre sus labios.
Era la misma que había utilizado aquella vez cuando le advirtió a Sakuragi sobre las consecuencias de meterse con su Kaede.
Dio una larga pitada a su cigarrillo con la misma calma que caracterizaba sus movimientos y se acomodó sobre el sillón. Nadie hubiera dicho que ese mismo hombre había estado actuando tan adorablemente esa mañana.
Al exhalar el humo del cigarrillo por la boca dirigió su mirada a la puerta y volvió a sonreír siniestramente.
"Qué vas a hacer ahora, Kaede...?"
***
Hanamichi venía trotando tranquilo por una avenida soleada. Había perdido de vista a Rukawa pero confiaba en que su instinto lo llevaría a la madriguera del zorrito tarde o temprano. Cabe aclarar que no sería la primera vez que Sakuragi tomaba ese rumbo; había estado una o dos veces en la casa de Rukawa hace algún tiempo, y como tenía bastante buena memoria visual para recordar caminos, andaba solo rogando que en el último año Rukawa no se hubiera mudado.
Iba tarareando su "ore wa tensai" song mientras el sol matutino abrazaba su figura a medida que avanzaba por la vereda rojiza.
Al doblar a la izquierda por una callecita de baldosas azules pudo reconocer una vieja casa abandonada y una cuadra más al centro la tienda deportiva que habían puesto hace año y medio, e inmediatamente supo que estaba yendo por el camino correcto.
Las calles estaban prácticamente vacías; el barrio en donde vivía el zorrito era más que nada residencial, siempre tranquilo y sin mucho movimiento, lleno de casas grandes con grandes jardines desbordantes de plantas y flores de colores. Hana pensó que sería lindo vivir en un lugar así, aunque a juzgar por las casas que podía ver, parecía un barrio de gente con plata. Él nunca podría arreglárselas para vivir como esa gente...
Aminoró su marcha cuando tuvo la seguridad que no faltaba mucho para llegar a destino y se puso a jugar con la pelota que traía en sus manos.
"Hmm... " resopló mirando la pelota, "que raro que Rukawa se haya olvidado esto... si cuida esta cosa como oro..."
Suspiró otra vez pensando en lo que había pasado esa mañana y se echó a reír al recordar el incidente del bolso. La cara de Rukawa había sido toda una delicia, no creía poder volver a verlo tan sinceramente humillado nunca más. Tenía que reconocer que a ese tal Minase se le ocurrían cosas simpáticas de vez en cuando, más allá de sus verdaderas intenciones para con el zorrito.
Cruzó una calle angosta rebotando la pelota dos veces contra el piso y al llegar a la otra vereda la sujetó con las dos manos. Se preguntó qué tipo de vida llevaría su compañero y cómo era que le hacía para vivir en un barrio tan lujoso cuando lo único que hacía en todo el día era jugar básquet y dormir en la biblioteca del colegio. Sabía que vivía solo y que no trabajaba, él mismo se lo había dicho antes del incidente Haruko; cuando por casualidad se encontraron en una estación de tren y de alguna forma terminó saliendo el tema. No era raro que cruzaran una o dos palabras de vez en cuando en aquel entonces...
Hana se quedó callado, parado en la esquina, pensativo. Apenas pudo reaccionar cuando escuchó que alguien exclamaba su nombre.
"Sakuragi-kun!! Qué raro verte por acá tan temprano!!"
"Uh?!" balbuceó Hanamichi girando la cabeza para ver quién lo llamaba.
A unos tres metros de donde estaba parado había un poste de basura junto al cual se encontraba la última persona que quería ver en la Tierra con una enorme sonrisa y una bolsa de basura en las manos.
Hanamichi gruñó.
"VOS!! Qué hacés vos acá?!"
Seishirou sonrió amablemente, depositando la bolsa en el poste.
"Vine a cuidar de mi querido gatito, y vos?"
"Nada que te importe!! Dónde está Rukawa?"
"Ah mmm se fue a buscar su pelota de básquet, se la olvidó esta mañana. Que pena que lo recordara, justo estábamos tan... divertidos."
Hanamichi apretó los puños y los dientes e intentó calmarse. Respiró hondo y se comió las ganas de tirarle una trompada al profesor. Éste tan solo ensanchó su sonrisa adorable y se acercó al adolescente, poniendo una mano en el hombro del pelirrojo con suavidad.
"Por qué no pasás a esperarlo? Tengo té preparado. Es temprano y creo que te haría muy bien."
El chico miró con desconfianza al rubio. No le gustaba para nada su amabilidad tan repentina, porque sabía muy bien que era tan falsa como su brillante pelo rojo (Nde laA: SI! En *MI* fic Hanamichi es teñido, carajo mierda!!!xO). Seishirou le devolvió unos ojos llenos de ingenua sorpresa.
"Ey, no voy a comerte" se defendió, "es solo una taza de té!"
Sin decir nada Hanamichi asintió muy secamente con la cabeza, tenso. El que Seishirou se encontrara ahí esa mañana lo ponía muy nervioso, el que haya llamado a Rukawa mi gatito le ponía los pelos de punta y el que hubiera mencionado que se habían estado divirtiendo hace unos momentos lo sacaba de quicio. Se estaba volviendo loco de odio contra Minase y a cada segundo que pasaba le tenía más y más desprecio.
***
Minutos más tarde estaban en la sala de la casa de Rukawa. Hana miraba los pocos cuadritos que había sobre una mesita mientras esperaba el té, con todos los sentidos alertas por si cualquier cosa. Esperaba que su compañero llegara rápido para asegurarse que Minase no le había puesto un dedo encima e irse a su casa.
Notó una foto vieja que lo desvió de sus pensamientos. En ella habían un hombre y una mujer muy jóvenes con vestido y traje de casamiento. Él tenía un extraordinario parecido a Rukawa, solo que su pelo era más claro, y ella una cara increíblemente hermosa y el pelo azabache y la piel blanca. Ambos se veían muy felices.
Sus padres, supuso Hanamichi levantando la vista de la foto.
"Un desperdicio, eh?"
El pelirrojo se dio vuelta.
"Ella murió un par de años después de eso y él se fue a los Estados Unidos porque, según Kaede, no podía aguantar quedarse acá si no estaba ella... una triste y complicada historia de amor."
Un suspiró escapó de los labios de Seishirou, mientras ponía una bandeja con dos tazas de té y unas galletitas sobre la mesa.
"Cómo sabés eso?" preguntó Hana moviéndose hacia la mesa y tomando una taza.
"Kaede me lo dijo" contestó el rubio como si se tratara de algo sumamente obvio, "no le gusta hablar de su familia pero cuando lo hace lo hace con mucha sinceridad. Se nota que los quería mucho."
Hubo algunos momentos de tenso silencio en la habitación. Hanamichi no quitaba sus ojos desconfiados de Seishirou que seguía sonriendo con naturalidad. Cuando terminó por asegurarse que el rubio no podría hacerle nada volvió a poner sus ojos marrones sobre los cuadritos de la pared, tratando de encontrar la forma de hacer algo al respecto de la situación de Seishirou y Rukawa.
Le preocupaba bastante el hecho que Rukawa le hubiera tomado tanta confianza al profesor ese, más de lo que Hana pensaba y creía normal. Sabía que no podía irle con el cuento a las autoridades del colegio, ya que las relaciones Alumno-Profesor estaban estrictamente prohibidas. Nadie le creería a un alumno problema, menos tratándose de él y siendo Minase el involucrado, porque era de conocimiento público que el pelirrojo no lo quería para nada. Además en todo caso sabía de sobra que eso solo haría que Rukawa lo odiara de por vida y eso no era exactamente lo que estaba buscando.
Todavía pensativo volteó y volvió su mirada al profesor.
Seishirou lo estaba mirando fijamente.
"Qué? Qué pasa? Qué mirás?" reaccionó el pelirrojo, inquieto, perturbado por la mirada penetrante del rubio.
"Sabías que... tus ojos tienen el delicioso color del chocolate..." fue la respuesta. La voz de Seishirou sonaba lenta y misteriosa, sensual, como si estuviera saboreando y disfrutando cada palabra que salía de su boca. A Hanamichi casi le da un ataque de pánico y volvió a sentir ese mismo presentimiento frío y seco recorriéndole la espalda.
"S—si, y qué?"
Seishirou volvió a tomar su taza y con su dedo índice comenzó a recorrer el borde de la misma, lentamente.
"Y nada. Solo me preguntaba qué haría falta para... derretir esa mirada tuya y llegar a--"
"BUENO BASTA!" interrumpió Hana violenta y abruptamente, fuera de sí, "Qué es esto?! A qué querés llegar con esto?!"
"Que carácter, Sakuragi-kun, así nunca vas a ganarte la confianza de Kaede, sabés—con el hay que ser muuuuuuuuuuuy paciente. Pero al final, claro, su propia ingenuidad termina por hacerle ceder tarde o temprano... aunque no lo parezca es una persona muy ingenua." Seishirou sonreía mientras terminaba su oración. Esto tuve un efecto más que contrario en el pelirrojo.
Hanamichi apoyó con fuerza su taza sobre la mesa, provocando un ruido fuerte y hueco sobre la misma. Apretó uno de sus puños y apuntó con la otra mano al profesor que seguía calmo y tranquilo, sonriendo, sentado en la misma posición en la que estaba antes.
"Te dije que la cortés! Y escuchame bien, no te voy a dejar que le pongas UN dedo encima al zorrito, entendés?! Quién te pensás que sos, eh?! Hace cuanto que lo conocés a Rukawa?! Qué sabés vos de él?! Vos no te das una IDEA lo que soy capaz de hacer para no dejar que hagas lo que se te canta el culo. Prendéte bien las luces porque este jueguito no te va a durar mucho más!!"
"Hum... en serio? Y qué vas a hacer, sacármelo? Que dulce ^_^"
"Lo que sea necesario, aunque me cueste el alma y el cuerpo!!!" rugió el pelirrojo, exaltado. Dicho esto corrió su silla a la mierda y se dirigió a la puerta. Antes de salir agregó:
"Y por si todavía no te diste cuenta, no te soporto!!!"
Con estas dulces palabras abrió la puerta y una vez afuera la cerró con un no muy suave portazo que sonó 10 cuadras a la redonda y provocó la caída de un que otro cuadrito y un florerito de vidrio.
Tuvo que respirar hondo, muy hondo, unas cinco o seis veces antes de calmarse y recuperar la compostura para al menos poder caminar como la gente. En su mente solo podía registrar tres palabras: ODIO A MINASE ODIO A MINASE ODIO A MINASE ODIO A MINASE ODIO A... etc. En eso...
"Si rompiste esa puerta, vas a tener que pagarla, sabías? Esa es *mi* puerta y es la única que tengo. Idiota..."
Hana volteó y se encontró con la cara seria de Rukawa. Bah, seria... digamos: la típica cara de nada de Rukawa. De alguna forma lo alivió que estuviera ahí, ya que por lo menos podía: 1) asegurarse que estaba bien 2) asegurarse que alguien lo iba a detener si se le ocurría ir a asesinar a Minase. Quizá lo alarmaba el saber que iba a volver al lugar donde estaba ese pedazo de escoria humana pero... confiaba en que el zorrito podría cuidarse solo de momento. O al menos se obligaba a confiar en ello.
La reacción física inmediata del pelirrojo fue totalmente opuesta a la esperada por el morocho; al verlo en el rostro de Hana se formó una sonrisa gentil y aliviada que le causó bastante sorpresa (Hola, acabo de insultarte, vale defenderse, no me enojo (Bueno por ahí si =P (Pero igual te sigo queriendo^_^ (¬¬ en serio!)))).
"Qué pasa?" preguntó Ru con desconfianza.
"¬¬ por qué?"
"Porque tenés esa cara..."
"Qué cara? Es mi cara normal ¬¬" Hana frunció el seño.
"Esa es tu cara normal ¬¬"
"¬¬"
"..."
(No sé uds, pero ESOS dos sí me suenan a los Hana y Ru de toda la vida ^^)
Hana suspiró.
"Err.... bueno, no importa, te traje la pelota, te la olvidaste en..."
"Hm... ¬¬ osea que corrí hasta la cancha al pedo..."
"¬¬** podrías agradecer que vine hasta acá a traértela, no?"
Ru caminó hasta la puerta de su casa y puso una mano en el picaporte.
"No si rompiste mi puerta"
A Hana le saltó una venita en la frente. Maldito zorro desagradecido...
"Encima tuve que cruzarme con el idiota ese........ grrrrr"
Ru fue el que suspiró esta vez. Abrió la puerta de su casa y antes de entrar volteó disimuladamente para mirar la espalda de Hanamichi. Con el mismo disimulo se sonrió para sí mismo.
"Oye Sakuragi..."
El pelirrojo frenó y se dio vuelta para mirar a Rukawa pero no alcanzó a ver su cara.
"Qué pasa?"
"..Gracias..."
Hana sonrió otra vez.
"Hmf, ni lo digas. Y más te vale aparecerte por lo de Kuwata esta noche! Nos vemos."
Bajando las escaleras tranquilamente Hanamichi Sakuragi se alejaba de la casa de su ex peor enemigo, triunfante. Iba a ser una larga noche, la de ese Sábado que recién comenzaba.
***
Actualización: 27/04/03
***Errrr... O_O. Shit, ya pasaron más de dos meses desde la otra actualización.... ^^Uu... solo puedo decir PERDONNNNN por tardar tanto, es que la facultaaaaddd me tiene atada y solo puedo usar la PC a la noche y a esa hora el cerebro ya no me tira para nada más U_U. Gomen! Pero en fin, acá está por fin esta parte nueva :D
Lo único que tengo para decir es que no quedé muy conforme con el final, por lo que si me agarra el raye lo cambio... no sé no sé.... hay muchas cosas q me quedaron muy sueltas por el aire =_=. Argh... maldita inseguridad mía... pero bueno. Ah, sí, claro, para todas uds detractoras de mi amado Sei-chan, una nota que me escribió una amiga acerca de él que creo que tiene mucho de cierto ^^ qué puedo decir? Amo a Seichan, y si hasta ahora lo vienen odiando ni imaginarme quiero en lo que queda por venir ~_~.
Estimado Seishirou:
Cuando lo conocí no pude evitar sentirme atraída hacia usted, simplemente era algo de piel creo y es por eso que ahora lo entiendo.
Me pase mucho tiempo observándolo y me pude dar cuenta de algunas cosas que me ayudaron en mi forma de ser.
Muchos tienen motivos para odiarlo y puede que tengan razón, otros tantos iguales motivaciones para amarlo, pero yo simplemente lo admiro porque he notado que hay muchas cosas atrás de Sei chan.
Las motivaciones me mueven y me hacen querer llegar a un resultado, pero al observar las suyas, las mías simplemente se quebraron como vidrios azotados contra el piso.
Sus motivaciones son fuerte simplemente porque tiene claro lo que quiere, y eso es mucho mas de lo que algunos tienen. Podría llegar a amarlo simplemente porque usted sabe lo que es un motivo para seguir .
Saludos cordiales, Kitsunita
PD: Kitsu, Vicky, creo que más o menos terminé con "SOL" por y para uds ^_^. las amo!
