Buenas!! Ya stoy d vuelta!! ^^ n fin… ;_; la gente ya no me kiere… solo 2 reviews! ;_;

Gracias a los dos reviewers y a todos los k abeis leido sin dejar review ^^

C.J: si lo pensé antes del 5º… s k ya sabes ^^ soy genial :P … ¬¬ ya se k era corto… xo no habia + k poner en ese capi. ¬¬ my worst wishes for you, too :P (You know this is a joke)

Kat Basted: wapisima!! Me ace muxa ilu k me sigas leyendo!! ^^ ya leí tus capis ^^ t llegó el review? O_o s k últimamente esto me vuelve a ir mal y no estoy segura si t llegó… si no t llegó avisas k t lo vuelvo a mandar ^^ y no, Harry no tiene parentesco con Voldie, aunke lo iba a hacer ^^ xo al final decdí k mejor no ¬¬ xk me complicaba muxo… xo si k tienen vínculos de sangre ^^

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La recuperación de Cary

Harry observó como los últimos pedazos de  carta negra se arrugaban con las lenguas de fuego que los iban desgastando, hasta que por fin no quedó nada de ella.

Cerró los ojos y suspiró cansadamente. Los abrió y se volvió a dirigir al dormitorio. Entró con cuidado para no despertar a nadie y volvió a meterse entre las sábanas. Estuvo un rato observando la nada, perdido entre sus pensamientos y preguntándose cuando acabaría todo… ni siquiera se dio cuenta cuando se durmió.

A la mañana siguiente Ron le despertó, y ambos se vistieron rápidos; en la sala común ya les esperaba Hermione con la mochila llena de libros.

–Buenos días –dijo ella.

–Buenos días, Hermi –le dijo Ron besándole la mejilla, a lo que la chica se sonrojó.

Harry dejó escapar una risita.

–¡Harry! –alguien se había abalanzado por detrás y se había aferrado fuertemente a su espalda– ¿Qué tal estás?

–Bien –dijo él un poco aturdido… pues cierta pelirroja casi le había hecho perder el equilibrio.

–¿Y tú? –dijo mientras se giraba y la abrazaba protectoramente.

–Muy bien –le contestó ella con una gran sonrisa.

Los chicos se dirigieron al gran comedor. Estuvieron todo el desayuno hablando entre ellos.

–¿Qué os toca? –preguntó Ginny.

La cara de Ron se oscureció de repente, y con voz de ultratumba musitó: –Pociones.

–No –Harry dejó escapar un gemido y dejó caer la cabeza sobre los brazos–. No estoy de ánimos para aguantar a Snape… no esta semana.

–¿Qué ocurre esta semana? –preguntó Hermione.

–Tengo que irme o llegaré tarde a mis clases –dijo Ginny–. Adiós –y beso a Harry y se fue sin esperar respuesta.

Harry se quedó mirando como la pelirroja marchaba.

–¿Qué ocurre esta semana? –repitió Hermione.

–Sirius se marcha en una semana.

–¿Cómo lo sabes? –preguntó Ron mientras se servía zumo de calabaza.

–Me lo dijo Remus ayer.

–¿No has hablado con Sirius? –preguntó Hermione.

–No… sigue haciendo compañía a Cary.

–Por cierto, tendríamos que ir a ver como está. ¿no creéis? –dijo Hermione.

–Saldrá esta noche de la enfermería. Me lo dijo Remus.

–¿A dónde tiene que ir Snuffles en una semana?

–No lo se, Ron –Harry suspiró–. Supongo que a alguna misión.

–¿Quién debe ser esa chica que esta hablando con McGonagall?

Harry y Ron miraron a la mesa y vieron a una chica de unos veinti pocos años que hablaba con McGonagall y con Arabella Figg. La chica tenía el pelo verde brillante, largo y liso, suelto.

–No lo se, pero deberíamos ir a clase –dijo Hermione mirando su reloj–. No quiero que Snape quite puntos a Gryffindor antes de empezar.

–Si, vamos –dijeron Harry y Ron mientras se levantaban y cogían sus libros en dirección a las mazmorras.

Esa mañana Snape estuvo más irascible que de costumbre. Gritó más a los gryffindors y puso aun más nervioso que de lo que era la costumbre al pobre Neville que volvió a equivocarse con la poción haciendo que las mazmorras se llenaran de luminosas estrellitas de colores, provocando carcajadas de la parte Gryffindor y un extremo malhumor por parte del profesor de pociones.

Luego les tocó defensa contra las artes oscuras. Donde Bill, y sobretodo Fleur habían cogido extremo cariño a Harry, Ron y Hermione… pero sobretodo a Harry.

–Empiezo a estar arto de atención extra.

–¿De veras, Harry? –le preguntó su amigo sin poder ocultar una sonrisa.

–No tiene gracia, Ron –le contestó él.

–Pues yo si se la veo –le contestó, ahora con una gran sonrisa, el pelirrojo.

–Eres imposible.

–Lo se –le dijo Ron–. Y Hermione también lo sabe.

Hermione lanzó un suspiro de aceptación/indignación: –Arg. Hombres –y meneó la cabeza en sentido desaprobatorio.

–Si –dijo esta vez Harry con una gran sonrisa–… ya veo que cree que eres imposible.

–No ha tenido gracia –dijo Ron con tono un poco enfadado.

–Pues yo si se la he visto.

Ron fulminó con la mirada a Harry el cual estaba aguantándose tanto como podía la risa.

–¿Os queréis callar? –esa era Hermione– No puedo oír lo que dicen.

–Si, Hermione –dijeron ambos con voces burlonas y se pusieron a prestar atención a la clase.

La clase pasó rápidamente. Todos los alumnos fueron al gran comedor.

–¡Harry! –Sid venía corriendo– ¿lo has oído?

–¿El que?

–Hoy se vuelve a entrenar quidditch, vamos tienes que reservar el campo para Gryffindor –Sid cogió a Harry por la mano y lo arrastró hacia la puerta principal del gran comedor donde estaba el cartel.

–¿Aun no hay nadie?

–No; por eso si pones tu nombre el campo será para Gryffindor.

–Vale –Harry sacó la varita y dio un par de golpecitos.

–Bien hecho, Harry –Sid le dio una palmada en la espalda y se fue de nuevo. Harry se dirigió a la mesa de Gryffindor y se sentó enfrente de Ron y Hermione.

­­–¿Ha habido suerte, capitán? –dijo Ron en tono de broma.

–Pues creo que si. No había nadie más en la lista. Así que he puesto mi nombre arriba de todo. Tenemos el campo de quidditch para esta tarde.

–Bien –exclamó Ron–. Ya tenía ganas de volver a montar encima de la escoba.

–Yo también, Ron, yo también –Harry estaba deseando la llegada de la tarde para poder subirse de nuevo a su saeta de fuego. Necesitaba que todos sus problemas se fueran con el aire que le desordenaba aun más sus cabellos ya de por si desordenados.

Esa tarde, el equipo de quidditch de gryffindor pudo entrenar. Aunque ya hacía algunos días que no jugaban, ninguno de ellos había perdido el toque.

Llegaron a la cena cansados y hambrientos, pero satisfechos con el gran entrenamiento realizado.

La cena pasaba muy lenta, cuando llevaban un buen rato de la cena transcurrido, un alumno de primero tiró el zumo de calabazas y puso perdida la mesa; pero reuniendo algunas servilletas, los gryffindors lograron contenerlo

Continuaron hablando durante un rato más. Y entonces, una figura cubierta con una gruesa tapa hizo acto de presencia en la entrada del gran comedor. Entró al gran comedor y se dirigió a la mesa de los profesores donde Dumbledore le estaba esperando con una sonrisa.

–Ese paso desgarbado... –comentó Hermione– no puede ser él... pero entonces su última carta tendría sentido.

–¿Algo que compartir con nosotros, Hermi?

–Es muy sencillo, Ron.

–¿Quién será? –preguntó Harry.

–Está claro. Es Krum.

–¡¿Krum?! –preguntaron perplejos ambos amigos.

–¿Y a que ha venido? –preguntó Ron, y parecía un poco… ¿enfadado? ¿celoso?

–Me comentó algo de no se que sobre el quidditch –respondió la chica.

Cuando los chicos levantaron la vista de Hermione, Krum se había sentado en una silla que habían añadido a un extremo de la mesa y se había quitado la gruesa túnica, dejándola colgada en un lado del respaldo de su silla.

Alguien se había acercado a Harry y le tironeaba juguetonamente de la manga de la túnica de Harry.

Harry bajo la vista: –Snuffles. ¿Qué haces aquí?

Snuffles le dirigió un ladrido divertido.

Dumbledore se levantó, y con un gesto de manos hizo que le gran comedor se sumiera en un profundo y respetuoso silencio.

–Siempre se os ha dicho, que hay que fomentar las alianzas entre los magos de diferentes lugares. Como ya dije al finalizar el curso anterior: Ahora es cuando más se necesitan. Se ha organizado un torneo interescolar de quidditch. Y el señor Krum ha venido aquí, para ser el entrenador y preparador de nuestro equipo. A final de curso habrá un par de partidos contra el instituto de Salem, de América, y...

Las puertas del gran comedor se abrieron de repente. Y una figura apareció recortada entre las sombras que inundaban el vestíbulo.

Todo el mundo estaba sorprendido. Pero enseguida se calmaron al contemplar la expresión de Dumbledore.

El director tan sólo sonrió afablemente.

En la puerta se encontraba Cary. Seria. Y al cabo de un momento sonrió tímidamente.

–Siento llegar tarde, pero la plasta de la enfermera no me dejaba levantarme de la cama y…

Pero Cary no pudo acabar la frase porque de sorpresa un enorme perro negro y lanudo se había abalanzado sobre ella, haciéndola trastabillar y caer de espaldas al suelo.

Cary empezó a toser. Y apartó como pudo al perro y se giró. Cuando dejó de toser se incorporó un poco, suficiente para que el perro volviera a echársele encima.

Mientras el hermoso perrito negro le lamía la cara juguetonamente.

Un Remus Lupin sentado en un extremo de la mesa ocultaba una sonrisa que guardaba multitud de sentimientos. Y se le había unido la enfermera rusa, Vzlazka, la cual miraba la escena divertida.

Cuando Cary se pudo levantar y se sacudió un poco los pantalones, Snuffles mordió la campana de la pierna derecha y la fue dirigiendo hacia la mesa de Gryffindor. Donde Snuffles la hizo parar donde estaban sentados Harry, Ron, Hermione y Ginny.

–¿Qué tal? –le preguntó Harry.

Ella sólo se encogió de hombros de manera enigmática y sonrió. –Podría estar mejor… o estar muerta; así que supongo que bien.

Dumbledore llamó la atención de los alumnos.

–Cary, de momento siéntate en la mesa de Gryffindor, y dentro de un rato me acompañarás a mi despacho donde volverás a ser seleccionada.

–Vale –contestó ella.

Hermione le hizo un sitio a su lado y al cabo de un momento, ellas dos y Ginny ya estaban trabando conversación. Como tres amigas de toda la vida.

Al cabo de media hora, la profesora McGonagall se levantó y se dirigió a la mesa de Gryffindor.

–Caroline, acompáñame.

–Si –contestó Cary–. Ya hablaremos chicas.

Y se fue tras la profesora McGonagall, ambas se reunieron con Dumbledore y acompañaron a Cary al despacho del director.

–¿Dónde creéis que quedará? –preguntó Hermione.

–Ni idea.

–Espero que quede en gryffindor –comentó Ginny–, me ha caído muy bien.

Snuffles ladró.

–Quedará en gryffindor, ¿verdad? –le preguntó Harry acariciándole la cabeza.

Snuffles dio un ladrido afirmativo y meneó la cola alegremente.

Al cabo de quince minutos, Dumbledore entró de nuevo al gran comedor seguido de McGonagall y Cary. McGonagall y Dumbledore se sentaron en sus puestos y Cary se dirigió de nuevo al grupo. Venía con una cara muy seria.

–¿Y bien? –preguntó Harry.

–Bueno... me ha seleccionado... pero no se si es bueno... o malo.

–¿Te ha tocado slytherin? –preguntó Ron horrorizado.

–¿Vosotros estáis en...? –dijo Cary, pareciendo haber ignorado la pregunta de Ron.

–Gryffindor –dijo Ginny.

–Lo imaginaba. Genial –dijo Cary, todavía seria –. Absolutamente genial... –y empezó a sonreír.

–¿Nos vas a decir? –inquirió Harry.

–Gyffindor –dijo Cary con una sonrisa iluminando su rostro.

–Bienvenida –le dijo Ginny al tiempo que chocaban las manos y le dejaba un sitio a su lado.

–Gracias –dijo ella mientras tomaba el asiento que la pelirroja le había ofrecido. Cuando estuvo sentada, un perro negro casi se echó encima suyo.

Bueno, espero k os aya gustado ^^ y mandadme reviews! K stoy d animo bajo!!! Muxos besos!!

J.D.

Miembro de la Orden Siriusana

*Es imposible que *ÉL* se haya ido…*