Lo que las Brujas Quieren
Capitulo 9: La guarida del Club.
Por : MissIntelligence,
***
Ron bostezó tan amplia y escandalosamente que llamó la atención de varios de sus compañeros y sobre todo del Profesor Flitwick.
"¿Algún problema Señor Weasley?" Preguntó el pequeño profesor de Encantamientos, su voz chillona mostrando algo de resentimiento, como si bostezar en su clase fuera una falta de respeto.
Ron negó con la cabeza, "Ninguno."
Su profesor asintió aún algo molesto. "Sigan trabajando." Indicó con su varita al pizarrón, agregando un par de ejercicios más a la larga lista ya escrita. Varios alumnos miraron a Ron con desprecio, a lo cuál el solo se encogió de hombros como respuesta.
Ron volvió la vista a su pergamino, el cuál estaba completamente en blanco, y suspiró en un intento de no volver a bostezar. La noche anterior había sido un vivo infierno para él, no había dejado de castigarse por lo ocurrido con Hermione, y no era para menos, él tenía la culpa de todo. Había repasado cada escena del terrible momento en el cuál se descubrió la verdad.
Nos van a descubrir, nos van a descubrir…
Disimuladamente Ron miró a su izquierda, donde Anna Hensley, una amiga cercana de Hannah, parecía estar sufriendo de nerviosismo por alguna extraña razón. Miraba hacia todos lados mordiéndose el labio inferior rápidamente, se dio vuelta y le murmuró algo a Hannah, quién estaba mirando debajo de la mesa.
Rápido, rápido, rápido…
En ese momento Ron se dio cuenta de lo que estaban haciendo. Hannah estaba moviendo su varita rápidamente por debajo de la mesa. Estaba haciendo algún tipo de mágia.
"¿Qué sucede Ron?" preguntó Harry mirándolo de reojo y dejando de escribir por un momento.
Ron lo miró por un segundo y luego volvió a mirar unos puestos más adelante, donde las chicas seguían cuchicheando, "No pasa nada."
Harry se encogió de hombros y regresó a su trabajo.
¡Apúrate! OH… ¡Quedó hermoso!
Ron se inclinó sobre su silla intentando ver que era tan hermoso estirando su cuello al máximo, pero no tuvo que esforzarse por mucho tiempo, ya que Anna levantó con cuidado sobre su escritorio un pequeño racimo de rosas rozas atadas en un lazo rojo que brillaba por arte de magia. Hannah sonrió sonrojándose al máximo sin razón alguna y se volvió rápidamente hacia Ron, como si hubiera sabido que él las estaba observando, y le subió los pulgares sonriendo ampliamente.
Ron tenía la leve sospecha que todo esto tenía algo que ver con el plan del club de fans.
****
El agradable aroma del viernes se sentía finalmente en el aire cuando la campana sonó y los alumnos comenzaron a abandonar la sala de Encantamientos rápidamente hacia el Gran Hall para la cena.
Ron y Harry (Hermione había dicho que no se sentía con ganas de compartir la mesa con personas hipócritas y se retiró) siguieron a la gran masa de gente que hacía fila para poder entrar al comedor, donde las cuatro mesas resplandecían alborotadas de comestibles como de costumbre.
"Hermione parece realmente enojada contigo, Ron." Dijo Harry como si eso fuese un descubrimiento asombroso.
"Claro que lo está." Respondió Ron sin ánimos sentándose en la mesa y agarrando la primera pierna de pollo que vio. "Tiene razones para estarlo."
"Entonces eso de que…" bajó la voz, "De que puedes leer los pensamientos de las chicas ¿Es verdad?"
Ron dejó caer su tenedor de mala gana sobre su plato, "Por supuesto que es verdad, Harry. Te lo he dicho más de un millón de veces."
El-Adolescente-que-vivió (Lo de 'Niño' ya no le asentaba muy bien) alzó sus manos en disculpa, "Lo siento, lo siento. Últimamente he tenido la cabeza en otro lado eso es todo."
Ron levantó las cejas, "¿En qué diablos andas metido?"
Harry sonrió malévolamente. "Nada que te incumba."
"No es nada que quiera saber entonces."
"Exacto." Aseguró Harry aún riendo estúpidamente.
Ron negó con la cabeza en desacuerdo y volvió a su comida.
"Entonces, Ron, por qué crees que puedes – ajem – oír los pensamientos de las chicas." Preguntó Harry cambiando de tema.
"¿Recuerdas esa vez que salimos a…" bajó la voz y se acercó más a su amigo, "…encontrarnos con Sirius en el bosque?"
Harry asintió.
"Bueno, esa fue la misma noche cuando me aturdió un rayo, según el libro que Hermione encontró," hizo una mueca de desagrado, "La electricidad afectó mi cerebro de tal manera que se activaron poderes inusuales."
"Wow, que profundo, ¿Te lo memorizaste?"
Ron hizo como si no hubiese escuchado a Harry, "Lo bueno es que es solo temporal."
"¿Bueno? ¡Ron, es un don! Lo que daría yo por poder escuchar los pensamientos de otras personas." Dijo Harry escandalizado.
"Ese es el problema, Harry, no son 'otras personas', son chicas." Dijo Ron bruscamente marcando la última palabra amaneradamente, "Y créeme que son muy difíciles de comprender, ¡Ni ellas se entienden!"
Harry parecía no entender muy bien.
Un poco desesperado Ron prosiguió, "Imaginate tener que escuchar problemas de periodos, verrugas, uñas, pelo, maquillaje, vestuario, dietas, calorías, y creeme que la lista sigue y sigue. ¿Crees tú que este es un don?"
Harry se había quedado perplejo, con la boca abierta y un pedazo de pollo a medio mascar.
"Para mí es como una pesadilla, solo quiero que acabe de una vez." Terminó Ron aventándole un pedazo de pan a Harry, quién reaccionó al instante.
"Vaya, nunca lo pensé desde esa perspectiva." Dijo lentamente con la mirada perdida. "De verdad que te compadezco. Créeme."
"Te creo, porque hasta yo mismo siento pena por el maldito ser en el que me he convertido." Respiró Ron pasando una mano por su cabello.
Harry volvió a asentir atontadamente. "Si."
Ron bajó su tenedor y su cuchillo. "No tengo hambre." Y apartó la vista hacia la entrada del comedor, donde un grupo de chicas salía rápida y apretadamente como un rebaño de ovejas que seguían fielmente a su pastor.
"Me voy." Dijo Ron sin detenerse a mirar a Harry y saliendo a paso rápido del comedor.
"¡Rosie, Hanna!" llamó una vez fuera del Gran Hall. Las chicas se dieron vuelta un poco aprensivas al escuchar sus nombres ser exclamados de tal manera. Sus expresiones cambiaron radicalmente al ver quién era.
"¡Ron!" dijo Rosie, sonrojándose. "Que bueno que nos seguiste, ya nos falta muy poco."
"Es verdad, solo un poco de decoración y el menú." Corroboró Hannah, tomándolo de un brazo y arrastrándolo con el resto del grupo.
"¿A dónde vamos?" Preguntó Ron, un poco asustado.
Rosie sonrió al ver la expresión de Ron, "No te preocupes, vamos a la guarida."
Hannah y Anna, la chica del salón de Encantamientos, abrieron las puertas enormes puertas de roble que daban hacia las afueras del castillo. Como aún el sol no se escondía, no había problema en salir un rato.
"Espero que te guste lo que hemos hecho hasta ahora." Dijo Rosie, doblando en dirección hacia la cancha de Quidditch. "A mí me encantaría ser sorprendida de esta manera."
"Es muy romántico lo que estás haciendo, Ron." Dijo Hannah mirándolo a los ojos repentinamente y apretando su brazo suavemente.
Ron quería decirle que él no estaba haciendo nada, pero no le dieron tiempo de hablar ya que al parecer habían llegado, porque todo el grupo de chicas había parado en seco sin decir ni una palabra.
"Llegamos." Dijo Rosie. Ron no veía nada más que pasto y unos cuántos árboles en frente de él.
"¿A dónde?" preguntó confundido.
"Pues a la guarida." Dijo Hannah como si fuera un hecho obvio. "Mira." Y con eso se agachó y comenzó a buscar algo entre el pasto. "Ya está." Dijo finalmente levantando una especie de compuerta.
"¿Qué es eso?" preguntó Ron una vez más.
"Solía ser una bodega para guardar equipo de Quidditch, pero ya no está en uso, es por eso que está cubierta de pasto." Dijo Anna riendo un poco ya que era la primera vez que se dirigía directamente a Ron.
"Entremos." Dijo Hannah, señalando al resto del grupo he incentivándolas a entrar.
Las chicas abrieron la compuerta un poco más ampliamente. Ron pudo ver que era un subterráneo que alguna vez había estado mohoso y sucio, pero que había sido limpiado recientemente, ya que el olor a desinfectante emanaba con fuerza desde la bodega.
Una a una, las integrantes de su club de fans fueron bajando por una escalera a la guarida. Hannah y Rosie parecían tener todo bajo control, aún tenían todos los libros que había sacado de la biblioteca y todas tenían sus varitas listas.
"Tu turno, Ron." Indicó Rosie, señalando la escalera.
Ron lo pensó un momento pero obedeció sin alegar. Bajó lentamente hasta tocar el suelo con sus dos pies. Lo que encontró al llegar no fue lo que esperaba. La bodega era mucho más grande de lo que él hubiera imaginado y se extendía como un túnel por debajo de la tierra.
"Sigue el túnel." Llamó Anna desde arriba, comenzando a bajar. "Eso te llevará a la sala principal. "
Ron asintió y comenzó a caminar por el túnel. Estaba todo muy bien iluminado con candelabros, el piso estaba cubierto con una alfombra angosta roja, y las paredes estaban adornadas con lazos rojos del mismo material con el cuál las chicas habían amarrado las rosas en la clase de Encantamientos. De repente el túnel se abrió en lo que parecía ser una sala ovalada.
"¿Qué te parece?" dijo alguien desde la oscuridad, encendiendo algunas velas.
Una vez que el lugar estaba bien iluminado, Ron pudo notar los pequeños detalles que hacían al lugar especial. En el centro de la sala había una mesa redonda cubierta con un mantel blanco y con algunas flores silvestres de centro de mesa. Dos sillas altas y muy elegantes acompañaban a la mesa. La sala estaba alfombrada al igual que el túnel y una chimenea permanecía apagada en una esquina.
"Aún nos falta mucho por hacer, pero es un comienzo." Dijo Hannah apareciendo por detrás.
Ron estaba boquiabierto, "Es increíble."
Varias chicas aplaudieron y rieron simultáneamente.
"¿De verdad te gusta?" preguntó Rosie desde una esquina.
"Es perfecto." Sonrió Ron. Rosie se sonrojó de tal manera que parecía tomate.
Hermione tenía que aceptar sus disculpas, no podría resistirse a esto.
***
N/A: Hola!! Espero que les haya gustado este capitulo. Les tengo que comunicar que poco a poco esta historia va llegando a su fin y cuando eso suceda seguiré con mis demás fics (Como Verano Muggle y demás). Gracias por las reviews de los dos últimos capítulos! No olviden de dejar una para este ^_^.
