::: Confusión del Corazón :::
Capítulo 10: Lágrimas Silenciosas.
Autora: Sakura Kat.
Tomoyo recordó las palabras de Tomoku.. y también recordó los sueños que había tenido cuando era pequeña.. y entonces lo comprendió.
-Tomoku..ella..ya sé qué es lo que quiere hacer!-gritó Tomoyo entre las sombras de su habitación oscura.- Ella quiere afectar a..- Sin embargo, Tomoyo no pudo continuar.todo a su alrededor empezó a dar vueltas, y sentía un dolor horrible en el pecho.
Sin poder resistir más, Tomoyo cayó de rodillas al suelo, con un ensordecedor ruido que su madre hubiera podido escuchar..si ella hubiera estado ahí.
-Tomoyo..aún no es hora de que te enteres de mis planes..sabes? eres una chica lista, pero no eres lo suficientemente fuerte. no te preocupes..yo mantendré todo bajo control..-Tomoku soltó una risilla al decir esto último.- No sabes cuánto siento el tener que hacer esto.- dijo Tomoku sarcásticamente.
Tomoyo abrió los ojos y pudo alcanzar a ver a Tomoku caminando hacia ella, con aquellos ojos azules fríos e inexpresivos. A Tomoyo le dieron escalofríos al mirarla a los ojos.
-Qué deseas de mí Tomoku?-Tomoyo trató de sonar desafiante, pero el dolor que la invadía no le ayudó.
Tomoku le sonrió. Era una sonrisa sombría, y Tomoyo sintió pánico al verla.
-No te preocupes Tomoyo.pronto te enterarás..-le dijo con una última mirada fría y, tan repentinamente como había llegado el dolor y consigo el sueño, desapareció.
Sin embargo, Tomoku no desapareció; poco a poco, el cuerpo de Tomoyo empezó a levantarse del suelo. Aún era de noche. Una ligera brisa entraba a la habitación, moviendo a su paso el cabello de la chica.
Se miró al espejo. La esbelta figura de la chica se vio reflejada en él. Era el mismo cuerpo, pero tenía un aire diferente en ella.
Aquellos ojos amatistas que alguna vez brillaban con intensidad ahora tenían en ellos una expresión fría y distante.
Tomoku había poseído el cuerpo de Tomoyo.
Era de día cuando Tomoku despertó.
-No sabes cuánto me pesa el tener que hacer esto Tomoyo.-se dijo a sí misma sarcásticamente mientras se dirigía al balcón. -La verdad no me gustaría estar en tu lugar, en las sombras, sin poder hacer nada mientras tu cuerpo cae y muere.
Tomoku soltó una risilla antes de subir los pies al balcón. Miró hacia abajo. No había ningún árbol que podría retener una caída, y, al estar en el segundo piso de la gran mansión, el balcón estaba muy alejado del suelo.
-Despídete para siempre Tomoyo.-Tomoku se acercó al borde. Ya estaba a un paso de caer; Tomoyo seguramente moriría al chocar contra el suelo, si es que no antes.
Fue entonces que una voz la paralizó.
-Tomoyo!! Qué estás haciendo ahí?! Podrías caer!
Tomoku volteó hacia el jardín de la mansión. Ahí, en el centro, junto a la lujosa fuente de agua, estaba una chica de cabello castaño que le gritaba y al mismo tiempo corría hacia el interior del lugar.
Diablos! Unos segundos más y lo hubiera logrado. El cuerpo de Tomoyo hubiera muerto, y su espíritu se hubiera quedado en la oscuridad de las sombras, sin tener a dónde ir.-pensó Tomoku. Dirigió su atención hacia la chica que acababa de entrar en la habitación, con la respiración agitada y tratando de encontrar las palabras adecuadas.
-Tomoyo! Por qué?! Qué intentabas hacer en el balcón?!-preguntó exasperada Sakura.
Tomoku se volvió hacia la joven de ojos esmeraldas. Debo inventar alguna excusa.
-Es que. intentaba respirar un poco de aire fresco, pero al hacerlo me tambaleé un poco, es todo.-dijo secamente Tomoku. Era la misma melodiosa voz de Tomoyo, pero había algo en ella que le daba un aire de indiferencia.
-Qué alivio! Por un momento. pensé. Ayy Tomoyo!- la castaña se lanzó a los brazos de Tomoku.
-Sí, como sea, no es para tanto niña.-le dijo Tomoku, fríamente.
-Pero.Tomoyo.-dijo Sakura, con pequeñas lágrimas cristalinas en sus ojos.
-Estoy bien, y eso es lo que importa no?-preguntó Tomoku desesperada.
-Supongo que sí.pero.-Sakura titubeó. Nunca había visto a Tomoyo así.
-Querías verme?-preguntó Tomoku, algo indiferente.
-Ehh.sí, es que quería contarte.-empezó Sakura, secándose las lágrimas.
-Qué?-preguntó Tomoku secamente.
-Pues.verás, ayer, cuando iba camino a casa, me encontré a Shaoran!-dijo Sakura, emocionada.
- Y?-preguntó Tomoku. Ni siquiera sé quién es ésta.y me anda contando sobre este Shaoran.Shaoran.debe de ser ese chico que le gusta a Tomoyo.entonces ésta es Sakura.la dueña de las cartas.creo que esto se está poniendo interesante.-pensó Tomoku.
-Y? pues. dijo que había vuelto de Hong Kong hace unos días, y que irá al baile Tomoyo!-dijo enérgicamente Sakura.
-Sí, lo que sea..cuándo es el baile?-preguntó Tomoku con algo de curiosidad.
-Es en.menos de dos semanas ahora.pensé que lo recordarías Tomoyo.después de todo, iremos juntas.
-Y dices que este chico.Shaoran.irá también?-preguntó Tomoku sin ponerle atención a lo último que había dicho Sakura.
-Sí!-respondió animadamente Sakura.
Así que un baile.lástima que Tomoyo no va a poder estar presente.-Tomoku sonrió ante este pensamiento. Sakura la vio pero no le prestó mucha importancia.
-Creo que mejor me voy, tengo que terminar un trabajo de química.qué suerte la tuya, siempre terminas todo en clase Tomoyo!
-Sí, como sea.-contestó Tomoku. La verdad no le importaba mucho aquella chica alegre, en realidad la desesperaba con su actitud ingenua y despistada.
Era tarde, Sakura se había marchado, y los sirvientes de la familia Daidouji ya habían llegado. Tomoku había perdido su oportunidad.
Rayos, si tan sólo no hubiera interrumpido esa chiquilla. Tendré que pensar en algo más.-pensó Tomoku.-Quizás con algo más.silencioso.-Tomoku sonrió al ver en la gran cocina, uno de los cuchillos más filosos del chef. Sin duda no se daría cuenta a tiempo si se "perdiera" uno.
Sin perder mucho tiempo, Tomoku empezó a idear su plan. Debía ser en la noche, y no en su casa. la chica de ojos originalmente azules, ahora amatistas, salió de la mansión Daidouji a toda prisa, vestida con una blusa negra con algo de escote y unos pantalones ajustados del mismo color que moldeaban su bello cuerpo y le llegaban un poco antes de las rodillas. Con unas botas altas negras, empezó a recorrer las calles, donde las miradas de muchos hombres la seguían a su paso.
Con el instrumento en su bota derecha, Tomoku cruzó varias calles hasta llegar a un lugar alejado de la luz del sol. Aún faltaba para que se hiciera noche, pero Tomoku no quería perder el tiempo en la aburrida mansión. En vez de eso, se quedó ahí, en ese frío callejón al que había llegado.
Tomoku no quería causar un escándalo, así que esperó pacientemente hasta que la oscuridad de la noche predominó en el cielo y la luna y las estrellas hicieron su aparición.
Ahora sí. en este lugar no puede estar esa chiquilla para detenerme.y no hay ningún alma a la vista.-Tomoku se inclinó y sacó el cuchillo lentamente de su bota.
Quizás esta forma sea más dolorosa.pero así se pensará que fue un suicidio y no un asesinato o algo por el estilo.-pensó Tomoku al sentir el frío filo de la daga con sus delicados dedos.
Con una sonrisa de satisfacción en su rostro, Tomoku levantó el cuchillo hasta que estuvo a la altura de su cuello. Lentamente, su mano con la daga se fue acercando a su destino.
Al principio fue sólo un roce, pero poco a poco empezaron a caer gotas de sangre; Tomoku sintió dolor, pero siguió sonriendo sombríamente, sabiendo que todo terminaría pronto y no tendría que preocuparse nunca más por Tomoyo.
La cortada fue haciéndose cada vez más profunda, y Tomoku pudo sentir cómo un líquido caliente emanaba de su cuello y escurría por su cuerpo. Al llegar al final, Tomoku ya había perdido mucha sangre; sin fuerzas, pero con una sonrisa triunfal en su rostro, cayó inconsciente al suelo.
Eriol Hiraguizawa había pasado una de las peores noches de su vida: Nakuru había vuelto a darle dulces a Spinel, o Spy, como le llamaba la chica. El exceso de dulces hacía que el guardián con forma de gato pequeño con pequeñas alas, se embriagara, lo que produjo, como consecuencia, largas horas de persecución. Spy parecía imparable, y lo que había comenzado desde la tarde apenas y terminó a altas horas de la noche. El joven inglés huyó del lugar y corrió hasta que sus pies cansados lo obligaron a detenerse.
Empezó a caminar por las calles, adoraba la frescura de la noche. Fue entonces que la vio:
Tomoyo, inconsciente, en un callejón oscuro y frío. Eriol corrió al verla y se le acercó.
Se sorprendió mucho. Tomoyo estaba bañada en un charco de su propia sangre, y la herida en su cuello seguía sangrando.
Eriol, horrorizado de ver a una de sus mejores amigas en ese estado, la levantó y, sin dudar ni un momento más, la llevó al hospital.
Tomoyo abrió lenta y pesadamente los ojos. En cuanto despertó, un dolor tremendo le recorrió el cuerpo y cerró los ojos un momento más.
Sí, sabía que Tomoku había provocado esto y que se había apoderado de su cuerpo; lo que no sabía era cómo había llegado a ese estado en el que se encontraba en esos momentos. Miró a su alrededor. Se encontraba en un cuarto pequeño, que tenía una puerta a la izquierda, una ventana a la derecha, una silla y una mesa de noche a un lado de su cama. Las paredes eran blancas. Tomoyo se asombró al ver que su ropa, una blusa negra ceñida al cuerpo al igual que sus pantalones, estaban teñidos en sangre.en su propia sangre.
Estoy en un hospital.cómo llegué aquí? -pensó Tomoyo. No podía moverse. Sentía un terrible dolor al tratar de hacerlo.
De pronto, una puerta se abrió, revelando la figura esbelta de una joven. La joven tenía puesta una bata de médico, y tenía su cabello negro y corto suelto hasta los hombros.
-Buenos días señorita Daidouji, me alegra que despierte.-saludó la mujer con una sonrisa en el rostro.
-Quién es usted?-preguntó Tomoyo.
-Soy la doctora Hotaru Tomoe, pero puedes llamarme Hotaru.-respondió la joven, extendiéndole la mano a Tomoyo. Tomoyo correspondió el saludo.
-Se ha recuperado rápidamente señorita-reconoció Hotaru, con sus ojos color índigo mirándola.
-Qué fue lo que me pasó? Y por qué estoy aquí? Quién me trajo?-preguntó Tomoyo, algo ansiosa.
-Calma señorita, una pregunta a la vez.-Hotaru rió un poco.
-Quién me trajo aquí?-preguntó Tomoyo, curiosa.
-Un joven de ojos azules, lentes, y un acento inglés.-recordó Hotaru.
-Eriol!-Tomoyo se levantó repentinamente, pero pronto se arrepintió. El dolor la invadía.
-Respondiendo a otra de tus preguntas, lo que tienes es una grave herida en el cuello. Es muy profunda, pero el joven te trajo justo a tiempo para ser atendida.
-Ya veo.-musitó Tomoyo.
-No tienes idea de quién te pudo haber hecho esto? O fuiste tú misma?- preguntó preocupada la joven doctora.
-No fui yo.pero no sé quién pudo haber sido.no recuerdo nada de lo que pasó.lo último que recuerdo es que estaba en mi habitación de noche..pero.me parece que no puedo recordar nada de lo que pasó ayer.-dijo Tomoyo. Sabía que Tomoku era la responsable, pero no sabía qué había hecho el día anterior. Además, cómo explicarle algo que ni ella misma entendía?
-Bueno, eso no importa, por el momento sólo preocúpate por recuperarte y reposar.-dijo Hotaru, saliendo de la habitación.
Así que fue Eriol quien me trajo.necesito verlo.quiero darle las gracias.- pesó Tomoyo.
A pesar de que al paso de tiempo se había mantenido en contacto con Eriol, Tomoyo sentía que de quien estaba enamorada era Shaoran. Podía considerar a Eriol como uno de sus mejores amigos, pero nada más. Tomoyo había estado buscando la oportunidad de expresarle sus sentimientos a Shaoran, pero no había sido lo suficientemente valiente.
Pero, estaba decidida, se lo diría antes del baile.
De pronto, se escuchó un leve sonido en la puerta.
-Puedo pasar Daidouji? Soy Hiraguizawa.-se escuchó la voz del joven.
-Sí, adelante, pasa Hiraguizawa.-respondió Tomoyo desde su cama.
Eriol llevaba en sus manos tres ramos de flores, todas de diferentes tipos.
-Todas éstas son para ti, los claveles son de Sakura, las violetas son de Shaoran y las rosas son de parte mía.-dijo Eriol al entrar a la habitación.
-Muchas gracias! Todas son muy hermosas, en serio se los agradezco.-dijo Tomoyo.
Eriol puso las flores en un florero que estaba sobre la mesa enseguida de Tomoyo y se sentó en una silla que se encontraba cerca.
-Cómo te sientes?-preguntó Eriol con preocupación reflejada en sus ojos.
-Me siento bien, aunque debo admitir que me he sentido mejor en otras ocasiones.-respondió Tomoyo.
-Me alegro de que te sientas bien.-dijo Eriol, con una sonrisa en el rostro.
-Es cierto.muchas gracias por.salvarme la vida.-dijo Tomoyo.
-Por nada.debo decir que realmente me preocupé al verte en tu propia sangre.por un momento pensé que.te perdería.-Eriol bajó la mirada.
-No te preocupes Hiraguizawa, estoy bien, no me gusta que los demás se preocupen por mí.
-Te puedo llamar por tu nombre?-preguntó el joven.
-Claro, te puedo llamar Eriol?
-Por supuesto Tomoyo.
Ambos se sonrieron mutuamente. Había algo en Eriol que no tenía Shaoran que se sentía en confianza, se sentía ella misma, algo que con nadie más ocurría, sólo con su mejor amiga Sakura.
-Sakura y Li dijeron que vendrían un poco más tarde, Sakura porque ahora tenía que entregar un trabajo en la preparatoria y Li no me dio excusa.
Tomoyo rió al escuchar lo último. Eriol sonrió al verla así, pero no pudo evitar que su corazón empezara a latir más rápido. Se sonrojó un poco y cambió de tema.
-No sabes cuánto tiempo estarás en reposo?-preguntó él.
-No, no lo sé.se me olvidó preguntarle a Hotaru.-Tomoyo, al ver la cara confundida de Eriol, dijo: -Hotaru es mi doctora.
-Ah, la doctora Tomoe.-repuso él.
-Así es.
Eriol vio su reloj y vio que ya era tarde. No había desayunado y había pasado el resto de la noche en el hospital. Probablemente Nakuru ya estaría histérica de la preocupación, conociéndola.
-Debo irme, pero te prometo que volveré más tarde.-dijo Eriol.
-Está bien, adiós Eriol.-se despidió Tomoyo.
-Adiós, Tomoyo.-Eriol se despidió y salió de la habitación.
Tomoyo había dormido el resto del día, hasta que vio a Shaoran en la ventana de la habitación. Tomoyo se emocionó, pero se desilusionó cuando vio a Sakura detrás de él. Pretendió estar dormida.
-Tomoyo.estás despierta?-era la voz de Sakura.-vamos a entrar, espero que no te moleste.
Tomoyo no contestó y siguió pretendiendo estar dormida.
-Creo que está dormida.-era la voz de Shaoran.
-Supongo que le dejaré estos chocolates junto a las flores.-dijo Sakura.
-Sí.Sakura.-la llamó tímidamente Shaoran. Sabía que tenía que decírselo, tarde o temprano, y esta vez sí tenía el valor suficiente para decírselo.
-Sí Shaoran? Qué sucede?-preguntó Sakura, algo ruborizada. Tomoyo tenía los ojos entreabiertos, de tal forma que parecía dormida, pero podía alcanzar a observar todo.
-Bueno.es que.yo.-tartamudeó Shaoran.
-Dime?-preguntó Sakura.
-Pues.tú sabes que me gustas, Sakura.y.yo.-Shaoran estaba rojo, al igual que Sakura.
-Sí?-preguntó tímidamente la chica.
-Pues..quería saber.si tú quisieras.ser.mi.novia?-preguntó Shaoran, casi en un murmullo, pero lo suficientemente alto para poderlo escuchar.
-Me encantaría Shaoran! Sí!-Sakura y Shaoran se abrazaron.
-Escuchaste algo?-preguntó Sakura, algo asustada.
-No, debió haber sido tu imaginación. Yo no escuche nada.-respondió Shaoran.
-Creo que sí fue mi imaginación.
Probablemente, lo que escuchó Sakura fue el corazón de Tomoyo, al romperse.
Hi!! Gracias por el review.espero que les haya gustado este capítulo..saben?hasta ahorita me estoy dando cuenta de lo mala que he sido con la pobre de Tomoyo-chan. T-T Pobrecita. En fin, era por la historia.ni modo. Dejen review!!
Capítulo 10: Lágrimas Silenciosas.
Autora: Sakura Kat.
Tomoyo recordó las palabras de Tomoku.. y también recordó los sueños que había tenido cuando era pequeña.. y entonces lo comprendió.
-Tomoku..ella..ya sé qué es lo que quiere hacer!-gritó Tomoyo entre las sombras de su habitación oscura.- Ella quiere afectar a..- Sin embargo, Tomoyo no pudo continuar.todo a su alrededor empezó a dar vueltas, y sentía un dolor horrible en el pecho.
Sin poder resistir más, Tomoyo cayó de rodillas al suelo, con un ensordecedor ruido que su madre hubiera podido escuchar..si ella hubiera estado ahí.
-Tomoyo..aún no es hora de que te enteres de mis planes..sabes? eres una chica lista, pero no eres lo suficientemente fuerte. no te preocupes..yo mantendré todo bajo control..-Tomoku soltó una risilla al decir esto último.- No sabes cuánto siento el tener que hacer esto.- dijo Tomoku sarcásticamente.
Tomoyo abrió los ojos y pudo alcanzar a ver a Tomoku caminando hacia ella, con aquellos ojos azules fríos e inexpresivos. A Tomoyo le dieron escalofríos al mirarla a los ojos.
-Qué deseas de mí Tomoku?-Tomoyo trató de sonar desafiante, pero el dolor que la invadía no le ayudó.
Tomoku le sonrió. Era una sonrisa sombría, y Tomoyo sintió pánico al verla.
-No te preocupes Tomoyo.pronto te enterarás..-le dijo con una última mirada fría y, tan repentinamente como había llegado el dolor y consigo el sueño, desapareció.
Sin embargo, Tomoku no desapareció; poco a poco, el cuerpo de Tomoyo empezó a levantarse del suelo. Aún era de noche. Una ligera brisa entraba a la habitación, moviendo a su paso el cabello de la chica.
Se miró al espejo. La esbelta figura de la chica se vio reflejada en él. Era el mismo cuerpo, pero tenía un aire diferente en ella.
Aquellos ojos amatistas que alguna vez brillaban con intensidad ahora tenían en ellos una expresión fría y distante.
Tomoku había poseído el cuerpo de Tomoyo.
Era de día cuando Tomoku despertó.
-No sabes cuánto me pesa el tener que hacer esto Tomoyo.-se dijo a sí misma sarcásticamente mientras se dirigía al balcón. -La verdad no me gustaría estar en tu lugar, en las sombras, sin poder hacer nada mientras tu cuerpo cae y muere.
Tomoku soltó una risilla antes de subir los pies al balcón. Miró hacia abajo. No había ningún árbol que podría retener una caída, y, al estar en el segundo piso de la gran mansión, el balcón estaba muy alejado del suelo.
-Despídete para siempre Tomoyo.-Tomoku se acercó al borde. Ya estaba a un paso de caer; Tomoyo seguramente moriría al chocar contra el suelo, si es que no antes.
Fue entonces que una voz la paralizó.
-Tomoyo!! Qué estás haciendo ahí?! Podrías caer!
Tomoku volteó hacia el jardín de la mansión. Ahí, en el centro, junto a la lujosa fuente de agua, estaba una chica de cabello castaño que le gritaba y al mismo tiempo corría hacia el interior del lugar.
Diablos! Unos segundos más y lo hubiera logrado. El cuerpo de Tomoyo hubiera muerto, y su espíritu se hubiera quedado en la oscuridad de las sombras, sin tener a dónde ir.-pensó Tomoku. Dirigió su atención hacia la chica que acababa de entrar en la habitación, con la respiración agitada y tratando de encontrar las palabras adecuadas.
-Tomoyo! Por qué?! Qué intentabas hacer en el balcón?!-preguntó exasperada Sakura.
Tomoku se volvió hacia la joven de ojos esmeraldas. Debo inventar alguna excusa.
-Es que. intentaba respirar un poco de aire fresco, pero al hacerlo me tambaleé un poco, es todo.-dijo secamente Tomoku. Era la misma melodiosa voz de Tomoyo, pero había algo en ella que le daba un aire de indiferencia.
-Qué alivio! Por un momento. pensé. Ayy Tomoyo!- la castaña se lanzó a los brazos de Tomoku.
-Sí, como sea, no es para tanto niña.-le dijo Tomoku, fríamente.
-Pero.Tomoyo.-dijo Sakura, con pequeñas lágrimas cristalinas en sus ojos.
-Estoy bien, y eso es lo que importa no?-preguntó Tomoku desesperada.
-Supongo que sí.pero.-Sakura titubeó. Nunca había visto a Tomoyo así.
-Querías verme?-preguntó Tomoku, algo indiferente.
-Ehh.sí, es que quería contarte.-empezó Sakura, secándose las lágrimas.
-Qué?-preguntó Tomoku secamente.
-Pues.verás, ayer, cuando iba camino a casa, me encontré a Shaoran!-dijo Sakura, emocionada.
- Y?-preguntó Tomoku. Ni siquiera sé quién es ésta.y me anda contando sobre este Shaoran.Shaoran.debe de ser ese chico que le gusta a Tomoyo.entonces ésta es Sakura.la dueña de las cartas.creo que esto se está poniendo interesante.-pensó Tomoku.
-Y? pues. dijo que había vuelto de Hong Kong hace unos días, y que irá al baile Tomoyo!-dijo enérgicamente Sakura.
-Sí, lo que sea..cuándo es el baile?-preguntó Tomoku con algo de curiosidad.
-Es en.menos de dos semanas ahora.pensé que lo recordarías Tomoyo.después de todo, iremos juntas.
-Y dices que este chico.Shaoran.irá también?-preguntó Tomoku sin ponerle atención a lo último que había dicho Sakura.
-Sí!-respondió animadamente Sakura.
Así que un baile.lástima que Tomoyo no va a poder estar presente.-Tomoku sonrió ante este pensamiento. Sakura la vio pero no le prestó mucha importancia.
-Creo que mejor me voy, tengo que terminar un trabajo de química.qué suerte la tuya, siempre terminas todo en clase Tomoyo!
-Sí, como sea.-contestó Tomoku. La verdad no le importaba mucho aquella chica alegre, en realidad la desesperaba con su actitud ingenua y despistada.
Era tarde, Sakura se había marchado, y los sirvientes de la familia Daidouji ya habían llegado. Tomoku había perdido su oportunidad.
Rayos, si tan sólo no hubiera interrumpido esa chiquilla. Tendré que pensar en algo más.-pensó Tomoku.-Quizás con algo más.silencioso.-Tomoku sonrió al ver en la gran cocina, uno de los cuchillos más filosos del chef. Sin duda no se daría cuenta a tiempo si se "perdiera" uno.
Sin perder mucho tiempo, Tomoku empezó a idear su plan. Debía ser en la noche, y no en su casa. la chica de ojos originalmente azules, ahora amatistas, salió de la mansión Daidouji a toda prisa, vestida con una blusa negra con algo de escote y unos pantalones ajustados del mismo color que moldeaban su bello cuerpo y le llegaban un poco antes de las rodillas. Con unas botas altas negras, empezó a recorrer las calles, donde las miradas de muchos hombres la seguían a su paso.
Con el instrumento en su bota derecha, Tomoku cruzó varias calles hasta llegar a un lugar alejado de la luz del sol. Aún faltaba para que se hiciera noche, pero Tomoku no quería perder el tiempo en la aburrida mansión. En vez de eso, se quedó ahí, en ese frío callejón al que había llegado.
Tomoku no quería causar un escándalo, así que esperó pacientemente hasta que la oscuridad de la noche predominó en el cielo y la luna y las estrellas hicieron su aparición.
Ahora sí. en este lugar no puede estar esa chiquilla para detenerme.y no hay ningún alma a la vista.-Tomoku se inclinó y sacó el cuchillo lentamente de su bota.
Quizás esta forma sea más dolorosa.pero así se pensará que fue un suicidio y no un asesinato o algo por el estilo.-pensó Tomoku al sentir el frío filo de la daga con sus delicados dedos.
Con una sonrisa de satisfacción en su rostro, Tomoku levantó el cuchillo hasta que estuvo a la altura de su cuello. Lentamente, su mano con la daga se fue acercando a su destino.
Al principio fue sólo un roce, pero poco a poco empezaron a caer gotas de sangre; Tomoku sintió dolor, pero siguió sonriendo sombríamente, sabiendo que todo terminaría pronto y no tendría que preocuparse nunca más por Tomoyo.
La cortada fue haciéndose cada vez más profunda, y Tomoku pudo sentir cómo un líquido caliente emanaba de su cuello y escurría por su cuerpo. Al llegar al final, Tomoku ya había perdido mucha sangre; sin fuerzas, pero con una sonrisa triunfal en su rostro, cayó inconsciente al suelo.
Eriol Hiraguizawa había pasado una de las peores noches de su vida: Nakuru había vuelto a darle dulces a Spinel, o Spy, como le llamaba la chica. El exceso de dulces hacía que el guardián con forma de gato pequeño con pequeñas alas, se embriagara, lo que produjo, como consecuencia, largas horas de persecución. Spy parecía imparable, y lo que había comenzado desde la tarde apenas y terminó a altas horas de la noche. El joven inglés huyó del lugar y corrió hasta que sus pies cansados lo obligaron a detenerse.
Empezó a caminar por las calles, adoraba la frescura de la noche. Fue entonces que la vio:
Tomoyo, inconsciente, en un callejón oscuro y frío. Eriol corrió al verla y se le acercó.
Se sorprendió mucho. Tomoyo estaba bañada en un charco de su propia sangre, y la herida en su cuello seguía sangrando.
Eriol, horrorizado de ver a una de sus mejores amigas en ese estado, la levantó y, sin dudar ni un momento más, la llevó al hospital.
Tomoyo abrió lenta y pesadamente los ojos. En cuanto despertó, un dolor tremendo le recorrió el cuerpo y cerró los ojos un momento más.
Sí, sabía que Tomoku había provocado esto y que se había apoderado de su cuerpo; lo que no sabía era cómo había llegado a ese estado en el que se encontraba en esos momentos. Miró a su alrededor. Se encontraba en un cuarto pequeño, que tenía una puerta a la izquierda, una ventana a la derecha, una silla y una mesa de noche a un lado de su cama. Las paredes eran blancas. Tomoyo se asombró al ver que su ropa, una blusa negra ceñida al cuerpo al igual que sus pantalones, estaban teñidos en sangre.en su propia sangre.
Estoy en un hospital.cómo llegué aquí? -pensó Tomoyo. No podía moverse. Sentía un terrible dolor al tratar de hacerlo.
De pronto, una puerta se abrió, revelando la figura esbelta de una joven. La joven tenía puesta una bata de médico, y tenía su cabello negro y corto suelto hasta los hombros.
-Buenos días señorita Daidouji, me alegra que despierte.-saludó la mujer con una sonrisa en el rostro.
-Quién es usted?-preguntó Tomoyo.
-Soy la doctora Hotaru Tomoe, pero puedes llamarme Hotaru.-respondió la joven, extendiéndole la mano a Tomoyo. Tomoyo correspondió el saludo.
-Se ha recuperado rápidamente señorita-reconoció Hotaru, con sus ojos color índigo mirándola.
-Qué fue lo que me pasó? Y por qué estoy aquí? Quién me trajo?-preguntó Tomoyo, algo ansiosa.
-Calma señorita, una pregunta a la vez.-Hotaru rió un poco.
-Quién me trajo aquí?-preguntó Tomoyo, curiosa.
-Un joven de ojos azules, lentes, y un acento inglés.-recordó Hotaru.
-Eriol!-Tomoyo se levantó repentinamente, pero pronto se arrepintió. El dolor la invadía.
-Respondiendo a otra de tus preguntas, lo que tienes es una grave herida en el cuello. Es muy profunda, pero el joven te trajo justo a tiempo para ser atendida.
-Ya veo.-musitó Tomoyo.
-No tienes idea de quién te pudo haber hecho esto? O fuiste tú misma?- preguntó preocupada la joven doctora.
-No fui yo.pero no sé quién pudo haber sido.no recuerdo nada de lo que pasó.lo último que recuerdo es que estaba en mi habitación de noche..pero.me parece que no puedo recordar nada de lo que pasó ayer.-dijo Tomoyo. Sabía que Tomoku era la responsable, pero no sabía qué había hecho el día anterior. Además, cómo explicarle algo que ni ella misma entendía?
-Bueno, eso no importa, por el momento sólo preocúpate por recuperarte y reposar.-dijo Hotaru, saliendo de la habitación.
Así que fue Eriol quien me trajo.necesito verlo.quiero darle las gracias.- pesó Tomoyo.
A pesar de que al paso de tiempo se había mantenido en contacto con Eriol, Tomoyo sentía que de quien estaba enamorada era Shaoran. Podía considerar a Eriol como uno de sus mejores amigos, pero nada más. Tomoyo había estado buscando la oportunidad de expresarle sus sentimientos a Shaoran, pero no había sido lo suficientemente valiente.
Pero, estaba decidida, se lo diría antes del baile.
De pronto, se escuchó un leve sonido en la puerta.
-Puedo pasar Daidouji? Soy Hiraguizawa.-se escuchó la voz del joven.
-Sí, adelante, pasa Hiraguizawa.-respondió Tomoyo desde su cama.
Eriol llevaba en sus manos tres ramos de flores, todas de diferentes tipos.
-Todas éstas son para ti, los claveles son de Sakura, las violetas son de Shaoran y las rosas son de parte mía.-dijo Eriol al entrar a la habitación.
-Muchas gracias! Todas son muy hermosas, en serio se los agradezco.-dijo Tomoyo.
Eriol puso las flores en un florero que estaba sobre la mesa enseguida de Tomoyo y se sentó en una silla que se encontraba cerca.
-Cómo te sientes?-preguntó Eriol con preocupación reflejada en sus ojos.
-Me siento bien, aunque debo admitir que me he sentido mejor en otras ocasiones.-respondió Tomoyo.
-Me alegro de que te sientas bien.-dijo Eriol, con una sonrisa en el rostro.
-Es cierto.muchas gracias por.salvarme la vida.-dijo Tomoyo.
-Por nada.debo decir que realmente me preocupé al verte en tu propia sangre.por un momento pensé que.te perdería.-Eriol bajó la mirada.
-No te preocupes Hiraguizawa, estoy bien, no me gusta que los demás se preocupen por mí.
-Te puedo llamar por tu nombre?-preguntó el joven.
-Claro, te puedo llamar Eriol?
-Por supuesto Tomoyo.
Ambos se sonrieron mutuamente. Había algo en Eriol que no tenía Shaoran que se sentía en confianza, se sentía ella misma, algo que con nadie más ocurría, sólo con su mejor amiga Sakura.
-Sakura y Li dijeron que vendrían un poco más tarde, Sakura porque ahora tenía que entregar un trabajo en la preparatoria y Li no me dio excusa.
Tomoyo rió al escuchar lo último. Eriol sonrió al verla así, pero no pudo evitar que su corazón empezara a latir más rápido. Se sonrojó un poco y cambió de tema.
-No sabes cuánto tiempo estarás en reposo?-preguntó él.
-No, no lo sé.se me olvidó preguntarle a Hotaru.-Tomoyo, al ver la cara confundida de Eriol, dijo: -Hotaru es mi doctora.
-Ah, la doctora Tomoe.-repuso él.
-Así es.
Eriol vio su reloj y vio que ya era tarde. No había desayunado y había pasado el resto de la noche en el hospital. Probablemente Nakuru ya estaría histérica de la preocupación, conociéndola.
-Debo irme, pero te prometo que volveré más tarde.-dijo Eriol.
-Está bien, adiós Eriol.-se despidió Tomoyo.
-Adiós, Tomoyo.-Eriol se despidió y salió de la habitación.
Tomoyo había dormido el resto del día, hasta que vio a Shaoran en la ventana de la habitación. Tomoyo se emocionó, pero se desilusionó cuando vio a Sakura detrás de él. Pretendió estar dormida.
-Tomoyo.estás despierta?-era la voz de Sakura.-vamos a entrar, espero que no te moleste.
Tomoyo no contestó y siguió pretendiendo estar dormida.
-Creo que está dormida.-era la voz de Shaoran.
-Supongo que le dejaré estos chocolates junto a las flores.-dijo Sakura.
-Sí.Sakura.-la llamó tímidamente Shaoran. Sabía que tenía que decírselo, tarde o temprano, y esta vez sí tenía el valor suficiente para decírselo.
-Sí Shaoran? Qué sucede?-preguntó Sakura, algo ruborizada. Tomoyo tenía los ojos entreabiertos, de tal forma que parecía dormida, pero podía alcanzar a observar todo.
-Bueno.es que.yo.-tartamudeó Shaoran.
-Dime?-preguntó Sakura.
-Pues.tú sabes que me gustas, Sakura.y.yo.-Shaoran estaba rojo, al igual que Sakura.
-Sí?-preguntó tímidamente la chica.
-Pues..quería saber.si tú quisieras.ser.mi.novia?-preguntó Shaoran, casi en un murmullo, pero lo suficientemente alto para poderlo escuchar.
-Me encantaría Shaoran! Sí!-Sakura y Shaoran se abrazaron.
-Escuchaste algo?-preguntó Sakura, algo asustada.
-No, debió haber sido tu imaginación. Yo no escuche nada.-respondió Shaoran.
-Creo que sí fue mi imaginación.
Probablemente, lo que escuchó Sakura fue el corazón de Tomoyo, al romperse.
Hi!! Gracias por el review.espero que les haya gustado este capítulo..saben?hasta ahorita me estoy dando cuenta de lo mala que he sido con la pobre de Tomoyo-chan. T-T Pobrecita. En fin, era por la historia.ni modo. Dejen review!!
