CAPÍTULO 3
Los primeros rayos de sol empezaron a asomar por detrás de las montañas que rodeaban al castillo, uno de ellos se adentro con valentía por una ventana del tercer piso proyectando su suave claridad sobre mi figura y fui despertándome. Abrí los ojos con pereza, aún era temprano para mi pero ese maldito rayito de sol me estaba molestando, me fui a mover cuando me percaté donde estaba y con quien. Una "sonrisa" surgió en mi hocico peludo. Yo, aún convertido en ciervo, observé a Remus con su cuerpo humano descansando en mi lomo, tal y como quedamos ayer noche. La toga parecía quedarle algo más grande y tenía profundas ojeras pero lo peor ya había pasado.
[-Esto quedaría bien en un cuadro] pensé mientras, con lentitud, me iba transformando de nuevo en chico. Era algo casi imposible pero bello, para alguien que no supiera la verdad, ver a un humano descansar sobre un magnífico ejemplar de ciervo. Me giré quedando boca arriba y pasé un brazo por detrás de su cabeza y otro por la espalda de Remus que no se había inmutado de mi cambio, estaba demasiado cansado, mientras su cabeza reposaba en mi pecho. Bostecé y comprobando que eran solo las cinco de la mañana cerré los ojos y me volví a dormir.
****
Con suaves movimientos, más bien por carencia de fuerzas, Remus se fue despertando quedando un momento alumbrado por el sol, después, notando que no descansaba sobre el suelo sino en algo blando y que se movía a un ritmo acompasado miro hacía arriba. Harry seguía con los ojos cerrados, abrazándolo.
Una pequeña sonrisa surgió en sus labios al ver como el chico se había quedado toda la noche junto a él, tal y como le había prometido, recostó su cara sobre su mano y se quedó contemplándolo. De verdad se parecía a James pero tenía rasgos de Lily, así dormido se veía inmensamente inocente con su cabello extremadamente revuelto. Le apartó unos mechones de la cara y suspiró al darse cuenta que esa noche había sido maravillosa porque no había tenido ninguna horrible pesadilla, ni tentaciones de vagar por el bosque prohibido en busca de alguna presa, ni de querer acabar con eso para siempre, no, todo había sido como en los tiempos de los merodeadores, se sentía acompañado y no solo en su terrible transformación. Harry había estado allí apoyándolo y aguantando toda la noche. Le estaba agradecido, inmensamente agradecido.
- Harry... Harry despierta, debes ir a tu sala común- le susurró mientras lo zarandeaba un poco. - Mmmm- balbuceó el chico mientras abría sus ojos- buenos díííaaasss- dijo mientras bostezaba y se incorporaba. - ¿Cómo has dormido?- le preguntó el adulto levantándose para dejarse caer en un sillón, estaba muy cansado. - Bien, ¿y tú?, tienes mal aspecto. - Bueno no puedes esperar nada mejor en una noche de luna llena pero he dormido perfectamente- se quedaron mirando hasta que volvió ha hablar- Harry ¿por qué no me habías dicho que eras animago? - No quería que nadie lo supiera- se colocó bien las gafas y lo miro- hace un año que tengo este poder y... no estoy registrado. - Harry... - No me regañes por favor yo... quería seguir los pasos de mi padre y de Sirius, si no estoy registrado podré ser de ayuda en un futuro para tener información. - No te iba a regañar te iba a dar las gracias por lo que has hecho por mi- el chico le sonrió con timidez- no sabes lo que ha significado para mi tenerte a mi lado esta noche, sentirte cerca me ha complacido más que nada en este mundo, gracias Harry, muchas gracias.
Harry se acercó y lo abrazó con ternura mientras le susurraba que siempre estaría allí, que ahora en adelante, en cada luna llena, él estaría a su lado. Le aconsejó que comiera algo y se fue a Gryffindor para poderse duchar antes de desayunar.
Remus se quedó sentado y por unos momentos miro el lugar donde habían dormido los dos. De verdad esa noche había sido muy especial.
**** Esos días los pasé como en un sueño, el lunes me distraía en cada clase como nunca antes lo había echo. No podía quitarme de la cabeza lo ocurrido en la noche, había estado tan a gusto junto ha Remus, incluso siendo los dos animales, por primera vez desde la muerte de Sirius no había soñado con nada desagradable, solo descansé y disfruté del calor del otro.
- ¿Harry estas bien?- le preguntó Ron despertándolo de su ensimismamiento- desde el sábado te veo distraído, no has escuchado nada en clase, estas... en otro mundo. - Lo siento- me disculpé y para mi asombro me vi que estaba sentado en la mesa Gryffindor del Comedor. - Por cierto ¿dónde dormiste el viernes ?- preguntó el pelirrojo casi en susurro pero Hermione lo oyó. - ¿No has dormido en tu habitación?, Harry, no debes rondar por el castillo ha altas horas de la noche, algún profesor puede encontrarte. - Estaba con uno de ellos- confesó, sus dos amigos se quedaron con la boca abierta, había llegado la hora de ser sinceros con ellos- vamos a fuera, debo hablar con vosotros.
Y casi arrastrado por los dos, salí al frescor de los jardines y nos dirigimos al lado del lago, ha esa hora no había nadie allí. Cada uno se puso delante de mi visión y esperaron la confesión.
- He estado acompañando a Remus en su transformación. - ¡Oh Harry! Eso es muy peligroso, podría haberte mordido o Dios sabe que- dijo Hermione con una mano en la boca. - No porque es totalmente inofensivo con otros animales. - Pero tu no eres un animal Harry- comentó Ron- a veces eres muy burro pero... eso es la edad, supongo. - Es que... veréis, hay algo que no os he dicho- me pasé una mano por el cabello con nerviosismo. - Eres animago.
Yo y Ron dirigimos nuestra mirada hacía Hermione que había hablado con total seguridad, mi amigo pelirrojo me miro igual que la joven, esperaban respuesta. Al final asentí. Les conté todo sobre mi poder de animago y lo ocurrido dos noches atrás (saltándome el asunto de haber disfrutado el dormir con Remus). Estaban flipando por todo, no creían que yo hubiera conseguido hacerlo sin que ellos se enterasen, pero así era. Lo comprendieron y fueron más comprensivos de lo que creí. A los quince minutos Ron se despidió de nosotros para ir a un castigo con Filch que lo había pillado ayer a la tarde tirando bombas fétidas a los pasillos de las mazmorras, me quedé yo y Hermione que paseamos hasta un rincón algo escondido de todos donde nos juntábamos muchas veces para respirar paz y tranquilidad, nos sentamos en la hierba y comentamos un poco de todo.
- Hermione ¿puedo hacerte una confesión?, necesito tu opinión, pero no quiero que nadie lo sepa, ni siquiera Ron. - Por supuesto Harry, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. - Gracias- arranque unas briznas de hierva y pensé en lo que diría- verás... he ido notando que... hay una persona que me importa cada día más, me preocupo de esa persona como no lo he echo por nadie, bueno a parte de vosotros, disfruto su compañía y cuando me falta, me siento... triste, solo, con ganas de pasar cada minuto de mi vida a su lado, no se como explicarlo pero ese alguien no se marcha de mi cabeza, y es lo que quiero, ¿qué crees que me pasa? - Que estas enamorado- soltó Hermione - ¿Q-qué?- tartamudeé. - Es algo lógico Harry, a todos nos pasa- me miro con cariño- las personas nacemos para querer a otras, no es que sepa mucho de la otra persona pero por lo que me dices es muy importante para ti, la quieres y mucho. - Ah- no sabía que decir. - Y, ¿podría saber quién es la afortunada? - Más bien, afortunado- respiré hondo- es Remus.
Los primeros rayos de sol empezaron a asomar por detrás de las montañas que rodeaban al castillo, uno de ellos se adentro con valentía por una ventana del tercer piso proyectando su suave claridad sobre mi figura y fui despertándome. Abrí los ojos con pereza, aún era temprano para mi pero ese maldito rayito de sol me estaba molestando, me fui a mover cuando me percaté donde estaba y con quien. Una "sonrisa" surgió en mi hocico peludo. Yo, aún convertido en ciervo, observé a Remus con su cuerpo humano descansando en mi lomo, tal y como quedamos ayer noche. La toga parecía quedarle algo más grande y tenía profundas ojeras pero lo peor ya había pasado.
[-Esto quedaría bien en un cuadro] pensé mientras, con lentitud, me iba transformando de nuevo en chico. Era algo casi imposible pero bello, para alguien que no supiera la verdad, ver a un humano descansar sobre un magnífico ejemplar de ciervo. Me giré quedando boca arriba y pasé un brazo por detrás de su cabeza y otro por la espalda de Remus que no se había inmutado de mi cambio, estaba demasiado cansado, mientras su cabeza reposaba en mi pecho. Bostecé y comprobando que eran solo las cinco de la mañana cerré los ojos y me volví a dormir.
****
Con suaves movimientos, más bien por carencia de fuerzas, Remus se fue despertando quedando un momento alumbrado por el sol, después, notando que no descansaba sobre el suelo sino en algo blando y que se movía a un ritmo acompasado miro hacía arriba. Harry seguía con los ojos cerrados, abrazándolo.
Una pequeña sonrisa surgió en sus labios al ver como el chico se había quedado toda la noche junto a él, tal y como le había prometido, recostó su cara sobre su mano y se quedó contemplándolo. De verdad se parecía a James pero tenía rasgos de Lily, así dormido se veía inmensamente inocente con su cabello extremadamente revuelto. Le apartó unos mechones de la cara y suspiró al darse cuenta que esa noche había sido maravillosa porque no había tenido ninguna horrible pesadilla, ni tentaciones de vagar por el bosque prohibido en busca de alguna presa, ni de querer acabar con eso para siempre, no, todo había sido como en los tiempos de los merodeadores, se sentía acompañado y no solo en su terrible transformación. Harry había estado allí apoyándolo y aguantando toda la noche. Le estaba agradecido, inmensamente agradecido.
- Harry... Harry despierta, debes ir a tu sala común- le susurró mientras lo zarandeaba un poco. - Mmmm- balbuceó el chico mientras abría sus ojos- buenos díííaaasss- dijo mientras bostezaba y se incorporaba. - ¿Cómo has dormido?- le preguntó el adulto levantándose para dejarse caer en un sillón, estaba muy cansado. - Bien, ¿y tú?, tienes mal aspecto. - Bueno no puedes esperar nada mejor en una noche de luna llena pero he dormido perfectamente- se quedaron mirando hasta que volvió ha hablar- Harry ¿por qué no me habías dicho que eras animago? - No quería que nadie lo supiera- se colocó bien las gafas y lo miro- hace un año que tengo este poder y... no estoy registrado. - Harry... - No me regañes por favor yo... quería seguir los pasos de mi padre y de Sirius, si no estoy registrado podré ser de ayuda en un futuro para tener información. - No te iba a regañar te iba a dar las gracias por lo que has hecho por mi- el chico le sonrió con timidez- no sabes lo que ha significado para mi tenerte a mi lado esta noche, sentirte cerca me ha complacido más que nada en este mundo, gracias Harry, muchas gracias.
Harry se acercó y lo abrazó con ternura mientras le susurraba que siempre estaría allí, que ahora en adelante, en cada luna llena, él estaría a su lado. Le aconsejó que comiera algo y se fue a Gryffindor para poderse duchar antes de desayunar.
Remus se quedó sentado y por unos momentos miro el lugar donde habían dormido los dos. De verdad esa noche había sido muy especial.
**** Esos días los pasé como en un sueño, el lunes me distraía en cada clase como nunca antes lo había echo. No podía quitarme de la cabeza lo ocurrido en la noche, había estado tan a gusto junto ha Remus, incluso siendo los dos animales, por primera vez desde la muerte de Sirius no había soñado con nada desagradable, solo descansé y disfruté del calor del otro.
- ¿Harry estas bien?- le preguntó Ron despertándolo de su ensimismamiento- desde el sábado te veo distraído, no has escuchado nada en clase, estas... en otro mundo. - Lo siento- me disculpé y para mi asombro me vi que estaba sentado en la mesa Gryffindor del Comedor. - Por cierto ¿dónde dormiste el viernes ?- preguntó el pelirrojo casi en susurro pero Hermione lo oyó. - ¿No has dormido en tu habitación?, Harry, no debes rondar por el castillo ha altas horas de la noche, algún profesor puede encontrarte. - Estaba con uno de ellos- confesó, sus dos amigos se quedaron con la boca abierta, había llegado la hora de ser sinceros con ellos- vamos a fuera, debo hablar con vosotros.
Y casi arrastrado por los dos, salí al frescor de los jardines y nos dirigimos al lado del lago, ha esa hora no había nadie allí. Cada uno se puso delante de mi visión y esperaron la confesión.
- He estado acompañando a Remus en su transformación. - ¡Oh Harry! Eso es muy peligroso, podría haberte mordido o Dios sabe que- dijo Hermione con una mano en la boca. - No porque es totalmente inofensivo con otros animales. - Pero tu no eres un animal Harry- comentó Ron- a veces eres muy burro pero... eso es la edad, supongo. - Es que... veréis, hay algo que no os he dicho- me pasé una mano por el cabello con nerviosismo. - Eres animago.
Yo y Ron dirigimos nuestra mirada hacía Hermione que había hablado con total seguridad, mi amigo pelirrojo me miro igual que la joven, esperaban respuesta. Al final asentí. Les conté todo sobre mi poder de animago y lo ocurrido dos noches atrás (saltándome el asunto de haber disfrutado el dormir con Remus). Estaban flipando por todo, no creían que yo hubiera conseguido hacerlo sin que ellos se enterasen, pero así era. Lo comprendieron y fueron más comprensivos de lo que creí. A los quince minutos Ron se despidió de nosotros para ir a un castigo con Filch que lo había pillado ayer a la tarde tirando bombas fétidas a los pasillos de las mazmorras, me quedé yo y Hermione que paseamos hasta un rincón algo escondido de todos donde nos juntábamos muchas veces para respirar paz y tranquilidad, nos sentamos en la hierba y comentamos un poco de todo.
- Hermione ¿puedo hacerte una confesión?, necesito tu opinión, pero no quiero que nadie lo sepa, ni siquiera Ron. - Por supuesto Harry, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. - Gracias- arranque unas briznas de hierva y pensé en lo que diría- verás... he ido notando que... hay una persona que me importa cada día más, me preocupo de esa persona como no lo he echo por nadie, bueno a parte de vosotros, disfruto su compañía y cuando me falta, me siento... triste, solo, con ganas de pasar cada minuto de mi vida a su lado, no se como explicarlo pero ese alguien no se marcha de mi cabeza, y es lo que quiero, ¿qué crees que me pasa? - Que estas enamorado- soltó Hermione - ¿Q-qué?- tartamudeé. - Es algo lógico Harry, a todos nos pasa- me miro con cariño- las personas nacemos para querer a otras, no es que sepa mucho de la otra persona pero por lo que me dices es muy importante para ti, la quieres y mucho. - Ah- no sabía que decir. - Y, ¿podría saber quién es la afortunada? - Más bien, afortunado- respiré hondo- es Remus.
