Valeeeee, ya he vuelto!! Como veis no he tardado mucho jojojojo. Este capítulo es bastante más interesante que el anterior, os lo garantizo!! Supongo que os gustará, a mí me divirtió mucho mientras lo escribía. Weps, no voy a decir nada, leedlo y a ver qué os parece!!! ^__^ Ale, os dejo, hasta el final del capi!! XDD

2. Una entrevista con sueño

—¡Eh, Hermione! ¡Aquí!

Hermione se hizo sombra con la mano para proteger sus castigados ojos de la hiriente luz matinal. Eran las doce de la mañana de un sábado en el Callejón Diagon, y la cantidad de gente que se agolpaba en la calleja era como para sacar de quicio a cualquier transeúnte inocente que cometiera el tremendo error de aventurarse por aquellos lares a esas horas del día. De todas maneras, Hermione consiguió distinguir en la distancia una mano que se agitaba insistente, tratando de llamar su atención. Se acercó corriendo a la mano, que pertenecía a un joven moreno y con gafas, sentado en una mesita a las puertas de Florean Fortescue. La expresión risueña de Hermione, pasó a convertirse en mueca cuando descubrió que el moreno venía acompañado de un pelirrojo. Se sentó sin esperar a ser invitada.

—Hola, Harry —saludó apoyando el bolso en su regazo—. Ron.

El pelirrojo hizo un gesto cansino con su mano derecha como único saludo. Harry sonrió.

—Hola Herm. ¿Sabes? Me alegra ver que de vez en cuando incluso tú faltas a la puntualidad.

Hermione sonrió también.

—Lo siento. Tengo muchas cosas en la cabeza últimamente.

Hermione sabía que esa excusa era una pérdida de tiempo con sus amigos. Ellos también solían tener muchas cosas en la cabeza. Para empezar, Harry era auror, y su trabajo requería esfuerzo y disciplina. Y a pesar de que las cosas llevaban tranquilas ya algunos años, era por todos sabido que en cualquier momento podrían complicarse. A nadie se le escapaba la existencia de magos demasiado ambiciosos como para que su apariencia de ciudadanos honrados fuera creíble. Y desde luego, mortífagos en regla que fingían no serlo. Una vez más, Voldemort había desaparecido sin dejar huella. Lo que pudiera hacer de ahí en adelante mantenía en vilo a toda la sociedad mágica. El propio Ministerio estaba podrido hasta las entrañas. Harry tenía trabajo.

Ron, por otra parte, tenía un trabajo mucho menos importante pero desde luego, más espectacular. Era jugador de quidditch. Desde siempre había deseado serlo, y a base de mucho insistir había conseguido que lo ficharan como cazador en un equipo provincial, los White Dragons. Era bastante bueno y Hermione sabía que aspiraba a la selección nacional, por ello hacía ya meses que se entrenaba a fondo.

—¿Sí? Será por lo de ése proyecto que nos comentaste, ¿no? —inquirió Ron.

Hermione se sintió más que molesta. A Ron le daba igual su proyecto, sólo se hacía el simpático. Su relación en los últimos años había sido un tanto… conflictiva. Habían salido juntos durante dos años, tras los cuales habían cortado. Desde entonces sus conversaciones estaban plagadas de tensión. Ahora Ron fingía que no había pasado nada, mientras que Hermione lo toleraba con el mejor humor que podía.

—No me hables del proyecto, en mi vida me he sentido más frustrada —se quejó la chica.

Harry la miró interesado.

—¿Ha pasado algo?

—Ha pasado que el idiota supremo de todo el comité supremo de idiotas, me ha negado la financiación para mi proyecto. Eso ha pasado.

Harry alzó las cejas impactado. Ron rió entre dientes.

—Todos son así en el ministerio, Herm —comentó.

En ese momento apareció un camarero y los tres pidieron sus respectivos tentempiés. Cuando se fue, Hermione siguió la conversación.

—No lo sé, Ron. Pero desde luego, este idiota los supera a todos. Si no me hubiera aceptado el proyecto porque era malo, pues bien, lo habría roto y a otra cosa. Pero las razones por las que no me lo aceptó son totalmente injustas.

—¿De qué razones hablamos?

—Rencor, prejuicios y tacañez —el tono de Hermione había sido tan claro y conciso que sirvió de advertencia a los dos amigos. No más preguntas acerca de la audiencia.

—Pero lo volverás a intentar, ¿verdad? Tu proyecto era interesante —la animó Harry.

—Pues… no lo sé. Me desanimé mucho. Tanto que pasé de todo y le entregué el informe con el proyecto a uno de mis profesores —Harry y Ron se miraron alarmados—. Pero…

—¿Pero?

—Pero ayer me llegó una nueva oferta.

—¿Del Ministerio?

Hermione negó con la cabeza.

—De la empresa Magice's. Por el tono prepotente de la invitación me atrevo a suponer que se encargarán de proporcionarme toda clase de lujos para que pueda llevar adelante mi investigación. No tiene mucho sentido. Ni siquiera sé por qué se interesan en mí, dudo que sepan quién soy —Hermione se fijó en el rictus preocupado de Harry—. Harry, ¿conoces la empresa de que te hablo?

—Claro que la conozco. Se encarga de distribuir gran parte del material mágico del país y ponerlo a la venta. Tiene su propia marca y es de mucho prestigio. Me asombra que no hayas oído hablar de ella.

—A mí me asombra que TÚ hayas oído hablar de ella —se burló Ron.

Hermione ignoró el comentario.

—¿Sabes algo más?

—Sí. Esa empresa no juega limpio. Tiene un subsuelo completamente envenenado, por decirlo de alguna manera. Existen demasiados asuntos turbios en torno a ella. Y a pesar de que el departamento de aurores la lleva vigilando mucho tiempo, parece que nunca bajan la guardia. Es muy poderosa. Me preocupa que te hagan una oferta precisamente a ti. ¿Dices que no te conocen?

—Personalmente no. Sabían mi nombre…

Harry se reclinó en la silla, pensativo. Ron tomó parte en el asunto.

—¿Y qué piensas hacer?

—¡Y yo qué sé! Estoy hecha un lío. También desconfío, pero es una oportunidad única. ¡Necesito dinero! ¡Necesito librarme de mi actual trabajo! ¡NECESITO hacer lo que quiero!

Ron miró a Harry, quien volvió a hablar. Parecía emocionado.

—¡Tengo una idea perfecta! —aseguró, inclinándose sobre Hermione.

—Oh, no, por Dios…

—Lo digo en serio, Herm, ¡puedes ayudarme! Puedes ayudarme a pescar a esa empresa con las manos en la masa —Hermione parpadeó aturdida—. Mira, lo único que has de hacer es tu trabajo. Aceptas y te metes en la empresa. Y mientras estés allí, intentas averiguar algo… —Hermione intentó protestar pero Harry se lo impidió—. ¡No has de hacer nada! Sólo mantener los cinco sentidos alerta. ¡Por favor! Si la atacamos desde su propio centro, avanzaremos más que nunca.

—Dudo que yo esté en el centro —ironizó Hermione—. Además, a mí eso me da lo mismo. No voy a hacer de topo, esos siempre salen escaldados.

—No te va a pasar nada porque cuentas con el apoyo del departamento de aurores. ¡Y dicho sea de paso, con mi protección!

—¡Y con la mía! —se sumó Ron jovial.

Hermione pareció dudar.

—¿Por qué te interesa tanto la empresa Magice's?

—Porque es un charco fangoso de corrupción, ¿por qué iba a ser? Conviene pararle los pies cuanto antes, ¡y me gustaría ser yo quien lo hiciera! Parece emocionante.

—La verdad es que es una oportunidad espléndida, Herm —comentó Ron.

—Y podrás hacer lo que te gusta —insistió Harry.

—Y ganar dinero.

—Y olvidarte de las clases.

—¡Y ligar con empresarios!

—¡Bueno, ya está bien! Que lo he cogido —saltó la joven—. Mira Harry, si me meto en esto tienes que prometer que no correré peligro.

—¿Otra vez? ¡Si eso ya estaba prometido! —Harry sonrió, contento.

—Humpf, bien… me lo pensaré —Hermione dio a entender con estas palabras que la conversación quedaba zanjada. Sí, se lo pensaría… al fin y al cabo, sus amigos tenían razón. Ése trabajo significaba la solución a todos sus problemas.

Mientras Hermione pensaba, volvió el camarero con los pedidos. Hermione cogió su helado de café y se lo comió mientras fingía no escuchar a Ron, que había iniciado un interesante monólogo acerca de las maravillosas virtudes que presentaba su nueva novia, Cloe.

*    *    *

Gneus Whitemann abandonó el aula 102 antes de que los alumnos cargados de dudas hasta la saciedad lo arrollaran a base de preguntas y le impidieran cumplir con su primordial objetivo de esa tarde: tomarse un buen café. Caminó apresurado por el pasillo cargando con su cartera y algunos libros de texto. Al llegar a la esquina se paró en seco y miró a ambos lados del pasillo para asegurarse de que no había alumnos en la costa. Tranquilizado, se dirigió hacia su despacho rápidamente, donde dejaría los bártulos para después correr a la cafetería. Casi le da un soponcio cuando una chica joven con aspecto de estudiante se le apareció justo delante de la puerta de su despacho. Dio un salto hacia atrás.

—¡Dios, Hermione! ¡Casi me matas del susto! —se quejó Whitemann reconociendo a la chica. A medida que recordaba que ella no solía hacer preguntas, se fue tranquilizando.

—Perdone, profesor, ya sé que no me esperaba —la voz de Hermione había sonado un tanto fría, por lo que Whitemann la estudió con más detenimiento. Tenía los brazos en jarras y parecía más seria de lo normal—. Pero creo que tiene que decirme algo.

Whitemann parpadeó sorprendido.

—Precisamente esperaba que fueras tú la que tenía que decirme algo —dijo, sin alterarse—. Pero pasa. Dentro estaremos mejor.

Whitemann sacó la llave de su despacho y abrió. Dejó que Hermione pasara delante y luego la siguió cerrando tras de si. Ambos se sentaron, el profesor detrás de su mesa de trabajo y la joven delante.

—¿Cómo sabías que estaría aquí? —preguntó Whitemann.

—No lo sabía —admitió Hermione—. Supuse que tendría clases auxiliares. Me dijo que los sábados solía dejarse caer por aquí.

Hermione se admiraba de lo mucho que Whitemann se divertía trabajando. Si no tenía trabajo entre manos se aburría, así que se lo buscaba en cualquier parte. Como por ejemplo en una escuela de alquimia dando clases auxiliares.

—Excelente suposición. Justo acabo de terminar mi jornada. Pero, ¿sabes?, es posible que deje la escuela de alquimia en un futuro. ¿Qué opinas tú al respecto?

Hermione se encogió de hombros.

—Es un buen profesor.

Whitemann sonrió. Lacónica respuesta, pero claramente significativa. Hermione no quería que él dejara la escuela de alquimia. Sin embargo cada vez tenía más trabajo en el Ministerio. Lo tendría que pensar.

—Dime para qué has venido —la voz del profesor no sonó imperativa en absoluto, más bien denotaba curiosidad.

—Ya se lo he dicho: tiene que decirme algo —Hermione se cruzó de brazos y miró desafiante al profesor. Este no se dejó impresionar.

—Oriéntame.

Hermione lanzó un bufido de exasperación.

—¡Profesor Whitemann, me da la impresión de que se divierte jugando conmigo! ¿No cae?

—No.

—¿Será entonces que es usted más corto de entendederas de lo que parece?

—No es necesario ser cínico —replicó Whitemann tranquilo.

—El cínico es usted. Sí que sabe de qué le hablo. Sea sincero conmigo —Hermione se inclinó sobre la mesa—. Dígame qué hizo con el informe que le di, el de mi proyecto.

Whitemann sonrió.

—Lo enseñé como muestra de tus numerosas virtudes intelectuales —confesó con total tranquilidad.

Hermione lo miró asombrada.

—¿Lo enseñó? ¿A quién?

—A quien le pudiera interesar.

—¡Pero qué cara tiene! ¡Lo sabía! ¡Sabía que había sido usted! ¡Usted contactó con Magice's!, ¿verdad? —Hermione volvió a reclinarse en su silla, molesta—. No pensaba decírmelo —acusó.

—No, desde luego que no. Pero de todas formas sabía que caerías. Lo que no me imaginé es que aparecerías con pinta de perdonavidas en mi despacho y me exigirías una explicación.

—¡Pues se la exijo! —saltó Hermione—. Lo hizo sin consultarme.

—Tampoco imaginaba que fuera necesaria una explicación —si por una cosa se caracterizaba Gneus Whitemann era por su filosófica capacidad de sacar de quicio a cualquiera sin inmutarse—. Pensaba que era algo obvio: estabas frustrada, cualquier observación por mi parte habría sido desechada en el acto por ti. Si te consultaba habrías dicho que no, y si hubieras dicho que no, te habrías cerrado una magnífica puerta.

—Me dijo que hablaría con Aureum.

—Hablé con Aureum. No sirvió de nada. Y como tu proyecto me parece una maravilla, tú me caes bien porque eres la única que me escucha cuando hablo en clase, y estaba de buen humor, decidí buscarte algo fuera del ministerio. Dime, ¿han contactado contigo?

—Sí, me ofrecen una entrevista el lunes por la mañana para aclarar trámites —Hermione seguía molesta con el hombre.

—No sé dónde está el problema entonces.

—¡El problema está en que a lo mejor, a mí no me interesaba que esa empresa conociera mi proyecto! Sé que tiene un dudoso prestigio.

Whitemann enarcó las cejas.

—¿Eso te preocupa? ¡Trabajando para esa empresa tú no serás más que una mosquita muerta dentro de sus intereses! —Hermione abrió la boca para protestar airada, pero Whitemann siguió sin darle oportunidad—. Es la verdad, Hermione. No tiene que importarte. Tu única relación con la empresa será para conseguir dinero, material y lugar de trabajo. No colaborarás en ningún mal asunto.

—Su carta decía claramente que la oferta no estaría exenta de condiciones.

—Bien, pues vas a la entrevista, hablas con el director, sopesas tus opciones y si te parece mal te olvidas. ¿Qué empresa garantiza su limpieza hoy en día?

Hermione tuvo que admitir que tenía razón.

—No sé qué hacer.

—Haz lo que te convenga.

Hermione prefirió no mencionar la idea de Harry. Sabía que Whitemann le replicaría con otra de sus respuestas sensatas y, precisamente por ello, tan molestas.

—¿Por qué se ha tomado usted tantas molestias? —preguntó Hermione al cabo de un rato, más relajada.

—Qué pregunta boba. Pues porque sé que si no lo hubieras lamentado el resto de tu vida. Hermione, te conozco lo bastante bien como para saber que cuando dices "no" quieres decir "sí".

Hermione sonrió.

—Además, te repito que tu proyecto es una maravilla.

—Pero Aureum dijo…

—Lo que diga Aureum me la bufa.

Hermione se quedó con la boca abierta. Whitemann rió brevemente.

—Perdona, ¿te he escandalizado? —preguntó travieso.

—No, ¡pero qué bruto es usted!

—Yo lo llamo sinceridad —Whitemann se encogió de hombros y cambió de tema—. Dime: ¿hay algo más por lo que quieras protestar?

—No, las protestas se me han acabado —Hermione se puso en pie—. Sólo quisiera darle las gracias.

Whitemann se puso en pie a su vez.

—Ahórrame esa molestia —pidió—. Oh, ¿sabes que has sacado un cinco y medio en el examen de prácticas? Veo poco entusiasmo por tu parte.

Hermione se quedó sin saber qué decir, profundamente contrariada. Whitemann sonrió y le pasó un brazo por los hombros para guiarla fuera de su despacho. Una vez más, el profesor frustró su intento de protestar.

—Vamos, deja que te invite a un café.

Hermione vio confirmadas sus sospechas. Obviamente, Gneus Whitemann se divertía jugando con ella.

*    *    *

Hermione llamó a la puerta, y si el sueño horrible que tenía no se lo hubiera impedido, probablemente estaría hecha un auténtico manojo de nervios. Se había tirado prácticamente toda la noche sin dormir, nerviosa, intentando plantearse la mejor manera de tratar la entrevista. Había sido una estupidez. En el hipotético caso de que hubiera servido para algo, el sueño habría anulado cualquiera de sus intentos por hacer las cosas bien. Eso era lo que le pasaba ahora. Tras un rato esperando en una amplia sala iluminada y con las justas sillas para que cuatro gatos se sentaran mientras las demás miraban con envidia, por fin había sido llamada a la entrevista. Maldiciendo el servicio lento y antipático de las empresas, siguió a su guía hasta el despacho del director de la sede Londinense de la empresa Magice's. Acababa de llamar, y una voz le indicó que pasara.

Así lo hizo. Abrió la pesada puerta de madera y entró. Se encontró en un despacho insípido y carente de personalidad, como solían serlo los despachos de altos cargos de las empresas importantes. Esos altos cargos que en realidad no eran más que bichos utilizados por los verdaderos altos cargos. Enfrente de ella, tras una mesa semicircular de madera oscura meticulosamente pulida, con una flor desvaída como único adorno en una esquina y material de oficina desperdigado por encima, esperaba un hombre. Debía de estar en la cincuentena, llevaba el pelo negro (que ya empezaba a ser gris en algunas zonas) repeinado hacia atrás y tan engominado que parecía de plástico. Los ojos castaños con patas de gallo aparecían saltones por detrás de unas gafas discretas apoyadas sobre una nariz prominente en su rostro de piel pálida y amarillenta. Se apoyaba en la mesa con los codos y leía unos pergaminos fingiendo el más absoluto desinterés hacia la chica. Hermione se hizo una idea de la clase de hombre con la que tendría que tratar nada más verlo. De esos hombre aburridos, sin creatividad y exageradamente estirados que basta con decirles lo que quieren oír para caer bien. Tomó asiento en una silla de cuero que había delante de la mesa tras una indicación del director. Este la miró esperando que ella explicara su presencia allí. Hermione reprimió un bostezo.

—Soy Hermione Granger, investigadora y profesora de estudios muggles. Licenciada en la escuela de alquimistas y recientemente reclamada por ustedes para una entrevista acerca de cierta financiación. De hecho, ese es el motivo de mi visita.

El otro esperó unos momentos, como si le costara asimilar los datos. Por fin pareció caer en la cuenta.

—¡Oh, sí! Hermione Granger la investigadora. Una entrevista... sí, sí, sí —dijo el director con una voz lenta y pastosa. Se mordió el labio dentro de una falsa concentración—. ¿De modo que viene usted por la financiación?

—En realidad vengo para que me aclaren este asunto. En esa carta hablaban de ciertas condiciones... y además quiero saber exactamente en qué consistirá su interés —explicó Hermione mientras notaba que le empezaba a doler la cabeza. Maldita noche en vela...

El otro se reclinó en su asiento lentamente. Hermione se impacientaba.

—¿Los detalles de nuestro interés? —preguntó el otro estúpidamente—. Son simples. Usted tendrá dinero, material y especialistas a su disposición. Veamos... si no me equivoco usted es la joven investigadora recomendada por el doctor Gneus Elbert Whitemann.

Hermione bufó exasperada. ¿Acaso no estaba ya claro, eso?

—Sí, efectivamente.

—Ya... —el director hizo otra pausa. Hermione reprimió otro bostezo. Parecía que esas pausas eran el único suspense que ese hombre gozaba en su vida—. Bien. Su proyecto nos gustó. Pensamos que sus ideas pueden tener una gran utilidad para un futuro. Demuestra tener una mente despierta, señorita Banger.

—Granger.

—Sí —el director sonrió con desgana—. El doctor Whitemann confía plenamente en sus capacidades, así que nosotros también lo hacemos. Queremos ayudarla, señorita Granger. El Ministerio se ha vuelto incompetente y poco fructuoso. El futuro está en el gran empresario. Usted también puede ayudarnos a nosotros.

El hombre volvió a sonreír de esa forma desagradable. Hermione frunció los labios pensativa. Ése rollo solidario no se lo tragaba ni él.

—Muy bien. Su propuesta me parece interesante. A cambio, ¿Qué me piden ustedes?

—Que nos permita gozar de sus descubrimientos... siempre para ponerlos en servicio del avance de la técnica, por supuesto. Usted pone la sabiduría, nuestra empresa el ingenio y tenemos como resultado un avance sin precedentes.

Y un buen fajo de billetes en el bolsillo, si nos ponemos en ello.

—¿Y por qué este interés en mí? —preguntó la joven recelosa—. Sin duda ustedes cuentan con otros investigadores en su empresa.

—Desde luego —caída lánguida de ojos—. Pero necesitamos mentes jóvenes, ideas innovadoras y revolucionarias, algo que sólo puede proporcionarnos alguien como usted. Ya le digo que el hecho de que el doctor Whitemann confíe en usted dice mucho a su favor. Podemos darle lo que quiere y usted puede darnos lo que queremos. ¿Aceptará usted el trato?

Hermione meditó un momento.

—¿Si aceptara cuándo empezaría?

—Mañana mismo. Viene a este mismo centro y se da a conocer en recepción. Nuestro encargado la guiará por la empresa, le mostrará el laboratorio y le presentará a todos sus ayudantes. El resto corre de su cuenta. Si la cosa marcha bien cobrará usted una bonita cantidad. Todo depende del éxito de sus investigaciones.

Hermione sonrió levemente.

—Lo tenían todo pensado, ¿verdad?

—Confiábamos en que usted aceptaría sin reparos, señorita Granger —replicó el otro sonriendo también, sin conseguir un efecto agradable con ello.

—Tengo que pensarlo. ¿Puedo hacérselo saber vía lechuza en cuanto lo tenga decidido? —preguntó Hermione.

—Puede, pero le recomiendo no demorarse. Otros esperan también ocupar su puesto, señorita Granger. Es sumamente aventajado.

Típico farol empresarial. De todas formas prefería no arriesgarse.

—Descuide. No tardaré en decidirlo.

Hermione se puso en pie, dando por sentado que ya sabía todo lo necesario. El director la imitó y le tendió la mano a modo de despedida. Se la estrechó y se despidió asegurando que pronto tendría una respuesta. Luego dejó el despacho con la auténtica convicción de que ahí había gato encerrado. Por suerte el sueño le ahorró la molestia de pararse a pensar en ello.

*    *    *

El trayecto de vuelta a casa con los polvos Flu le permitió pensar brevemente en todo aquel asunto de la entrevista, por extraño que parezca. Cuando salió por la chimenea de su casa, decidió que no las tenía todas consigo. Lo que Harry le había dicho acerca de esa empresa era sumamente sospechoso, y además, el director de la sede londinense parecía guardarse algo bajo la manga. Le pareció otro imbécil. Se lamentó de estar rodeada de imbéciles montados en el éxito sin levantar un palmo del suelo mientras iba a la cocina y se preparaba la cafetera para una taza de café. Seguía muerta de sueño y necesitaba pensar. La oferta de Harry no era nada tentadora. Si se metía a trabajar en la empresa y ganaba dinero, le parecía una gilipollez colaborar al mismo tiempo para llevarla a pique. De todas formas, siempre podía ganar el suficiente dinero como para situarse y poder dejar la empresa en buena posición. La idea de Harry era emocionante. Mierda, ya empezaba a despertarse su espíritu Gryffindor... y no era algo que le apeteciera especialmente en esos momentos.

Cogió su taza de café y fue al salón. Al dejarla sobre la mesita delante de la tele, sus ojos se posaron sobre la carta de Magice's que había dejado allí esa mañana. Volvió a dudar. Bebió un trago. Todo ese asunto implicaba riesgo. Un riesgo para cumplir el sueño de su vida. Humpf, ¿es que era incapaz de ser ambiciosa por una vez? Bueno, Gneus Whitemann decía que ella tenía expectativas ambiciosas...

—¡Pero tener expectativas no vale si no eres capaz de llevarlas a cabo! —se quejó en voz alta.

Meditó de nuevo, y entonces su vista recayó sobre la carta, luego pasó a la tele vieja que sólo cogía tres canales, luego al escaso mobiliario de su habitación, luego pensó acerca de lo pequeña que era su casa, de los alumnos impertinentes, pensó en lo que le había dicho Harry y por inercia, en Ron y su asquerosa novia Cloe (tema al que dedicaba por lo menos un cuarto de hora cada día). Rabiosa, dejó de pensar súbitamente, soltó la taza de café y dejó que su espíritu Gryffindor decidiera por ella.

Y decidió. Se levantó, cogió un saquito de dentro de un cajón, y lanzó parte de los polvos que contenía a la chimenea al tiempo que pronunciaba el nombre de su profesor de alquimia. Un fuego se formó en la chimenea instantáneamente, y al cabo de un rato, tenía frente a sí la cabeza de Whitemann aparecida de entre las llamas. Este la miró interrogante. Hermione fue al grano sin dudar.

—Dígame, profesor Whitemann... ¿todavía conserva el informe que le di...?

************************************************************************************

Bueno, eso ha sido todo!!! Vale, ya sé lo que estaréis pensando. Que soy un monstruo inhumano y cruel por no sacar a Draco, pero os juro que en el próximo capítulo ya sale!!! Os lo jurooooo!!! ^^' Es que no podía salir todavía, en serio. Pero así la cosa se hace más emocionante, no?? XDD. We, espero que os haya gustado. A mí peronalmente sí, sobretodo Whitemann!! Cada ve me cae mejor, el hombre XD. En fin, espero poder actualizar la semana que viene, porque luego ya me voy de vacaciones definitivamente y no vuelvo hasta septiembre, pero ya sabéis!! Cómo adoooooro los reviews!!! XDD. Paso a las contestaciones.

Contestaciones a los revis:

Star Ariala: weps!! Q tal? Supongo que algo decepcionada por que no ha salido Draco, no? (sí, decepcionada es una palabra suave… yo creo que la apropiada es muerta de rabia asesina XDD). Tranki, que ya he jurado que en próximo saldrá!! Si lo subo pronto, la semana que viene tienes a tu Draco. En fin, gracias, me alegro de que te esté gustando. Ta prontito!! -.^

Cintia: Hoooolaaaa!! De nuevo nos vemos!! XD. We, sí, comparto tu opinión, Hermione está la mar de simpática en este fic. Eh… vale, simpática no  es exactamente el término, pero a  mí también me cae bien!! XD. Pues ya ves, he sido mala y he dejado que Draco tarde en salir… MWAHAHAHAHAH!! XDD, al próximo lo tienes, tranki!! Un beso y hasta otra!!

^Puchiko^: Ieps, gracias!! ^^ me alegro de que te guste el fic y mi forma de redactar… la verdad es que mi otros fics no se parecen en nada a este, y el primero está peor  escrito porque tenía menos experiencia. Eso sí, mejora mucho al final ^O^  Bueno, si Gneus te cayó bien en el otro cap, supongo que en este te habrá caído todavía mejor… y respecto a  Aureum, mejor no hacer comentarios ¬¬ Sipis, el proyecto de Herm está currado, y en la entrevista no ha insultado… aunque por los pelos!! XDD. Es que el director es otro palurdo. Por cierto, eres catalana? Lo digo por lo de bocavadada XD. Es que yo soy valenciana, por eso lo pregunto -.^ We, a ver si puedo tener pronto otro cap más. Xau!!

Akane Chan: hoolaaa!! Jeje, gracias a ti también. Jo, si es que me vais a sonrojar XDD. Weno, creo que sí lo he continuado pronto, al menos no me he demorado mucho ^^' Si tenías ganas de ver a Draco creo que te he decepcionado (como a todos, vamos XD) De todas formas repito que saldrá en el próximo cap, asíq ue menos impaciencias!! Muchas gracias de nuevo y xau!!

Alykea: XDD, opino lo mismo que tú acerca de los fics después de hogwarts. A mí, los fics en Hogwarts sólo me gustan para narrar aventuras y eso, y misterio… que es de lo que van mis otros fics, vamos (este en concreto es muy diferente de lo que he hecho hasta ahora). A mí, también me mola Draco, y te digo lo que les he dicho a todas las demás: en el próximo cap, Draco seguro!! Gracias y hasta pronto!!

Estela Lhuderl-Hirl: MWAHAHAHAHAH!!! Te vuelvo a  dar trabajo!!! XDD, es que ya tenía este cap a medio acabar, y ale, lo he subido ya. Oye, me mola el rap!! XDDD, ahora ya sólo le falta una musiquita a lo Mike Oldfield por detrás y quedaría de profesional XDD. Por cierto, ¿has oído el "rap del ropero del rapero" de Carlitos?? Es mortal XDD. Oye, eso de escuchar Evanescence te perturba seriamente, yo me lo replantearía…o.O' Jo, a mí el rap me gusta, pero según… Eminem sí me mola, qué le vamos a hacer? ^^' We, lo de Harry me lo pensaré, porque tal como ha salido en este cap, Herm está más traumatizada con Ron… pero supongo que le puedo meter un crush hormonal a Harryto XDDD. Draco es malo malooooo!!! Me molan los malos… pero lo que más me mola es reformar a los malos!!! Porque quedan malos igualmente, pero más accesibles XDD *Sufre Andrew* Eoooo, de dejarte a Solarin nada!!! Tú ya tienes a Lucius para ti solita, y a Snape. Por cierto, verdad que en este cap se nota más el estilo a lo Falco? Se me ha pegado… ^^' Qué mono es, yo también quiero ser Helena Justina XDD. Los dos son la leche. Whitemann ES chachi. Es chachi sin ser malo!! JUOJUO, récord XDD. Aureum es imbécil, claro, y parece que Hermy cumplirá sus objetivos no? JOJOOJO. Y respecto a Andrew… JA!! No le pienso dar ningún saludo hasta que no me pida clemencia de rodillas y me diga llorando que me ama y que no puede vivir sin mí… ya, me puedo esperar sentada, no, casi tumbada T_T Engas, me voy, que he de barrer el despacho de cierto profesor de magia mental… XAIS!!

Gracias a todos por leer