Hola a todooooooooos!!! Y sé que he tardado una eternidad en subir este capítulo, pero es que he estado de vacaciones y claro, no tenía ni ordenador ni tiempo para escribir. Y al volver tuve una crisis inspiracional de narices. De todas formas creo que ha quedado un capítulo bastante presentable ^^' Por lo menos ya sale Draco, así que los impacientes estaréis contentos!! XD. Bueno, os dejo para que podáis leerlo, y mil perdones por tardar tanto.
3. Un café para el señor presidente
Hermione sintió el duro suelo bajo sus pies, en cuanto la terrible corriente de los polvos flu se detuvo. Después de tantos años utilizando ese sistema de transporte ya estaba más que acostumbrada a él, tanto, que conseguía caer de pie sin hacerse el más mínimo daño. De todas maneras, llevaba mucho tiempo queriendo presentarse al examen de aparición. La aparición era un sistema mucho más rápido y cómodo. Pensó que nada más terminar su carrera, se presentaría al examen ese y se sacaría muchas complicaciones de encima.
Algo mareada por el rapidísimo viaje, Hermione echó a andar y salió de la chimenea. Esta era tan grande, que podía pasar por el hueco de salida completamente erguida y todavía sobrando algunos palmos por encima de su cabeza. Miró a su alrededor. Se hallaba en un vestíbulo de recepción enorme, de forma circular. Las altísimas paredes eran de piedra color amarillento, y encima de ellas se apoyaba un techo blanco recargadamente decorado con rebordes y complicados dibujos dorados. Candelabros y antorchas se amontonaban en las paredes iluminando portentosamente el lugar. El suelo estaba cubierto con una alfombra roja, muy elegante, y a lo largo de la pared circular, se hallaban dispuestas en tira una serie de chimeneas idénticas a la que Hermione acababa de abandonar. Unos golpecitos en el hombro, llamaron la atención de la chica.
—Perdone, señorita, ¿haría el favor de apartarse? Seguramente hay otros magos que vienen detrás de usted.
Hermione se giró hacia el dueño de la voz y se encontró con uno de los encargados de la recepción flu. Vestía una túnica gris idéntica a la de los otros cuatro encargados que había en aquella misma sala. Hermione se apartó rápidamente consciente de que estaba bloqueando la salida de la chimenea (aunque esta era tan amplia, que poco importaba), y echó a andar hacia el portón que tenía enfrente. No era la primera vez que entraba en aquel vestíbulo. La última había sido un par de días antes, para entrevistarse con el director del edificio... esta vez, venía a trabajar de verdad. Era su primer día de investigación en la empresa Magice's, y estaba muy nerviosa. La misma noche que había hablado con Whitemann, este se había aparecido en su casa y le había devuelto el informe. Al día siguiente había hablado con el director Dumbledore para decirle que dejaba su puesto de profesora. Luego había enviado la lechuza notificando que aceptaba la propuesta de la empresa. Cuando se lo dijo, Harry pareció muy emocionado, pero de todas formas, Hermione no estaba muy segura de que fuera a ayudarlo. Ya se vería más adelante...
Atravesó la gran puerta y pasó a un largo pasillo que desembocaba en otra puerta, la cual, a su vez, daba al vestíbulo principal del edificio, donde se encontraba el mostrador de información. Las paredes de aquel pasillo eran puros espejos, interrumpidos de vez en cuando por algún candelabro sujeto a la pared. Hermione aprovechó para analizar su aspecto. Pensó que estaba bien. Llevaba una túnica rojo oscuro, abierta por delante, debajo de la cual vestía una blusa y una falda muy sencillas, pero elegantes, apropiadas para el trabajo. Se había recogido el pelo castaño con una pinza detrás de la cabeza, pero algunos mechones rebeldes habían escapado de su sujeción, así que se apresuró a colocarlos de nuevo en su sitio. Había conseguido someter su pelo después de muchos años intentándolo. Por fin sus rizos tenían una forma y una caída normales. La única pena era el color, se había oscurecido con los años... se miró los ojos oscuros de cerca, asegurándose de que estaban limpios, y se frotó la nariz redondeada con el fin de eliminar una manchita. Por fin consideró que estaba presentable y siguió su camino, ignorando la mirada extraña que le lanzó una bruja a su lado.
Llegó al vestíbulo principal y se acercó al mostrador. Esperó un momento hasta que la recepcionista pudo atenderle. Cuando le tocó el turno, se presentó aparentando tranquilidad.
—Soy Hermione Granger, la nueva investigadora. Vine hace dos días para tratar una entrevista. El director me dijo que me presentara aquí para conocer mi lugar de trabajo y a mis ayudantes...
La recepcionista comprendió de inmediato.
—¡Desde luego! Nos avisaron de que vendría un día de estos. Qué bien, estamos encantados de tenerla aquí, señorita Granger. Sólo espere un minuto, mientras viene su guía. Él se lo enseñará todo —respondió la mujer amablemente.
Luego se inclinó sobre algo que se escapaba de la vista de Hermione y pareció pulsar una palanca, o resorte, o algo parecido. Después dirigió su vista de nuevo sobre Hermione, sonriente.
—Ya he avisado. Vendrá en un momento. Por favor, espere aquí mientras aparece, no creo que tarde.
Hermione le dio las gracias y se hizo a un lado para ceder el turno a los demás. Se apoyó pensativa en una esquina del mostrador, esperando que ese guía no tardara demasiado. Estaba tan nerviosa que pensó que empezar cuanto antes con aquello sería lo mejor. Estaba sumida en sus pensamientos cuando oyó una voz a su lado, hablando con alguien en el mostrador.
—Señorita, por favor, avise al doctor Ink, tengo que hablar con él inmediatamente.
Hermione no le hubiera hecho ningún caso si aquella voz particularmente fría y arrastrada no le hubiera llamado la atención. Le sonaba de algo... se dio la vuelta para mirar al mago dueño de la voz, y se encontró con que este también la estaba mirando, y muy fijamente. Hermione se quedó de piedra.
El mago que le devolvía la mirada era un joven de su misma edad, pero que le sacaba por lo menos una cabeza. Era delgado y de rasgos afilados, con la nariz puntiaguda. Llevaba el pelo lacio y rubio perfectamente repeinado hacia atrás, con algunos mechones colocados en una precisión milimétrica cayéndole sobre los ojos, que eran grises y la observaban helados. Estaba tremendamente pálido y todo color parecía haber huido de sus mejillas hacía mucho tiempo. No se le podía considerar un sex symbol, pero era indudablemente atractivo. Para redondear su pulcro aspecto, vestía una túnica negra cuyo precio estaba ligeramente fuera de los parámetros que se pueden considerar normales y un traje de chaqueta gris oscuro con zapatos negros que cegaban al mirarlos de puro brillantes. Dedicó a la chica una mirada desagradable, acompañada de una sonrisa todavía más desagradable, si es que eso era posible, mientras apoyaba un codo en el mostrador y adoptaba una actitud arrogante. Hermione dejó que sus sentimientos fluyeran libremente, plasmando una mueca de absoluto disgusto en sus facciones.
—Un encuentro interesante —empezó el mago, con una voz todavía más fría y arrastrada que la inicial—. La noble y prepotente Hermione Granger hace acto de presencia en la sede londinense de Magice's... ¿podría preguntar qué hace una mezclada como tú paseándose por un sitio como este?
Hermione dirigió hacia su interlocutor una mirada que podría haber derretido un bloque de plomo.
—Encantada de verte, Malfoy —absoluta ironía—. Te veo muy cambiado... Dime una cosa, ¿el término sangre sucia se ha vuelto demasiado vulgar para ti? —replicó, con desagrado.
Draco Malfoy, que desde luego era dicho interlocutor, amplió su sonrisa muy lejos de molestarse.
—Sin duda. No es prudente ir por ahí mostrando prejuicios, eso está bien para el colegio, pero en la vida real conviene ser más prácticos —Hermione movió la cabeza asqueada. Malfoy era el señor de los cínicos—. No has respondido a mi pregunta, Granger.
Hermione ignoró la entonación prepotente e imperativa de Draco Malfoy al pronunciar esta última frase. Se apoyó en el mostrador indolente.
—Lo que yo haya venido a hacer aquí no es de tu incumbencia. Piérdete.
Malfoy soltó una carcajada suave y fría, todavía con los ojos clavados en Hermione.
—Permíteme discrepar —dijo, con tranquilidad—. Pero no te molestes, no me interesa meterme en la vida de los mestizos, especialmente si pertenecen a la clase media baja.
Hermione frunció el ceño. Decidió sacárselo de encima rápidamente, no estaba de humor.
—Eres un snob imbécil, Malfoy. Pero supongo que no era necesario decírtelo, ya lo debes de saber. En cuanto a lo que he venido a hacer aquí —Hermione estaba realmente furiosa y molesta por haberse encontrado con su enemigo de la infancia precisamente el día en que empezaba a trabajar, en el lugar donde empezaba a trabajar—, es algo que se halla fuera de tu capacidad de comprensión, por tres principales razones: una, no has estudiado alquimia. Dos, se trata de una acción noble y desinteresada para el bien de la humanidad, y esa clase de cosas, permíteme la observación, jamás se han hallado dentro de tus parámetros de comprensión. Tres: eres gilipollas del culo y por mucho que te lo explicara, jamás te entraría en esa perola rellena de pájaros que tienes por cabeza.
La expresión facial de Draco había ido cambiando progresivamente al tiempo que Hermione soltaba su modesta opinión acerca de la capacidad comprensiva de él. Ahora la rabia más absoluta brillaba en sus ojos grises, y fruncía los labios, como tratando de retener un comentario explosivamente hiriente. Sin embargo, Hermione no le dio oportunidad de responder, puesto que nada más terminar, le dio la espalda dignamente y se alejó de él con la cabeza bien alta. No iba a dejar que un estúpido como Malfoy la ofendiera.
Caminó hacia la pared opuesta de la sala, hacia las sillitas de espera, pero antes de que pudiera alcanzarlas un hombre vestido con la túnica gris de encargado se le cruzó en el camino, deteniéndola.
—Disculpe, señorita, estoy buscando a la doctora Granger. Me han avisado de su llegada, ¿sabe, por casualidad, si está por aquí? —preguntó, educadamente.
—Yo soy —replicó Hermione, aliviada. Era la excusa perfecta para alejarse de Malfoy—. ¿Es usted mi guía?
—En efecto. Mucho gusto en conocerla. Ahora, si me acompaña, le explicaré todo lo que tiene que saber en un momento y le llevaré a su puesto de trabajo —respondió el otro, invitándola con un gesto de la mano.
Hermione lo siguió agradecida hacia una puerta que estaba a la izquierda del mostrador. La puerta conducía a un amplio descansillo a partir del cual se abrían unas escaleras. El hombre la condujo por las escaleras hacia abajo.
—Todos los departamentos dedicados a la investigación se encuentran en el sótano 1, incluidos los laboratorios —explicó, conforme bajaban—. El sótano 2 es área de pruebas, y en cuanto al resto de pisos, tan sólo son oficinas y despachos. No tendrá necesidad de visitarlos, a menos que la reclamen, en cuyo caso otra persona le indicará el camino. Por aquí.
Llegaron por fin al sótano 1 y el guía torció a la derecha, por un nuevo y larguísimo pasillo. Las paredes y el techo eran de color blanco, y el suelo de losa azulada. Todo daba una sensación de pulcritud siniestra, parecida a la de los hospitales. A ambos lados del pasillo se extendía una hilera de puertas. De vez en cuando, el hombre señalaba a una de las puertas y denotaba su función, a pesar de que las placas propias de cada una ya se encargaban de hacerlo.
—Almacén de material... almacén de pociones y extractos... biblioteca... archivo principal de proyectos... oh, ahora por aquí.
Giró a la derecha, siguiendo un cartel que anunciaba los laboratorios. Atravesaron una puerta acristalada y pasaron a otro pasillo, parecido al anterior.
—Todo esto son los laboratorios. Cada cual está destinado a un tipo de magia diferente, según la investigación oportuna. Usted, sin duda, ocupará el referente a medimagia. No tiene por qué entrar en ningún otro, pero si quiere es libre de hacerlo. Sólo para satisfacer su curiosidad, por supuesto. En mi opinión mejor céntrese en lo suyo y las cosas le irán bien.
Hermione asintió mientras el hombre la guiaba hacia una puerta casi al final del pasillo. Se detuvo enfrente y pudo apreciar que ése era el laboratorio al que estaba destinada.
—Bien, aquí es. Sus compañeros ya están dentro. La ayudarán en lo que necesite, así que si tiene algún problema, ellos pueden resolvérselo. De momento mi trabajo ha terminado, si se pierde, llámeme. Buenos días.
Y echó a andar, desapareciendo antes de que Hermione pudiera preguntarle el nombre. Bufó, resignada, y pensando que lo más fácil sería no perderse. Nerviosa, devolvió su atención a la puerta y la abrió con cuidado.
Cerró la puerta tras de sí y se encontró en una sala muy amplia, con varias mesas alargadas, repletas de libros, frascos, pócimas extrañas, probetas... a lo largo de las paredes había varios armarios cuyo contenido estaba especificado cuidadosamente mediante etiquetas y al fondo pudo ver una pizarra llena de apuntes. Todo estaba exageradamente iluminado con antorchas que despedían una luz blanquecina. Iba a dar un paso más dentro de la habitación, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien apareció a su lado.
—¡Jefa! —dijo una voz alegre cerca de su oído—. ¿Por qué es usted, no? La jefa.
Hermione se volvió y se encontró con una chica joven, probablemente menor que ella, que la observaba sonriente. Tenía el pelo de un negro azulado, corto y liso. Sus facciones eran ligeramente aniñadas y no era excesivamente alta, aunque sí algo delgada. Pero lo que más sorprendió a Hermione fueron sus ojos. A pesar de hallarse entrecerrados con motivo de la sonrisa, pudo apreciar que eran de un color ambarino muy claro, casi amarillo y rayando en lo exagerado. Cuando los abría le daban una expresión como de desconcierto o excesiva atención. Vestía una túnica blanca sobre su ropa de trabajo. A Hermione le costó reaccionar.
—Eh... bueno... no sé. Soy Hermione Granger —dijo, sintiéndose idiota.
—¡Entonces eres tú! —saltó la chica, alborozada—. Genial, esperaba a alguien con cara de estreñido... perdón, quiero decir con cara de estricto, ya sabes... esa clase de gente que se ve tanto por aquí. Pero tú pareces enrollada, así que no habrá demasiado trabajo ahora, ¿no?
—Bueno... —Hermione no sabía a ciencia cierta si habría mucho trabajo o no, pero desde luego estaba decidida a hacer las cosas bien—. Todo depende. Debo poner en orden las cosas primer...
—¡Ah, claro! Obviamente estás completamente perdida —cortó la chica, asintiendo comprensiva—. Se te nota en la cara, también. Es normal. Y ahora que lo veo, ¡ni siquiera me he presentado! —Tendió una mano hacia Hermione— Lila Dashbow. Licenciada en magia biológica.
Hermione se la estrechó, preguntándose si todos sus compañeros serían igual de exaltados que Lila.
—¿Qué haces Lila? ¿Ha venido alguien?
Lila se dio la vuelta rápidamente para encararse con alguien que tenía a sus espaldas. Hermione también la vio. Era una mujer alta, de pelo rubio oscuro y pequeños ojos castaños. No era muy guapa pero se movía graciosamente. Parecía algo mayor que ella, Hermione le calculó unos treinta. Vestía la misma túnica blanca que Lila.
—¡Ah, Danielle! —exclamó Lila nada más verla aparecer. Volvió a dirigirse hacia Hermione—. Ella es Danielle, otra del personal. —Y añadió en voz baja—: ten cuidado, es más pija que un pingüino con minifalda, por ponerte algún ejemplo.
—¡Lo he oído! —bufó la recién llegada frunciendo el ceño—. No le haga caso, es una inmadura —Lila le sacó la lengua. Ignorándolo prosiguió—. Soy Danielle Hopkins, diplomada en magia curativa. Espero poder ayudarla en lo que requiera, señorita Granger.
—Gracias, pero llámame Hermione —dijo la chica, estrechándole la mano.
En ese momento, se oyeron más pasos cerca, y cuando Hermione giró la cabeza para descubrir a quién pertenecían, vio a dos personas más avanzando hacia el grupo. Eran dos hombres que miraban con curiosidad, sin duda preguntándose a qué venia todo eso. Uno era de mediana edad, alto y muy delgado, de pelo negro y corto. Tenía los ojos grises. Caminaba desgarbado y como aburrido, y llevaba unas gafas finas que resbalaban cada dos por tres por su recta y larga nariz. El otro era un hombre mayor, probablemente pasaba los cincuenta. De su pelo rubio y abundante no quedaban ya más que unos pocos vestigios entre las canas. Tenía expresión grave, pero sus ojos verdosos eran amables. Ambos llevaban la misma túnica blanca, por lo que Hermione se sintió un poco idiota, con la suya de color rojo.
Lila se acercó a los recién llegados contenta y los señaló diciendo sus respectivos nombres.
—Estos son Doug y Larius.
—Douglas —corrigió el delgado de las gafas frunciendo el ceño—. Doctor Douglas Ink.
—Sí, sí, eso —dijo Lila, pasando—. ¿Sabes que Doug es un experto en caligrafía mágica? Sabe muchísimo de runas mágicas, y de idiomas antiguos y símbolos malditos. Lo necesitarás, porque Doug...
—Douglas —insistió el otro, molesto.
Hermione sonrió.
—Veo que os conocéis bastante. ¿Habéis formado grupo otras veces? —preguntó, curiosa.
—No, pero hace unos días que la esperamos y lo hemos puesto todo en orden en su ausencia.
Hermione miró al hombre más mayor, pues era él el que había intervenido. Al ver la expresión interrogativa de Hermione sonrió y tendió la mano.
—Larius Silent. Alquimista.
Hermione se la estrechó complacida de encontrar un colega entre todos aquellos expertos tan variopintos. Una vez echas las presentaciones, la guiaron por el laboratorio y le dieron las últimas recomendaciones. Luego Lila la tomó del brazo y la llevó junto a uno de los armarios con etiquetas. Hermione sonrió para sí cuando lo vio lleno de túnicas blancas. Enseguida se cambió la suya por una de las otras, adecuadas para el trabajo. Lila le mostró el ropero para que pudiera guardar la que se acababa de quitar. A pesar de ser algo rara, Lila era muy amable, pensó la chica.
—Así aunque te manches no importa —apuntó Lila.
—Desde luego. Estas túnicas las paga la empresa. Con todo el dinero que tienen ya podrían comprarlas de mejor calidad— observó Danielle, chasqueando la lengua.
—¿Ves lo que te decía? Pija perdida —susurró Lila, dándole un codazo a Hermione.
—¡Te he vuelto a oír! —exclamó Danielle, furiosa.
Hermione rió mientras Lila y Danielle se ponían a discutir. Era curioso, no llevaba ahí más que unos minutos y ya empezaba a sentirse como en casa. ¿Podía haber algo mejor? Esteba haciendo lo que quería y le gustaban sus compañeros de trabajo. Genial.
—Bueno, chicos, ¿estáis dispuestos a empezar ya? —dijo, dando una palmada de ánimo.
En general hubo respuestas de aprobación, pero Lila la miró decepcionada.
—¿Ya? ¿Qué prisa hay? ¿No puedes esperar al menos a que prepare el café?
Hermione la miró extrañada.
—¿Café?
—El café del señor presidente —aclaró Douglas, torciendo la boca irónicamente—. Lila no tiene otra obsesión más que subir al despacho del presidente cada vez que tiene una oportunidad. La excusa siempre es el café.
Lila se puso ligeramente roja.
—¿Y tú que sabes? ¡Si fueras mujer lo comprenderías! —protestó. Se giró hacia Hermione, exaltada—. ¿No has visto nunca al presidente? ¡Está como quince trenes juntos! Quiero decir que está muy bueno, vamos... sólo se deja caer por aquí los miércoles, por eso no es fácil verlo. Yo tengo suerte, porque le gusta mi café —terminó con una nota de orgullo.
—Lila es una maestra haciendo café, eso hay que reconocerlo —dijo Larius, con una media sonrisa.
—Bueno, jefa. Déjame prepararlo un momento y se lo subo... ¡y si quieres vienes tú también y lo ves! Sólo es un segundo…
Ante el tono implorante de Lila, Hermione cedió. Total, era el primer día, y lo único que tenía que hacer era aclarar el planning de investigación, dar alguna que otra explicación y ponerse de acuerdo con sus compañeros. Para eso había tiempo de sobra.
En cuanto se lo dijo, Lila se alejó feliz a un rincón del laboratorio y sacando un paquete de café y otro de azúcar de su taquilla personal se puso manos a la obra. Lila era muy buena cocinando y conocía muchos hechizos para mejorar el sabor. Pero indudablemente, para el café tenía verdadera mano. Algo tan simple como eso, y lo convertía en inauténtico deleite. "Secreto familiar" solía responder cuando le preguntaban.
Mientras Lila estaba atareada, Hermione se acercó al grupo para conversar. No pasó mucho rato cuando la puerta se abrió de repente y entró un joven por ella. Hermione se puso lívida nada más verlo. Bajó la cabeza, furiosa, y fingió interesarse especialmente por un pegote verde que había sobre la mesa.
—¿Doctor Ink? —dijo la voz del recién llegado. Una voz fría que arrastraba las palabras.
Douglas se acercó rápidamente.
—Sí, estoy aquí —dijo.
—¿Cuántas veces tengo que llamarle? La recepcionista ha avisado hace un buen rato. Al final he tenido que bajar yo mismo.
—Lo lamento mucho. Iba a salir cuando ha venido la doctora Granger. Pensé que era mi deber quedarme a recibirla, ahora mismo pensaba ir...
—¿Doctora Granger? —interrumpió el otro. Por alguna razón, Hermione sintió la mirada de Draco clavándose hiriente en su nuca. Porque el joven no era otro que Draco Malfoy. Hizo caso omiso.
—Granger, ¿dónde están tus modales? ¿Debo suponer que eres una maleducada? —oyó la voz de Malfoy a sus espaldas, con esa nota de burla dañina que ella tanto odiaba.
Por fin alzó la vista y miró hacia los ojos grises de su interlocutor. La rabia que sentía por el simple hecho de habérselo encontrado dos veces en un día tan importante como ese después de llevar años sin verlo, le hacía sentirse a punto de estallar.
—Mejor supón que no tengo ganas de oírte, menos de verte, así que desaparece de MI laboratorio. Porque ¿sabes? Ahora trabajo aquí, y tengo cierta autoridad sobre el suelo que pisas. Y si me da por echarte...
Malfoy la interrumpió con una risa fría. Todos alrededor los miraban con un asombro más que considerable. Sobretodo a Hermione.
—¿En serio? ¿Y en qué consiste exactamente? —replicó el rubio, con prepotencia— ¿Señora de los insufribles? ¿Dama del aburrimiento? O no, claro, debes de ser la reina de los sangre-suz...
Hermione se puso en pie de golpe, dando un puñetazo en la mesa y haciendo que una probeta saltara al suelo, partiéndose con un estridente crash.
—Mira, maldito pedante retorcido y estirado, este es mi primer día de trabajo aquí, y no voy a permitir que me lo arruines. Ya me hiciste bastante infeliz en su día, así que no te lo repetiré: o te largas ahora mismo, o...
En ese momento apareció Lila corriendo. Llevaba una taza de café humeante en las manos. Pasó como una exhalación al lado de Hermione y se abalanzó contra Draco. Le habló nerviosa y jadeante.
—¡Cómo! ¿Pero ha bajado usted? Si... si ya iba... arf, arf... en fin, señor presidente, aquí... tiene... arf, su café.
Hermione se quedó clavada en el suelo. Le dio la impresión de que el mundo se ponía boca abajo, se mareó y de poco se cae redonda al suelo. Un sudor frío le recorrió la médula espinal desde la nuca, y notó cómo se ponía cada vez más blanca. Una voz dentro de ella empezó a repetirle, insistente: idiota, idiota, idiota, idiota, idiota...¡¡¡ cómo odiaba aquélla puñetera voz!!! Pero no podía ser...
—¿Se... señor presidente? —balbució, como pasmada.
—Bueno, Granger, parece que se me olvidó comentártelo... —Draco tomó la taza de café, impasible, y sonrió con malicia—. Desde hace un tiempo trabajo aquí, y puede que te interese saberlo: gozo de cierta autoridad sobre el suelo que pisas.
Hermione no fue capaz de responder nada. Estaba como petrificada.
—Oh, y ese proyecto, el de la alquimia... más te vale llevarlo rápido. No voy a quitarte un ojo de encima, aunque, si he de ser sincero, serán mis subordinados los que no te quiten un ojo de encima. Yo estoy demasiado ocupado como para tener que preocuparme por alguien como tú —Se llevó la taza de café a los labios con arrogancia y le guiñó un ojo mientras la miraba con ironía—. Tenga buenos días, doctora Granger.
Y sin añadir nada más dejó la habitación. Hermione se derrumbó en la silla y enterró la cara entre las manos derrotada, desesperada y horrorizada, mientras le llegaba muy lejana voz de Lila:
—Un poco borde si es... pero tan mono...
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Bueno, esto ha sido el capítulo 3!! No se si os imaginabais que Draco sería el presidente, pero si no, espero haberos sorprendido -.^ El chico es la cosa más antipática que existe en este mundo, pero tiene esa elegancia y ese estilo... en fin, que la pobre Hermione se ha metido hasta el cuello en una de las buenas. Lila me divierte XD. Es un personaje que me apetecía mucho escribir, tan alegre y espontánea.
Ah, sí, y quería comentar lo del mail: a partir de ahora voy a enviar un mail para aquellos que les interese saber si he subido un capítulo. Esta vez sólo se lo he mandado a algunos, pero si alguien más tiene interés que me lo diga. O si alguien no quiere recibirlo, que lo diga también, lo hago sólo por si os interesa.
Ale voy a dejar el rollo que no paro, y doy paso a las contestaciones:
Contestaciones a los reviews:
Eria_Riddle: Hola!! Bueno, pues estoy muy contenta de que te guste tanto XDD. Ya sé que he tardado mucho en subir este capítulo, pero ya ves, las vacaciones… de ahora en adelante escribiré con regularidad. Y espero seguir así, como tú dices!! -.^ Me diste muchos ánimos con tu revi, gracias!!! Un beso y hasta otra.
Star Ariala: XDD, bueno, me alegro de que te gustara a pesar de perderte a mitad de capítulo. Lo siento muchísimo, no he sido muy buena y he tardado mucho en actualizar ^^' Pero espero que me perdones, porque ha aparecido Draco!! Y me alegro de que no te entrara instinto asesino XDD. Bueno, gracias, un abrazo y nos vemos!!
Faire Estela Lhuderl-Hirl: pues aki tienes a tu Draco!! Está mono y muy cabrón. Hay que ver lo mal que me cae XDD. No, en serio, lo del libro quinto es que es para matarlo… pero aki lo trataré según mis designios y alterada imaginación MWAHAHAHAHAHAH!!!! ^^' No, no, no… el trato de Solarin no me parece productivo, lo siento. No tengo nada contra Nim y Sharrif, pero Solarin no puede faltar, así que no hay trato!! :P Oh, bueno, no me importa la historia que prefieras mientras las leas XDD. Que no, que me da lo mismo. Y respecto a la parición estelar de Andrew ya la tengo pensada (a ver, no es el director del departamento en el que quiere trabajar Hermione? Jijijijiji) y a Remus le buscaré algo, claro… Whitemann es muy mono. Lo de mezclar dos idiomas para el nombre me salió de repente, sin darme ni cuenta, pero así mola más XDDD. Verdad que también es lindo?? Oh, me encanta escribiiiiir!!!! XDD. Vale, pues ya veré lo que hago con Ron y Harry… y eso!! A ver si escribimos en los 4muggles de una vez!! Kisses y ya hablamos!! -.^
Lora Chang: Bueno wappa, te respondo a los dos revis de golpe, vale? A ver, Whitemann no es especialmente guapo, y Hermione lo quiere pero en un aspecto más paternal (joder, que le saca veinte años…). Ya ves que he descrito a Hermione con mucho más detalle, y también al lindo Draco. Ves? Ya ha salido tu amor… malo maloso. Y no ibas desencaminada, Draco es el presi!!! JUAJUAJUAJUA!! Como voy a disfrutar =D. Verdad que Aureum da un ascoq uet e mueres? Oh, y ya veremos si has acertado con lod e que hay gato encerrado jijijiji. Ah, y a Cloe la sacaré, pero más adelante. Y nada, que me alegro de que te guste y te parezca original ^___^ Un besazo muy gordo y nos vemooooos!!!
Synn: Hola!! En primer lugar, lo del cambio de nick fue porque esto estaba lleno de Lunas, y así, para darle un toque más original, pues me añadí el Lynx ^^' No importa que me juntes los revis en uno, se nota que eres una chica ahorrativa XDDD. Verdad que he cambiado el estilo? Llama a este fic experimento, si quieres XD. Bueno, la pareja es D/Herm, no Harry, porque a mí el slash no me va (no tengo nada contra él, pero prefiero pensar que mis chicos son hetero XDD). Y no sé si tu malo maloso favorito era Draco, pero si es él, ya ves que sí está por ahí XD. OOOhhh!! Profesores sexys!! Sí, me obsesionan, porque yo no conozco ninguno ¬__¬. Aunque tuve un profesor de coro que… *oooohhhh*… ahem, mejor cambio de tema ^^' Whitemann es majo, verdad? ^__^ Ale, me alegro de que te guste, y de que lo veas bien explicado. Qué feliz soy!! XDD. Espero que no te hayas impacientado mucho. Un besote!! Ta otraa!!
Cintia: Holaaa!! Bueno, gracias, tus elogios me animan XDD. Da gusto recibir revis como los tuyos ^__^ Siento no haberlo continuado rápido, pero ahora prometo escribir más deprisa. Y bueno, ya tienes a tu Draco, que lo disfrutes!! XD. Muchos besos y ya hablamos!!!
May Potter o La de siempre: Me ahorro el comentario porque ya lo ice en su día ¬___¬. Me alegro de que te guste. Bye.
Gracias a todos por leer.
