Capítulo 2. Algo del pasado.

Aquel resto del día ya no pudimos pensar en nada más que en el libro aquél. ¿Qué tendría para dejarme con tan mal sabor de boca? No sabía responderme a mí misma esa pregunta. Aún no era el momento, y solo me venía a la cabeza "Todo a su tiempo Elian" Esa frase me la habían dicho antes, en algún lugar que yo no recuerdo aún.

-¿Te vienes a casa? –preguntó Leo-

-Me encantaría pero tengo cosas que hacer, demasiadas.

-¿Te ayudo en algo?

-No no, gracias. ¿Te importaría venirte a mi casa ésta tarde?

-Que raro que tú me pidas algo así.

-Es que no está Arien, bueno vendrá más tarde y no estoy yo hoy como para quedarme sola.

-De acuerdo si me lo pides así.

-¿Voy ya, o dejo esto en mi casa y vuelvo?

-No, vente ya.

-Arien está preguntándose a sí misma más de lo normal y eso no es bueno para ella.

-Procura que su mente se quede en blanco poco a poco.

-No entiendo por que te pregunto si la conozco más que a mi mismo.

-Pues entonces.

-Nada, no te he dicho nada.

-Leo.

-Sí perdona, estaba en la Luna.

-Ya se ve, ya.

-¿Me has preguntado algo? -…tengo que ir a comprar… -le leyó el pensamiento-

-Tengo que ir a comprar, Arien no se acordó y no hay nada para comer.

-Vale, te acompaño.

-¿No te resulta aburrido el comprar?

-No, voy observando los precios a ver cual es más económico y el por qué de la diferencia de un producto a otro.

-Esa me la apunto.

-¿No lo haces tú?

-No, como siempre voy con prisa pues no miro si es más barato o más caro, solamente cojo lo que siempre me sale bueno, aunque me valga más caro.

-Eso también lo hago yo.

-¿Tú haces la compra?

-Si no la hago yo ¿Quién la hace?

-… no sé… no he dicho nada.

Una risa se le escapó mientras yo conducía.

………

-Arien, ¿Estás por esto o no? –preguntó una compañera y amiga de clase-

-…sí… es que… no me encuentro muy bien.

-A ti te pasa algo.

-Nada raro.

-Nada no, raro sí. Cuenta, cuenta, ¿hay algún chico por ahí?

-… Adri… no me hace falta un chico para vivir, con mi mente me basto.

-Tú y tu mente… siempre vosotras dos.

-No te enfades… Acabamos esto ya y me voy.

-Sí, que se hace pesado este trabajito en parejas… y vaya tema que nos han dado… "El ADN y la manera de calcular qué tipo es", ya nos podía haber tocado las bacterias o la… yo que sé… algo más sencillo.

-No es bueno siempre ir con lo sencillo, nunca llegas a ninguna parte si no te superas a ti misma.

-Que filosófica estás niña.

-Lo siento…

-Tranquila, acabamos esto y nos largamos, por lo menos yo.

-¿Saldrás esta noche?

-Sí. ¿Quieres venir?

-No, tengo que estudiar para un parcial de matemática-física.

-¿Esa era optativa no?

-Sí.

-Es que a mi no me suena de que tenga ningún parcial mañana, espero vaya…

-Ahora te he hecho dudar.

-Sí y no tengo ninguno.

Aunque parecía que estuviera en aquella habitación con Adri, en verdad no lo estaba, su mente seguía en no se donde. Algo normal en ella, claro que su mente se fue despejando cada vez más, incluso llegaba un momento en que el "mal humor" que tenía se le fue, incluso el trabajo le hacía gracia y le buscaba el punto positivo al ADN.

-Por una vez no pienses en nada, te conviene estar en un estado de euforia temporal, te sentirás más relajada luego… si no ya lo verás. Y luego cuando te vayas a dormir caerás en la cama redonda, antes de cerrar los ojos ya estarás dormida.

-No le des un somnífero.

-No hombre… ¿Cómo le voy a dar yo un somnífero a mi Isilme? Ni que estuviera loco.

-Es que tu no eres ya tan tranquilo como antes, de elfo has pasado a medio hombre.

-Eso si, necesito volver a tras para ser yo mismo.

-De eso se trata, de que nosotros también seamos lo que éramos.

-Suerte del libro.

-Y suerte de que ellas lo sigan… espero vaya…

………

-¿Dónde dejo éstas bolsas? –preguntó con tres o cuatro bolsas-

-Déjalas en la cocina.

Entre los dos entramos las bolsas restantes y descansar en el sofá, agotados de subir y bajar escaleras cargados de bolsas.

-¿Tanto coméis?

-Yo como mucho, necesito energía para quemarla.

-Eso sí ¿Dónde la metes?

-Pues… -me levanté y me puse de pie delante de él- aquí –indiqué el tronco- aquí –las piernas – aquí –el culo- y… aquí. –indiqué con el dedo en la cabeza- si no como no pienso.

Me agarró por la cintura con sus manos e hizo que cayera sobre él, sentada de lado en sus piernas. Me agarraba por la espada y por mis piernas para que no me cayera.

-Tendría que hacer cosas… pero pueden esperar.

-Estás preciosa.

-Se acepta el cumplido.

-¿Y cuando no has aceptado uno?

-Cuando no son tuyos.

-Así que… cuando te los dice alguien ajeno a ti… por un oído te entra y por otro te sale.

-Sí. Me da la impresión de que me conoces de toda la vida.

-Bueno…, toda la vida no, desde unos cuantos meses sí.

-Je je, pillín…

-Largo.

-Vale…

-Debería guardar la compra, hay cosas que necesitan estar en su lugar.

Algo raro pasó por mi mente, fue como si todo se parase por un momento. Cuando me giré con intención a levantarme vi que la compra estaba guardada y todo en su sitio. Pero… -dije-

-Ya la has guardado.

-¿En serio? No me acuerdo.

-Sí, si no como iba a estar todo guardado.

-…tienes razón, como iba a estarlo.

Me senté a horcajadas sobre sus piernas otra vez, apoyada con mis piernas en el sofá. Fui quitándome la chaqueta y dejándola a un lado del sofá.

-¿Tienes calor?

-…va subiendo…

-Pues quítate la chaqueta si va subiendo.

Se pegó a mí para quitársela y dejarla encima de la mía. En el momento en que se me arrapó le besé, haciendo él juego para dejarse caer de nuevo al sofá. Esos besos son buenos en la relación, pues te aseguran de que la agonía de sentir el placer de un simple beso durante el día en que no podemos o no queremos besarnos delante de la gente de la universidad. Nos gusta más en la intimidad… … Jugaba con los botones de su camisa a la vez que se los iba desabrochando.

De sus labios pasé a besar su cuello, él me abrazaba cada vez más a la vez que iba desabrochándome también la camisa, sentía sus templadas manos en mi pecho. De su cuello pasé a su pecho, éste ya descubierto y luego volver de nuevo a sus labios. Él hizo casi lo mismo, solo que se perdió entre mi pecho y fue subiendo hasta mis labios.

Luego pasamos a algo ya más serio pero no en el sofá si no en mi habitación, si los dos teníamos ganas ¿Por qué no hacerlo? … Después volvimos de nuevo al sofá pero ya para hablar y picar algo, hasta que Arien llegó con cara de pocos amigos.

-…hola… -dijo abriendo y cerrando la puerta-

-Hola –saludé contenta-

-Hola Leo… -lo saludó-

-Que tal. …yo me voy, tengo también algunas cosillas que hacer. –dijo poniéndose su chaqueta y dirigiéndose hacia la puerta-

-Vale, ya nos veremos. ¿Pero como te vas a ir a casa?

-En metro. –respondió abriendo la puerta-

-¿Quieres que te lleve?

-No tranquila, ya me las apaño.

-Mira que es tarde y no habrá casi nadie.

-Tú tranquila que no me va a pasar nada.

-Como quieras. …buenas noches…

-Buenas noches. –se despidió dándome un beso y yéndose escaleras abajo-

-Ya me gustaría a mi haber estado con Arien…

-Plántate delante de ella y se lo dices.

-Claro… aunque… no es mala idea.

-Tú verás, yo lo hice con ella.

-¿Y qué te dijo?

-Aire.

-¿Lo ves? ¿Por qué crees que Arien es igual?

-No es igual, solo tú sabes como hacer que te recuerde.

-… ¿eres mi padre o algo?

-Tu amigo y compañero.

-¿Cómo te lo has pasado?

-Mejor que nunca.

-¿Por qué vienes con esa cara tan larga? –pregunté desde afuera de su habitación-.

La puerta estaba cerrada y no me dejaba entrar.

-Por que he tenido una tarde horrible.

-¿No me vas a dejar entrar?

-¿Quieres algo?

-Saber que te pasa.

-Nada que te interese.

-De acuerdo, tú verás. Pero si quieres hablar en la cocina estoy.

¿Qué mosca le ha picado para que se ponga de esa manera? Si ésta mañana estaba bien.

………

Maldito libro, ¿Por qué lo encontró? ¿Quién fue el que lo puso ahí? ¿Por qué a nosotras? Por qué a mi… … ¿Por qué no recuerdo nada de mi pasado? A duras penas me vienen pequeñas imágenes a la cabeza de lo que fue mi vida, y es horrorosa, sufridora hasta el día de mi muerte. No quiero volver otra vez a sufrir, no por esa persona y no por mí.

-Quizá no vuelvas a sufrir. –dijo una voz en su interior, una voz de hombre, suave y dulce-

Otra vez esa voz ¿de qué me resultará tan familiar? Es como si me hablara el mismo corazón.

-Abre el libro Isilme.

¿Isilme? Alguien me llamó así una vez, pero no recuerdo quien. … Me levanté de la cama y cogí el libro que estaba encima de mi escritorio, volví a la cama y lo abrí. … Poco a poco se iba escribiendo otro párrafo, seguido del que había ya inicialmente.

"¿Por qué piensas todas esas cosas? ¿Crees que lo que te ocurrió en un pasado lejano volvería a pasar? Qué te preocupa…no debes pensar siempre en negativo… Vive una nueva oportunidad, por la que Eru te ha dado. Piensa en esa persona que está ahí y que te protege, aunque no la veas ni la sientas. Siente como ella penetra en ti."

¿Ese párrafo iba dirigido a mí? ¿Cómo sabía lo que me pasaba? ¿Cómo lo sé? muy sencillo. ¿Quién habla? ¿Qué piensas? ¿Quién eres? ¿Quién soy? ¡Me estás liando! Dime quien eres de una vez.

-Fui alguien a quien tú…

¿A quien yo qué?

-Descúbrelo por ti misma. Sigue ese libro y encontrarás todas tus respuestas.

¿Iridiel?

-…

Aquella conexión se cortó, ¿Por qué había hablado mentalmente con alguien que no existe? ¿Qué fue de él? ¿Dónde estás…? … Por la noche tuve un sueño de lo más raro, parecía como si recordara algo, escenas tal vez de lo que fue mi anterior vida, o por lo menos eso creo.

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-¡Vaya! ¡Así que sí que viniste al final!- esa voz me sorprendió, ¿ya había cumplido con sus deberes? O ella iba muy rápido o él se volvió a quedar perdido en sus pensamientos. Optó por lo segundo. Últimamente era propenso a ello. – ¿qué tienes ahí?- preguntó con aire infantil.

-Algo no muy interesante mi Isilme- respondí ocultándome el objeto en la espalda para provocar más curiosidad en ella.

-¡Pero si ponías una cara mirándolo! Seguro que es una de tus canciones, ¡me encantaría oírte cantar esta noche!- sus ojos empezaron a brillar. Sí, ya conocía su gusto por las historias y las canciones, pero esto ya rallaba a lo angustiante pues últimamente no había parado de pedirle una.- ¡Y no me vas a dejar otra vez otra primavera sin escuchar tu voz cantando en uno de los talan!

-No es una canción, hermosa.- dije con una sonrisa misteriosa- sino un retrato.

-¿un retrato? ¿pintado por ti?- ahora la luz de sus ojos cambió pero no supo decir a qué.

-No, pintado por las aguas profundas que habitan en la tierra.

-¿y que ese perfila en tal obra? ¿Paisajes de ensueño? ¿las fiestas de Imladris? ¿O las casas y salones del bosque verde?

-Has respondido erróneamente Luna, es simplemente el retrato de una dama.

-¿Una dama?- ahora tenía un tinte preocupado en la cara pero rápidamente cambió a la curiosidad de siempre.-¿Y se podría saber que dama es la que os tiene con tanta tristeza y confusión cómo la que mostrabais?- ahí iba la pregunta y la respuesta que quedaría para siempre enmarcada, fuera cual fuera la reacción.

-La dama que ocupa mi corazón, no puedo deciros más de ella o sea que no insistid.

-Pero tal dama os tiene con tristeza y si estás triste también me pertenece a mí ayudaros en lo que haga falta.

-Ella no me tiene con tristeza.- sonreí francamente- pero si me tienen mis pensamientos para con ella, ya que sé que ella ha tenido muchas proposiciones y aún no me atrevo a decírselo, pues tiemblo ante la posibilidad de un rechazo.

-¡Pero que dices! Ante tus palabras y a tus pensamientos serían ante los que tendrías que temblar. Y ahora lo que te diré tómalo como del alma, no hay elfa o mujer que no te merezca y que no te pueda querer y si ella te rechaza es ella la que no te merece, pues cualquier hembra estaría orgullosa de tenerte a ti, Iridiel hijo de Itiladil, como fiel compañero o marido.- Si, eso era lo que pensaba para con otra pero ¿qué pensaría para con ella?

-Ahora, dime- continuó- ¿quién es? Por que te podría ayudar, podría comentarle sobre ti.- esta vez identifiqué un ligero cambio en la voz, era más grave y ronca, como si le estuviera costando mucho decir esas palabras, ¿o sería su imaginación?. Solo había una manera de saberlo. ¡Pero que haría si la respuesta fuese "lo siento pero no"! ¡No podría soportarlo! Isil era ligera y con un movimiento brusco se podría ir con la suave brisa de primavera... Impidiendo que los pensamientos me poseyeran otra vez, lentamente dejé de esconder el útil en mi espalda, pero aún sin dejar ver la cara que escondía y, con este gesto, dejando a la vista los relieves y acabados de plata que perfilaban y componían tal objeto.

-Te aviso que la imagen que verás me puede dar otra vez la vida o quitármela de la forma más angustiante.- dije lentamente mientras que, igual de veloz que mis palabras, le acercaba tal objeto de plata boca abajo para que aún no supiera que es.

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Desperté de golpe y me quedé con los ojos abiertos de par en par, sin querer volverme a dormir. Sentía como si el sueño hubiera sido real, como si lo hubiera vivido antes. ¿Quién fui? ¿Quién era aquel elfo que dejó en mi recuerdo una mella…?

Miré el reloj y observé que eran las cinco de la madrugada, me levanté para ir al lavabo y relajarme. Al salir de mi habitación vi que la puerta de la habitación de Elian estaba medio abierta. Mis pasos se dirigieron solos hasta ella, no pude evitar el mirar y cotillear. … Elian dormía totalmente espatarrada y estirada de pies y brazos, con su cara de soñadora que se le pone cuando duerme y susurrando el nombre de Leo.

¿Pasará ella por lo mismo que yo? ¿Recordará ella lo que le sucedió en el pasado? ¿Por qué piensas eso? ¿No te fías de tus pensamientos? No es que no me fíe, pero aún no tengo nada claro. …Todo a su tiempo Arien…

-¿Te ocurre algo? –preguntó Elian mirándome-

-No solo es que he visto tu puerta abierta y…

-Son las cinco de la madrugada…

-Ya…

-¿Quieres hablar de algo que te preocupe?

-…no sé si me entenderás…

-Bueno, si no… algo…

Me ofreció para que me sentara enfrente de ella.

-Verás… he tenido un sueño y creo que está relacionado con todo esto del libro éste tan raro que hemos encontrado.

-¿ah, si?

-Eso me ha sonado a que tú también guardas algo parecido.

-Yo… creo que aún es muy anticipado el contestarte a esa pregunta.

-Creo que si… No te he dicho nada ¿vale?

-De acuerdo. No he oído nada.

-Eso se trata… hasta dentro de un rato.

-Sí.

-Ah, incluso a Leo tienes en tu boca cuando duermes.

-¿si?

-Sí.

-jj.

-Te digo que Elian optará por no seguir el libro.

-¿Tu crees?

-Creo que sí. O la vigilas y ves que hacen o no vamos a lograr ser quien éramos.

-Todo debe de llegar, además aún no es nuestra hora. Antes van otros.

-…ya lo sé… pero me muero de ganas de tenerla en mis brazos.

-Debes aguantar.

-¿No crees que ya he aguantado bastante? Tú por lo menos la tienes, aunque no seas Legolas.

-Es que no soy Legolas, por que ellas tengan sus mismos nombres, no significan que nosotros también seamos iguales.

-En el fondo sigues siendo un elfo.

-… Quizá sea hora de hacerle ver a Elian quien fue…

……….

-Ahora no puedo dormirme… me he desvelado completamente.

¿No puedes dormir?

-¿Eeeh? ¿Quién ha dicho eso?

Quien tú mejor conoces.

-Tú no eres Arien.

No.

-¿Qué quieres de mi?

Duerme…

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Desperté acomodada en una cama muy confortable, hacía tiempo que no dormía tan bien. ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? Lo último que recuerdo es haber notado las hojas que dormían en el suelo debajo de mí, nada más. Miré la pierna, ésta me dolía pero no como antes, ahora era un dolor diferente. La puerta de la habitación se abrió suavemente, un apuesto elfo de larga melena rubia y de ojos azules entró, mirándome con seguridad y temor.

-¿Habéis despertado? –dijo sonriendo- ¿Cómo estáis?

Noté que mis mejillas se sonrojaban. …Algo…rara… -respondí-

-¿Sentís el dolor de la herida?

-No como antes pero si, aun lo siento. Por favor, no me habléis de vos, me siento alejada.

-Como desees, pero trátame a mí también de tú, eso me halaga. ¿Puedo? –indicó si se podía sentar a un lado de la cama-

-Claro.

¿Se puede saber por qué no soy yo misma? –pensé- ¿Qué tiene este elfo que me hace decir cosas que no son?

-¿Cuál es tu nombre? Si no te importa decírmelo.

-Elian ¿y el tuyo? Si no es molestia.

-Claro que no –sonrió- Legolas, Legolas Hojaverde. Elian…-susurró- Es muy hermoso.

…Y se llama Legolas…que majo… ¿se puede saber qué piensas? –pensé-

-No me habían dicho nunca que Elian fuese hermoso –dije-

-Pues lo es, me agrada.

Le sonreí.

-Cuando te encontré debajo de aquel árbol pensé que eras una elfa que se había perdido, pero después vi que no. ¿Puedes decirme si eres elfa o humana?

-Mi historia es muy larga, no creo que tengas ganas de que te la explique.

-Me gustaría saber un poco más, a parte del nombre, de la persona a la que he curado y cuidado durante estos tres días.

-¿Me has cuidado?

-Sí, era uno de mis deseos.

-Hantale.

-Debo hacerla si es necesario, se ha oído hablar mucho de la Hija de Gilraen, pero nunca de Elian.

-Pues el nombre me ha llevado a muy mala fama.

-¿Te importaría contarme tu historia, si lo deseas?

Le conté lo mismo que le había contado a Aragorn, solo que ahora era diferente, Aragorn me miraba entristecido, en cambio él me miraba alegre.

-¿Qué te hace tanta gracia? –pregunté riendo-

-No me río, pero tus ojos muestran el sufrimiento del pasado.

-¿Qué te hace pensar que no sigo sufriendo?

-Que…, eres más feliz de lo que crees.

-Creo que la felicidad que hay ahora es por estar protegida, cuando vuelva a salir a la luz todo volverá a ser lo mismo.

-Yo creo que no.

-¿No?

Sonreía mientras sus labios susurraban un no acercándose lentamente a los míos, dándome un beso del que no olvidaré nunca, me besaba con tanta dulzura que me era imposible dejar de besarle. Me cogía mis manos con la suyas, pegándoselas a su pecho haciendo que yo me arrapara a él. Sentía mi corazón latir acelerado, no podía controlar mis emociones, nunca había sentido nada parecido.

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¿Recuerdas algo?

-Legolas. –dije con voz desesperanzadas y con lágrimas en mis ojos-

Quizá.

­-¿Dónde estás? Te hecho de menos.

¿Sabías de mi existencia?

-Como no lo iba a saber, te llevo dentro de mí.

Noté una presencia conocida en aquella habitación, sentía que él estaba cerca pero no lo lograba ver. Sé que estás aquí –dije- te siento.

Y lo estoy, justamente a tu lado y sentado junto a ti.

-¿Por qué este silencio y ahora vuelves?

Por algo que…

-No me dejes.

Debo irme.

-No…

Me verás dentro de poco.

…¿A caso es esto a lo que se refería Arien? ¿Eso era lo que le preocupaba? …Sentía hablar a Arien en su habitación, sola. El sueño se me había vuelto a ir después de aquel dulce sueño… Fui a ver qué era lo que le pasaba, pues nadie habla solo y menos de madrugada. Eso fue lo que escuché:

-¿Dime quien eres? Me estás asustando.

-Tengo la impresión de que eres quien me pienso que eres. Pero como te puedo encontrar.

-¿El libro?

-Este libro es muy raro y presiento que no solamente van nuestras vidas en él, si no también las de otra gente que fue de la misma época. ¿Me equivoco?

-¿Cómo te puedo encontrar?

¡Arien habla sola! Eso si que es nuevo. Aunque creo que ella también debería de escuchar alguna voz en su interior, de manera que no pudiese conversar mentalmente. … Tal como fui me vine a la cama, no quería molestarla en su charla matutina, además era de mala educación entrometerse en las conversaciones de los demás.

______________________________________________________________________Segundo capítulo: Aquí se adentra algo más en la historia, se conoce ya a un personaje más… y el otro está cerca.

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