Capítulo 9. ¿Qué no dicen?

Parecía que todo había vuelto a su cauce. Elian y Leo se avenían más y mejor, hablaban y jugaban a menudo, pues se les veía más unidos y por lo que Arien me dice, la relación es como antaño, con un toque de ahora. …Debo decir que Arien tiene ya una barriguilla bastante hermosa y ella está de lo más bella. Ella dice que se ve gorda y yo gorda no la veo.

A Amarië en cambio la ve graciosa y diferente, y en el fondo desea tener uno pero… A MÍ QUE NO ME BUSQUE, que yo…ya estoy fichado. Ah, lo que no he dicho es que Arwen se ha quedado embarazada de nuevo, sí, lo bueno es que le hecha las culpas a Aragorn. Quizá la tenga pero su hijo, Eldarion, se muere de ganas de ver a su hermanito o hermanita quien sabe. …Tengo unas ganas enormes de saber si es niño o niña… o los dos, nunca se sabe.

-Arien –dijo Amarië- ¿No tienes ninguna foto de Leo?

-¿Por qué? –preguntó ella desconfiada-

-…para conocerlo…

-Amarië… se te ve el plumero.

-… ¿si? … por fa, llévame hasta su casa…

-¿Y te tengo que llevar yo?

-Sí. Solo será un momento.

-…pregúntaselo a Iridiel, él te dirá si debes o no.

-¿A él? ¿Cómo sabe él si están o no?

-…por que… por que lo sabe y ya está.

-¡Iridiel!

Como que yo estaba echando una siesta, sí lo he dicho bien, estaba.

-…que…

-¿Puedo entrar?

-…sí.

-Arien dice que tú sabes si Leo está en este momento en su casa.

-…sí que está… ¿para qué?

-Me gustaría conocerle en persona.

-Pero si ya lo hiciste en su boda.

-…no.

-¿No? ¿Entonces quien fue? ¡Ah sí! Fueron unas amigas extranjeras que se equivocaron… jjjj. ¿Por qué tanta prisa en verle?

-…en la boda no tuve opción…

-…está bien, pero ahora no. Un domingo después de comer a gusto, la gente se va a echar la siesta un rato y descansa la mente. …

-¿Cuándo iremos?

-…Luego…por la siete…

-Bien. Gracias Iridiel.

-De nada… vamos a seguir en lo que estaba pensando… ¿Qué le puedo regalar?

-¡Iridiel ha dicho que a las siete nos vamos!

-¿Te ha dicho eso?

-Sí.

-Bueno… pues vale…

-Tengo hambre…

-¡Pero si acabas de comer!

-Ya pero… necesito alguna golosina… chocolate eso. ¿Quieres?

-No gracias, tengo el estómago revuelto.

-Eso es del embarazo.

-…pues vaya…

-Voy a ver que hacen en la tele…

-Yo me voy a tumbar un rato a ver si se me quita, no piques mucho que después no tienes hambre.

-No.

Entró sigilosamente en la habitación puesto que yo "dormía". Se tumbó en la cama sin hacer apenas movimiento, jj, le di un pequeño susto en cuanto se giró. Claro que después rió de lo que había armado.

-¿Necesitas el silencio para vivir? –pregunté-

-De vez en cuando me gusta quedarme en silencio, pensar… y aclararme.

-Eso estoy haciendo yo. …Y estar en el silencio acompañado es mucho mejor.

-…Iridiel… ¿Qué vamos a hacer si tengo el niño antes de que Amarië se vaya? No me atrevo a echarla.

-Yo tampoco…pero algo deberemos de hacer. ¿Miramos un piso o una casa nueva?

-No sé… es una locura meternos en una hipoteca.

-¿Otra idea?

-…no. Pero… aunque miremos pisos no nos dará tiempo, puede que incluso nazcan antes.

-¿Nazcan? ¿Son dos?

-Yo noto dos.

-¡Bien!

No podía quitarme la sonrisa de la cara. Quizá podamos ir mirando alguno… y pensárnoslo, yo creo que sí se irá cuando vea que los retoños ocupan su habitación. –dije-

-Pero…me siento mal… es como si de una manera indirecta, la echásemos.

-No mujer, lo entenderá… además conozco a alguien que quizá le agrade.

-¿Quién?

-Ya te lo diré cuando sea el momento.

-Vale.

La verdad que no me enteré de mucho por que me dormí abrazado por Arien, calentito y protegido… me siento como un niño… El caso es que Amarië nos despertó a las seis y media. Recuerdo que Arien y yo pusimos la misma cara de no saber muy bien donde estábamos.

-¿Le vas a decir que vamos? –preguntó Arien-

-No, quiero pillarlos por sorpresa y ver que hacen, cual es su reacción.

Arien me sonrió mientras se levantaba, Amarië nos exigía que para las siete tendríamos que estar listos y a una embarazada no se le puede meter prisas, no. Tiene sus reflejos a flor de piel y los nervios de acero.

Jamás en mi vida había visto a Arien tan hermosa como aquella tarde, y simplemente se había retocado con una técnica que le dijo Amarië.

-Amarië ¿Por qué tienes tantas ganas de ver a Leo y no a Elian? –preguntó-

-Pues…por curiosidad ya que las fotos de la boda aún no están.

-…en eso tienes razón…

-Vamos o no los pillaremos. –interrumpí-

-Sí sí.

Suerte tuvimos de pillarlos en casa, aunque no muy predispuestos. Miré por la ventana antes de llamar, vi a Elian bajar las escaleras vestida en pijama de verano y estirarse, parecía que se acababa de levantar.

-Me parece que ahora diurnan –dije haciéndolas reír-

-¿Por qué lo dices? –preguntó Amarië-

-Por que Elian se acaba de levantar, por lo menos eso creo.

-Es normal, llegaron ayer por la noche –comentó Arien-

-Llama a la puerta Arien, vamos a despertarlos que si no por la noche no van a dormir.

-¿Seguro?

-Sí.

Llamamos y Elian nos salió en pijama con sus greñas y con una cara de sueño enorme, no hacía más que bostezar.

-¡Está Leo! –exclamó Amarië-

La cara de Elian cambió completamente. ¿Para qué? –preguntó ya más seria-

-Para nada… -intentó persuadirla Arien- Solo queríamos veros.

-Pasad…todo está un poco desordenado pero… acabamos de llegar anoche.

No estaba muy desordenado que digásemos, las maletas estaban todas arrinconadas en un lado y por lo demás… como yo me lo conocía.

-Ahora bajamos, coged lo que queráis de la nevera… si os apetece algo…

Arien tuvo que coger a Amarië por el cuello de su camisa por que se iba detrás de Elian.

-¿Queréis algo? –pregunté-

-Yo no –respondió Arien-

-…me comería ahora mismo una galletitas y un buen té.

-…voy a ver que encuentro por ahí…

-Amarië vamos a esperar en el sofá.

-Leo…cariño, arriba.

-…

-Arien e Iridiel están abajo.

-¿Tan temprano? –preguntó aún sin abrir los ojos-

-Son las siete y media Leo, no es temprano.

-¿Las siete y media?

-Sí y Amarië también está abajo, con ellos.

Sus ojos se le abrieron como platos, ahora no sabía si bajar o quedarse durmiendo. Suerte que contuvimos a Amarië el tiempo suficiente como para que ellos bajaran ya más descansados y más alegres. Amarië, nada más ver a Leo se sonrojó, lo miraba como bajaba las escaleras (algo dormido) totalmente inmóvil. Arien la miraba extrañada, pues nunca la había visto así.

Al vernos nos saludó a los tres, nosotros normales pero Amarië no, no dijo nada, simplemente lo saludó, algo extraño en ella.

-Si no os importa voy a comer algo –dijo él- desde anoche que no he comido nada.

-Voy a ver a Elian –dijo Arien- ¿Vienes Amarië?

-…no, no… voy a la cocina con Iridiel…

-Vale.

Hablábamos y comíamos algo cuando Amarië entró algo vergonzosa, nosotros seguimos con nuestra conversación puesto que no nos importaba si se unía a la conversación.

-Ahora que me acuerdo, tenemos las fotos de la boda.

-¿Las tenéis vosotros?

-Sí. Voy a buscarlas.

-¿Se puede saber qué te pasa? –pregunté-

-¿A mí? Nada. –respondió ella-

-¿Nada? Te conozco lo suficiente como para no ser nada.

-....tengo algo que os pertenece a los dos… por eso quería que estuvieseis los dos.

-¿Entonces no era por Leo?

-Claro que no, no estoy tan loca como para no darme cuenta de que están unidos, no les robo el marido a nadie yo.

-…lo siento…ha sido un.... error. ¿Qué es eso que te trae tan…?

-Ahora cuando venga.

-…aún no las he visto… -dijo Leo entrando de nuevo por la puerta- me ha costado encontrarlas.

-Que bien, seremos los primeros en verlas.

-Antes a lo que iba –dijo apartando los sobres de mi alcance-

-Sí…

-Escuchadme bien los dos, ¿os acordáis de que vinimos Elrond, Thranduil y yo a hablaros del libro y de su historia? Pues bien, el libro que vosotros escribisteis lo tengo yo.

-¡Que qué! –exclamó-

-Se me fue confiado para que os lo diera personalmente sin que se enteren ellas dos.

-¿Por qué ahora quieren devolvernos el libro? –pregunté-

-Quizá tengan algún plan entre manos…

-¿Qué tengan quien?

-Los elfos, Galadriel y Celeborn.

-Mirad… -nos enseñó los dos, el antiguo y el nuevo (por llamarlos de alguna manera) los dos son iguales si nos referimos al aspecto físico.

-¿A dónde quieres llegar?

-A engañar a Saruman dándole el libro "falso".

-No me puedo creer que esa idea sea de Galadriel…

-Yo tampoco pero me lo dijeron así.

-Pero Saruman no es tonto ni idiota como para saber que un libro es más grande que otro, que su textura es diferente y que su contenido es erróneo.

-¿Dudáis de mi?

-…no.

-Cogedlo los dos con una mano cada uno.

Nos quedamos los dos curiosos por ver que locura se le había ocurrido, cogimos el libro como nos dijo ella. Algo extraño sucedió en ese momento, sentí como me adentraba en la historia, como recordaba lo que fui en un principio y en como era todo…incluso vi el momento en que vi a la Luna por primera vez. ¿Qué era todo aquello que me ocurría? ¿Qué me estaba pasando? ….

…….

-Iridiel… -sentí a Arien que me despertaba- …despierta…

Fui abriendo los ojos hasta verla claramente, estaba tumbado en el sofá con ella sentada a un lado, parecía que llevaba bastante tiempo allí. ¿Qué ha ocurrido? –pregunté-

-Amarië subió desesperada y altera a por nosotras, bajamos tan rápidas como pudimos y os vimos desmayados, medio sentado estabas tú y tumbado él.

Miré a Leo, estaba sentado en el sillón, recostado a un lado y parecía que aún no se había despertado. Por otro lado Amarië estaba medio llorando, sentada en una silla y apoyada sobre la mesa.

-¿Qué os ha pasado? –preguntó Elian algo mosqueada-

-…leíamos el libro y nos hemos desmayado…

-Me he leído muchas veces ese libro y ninguna me ha hecho desmayar.

-…

-No importa… -dijo Arien más calmada que ella- alguna razón tendrás…

La abracé en señal de agradecimiento y ella me dio un pequeño beso.

-...juraría que he visto a Iridiel de niño en mi sueño… –dijo Leo con voz dormida-

-¿A mí? –pregunté confuso-

Se levantó estirándose disimuladamente. Un renacuajo así, más malo que le copón, rubito, de piel clara y con una carita de malo que no se aguantaba. ¡En mi vida he visto a un niño más malo! Rebelde a no poder más… -dijo-

-¿A dónde quieres llegar? –pregunté mentalmente-

-Amarië, ven aquí mujer.

No quiso ir. … Me agarró del brazo y me llevó hasta ella, con lo bien que estaba yo en los brazos de Arien, le susurró algo al oído y nos metimos de nuevo en la cocina ante la mirada indirecta de Arien y la directa de Elian.

Hablamos con Amarië, ella creía tener la culpa de lo ocurrido y no era cierto, de ninguna manera, pero ella creía que sí. Le fuimos haciendo ver lo contrario, todo a base de hacerla reír y de que se alegrara hasta que pensara que ella no era culpable. Quizá por sentirse mejor nos abrazó.

Leo se acercó sigilosamente a la puerta aguantándose la risa, la cedió un poco y observamos a cámara lenta como Elian se caía al suelo a bocajarro y a Arien intentado aguantarse pero cayendo finalmente sentada sobre ella.

-¡AAAYYY! ¡Arien pesas! –exclamó Elian-

-jjj… JAJAJAJAJA…..

Todos nos empezamos a reír a carcajada limpia. Nos acercamos lentamente por si acaso, Arien no se quería levantar, un golpe de pie se le escapó y dio a Leo, éste cayó al suelo de culo.

-¡Yo no he sido! –exclamó Arien entre la risa-

Amarië y yo nos sentamos a una distancia prudencial y los mirábamos intentado montar una figura abstracta o algo parecido a una figura, mientras nos reíamos sin parar de ver la expresión de dolor de Leo sobre su culo dañado, Elian ya esperando a que Arien se quisiera levantar y a ella, tan fresca allí sentada.

-¡Leo quítamela! –dijo Elian-

Pero éste en vez de quitarle peso, se sentó él. ...Anda… éramos pocos y parió la abuela… -dijo ella haciéndonos reír aún más-

No se estuvo quito, le hacía cosquillas a Arien.

-¿Qué es esto? –preguntó Arien al tocar algo rellenito y abultado-

-¡Mi culo! –rechistó Elian-

-jjjj.

Leo se giró y le hizo cosquillas a ella, no podía para de reírse y de llorar de la risa hasta que finalmente encontramos la respuesta que buscábamos.

-¡Ay! ¡No! –risas- ¡No cotillearé más…! –risas- ¡…Para….!

-No más cotilleos –dijo Arien-

Arien finalmente se levantó ayudada por mí, ella es la que ahora requiere especial atención, que bueno que soy. Leo también se levantó. …

-¡Iiiiijaaaaaaaaa! –se sintió una voz de niño-

Eldarion había entrado por no se donde y había saltado desde la entrada de la cocina hasta quedarse sentado a horcajadas encima de Elian. Hacía que ella era un caballo.

-¿Qué haces tú aquí? –preguntó Leo-

-¡Caballo!

-Eldarion arriba –dijo ella-

Habíamos estado viendo las fotos como en un principio queríamos, las que hice yo eran por llamarlas de alguna manera las tomas falsas de la boda. La que más me gusta es cuando a Eldarion le tocaba llevar los anillos y no se los quería dar a Leo, jugaba a acercárselos y a quitárselos de su alcance. Lo pillé en el momento oportuno.

-Anda que ésta… -dijo Arien- ¿Quién la hizo?

-Yo –respondió Leo-

Era Arien persiguiendo Eldarion por que le había quitado el bolso.

-En verdad –dije- lo que pasó es que Eldarion le quitó el bolso, ella se dio cuenta y lo persiguió por toda la sala de baile.

-¿Qué pasó después que me trajiste a Eldarion y el bolso? –preguntó-

-Pues…

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-¿Me das el bolso? –pregunté-

-No. Bueno, te doy el paquete de pañuelos.

-Eso no lo quiero.

-… ¿el pintadabios?

-No.

-…no sé…

-¿El bolso?

-Sí pero si puede ser con el monedero de la calderilla dentro.

-No, todo menos eso.

-No eres listo tu ni nada. Pues si no quieres dármelo todo… tendré que tomar medidas…

Lo cogí y me lo llevé, él y el bolso.

-¡Suétame! ¡¿A dónde me llevas?!

-A ver la dueña del bolso.

-…

-Arien, aquí tienes tu bolso –dije dejando en sus faldas a Eldarion con el bolso-

-Eldarion no entra.

-Pero no había forma de traerte el bolso solo, así que…

Arien lo miraba fijamente y Eldarion sonrió como si quisiera irse.

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Ahora todos mirábamos a Eldarion, éste que estaba sentado en las faldas de Elian se sonrojó, se quedó totalmente quieto sin saber qué hacer ni que decir.

-Es mío, solo mío –dijo Elian abrazándolo y rompiendo el hielo de la situación-

Todos nos empezamos a reír sin saber muy bien porqué.

El diálogo no duraría mucho más, pues ellos tenían cosas que hacer y nosotros también, Amarië se divirtió mucho con Eldarion, y descubrimos una faceta suya que no conocíamos, los niños la adoran. No tardamos mucho en despedirnos y en irnos.

-¿Es verdad que has soñado conmigo?

-Recordar más bien, y sí, te he recordado como el niño travieso que eras, un estilo a Eldarion.

-Jeje. ¿Qué más?

-Trozos de las etapas por las que pasé, desde que tuve uso de razón hasta…incluida mi…

-¿Tu qué?

-…mi madre…

-Oh. ¿Era bella?

-Mucho, pero es una imagen que no logro recordar, me cuesta mucho.

-Yo he visto a Arien de pequeña. Era una hermosura, tranquila y apacible, como la Luna.

-Has hecho una poesía.

-Me ha salido así… también anécdotas tristes y alegres… recuerdos que no recordaba antes… me ha ido bien para reflexionar.

-A mí también… pero lo más curioso de todo es que he visto a un niño que no tenía nada que ver con la historia.

-¿?

-Sí… si te digo la verdad era un trasto como Eldarion y rebelde.

-…yo he visto a mis dos retoños… son un niño y una niña, me he enamorado de ellos, no puedo quitármelos de la cabeza. Y me muero de ganas de contárselo a Arien pero algo me dice que no debo hacerlo.

-Que alegría el poder ver a tus hijos.

-Sí… con sus caritas… sus ojitos de niños buenos escondiendo alguna trastada…

-Que suerte… yo… a mi ese niño me suena de algo… lo he visto en alguna parte…

-Sigo pensando que yo no era tan malo de pequeño.

-Lo eras y como tus hijos salgan así a Arien le da algo.

-¿Tanto era?

-Tú no te acuerdas o no quieres recordarlo, pero sí.

-Jeje. … Me voy que hoy me toca preparar la cena.

-No la vayas a envenenar… -dijo riéndose-

-Gracioso, antes lo probaría yo.

-Esa broma.

-Ya lo sé. Anda, hasta otra.

-Adiós.

-Te has quedado empanado –dijo Eldarion- ¿Con quien hablabas?

-¿Hablar? Con nadie. ¿Seguimos jugando?

-Sí.