Este fic ha debido de coger telarañas. Lo tenía algo abandonado ^_^U (Hikaru comienza a quitarle las telarañas) Pobrecito ·_·U Pobrecita de mí que no veas como deliro XD Sinceramente, este capítulo lo escribí por escribir y no tenía una idea fija. Asi que es un tanto... ejem... dejémoslo...
Lo dividí en dos capítulo pero aún no sé porqué. La verdad es para que no se os haga pesado...
Disclaimer: ya saben: los personajes y el mundo de Harry Potter pertenece a Rowling. A excepción de Shinsen Yukimi y Michael Smith que son míos. Y Atenea McGonagall que pertenece a Sorasaku-yolei*Hermi. (Si alguien se lo pregunta: Atenea es la hermana pequeña de McGonagall. Para más info lean el fic de mi sis: Magia Inesperada)
^*^*^
Capítulo 6º: Navidad en Hogwarts (1ª parte): Hechos que marcarán un después
En las tres escobas se reunían personas de las más raras. Ogros, brujas de aspecto aterrador, hombres con grandes jorobas y más personas. Pero también se reunían ese lugar alumnos de Hogwarts. Y en especial, cierto grupo de amigos...
-¡ROSMERTA! ¡AQUÍ ESTAMOS!
La nombrada sonrió ampliamente y saludó con la mano al dúo.
-¿Qué va a ser chicos?
-Lo de siempre -dijo James apoyándose en la barra.
-Hoy estás especialmente guapa, Rosmerta -le dijo Sirius mientras ella preparaba las cervezas de mantequilla.
-Muchas gracias, Sirius. Aquí tenéis.
-Desde luego, si algún día dejas de estar por aquí. Esto se quedará muerto -le dijo James con una sonrisa.
-Vale. Vale. Lo he pillado. ¿Queréis que os lo deje gratis, no? -les dijo Rosmerta arqueando una ceja.
-Pueeees... -dijeron los dos amigos a la vez mientras se miraban.
-Está bien. Pero por ser vosotros.
-¡GRACIAS! -dijeron los dos amigos. Cogieron las cervezas de mantequilla y se fueron a una mesa que estaba al fondo de Las Tres Escobas.
Remus seguía pensando. Cada vez que se acercaba la luna llena se ponía igual. A pesar de todos los años que habían pasado desde que le mordieron, seguía poniéndose igual de triste. Después de todo, ¿quién puede acostumbrarse a ser un...?
-¡REMUS!
El muchacho saltó de su asiento y por poco cae al suelo.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -preguntó mirando a sus dos amigos.
-Estabas embobado mirando al frente -dijo James mientras se sentaba a su lado.
-¿Qué había por allí? -preguntó Sirius mientras miraba hacia donde miró Remus. En esa dirección había una mesa con unas cuantas chicas de Ravenclaw. -¡Uyuyuyyyy! Remsie, ¿interesada en alguna de ellas? -dijo Sirius mientras miraba a su amigo.
-No. Nada de eso -dijo Remus mientras seguía con su bebida.
-¿Seguro?
-Sí. Seguro.
Sirius se quedó mirando a su amigo durante unos segundos, pero Remus seguía sin decirle nada.
La Puerta de las Tres Escobas se volvió a abrir, y por ella entraron un grupo de Slytherin. James no se atragantó con su cerveza de mantequilla por muy poco, se escondió debajo de la mesa en la que estaban sentados. Sirius y Remus lo miraron extrañados y luego miraron bajo la mesa. (NdH: Por si no se dan cuenta, Peter no está. Para que vean que me acuerdo de él XD Aunque sea una rata ¬_¬)
-¿Qué pasa, Jimmy?
-¿Por qué te escondes?
-Veréis... Ayer puse cierta poción en la mochila de cierto rubito de Slytherin.
-Deja que averigüemos...
-Lucius Malfoy.
-Exacto.
-¿Y cuál era esa cierta poción?
-La del pelo multicolor...
-¿De verdad? -dijo Sirius con una sonrisa traviesa.
-Pues sí.
-¿Y te salió bien?
-Pues creo que sí. Porque si te das cuenta ahí están Snape, Crabbe y Goyle pero no hay rastro de Lucius.
-Por esta mueres, James -le dijo Remus con un semblante de preocupación.
-No creas. Solo tengo que sobrevivir hasta mañana. Todos se irán de vacaciones a sus casas. Incluido Lucius.
-Pero Snape no se va.
-Lo sé.
-No tuvimos tanta suerte -dijo Sirius con tristeza.
-¿Qué miraís ahí abajo? -preguntó una voz grave y atontada.
Sirius y Remus se pusieron derechos rápidamente y vieron a Crabbe y Goyle delante de ellos apretando los nudillos.
-Nada.
-Nada.
-¿Nada?
-Sí. Nada.
-Eso. Nada.
-¿Nada?
-Esto... ¿Qué parte de la conversación no entendiste, Goyle? -le preguntó Sirius un poco mosqueado.
-La parte de nada -dijo mientras se rascaba la cabeza. (NdH: Su cerebro no da para más XD)
-Dios mio... Pero qué... -dijo Sirius pasando su mano por la cara en un gesto de desesperación.
-La verdad, Goyle y Crabbe -dijo Remus tranquilamente mirando a cada uno-, no es de vuestra incumbencia lo que nosotros hagamos.
-¡Remus!
El nombrado se giró para ver a su amigo.
-¿Sí?
-¿Por qué has dicho eso?
-Porque era lo que pensaba -dijo Remus muy serio.
-Cuando te pones deprimido tienes un humor de lobos.
-Nunca mejor dicho -dijo Remus mientras se giraba para plantarle cara a dos gorilas muy enfadados. -¿Y bien? ¿Vais a seguir ahí o tenéis cosas mejor que hacer?
-¿Dónde está Potter? -preguntó Goyle mientras su cara se ponía roja.
-Debajo de la mesa. Pero si piensas que voy a dejar que le hagas algo a mi amigo vas listo -Remus se agachó y cogió de la túnica a James mientras salían de las Tres Escobas. -Por cierto -Remus se giró hacia Goyle y Crabbe-, ¿por qué no os buscáis una vida y dejáis de ser los perritos falderos de Malfoy? -preguntó Remus con sarcasmo mientras salía del lugar arrastrando a un James sorprendido y seguido por un Sirius boquiabierto.
-¿Remus, estás bien? -le preguntó James mirando a su amigo.
Desde que había llegado de Hogsmeade, Remus se había sentado al lado de una de las ventanas a mirar al paisaje, callado y sin mirar a nada más.
-Pis, Jimmy. Remus me está preocupando.
-Y a mí. Pero puede ser porque...
-Sí. Puede ser...
-Remus, ¿quieres hablar?
No hubo respuesta.
-¿Prefieres quedarte solo?
-... Me gustaría que me acompañarías. Pero es imposible...
-Somos tus amigos, Remus. Claro que es posible.
-¿Ah, sí? A no ser que tengáis la solución de acompañarme en las noches de luna llena no será posible.
Sirius y James se miraron y asintieron.
-La tenemos.
Remus miró a sus amigos con una mirada de asombro. Luego sonrió mientras negaba con la cabeza.
-Sí, claro. ¿Y qué más?
-La tenemos, Remus.
-Lo decimos en serio.
-James. Sirius. Dejadlo, ¿vale?
-¿Ante qué cosa un hombre lobo no atacaría?
-Ante los animales, James. Los hombres lobo tendemos a atacar a los humanos -dijo Remus con un nudo en la garganta.
-Exacto.
Remus se colocó de pie ante sus amigos.
-¿Qué estáis planeando?
-Animagos.
-¡NO! ¿Pero es que acaso os habéis vuelto locos? ¿Eh? ¿Sabéis cuántos riesgos se corre por transformarse en animagos? ¿Lo sabéis? -dijo Remus sobresaltado.
-Sí. Claro que lo sabemos. Pero de todas formas lo vamos a hacer -le dijo James.
-¡Estáis locos!
-Remus, eres nuestro amigo. Por eso lo hacemos. No pensamos dejarte más tiempo solo.
Remus los miró, y se sentó en el suelo. Se tapó la cara con las manos y comenzó a llorar.
-¿Remus? -preguntó James mientras se acercaba a su amigo.
-¿Qué te pasa? ¿Te sentó mal la cerveza de mantequilla?
-Gracias...
-¿Ein?
-¿Qué?
-Muchas gracias por ser mis amigos...
-No hay de qué.
-Para qué están los amigos si no es para apoyarse los unos a los otros?
-Esto, ¿chicos?
-¿Qué pasa?
-Estamos hablando como cursis.
-James, no digas eso -dijo Sirius mientras hacia un gesto con la mano muy cursi. Remus sonreía mientras se secaba las lágrimas.
-Ja ja ja ja ja. Y tú eres el más cursi de todos -le dijo James mientras reía.
-¿Yo cursi? ¿Tú no te has visto, a que no?
-Yo estoy con James.
-¿Qué? ¡Remus!
-Eres muy cursi -dijo Remus mientras reía junto a James.
-¿Asi que soy cursi? -dijo Sirius mientras que ponía su típica mirada psicópata. Remus y James callaron inmediatamente.
-Era broma, Siriusin.
Sirius se lanza a sus amigos. Remus y James intentan escapar pero Sirius atrapa a James y como es más pequeño que él lo levanta con facilidad.
-Sirius... Ja ja ja ja... Sirius... No... ¿Qué vas a hacer?
-Tirarte por la ventana.
-¿Qué? ¡No! ¿Estás de broma, verdad?
-¿Eso crees? -le preguntó Sirius con su mirada más perversa.
-¡Remus! ¡Ayúdame! ¡Mi propio hermano me quiere matar!
-¡Jimmy!
Se lanzó hacia Sirius, pero éste lo esquivó fácilmente, haciendo que cayera al suelo de cara.
-¡Remus! ¡Argh! ¡Ayuda!
-¡Cosquillas, Jimmy!
-¿¡Qué!? ¡Eso no! ¡Por favor! ¡Sabes que no las soporto! ¡Sirius!
-Por eso mismo, Jimmy.
Sirius tiró a James al suelo y empezó a hacerle cosquillas. A James se le fueron todas las fuerzas con las risas. Solo podía reír.
-¡JA JA JA JA JA! ¡PARA! ¡JA JA JA! ¡POR FAVOR! ¡JA JA JA JA JA JA! ¡PARA! ¡JA JA JA JA JA!
-¡Nunca!
-¡BASTA! ¡JA JA JA JA!
-Ja ja ja ja -Remus reía mientras contemplaba la escena.
La puerta de la habitación se abrió y entró un desconcertado Peter que al ver todo se quedó asombrado.
-¿Qué pasa? -preguntó sin entender mientras veía como Sirius seguía haciendo cosquillas a James que estaba tirado en el suelo muerto de risa.
-Pelea entre hermanos -dijo Remus riendo.
-¿Ein?
-¡BASTAAAA! ¡JA JA JA JA JA JA!
Al día siguiente los cuatro amigos bajaron las escaleras para encontrarse con una sala común vacía y tranquila. En ella sólo se encontraban tres personas.
-Hola -saludaron los cuatro amigos a la vez cuando los demás se giraron para verlos.
En unos sillones junto a la chimenea se encontraban Atenea McGonagall (de ojos verdes oscuro y el pelo largo y castaño), Shinsen Yukimi y Michael Smith.
-¿Qué tal? -preguntó James cuando se acercó al grupo.
-Muy bien -saludó Atenea.
-¿Por lo que veo no os vais a casa? -dijo Shinsen.
-No. Hogwarts es más divertido cuando apenas hay gente -dijo Sirius con una sonrisa pícara.
-Ya es casi la hora de almorzar. Es mejor que vayáis abajo. No habéis desayunado hoy -dijo Michael.
-¿Qué habéis hecho anoche? -les preguntó la prefecta.
-¿Nosotros? -los amigos se miraron. -Nada -respondieron con una sonrisa.
Se despidieron del pequeño grupo y se fueron al Gran Comedor. En él había muy pocos alumnos. James, Sirius, Remus y Peter se sentaron y al instante aparecieron unos platos llenos de comida variada.
-¡Qué aproveche! -dijo James mientras comenzaba a comer.
-Qué pocos alumnos se han quedado este año -dijo Remus mientras miraba al Gran Comedor.
-No creas. Más que el año pasado hay. ¡Mira! La prefecta de Ravenclaw -dijo Sirius mientras sonreía.
-¡Oh, no! ¿Una de tus novias?
-Puede ser.
-James, Sirius se nos va en Navidad con la chica de Ravenclaw.
-¿Y te sorprende? -preguntó James con una mueca graciosa.
-¿Cuántas novias ha tenido Sirius desde que llegamos a Hogwarts? -preguntó Peter mientras miraba como Sirius le lanzaba miradas a la Ravenclaw.
-Pues... -James comenzó a contar con los dedos. -55.
-¿Qué? -Remus por poco se atragantó con su zumo de calabaza.
-¿Tantas? -preguntó Peter asombrado.
-¿Tantas? Sirius, ¿te parece mucho 55 novias?
-No. Pocas -respondió mientras guiñaba a la chica.
-¿Veis?
-Sirius, El Don Juan de Hogwarts -dijo Remus poniéndose teatral.
-Esto se lo contaré a mis hijos -dijo James riendo.
-¿Hijos? -Sirius se volteó hacia su amigo olvidando a la chica. -¿Vas a tener hijos? -preguntó asombrado.
-Sí. Eso pienso. Me gustaría ser papá. ¿Me ves como papi, Remsie?
-Sinceramente. No, James -dijo Remus con una sonrisa.
-¿Hijos de Lily? -preguntó Sirius. James al escuchar la pregunta se puso rojo como un tomate.
-¡¿Qué?! ¡Eso no sé! Solo sé que quiero casarme y tener hijos -dijo James nervioso.
-¿Puedo ser el padrino de tus hijos? -preguntó Sirius emocionado.
-¿De todos? Yo pensaba poner de padrino también a Remus y a Peter.
-Bueno, vale. ¿Pero yo soy el padrino de tu primogénito? -preguntó Sirius.
-Como quieras -dijo James riendo.
-¡Bien! ¡Me lo prometes! ¿Eh? ¡Que esto no se me olvida! ¡Soy padrino del hijo de James! -gritó Sirius mientras se ponía de pie. Los pocos alumnos que quedaban se giraron para verle.
-¡Ja ja ja ja! -rió James.
-Por cierto, James. ¿Y sabes ya algún nombre? Si ya estás tan decidido a tener hijos tendrás pensado por los menos algún nombre.
-Sí. Harry.
-Harry -repitió Remus.
-¡Vale! ¡Yo soy el padrino de Harry James Potter!
-¿Ein? ¿Ya le has puesto el segundo nombre? -le preguntó James a su amigo.
-Normalmente los segundos nombres de los hijos son los nombres de los padres -dijo Sirius como si fuera lo más normal del mundo.
-Mi segundo nombre proviene de mi tio -dijo Peter.
-El mio de mi abuelo.
-Igual que el mio -dijo James. -Por eso le pongo Harry a mi hijo.
-Es cierto. Tú te llamas James Harry Potter. Ja ja ja.
-¿Crees que debo pensar otro nombre? -preguntó James mientras se llevaba un trozo de pastel de carne a la boca.
-Si a ti te gusta está bien. Además, el nombre de Harry me suena bien.
-Gracias, tío Remus.
-James.
-¿Sí, Peter?
-Es mejor que detengas a Sirius.
Remus y James miraron a Sirius que estaba andando por todas las mesas diciendo que iba ser el padrino de Harry James Potter.
-Pero si todavía no ha nacido -dijo Remus.
-¿Y? Es Sirius.
Por la tarde, los cuatro amigos salieron a las afueras de Hogwarts para jugar en una batalla de bolas de nieve, con Shinsen y Michael. Por un lado se colocaron Sirius, James y Michael. Por otro, Remus, Peter y Shinsen. Cada grupo se creó su propio fuerte y empezaron a jugar. Pasaron una tarde muy entretenida. Pero al rato, Michael y Shinsen se marcharon a hacer unos trabajos de Navidad. James, Sirius, Remus y Peter se sentaron cerca del lago.
-Esta noche es luna llena -dijo James mirando al cielo.
-Sí -dijo Remus con la cabeza baja.
-¿A qué hora debes reunirte con la señora Pomfrey? -le preguntó Sirius.
-A las 8. Aún queda más de media hora.
-¿Quieres entrar dentro?
-No, James.
-Pues, no es por no contradecirte, Remsie. Pero es que tengo el trasero congelado.
-Idem.
-Idem de lo mismo.
-Ja ja ja. Bueno, vayamos a la Sala Común. Al menos allí estaremos calientes.
-Mi trasero te lo agradece, Remsie.
-Y el trasero del fantástico Sirius también.
-¡No fastidies! -dijo James mientras reía. Se tuvo que aguantar en Remus que también reía.
-¿Qué pasa? Peter, ¿A que tú piensas que mi trasero es fantástico? (NdH: Yo sí lo pienso *_* )
-Sirius, no soy el más indicado para decir eso.
-¿Por? ¿No sabes de traseros?
-Soy chico, Sirius -dijo Peter.
-Ah, vale.
Remus y James andaban delante de ellos riéndose a carcajadas.
Remus no pasó la noche con los demás. Un cuarto de hora antes de que fueran las ocho se había a la enfermería. Pasaría la noche en otro lugar...
-¿Dónde está Remus? -preguntó Atenea a James, Sirius y Peter que estaban haciendo los deberes en una mesa. Aunque en realidad, jugaban a una partida al snap explosivo. Los deberes habían quedado olvidados.
-No se encontraba bien -dijo James mientras cogía una carta de la baraja.
-¿No? ¿Qué tiene?
-Le sentó mal el almuerzo -dijo Sirius soltando una carta.
-¿Está en la enfermería?
-Sí. La señora Pomfrey le dijo que debía pasar allá la noche -dijo Peter mientras que cogía la carta que había lanzado Sirius.
-Voy a verle.
-¡NO! -gritaron los tres. Atenea se giró.
-¿Qué pasa?
-Es que...
-Verás...
-No puedes...
-¿Por qué?
-Necesita...
-Descansar...
-Reposo absoluto...
-Ah. Vale.
Los tres amigos suspiraron aliviados. Atenea subió a su cuarto.
-Menudo grito. Ni que fuera un crimen ir a ver a Lupin -dijo Michael que estaba sentado en el suelo junto a la chimenea.
-Jaque mate.
-¿Qué? ¿Otra vez, Shinsen?
-Ja ja ja. Juegas muy mal, Smith.
-No me llames Smith.
-Vale, Smith.
-Jops.
-Ja ja ja ja. Qué bien os lleváis -dijo James.
-Ya ves -dijo Shinsen encongiéndose de hombros.
-¿Y vosotros por qué no habéis ido en Navidad a casa? -preguntó Sirius.
-Mi padre es auror. Y ahora mismo está muy ocupado con esos asuntillos de auror -dijo Shinsen mientras ponía las piezas en su sitio.
-Mis padres son escritores en El Profeta. Mamá escribe sobre la moda y papá sobre Quidditch. Ahora mismo están en Francia y en América cada uno haciendo sus reportajes.
-¿Tu padre es el que escribe los reportajes de Quidditch? -preguntó James asombrado.
-Sí.
-Pues dale mis felicitaciones de mi parte. Sus artículos son estupendos.
-Cuando Jimmy escucha algo sobre Quiddicht se vuelve loco.
-Al igual que tú, Sirius.
-¿Eing?
-A mí volar en escoba se me da muy mal.
-Ya lo sabemos, Peter -dijo Sirius con una sonrisa. -Nos lo demostraste en primer año.
-¿Qué pasó? -preguntó Shinsen.
-Cuando se subió a la escoba no la manejó bien y empezó a volar hacia atrás. Se estrelló contra el muro del castillo.
-¡Auch! Eso tuvo que doler -dijo Michael con una mueca de dolor.
-Sí, mucho. Pasé una semana en la enfermería.
-Pobre. Yo me voy ya -dijo Shinsen mientras se ponía de pie. -Ya tengo sueño. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Shinsen subió las escaleras hacia el cuarto de las chicas. Después de que ella se fuera, Michael recogió el ajedrez mágico y también se marchó a dormir.
-¿Creeis que esos dos tienen algo? -preguntó Peter cuando Michael se hubo marchado.
-No sé -dijo James encongiéndose de hombros.
-Por la parte de él creo que sí. Por la parte de ella no.
-¿Eing? Sirius, ¿no me digas que tú sabes lo que hay entre ellos? -le preguntó James.
-Bueno, Shinsen es una chica simpática y...
-¿Otra de tus novias?
-Casi.
-Cada día me sorprendes más.
-Soy sorprendente, Jimmy.
-Otra anécdota más que contar a Harry.
-¡Sí, al pequeño Harry! -dijo Sirius entusiasmado.
-Cuando nazca de verdad, Sirius monta una fiesta -dijo Peter.
-No lo dudes. ¿Nos vamos a dormir? -propuso James mirando su reloj. -Ya es un poco tarde.
Los tres subieron a su cuarto para descansar. Al día siguiente irían a visitar a Remus a la enfermería.
-¡Buenos días, Remsie!
-Hola, chicos. ¿qué tal?
-Muy bien. ¿Y tú qué tal? -le preguntó James.
-Mejor que otras veces.
-Qué bien. ¿La señora Pomfrey ya te deja salir? -le preguntó Sirius.
-Sí. Pero os estaba esperando.
-Claaaro. Somos tu escolta -dijo James con una risa arrogante típica de Sirius.
-James. No me imites -le reprochó Sirius.
-¿Qué dices? El gran Sirius es único.
-¡James!
-Tranquilos. Tranquilos -los calmó Remus colocándose en medio de ellos.
Todos juntos fueron al Gran Comedor para que Remus comiera algo. Ya que estaba muy débil y cansado, no se quedaron mucho tiempo (James metió algunos bollos dentro de su túnica) y regresaron a la Sala Común.
Cuando llegaron, solo estaba Atenea. Que al ver a Remus se puso un poco nerviosa.
-Hola, Lupin.
-Hola, Atenea.
-Qu... ¿Qué tal? Tus amigos me dijeron que la cena de anoche no te sentó nada bien.
-Estoooo... No. Me dolía el estómago.
-Ven, Jimmy. Dejemos a la parejita -le dijo Sirius agarrándole del brazo y llevándole a un rincón cerca de la chimenea.
-¿Parejita? -le preguntó Peter a Sirius.
-¿No os dais cuenta? A Atenea le gusta Remsie.
-¿De verdad? -preguntó James mientras que se llevaba un bollo de crema a la boca.
-Sí. Aunque no me sorprendo si tú no te das cuenta, Jimmy. Le gustas a muchas chicas y tú no te das por aludido.
-¿Qué? ¿De verdad?
-¡Por supuesto! Incluso tienes un club de fans.
-¡¿QUÉ?! -gritó James en medio de la Sala Común. -Me estás tomando el pelo. ¿A que sí?
-No, Jimmy. Te digo la verdad. ¿A que tengo razón, Pity? (NdH: Ahora que lo pienso, el apodo de Pity me suena a pajarito. Piiiiiity, pity, pity... XD )
-Sí. Muchas de esas chicas me preguntan todos los días por ti.
-No me lo creo -dijo James que estaba poniéndose rojo.
-Ja ja ja ja ja. Pero eso es normal, Jimmy. Tienes un encanto que las cautiva a todas -dijo Sirius con una sonrisa.
-¡Ya vale, Sirius! -dijo James que estaba rojo como un tomate.
-Ja ja ja ja ja. Tranquilo, hermanito. Bueno -dijo Sirius mientras se ponía de pie- voy a mirar los regalos.
-¿No me digas que aún no has comprado los regalos a tus familiares? -le preguntó Peter.
-Por supuesto que sí. Lo que voy a mirar son los regalos de mi futuro ahijado -dijo Sirius con una sonrisa cariñosa. James casi se atraganta con un bollo.
-¿Qué has dicho?
-Voy a mirar los regalos para el pequeño Harry.
-¡Pero aún no ha nacido, Sirius!
-¿Y qué? Mejor prevenir que curar -dijo Sirius y se largó corriendo.
-Sirius se ha emocionado con la idea de ser padrino -dijo Peter.
-Demasiado -dijo James con una sonrisa. -Si está así ahora, no me quiero ni imaginar cómo se pondrá cuando nazca de verdad.
Continuará...
^*^*^
Cada vez recibo menos reviews T^T Snif... Me voy a poner depre... En fin... Dejenme alguno, ¿sí? Sean bueno con esta perrita T^T
Por cierto, que me ha dado la vena de hacer propaganda y se lo voy a hacer al fic de Sorita, Magia Inesperada. Que es muy bueno y entretenido ^-^ dire:
Y ya que estamos. Tengo otro fic, Una Vida con una oportunidad. Es de un mundo alterno en Harry Potter. Dire:
Ô_ô Estoy mal, ¿a que sí?
Bueno, ya me las piro...
CHEERIO~~~~~~!!!