Disclaimer: como siempre...

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Capítulo 13º: Un verano perdido entre recuerdos

Sirius se removía entre las sábanas de su cama. Las cortinas estaban echadas y la habitación estaba completamente a oscuras. Ese verano estaba resultante extremádamente aburrido. Su madre le había impedido que fuera a visitar cualquiera de sus amigos. Asi que Sirius se tuvo que conformar con recibir cartas de ellos. Remus le escribía a menudo, al igual que Peter. Pero su mejor amigo, James, le escribía cada dos semanas. Sirius había intentado mandarle cartas por vía lechuza, pero después de varios días, la lechuza regresaba exhausta y con la carta aún en la pata. No encontraban la nueva casa de James. La única forma de contactar con James era que Distrustalon fuera a llevarle una carta a Sirius y éste le mandase la respuesta con él. Remus había escrito a Sirius diciéndole que había invitado a James a su casa. Pero éste le había respondido que no podía moverse de donde estaba. Asi que la idea de escribir más a menudo a su amigo se había esfumado.

Sirius se dio la vuelta otra vez en su cama. Había cerrado su habitación con llave. No quería que Kreacher, el elfo doméstico de la casa Black, volviera a entrar en su cuarto. Su madre le había mandado vigilarle, y eso ponía de peor humor a Sirius. Que ya de por sí ya estaba enfadado.

Otra vuelta más en su cama. Ese verano se estaba pareciendo a aquellos veranos horribles antes de entrar a Hogwarts. Aburridos al máximo. A excepción de las cartas... Vagando entre veranos olvidados, Sirius recordaba como de pequeño jugaba solo y se pasaba el día entero en el sótano, allí era el único lugar en el que podía quejarse y gritar todo lo que quisiese, maldiciendo su familia. Su horrible familia...

Después recordó el día que recibió la carta de Hogwarts. Sus padres empezaron a prestarles más atención y a darles consejos que lo ayudarían. Y también le dijeron que acabase en Slytherin. Sirius rió amargamente... Sí, Slytherin. Mientras que sus padres le decían lo estupenda que era la casa de la serpiente, Sirius se quejaba interiormente y rogaba no caer en esa casa. En cualquiera menos en esa...

Sirius se giró quedando boca arriba y mirando al techo. Todos los recuerdos que estaba teniendo eran amargos y desagradables. Quién diría que en tu hogar ibas a pasar los peores veranos. Siguió recordando. El primer recuerdo agradable... El primer recuerdo que hacía que sonriera... El primer recuerdo que hacía que fuese feliz... Ya lo tenía... Su primer 1 de septiembre en la estación de King Cross...

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-Y escríbenos inmediatamente -le dijo su madre seria. -Queremos recibir la noticia de que ya eres un Slytherin.

Un niño de 11 años, de pelo negro azulado y de ojos azules brillantes, bufó.

-¿Decías? -preguntó su madre.

-Nada.

-Bueno, te dejó aquí. Ya sabes como llegar al andén nueve y tres cuartos -dijo la madre deteniéndose en medio de la estación de King Cross. -Adiós, Sirius -y besó a su hijo en la frente y se marchó.

Sirius torció los labios. Había sido un beso muy frío. Asquerosamente frío... Meneó la cabeza y siguió su camino. Andó entre los andenes para llegar la barrera. No había visto a nadie más a parte de él que fuera a Hogwarts. O eso le parecía. Iba mirando el andén nº2 cuando un grito le sobresaltó.

-¡Cuidado! ¡Chico aparta!

James miró al frente. Un carrito con un baúl, varios paquetes y una jaula con una lechuza gris plateada iban directos hacia él. Sirius dudó durante unos segundos, pero luego dejó olvidado su carrito y se echó un lado. Los dos carros chocaron, y dos baules se abrieron derramando el contenido de ambos. Los paquetes salieron volando por el aire y la jaula de la lechuza cayó al suelo, mientras que ésta emitía chillidos estridentes. Una mujer morena, baja, y elegante se acercó corriendo. Sirius pensó que iba a ocuparse de las cosas, pero ignorándolas se acercó a él y lo ayudó a ponerse de pie.

-¿Estás bien? ¡Oh, pobrecito! ¡Lo siento mucho! No debí dejarle llevar el carro... Siempre me hace lo mismo... Cuando menos lo espero hace una de las suyas... ¿A quién habrá salido? -se quejó la mujer examinado a Sirius. -¿Estás bien? ¿Te has echo daño?

-No, estoy bien. Muchas gracias.

-No me dé las gracias. La culpa de lo sucedido fue mía. No debí dejarle solo. Me despisté -dijo la mujer amablemente. Pero entonces, como si tuviera dos caras, sus ojos brillaron con ira y miró a los carritos. -¡JAMES-H-POTTER! ¡VEN-AQUÍ-AHORA-MISMO! -gritó en medio de la estación.

Un niño bajito, delgado, de pelo negro azabache y de ojos azules profundos ocultos tras unas gafas de montura redonda estaba parado al lado de los dos carros. Tenía la boca tapada con sus manos, ocultando su sonrisa traviesa. Sus ojos brillaban pícaramente.

-¡Mira lo que has hecho! ¡¿Te parece bonito?! ¡¿Y DÓNDE ESTÁ TU PADRE?!

Un hombre alto, de pelo negro azabache, y ojos negros tras unas gafas de montura cuadrada, llegó corriendo.

-¿¡Y TÚ DÓNDE ESTABAS!? ¿¡EH!? ¡MIRA LO QUE HA HECHO TU HIJO!

-Perdona, cariño... Pero es que estaba aparcando el coche y...

-¡TÚ Y TU MALDITO COCHE! ¡MALDITA OBSESIÓN TUYA CON ESE COCHE!

-Por favor, Amanda, tranquilízate...

-Eso mamá. Que se te notan las arrugas.

¡PLOM!

Amanda acababa de darle un golpe a su hijo en la cabeza.

-¡Pero mujer, que has golpeado a tu propio hijo! -se quejó el niño.

-¡Mi propio hijo que siempre acaba sacándome de mis casillas! No veo el día en el que madures -suspiró la madre.

-Por favor, James, haz caso de una vez a tu madre. Un día la matas del disgusto.

-No. El que la va a matar del disgusto vas a ser tú, papá. ¡Tú y tu maldito coche! -dijo James imitando la voz de su madre.

¡PLOM!

Nuevo golpe por parte de su madre.

-¡Pero mamá! -gritó James.

-Te lo mereces. En fin... -dijo Amanda Potter. Hizó un movimiento con su varita y recogió las cosas de los dos baules colisionados. -Pequeño, ¿tú también vas a ...?

-Sí. Es mi primer año en Hogwarts.

-Como James -dijo la señora Potter mirando a su hijo, quien se frotaba la zona golpeaba. -Vamos todos juntos hasta la barrera.

La señora Potter cogió a su hijo de la mano, ya que este quería volver a llevar el carro, y tiró de él. El señor Potter llevó el carro de James y Sirius el suyo.

-Bueno, muchacho -dijo el señor Potter. -¿Y cómo te llamas? Yo me llamo Henry Potter. Ella es mi esposa Amanda Potter. Y el bicho renacuajo de ahí es mi hijo, James Potter.

-¡Eys, viejo! Te he oído -gritó James mirando sobre su hombro.

-Yo me llamo Sirius, Sirius Black.

El señor Potter le miró con una mirada bastante inquieta.

-¿Un Black, no? Vaya... Conozco a tu padre. De vez en cuando lo veo en el Ministerio. Aunque trabajamos en departamentos distintos.

-Es un negro -bromeó James.

-¡James! -exclamó la señora Potter. El señor Potter se echó a reír.

-No hagas caso a mi hijo. Está eufórico. No ve el momento de llegar a Hogwarts.

-Sí. Pero como siga por este camino me lo veo en Slytherin -se quejó la señora Potter.

-Nosss me digaassss esssssso, mujerssssss -siseó James imitando a una serpiente. El señor Potter volvió a reír. Sirius esbozó una pequeña sonrisa.

-Y supongo que siendo un Black caerás en Slyhterin -le dijo el señor Potter a Sirius. -¡Eh, hijo! Aquí tienes un Slytherin como tú.

-Encatadosssssssssssss...

-La verdad... -susurró Sirius. -No quiero acabar en Slytherin.

-Oh, ya veo -exclamó el señor Potter. -Entonces, no acabarás en Slytherin.

Sirius le miró sorprendido.

-¿Qué? ¿No acabaré en Slytherin? Pero si toda mi familia ha ido allí. ¿Por qué yo no...?

-Porque irás a dónde tú quieras ir. Tú no caes en una casa por tradición, sino por lo que deseas. Míranos, toda mi familia ha ido a Gryffindor, pero ten por seguro que si hubiera una casa para los alborotadores y bromistas, James acabaría en ella de cabeza. Pero por lo general ese humor desenfadado es de Gryffindor. Asi que... -dijo el señor Potter encogiéndose de hombros.

James se acercó corriendo a su padre. La señora Potter se había puesto a hablar contra mujer, que seguramente era bruja por la túnica que llevaba.

-Papá, ya hemos llegado. Esa es la barrera -le dijo James señalando a una pared.

-Bien. ¡Allá vamos! Miradme y hacer lo mismo, chicos.

El señor Potter empezó a empujar el carrito de su hijo y a coger velocidad. Iba directo hacia la barrera cuando...

-¡Cariño! ¡Que esa no es la barrera!

El señor Potter miró entonces los carteles de los andenes. Eran el 8 y el 7. Pero ya era demasiado tarde para frenar. Asi que... El carrito chocó contra la pared y el baúl de James volvió a abrirse. El señor Potter dio una voltereta y chocó de cabeza contra la pared. Mientras tanto, James se partía de la risa.

-¡Es muy despistado! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA! -rió James. Sirius tenía que ocultar su cara, también se estaba riendo.

-¡Henry! ¡Querido! ¿Cómo estás? -preguntó la señora Potter preocupada ayudando a levantarse a su marido.

-Perdone que le diga, señor Malfoy, que esa ley me parece algo descabellada... Nany, otro café, por favor... -dijo el señor Potter mareado. La señora Potter fulminó con su mirada a su hijo que se reía tranquilamente junto a Sirius. La señora Potter volvió a recoger todas las cosas de su hijo, le lanzó un hechizo a su marido para que volviera en sí, y esta vez fue ella quien llevó el carrito.

-James, no vuelvas a hacerme una broma como esa. ¿Entendido? -le reprochó el señor Potter a su hijo.

-Sí, papi -dijo James que después miró a Sirius y guiñó un ojo. Sirius soltó una risita.

-Ya hemos llegado. Esta vez sí es la barrera.

La señora Potter echó a correr, y Sirius temió que ella también se chocase, pero tranquilamente traspasó la pared. James y Sirius se quedaron boquiabiertos.

-¿Habéis visto? Ahora haced vosotros lo mismo.

Sirius y James intercambiaron miradas temerosas. Pero al final se decidieron a intentarlo. El primero fue James, comenzó a correr y la traspasó sin problemas. Y luego Sirius, que lo logró sin problemas. Y al final el señor Potter.

-Bienvenidos al Andén nueve y tres cuartos -dijo el señor Potter cuando se unió a ellos.

Estaba lleno de estudiantes nerviosos y otros que buscaban a sus amigos. Padres despidiéndose de sus hijos. Y lechuzas ululando, gatos maullando y sapos croando.

El señor Potter llevó los baules hasta un vagón donde guardaban el equipaje. Metieron el de James y Sirius. Y también la lechuza de James.

Luego encontraron un compartimento vacío y los señores Potter se despidieron.

-Bien, James, pórtate bien. Por favor -dijo la señora Potter.

-Sí, mamá -dijo James angelicalmente.

La señora Potter torció la boca muy poco convencida. Pero luego besó a su hijo en ambas mejillas.

-Cuídate, Sirius -le dijo la señora Potter removiéndole un poco el pelo al joven Black. Sirius se quedó algo confuso.

-¡Hasta pronto, hijo mío! -dijo el señor Potter dándole un abrazo, muy, pero que muy fuerte a su hijo.

-Papá... Que no puedo... Respirar... -dijo James sin aliento. El señor Potter rió. -Hasta la vista, Sirius -el señor Potter le tendió la mano. Después de unos segundos de duda, Sirius le estrechó la mano con una sonrisa.

Los señores Potter se marcharon tranquilamente. Hasta que...

-¡Papá! -gritó James.

El señor Potter miró sobre su hombro.

-¿Qué pasa, hijo?

No pudo ver a un hombre que iba cargado de paquetes... Ambos chocaron cayendo al suelo...

-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja!

-¿Deberías ser un poco más respetuoso con tu padre, no crees? -le dijo Sirius.

-¿Con él? La culpa es suya. El me crió así y ahora debe de pagar las consecuencias de su error -dijo James encogiéndose de hombros. Cuando acabó de hablar, comenzó a mirar alrededor como si estuviera buscando algo...

-¿A quién buscas?

-A una víctima.

-¿Víctima?

-Mira eso -dijo James señalando a un cubo de pintura roja que había cerca de ellos. Un brillo de malicia llegó a los ojos de James. -Vamos a divertirnos un rato.

-¿Vamos? ¿Quiénes? ¿Nosotros?

-Sí -dijo James sonriéndole abiertamente. -Vamos, negro, no seas aguafiestas. Sé divertido.

-Yo soy divertido -bufó Sirius.

-Pues entonces vamos, negro -dijo James tirando de la manga de la chaqueta de Sirius.

-Vale. ¡Pero no me llames negro! -se quejó.

-¿Entonces cómo te llamo?

-Sirius... Ese es mi nombre.

-¿Qué te parece Siri? ¿O Siriusin?

-¿Siriusin? -preguntó extrañado Sirius.

-Sí. Mejor Siriusin.

-Entonces yo te llamaré Jimmy. O Jamesy.

-El que más te guste -dijo James sonriente.

-Pues entonces pequeño Jim.

James soltó una carcajada.

-Vale, vamos amigo.

¿Amigo? Sirius se sintió feliz de que alguien lo llamase así. Amigo...

-¿Y ahora qué hacemos con este bote de pintura?

-Allí -dijo James señalando al mismo hombre con el que el señor Potter había chocado. Llevaba varios paquetes que le impedían ver delante de él. Sirius sintió la emoción. También en sus ojos apareció aquel brillo peculiar de malicia. Sabía qué tenía que hacer y no dudó en hacerlo... Sirius se acercó rápidamente con el bote entre sus manos. Lo depositó delante del hombre y se marchó. Ahora solo tenían que esperar. En pocos segundos, y como esperaban, el hombre metió el pie en el bote de pintura, manchándole el pantalón, y haciendo que cayese al suelo.

-¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA!

Rieron los dos nuevos amigos...

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¡Toc! ¡Toc!

-¿Quién es? -gruñó Sirius desde su cama.

-La señora mandó a Kreacher a decirle a su hijo que es la hora del té.

-Por mí como es la hora de su funeral. No pienso bajar a tomar el té.

Los pasos amortiguados del elfo doméstico se perdieron. Sirius bufó y se sentó en su cama. Cogió un libro que había en su mesita de noche y comenzó a hojearlo. Pasó un par de páginas y luego volvió a dejarlo en su sitio. No estaba tan desesperado como para ponerse a leer. Como Remus... Sirius sonrió de forma melancólica...

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-¡Eys! Siriusin, una mujer con dulces. ¿Quieres alguno?

-Sí. Vale -dijo Sirius.

James salió del compartimento y se dirigió a la señora del carrito.

-Deme seis paquetes de Grageas Bertie Bott, dos paquetes de chicle, diez empanadas de calabaza, ocho pasteles de caldero y cuatro tabletas de chocolate.

-Aquí tienes. Muchas gracias.

-De nada.

James se giró sobre sus pasos cuando chocó con otro niño.

-¡Auch! -gimió James. Sirius salió corriendo del compartimento para ayudar a su amigo.

-¿Qué ha pasado, Jimmy?

-Nada. Me he chocado con alguien -dijo James frotándose el trasero. Luego se puso de pie y tendió la mano al chico. -¿Estás bien?

El niño lo miró a los ojos y pudo vérselos. Dorados. Bastante peculiares. El chico era delgado y debilucho, parecía enfermo. Y mechones de pelo castaño le caían sobre los ojos. El niño sonriendo levemente aceptó la mano de James.

-Sí, estoy bien. Perdóname.

-Tranquilo -James se agachó para recoger todo lo que había comprado. Sirius se acercó corriendo y le ayudó también. Al igual que el chico. -Bien. Por cierto, yo me llamo James Potter.

-Y yo Sirius Black.

-Remus Lupin -dijo con una leve sonrisa.

-¿Qué ibas a comprar, Remus?

-Chocolate. Y... ¡Ah! -exclamó Remus.

La señora del carrito se había marchado.

-Caray -sollozó Remus.

-Tranqui, colega -dijo James. -Mira, te doy estas que he comprado -le pasó dos tabletas grandes de chocolate.

-Esto... Yo... No puedo...

-No te preocupes. Mira -dijo Sirius enseñándole todo lo que había comprado James. -Jimmy se pasó con la compra asi que tenemos de sobra.

Remus sonrió y tomó las chocolatinas.

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Sirius había encontrado una nueva diversión en su aburrido cuarto. Había abierto su baúl escolar y había empezado a arrojar libros, velas, candelabros, cuadernos y cualquier cosa dentro de ella desde su cama. Era divertido... Hasta cierto punto... ¡Ups, vaya! Se partió el libro de Historia de la Magia... ¡Bah! Ya compraría otro...

Tomó otro libro de tapa roja, pero éste no lo lanzó. Miró la cubierta y leyó: "Viaje a Europa". Sirius sonrió melancólicamente. Pasó su mano sobre la pasta del album y lo abrió. Estaba lleno de fotos del viaje que hizo junto a los Potter en su segundo año. Amablemente, el señor y la señora Potter le invitaron a viajar por toda Europa. Aunque a su madre no le agradó la idea, quería perder de vista a su hijo que era un Gryffindor...

Porque irás a dónde tú quieras ir... Sirius recordó las palabras del señor Potter... Y también recordó cuando acabó en Gryffindor...

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-¡Black, Sirius! -gritó la profesora McGonagall sosteniendo en una mano un largo pergamino y en otra el Sombrero Seleccionador.

A Sirius el mundo se le vino a los pies. Miró a sus amigos. Le sonrieron. No sabían lo cerca que estaban de decirse adiós y de acabar en casas distintas. James había demostrado tener mucho valor y temperamento para acabar en Gryffindor. Y Remus deseaba con todas sus fuerzas acabar en la misma casa. Pero él, no estaba seguro...

Se acercó con paso inseguro hasta la profesora McGonagall. Se sentó en el taburete mirando a todo el comedor. Pero luego le colocaron el Sombrero Seleccionador y no pudo ver nada más.

"Un Black. Qué agradable sorpresa. Tú padre acabó en Slytherin sabías, y muy contento que quedó..." Sirius se aferró al taburete temiendo lo peor. "Pero tú no eres un Slyhterin. Creo que no tienes nada de Slytherin." ¿Qué? "Lo que oyes. La verdad es que eres todo lo contrario. Sí, estoy seguro..." ¿Todo lo contrario? "Sí. Asi que eres un..."

¡GRYFFINDOR!

Sirius sintió un alivio esfumarse en su interior. Cuando le quitaron el Sombrero Seleccionador, pudo ver a james y a Remus aplaudiéndole. Y la mesa más alejada de la izquierda le aplaudían y vitoreaban. No era un Slytherin... Era un Gryffindor...

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Sirius se sentó en el marco de la ventana. Ya era de noche y la brisa azotaba su cara. La luna llena se reflejaba en el cielo. Remus debía de estar pasándolo muy mal en ese momento.

Quería que acabase el verano. Quería regresar a Hogwarts para estar otra vez con sus amigos y bromear. Se sentía feliz cuando estaba con ellos. Ellos le habían enseñado que la vida merecía una oportunidad. Sobretodo James...

Sirius miró el reloj que había en su escritorio. Las doce y diez. Miró a las estrellas que brillaban intensamente.

-Ya es 8 de agosto... Feliz cumpleaños, James...

Y en ese momento, una estrella fugaz cruzó el cielo.

Continuará...

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Este capítulo es uno de los que más me gustá. Tenía ganas de hacer a los chibis James, Sirius y Remus X3 Nótese que Peter no sale XDDD

Gracias por los reviews que me dejaron ^_^

Cristal Melody: No te preocupes por James, ya verás como James sigue adelante ^_~ Y me temo que no será posible, la boda de James y Lily no saldrá... Pero no en este fic, sino en otro que estoy preparando X3 Muchas gracias por tu review!!!

Sorasaku*yolei_Hermi: alguna vez el curso tendría que acabar no?? ^_^ Je, je, James y Sirius saben apañarselas con una profesora como esa X3 Y ya ves lo tonto que es Peter ¬_¬*** Y los tios de James son Potter, no son los imbéciles Dursley Ù_Ú

¿Qué tal un poquito de publicidad? X3

"Magia inesperada" de Sorasaku*yolei_Hermi

http://www.fanfiction.net/read.php?storyid=1236147

"Una vida con una oportunidad" de una servidora X3

http://www.fanfiction.net/read.php?storyid=1408675

PD: iIntentando aprender el código html, ignora este mensaje X3/i

Espero que me dejen reviews!!

Ya queda poquito para que este fic acabe X3 Pero volveré con una continuación, jurl jurl

SAYOONARA EVERYBODY!!!