Perdón por el retraso U.U
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Capítulo 14º: Comencemos otra vez...
Sirius empujaba su carrito con su baúl hacia la barrera del andén nueve y tres cuartos. Estaba ansioso, iba a regresar a Hogwarts y a ver a sus amigos otra vez. No podía aguantar más. Atravesó la barrera con el corazón latiéndole fuertemente, y al estar otra vez en el bullicio del andén nueve y tres cuartos, se sintió feliz otra vez.
Anduvo entre alumnos y padres buscando a sus amigos. Tenia ganas de hablar con ellos y olvidar el asqueroso verano que había pasado en su casa. Incluso estuvo a punto de huir de allí... Por muy poco... Anduvo por todo el andén sin encontrar rastro de ellos. Asi que decidió buscar un compartimento vacío y buscarlo sin pasear el baúl por todos lados. Anduvo hasta el final del tren, cuando encontró a Peter en un compartimento, él sólo. Sirius golpeó el cristal con el puño para llamar su atención. Cuando Peter lo vio lo saludó animadamente y con una grata sonrisa (NdH: imbécil _). Sirius llevó su baúl hasta el compartimento y lo dejó en el portaequipajes mientras Peter hablaba muy feliz.
-¡Hola, Sirius! ¿Qué tal el verano? ¿Nervioso? ¡Ya empezamos 5º curso! ¡Qué miedo! ¿No? Dicen que es más difícil que 4º. ¿Tú qué piensas, Sirius?
-¿Dónde está James? -lo cortó Sirius. Peter se encogió de hombros.
-No sé.
-¿Y Remus?
-Tampoco lo sé.
-Caray. ¿Qué tal tú, Pity? -le preguntó Sirius hundiéndose en su asiento.
-¡Yo muy bien! ¡Tuve un verano magnífico! Toda mi familia fue a Italia. Deberías de ver lo bien que se pasa allí.
-Me alegro -lo que era mentira. A Sirius le sintió fatal que Peter lo hubiese pasado mejor que él.
Estuvieron hablando hasta que el tren comenzó a ponerse en marcha. Sirius miró por la ventana y vio a los padres mover las manos despidiéndose. Y en pocos segundos, por las ventanas solo se veía las casas pasar rápidamente.
-Ya nos vamos -suspiró Sirius con una sonrisa. Entonces, la puerta del compartimento se abrió. Sirius se giró rápidamente para ver quien había entrado. Un chico de su misma estatura, de ojos azules alegres ocultos tras unas gafas de montura redonda, y pelo revuelto de color negro azabache. Sirius se quedó de piedra. -¿Ja... James?
-¡Sirius! ¡Hola! -exclamó James y se lanzó a los brazos de su mejor amigo. -¿Qué tal estás? Espero que te haya sido leve. Estando en tu casa y todo eso. Me hubiese gustado mandarte cartas más seguido, pero solo contaba con Distrustalon, ya sabes -James soltó a Sirius y lo miró a los ojos.
-... Esto... ¡MENUDO ESTIRÓN! -gritó Sirius señalando a James.
-Sí, ya ves. Creo que ahora mido lo mismo que tú, ¿no? -dijo James burlón.
-Es que mides lo mismo -dijo Peter asombrado.
-¿Pero cuánto has tenido que crecer? ¿10? ¿20 centímetros? -preguntó Sirius asombrado. James sonrió orgulloso.
-Por lo visto, el pequeño Jimmy ha dejado de ser pequeño.
-¡Ja! Que te lo has creído tú -dijo Sirius. Y rodeó a James por el cuello y comenzó a despeinarlo. -¡Tú siempre serás nuestro pequeño Jimmy!
-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! ¡Déjalo, Sirius! ¡Vamos! ¡Ja ja ja ja ja ja ja!
Después de que Sirius soltase a James, siguieron hablando sobre las vacaciones de verano.
-¿Y tú dónde estuviste, James? -preguntó Peter.
-¡Cierto! Intenté mandarte lechuzas pero ninguna te encontraba.
-Es que ahora donde vivo está protegido por hechizos muy potentes. Solo una lechuza capacitada y que sepa el camino correcto puede llegar hasta allí. Por eso, solo hemos podido estar en contacto con Distrustalon.
-Aaaaaaaaah -exclamó Peter.
-Pues caray... Por cierto, ¿no nos falta alguien?
-Sí. Remsie.
-¿Lo viste por ahí, James?
-No. Ni rastro de él.
-Qué raro.
-¿No habrá perdido el tren? -preguntó Peter temeroso.
-No creo. Remus es muy responsable. Seguramente este hablando con los conocidos. O con su chica... -dijo Sirius burlón.
-Je je je je je -rió James.
-¿Y tu Lily, Jamesy?
-Pues... ejem... tampoco la he visto -dijo James ruborizándose.
-Seguro que le da algo cuando vea el estirón que has pegado. Se le va a caer la baba.
-¡Sirius!
-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! -rieron Sirius y Peter.
-Por cierto, ¿qué tal lleváis las transformaciones? Yo ya lo tengo controlado. Ya domino la mente del ciervo.
-¡Yo también! -dijo orgulloso Sirius. -Con todo el tiempo libre que tuve este verano me puse a practicar y ya soy un lindo perrito.
-¿En serio? Me lo tienes que enseñar.
-Claro, hermano.
-¿Y tú, Peter?
-Pues yo... aún... ¡No lo consigooooooo! -sollozó Peter.
-Tranqui, Pity, nosotros te ayudaremos.
-Eso. Tenemos que conseguirlo este curso -dijo Sirius guiñando un ojo en forma de complicidad.
En ese momento pasó por el pasillo la mujer del carrito de los dulces.
-¿Se os apetece algo? -preguntó James sacando algunas monedas.
-Un par de chocolatinas -dijo Sirius.
-Y yo grageas Bertie Botts.
-Está bien. Ahora vengo -dijo James saliendo del compartimento.
-¿Quieres algo, guapo? -dijo la mujer.
-Sí, dos paquetes de ranas de chocolate, dos tabletas de chocolate blanco con avellanas y una caja de grageas Bertie Botts.
-Aquí tienes. Son dos sickles de plata y trece knuts de bronce. Muchas gracias, joven.
-No hay de qué.
-¿James? -preguntó una voz detrás de James. Éste se volteó. -¿Eres... tú?
Lily miraba a James sorprendida. Ella apenas había crecido, y la última vez que se vieron, ella le sacaba algunos centímetros a James. Y ahora él le sacaba una cabeza por lo menos. A Lily le había crecido el pelo hasta mitad de la espalda. Por lo demás, Lily seguía igual que siempre.
-¡Lily! ¡Hola! ¿Qué tal? -dijo James alegremente.
-Hola... Has crecido mucho, ¿eh? -dijo Lily acercándose a él mirándole a los ojos.
-Sí, un poco -dijo James mientras se rascaba la cabeza. -Pero tú sigues igual de guapa -le dijo con una sonrisa.
-Ah. Bueno, yo... gracias -dijo Lily mientras se ponía tan roja como un tomate.
-¿Y qué haces por aquí? ¿Te vienes con nosotros?
-Lo siento, no puedo. Estoy haciendo mi ronda por los pasillos -dijo Lily poniendo su mano en una insignia que tenía a la izquierda de su túnica.
-¿Eres prefecta? ¡Muchas felicidades! -dijo James mientras se acercaba a ella y le dio un beso en la mejilla.
-Gra... gracias -Lily se puso aún más colorada.
-Ya nos vemos luego, ¿vale?
-Vale. ¡Hasta luego!
-Hasta pronto -se despidió James y regresó al compartimento con los demás.
-¿Con quién hablabas? -preguntó Sirius cuando vio a su amigo entrar.
-Con Lily. Me la encontré en el pasillo.
-Caray, ya veo -dijo Sirius burlonamente.
-¡No pasó nada! -exclamó James. -Tienes una mente muy perversa, ¿eh?
Sirius se encogió de hombros. James le pasó a sus amigos las cosas que había comprado.
-Gracias, James -dijo Peter.
-No hay de qué.
-¿Pero dónde se ha metido Remus? -dijo Sirius abriendo su tableta de chocolate.
-No lo sé. Pero sabes? Lily es prefecta.
-¿En serio? -exclamó Sirius.
-Qué bien por ella.
-Tienes que tener cuidado, Jamesy. A ver si tu novia misma te quita puntos.
-Espero que no.
La puerta del compartimento se abrió de repente, entrando por ella Remus.
-¡Remus! -exclamaron los tres a la vez.
-Hola chicos. Estaba haciendo la ronda por este pasillo cuando Lily me dijo que estabais aquí -dijo con una sonrisa.
-¿La ronda? -preguntaron los tres. Entonces se percataron de una insignia que tenía la letra P en el pecho de Remus. -¡Eres un prefecto!
-Bueno... Sí... je -dijo Remus tímidamente.
-Felicidades, Remus.
-Gracias, Pity.
-¡Sucio traidor! -gritaron James y Sirius señalando a Remus y alejándose de él.
-¿Pero qué estáis diciendo? ¡No seáis exagerados! -se quejó Remus.
-¡Aléjate! ¡Nos vas a contagiar! -gritó Sirius echándose hacia atrás.
-¡Tenemos un Merodeador prefecto! ¡Eso es imposible! -exclamó James.
-Caray, James. Has crecido mucho. Casi no te reconozco.
-Oh, muchas gracias, Remsie.
-James, que pierdes el hilo de la reprimenda -le susurró Sirius a su amigo.
-Estoooo... ¿Por dónde iba?
-Espero que no nos quites puntos, Remsie -dijo Sirius mirando desafiante a Remus.
-Depende. Si tengo que hacerlo, lo haré. -Remus recibió miradas sombrías por parte de sus tres amigos. -En fin... debo continuar con la ronda. Más tarde regresaré y estaré con vosotros. Hasta luego.
-Hasta luego -contestaron los tres a la vez.
Remus salió del compartimento cerrando la puerta detrás de él y gritando a un chico de Slytherin que dejase en paz a unos de primer curso.
Los tres amigo siguieron con su charla cuando la puerta del compartimento se volvió a abrir. En ella estaban las hermanas Soderson, Marielle había crecido unos cuantos centímetros y su pelo era más largo que el año pasado; y Katheryn parecía más mayor que antes y su pelo estaba más ondulado, pero se lo había cortado. También estaba Shinsen Yukimi, que se había dejado crecer el pelo hasta los hombros, dejando de parecer un chico; y Michael Smith, que había crecido mucho desde la última vez.
-¡Hola! -saludaron los recién llegados a coro.
-Hola, ¿qué tal estáis? -preguntó Sirius. -Vamos, entrad.
El grupo de recién llegados entraron al compartimento. Marielle y Katheryn se sentaron junto a James, mientras que Shinsen se sentó junto a Peter y Sirius, y Michael se quedó de pie apoyado en la puerta.
-Vaya, James, has crecido mucho, ¿eh? -le dijo Shinsen.
-Sí, un poco. Aunque Michael también ha crecido lo suyo.
-Je je je je. Al parecer el verano nos ha sentado muy bien a los dos.
-¿Y qué tal habéis pasado el verano?
-Nosotras no muy bien -dijo Marielle.
-Somos hijas de muggles y hemos pasado un verano aburrido yendo a la casa de nuestros abuelos. Y para colmo no podíamos usar la magia -añadió Katheryn apenada.
-A mí me dieron la lata para que siguiera el trabajo de mi madre. Pero yo ni caso... -dijo Shinsen recostándose en su asiento y poniendo las manos tras su cabeza.
-¿Y cuál es el trabajo de tu madre? -preguntó Peter curioso.
-Una especie de curandera.
-Yo me pasé el verano viajando por todo el mundo. Viendo a distintos equipos de quidditch -dijo Michael alegre.
-¿De verdad? -exclamó Sirius.
-Es cierto. Tu padre era reportero deportivo en El Profeta, ¿no, Michael?
-Sí. ¡¡UUUOOOOOOOH!! -exclamó Michael cuando la puerta se abrió y cayó de espaldas.
-Oh, perdona, Smith.
-No pasa nada, Lupin -dijo Michael mientras se ponía de pie y se frotaba la cabeza.
-Vaya, parece que hay reunión -dijo Lily asomando la cabeza.
-Sí, pero yo me voy ya -dijo Shinsen poniéndose en pie. -Tengo hambre y voy a buscar a la mujer del carrito. ¿Venís? -les preguntó a las hermanas Soderson.
-Yo creo que voy a ir con los demás chicos -dijo Katheryn poniéndose de pie. Marielle también lo hizo.
-Ouh, ya veo -dijo Shinsen con una mirada suspicaz. -¿Applegate?
-¿QUÉ? No... ¡NO SÉ DE QUÉ ME HABLAS! -gritó Katheryn y salió corriendo del compartimento ante la mirada atónita de todos.
-Se pone así cuando se pone nerviosa -dijo Marielle encogiéndose de hombros.
-¿Hay algo entre ellos? -preguntó Lily curiosa.
-Se gustan. Pero ella es tan tímida para decírselo y él tan bobo para no darse cuenta -dijo Shinsen perdiendo los nervios. -Están así desde primero, que yo recuerde...
-Pues yo me sé otra historia parecida -dijo Marielle mirando fijamente a Shinsen.
-No sé de qué me hablas, bicho -dijo Shinsen lanzando una mirada asesina a Marielle.
-Sabes a qué me refiero...
-¡Me marcho! ¡Adiós!
Shinsen se marchó del compartimento con paso seguro. Michael se quedó mirando por donde había ido. Y parecía que estaba decidiendo si quedarse ahí o marcharse también.
-Puedes ir con ella, Michael -dijo Marielle sonriendo. -Yo regresaré sola al compartimento con los demás.
-Estooo... No... voy contigo... No quiero que piense... que yo...
-¡Oh! ¿Pero qué va a pensar? ¿Que te gusta ella? Por favor... -dijo Marielle tranquilamente. Michael de repente se puso colorado y salió corriendo en dirección opuesta por donde se había ido Shinsen. Marielle se quedó en el compartimento riendo.
-¿A Smith le gusta Yukimi? -preguntó Remus.
-Sí, desde segundo. Pero como dijo Shinsen, él es muy tímido para decírselo, y ella es muy boba para darse cuenta -dijo Marielle imitando a su amiga.
-Eys, James, ¿sería para Shinsen la declaración que estaba haciendo el año pasado Michael en el pasillo?
-Puede ser -respondió James encogiéndose de hombros.
-Yo me marcho ya. Hasta luego -se despidió Marielle saliendo del compartimento.
-Adiós -respondieron los demás.
-¿Qué tal te ha ido en tu primer día como prefecto, Remsie? -preguntó Sirius a su amigo. Éste se dejó caer en un asiento junto a Peter.
-Horrible. Nunca me imaginé que unos alumnos pudieran armar tanto alboroto.
-¿Y a ti qué tal te fue? -preguntó James cariñosamente a Lily.
-Bien -dijo ella con una sonrisa.
-Por favor, nada de tonteo aquí, ¿vale? -dijo Sirius. James le lanzó una mirada asesina, que Sirius respondió con una sonrisita socarrona.
-¿Y Atenea? -preguntó Lily a Remus, quien se puso nervioso y colorado.
-Pues... bueno... ella... está ocupada... ya sabéis... también es prefecta... y...
-Remusin enamoradín -dijo Sirius bromeando.
-¡Sirius, ya cállate! -se enojó Remus.
-Tranquilo, era una broma -dijo Sirius mirando a James quien se estaba aguantando la risa.
Al cabo de una hora, Remus y Lily tuvieron que irse porque debían de hacer otra ronda. James, Sirius y Peter siguieron solos el recorrido hasta la estación de Hogsmeade. Allí, se reunieron con Remus (Lily se había ido con sus amigas) y cogieron juntos el carruaje que los llevaba hasta Hogwarts.
-Sirius, ¿no tendrás ningunas bengalas Filisbuster, verdad?
-Pues... -Sirius se miró corriendo los bolsillos. -No, no tengo.
-Menos mal -suspiró James.
Después del movido viaje en carruaje llegaron al fin a Hogwarts. Iban entrando cuando James llamó por lo bajo a Sirius.
-¿Qué pasa?
-Mira lo que tengo -dijo James sacando de su bolsillo un par de espejos iguales, pequeños y cuadrados. -Son unos espejos de doble cara. Tú te quedas con uno, y yo me quedo con el otro. Y cuando quieras hablar, miras el espejo fijamente y dices mi nombre. Yo apareceré y podremos hablar.
-¿Dónde lo conseguiste? -le preguntó Sirius mientras tomaba un espejo y lo examinaba.
-Lo compré el otro día en el Callejón Diagon. ¿Qué te parece?
-¡Fantástico!
-Sirius, James, daos prisa. Que os quedáis atrás -dijo Remus.
-¡Ya vamos! -gritó James mientras que se guardaba en un bolsillo su espejo, al igual que Sirius. -Tengo el presentimiento de que va a ser un año estupendo.
-Yo también -corroboró Sirius riendo.
Continuará...
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Capítulo 14º: Comencemos otra vez...
Sirius empujaba su carrito con su baúl hacia la barrera del andén nueve y tres cuartos. Estaba ansioso, iba a regresar a Hogwarts y a ver a sus amigos otra vez. No podía aguantar más. Atravesó la barrera con el corazón latiéndole fuertemente, y al estar otra vez en el bullicio del andén nueve y tres cuartos, se sintió feliz otra vez.
Anduvo entre alumnos y padres buscando a sus amigos. Tenia ganas de hablar con ellos y olvidar el asqueroso verano que había pasado en su casa. Incluso estuvo a punto de huir de allí... Por muy poco... Anduvo por todo el andén sin encontrar rastro de ellos. Asi que decidió buscar un compartimento vacío y buscarlo sin pasear el baúl por todos lados. Anduvo hasta el final del tren, cuando encontró a Peter en un compartimento, él sólo. Sirius golpeó el cristal con el puño para llamar su atención. Cuando Peter lo vio lo saludó animadamente y con una grata sonrisa (NdH: imbécil _). Sirius llevó su baúl hasta el compartimento y lo dejó en el portaequipajes mientras Peter hablaba muy feliz.
-¡Hola, Sirius! ¿Qué tal el verano? ¿Nervioso? ¡Ya empezamos 5º curso! ¡Qué miedo! ¿No? Dicen que es más difícil que 4º. ¿Tú qué piensas, Sirius?
-¿Dónde está James? -lo cortó Sirius. Peter se encogió de hombros.
-No sé.
-¿Y Remus?
-Tampoco lo sé.
-Caray. ¿Qué tal tú, Pity? -le preguntó Sirius hundiéndose en su asiento.
-¡Yo muy bien! ¡Tuve un verano magnífico! Toda mi familia fue a Italia. Deberías de ver lo bien que se pasa allí.
-Me alegro -lo que era mentira. A Sirius le sintió fatal que Peter lo hubiese pasado mejor que él.
Estuvieron hablando hasta que el tren comenzó a ponerse en marcha. Sirius miró por la ventana y vio a los padres mover las manos despidiéndose. Y en pocos segundos, por las ventanas solo se veía las casas pasar rápidamente.
-Ya nos vamos -suspiró Sirius con una sonrisa. Entonces, la puerta del compartimento se abrió. Sirius se giró rápidamente para ver quien había entrado. Un chico de su misma estatura, de ojos azules alegres ocultos tras unas gafas de montura redonda, y pelo revuelto de color negro azabache. Sirius se quedó de piedra. -¿Ja... James?
-¡Sirius! ¡Hola! -exclamó James y se lanzó a los brazos de su mejor amigo. -¿Qué tal estás? Espero que te haya sido leve. Estando en tu casa y todo eso. Me hubiese gustado mandarte cartas más seguido, pero solo contaba con Distrustalon, ya sabes -James soltó a Sirius y lo miró a los ojos.
-... Esto... ¡MENUDO ESTIRÓN! -gritó Sirius señalando a James.
-Sí, ya ves. Creo que ahora mido lo mismo que tú, ¿no? -dijo James burlón.
-Es que mides lo mismo -dijo Peter asombrado.
-¿Pero cuánto has tenido que crecer? ¿10? ¿20 centímetros? -preguntó Sirius asombrado. James sonrió orgulloso.
-Por lo visto, el pequeño Jimmy ha dejado de ser pequeño.
-¡Ja! Que te lo has creído tú -dijo Sirius. Y rodeó a James por el cuello y comenzó a despeinarlo. -¡Tú siempre serás nuestro pequeño Jimmy!
-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! ¡Déjalo, Sirius! ¡Vamos! ¡Ja ja ja ja ja ja ja!
Después de que Sirius soltase a James, siguieron hablando sobre las vacaciones de verano.
-¿Y tú dónde estuviste, James? -preguntó Peter.
-¡Cierto! Intenté mandarte lechuzas pero ninguna te encontraba.
-Es que ahora donde vivo está protegido por hechizos muy potentes. Solo una lechuza capacitada y que sepa el camino correcto puede llegar hasta allí. Por eso, solo hemos podido estar en contacto con Distrustalon.
-Aaaaaaaaah -exclamó Peter.
-Pues caray... Por cierto, ¿no nos falta alguien?
-Sí. Remsie.
-¿Lo viste por ahí, James?
-No. Ni rastro de él.
-Qué raro.
-¿No habrá perdido el tren? -preguntó Peter temeroso.
-No creo. Remus es muy responsable. Seguramente este hablando con los conocidos. O con su chica... -dijo Sirius burlón.
-Je je je je je -rió James.
-¿Y tu Lily, Jamesy?
-Pues... ejem... tampoco la he visto -dijo James ruborizándose.
-Seguro que le da algo cuando vea el estirón que has pegado. Se le va a caer la baba.
-¡Sirius!
-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! -rieron Sirius y Peter.
-Por cierto, ¿qué tal lleváis las transformaciones? Yo ya lo tengo controlado. Ya domino la mente del ciervo.
-¡Yo también! -dijo orgulloso Sirius. -Con todo el tiempo libre que tuve este verano me puse a practicar y ya soy un lindo perrito.
-¿En serio? Me lo tienes que enseñar.
-Claro, hermano.
-¿Y tú, Peter?
-Pues yo... aún... ¡No lo consigooooooo! -sollozó Peter.
-Tranqui, Pity, nosotros te ayudaremos.
-Eso. Tenemos que conseguirlo este curso -dijo Sirius guiñando un ojo en forma de complicidad.
En ese momento pasó por el pasillo la mujer del carrito de los dulces.
-¿Se os apetece algo? -preguntó James sacando algunas monedas.
-Un par de chocolatinas -dijo Sirius.
-Y yo grageas Bertie Botts.
-Está bien. Ahora vengo -dijo James saliendo del compartimento.
-¿Quieres algo, guapo? -dijo la mujer.
-Sí, dos paquetes de ranas de chocolate, dos tabletas de chocolate blanco con avellanas y una caja de grageas Bertie Botts.
-Aquí tienes. Son dos sickles de plata y trece knuts de bronce. Muchas gracias, joven.
-No hay de qué.
-¿James? -preguntó una voz detrás de James. Éste se volteó. -¿Eres... tú?
Lily miraba a James sorprendida. Ella apenas había crecido, y la última vez que se vieron, ella le sacaba algunos centímetros a James. Y ahora él le sacaba una cabeza por lo menos. A Lily le había crecido el pelo hasta mitad de la espalda. Por lo demás, Lily seguía igual que siempre.
-¡Lily! ¡Hola! ¿Qué tal? -dijo James alegremente.
-Hola... Has crecido mucho, ¿eh? -dijo Lily acercándose a él mirándole a los ojos.
-Sí, un poco -dijo James mientras se rascaba la cabeza. -Pero tú sigues igual de guapa -le dijo con una sonrisa.
-Ah. Bueno, yo... gracias -dijo Lily mientras se ponía tan roja como un tomate.
-¿Y qué haces por aquí? ¿Te vienes con nosotros?
-Lo siento, no puedo. Estoy haciendo mi ronda por los pasillos -dijo Lily poniendo su mano en una insignia que tenía a la izquierda de su túnica.
-¿Eres prefecta? ¡Muchas felicidades! -dijo James mientras se acercaba a ella y le dio un beso en la mejilla.
-Gra... gracias -Lily se puso aún más colorada.
-Ya nos vemos luego, ¿vale?
-Vale. ¡Hasta luego!
-Hasta pronto -se despidió James y regresó al compartimento con los demás.
-¿Con quién hablabas? -preguntó Sirius cuando vio a su amigo entrar.
-Con Lily. Me la encontré en el pasillo.
-Caray, ya veo -dijo Sirius burlonamente.
-¡No pasó nada! -exclamó James. -Tienes una mente muy perversa, ¿eh?
Sirius se encogió de hombros. James le pasó a sus amigos las cosas que había comprado.
-Gracias, James -dijo Peter.
-No hay de qué.
-¿Pero dónde se ha metido Remus? -dijo Sirius abriendo su tableta de chocolate.
-No lo sé. Pero sabes? Lily es prefecta.
-¿En serio? -exclamó Sirius.
-Qué bien por ella.
-Tienes que tener cuidado, Jamesy. A ver si tu novia misma te quita puntos.
-Espero que no.
La puerta del compartimento se abrió de repente, entrando por ella Remus.
-¡Remus! -exclamaron los tres a la vez.
-Hola chicos. Estaba haciendo la ronda por este pasillo cuando Lily me dijo que estabais aquí -dijo con una sonrisa.
-¿La ronda? -preguntaron los tres. Entonces se percataron de una insignia que tenía la letra P en el pecho de Remus. -¡Eres un prefecto!
-Bueno... Sí... je -dijo Remus tímidamente.
-Felicidades, Remus.
-Gracias, Pity.
-¡Sucio traidor! -gritaron James y Sirius señalando a Remus y alejándose de él.
-¿Pero qué estáis diciendo? ¡No seáis exagerados! -se quejó Remus.
-¡Aléjate! ¡Nos vas a contagiar! -gritó Sirius echándose hacia atrás.
-¡Tenemos un Merodeador prefecto! ¡Eso es imposible! -exclamó James.
-Caray, James. Has crecido mucho. Casi no te reconozco.
-Oh, muchas gracias, Remsie.
-James, que pierdes el hilo de la reprimenda -le susurró Sirius a su amigo.
-Estoooo... ¿Por dónde iba?
-Espero que no nos quites puntos, Remsie -dijo Sirius mirando desafiante a Remus.
-Depende. Si tengo que hacerlo, lo haré. -Remus recibió miradas sombrías por parte de sus tres amigos. -En fin... debo continuar con la ronda. Más tarde regresaré y estaré con vosotros. Hasta luego.
-Hasta luego -contestaron los tres a la vez.
Remus salió del compartimento cerrando la puerta detrás de él y gritando a un chico de Slytherin que dejase en paz a unos de primer curso.
Los tres amigo siguieron con su charla cuando la puerta del compartimento se volvió a abrir. En ella estaban las hermanas Soderson, Marielle había crecido unos cuantos centímetros y su pelo era más largo que el año pasado; y Katheryn parecía más mayor que antes y su pelo estaba más ondulado, pero se lo había cortado. También estaba Shinsen Yukimi, que se había dejado crecer el pelo hasta los hombros, dejando de parecer un chico; y Michael Smith, que había crecido mucho desde la última vez.
-¡Hola! -saludaron los recién llegados a coro.
-Hola, ¿qué tal estáis? -preguntó Sirius. -Vamos, entrad.
El grupo de recién llegados entraron al compartimento. Marielle y Katheryn se sentaron junto a James, mientras que Shinsen se sentó junto a Peter y Sirius, y Michael se quedó de pie apoyado en la puerta.
-Vaya, James, has crecido mucho, ¿eh? -le dijo Shinsen.
-Sí, un poco. Aunque Michael también ha crecido lo suyo.
-Je je je je. Al parecer el verano nos ha sentado muy bien a los dos.
-¿Y qué tal habéis pasado el verano?
-Nosotras no muy bien -dijo Marielle.
-Somos hijas de muggles y hemos pasado un verano aburrido yendo a la casa de nuestros abuelos. Y para colmo no podíamos usar la magia -añadió Katheryn apenada.
-A mí me dieron la lata para que siguiera el trabajo de mi madre. Pero yo ni caso... -dijo Shinsen recostándose en su asiento y poniendo las manos tras su cabeza.
-¿Y cuál es el trabajo de tu madre? -preguntó Peter curioso.
-Una especie de curandera.
-Yo me pasé el verano viajando por todo el mundo. Viendo a distintos equipos de quidditch -dijo Michael alegre.
-¿De verdad? -exclamó Sirius.
-Es cierto. Tu padre era reportero deportivo en El Profeta, ¿no, Michael?
-Sí. ¡¡UUUOOOOOOOH!! -exclamó Michael cuando la puerta se abrió y cayó de espaldas.
-Oh, perdona, Smith.
-No pasa nada, Lupin -dijo Michael mientras se ponía de pie y se frotaba la cabeza.
-Vaya, parece que hay reunión -dijo Lily asomando la cabeza.
-Sí, pero yo me voy ya -dijo Shinsen poniéndose en pie. -Tengo hambre y voy a buscar a la mujer del carrito. ¿Venís? -les preguntó a las hermanas Soderson.
-Yo creo que voy a ir con los demás chicos -dijo Katheryn poniéndose de pie. Marielle también lo hizo.
-Ouh, ya veo -dijo Shinsen con una mirada suspicaz. -¿Applegate?
-¿QUÉ? No... ¡NO SÉ DE QUÉ ME HABLAS! -gritó Katheryn y salió corriendo del compartimento ante la mirada atónita de todos.
-Se pone así cuando se pone nerviosa -dijo Marielle encogiéndose de hombros.
-¿Hay algo entre ellos? -preguntó Lily curiosa.
-Se gustan. Pero ella es tan tímida para decírselo y él tan bobo para no darse cuenta -dijo Shinsen perdiendo los nervios. -Están así desde primero, que yo recuerde...
-Pues yo me sé otra historia parecida -dijo Marielle mirando fijamente a Shinsen.
-No sé de qué me hablas, bicho -dijo Shinsen lanzando una mirada asesina a Marielle.
-Sabes a qué me refiero...
-¡Me marcho! ¡Adiós!
Shinsen se marchó del compartimento con paso seguro. Michael se quedó mirando por donde había ido. Y parecía que estaba decidiendo si quedarse ahí o marcharse también.
-Puedes ir con ella, Michael -dijo Marielle sonriendo. -Yo regresaré sola al compartimento con los demás.
-Estooo... No... voy contigo... No quiero que piense... que yo...
-¡Oh! ¿Pero qué va a pensar? ¿Que te gusta ella? Por favor... -dijo Marielle tranquilamente. Michael de repente se puso colorado y salió corriendo en dirección opuesta por donde se había ido Shinsen. Marielle se quedó en el compartimento riendo.
-¿A Smith le gusta Yukimi? -preguntó Remus.
-Sí, desde segundo. Pero como dijo Shinsen, él es muy tímido para decírselo, y ella es muy boba para darse cuenta -dijo Marielle imitando a su amiga.
-Eys, James, ¿sería para Shinsen la declaración que estaba haciendo el año pasado Michael en el pasillo?
-Puede ser -respondió James encogiéndose de hombros.
-Yo me marcho ya. Hasta luego -se despidió Marielle saliendo del compartimento.
-Adiós -respondieron los demás.
-¿Qué tal te ha ido en tu primer día como prefecto, Remsie? -preguntó Sirius a su amigo. Éste se dejó caer en un asiento junto a Peter.
-Horrible. Nunca me imaginé que unos alumnos pudieran armar tanto alboroto.
-¿Y a ti qué tal te fue? -preguntó James cariñosamente a Lily.
-Bien -dijo ella con una sonrisa.
-Por favor, nada de tonteo aquí, ¿vale? -dijo Sirius. James le lanzó una mirada asesina, que Sirius respondió con una sonrisita socarrona.
-¿Y Atenea? -preguntó Lily a Remus, quien se puso nervioso y colorado.
-Pues... bueno... ella... está ocupada... ya sabéis... también es prefecta... y...
-Remusin enamoradín -dijo Sirius bromeando.
-¡Sirius, ya cállate! -se enojó Remus.
-Tranquilo, era una broma -dijo Sirius mirando a James quien se estaba aguantando la risa.
Al cabo de una hora, Remus y Lily tuvieron que irse porque debían de hacer otra ronda. James, Sirius y Peter siguieron solos el recorrido hasta la estación de Hogsmeade. Allí, se reunieron con Remus (Lily se había ido con sus amigas) y cogieron juntos el carruaje que los llevaba hasta Hogwarts.
-Sirius, ¿no tendrás ningunas bengalas Filisbuster, verdad?
-Pues... -Sirius se miró corriendo los bolsillos. -No, no tengo.
-Menos mal -suspiró James.
Después del movido viaje en carruaje llegaron al fin a Hogwarts. Iban entrando cuando James llamó por lo bajo a Sirius.
-¿Qué pasa?
-Mira lo que tengo -dijo James sacando de su bolsillo un par de espejos iguales, pequeños y cuadrados. -Son unos espejos de doble cara. Tú te quedas con uno, y yo me quedo con el otro. Y cuando quieras hablar, miras el espejo fijamente y dices mi nombre. Yo apareceré y podremos hablar.
-¿Dónde lo conseguiste? -le preguntó Sirius mientras tomaba un espejo y lo examinaba.
-Lo compré el otro día en el Callejón Diagon. ¿Qué te parece?
-¡Fantástico!
-Sirius, James, daos prisa. Que os quedáis atrás -dijo Remus.
-¡Ya vamos! -gritó James mientras que se guardaba en un bolsillo su espejo, al igual que Sirius. -Tengo el presentimiento de que va a ser un año estupendo.
-Yo también -corroboró Sirius riendo.
Continuará...
