Kitty abrió los ojos asustada y jadeando. Había tenido una horrible
pesadilla y le había parecido muy real. Se pellizcó el rostro para
asegurarse de que estaba viva y despierta.
Se dio cuenta que tenía un par de ventas en las muñecas. Se tocó la sien y también allí habían aparecido vendas.
Se percató de que la oscuridad del cuarto en el que estaba era muy densa. Espero unos instantes para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad.
Cuando esto pasó, logró distinguir con cierta dificultad que no era su cuarto ni el de la enfermería. Simplemente no podía reconocerlo y mientras más lo pensaba, más le dolía la cabeza.
Se bajó de la cama para recorrer la habitación. Poco a poco sus sentidos se agudizaron y le ayudaron para que no tropezara.
Dio unos pocos pasos. Se detuvo cuando sintió un agudo dolor en su abdomen. Gimió silenciosamente mientras se sujetaba la parte adolorida. Le dolía tanto que sus ojos se nublaron. Sintió que ya no le quedaban fuerzas y, rendida, se dejó caer.
Justo en ese momento, unos fuertes brazos le sujetaron y la obligaron volver a la cama.
- Tienes que descansar Enana - dijo una voz ronca (N/A: ¿esperaban un acento alemán?) - Tus heridas aún no han sanado del todo.
- ¿Cuánto...?
- Debes descansar ahora. El profesor responderá tus preguntas en la mañana. - dijo Logan con una voz un poco amenazante y autoritaria.
- Solo responde una...por favor - Kitty intentó poner ojos de cachorro. Sabía que Logan no la vería por la oscuridad, pero su tono de voz sonó demasiado infantil como para rechazarla.
- Está bien... - dijo dándose por vencido
- ¿Están todos bien?
- No, murió alguien - dijo Logan casi sin darle mucha importancia. Kitty se quedó helada - Ahora duérmete.
- Pero...
- ¡Duérmete! - Logan cerró la puerta de la misteriosa habitación, dando por entendido que la conversación llegaba hasta allí.
Si Logan hubiese sabido lo que ocasionaría su respuesta, quizás se hubiera quedado callado como se lo pidió el profesor. Kitty se quedó sentada en la cama atormentándose con la persona que ELLA había matado.
No cerró un ojo en toda la noche. Simplemente no podía. El solo pensar que era una asesina la hería por dentro más de lo que uno se puede imaginar. Después de todo, la culpa era de ella. Ella se había dejado seducir por las proposiciones de Magneto. Todo era su culpa...todo.
- Kitty Pride eres una asesina - se repetía mentalmente una y otra vez.
Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por la ventana y las cortinas, pero ella no sentía la alegría de estar viva un día más. No pensó que tenía suerte de poder ver ese día. No pensó ni siquiera en Kurt, ni en sus padres. No. En su mente solo cabía la desesperación, la intriga, el temor, el desengaño... Se torturaba al pensar quien habría sido el desdichado al que ella había matado.
Estuvo así horas y horas. Los minutos pasaban lentamente y ella cada vez se desesperaba más. Intentó pararse repetidas veces, pero el dolor la obligaba a volver a la cama. Además temía que, si el dolor era muy intenso, Logan no estaría allí para devolverla a la cama. Hundió su cabeza entre sus rodilla y allí sollozó silenciosamente.
El profesor Xavier recibió la noticia de que Kitty estaba despierta cuando terminaba de desayunar junto con los demás. Logan se había acercado a él y se lo había dicho casi en un murmullo, pero como tenía la voz ronca, todos alcanzaron a escuchar la noticia.
- Iré solo - dijo el profesor cuando se dio cuenta de ue todos estaban ansiosos por ir a verla.
Logan condujo al profesor a la habitación donde se encontraba Kitty. Todos los siguieron como si fuera un desfile por la mansión.
Kitty se secó las lágrimas rápidamente cuando escuchó que alguien giraba la manilla de la puerta. El profesor entró y cerró la puerta detrás suyo rápidamente, para impedir que los demás intentaran verla. Kitty lo miró con un brillo triste en sus ojos.
- Buenos días Kitty, veo que ya estas más recuperada - el profesor acercó su silla de ruedas a la cama de la chica - Supongo que tienes algunas preguntas...
- Sí. Verá, Logan me dijo que había muerto alguien... - dijo con la voz temblorosa - ¿a quién se refería?
- Kitty... la única muerte que ocurrió fue la de Magneto - Kitty suspiró aliviada. Por otro lado, el profesor parecía triste. La chica lo percibió y cambio el tema.
- ¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí?
- Has estado inconsciente una semana entera. Hoy es Jueves, por si te interesa saber.
- ¿Qué sucedió después de que me desmaye?
- No mucho. Kurt te tele transportó hasta aquí, pero se le olvidó que nosotros no podemos hacer lo mismo así que cuando llegamos casi nos empujó a la enfermería - el profesor lo hizo notar chistoso, para no preocupar más a Kitty, pero lo cierto era que, al demorarse tanto, Kitty había estado en mayor peligro de muerte. Pero eso la chica jamás lo supo.
- ...Estuvimos intentando que reaccionaras, pero no conseguíamos nada. Ya te dábamos por perdida cuando Kurt... - el profesor se calló al instante, comprendiendo que había hablado de más.
- ¿Cuándo qué? - el profesor negó con la cabeza - Vamos profesor...
- Bueno... - dijo él dándose por vencido - Kurt te dijo algo y comenzaste a reaccionar. Has estado aquí desde entonces.
- ¿Y dónde estoy? Esta no es mi pieza ni una habitación de la enfermería
- Es la habitación de Kurt - respondió Charles Xavier sin darle importancia al tono rojo de las mejillas de Kitty - Tuvimos que traerte aquí pues tu pieza necesita remodelación y en la enfermería necesitábamos las camillas para los demás.
- Bueno, supongo que todo termina aquí. Es decir, Magneto ya no está y ahora podemos volver a la nor... - se interrumpió cuando vio los ojos pensativos del profesor - ¿o no todo volverá a la normalidad?
- Kitty, lamento decirte que no todo ha terminado. Ahora tienes que enfrentar las consecuencias de lo que dijiste.
- ¿A qué se re...?
- Tu "lucha" con Magneto la oyeron todos - Kitty abrió la boca, evidentemente sorprendida - todos escucharon lo que pensabas sobre ellos. Kurt me ha estado rogando que le cuente quien es Alexander, pero prefiero que tú se lo digas.
- ¿Tengo que hacerlo yo? - Kitty no quería que Kurt lo supiera. Y si tenía que enterarse que se lo dijera el profesor.
- Dijiste que asumirías las consecuencias de lo que hicieras... - le recordó el profesor a Kitty
- Nada volverá a ser como antes si se lo digo yo... - se lamentó Kitty
- Puede que sea un cambio positivo, puede que no. Todo depende de la relación que tu tengas con él - respondió seriamente - Escucha Kitty. Tus compañeros también escucharon lo que pensabas de ellos, así que debes estar preparada para sentir el rechazo de ellos. Además tendrán miedo de que les hagas algo...
- Es natural - la interrumpió Kitty. Estaba enojada consigo misma así que ocupó un tono muy pesimista - Después de todo, fui yo quien casi los mató...
- Eso es lo que algunos de ellos creen, pero otros sabemos que no fue así. Fue Magneto quien lo intentó y falló únicamente porque tú te arrepentiste de lo que dijiste y luchaste por las personas a quienes quieres. Debes valorar eso, pues es muy difícil llegar a lograrlo de la manera en que tú lo lograste. Si quieres un consejo, si tienes alguna pena o duda recurre a Ororo. Ella es buena consejera y sabrá ayudarte. Fuiste muy valiente Kitty, eso nunca lo dudes. Tendrás que soportar el rechazo de algunos, pero dales tiempo, después de un mes se les pasará - terminó diciendo con una sonrisa en los labios.
- Gracias profesor por venir... - dijo Kitty - ...una última pregunta. ¿Cuándo podré levantarme?
- Si te recuperas bien, dentro de una semana más o menos. Todo depende de tus avances - se alejó de la cama de la chica y se dirigió a la puerta. De repente, recordó algo - Kitty, ¿quieres que entre alguien?
- No, quiero estar sola para pensar - la chica se recostó en la cama - profesor... - dijo de pronto - ¿ya no tengo a Magneto dentro de mí, cierto?
- Solo en tus recuerdos. Tú lo expulsaste de alguna manera de tu cuerpo y él desapareció para siempre - respondió el profesor nuevamente con tristeza. Evidentemente, le entristecía la muerte de su amigo. Sin agregar más, el profesor abrió la puerta y la cerró detrás de él.
Kitty quedó nuevamente sola.
En los siguientes días, los únicos que entraban a la habitación de Kitty eran Ororo, que la cuidaba en el día, y Logan, que la vigilaba en la noche. Kurt no la visitó ni insistió en ello. Necesitaba pensar muchas cosas y además, sentía un poco de temor al tener que encontrarse con Kitty. Los demás le tenían rencor, pues todos querían que Kitty era su amiga, y al escucharla hablar de ese modo con Magneto, todo sentimiento hacia ella había cambiado radicalmente.
Un día Kitty, aún estando en cama, se le ocurrió preguntarle a Ororo algo que le había estado dado vueltas en la cabeza la noche anterior. Ororo, a su lado, leía un libro sobre botánica.
- Ororo... - preguntó la chica. La mujer albina levantó un poco la cabeza por sobre las páginas del libro que leí. - ¿quién era Samantha? - Ororo cerró el libro y cerró los ojos. Kitty pensó que no le iba a responder, pero ella sí lo hizo.
- Primero, ella no se llamaba realmente Samantha Ávila. Ese era su alias que se inventó ella misma. Su verdadero nombre era Oirasor Muñoz. Es un poco extraño, pero ella provenía de una familia que vivía Asia, creo. Ella fue una amiga mía. Al principio, cuando llegué al Instituto, me sentía muy sola y ella se me acercó y me ofreció su amistad. Eran buenas amigas, y durante mucho tiempo estuvimos juntas en todo. Después de un tiempo me empecé a dar cuenta de cómo era ella realmente. La comencé a ver como una chica egoísta, porque cuando hablábamos el tema principal era "ella". Comencé a darme cuenta de eso un día que me enfermé. Me había dado gripe y estuve en cama dos días. Bueno, durante todo ese tiempo ella ni siquiera se preocupó de preguntar por mí. No podía entrar a verme, pero eso no le impedía preguntar por mí. La gota que rebalsó el vaso fue el día de mi cumpleaños. Nadie sabía que ese día era especial para mí. Fue un día normal, nadie me saludó ni me dijo un "Feliz cumpleaños". Esperé ansiosa a que por lo menos mi mejor amiga me lo dijera, pero ella siguió tan preocupada de ella como siempre. Me dio tanta rabia que le enfrente y le dije que era una egoísta y estúpida - Kitty vio como los ojos de Ororo tomaban un brillo especial, parecido al de tristeza, pero no era el mismo. Ella suspiró y continuó - Ella, obviamente, se enojó y le dijo al profesor que se quería ir del Instituto porque no soportaba tenerme cerca. Ella se fue al mes siguiente a Alemania a reunirse con su hermanastro. Había tenido noticias de que él se estaba haciendo poderoso y ella necesitaba eso para vengarse de mí. No sé muy bien lo que pasó después, pero creo que Magneto no la recibió como ella esperaba y debe haberla matado sin piedad, como acostumbra a hacerlo - Ororo ahora miró a Kitty a los ojos. La chica notó que su cara y su mirada habían cambiado y que ahora se veía más alegre.
- Es bueno desahogarse a veces - se atrevió a comentar Kitty. Ororo enrojeció un poco
- No fue mi intención, pero sí, necesitaba decírselo a alguien porque ya no soportaba tener guardado todo eso. - Kitty le dirigió una sonrisa a Ororo.
- Me pusiste a pensar... a lo mejor yo hice eso mismo con mis amigos... - Kitty tomó un aire pensativa y triste.
- ¿Lo dices porque no te quieren ver? - preguntó Ororo
- Sí - Ororo cerró los ojos. Ella era buena dando consejos y estaba meditando alguno para decírselo a Kitty y animarla un poco.
- Mira Kitty. Lamentablemente todos escucharon lo que sentías, pero te aseguro que cada uno piensa cosas así. Hay mucha gente allá afuera que te aprecia. Cada uno tiene una opinión distinta, y los chicos deben aprender a respetarla. Ellos no pasaron por lo que tú pasaste, así que les tomará un poco más de tiempo en comprenderlo. Si quieres mi opinión, Kurt... - Kitty miró ansiosa a Ororo - ...no se te acerca porque se siente un poco culpable por no haberse dado cuenta.
- Pero no fue su culpa...
- tú lo sabes, junto con el profesor y conmigo, pero los demás creen que fue su culpa y eso le a afectado a Kurt. No debes hablar con él, deja que encuentre el valor suficiente como para decírtelo...
- Eres tan buena consejera como el profesor me había dicho - dijo Kitty después de un poco de silencio. Ororo la miró con agradecimiento y volvió a concentrarse en su libro.
Kitty se quedó pensando. Pensando especialmente en Kurt.
Kitty se pudo levantar dos semanas después. Había tenido algunas complicaciones, pero ahora podía andar libremente por el Instituto sin que Ororo o el profesor estuvieran a su lado. No es que desperdiciara su compañía, pero otra vez volvía a ser adolescente y quería libertad.
Nadie supo ni se interesó por ella. Todos quedaron sorprendidos cuando la vieron pasearse por los jardines del Instituto. Tampoco nadie se le acercó. Kitty no dijo ni reclamó nada al respecto, pero le dolía que sus compañeros la desecharan de esa manera.
Se acostumbró a estar sola y no acercarse a nadie. Veía a los chicos jugar baseball sentada en un banco alejado de ellos, para que no detuvieran su juego y se alejaran. Solía dar paseos largos con sus patines en las mañanas por las cercanías del establecimiento. Evitaba a todo acosta toparse con alguien. Para su suerte, el profesor le trasladó a una habitación separada de Rouge.
Así pasó un mes y medio y todo seguía igual.
Uno de esos días Kitty estaba sentada sola en el salón al calor del fuego. Estaba leyendo "¿Quién se llevó mi queso?". Ese libro le ayudaba a enfrentar los cambios que estaba viviendo, ya que no podía quedarse sentada y de brazos cruzados todo el resto de su vida.
Estaba en eso cuando sintió que las puertas se abrieron. Rouge, Amara, Boby y Tabitha entraron conversando alegremente. Cuando el chico se fijó que Kitty estaba allí y que ella le lanzaba una mirada de "fuera de aquí" se volteó para irse. En cambio, Tabitha lo agarró de la muñeca para detenerlo.
- Es ella quien tiene que irse - le explicó a Boby. Luego se acercó a Kitty y la quedó mirando desafiantemente. - ¿te importa? Queremos estar solos.
- Búsquense un lugar donde puedan estarlo, pero este lugar esta ocupado - respondió Kitty tranquilamente sin despegar los ojos del libro, pero ya sin leer. Tabitha se indignó ante esta respuesta y muy enojada tomó el libro de Kitty y lo lanzó lejos.
- Eres una tonta y malagradecida. Te hemos ayudado en muchas cosas y así nos devuelves los favores - Rouge se colocó al lado de Tabitha, en señal de que apoyaba lo que su la otra chica decía.
- No le pueden caer bien a todo el mundo - argumentó Kitty. Rouge continuó como si no la hubiese escuchado.
- ...el profesor te dio una oportunidad y la despreciaste. No sé como todavía sigues aquí.
- Estás diciendo puras estupideces - dijo Kitty, mirándose las uñas.
- Rouge, recuerda que ella es la "niñita inocente" - continuó Tabitha como si Kitty no estuviera presente, molesta de que ella no se dignara a mirarlas - No la botarán a la calle porque da pena... - Kitty se enojó. Se paró y enfrentó a Tabitha.
- Te lo advierto... - dijo, perdiendo la paciencia y amenazándola
- ¿Qué vas a hacer? Ya no le das miedo a nadie - por primera vez, en mucho tiempo, Kitty sintió la necesidad de poseer de nuevo los poderes de Magneto para hacerse respetar. Comenzó a pensar que el sujeto había tenido razón al decir que el respeto se gana con miedo - ...Ahora solo eres la tonta del grupo. Nadie se interesa por ti, ni siquiera Kurt qu... - Tabitha se tuvo que interrumpir al sentir el fuerte golpe que Kitty le había dado en la cara.
Tabitha cayó al suelo. Cuando se recuperó, se paró de nuevo y se lanzó sobre Kitty, arañándola y jalándole el pelo. Ésta a su vez se defendía de la misma manera. Amara dio un grito y salió corriendo de allí. Boby se acercó a Tabitha para separarla, pero un golpe errado de Kitty le dio en el abdomen, dejándolo sin aire y rompiendo por error el collar de Tabitha. Kitty sintió un olor familiar, como a azufre, pero dedujo que era el collar de Tabitha, que tenía un líquido en el centro y que estaba derramado por toda la alfombra. Entré todo el griterío alguien le gritó algo Boby, que estaba un poco aturdido por el golpe. El chico reaccionó y tomó a Tabitha por la cintura y la jaló fuera del alcance de Kitty. Ésta última, a su vez, también fue separada de su enemiga.
Tabitha tenía un ojo en tinta y algunos moretones en la cara. Kitty se había defendido mejor y solo le sangraba el labio.
- ¡¡Eres una idiota!! - le gritó Tabitha a Kitty, casi fuera de control por su enojo y forcejeando con Boby para que la soltara. Kitty estaba sujeta fuertemente agarrada por la cintura. Kitty no pudo ver el rostro de ese alguien, porque las sombras que producía la chimenea tapaban su rostro. Forcejeó al principio, pero luego se rindió pues esa persona al parecer no tenía intenciones de soltarla y ella ya estaba muy cansada. Pero aún ambas se miraban con el odio reflejado en el brillo de sus ojos.
El profesor entró, seguido de Logan y Amara. De un rápido vistazo comprendió lo que había ocurrido, sin necesidad de leer la mente de nadie.
- ¿Qué pasó aquí? - preguntó de todas formas, esperando que ambas chicas fueran sinceras.
- Kitty me golpeó y yo le respondí - -dijo Tabitha, dejando su enojo y en un tono de total despreocupación. Boby la soltó, sabiendo que no iniciarían una pelea frente al profesor.
- ¿Por qué la golpeaste? - preguntó el profesor dirigiéndose a Kitty
- Eso me gustaría saber... - dijo un murmullo en su oído. Kitty identificó al momento esa voz. Debiera haberlo sabido por el olor a azufre que todavía se percibía en el ambiente.
Kitty ya no lo soportó más. La vergüenza y la rabia se mezclaron en ella para del por resultado desesperación. Los ojos le brillaron por las lágrimas rebeldes que luchaban por salir de sus lagrimales. Sin poder resistir más tiempo, utilizó sus poderes para soltarse de Kurt y atravesar el piso.
Kurt se quedó sorprendido por la rapidez de la chica al efectuar ese movimiento. El profesor fue el único que no se sorprendió en el salón
- No la busquen. Déjenla sola - dicho esto salió de la habitación.
Kurt pasó por al lado de Tabitha, que estaba dejándose socorrer por Boby. Le lanzó una mirada de desprecio, pues sabía que ella era quien había provocado a Kitty.
Salió dispuesto a encontrar a Kitty. Ya era ora de que él hablara con ella y le diera una explicación de su alejamiento. Se dirigió a la habitación de la chica, pero ella no estaba allí. Buscó y preguntó, ,pero al parecer nadie la había visto ni le importaba. Así la buscó hasta en el Ave Negra, con la esperanza de encontrarla allí.
Cuando se había bajado de la nave, recordó que había un lugar donde no había buscado; la guarida.
Esta vez no necesitó concentrarse mucho para trasladarse, ya que no tenía miedo a equivocarse, pues ahora confiaba más en sí mismo.
Abrió los ojos. Como aún era de día, una tenue luz se filtraba por la cascada e iluminaba el cuarto secreto. Gracias a esa luz pudo distinguir que el cuarto estaba tal cual lo había dejado la última vez. Las estanterías aún se encontraban en el suelo y el desorden era el mismo. Era imposible que Kitty estuviera allí.
Cerró los ojos para transportarse a otro lugar , cuando sintió un ruido. Agudizó el oído y le escuchó de nuevo. Era débil y sigiloso, como si quien lo emitiera quisiera no ser descubierta, pero al mismo tiempo, que alguien fuera a socorrerla. Lo escuchó detrás de la cascada. Algo temeroso, cruzó el torrente de agua para encontrarse con la vista en un valle.
Había una plataforma, que terminaba en un abismo. Bajo éste, se podía ver un bosque muy espeso. Se veían muchos árboles de todas las especies que rodeaban una laguna, a donde llegaba el agua de la cascada. En el horizonte se veían casas y granjas de cultivos. El cielo combinaba muy bien con el paisaje. El azul del cielo se mezclaba con el blanco de los nubes. El sol no molestaba la vista y no hacía el día calurosos. Solo había una leve y débil brisa que te refrescaba.
En el borde de la plataforma estaba sentada Kitty con la mirada perdida en el horizonte.
- Kitty... - ella se sobresaltó al escuchar la voz de Kurt y él tuvo miedo de que se cayera - quiero hablar contigo pero primero ¿podrías alejarte del borde?. Me da caso que te caigas. - Kitty lo miró sin decir nada. Kurt apreció que el brillo de sus ojos había vuelto, pero ahora era triste melancólico.
Ella dudó un momento, mirando hacia el vació, pero luego se apartó. Se apoyó contra las paredes rocosas y se sentó con las piernas encogidas.. Kurt se le acercó y se sentó a su lado en la misma posición, aunque un poco distanciado igual.
Kitty tembló ligeramente.
- Yo... - dijeron los dos al mismo tiempo. Kitty se sonrojó y escondió la cabeza entre sus piernas.
- Kitty lamento haberme alejado un poco, pero necesitaba pensar sobre lo que ha pasado este último tiempo - Kitty fijó su mirada en sus zapatos - ¿quieres decirme lo que te dijo Tabitha, por favor?
- ¿Para qué? No cambiará nada.
- Pero podré entenderte mejor - Kurt le sonrió, intentando que ella le devolviera el gesto, pero ella no se fijó en lo que él había hecho ni habría tenido ganas de devolvérselo.
- No importa. Cosas de chicas. Solo digamos que dijo que ya nadie se interesaba por mí y que volvía a ser la tonta del grupo...
- No le hagas caso - dijo Kurt, después de mofarse interiormente de las idioteces de Tabitha - Ella no puede hablar por todos. ¡Vamos! ¿Dónde está la Kitty que yo conocía?
- Se fue hace mucho tiempo, Kurt - respondió ella en tono sombrío. Kurt prefirió intentar cambiar de tema, pero Kitty continuó - Demás no es solo eso lo que me molesta...el profesor me dijo que tú has estado preguntando por Alexander - Kurt estiró las piernas sorprendido.
- Me explicarás...
- Me da miedo... - dijo Kitty levantando la cabeza en dirección al cielo. - Me da miedo que todo cambie cuando te lo cuente.
- Kitty, si no me quieres contar, no lo hagas - le era muy difícil decirlo, pues se moría de curiosidad, pero no quería forzar a Kitty - No quiero obligarte a que lo hagas.
- Te lo tengo que contar. Si no nunca me sentiré tranquila, pues es una carga que llevo dentro y quiero deshacerme de ella.
- Te escucho entonces - Kurt se arrodilló al lado de Kitty.
- Bien, pero no me interrumpas. Alexander fue mi último novio. Yo estaba enamorada de él, pero él sólo quería tener una chica para llevar a las fiestas para que sus amigos no lo consideran poco hombre. La primera vez que mis poderes se manifestaron él estaba conmigo. No se lo quise decir a mis padres para no preocuparlos, pero ya vez que ellos ya lo saben. Bueno, Alexander - Kurt notó que decía aquel nombre como con repulsión - le sacó provecho a mi mutación y me llevó en la noche al Banco Federal. Me dijo que tenía que robar el dinero de la caja fuerte porque o sino me dejaría. Yo le obedecí. Al día siguiente no había ni un solo centavo en el Banco. Acorralaron a Alexander en su casa y él me echó toda la culpa a mí y que yo lo había obligado. Mis padres tuvieron que pagar una fianza para que no me metieran a la cárcel. Pasaron dos meses y no tenía noticias de él. Un día en que mis padres salieron y me quedé sola en casa, apareció y me dijo que me fuera con él. Le dije que se fuera y que desapareciera de mi vida. Entonces me obligó y yo seguí resistiendo. Se le agotó la paciencia y sacó un cuchillo de quien sabe donde y me lo atravesó, pero erró el golpe, pues mi padre justo llegó en ese momento. Huyó de mi casa. Estuve en el hospital una semana entera al borde de la muerte. Cuando me recuperé me enteré de que Alexander había muerto en un accidente de auto al intentar escapar. Nos mudamos a otra ciudad para que intentara olvidar todo lo que había pasado. Magneto dijo eso porque yo tenía miedo de que alguien se intentara aprovechar de esa misma forma acá en el Instituto... - Kitty rompió a llorar, pues sus lágrimas luchaban por salir y rodar por sus mejillas. Se volteó y cubrió su cara con sus manos para que Kurt no la viera así.
Sintió que unos brazos la estrechaban. Sin saber como, encontró su cabeza apoyada en el hombro del muchacho y sus brazos rodeando el cuello del chico. Kurt no dijo nada, solo la dejó llorar y expresarse.
Kitty lloró por todo lo que no había llorado los días anteriores. Lloró por el daño causado, por la culpa, por el recuerdo del sufrimiento que Alexander lo había dado, por el enojo de sus compañeros y amigos, por creer en todas las cosas que Magneto le había dicho, por lo desleal que había sido...
Kurt abrazó más fuerte a Kitty para expresarle que nada le pasaría, que todo estaba bien y que debía olvidarlo todo. Quería expresarle un sentimiento de paz, de tranquilidad, de cariño y seguridad.
El hombro de Kurt estaba empapado por las lágrimas y lágrimas de Kitty, pero a él no le importaba eso en lo más mínimo, solo le interesaba en ese momento tenerla ahí...
Kitty dejó de llorar minutos después. Kurt no la quería soltar, pero tuvo que hacerlo pues así lo quería ella.
- ¿Estás mejor ahora? - preguntó Kurt.
- Sí, gracias Kurt. Un millón de gracias - Kitty lo miró a los ojos. El chico vio que ya no tenía ese brillo de tristeza.
- Vale, ahora déjame decirte lo que pienso - Kitty se quedó quieta, temiendo que el chico le dijera algo horrible, pero Kurt no iba a hacer eso. - Alexander es solo un mal recuerdo en tu pasado, una mancha. Tienes que atreverte a conocer a las personas, pues no todas somos como él. Tienes gente que te quiere Kitty - se acercó un poco más a la chica - Eso ya es estar un paso adelante. No impidas que ese mal recuerdo de tu pasado nuble tu futuro. - Kurt acarició con delicadeza, casi en un roce los cabellos de la chica.
- Kurt hay algo que quiero preguntarte - dijo Kitty aliviada de que nada malo hubiese pasado. Se puso seria y sacó suavemente la mano del chico de su cabello - En la enfermería, cuando estaba muriéndome, tú me dijiste algo y reaccioné y seguí viviendo. ¿Qué me dijiste? - Kurt se colocó de color lila, por lo sonrojado y por lo pálido. Las manos comenzaron a temblarle y a transpirarle.
Sabía que ese era el momento adecuado para declararse, pero ahora ya no encontraba el valor para expresarlo. Su valor se transformó en nerviosismo y apenas podía pronunciar palabra.
- Kitty yo...
- Solo quiero saberlo Kurt - Kitty estaba igual de nerviosa, pero había logrado exteriorizarlo menos que el chico.
Kurt miró nuevamente a Kitty. Recordó de pronto el sentimiento que lo había invadido ese día en la enfermería. Un sentimiento de dolor, de pérdida. Él no quería perderla de nuevo, ahora que era su oportunidad...
- Yo te dije lo mismo que tú...
- ¿Y qué te dije? - Kitty realmente no recordaba lo que le había dicho. Kurt vislumbró un brillo de ansiedad en los ojos de Kitty.
Pensando para sí mismo, recordó que nunca había sentido algo tan grande y profunda por otra persona. Este nuevo sentimiento lo invadía de pies a cabeza, penetrando cada célula de su cuerpo. Era un sentimiento grato, de esos que duelen a veces y que otras no y cuando no lo hacen ¡que bien que se siente!. Y lo sentía y lo penetraba...aunque no podía darle un nombre a ese sentimiento.
Kurt se decidió por fin. No por nada había sacrificado la vida por Kitty para salvarla.
Se acercó al oído de Kitty y le susurró las dos palabras más mágicas, más grandiosas y más difíciles de decir en todo el mundo.
- Te amo
Kitty se quedó atónita. Nunca pensó que Kurt le diría eso. Eran las palabras que siempre había querido escuchar de la boca de Kurt. Ahora, toda duda o temor al rechazo de su parte desapareció tan rápido como le había llegado la primera vez. Se sentía maravillosa, como si el mundo y sus problemas hubiesen desaparecido y solo estuvieran ellos dos. Ya nada le importaba a Kitty, sus problemas se borraron. ¿¡A quién le importaba tener problemas con Tabitha cuando el chico de tus sueños se te está declarando!?
Kurt no se sentía tan maravillosamente como Kitty. Al ver que la chica no respondía y que seguía mirando el suelo se sintió como un completo tonto. Recordó que ella se lo había dicho la noche en que Magneto había muerto y ella había sido "liberada", pero comprendió que quizás lo había confundido con otra persona. O quizás estaba agonizando y solo quería decir unas hermosas palabras antes de morir...no lo sabía ni podía adivinarlo. Solo sabía que Kitty no sentía lo mismo por él, y eso era demasiado humillante como para quedarse ahí y esperar a que ella se burlara o lo rechazara diplomáticamente.
Se resignó y se paró rápidamente para irse de ese lugar, pero Kitty lo detuvo tomándolo de la muñeca. El chico se asombró y tembló un poco. Kitty se incorporó también y se acercó al chico, sin soltar su muñeca por miedo a que se fuera.
- Yo también te amo Kurt. - el rostro de Kurt se iluminó y apareció una belleza sonrisa en su peludo rostro.
No podía creerlo. ¡Kitty Pride lo amaba! Hubiese saltado de gozo si no fuera por que se podía caer por el abismo, pero hizo algo mejor que eso.
Kitty sintió el aliento de Kurt muy cerca suyo, y cada vez se acercaba más. Ella dudó un momento, pero luego se acercó también y juntó sus labios con los de su chico.
Kitty, instintivamente, colocó sus brazos alrededor del cuello de Kurt. Éste a su vez colocó sus manos en la cintura de la chica.
Al besarse, sintieron que todos sus esfuerzos habían valido la pena si podían tener este momento para ellos. Fue un beso largo, donde ambos pudieron comunicarse mutuamente sus sentimientos por el otro.
Kitty se apretaba contra los labios de Kurt con fuerza. Quería aprovechar este momento y no iba a dejar que el chico se le escapara. Kurt, por otro lado, se dejaba llevar por los movimientos de la chica.
Se separaron y se quedaron mirando. Kitty se cobijó en el pecho del chico y este le acarició su suave y castaño cabello.
- Oh Kurt tenía tanto miedo de que no me quisieras... - dijo ella.
- Yo también. Pero ¿sabes? - le susurró al oído Kurt a Kitty - no me interesa tu pasado ni lo que fuiste - tomó la cara de la chica entre sus manos, obligándola a que lo mirara a los ojos - a mí me gustas tal como eres. No sé como eras antes, pero estoy seguro que no es muy lejano a la imagen que tengo ahora de ti - la abrazó con fuerza, como si quisiera fusionarse con el cuerpo de su amada.
- Pero los chicos nos molestarán... - dijo Kitty, recordando sus problemas
- ¿Y a quién le importa? A mí solo me interesa que tú estés a mi lado. No sé lo que suceda en el futuro, pero quiero disfrutar mi presente contigo.
- Kurt... - la chica lo besó de nuevo.
Kurt, en ese nuevo beso, descubrió el nombre adecuado para ese sentimiento que sentía cada vez que miraba a la chica y que lo invadía de pies a cabeza (N/A: sale unas lineas más arriba. Antes de que Kurt le diga lo que le había dicho en la enfermería). Ese sentimiento que ahora demostraba que iba ser duradero. Le dio un nombre. Y ese fue el más apropiado.
Lo llamó AMOR.
Se dio cuenta que tenía un par de ventas en las muñecas. Se tocó la sien y también allí habían aparecido vendas.
Se percató de que la oscuridad del cuarto en el que estaba era muy densa. Espero unos instantes para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad.
Cuando esto pasó, logró distinguir con cierta dificultad que no era su cuarto ni el de la enfermería. Simplemente no podía reconocerlo y mientras más lo pensaba, más le dolía la cabeza.
Se bajó de la cama para recorrer la habitación. Poco a poco sus sentidos se agudizaron y le ayudaron para que no tropezara.
Dio unos pocos pasos. Se detuvo cuando sintió un agudo dolor en su abdomen. Gimió silenciosamente mientras se sujetaba la parte adolorida. Le dolía tanto que sus ojos se nublaron. Sintió que ya no le quedaban fuerzas y, rendida, se dejó caer.
Justo en ese momento, unos fuertes brazos le sujetaron y la obligaron volver a la cama.
- Tienes que descansar Enana - dijo una voz ronca (N/A: ¿esperaban un acento alemán?) - Tus heridas aún no han sanado del todo.
- ¿Cuánto...?
- Debes descansar ahora. El profesor responderá tus preguntas en la mañana. - dijo Logan con una voz un poco amenazante y autoritaria.
- Solo responde una...por favor - Kitty intentó poner ojos de cachorro. Sabía que Logan no la vería por la oscuridad, pero su tono de voz sonó demasiado infantil como para rechazarla.
- Está bien... - dijo dándose por vencido
- ¿Están todos bien?
- No, murió alguien - dijo Logan casi sin darle mucha importancia. Kitty se quedó helada - Ahora duérmete.
- Pero...
- ¡Duérmete! - Logan cerró la puerta de la misteriosa habitación, dando por entendido que la conversación llegaba hasta allí.
Si Logan hubiese sabido lo que ocasionaría su respuesta, quizás se hubiera quedado callado como se lo pidió el profesor. Kitty se quedó sentada en la cama atormentándose con la persona que ELLA había matado.
No cerró un ojo en toda la noche. Simplemente no podía. El solo pensar que era una asesina la hería por dentro más de lo que uno se puede imaginar. Después de todo, la culpa era de ella. Ella se había dejado seducir por las proposiciones de Magneto. Todo era su culpa...todo.
- Kitty Pride eres una asesina - se repetía mentalmente una y otra vez.
Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por la ventana y las cortinas, pero ella no sentía la alegría de estar viva un día más. No pensó que tenía suerte de poder ver ese día. No pensó ni siquiera en Kurt, ni en sus padres. No. En su mente solo cabía la desesperación, la intriga, el temor, el desengaño... Se torturaba al pensar quien habría sido el desdichado al que ella había matado.
Estuvo así horas y horas. Los minutos pasaban lentamente y ella cada vez se desesperaba más. Intentó pararse repetidas veces, pero el dolor la obligaba a volver a la cama. Además temía que, si el dolor era muy intenso, Logan no estaría allí para devolverla a la cama. Hundió su cabeza entre sus rodilla y allí sollozó silenciosamente.
El profesor Xavier recibió la noticia de que Kitty estaba despierta cuando terminaba de desayunar junto con los demás. Logan se había acercado a él y se lo había dicho casi en un murmullo, pero como tenía la voz ronca, todos alcanzaron a escuchar la noticia.
- Iré solo - dijo el profesor cuando se dio cuenta de ue todos estaban ansiosos por ir a verla.
Logan condujo al profesor a la habitación donde se encontraba Kitty. Todos los siguieron como si fuera un desfile por la mansión.
Kitty se secó las lágrimas rápidamente cuando escuchó que alguien giraba la manilla de la puerta. El profesor entró y cerró la puerta detrás suyo rápidamente, para impedir que los demás intentaran verla. Kitty lo miró con un brillo triste en sus ojos.
- Buenos días Kitty, veo que ya estas más recuperada - el profesor acercó su silla de ruedas a la cama de la chica - Supongo que tienes algunas preguntas...
- Sí. Verá, Logan me dijo que había muerto alguien... - dijo con la voz temblorosa - ¿a quién se refería?
- Kitty... la única muerte que ocurrió fue la de Magneto - Kitty suspiró aliviada. Por otro lado, el profesor parecía triste. La chica lo percibió y cambio el tema.
- ¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí?
- Has estado inconsciente una semana entera. Hoy es Jueves, por si te interesa saber.
- ¿Qué sucedió después de que me desmaye?
- No mucho. Kurt te tele transportó hasta aquí, pero se le olvidó que nosotros no podemos hacer lo mismo así que cuando llegamos casi nos empujó a la enfermería - el profesor lo hizo notar chistoso, para no preocupar más a Kitty, pero lo cierto era que, al demorarse tanto, Kitty había estado en mayor peligro de muerte. Pero eso la chica jamás lo supo.
- ...Estuvimos intentando que reaccionaras, pero no conseguíamos nada. Ya te dábamos por perdida cuando Kurt... - el profesor se calló al instante, comprendiendo que había hablado de más.
- ¿Cuándo qué? - el profesor negó con la cabeza - Vamos profesor...
- Bueno... - dijo él dándose por vencido - Kurt te dijo algo y comenzaste a reaccionar. Has estado aquí desde entonces.
- ¿Y dónde estoy? Esta no es mi pieza ni una habitación de la enfermería
- Es la habitación de Kurt - respondió Charles Xavier sin darle importancia al tono rojo de las mejillas de Kitty - Tuvimos que traerte aquí pues tu pieza necesita remodelación y en la enfermería necesitábamos las camillas para los demás.
- Bueno, supongo que todo termina aquí. Es decir, Magneto ya no está y ahora podemos volver a la nor... - se interrumpió cuando vio los ojos pensativos del profesor - ¿o no todo volverá a la normalidad?
- Kitty, lamento decirte que no todo ha terminado. Ahora tienes que enfrentar las consecuencias de lo que dijiste.
- ¿A qué se re...?
- Tu "lucha" con Magneto la oyeron todos - Kitty abrió la boca, evidentemente sorprendida - todos escucharon lo que pensabas sobre ellos. Kurt me ha estado rogando que le cuente quien es Alexander, pero prefiero que tú se lo digas.
- ¿Tengo que hacerlo yo? - Kitty no quería que Kurt lo supiera. Y si tenía que enterarse que se lo dijera el profesor.
- Dijiste que asumirías las consecuencias de lo que hicieras... - le recordó el profesor a Kitty
- Nada volverá a ser como antes si se lo digo yo... - se lamentó Kitty
- Puede que sea un cambio positivo, puede que no. Todo depende de la relación que tu tengas con él - respondió seriamente - Escucha Kitty. Tus compañeros también escucharon lo que pensabas de ellos, así que debes estar preparada para sentir el rechazo de ellos. Además tendrán miedo de que les hagas algo...
- Es natural - la interrumpió Kitty. Estaba enojada consigo misma así que ocupó un tono muy pesimista - Después de todo, fui yo quien casi los mató...
- Eso es lo que algunos de ellos creen, pero otros sabemos que no fue así. Fue Magneto quien lo intentó y falló únicamente porque tú te arrepentiste de lo que dijiste y luchaste por las personas a quienes quieres. Debes valorar eso, pues es muy difícil llegar a lograrlo de la manera en que tú lo lograste. Si quieres un consejo, si tienes alguna pena o duda recurre a Ororo. Ella es buena consejera y sabrá ayudarte. Fuiste muy valiente Kitty, eso nunca lo dudes. Tendrás que soportar el rechazo de algunos, pero dales tiempo, después de un mes se les pasará - terminó diciendo con una sonrisa en los labios.
- Gracias profesor por venir... - dijo Kitty - ...una última pregunta. ¿Cuándo podré levantarme?
- Si te recuperas bien, dentro de una semana más o menos. Todo depende de tus avances - se alejó de la cama de la chica y se dirigió a la puerta. De repente, recordó algo - Kitty, ¿quieres que entre alguien?
- No, quiero estar sola para pensar - la chica se recostó en la cama - profesor... - dijo de pronto - ¿ya no tengo a Magneto dentro de mí, cierto?
- Solo en tus recuerdos. Tú lo expulsaste de alguna manera de tu cuerpo y él desapareció para siempre - respondió el profesor nuevamente con tristeza. Evidentemente, le entristecía la muerte de su amigo. Sin agregar más, el profesor abrió la puerta y la cerró detrás de él.
Kitty quedó nuevamente sola.
En los siguientes días, los únicos que entraban a la habitación de Kitty eran Ororo, que la cuidaba en el día, y Logan, que la vigilaba en la noche. Kurt no la visitó ni insistió en ello. Necesitaba pensar muchas cosas y además, sentía un poco de temor al tener que encontrarse con Kitty. Los demás le tenían rencor, pues todos querían que Kitty era su amiga, y al escucharla hablar de ese modo con Magneto, todo sentimiento hacia ella había cambiado radicalmente.
Un día Kitty, aún estando en cama, se le ocurrió preguntarle a Ororo algo que le había estado dado vueltas en la cabeza la noche anterior. Ororo, a su lado, leía un libro sobre botánica.
- Ororo... - preguntó la chica. La mujer albina levantó un poco la cabeza por sobre las páginas del libro que leí. - ¿quién era Samantha? - Ororo cerró el libro y cerró los ojos. Kitty pensó que no le iba a responder, pero ella sí lo hizo.
- Primero, ella no se llamaba realmente Samantha Ávila. Ese era su alias que se inventó ella misma. Su verdadero nombre era Oirasor Muñoz. Es un poco extraño, pero ella provenía de una familia que vivía Asia, creo. Ella fue una amiga mía. Al principio, cuando llegué al Instituto, me sentía muy sola y ella se me acercó y me ofreció su amistad. Eran buenas amigas, y durante mucho tiempo estuvimos juntas en todo. Después de un tiempo me empecé a dar cuenta de cómo era ella realmente. La comencé a ver como una chica egoísta, porque cuando hablábamos el tema principal era "ella". Comencé a darme cuenta de eso un día que me enfermé. Me había dado gripe y estuve en cama dos días. Bueno, durante todo ese tiempo ella ni siquiera se preocupó de preguntar por mí. No podía entrar a verme, pero eso no le impedía preguntar por mí. La gota que rebalsó el vaso fue el día de mi cumpleaños. Nadie sabía que ese día era especial para mí. Fue un día normal, nadie me saludó ni me dijo un "Feliz cumpleaños". Esperé ansiosa a que por lo menos mi mejor amiga me lo dijera, pero ella siguió tan preocupada de ella como siempre. Me dio tanta rabia que le enfrente y le dije que era una egoísta y estúpida - Kitty vio como los ojos de Ororo tomaban un brillo especial, parecido al de tristeza, pero no era el mismo. Ella suspiró y continuó - Ella, obviamente, se enojó y le dijo al profesor que se quería ir del Instituto porque no soportaba tenerme cerca. Ella se fue al mes siguiente a Alemania a reunirse con su hermanastro. Había tenido noticias de que él se estaba haciendo poderoso y ella necesitaba eso para vengarse de mí. No sé muy bien lo que pasó después, pero creo que Magneto no la recibió como ella esperaba y debe haberla matado sin piedad, como acostumbra a hacerlo - Ororo ahora miró a Kitty a los ojos. La chica notó que su cara y su mirada habían cambiado y que ahora se veía más alegre.
- Es bueno desahogarse a veces - se atrevió a comentar Kitty. Ororo enrojeció un poco
- No fue mi intención, pero sí, necesitaba decírselo a alguien porque ya no soportaba tener guardado todo eso. - Kitty le dirigió una sonrisa a Ororo.
- Me pusiste a pensar... a lo mejor yo hice eso mismo con mis amigos... - Kitty tomó un aire pensativa y triste.
- ¿Lo dices porque no te quieren ver? - preguntó Ororo
- Sí - Ororo cerró los ojos. Ella era buena dando consejos y estaba meditando alguno para decírselo a Kitty y animarla un poco.
- Mira Kitty. Lamentablemente todos escucharon lo que sentías, pero te aseguro que cada uno piensa cosas así. Hay mucha gente allá afuera que te aprecia. Cada uno tiene una opinión distinta, y los chicos deben aprender a respetarla. Ellos no pasaron por lo que tú pasaste, así que les tomará un poco más de tiempo en comprenderlo. Si quieres mi opinión, Kurt... - Kitty miró ansiosa a Ororo - ...no se te acerca porque se siente un poco culpable por no haberse dado cuenta.
- Pero no fue su culpa...
- tú lo sabes, junto con el profesor y conmigo, pero los demás creen que fue su culpa y eso le a afectado a Kurt. No debes hablar con él, deja que encuentre el valor suficiente como para decírtelo...
- Eres tan buena consejera como el profesor me había dicho - dijo Kitty después de un poco de silencio. Ororo la miró con agradecimiento y volvió a concentrarse en su libro.
Kitty se quedó pensando. Pensando especialmente en Kurt.
Kitty se pudo levantar dos semanas después. Había tenido algunas complicaciones, pero ahora podía andar libremente por el Instituto sin que Ororo o el profesor estuvieran a su lado. No es que desperdiciara su compañía, pero otra vez volvía a ser adolescente y quería libertad.
Nadie supo ni se interesó por ella. Todos quedaron sorprendidos cuando la vieron pasearse por los jardines del Instituto. Tampoco nadie se le acercó. Kitty no dijo ni reclamó nada al respecto, pero le dolía que sus compañeros la desecharan de esa manera.
Se acostumbró a estar sola y no acercarse a nadie. Veía a los chicos jugar baseball sentada en un banco alejado de ellos, para que no detuvieran su juego y se alejaran. Solía dar paseos largos con sus patines en las mañanas por las cercanías del establecimiento. Evitaba a todo acosta toparse con alguien. Para su suerte, el profesor le trasladó a una habitación separada de Rouge.
Así pasó un mes y medio y todo seguía igual.
Uno de esos días Kitty estaba sentada sola en el salón al calor del fuego. Estaba leyendo "¿Quién se llevó mi queso?". Ese libro le ayudaba a enfrentar los cambios que estaba viviendo, ya que no podía quedarse sentada y de brazos cruzados todo el resto de su vida.
Estaba en eso cuando sintió que las puertas se abrieron. Rouge, Amara, Boby y Tabitha entraron conversando alegremente. Cuando el chico se fijó que Kitty estaba allí y que ella le lanzaba una mirada de "fuera de aquí" se volteó para irse. En cambio, Tabitha lo agarró de la muñeca para detenerlo.
- Es ella quien tiene que irse - le explicó a Boby. Luego se acercó a Kitty y la quedó mirando desafiantemente. - ¿te importa? Queremos estar solos.
- Búsquense un lugar donde puedan estarlo, pero este lugar esta ocupado - respondió Kitty tranquilamente sin despegar los ojos del libro, pero ya sin leer. Tabitha se indignó ante esta respuesta y muy enojada tomó el libro de Kitty y lo lanzó lejos.
- Eres una tonta y malagradecida. Te hemos ayudado en muchas cosas y así nos devuelves los favores - Rouge se colocó al lado de Tabitha, en señal de que apoyaba lo que su la otra chica decía.
- No le pueden caer bien a todo el mundo - argumentó Kitty. Rouge continuó como si no la hubiese escuchado.
- ...el profesor te dio una oportunidad y la despreciaste. No sé como todavía sigues aquí.
- Estás diciendo puras estupideces - dijo Kitty, mirándose las uñas.
- Rouge, recuerda que ella es la "niñita inocente" - continuó Tabitha como si Kitty no estuviera presente, molesta de que ella no se dignara a mirarlas - No la botarán a la calle porque da pena... - Kitty se enojó. Se paró y enfrentó a Tabitha.
- Te lo advierto... - dijo, perdiendo la paciencia y amenazándola
- ¿Qué vas a hacer? Ya no le das miedo a nadie - por primera vez, en mucho tiempo, Kitty sintió la necesidad de poseer de nuevo los poderes de Magneto para hacerse respetar. Comenzó a pensar que el sujeto había tenido razón al decir que el respeto se gana con miedo - ...Ahora solo eres la tonta del grupo. Nadie se interesa por ti, ni siquiera Kurt qu... - Tabitha se tuvo que interrumpir al sentir el fuerte golpe que Kitty le había dado en la cara.
Tabitha cayó al suelo. Cuando se recuperó, se paró de nuevo y se lanzó sobre Kitty, arañándola y jalándole el pelo. Ésta a su vez se defendía de la misma manera. Amara dio un grito y salió corriendo de allí. Boby se acercó a Tabitha para separarla, pero un golpe errado de Kitty le dio en el abdomen, dejándolo sin aire y rompiendo por error el collar de Tabitha. Kitty sintió un olor familiar, como a azufre, pero dedujo que era el collar de Tabitha, que tenía un líquido en el centro y que estaba derramado por toda la alfombra. Entré todo el griterío alguien le gritó algo Boby, que estaba un poco aturdido por el golpe. El chico reaccionó y tomó a Tabitha por la cintura y la jaló fuera del alcance de Kitty. Ésta última, a su vez, también fue separada de su enemiga.
Tabitha tenía un ojo en tinta y algunos moretones en la cara. Kitty se había defendido mejor y solo le sangraba el labio.
- ¡¡Eres una idiota!! - le gritó Tabitha a Kitty, casi fuera de control por su enojo y forcejeando con Boby para que la soltara. Kitty estaba sujeta fuertemente agarrada por la cintura. Kitty no pudo ver el rostro de ese alguien, porque las sombras que producía la chimenea tapaban su rostro. Forcejeó al principio, pero luego se rindió pues esa persona al parecer no tenía intenciones de soltarla y ella ya estaba muy cansada. Pero aún ambas se miraban con el odio reflejado en el brillo de sus ojos.
El profesor entró, seguido de Logan y Amara. De un rápido vistazo comprendió lo que había ocurrido, sin necesidad de leer la mente de nadie.
- ¿Qué pasó aquí? - preguntó de todas formas, esperando que ambas chicas fueran sinceras.
- Kitty me golpeó y yo le respondí - -dijo Tabitha, dejando su enojo y en un tono de total despreocupación. Boby la soltó, sabiendo que no iniciarían una pelea frente al profesor.
- ¿Por qué la golpeaste? - preguntó el profesor dirigiéndose a Kitty
- Eso me gustaría saber... - dijo un murmullo en su oído. Kitty identificó al momento esa voz. Debiera haberlo sabido por el olor a azufre que todavía se percibía en el ambiente.
Kitty ya no lo soportó más. La vergüenza y la rabia se mezclaron en ella para del por resultado desesperación. Los ojos le brillaron por las lágrimas rebeldes que luchaban por salir de sus lagrimales. Sin poder resistir más tiempo, utilizó sus poderes para soltarse de Kurt y atravesar el piso.
Kurt se quedó sorprendido por la rapidez de la chica al efectuar ese movimiento. El profesor fue el único que no se sorprendió en el salón
- No la busquen. Déjenla sola - dicho esto salió de la habitación.
Kurt pasó por al lado de Tabitha, que estaba dejándose socorrer por Boby. Le lanzó una mirada de desprecio, pues sabía que ella era quien había provocado a Kitty.
Salió dispuesto a encontrar a Kitty. Ya era ora de que él hablara con ella y le diera una explicación de su alejamiento. Se dirigió a la habitación de la chica, pero ella no estaba allí. Buscó y preguntó, ,pero al parecer nadie la había visto ni le importaba. Así la buscó hasta en el Ave Negra, con la esperanza de encontrarla allí.
Cuando se había bajado de la nave, recordó que había un lugar donde no había buscado; la guarida.
Esta vez no necesitó concentrarse mucho para trasladarse, ya que no tenía miedo a equivocarse, pues ahora confiaba más en sí mismo.
Abrió los ojos. Como aún era de día, una tenue luz se filtraba por la cascada e iluminaba el cuarto secreto. Gracias a esa luz pudo distinguir que el cuarto estaba tal cual lo había dejado la última vez. Las estanterías aún se encontraban en el suelo y el desorden era el mismo. Era imposible que Kitty estuviera allí.
Cerró los ojos para transportarse a otro lugar , cuando sintió un ruido. Agudizó el oído y le escuchó de nuevo. Era débil y sigiloso, como si quien lo emitiera quisiera no ser descubierta, pero al mismo tiempo, que alguien fuera a socorrerla. Lo escuchó detrás de la cascada. Algo temeroso, cruzó el torrente de agua para encontrarse con la vista en un valle.
Había una plataforma, que terminaba en un abismo. Bajo éste, se podía ver un bosque muy espeso. Se veían muchos árboles de todas las especies que rodeaban una laguna, a donde llegaba el agua de la cascada. En el horizonte se veían casas y granjas de cultivos. El cielo combinaba muy bien con el paisaje. El azul del cielo se mezclaba con el blanco de los nubes. El sol no molestaba la vista y no hacía el día calurosos. Solo había una leve y débil brisa que te refrescaba.
En el borde de la plataforma estaba sentada Kitty con la mirada perdida en el horizonte.
- Kitty... - ella se sobresaltó al escuchar la voz de Kurt y él tuvo miedo de que se cayera - quiero hablar contigo pero primero ¿podrías alejarte del borde?. Me da caso que te caigas. - Kitty lo miró sin decir nada. Kurt apreció que el brillo de sus ojos había vuelto, pero ahora era triste melancólico.
Ella dudó un momento, mirando hacia el vació, pero luego se apartó. Se apoyó contra las paredes rocosas y se sentó con las piernas encogidas.. Kurt se le acercó y se sentó a su lado en la misma posición, aunque un poco distanciado igual.
Kitty tembló ligeramente.
- Yo... - dijeron los dos al mismo tiempo. Kitty se sonrojó y escondió la cabeza entre sus piernas.
- Kitty lamento haberme alejado un poco, pero necesitaba pensar sobre lo que ha pasado este último tiempo - Kitty fijó su mirada en sus zapatos - ¿quieres decirme lo que te dijo Tabitha, por favor?
- ¿Para qué? No cambiará nada.
- Pero podré entenderte mejor - Kurt le sonrió, intentando que ella le devolviera el gesto, pero ella no se fijó en lo que él había hecho ni habría tenido ganas de devolvérselo.
- No importa. Cosas de chicas. Solo digamos que dijo que ya nadie se interesaba por mí y que volvía a ser la tonta del grupo...
- No le hagas caso - dijo Kurt, después de mofarse interiormente de las idioteces de Tabitha - Ella no puede hablar por todos. ¡Vamos! ¿Dónde está la Kitty que yo conocía?
- Se fue hace mucho tiempo, Kurt - respondió ella en tono sombrío. Kurt prefirió intentar cambiar de tema, pero Kitty continuó - Demás no es solo eso lo que me molesta...el profesor me dijo que tú has estado preguntando por Alexander - Kurt estiró las piernas sorprendido.
- Me explicarás...
- Me da miedo... - dijo Kitty levantando la cabeza en dirección al cielo. - Me da miedo que todo cambie cuando te lo cuente.
- Kitty, si no me quieres contar, no lo hagas - le era muy difícil decirlo, pues se moría de curiosidad, pero no quería forzar a Kitty - No quiero obligarte a que lo hagas.
- Te lo tengo que contar. Si no nunca me sentiré tranquila, pues es una carga que llevo dentro y quiero deshacerme de ella.
- Te escucho entonces - Kurt se arrodilló al lado de Kitty.
- Bien, pero no me interrumpas. Alexander fue mi último novio. Yo estaba enamorada de él, pero él sólo quería tener una chica para llevar a las fiestas para que sus amigos no lo consideran poco hombre. La primera vez que mis poderes se manifestaron él estaba conmigo. No se lo quise decir a mis padres para no preocuparlos, pero ya vez que ellos ya lo saben. Bueno, Alexander - Kurt notó que decía aquel nombre como con repulsión - le sacó provecho a mi mutación y me llevó en la noche al Banco Federal. Me dijo que tenía que robar el dinero de la caja fuerte porque o sino me dejaría. Yo le obedecí. Al día siguiente no había ni un solo centavo en el Banco. Acorralaron a Alexander en su casa y él me echó toda la culpa a mí y que yo lo había obligado. Mis padres tuvieron que pagar una fianza para que no me metieran a la cárcel. Pasaron dos meses y no tenía noticias de él. Un día en que mis padres salieron y me quedé sola en casa, apareció y me dijo que me fuera con él. Le dije que se fuera y que desapareciera de mi vida. Entonces me obligó y yo seguí resistiendo. Se le agotó la paciencia y sacó un cuchillo de quien sabe donde y me lo atravesó, pero erró el golpe, pues mi padre justo llegó en ese momento. Huyó de mi casa. Estuve en el hospital una semana entera al borde de la muerte. Cuando me recuperé me enteré de que Alexander había muerto en un accidente de auto al intentar escapar. Nos mudamos a otra ciudad para que intentara olvidar todo lo que había pasado. Magneto dijo eso porque yo tenía miedo de que alguien se intentara aprovechar de esa misma forma acá en el Instituto... - Kitty rompió a llorar, pues sus lágrimas luchaban por salir y rodar por sus mejillas. Se volteó y cubrió su cara con sus manos para que Kurt no la viera así.
Sintió que unos brazos la estrechaban. Sin saber como, encontró su cabeza apoyada en el hombro del muchacho y sus brazos rodeando el cuello del chico. Kurt no dijo nada, solo la dejó llorar y expresarse.
Kitty lloró por todo lo que no había llorado los días anteriores. Lloró por el daño causado, por la culpa, por el recuerdo del sufrimiento que Alexander lo había dado, por el enojo de sus compañeros y amigos, por creer en todas las cosas que Magneto le había dicho, por lo desleal que había sido...
Kurt abrazó más fuerte a Kitty para expresarle que nada le pasaría, que todo estaba bien y que debía olvidarlo todo. Quería expresarle un sentimiento de paz, de tranquilidad, de cariño y seguridad.
El hombro de Kurt estaba empapado por las lágrimas y lágrimas de Kitty, pero a él no le importaba eso en lo más mínimo, solo le interesaba en ese momento tenerla ahí...
Kitty dejó de llorar minutos después. Kurt no la quería soltar, pero tuvo que hacerlo pues así lo quería ella.
- ¿Estás mejor ahora? - preguntó Kurt.
- Sí, gracias Kurt. Un millón de gracias - Kitty lo miró a los ojos. El chico vio que ya no tenía ese brillo de tristeza.
- Vale, ahora déjame decirte lo que pienso - Kitty se quedó quieta, temiendo que el chico le dijera algo horrible, pero Kurt no iba a hacer eso. - Alexander es solo un mal recuerdo en tu pasado, una mancha. Tienes que atreverte a conocer a las personas, pues no todas somos como él. Tienes gente que te quiere Kitty - se acercó un poco más a la chica - Eso ya es estar un paso adelante. No impidas que ese mal recuerdo de tu pasado nuble tu futuro. - Kurt acarició con delicadeza, casi en un roce los cabellos de la chica.
- Kurt hay algo que quiero preguntarte - dijo Kitty aliviada de que nada malo hubiese pasado. Se puso seria y sacó suavemente la mano del chico de su cabello - En la enfermería, cuando estaba muriéndome, tú me dijiste algo y reaccioné y seguí viviendo. ¿Qué me dijiste? - Kurt se colocó de color lila, por lo sonrojado y por lo pálido. Las manos comenzaron a temblarle y a transpirarle.
Sabía que ese era el momento adecuado para declararse, pero ahora ya no encontraba el valor para expresarlo. Su valor se transformó en nerviosismo y apenas podía pronunciar palabra.
- Kitty yo...
- Solo quiero saberlo Kurt - Kitty estaba igual de nerviosa, pero había logrado exteriorizarlo menos que el chico.
Kurt miró nuevamente a Kitty. Recordó de pronto el sentimiento que lo había invadido ese día en la enfermería. Un sentimiento de dolor, de pérdida. Él no quería perderla de nuevo, ahora que era su oportunidad...
- Yo te dije lo mismo que tú...
- ¿Y qué te dije? - Kitty realmente no recordaba lo que le había dicho. Kurt vislumbró un brillo de ansiedad en los ojos de Kitty.
Pensando para sí mismo, recordó que nunca había sentido algo tan grande y profunda por otra persona. Este nuevo sentimiento lo invadía de pies a cabeza, penetrando cada célula de su cuerpo. Era un sentimiento grato, de esos que duelen a veces y que otras no y cuando no lo hacen ¡que bien que se siente!. Y lo sentía y lo penetraba...aunque no podía darle un nombre a ese sentimiento.
Kurt se decidió por fin. No por nada había sacrificado la vida por Kitty para salvarla.
Se acercó al oído de Kitty y le susurró las dos palabras más mágicas, más grandiosas y más difíciles de decir en todo el mundo.
- Te amo
Kitty se quedó atónita. Nunca pensó que Kurt le diría eso. Eran las palabras que siempre había querido escuchar de la boca de Kurt. Ahora, toda duda o temor al rechazo de su parte desapareció tan rápido como le había llegado la primera vez. Se sentía maravillosa, como si el mundo y sus problemas hubiesen desaparecido y solo estuvieran ellos dos. Ya nada le importaba a Kitty, sus problemas se borraron. ¿¡A quién le importaba tener problemas con Tabitha cuando el chico de tus sueños se te está declarando!?
Kurt no se sentía tan maravillosamente como Kitty. Al ver que la chica no respondía y que seguía mirando el suelo se sintió como un completo tonto. Recordó que ella se lo había dicho la noche en que Magneto había muerto y ella había sido "liberada", pero comprendió que quizás lo había confundido con otra persona. O quizás estaba agonizando y solo quería decir unas hermosas palabras antes de morir...no lo sabía ni podía adivinarlo. Solo sabía que Kitty no sentía lo mismo por él, y eso era demasiado humillante como para quedarse ahí y esperar a que ella se burlara o lo rechazara diplomáticamente.
Se resignó y se paró rápidamente para irse de ese lugar, pero Kitty lo detuvo tomándolo de la muñeca. El chico se asombró y tembló un poco. Kitty se incorporó también y se acercó al chico, sin soltar su muñeca por miedo a que se fuera.
- Yo también te amo Kurt. - el rostro de Kurt se iluminó y apareció una belleza sonrisa en su peludo rostro.
No podía creerlo. ¡Kitty Pride lo amaba! Hubiese saltado de gozo si no fuera por que se podía caer por el abismo, pero hizo algo mejor que eso.
Kitty sintió el aliento de Kurt muy cerca suyo, y cada vez se acercaba más. Ella dudó un momento, pero luego se acercó también y juntó sus labios con los de su chico.
Kitty, instintivamente, colocó sus brazos alrededor del cuello de Kurt. Éste a su vez colocó sus manos en la cintura de la chica.
Al besarse, sintieron que todos sus esfuerzos habían valido la pena si podían tener este momento para ellos. Fue un beso largo, donde ambos pudieron comunicarse mutuamente sus sentimientos por el otro.
Kitty se apretaba contra los labios de Kurt con fuerza. Quería aprovechar este momento y no iba a dejar que el chico se le escapara. Kurt, por otro lado, se dejaba llevar por los movimientos de la chica.
Se separaron y se quedaron mirando. Kitty se cobijó en el pecho del chico y este le acarició su suave y castaño cabello.
- Oh Kurt tenía tanto miedo de que no me quisieras... - dijo ella.
- Yo también. Pero ¿sabes? - le susurró al oído Kurt a Kitty - no me interesa tu pasado ni lo que fuiste - tomó la cara de la chica entre sus manos, obligándola a que lo mirara a los ojos - a mí me gustas tal como eres. No sé como eras antes, pero estoy seguro que no es muy lejano a la imagen que tengo ahora de ti - la abrazó con fuerza, como si quisiera fusionarse con el cuerpo de su amada.
- Pero los chicos nos molestarán... - dijo Kitty, recordando sus problemas
- ¿Y a quién le importa? A mí solo me interesa que tú estés a mi lado. No sé lo que suceda en el futuro, pero quiero disfrutar mi presente contigo.
- Kurt... - la chica lo besó de nuevo.
Kurt, en ese nuevo beso, descubrió el nombre adecuado para ese sentimiento que sentía cada vez que miraba a la chica y que lo invadía de pies a cabeza (N/A: sale unas lineas más arriba. Antes de que Kurt le diga lo que le había dicho en la enfermería). Ese sentimiento que ahora demostraba que iba ser duradero. Le dio un nombre. Y ese fue el más apropiado.
Lo llamó AMOR.
