Ésta es la continuación de Capitán Leisma, no pensaba escribirla pero al final me he decidido. Es diferente y tiene un toque de misterio que la otra no la tenía, espero que os guste, que disfrutéis con ella y que mandéis muchos reviews. Yo los espero con impaciencia.

Los personajes que no conocéis son inventados a parte a los que ya conocéis de la anterior aventura.

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Capítulo 3. ¿Qué trama ésta gente?

No me dejó ponerme el traje, antes quería que fuera como uno normal y corriente ¿es que acaso no lo soy? Pues según ella no. Nos obligó a bañarnos con agua y mucho jabón, comimos en su casa, no es que no quisiera pero… no es cuestión de molestar. Nos dieron ropa interior nueva ¡que me la lavo cada día, señora! Después ¡Me cortó mi barba! Solamente me dejó una perilla de mala muerte, (¬¬ desgraciá) me arregló mi pelo, mi precioso pelo… ¡Bruja! Claro que Elian tampoco se libró, la bañaron, la peinaron, la vistieron y la arreglaron, ¡incluso le hicieron la manicura! …. Dios… si lo se no vengo a ésta isla.

-Necesitáis modales. –dijo después de comer-

-¿Modales? ¿Qué modales? –pregunté-

-No sabéis comportaros como personas decentes.

-Eso no entra en las instrucciones de un pirata –dije para mí-

-Debéis poneros rectos cuando coméis, además de ser muy cortés hablando.

-¿A la manera pija no? …

-Por llamarlo de alguna manera. Además, en una fiesta de esas características se necesita el saber bailar.

-¡Ja! ¡Por ahí no paso!

-Solo va a ser un día –dijo Leiko entrando por la puerta del salón-

-Mi sobrino sabe muy bien ese arte.

-¿Te importa bailar con él? –preguntó Rita dirigiéndose a Elian-

-…si no hay más remedio…

La cogió por la cintura y por la mano, pegándosela a él como una lapa.

-No, Leiko, no están tan juntos.

-Aprovechado… -dije para mí-

-El chico tiene que llevar a la chica.

Leiko dio un paso para atrás y Elian hizo que no le seguía para luego pisarle con el zapato. Él puso una cara de dolor enorme, pues le había clavado el tacón en todo el pie.

-Lo siento –dijo riéndose por dentro-

-jj –reía yo- te aguantas… -dije para mí-

-Jack, ven que yo te enseño –dijo Rita-

-¿A mí? No… si….no…

-Tú tranquilo.

Parecía un payaso haciendo reír a los demás, pero Elian no se reía.

-Ya estoy harta de esta farsa –dijo Elian mosqueada con Leiko, pues éste le hacía algunos gestos y miradas un tanto perspicaces y que a ella no le agradaban. Todos nos paramos mirándola- ¿crees que una chica no se vale por si misma?

-Pero si no sabes bailar, alguien tendrá que enseñarte…

-Soy hija de una cortesana, las cortesanas saben bailar todo tipo de bailes y pasos. Muchas gracias señora pero nosotros ya no podemos molestar más en esta humilde casa. Si nos disculpa. –dijo cogiéndome de la mano-

-Quédate con el vestido y con el traje, son un regalo y esto también. –dijo dándome una caja que no pesaba demasiado-

-¡Adiós! –saludé- Elian, espera…

Nos fuimos sin mirar hacia atrás, hasta el barco. Suerte que me acordé de meter en una bolsa nuestras ropas, si no… tendríamos que haber vuelto a por ella. … Ya en el barco…

-¿Se puede saber qué te ha picado?

-No aguantaba más en aquel lugar.

-La verdad que yo tampoco…

-Además ¿te has fijado en la cara que ha puesto Leiko cuando he dicho que estaba harta de aquella farsa? Era como si se hubiera pensado que le había descubierto sus planes, incluso puede que se haya preocupado.

-…quizá…

-Además ¿por qué tanto empeño en esa fiesta? ¿Y por qué tiene que enseñarnos esas cosas en contra nuestro?

-Puede que tengas razón, pero el vestido te sienta muy bien.

-Gracias. Estaba deseando que me miraras y me lo dijeras.

-Pero es que delante de tanta gente…

-Ya lo sé… la vergüenza te come –dijo riendo-

-Para qué lo voy a negar.

-Además estás muy guapo así.

-¿En serio? Pues yo pensaba que no te gustaba.

-Al contrario, te da un aire más…

-Interesante.

-Sí, esa es la palabra que buscaba…

-No, esperabas que la dijera yo.

-Bueno sí. … Me alegro que seas pirata… -susurró en mis brazos-

Al besarme sentí alivio, a la vez que deseaba más. … Te voy a enseñar a bailar –dijo-

-¿Sabes?

-Claro.

Hizo espacio en el camarote, más del que había, cogió mi mano izquierda y me la puso en su cintura derecha, casi en la espalda y la otra cogía su mano izquierda. Ahora sigue mis pasos –dijo-

-Así da gusto aprender –dije-

-Para que nadie diga que un pirata no sabe bailar.

-Nadie.

-¿Lo hago bien?

-Sí.

-Ahora déjate llevar tú.

-Aprendes muy rápido pirata. –dijo bromeando-

-Es que un pirata…

-Un pirata aprende lo que le echen –dijimos los dos a la vez-

Nos reímos de haber dicho la frase los dos a la vez.

-Ahora sí que podemos ir a la fiesta esa y con la cabeza bien alta –dije-

-Habrá exquisitos platos para degustar hasta hartarnos, beberemos ron de la mejor calidad, nos reiremos hasta altas horas de la noche.

-Suena tentador…

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-Ésta noche tiene que salir todo perfecto, nada puede fallar. –dijo Ienar-

-No fallarán. –respondió Leiko-

-Mi hermano caerá y yo seré el heredero al trono de ésta isla. … Todos me obedecerán.

-¿Qué obtendremos nosotros a cambio?

-Mataréis a Sparrow y os quedaréis con la chica.

-¿Matar a Sparrow? –preguntó Edienel-

-Sí.

-Te olvidas de algo. –protestó Leiko- la chica es muy viva, huele algo.

-Puede, pero para eso está tu encanto. ¿No habrás olvidado el trato?

-No, pero tampoco he olvidado que fue mi mejor amigo.

-Tú lo has dicho, fue tu mejor amigo. Ahora él también sospecha de ti.

-…

-Si no lo haces tú, lo haré yo. Y tendré a dos esposas, a Eganiel como esposa legítima y a Elian como esposa prohibida.

-Aquí no está permitida la poligamia.

-Pues la impondré yo. Las mujeres solo sirven para dar placer al hombre y para darles hijos varones para ser herederos. Vosotros matad a Sparrow ésta noche, como máximo mañana. Y traedme a la chica.

-Sí…

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-¿Estáis listos? –preguntó Leiko-

-Sí. –respondí-

Elian salió del barco totalmente arreglada para la ocasión. Llevaba una gargantilla de oro con un pequeño diamante en forma de corazón, que le regalé hace un año, y un bonito tocado. Yo, bueno, con mis pintas.

-Eso es una dama –dijo él- lo otro es tontería.

-Guárdate los cumplidos –respondió ella-

Solamente estaba él esperándonos, así que no tuvimos mucho que esperar, solamente el tiempo que tardaríamos en llegar a palacio. Este encima de un cerro, e imponía mucho al verlo de cerca. Cada vez que nos acercábamos más al recinto se veía más movimiento por las calles, de coches de caballos y de a pie.

Un guardia vestido para la ocasión nos miró al entrar pero no dijo nada y nos dejó pasar.

-Recordad donde estáis –susurró Leiko-

Una chica vino en busca de Leiko, ésta era bella.

-Hola Leiko –saludó sonriendo-

-Hola Melisa –saludó él también sonriendo- ¡Por el fondo estarán los demás! –exclamó yéndose con ella-

-Tengo la impresión de que todos nos miran –dijo ella-

-Esa misma expresión tengo yo.

Nos adentramos lentamente y mirando al frente, sin fijarnos en nadie ni en nada.

-¡Jack! –exclamó alguien a lo lejos- ¡Aquí!

-Es Ron. Vamos.

-¡Habéis venido!

-Hola.

-Ésta es Wendi, mi chica.

-Encantada –saludó ella-

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-Si ves movimiento raro, actúa. –dijo Edeniel-

-Tranquilo, actuaremos según lo previsto. –dijo un compañero-

-Probablemente aquí se arme ésta noche. Fíjate bien en aquella pareja de allí, la del vestido veis y el del chaleco azul ¿los ves?

-Sí.

-Pues……-le dijo lo que debería hacer-

-De acuerdo.

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Los novios salieron a una tribuna más elevada que le resto de la sala, los dos estaban muy contentos. Todos le rindieron una gran ovación, pues él sería el rey de Ienar y ella reina de Ienar, los dos señores. Oscar y Ariadna eran sus nombres, al lado suyo su hermano y su familia, por las dos partes.

La fiesta empezó, claro que me lo pasaba mejor en una fiesta en el barco. La música era lenta y no me gustaba la manera de tocar tan fina de los músicos. La gente bailaba y bailaba sin cansarse, con esos vestidos extravagantes y esos sombreros de metro y medio, que hortería, aunque también habían vestidos parecidos al de Elian, se notaban que era de la misma tienda. Claro que ella era la más bonita de todas.

…..

Se oyó un disparo, todos al suelo, inmóviles. Oscar yacía en el suelo en medio de la sala, en un gran charco de sangre y a su lado Ariadna, llorándole y suplicando que volviera. Todos rodeando a la pareja pero nadie se atrevía.

-¡Aparta! –exclamó Elian metiéndose para salvarle-

Todos se apartaron, la pobre chica desconsolada mientras Elian buscaba la bala.

-¡Está muerto! –exclamó Ariadna-

-No está muerto –dijo ella- la bala no le ha dado en el corazón, solo está inconsciente.

Unos que parecían médicos se lo llevaron de las miradas de la multitud, ésta se preguntaba quien había hecho tal cosa.

-¿Quién ha podido hacer eso? –pregunté-

-No lo sé, pero aquí hay algo.

Giró la mirada hasta llegar al hermano, éste frío e inmóvil en la tribuna. Al ver que ella dirigía su mirada hacia él se giró y se fue para adentro.

-¿Insinúas que?

-Puede, pero es mejor no avanzar acontecimientos.

-¿Habéis visto eso? –preguntó Ron-

-Con mis ojos…

-Justamente en el día de su boda.

-…..

-¿Qué te pasa Elian?

-Nada.

-¿Te importaría venir conmigo Jack? Es para hablar de un asuntillo.

-No. –cogí a Elian de la mano-

-Ella no, es cosa de hombres.

En cuanto me separé de ella dos mujeres más vinieron hacia ella, como si la quisieran entretener por algo.

-¿Qué querías decirme?

-Verás, hemos estado pensando y creemos que deberías quedarte aquí más tiempo del que nos dijiste, para poder hablar y recuperar nuestra amistad como antaño.

-No lo veo mal, pero… yo soy de mar, no de tierra.

-Bueno, tienes el mar a dos metros de mi casa.

-Pero… no sé, no es que no quiera quedarme pero, siento que ya no soy de aquí.

-Esta claro que tú sitio está en el mar, con ella.

-Sí. Lo siento pero sí.

-¿Tanto la quieres? –preguntó una voz desde la oscuridad de la pequeña sala donde nos encontrábamos-

Me giré y vi a Wen, con una espada y una máscara en la otra mano, ésta me era conocida de antes.

-¡Tú eres el que me clavó la espada!

-Sí, pero no caíste. Ahora caerás.

-Espera, espera, espeeera.

Noté como me quedé inmovilizado por Ron, que me sujetaba por detrás.

-¡Déjame!

-No, vas a morir.

Para que no me diera otra vez con la espada di una voltereta en el aire, usando el cuerpo de Wen como escalera para acabar detrás de Ron, y dándole una patada en la espalda para empujarlo contra Wen.

-¿Dónde has aprendido a hacer eso?

-Alguien me lo enseñó.

-¡¡Jack!! –sentí la voz de Elian-

Quería ir en su ayuda pero me barraron el paso.

-¡Dejadme pasar!

-No, ella se va y tú te quedas para morir.

-¡¡Dejadme salir, maldita sea!!

-¿Quieres volver a sentir la espada dentro de tu cuerpo? ¡Pues cállate!

Los maldecía hasta las palabras más oscuras que sabía.

-¡Déjame maldito! –exclamó Elian-

Leiko la sujetaba del brazo y ésta se retorcía. Nadie de la sala se movía, incluso les habrían el paso.

-¡¡He dicho que me sueltes!! –gritó para pararlo en seco de lo estridente que fue-

En cuanto se giró le arreó una patada alta, haciéndolo volar en el aire y dando vueltas hasta caer en el suelo boca abajo.

-Será mejor que te estés quieta –dijo Irenar, éste cogía la muñeca de Elian con fuerza-

-¡Suéltame!

-Harás lo que yo te diga, si no tu Jack morirá.

-¡¿Dónde está?! ¡Qué le habéis hecho!

-De momento nada

Con un movimiento brusco la giró, haciendo que me viera, sujetado por los dos "acompañantes". Le hice un gesto con la cabeza y con las manos como diciendo, otra vez igual.

-No te pongas a luchar o ya sabes que le toca a tu pirata.

Elian lo miró fijamente y con mirada fría.

-Lleváoslo de aquí y matadlo, tú vendrás conmigo.

-¡Jack!

-¡Estaré bien! –dije acompañado por esos dos hasta una puerta trasera a palacio-