Ésta es la continuación de Capitán Leisma, no pensaba escribirla pero al final me he decidido. Es diferente y tiene un toque de misterio que la otra no la tenía, espero que os guste, que disfrutéis con ella y que mandéis muchos reviews. Yo los espero con impaciencia.

Los personajes que no conocéis son inventados a parte a los que ya conocéis de la anterior aventura.

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Capítulo 4. Atrás.

-¿Qué os ha pasado? ¿Por qué sois así? –preguntó desesperado-

-Por que cuando se nos hace un trato a cambio de una gran suma de dinero, uno acepta, cueste lo que cueste.

-En que os habéis convertido.

-En algo más que simples piratas.

-Sois rastreros de un perdedor.

-El perdedor siempre lo has sido tú, siempre soñando con el mar y un barco donde navegar.

-Por lo menos he visto cumplido mi sueño.

-¿Pues sabes nuestro sueño? Estar toda la vida sin hacer nada.

-Antes no erais así, teníais un sueño por le que luchar.

-Ya pero si no lo consigues, no eres nadie.

-¡Maldita sea! ¡Ese tío os ha comido la cabeza! ¡¿Es que no veis que habéis perdido lo más bueno de vosotros?!

-No nos vengas con chorradas.

Intenté moverme pero la espada estaba fija en mi herida.

-Como te muevas, te la vuelvo a clavar.

-….. ¿A dónde me lleváis?

-A donde nadie sepa de ti.

-….malditos rastreros…

-Lo que tú digas Jack.

….

-¡¿Qué quieres hacer conmigo?! –exclamó Elian en el aposento de Irenar-

-Para que quiere un hombre como yo a una chica como tú.

-Bastardo.

-Sí, puede que lo sea. Pensaba tener a dos mujeres en vez de una, pero… mejor una que ninguna.

-Siempre he odiado la realeza, ahora la odio más aún.

-….Además…, piensa ahora por el bebé que llevas dentro ¿no sería mejor darle una educación, con un padre como yo, en vez de un pirata?

-Prefiero un pirata antes que a un miserable como tú.

Esa expresión le costó un tortazo en la cara.

-Escúchame bien, preciosa. Aquí se hace lo que yo diga, para eso soy de la realeza.

-Ah, así que por ser de la realeza ya tienes el poder suficiente como para dominar a los otros ¡pues no! A mí, nunca me ha dominado nadie.

-Pues yo sí, lo voy a conseguir. Y no intentes sacar la daga de pecho, te puedes hacer mucho daño.

Con sumo cuidado metió la mano en el entre pecho y sacó la daga.

-Pervertido.

-Eso dicen algunos…

-Si vas a hacer algo, hazlo ya. Tengo prisa.

-¿Tienes prisa?

La lanzó hasta la cama, dejándola caer duramente a lo ancho de ésta. En cuanto vio que él se acercaba dio una voltereta para atrás y quedándose de pie en el suelo. Intentaba encontrar una salida, pero no había ninguna, más que la puerta y ésta permanecía cerrada con llave.

-Deberías estar en el infierno.

-Me hacen gracia esas frases.

-No mereces vivir.

-No ¿eso crees?

-No vales nada.

-Eso es nuevo.

-¿Te ríes de mí no?

-Puede.

Lo que él quería era volverla loca.

-Te sigo esperando –dijo sentado en la cama-

-Pues sigue, no me pienso mover de aquí.

-Vale como quieras. A mí no me importa, en la cama o en el suelo.

-… ¿es que nunca has podido dejar de conseguir lo que querías?

-No, siempre lo he tenido todo. Al contrario que Jack.

-¿Qué tienes que ver tu con él?

-Bueno… alguna amistad hubo en su momento.

-No me lo creo. Jack no es como tú.

-No, no lo es. Pero sí que fuimos amigos una vez, hasta que conocí a una mujer encantadora. Jack me la quitó, o prefiero pensar que ella se fue con él.

-No me extraña que se fuera con él.

-Yo le podía dar todo lo que quería y más ¿Por qué se fue con uno que no tenía casi nada?

-Quizá por que tendría corazón.

-¿Corazón, Jack? Venga ya.

-Mira ni aunque fueras mejor persona que Jack, y ni que tuvieras todo el oro y la riqueza que pudieras imaginar, no me meto en esa cama por nada del mundo.

-Bien, entonces tendré que ir a buscarte.

Se bajó de la cama y dio dos pasos hacia ella.

-Eh, eh, eh, un paso más y te dejo frito en el suelo.

-Vale, adelante, quiero ver esas patadas tan famosas de Leisma.

-…

-¿No vas a dar ninguna?

-No.

-Que pena, yo quería verte luchar. ¿no te molestan los zapatos?

-…sí…

-Quítatelos, si algo quiero es que las mujeres se sientan cómodas.

-¿Y si me siento ahí estaré más cómoda? –indicó la cama-

-Y tanto. Bueno he empezado mal. ¿Quieres sentarte aquí y acompañarme?

-…como no…

Fue hacia la cama lentamente, sin quitar la mirada de sus ojos.

-Quizá antes de realizar una relación esporádica, deberíamos hablar un poco de nuestras similitudes y defectos para ver si nuestra relación funcionaría.

-No veo por que no.

-¿Te importaría desabrocharme el vestido? Es que me apreta un poco.

Temeroso fue a la espalda de Elian para bajarle poco a poco la cremallera. Se quitó el vestido para quedarse en "ropa interior", que en verdad era un "top" sin tirantes y una falda de interior corta, lo que se compró ese día por la mañana. Irenar no podía dejar de mirarla, pues aun era más bella que antes. La mano se le escapó hacia su brazo para acariciarlo, ella lo miró seduciéndolo con la mirada.

-…jamás había visto a una mujer tan bella…

-Nunca había visto un tío tan tonto… -pensó ella- ¿parece que no has tenido muchas mujeres a tu alcance?

-No he logrado llegar a tanto…

Su mano corría ahora cerca del pecho de ella.

-A, a, a, a, a –dijo parándole- eso no se toca, aún.

-…

-Debería tratar a sus mujeres con suma delicadeza, éstas pueden devolverle la jugada.

Elian se levantó un poco de la cama para obligar a Irenar a tumbarse sobre ésta, ella se le puso encima. Él deseaba tocarla y ella no se lo permitía.

-Déjese llevar… -susurró-

Lentamente juntó sus labios con los de él, dándole un frío y agradable beso, lo que para ella fue un simple beso, para él fue lo mejor que había probado nunca. Poco a poco y sin prisa lo fue desnudando poco a poco, sin llegar hasta el cinturón, solamente la camisa. Su cuerpo era atlético pero muy pálido, sus venas se marcaban azules verdosas. Su pelo, rubio como el oro y rizado le caía sobre sus hombros. Le besó todo lo que era tronco y pecho casi sin respirar, luego volvió a sus labios. Con sus manos le fue quitando el cinturón, también los botones del pantalón. El chico flipaba, no decía palabra. Sin decir otra cosa le dio el golpe de su vida, lo dejó inconsciente en la cama y para un buen rato además.

-Eso por inútil.

Le dio otro puñetazo con la izquierda.

-Eso por querer matar a mi Jack.

Le dio de nuevo con la derecha.

-Y eso por mí. Que te creías tu que iba a darte placer, no lo llevas claro, realeza.

En el vestido llevaba escondida su ropa normal, se la puso, cogió la daga del suelo y salió por una ventana que había detrás de unas cortinas en color fucsia. No había mucha altura y por suerte esa habitación daba al jardín de atrás de palacio. Con la oscuridad no era vista por nadie, excepto un gato pardo que se encontró por el jardín que la seguía a todas partes. Consiguió burlar a los guardias y salir de aquel palacio, saltando las vayas altas que lo rodeaban. El gato la seguía ágil. … Observó que en el terreno de tierra y olivos había un rastro un tanto raro.

….

-¡¿Dónde se han llevado a Leisma?! –preguntó Jack ya desesperado-

-Irenar está con ella. –contestó Ron-

-¿Ese idiota de pelo rubio?

-… Cállate o te dejo en el suelo.

-Si ya estoy atado, ¡qué más da!

-Estás atado a un árbol, concretamente a un olivo. Permanecerás atado hasta que el alba se alce, así la podrás ver y contemplar, pues será la última.

-…

-Maldícenos si quieres pero si esperas que ella venga, olvídate. Irenar es muy listo y perspicaz. Logrará retenerla.

-Se nota que no la conocéis, puede persuadir incluso a uno de vosotros, o a los tres.

-¡No digas locuras! –exclamó Leiko-

-No las digo.

-Maauu. –maulló el gato-

-¿De donde viene ese gato? –preguntó Leiko al ver los ojos del gato que se acercaba hacia él-

-Mátalo Leiko –exigió Ron-

-¡No mates al gato! ¡No tiene culpa! –exclamó Jack-

-¡Cállate!

-Maauu.

Se escuchó un ruido extraño dentro de la casa, ésta al lado de donde ellos estaban. Era como si un peso muy pesado se hubiera caído al suelo, desplomado. Al principio no le dieron importancia pero todo se había quedado en un misterioso silencio y los dos temían lo peor. Ron, decidido, fue a ver qué había ocurrido dentro, a descubrir por qué se había sentido ese ruido y después no se sintió nada más. Se encontró con lo que no pudo soportar ver jamás, Elaon Wen yacía en el suelo en un pequeño charco de sangre. No sabía que hacer ni que decir, si debía tocarlo o quedarse parado, aunque rápidamente reaccionó, sacó su arma y miró hacia todos los rincones de la estancia, ésta solo alumbrada por una pequeña y casi apagada vela, que yacía en su lecho encima de la mesa.

-¡Wen está muerto! –exclamó-

-¿Qué está qué? –se preguntó Leiko desde a fuera-

Dejo a Jack solo en la noche mientras él entraba en la casa para ver a su amigo yacer en el suelo.

-Dios mío… ¡¿Quién ha hecho esto?! –exclamó dándole la vuelta, pues el otro no se atrevía-

Al darle la vuelta vio una raja en el cuello y una daga clavada en el pecho. Sus ojos aún estaban abiertos.

-…Elaon… -susurró cerrándole los ojos-

-…descansa en paz… amigo… -dijo en voz baja Akenaz.

-¡¡Mierda, mierda, mierda!! –gritó-

Los dos salieron a fuera para comprobar que no había nadie, y así era. Jack había desaparecido y sus ataduras yacían en el suelo, cortadas al parecer con una daga. El gato tampoco rondaba por allí.

-Debemos seguirles, no andarán muy lejos. –dijo Endar-

-Lo pagarán con la vida –dijo lleno de rabia y con los ojos llorosos, Akenaz-

Cogieron un candelabro que colgaba de la pared y se adentraron en el campo. Andaban sin saber muy bien hacia donde, solo les guiaba el dolor de haber perdido un buen y leal amigo. No a muchos metros de ellos se encontraron las huellas que pertenecían a Jack y a otra persona y, no duraron en seguirlas para ver donde les conducían.

-¿A dónde vamos? –preguntó Jack-

-A tu barco. –respondió Edeniel-

-Yo no me voy sin Elian.

-No vas a poder recuperarla jamás.

-¿Cómo lo sabes? ¿A caso también tú quieres matarme? ¿Eres como ellos?

-¿Si fuera como ellos te hubiera salvado? Si fuera como ellos te hubiera matado mucho antes que ellos.

-…lo siento, es que me están pasando muchas cosas a la vez y no logro asimilarlas. ¿Y por qué has dicho que no voy a poder recuperarla?

-Por que Irenar lo consigue todo, aunque sea haciendo daño.

-… pues no me pienso ir sin ella.

-Pero si entras en palacio te harán picadillo. Todos los súbditos de Irenar te buscan vivo o muerto.

-… ¿Qué podemos hacer?

-Irnos de esta maldita isla.

-¿Sabes lo mal que me sentiría y lo que arrepentiría de no haber podido hacer algo por ella?

-¿No te das cuenta de que no puedes hacer nada? Aunque te cueste asimilarlo Irenar la va a tener igual que va a tener a tu hijo cuando nazca en sus brazos y él lo llamará papá algún día ¡Es que no lo ves!

-No pienso dejar que ese idiota de pelo rubio tenga a mi hijo en brazos.

-Pues no puedes hacer más.

-¿Por qué razón intentas detenerme?

-Por tu bien, y por el mío. Debo irme de aquí antes de que Ron y Leiko se den cuenta de que les he estado engañando.

-¿Entonces tú no estabas con ellos? ¿No fuiste tú quien disparaste a Oscar?

-¡Claro que no fui yo! Fue Wen, él lo mató, yo intenté evitar que no te mataran a ti.

-¿Por qué?

-Por que yo si te considero leal y amigo. ¿Crees que no he tenido ganas de hablar contigo?

-No lo has hecho.

-No podía, ellos estaban en un complot contra ti, y tenía que seguirles el juego.

Jack no se lo pensó, se fue hacia él y lo abrazó como buen amigo que era.

-No me traiciones tú ahora –dijo Jack-

-No lo haré.

-Estas huellas no nos llevan a ninguna parte. –comentó Ron-

-Nos han engañado, han hecho un rastro falso.

-No lo han hecho ellos –dijo Elian saliendo de detrás de un árbol- lo he hecho yo para despistaros.

Los dos la miraron con cara de odio, de dolor y de rabia.

-Has matado a nuestro amigo.

-¿Que yo he hecho qué? ¡Ja! ¡Ésta si que es buena! ¡Pero si nunca he matado a nadie!

-Mientes, eres una mentirosa.

-Que gracioso, ¿me llamas mentirosa a algo que no miento? Mal vamos.

-Lo pagarás mujer.

-Ya me dirás como, no llevo nada encima.

Los dos se abalanzaron sobre ella, empuñando sus espadas, ella los esperaba con la espada en la mano, la había robado de Irenar. Entre la oscuridad a la luz del tenue candelabro y el irregular asfalto hacían que la lucha que se libraba fuera difícil y dura por las dos partes. Los roces de espadas resonaban en todas partes, formando eco a kilómetros de la batalla.

Elian tuvo que abandonar y salir corriendo, pues el embarazo le hacía ser más pesada y tener que usar más fuerzas de las necesarias, en cambio ellos estaban en plena forma y luchaban muy bien. Corría por un sendero de grava en la oscuridad, solamente oía los pasos acelerados de los dos que la seguían, igual o más rápidos que ella. … El campo de olivares se acabó, a partir de una verja de tablones reducidos y entrecruzados empezaba una bajada impresionante, el camino no se veía solamente se observaba una pendiente. No había salida, o se tiraba o la mataban. Si salgo de ésta viva, juro no separarme de Jack, nunca más –dijo antes de saltar la verja-

Cuando los dos llegaron ya era tarde, pues había saltado y se sentía caer pendiente abajo, con algún que otro gemido.

-Se ha tirado…

-Debemos seguirla.

-Pero no estará viva, hay muchas espinas por ahí abajo y roca viva, no puede haber sobrevivido.

-Mejor que lo haya hecho si no ya puedes contar con que Irenar nos corte la cabeza.

-…

Bajaron por un sendero que había escondido entre los matorrales, éste daba la vuelta al barranco, además eran pocos los que sabían ese camino.

…..

-¿Hacia donde está el palacio? –preguntó Jack-

-Hacia el Sur, éstas tierras están pasado el castillo. Son las tierras del señor de Ienar.

-Antes, éstas tierras no eran de nadie.

-Pero ahora sí lo son, el rey las compró a los aldeanos y a los campesinos que ocupaban estas tierras, dándole a cambio una parte a la realeza.

-…ya no se puede hacer nada con ésta horrible monarquía…

El silencio fue roto por algo que cayó al suelo rodado, entre los matorrales, también se sentía a alguien gemir de dolor.

-¿Has oído eso? –preguntó Edeniel-

-Igual que tú.

Los dos sacaron las espadas y se acercaron sigilosamente hacia donde había provenido el ruido. … Con las espadas apartaron los matorrales, Jack se quedó parado cuando vio a Elian en el suelo, medio sentada y con expresiones de dolor. Todo el cuerpo lo tenía lleno de magulladuras y roces, incluso alguna espina clavada.

-Ayúdame –exigió Jack-

Entre los dos la sacaron hacia el sendero, Elian permanecía inconsciente aunque su expresión de dolor dijera lo contrario. Edeniel sacó una bota llena de agua y le roció con ella un poco la cara para que despertase. El agua consiguió despertarla y hacer que se pusiera en pie aunque no se aguantase muy bien.

-¿Qué te ha pasado? –preguntó Jack preocupado-

-Me… he… escapado.

-Seguramente nos estarán buscando. Debemos salir de aquí.

-Pero el barco está a la otra punta.

-Debemos arriesgarnos.

-¿Pero has visto como ésta?

-Si, pero no puedo hacer nada más.

Jack se quitó su camisa y se la puso a Elian, quedándose él con el chaleco solamente. Entre los dos la cogieron por la cintura y ella dejaba caer sus brazos sobre ellos y andar con más facilidad.

-Daremos la vuelta a la isla, tardaremos más pero por allí tengo amigos en los que poder confiar. Nos ayudarán a escondernos.

Seguimos a oscuras por aquel sendero de grava que se clavaba en la planta de los pies. Elian parecía ir recobrando fuerzas aunque ahora no le dolían las heridas, si no el vientre y la espalda.

-Jack, yo no puedo más.

-Aguanta, estamos llegando –dijo Edeniel-

Sentimos los pasos de Ron y Leiko que se acercaban con rapidez. En la lejanía vimos una casa grande y blanca. … Edeniel llamaba desesperado a la puerta, ésta no se abrió hasta que no llamó tres o cuatro veces. Un hombre de avanzada edad salió, llevaba un arma en la mano, pues a esas horas todo era insuficiente.

-¿Eres tú Edeniel? –preguntó-

-Si, por favor déjanos pasar.

Nos abrió la puerta de par en par para que pudiéramos pasar, entre los dos logramos entrar a Elian que ya estaba casi sin conocimiento.

-Ponedla en esa cama –dijo indicando una cama que había en una punta de la casa- ¿Qué le ha pasado?

-Parece que se tiró por el precipicio.

-¡El de las espinas! Está loca.

-Pero ella no sabía que la lado había un camino.

-… Las noticias corren como el agua, están buscando a dos piratas. ¿son ellos? –preguntó mirándonos a mi y a ella-

-Si, pero no digas nada.

-Como iba a decir algo, no podría traicionar a un amigo como tú.

-Gracias.

-De nada hombre. ¿Os importa si le curo un poco esas heridas?

Edeniel miró a Jack como si le pidiera permiso. ¡Pues claro que sí! –exclamó Jack-. Cogió una silla de alrededor de la mesa del centro de la casa y se sentó a su lado, con un pequeño frasco que yacía en la mesita de noche, éste no parecía agua sino otro líquido más acuoso y viscoso a la vez que transparente.

-No tienen muy buena pinta… -dijo para sí-

-¿Qué es? –preguntó Jack al ver que parecía tener experiencia en las heridas-

-Es médico –respondió Edeniel-

-Eso me tranquiliza.

Empezó a inspeccionarle la barriga, ésta ahora parecía más abultada que la otra vez.

-¿Qué le ocurre? –preguntó Jack-

-Nada, no ha sufrido ningún daño, por suerte. ¿Eres el padre?

-Sí –respondió sonrojándose-

-Pues tu hijo o hija nacerá dentro de muy poco.

-¿De muy poco?

-Sí, probablemente esté al final. Y por la cara que tiene ella, creo que será un niño.

-¿Cómo puede saberlo?

-Cosas de la experiencia, aunque es solo una suposición.

Bastante le había dicho ya como para hacerse ilusiones, ahora solo pensaba en si sería un niño y en como lo llamaría.

-¿Podemos pasar la noche aquí? –preguntó Edeniel-

-Claro que sí. ¿Os persigue alguien?

-Ron y Leiko.

-¿Esos dos? Como han podido caer tan bajo…

-…

Aquella noche fue larga para los dos, pues se quedaron observando los movimientos de los que los perseguían. Jack permanecía al lado de Elian, sentado en la silla que aún seguía al lado de la cama, mirándola casi sin parpadear.

-¿Dónde esta más o menos la Perla Negra? –preguntó Edeniel-

-En la parte norte del puerto, anclado y con la tripulación esperándonos.

-…como me encantaría navegar en ese barco… -dijo con voz soñadora mirando a la ventana-

-¿En serio quieres navegar?

-Sí, siempre he querido el mismo sueño que tú, ir en la Perla Negra, sentir lo que siente un verdadero pirata, acariciando el timón con suavidad…

-Quédatelo.

-¿Qué?

-Es tuyo, todo tuyo.

-Pero ¿Cómo voy a aceptar tal ofrenda?

-Aceptándola, he recorrido todos los mares existentes, he estado en mil lugares. Ahora me gustaría estar con ella y con el bebé….

-¿Dónde os vais a ir?

-Supongo que ha Bahía Blanca.

-Buen sitio. Es tranquilo, relajado, fuera de piratas y un lugar idóneo para los niños.

-Sí, además allí ella tiene su familia.

-Lo dices como si fuera también la tuya.

-…

-Lo siento.

-Tranquilo es que he recordado mi niñez con mis padres.

-¿Qué fue de ellos?

-No lo sé, solo sé que de un día para otro ya no estaban. Se fueron sin decirme adiós. … Siempre –dijo con lágrimas en los ojos- he deseado verles una última vez, aunque solo sea en un… -las lágrimas le caían cara abajo- cementerio…

-El cementerio está a unos metros de aquí. Mañana puedes ir a verlos si quieres.

-¿En serio? ¿Podría?

-Claro, siempre que vayas a escondidas y escondido.

-Pero me tienes que decir por donde está, yo no me acuerdo la ubicación.

-Mañana te acompañaremos los dos.

-Hago bien en dejarte la Perla Negra, sé que estará bien.

-No lo dudes.

-Es aquí… -dijo Edeniel en un tono de voz bajo, indicándole las lápidas de sus padres y las correspondientes tumbas-

Las lápidas eran de un color blanquecino y con los datos gravados.

Jack no pudo contener las lágrimas de la emoción y la rabia que sentía.

-¿Qué os pasó? –preguntó- ¿Por qué no volvisteis aquella noche? ¿Por qué me dejasteis solo cuando más os necesitaba…? Os quería demasiado como para pensar que os perdería. Aquella noche no os oí llegar a casa, después de un duro día de trabajo, estuve…, estuve toda la noche al lado de una vela, sin poder dormir, esperando vuestra llegada…, y jamás volvisteis. ¿Quién os hizo esto? Vosotros, siempre luchando por lo que creías correcto, tú, madre, siempre cuidando de mí, me despertabas cada mañana, al alba para ir con papá, a pescar con él. Aquella mañana nadie me despertó. Tú, padre, siempre haciendo que fuese un hombre, queriendo que fuese fuerte en los momentos más difíciles. Te alegrabas de mi presencia mientras pescabas, me hacías reír y admirarte como un padre orgulloso del hijo que tenías a tu lado. Aquella mañana no volví a pescar contigo. … Juro que si encuentro a quien os hizo esto, os daré venganza.

Elian no podía contener tampoco las lágrimas, y Edeniel tenía los ojos llorosos con las lágrimas que no querían caerse. Jack dejó una rosa blanca al frente de cada una de las lápidas. … Edeniel le puso la mano en el hombro, Jack se giró y lo abrazó fuerte, él le respondió con otro abrazo.

-Gracias –dijo Jack-

-¿Te sientes mejor?

-Sí. Nunca he querido venir por que nunca he aceptado la muerte de mis padres y más cuando solo tienes tres años.

Jack miró a Elian aún con lágrimas, ella no podía dejar de llorar. Se dejó caer en sus brazos arrepintiéndose una y otra vez por la vez que juzgó a Jack por sus padres. Hacía tiempo que ese recuerdo no le venía a la cabeza.

-Debemos irnos –interrumpió con razón Edeniel- Nos pueden ver.

-Vamos.

Andaban deprisa por el bosque, éste rodeaba el cementerio. Era más peligroso pero más seguro, pues ocultaba su presencia y les conducía directos al barco.

Subieron sin pensárnoslo. En cubierta su tripulación les esperaba ya con impaciencia por su tardanza. … desanclaron el barco y pusieron rumbo a Bahía Blanca, ésta no andaba lejos pero tenían el peligro de que la guardia de la isla les interrumpiera el paso. Cosa que así sucedió.