Capitulo 6. Llegada y Edaran.
Llegamos al pueblo, al mismo lugar donde nos despedimos de Enien por última vez. La casa de Will y Elizabeth estaba a lado de la de Enien, vecinos eran. Todo había cambiado mucho, el paisaje, las flores…, las hojas de los árboles… todo. Antes de entrar en la explanada donde yacían las casas vi a tres niños jugar a las canicas en el suelo. El más mayor de los tres era Lían, pues lo reconocía aunque estuviera al kilómetros pero ¿y los otros dos?
Lían conservaba su cara de niño con sus mismos rasgos pero de cuerpo ya parecía más formado. Los dos niños parecían mucho más pequeños, creo que dos años tienen, incluso uno creo que menos. Uno era de pelo castaño, con los ojos marrones y parecido a Enien. El otro era igual de grande que el otro, pero tenía el pelo rubio y castaño claro.
Lían se giró para ver quien se acercaba a su casa, éste no pudo contener la emoción al verme allí. Parecía que había visto un ángel. No sabía si ir en mi busca o quedarse mirando hasta que me acercara. Aunque se decidió, vino corriendo hasta mí.
-¡Mamá! –exclamaba llorando hasta caer en mis brazos-
-Lían…
-Has vuelto… -dijo llorando-
-¡Papá! ¡Papá! –exclamaba uno de los dos niños que se quedaron allí, éste vino en busca de Will-
-¡Hola campeón! –dijo Will cogiéndolo en brazos- ¿Me has echado de menos?
-Sí.
No había duda de que era su hijo, pues sus mismos rasgos tenía.
-Papá… -dijo Lían mirando a Jack-
-Je, je, aún me resulta raro.
Lían lo abrazó y los brazos de Jack también lo envolvieron.
-Que cambio has pegado… -dijo él- Mides casi como yo.
-No tanto… solo he crecido un poco.
-¿No me dirás que aquel niño es Anie?
-Sí.
El niño nos miraba a lo lejos con una carita de niño bueno y de tristeza por que a él no le venía a buscar nadie. … Jack se agachó y le hizo señas para que viniera, éste no se lo pensó, vino corriendo en su busca. Aunque no lo conociera él venía. Se dejó caer en sus brazos, pues no tenía más de dos años.
-¡Jack! –dijo una dulce voz-
-¿Me conoces?
-…no…
-Pues yo a ti si.
-¿Sí?
-De cuando eras muy chiquitín.
-no…acuerdo.
-Como te vas a acordar. ¿Y tu padre?
-Tabajando y la mama en casa.
-Pues vamos a ver a la mama –dijo cogiéndolo en brazos también-
-Yo voy a ver a Elizabeth –comentó Will-
-Si.
…
-Papa.
-Dime.
-¿Le vas a dar una sorpresa a la mama?
-Pues claro.
-¿Y si…? –le propuso su idea-
-No está mal.
-jj.
Will se plantó delante de la puerta con Edan en brazos y sin llamar.
-¡Mama! ¡Ábreme la puerta que no puedo! –exclamó el niño-
Se escucharon unos pasos desde dentro hacia la puerta, ésta se abrió y salió Elizabeth. La cara de alegría que puso al ver a Will.
-¡Mama! –exclamó Edan como si no la hubiera visto-
Ella lo cogió en brazos sin quitar la mirada en los ojos de Will. Le cedió el paso para que entrara, él no se lo pensó.
-Voy a mi cuarto ¿vale? –dijo el niño poniendo el pie en el primer escalón de la escalera-
Will se quitó la capa y el sombrero, pero éste no lo dejó si no que se lo puso a Elizabeth, ésta se rió al ver que Will sonreía. Después la besó dulcemente, solo aquel beso bastaba para decirse todo. Los brazos de Elizabeth rodearon a Will, haciendo que el beso siguiera cada vez más romántico, mientras que Will la rodeaba con sus brazos cada vez más fuerte y pegándosela a él tanto como fuera posible. …
-No te esperaba… -dijo susurrando-
-La idea ha sido de Edan.
-Me alegro.
Volvieron a besarse con sentimiento y pasión.
-Sparrow y Leisma están en la casa de al lado.
-¿Sí? ¿Han venido?
-Sí, y parece que se quedan.
-Vamos a verles.
-Espera, ahora quizá estén hablando con Enien y Aida.
-Sí.
-¡Papa! -se sintió la voz de Edan desde la planta superior- ¡¿Puedes venir?!
-Voy a ver que quiere y ya de paso me doy un buen baño.
-¿Te preparo la bañera?
-No hace falta, pero si insistes…
-Insisto.
Will le dio un pequeño beso como señal de gracias acompañado de un te quiero.
…
En cuanto entró vio a Edan sentado en su cama y muy pensativo a la vez que parecía preocupado mirando un objeto de madera que tenía sobre su cama.
-¿Qué quieres? –preguntó suavemente sentándose a un lado de la cama-
-…se ha roto… -dijo con los ojos llorosos y enseñándole un pequeño barco de madera roto por el mástil-
-Bueno, ya te haré otro.
-Pero a mí me gustaba ese.
-A ver… -dijo cogiendo el barco y mirándolo- …toma… -se lo cedió ya arreglado-
-¿Cómo lo has hecho?
-Por que no está roto, simplemente el mástil va encajado en el centro del barco y se ha salido.
-¡Gracias!
-No hay de qué. ¿Te vienes conmigo a la bañera y juegas con él?
-Vale. ¿Jugaremos a piratas?
-Claro que sí. Pirata Edan, coja sus cosas ahora mismo y acompáñeme- le exigió entre sonrisas-
-Sí, capitán.
Los dos se reían.
…………
Mientras Will entraba en su casa, yo entraba en la casa de Enien.
-¡Mamá! –exclamó Lían- ¡Mira quien ha venido!
-…Lían… -dije para mí ahora más triste-
-¿Quién Lían? –preguntó Aida desde algún lugar-
-¡Elian!
Enien sacó la cabeza por la cocina. ¡Hola! –saludó él viniendo hasta nosotros-
-Papa… -dijo Anie en los brazos de Jack-
Enien lo cogió de los brazos de Jack, éste se lo cedió.
-Sentaros, no os quedéis de pie –dijo Enien amablemente-
Nos sentamos en un sofá que había en el salón, éste muy cómodo.
-¡Hola! –saludó Aida- ¿Cómo estáis?
-Bien. –dijo Jack-
-¿Os apetece algo?
-No –respondimos los dos- gracias.
-¿Estas? –preguntó Enien sentado en una silla enfrente de nosotros-
-Sí –contesté contenta-
Anie permanecía inseparable de su padre, era normal, no nos conocía.
-¿No vas a saludar a tus tíos?
El niño lo miró con cara de curiosidad y vergüenza, el pobre casi no alzaba un palmo del suelo.
-¿Tíos? –preguntó él curioso-
-Sí.
El niño decidido dio un paso hacia delante, nos miraba como extraños que éramos para él, y tenía la mirada de tocarse los labios con el dedo índice de su mano derecha. Jack había cogido antes de sentarse un caramelo de los que habían en el cesto de encima de la mesa. En la mano que escondía el caramelo fue acercándose a Anie, éste no sabía si volver hacia atrás o "afrontar la situación". Los dedos índice y corazón de Jack fueron andando desde la parte superior del pecho del niño hasta el hombro, haciéndole cosquillas y parándose por detrás del cuello. El niño se reía mientras vio que la mano se ponía enfrente de él, cerrada. Con sus manitas cogió la mano e intentó abrirla, Jack jugaba girando la mano suavemente para evitar que le cogiera el caramelo, hasta que al final la abrió. El niño parecía que había visto un tesoro al ver el caramelo allí en la palma de la mano. Lo cogió con alegría y se lo enseñó a Enien, éste lo miraba sonriendo.
-¿Eso te ha dado?
-Shi.
Enien lo cogió y lo sentó sobre su pierna, rodeando el brazo por la cintura del niño para que no se cayera mientras Anie abría el caramelo con gran énfasis.
-Gasias. –dijo el niño-
-De nada pequeño –dijo Jack dedicándole una amplia sonrisa-
…
Aquella tarde se pasó volando, hablando y riendo.
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-Tenemos que matarlo… -dijo Irenar lleno de rabia-
-No veo por qué razón debemos hacerlo ya –reprochó Ron-
-¿No la ves? … Ya no se trata de sus pertenencias, si no de acabar con la familia Sparrow.
-Que obsesión tienes con eso… ¡mataste a sus padres cuando era un niño! ¡¿Es que con eso no te basta?!
-No. Si los maté fue por que quería que sufriera, además mi padre me hizo la idea de que esa humilde y asquerosa familia tenía que morir costara lo que costara, hasta el último de sus pretendientes. Y eso es lo que pienso hacer.
-… ¿Se puede saber que es lo que hizo para tener tanta envidia y rabia?
-El no haber pagado el alquiler no significa que le tenga odio, pero si el haberme pasado la mano por la cara varias veces. Su familia era una de las que tenían una buena economía.
-Por eso los matasteis, por que queréis ser los únicos en poder.
-Sí… y no me arrepiento de lo que hizo mi padre…
-…
-¿Tú con quien estás? ¿Con los de poder y dinero o con los pobres y humildes del pueblo llano?
-¡Pues no lo sé! El dinero me atrae pero también me atrae la felicidad de una familia que le cuesta llegar a fin de mes pero que en cambio necesita poco para vivir.
-…eres como ellos…
-¿Qué vamos a hacer? –preguntó Leiko para romper el hilo-
-Elian va a tener un hijo de Jack, si…
-¡Me niego a utilizar a un niño como arma! –exclamó Leiko- ¡Hasta donde hemos llegado!
-Hasta donde hemos querido. Si logro que el niño muera delante de sus ojos se hundirán y haré que vengan hasta mi para después yo darles el mismo fin.
-…tienes el corazón de hielo…
-Aunque también podía hacer matar a sus padres y cuidar yo al niño. Así sería mi hijo y lo formaría a mi manera. … las dos me gustan… -dijo riendo-
-… ¡No tienes corazón! –exclamó Ron-
-No, no lo tengo. ¿Y tú?
-¡Sí, y no mataría jamás a un niño, ni usarlo para fines maléficos!
-¿Tú estás conmigo? –preguntó dirigiéndose a Leiko-
-Lo siento pero ésta vez has ido demasiado lejos, ¡deja ya a Jack en paz! ¡Bastante ha sufrido ya como para que encima le mates a su hijo!
-¿No deseáis verlo sufrir como cuando tenía tres años?
-Cuando tenía tres años se pasaba el día encerrado en su casa, esperando a sus padres al lado de una vela ya apagada. ¡Se consumió en sí mismo!
-Sí, ¿Y qué pasó después?
-Que mi madre lo cuidó como a un hijo, y yo lo quería como a un hermano. … -los ojos de Leiko empezaron a llorar- ¡Cada noche se sentaba en la cama, a oscuras y lloraba, quería tener a sus padres cerca de él, y no los tenía por tu culpa! ¡Dime tú que idea tiene un niño a esa edad de que sus padres no estarán nunca con él, de que nunca más le van a decir las buenas noches, de que no los verá nunca más por que alguien se los arrebató por pura codicia! ¡¿Acaso eso no es sufrir?! ¡¿Acaso no es sufrir viendo que el niño de tres años aún tenía esperanza de volverlos a ver?! ¡De poder abrazarlos de nuevo y de estar con ellos, aunque solo sea un minuto. Poder despertar cada mañana y saludar a tu madre e ir con tu padre a pasar un buen rato, él no podía por que no los tenía! Pero lo mejor de todo es que me decía que algún día, volvería a pescar con su padre y que volvería a ver a su madre. …
-Bravo, has hecho un gran recordatorio.
-Muerte es lo que te mereces. –dijo yéndose-
-¡Leiko! ¡¿A dónde vas?!
-A pedirle perdón por haber hecho lo que hice.
-¡No te perdonará!
-Lo hará, no es como tú.
-Jack sigue siendo mi amigo –dijo Ron también yéndose-
-¡Ron!
-Nos comiste el coco una vez, no lo volverás a hacer.
-¡No os vayáis! ¡Tendréis todo el oro y el poder!
-No queremos nada tuyo.
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-¿Has visto a Lían? Casi me supera en altura –dijo Jack metiéndose en la cama-
-…
-¿Qué te pasa?
-…le ha, llamado mamá…
-Y qué quieres que haga, es normal. Si lo dejaste aquí era para que fuera Aida su madre.
-Pero no pensé que se lo dijera… pensé que ese lugar siempre lo tendría yo…
-Bueno, él cuando te vio te llamó mamá.
-Pero no lo hizo queriendo, simplemente se le escapó.
-…Lían no te va a olvidar, tú le has criado como su madre.
-Espero que no lo haga…
-¿No le vas a dar las buenas noches a tu madre? –preguntó Aida-
-Buenas noches mamá.
-Buenas noches, pero también debes decírselo a Elian.
-…ya se lo he dicho antes…
-Anda ves a decírselo, seguro que te espera.
-…sí…
Después de esa conversación la puerta que estaba cerrada se entreabrió, Lían medio entró y sin dejar de mirar al suelo dijo "…buenas noches Jack…, buenas noches… Elian…". Después de eso volvió a cerrar la puerta.
-¿Ya se lo has dicho?
-Sí… Buenas noches papá.
-Buenas noches cariño.
Me quedé perpleja, mi cuerpo no reaccionaba y la mente me daba vueltas pensando en que Lían me había olvidado. Una lágrima fue cayéndome mejilla abajo. … Jack me miraba sin saber qué decir ni que hacer, él también había oído lo que yo.
-Elian, no llores por favor –dijo entristecido- te lo suplico.
Giré lentamente la mirada hacia él, mis ojos estaban llenos de lágrimas y algunas empezaban a caerse. Me fui arrapando hacia él hasta que mi cabeza tocó su pecho, él no sabía de qué manera consolarme, empecé a llorar sin poder parar, no podía hacerme la idea de que Lían ya no me quería.
-Lían… -susurró Jack abrazándome- por qué…
…
¿Qué le había ocurrido a Lían para que nos tratara de tan injusta manera? ¿Por qué me había llamado papá cuando me vio? ¿Lo hizo para quedar bien? ¿Por qué?
Elian se pasó la noche llorando en la oscuridad, no podía dormir por todo lo que le rondaba por la cabeza. Ella le quería como el primer día en que lo vio, en cambio él parecía haberse olvidado. Lo quisiera o no era su madre, y eso no podía arrebatárselo nadie.
-Elian, no llores más…
-No puedo…
-Deja de pensar por un momento, pon la mente en blanco.
-Aunque quisiera no podría.
-No quiero volver al tema pero… cuando lo dejaste aquí sabías que si volvíamos nada iba a ser lo mismo.
-…sí, pero no supuse que me olvidaría tan rápido.
-No te ha olvidado.
-…abrázame…
La abracé.
-¿Qué vamos a hacer ahora?
-No lo sé, quizá podríamos irnos a una casa que hubiera por aquí cerca.
-¿Y quedarnos aquí?
-¿No quieres?
-No es que no quiera, pero… con la ilusión que me hacía tener a Lían de nuevo…
-¿Por qué piensas que ya no lo volverás a tener?
-Tu mismo lo has visto, ni siquiera me mira a los ojos, no me dirige la palabra ¿qué es lo que hice mal?
-No te culpes por haberlo dejado aquí.
-¿Por qué lo hice?
-Por que querías un futuro para él, algo mejor que ser un pirata. Que conociera otras cosas a parte del mar y que fuera feliz.
-…quizá ahora me odie por haberlo abandonado…
-No lo abandonaste, quisiste lo mejor para él, además él te pidió quedarse en ésta casa.
-No lo entiendo…
Se levantó de la cama.
-¿A dónde vas?
-Al lavabo.
Fue al lavabo pero después se acercó a la habitación de Lían, éste dormía con el medallón en la mano. Ella lo miró durante un buen rato, sentía el deseo de darle un beso pero no quería despertarlo, además no sabía si debía hacerlo. Mientras cerraba la puerta con sumo cuidado la voz del chico habló.
-Mamá… -susurró-
Elian volvió a entrar en la habitación y vio que Lían estaba despierto, mirándola.
-Por favor, no te vayas.
-¿Puedo pasar?
-Eso no se pregunta.
Elian entró con timidez y sentándose a su lado.
-Siento mucho el no haberte dirigido la palabra… no era mi intención. Solo es que no sabía si sentía odio o cariño.
-¿Ahora lo sabes? –preguntó ella-
-Sí. El odio que he sentido durante el día ha sido producto de un remordimiento pasajero que no debía sentir, pues no debo sentir eso hacia ti, mi corazón me lo ha dicho.
-Lían…
-Aunque veas que trato a Aida como a mi madre, pues es por la que quiero, pero aún que te quiero a ti mas que a ella, por ser tu a quien de veras quiero.
No podía más, madre e hijo se fundieron en un abrazo.
-Perdóname.
-No te tengo que perdonar por nada, haces bien en quererla como a una madre, pero solo quiero y deseo que no me olvides.
-Como te voy a olvidar. Eso sería imposible.
-Espero que sigas pensando eso cuando pasen los años.
-¿Te vas a quedar aquí?
-Supongo que si, pero…
-Cuando lo sepas con seguridad, dímelo.
-Eso no lo pongas en duda. ¿Por qué no vas a decirle algo a Jack? Lo está deseando.
-Ya voy.
Saltó de la cama y entró rápidamente en la habitación.
-Buenas noches papá
-Je, je, je… ven aquí… -dije sentándome y abrazándolo.
-Lo siento por haberte dicho eso antes.
-No pasa nada.
-¿Mañana podrás explicarme lo que te preocupa?
-¿Qué me preocupa?
-Alguna cosa ronda por mente. Lo muestran tus ojos.
-Eres un niño muy listo –dije sonriendo- mañana te contaré todo lo ocurrido, igual que tú me tienes que contar lo que has hecho.
-Eso haré.
-Anda, vete a la cama, tienes cara de sueño.
-Sí. Buenas noches otra vez –dijo dándome un beso en la mejilla- Buenas noches mamá –dijo dándole un beso en la mejilla a Elian-
-Buenas noches cariño.
Se fue hacia su habitación muy contento.
Elian volvió a la cama con una expresión de felicidad que no cabía en sus ojos, y tampoco podía quitarse la sonrisa de su boca.
-¿Ahora estás mejor? –pregunté-
-Ahora sé lo que debo hacer –dijo acercándose a mis labios y besándome-
-Ya lo creo… -dije besándola yo ahora- … ¿Cuándo crees que nacerá?
-Falta poco. Lo noto mucho moverse.
-Deseos es lo que tengo ahora por saber que será. Si fuera un niño… -dijo con voz soñadora- Edaran…
-¿Y si es una niña qué? ¿Eh?
-Pues una niña, Leinda.
-No suena mal.
-Lo llevaba pensando hace varios días.
-Una pregunta ¿cómo lo hiciste para volver de la muerte a la vida, por que yo aun no me lo explico?
-…bueno es muy largo de explicar…
-Tenemos toda la noche.
-Verás, cuando te desmayaste y entramos en la casa del médico, amigo de Edeniel, él y yo hablamos de lo que podía pasar. Entonces tuvo la idea de hacerme como un chaleco interior como protección, de algo que no dejase pasar las balas al cuerpo tan fácilmente. También yo añadí una bolsa de sangre que no le servía al médico para ponerla debajo del chaleco, por si me daban, aparentar mi sangre y estar "muerto".
-Míralo, y yo llorando como una tonta.
-No mujer, como una tonta no. Llorabas por mí.
-Bueno, sí. Pero con razón.
-Sí, con mucha razón. … Ya verás como dentro de poco estaremos viviendo delante de esta casa, en otra al lado de la de Will, con Lían de nuevo entre nosotros y al pequeño que tengamos.
-¿Y te irás con Will a pasar tiempos de piratas?
-Quizá, pero cuando sea conveniente.
-Jamás pensé que dirías eso.
-Bueno, el tiempo cambia a la gente. Además, llevo mucho tiempo de pirata, y deseo estar con la familia, ahora que la tengo.
-Jack.
-Que.
Nuestros labios volvieron a encontrarse, ahora el beso era prolongado y más intenso que la vez anterior.
…
Por la mañana le conté todo lo que había pasado mientras nos íbamos a pescar. Cuando empecé a explicarle lo referente a Ienar, la expresión de su cara cambió completamente.
-¿Qué ocurre? –pregunté-
-Elian me dijo una vez que mi madre nació en Ienar.
-¿Sí? ¿Cómo se llamaba?
-Irene Calaghan.
Me quedé asombrado y perplejo al oír aquel nombre. Pues era la chica con la que yo salía en mi juventud y la que le quité a Irenar.
-¿La conocías?
-…s…sí.
-¿Erais amigos?
-Te mentiría si te dijera que sí. Verás, Irene y yo estuvimos saliendo durante un tiempo, cuando era joven.
-¿En serio?
-Sí, pero después se fue a alta mar y ya no supe más de ella.
-… ¿cómo era?
-Pues… era bella, de eso no me cabe la menor duda.
-¿Cómo mamá?
-…hombre, a tu madre no la supera nadie, pero sí que lo era. Tenía tus mismos ojos y tu misma sonrisa. Pero, ahora te pregunto yo ¿La consideras tu madre de verdad?
-No sabría responderte. A veces deseo irme con ella allí donde esté, pero por otra parte, miro a Elian, pues ella es la que me ha cuidado, la que se ha quitado un trozo de su pan y me lo ha dado a mí. Solo la conozco a ella como madre.
-Me alegra oírte decir eso. ¡Oh!
-¡¿Han picado?!
-Sí.
-¡Ala, que grande! –exclamó al ver el pez-
-Je, je.
…
Esos eran nuestros días allí, cada vez nos juntábamos más gente para ir a pescar. Primero íbamos Lían y yo, luego se juntó Enien y Anie, y posteriormente Will y Edan. Cada vez era más divertido pescar, pues los niños se asombraban de ver tales pescados.
Hubo una mañana en que Will no vino a pescar, pues se acostó tarde y no tenía ganas de levantarse, pero lo tuvo que hacer para venirme a decir…
-¡Jack! ¡Jack! –gritaba Will corriendo en la lejanía-
Me giré para ver que era tan urgente. ¿Qué pasa Will? –por un momento pensé lo peor-
-Elian… -dijo llegando y respirando sosegadamente- está de parto.
Mis ojos se abrieron como platos. Dejé todo en el suelo y fui corriendo hasta la casa, dejando atrás todo, Enien se quedaría con los niños y Will también.
Parecía que la casa no llegara nunca, por más que corría no la alcanzaba. Al llegar a la puerta vi a Elizabeth entrar con un barreño lleno de agua caliente.
-No puedes entrar Jack –dijo ella subiendo las escaleras-
-¿Cómo que no puedo entrar?
-No vas a aguantar allí.
-Déjame entrar Elizabeth.
-Tú mismo.
Entré con ella en la habitación. Elian yacía en la cama con su cara llena de sudor y respirando fuerte con los ojos cerrados. Elizabeth y Aida lo preparaban todo mientras que el médico de la isla llegaba corriendo. Éste se preparó rápidamente nada más verla, cogió una manta y la dejó caer sobre el cuerpo de Elian, de cintura para abajo.
Elian me agarraba fuerte de la mano y yo no sabía que hacer, tenía ganas de irme de allí ahora mismo pero no podía dejarla sola. Sus ojos se abrieron de golpe y las expresiones de dolor empezaron a ser cada vez más frecuentes, a la vez que su mano me apretaba más la mía.
-¡Empuja! –exclamó el médico-
Elian empujaba y empujaba con tal angustia que casi me da algo. Incluso gritaba de dolor. Las dos chicas permanecían a la espera con una toalla cada una para actuar en el momento preciso.
-¡Un poco más!
Las lágrimas se le caían por los laterales de la cara, el dolor podía más que ella. … El llanto de un niño se escuchó, la cara de Elian cambió rotundamente, pasó de dolor a alivio. Aida fue quien cogió al bebé mientras que el médico le cortaba el cordón y le sacaba el resto de la placenta. Lo limpió un poco con la toalla y lo cedió a Elian, ésta no podía creerse lo que veían sus ojos.
-Es un niño –dijo el doctor lavándose las manos- ¿Es usted el padre?
-…sí.
-Felicidades.
-Gracias –dije perplejo-
Aún no me lo creía,… por fin lo tenía.
Aida lo volvió a coger para enjuagarlo con el agua caliente del barreño, Elizabeth se despedía del doctor, dándole las gracias por haber venido tan rápido, después fue ella quien secó al pequeño con suavidad. Sin haberme dado cuenta, Elian se quedó dormida, y era normal, pasó una noche muy mala, sin poder dormir. Su expresión de alivio se iba convirtiendo una sonrisa tímida.
-Toma Jack, cógelo –dijo Elizabeth-
No sabía por donde cogerlo. Ten cuidado con su cabeza –continuó- …es precioso. Al cogerlo sentí una fuerza en mi interior, parecía como si sacara fuerzas para protegerle. Edaran me miraba con sus ojos negros y brillantes que expresaban una mirada fuerte y de gran talento, muy segura y frágil. Su piel era morena pasando a descremada, y la fina mata de pelo de color castaño claro y rizado. La nariz era pequeñita y mona, y no podía negar que se parecía a Elian, aunque tuviese mis rasgos, al decir por sus labios, éstos como los míos.
El silencio que había en aquella habitación fue interrumpido por los demás que llegaron sosegados, curiosos por ver que ocurría. Antes de que entraran, Aida tapó a Elian con la corcha de la cama, para que no se destemplara. Una multitud de pasos agitados subían las escaleras, y a los pocos segundos, Enien, Lían y todos los demás se abalanzaban en la puerta.
Lían fue el primero en acercarse, seguido por Anie y Edan. Los tres miraban perplejos y asombrados lo que había en mis brazos. Los más pequeños se preguntaban como podía haber nacido y aparecer en un rato frente a sus ojos. Enien fue a darle un beso en la mejilla a Aida y a ver como estaba Elian. Edan se puso celoso al ver que su padre le prestaba atención al bebé en vez de a él, Will no tuvo más remedio que cogerlo en brazos mientras le susurraba algo al oído, el pequeño se reía.
-Vayámonos –dijo Aida- Elian necesita descansar.
-Yo me quedo aquí –dije yo-
-Tranquilo, pero ten cuidado. Y si llora es por que tiene hambre o ha hecho sus necesidades.
-De acuerdo.
Todos se fueron y volvió a quedarse la estancia en silencio, un silencio apetecible. Me quedé sentado en la silla que había en una esquina de la habitación, podía observar perfectamente a Elian por si se movía. … Los ojos se me cerraban solos de la calma que había, hasta que fue rota por el llano del niño, que susto me dio. Por lo que se ve se había artado de mi y quería ir con ella, pero Elian estaba dormida.
¿Y ahora que? –me pregunté a mi mismo. (Llanto del niño) Sí, no te preocupes… que desespero tiene el niño… No sé que hacer –pensé-
-¿No sabes que hacer verdad? –pregunto Elian-
-¿Estabas despierta?
-No, me ha despertado, pero da igual, he dormido mejor que nunca.
Edaran se calmó cuando lo cogió, estaba claro que lo que quería era comer, pues con su mano y con los ojos cerrados le buscaba el pecho.
-Jamás pensé que me pasaría esto –dije sentándome a un lado de la cama-
-Nunca se sabe. … Es un niño como deseabas.
-Si. ¿Qué hubiera pasado si la leyenda hubiera sido cierta?
-Pues… no lo sé. Además, era imposible que pasara.
-Yo creo que fuera tan imposible.
Elian observó que entre la puerta había una pequeña figura, Anie nos miraba con su osito de peluche cogido de la mano. No sabía si entrar o quedarse allí. Al fin se decidió a entrar, aunque no muy seguro de si mismo. Se sentó a mi lado, mirando de nuevo a Edaran, ésta ahora no hacía más que mirar a su alrededor para ver lo que había.
-Yo nos conozco –dijo él vergonzoso-
-¿No nos conoces? –preguntó Elian sonriendo-
Anie puso cara de penita y diciendo que no con su cabeza.
-Pues yo te recuerdo cuando eras así de pequeño.
-Yo no acuerdo.
-Jack Sparrow –dije bromeando y extendiéndole la mano- encantado de conocerte.
-Anie –dijo él cogiéndome la mano y saludándome- ss, sss.
Pobrete, no sabía decir mi nombre.
-Es que Sparrow es muy difícil para un niño –dijo Elian- tú llámale Jack y te responde igualmente.
-¿Jact?
-No, Jack –corregí yo-
-¿J, Jac, k?
-Mas o menos… aunque hay que practicar.
-¿Cómo se ama?
-Edaran.
-Eda…eda… Edadan.
Se me escapaba una sonrisa.
-Se padece a Edan.
-Sí bueno, solo que es más largo –dije-
-Jj jjjj –se reía él-
-¿De qué te ríes? –pregunté-
-De ti.
-Ah, vaya ¿Te hago gracia pequeño?
-Sí.
-Interesante.
…
No podía ser más feliz, aunque por otro lado, no podía dejar de pensar en que Leiko y Ron seguían vivos, y me daba la impresión de que Irenar también. Aquel pensamiento me carcomía ¿Y si venía a buscarnos? ¿Y si Edeniel resultaba ser al final uno de ellos y les decía donde estábamos? No podría soportar que a Edaran le pasara lo mismo que a mí, me niego a que le pase.
