Ya está aquí el (¿esperado?) segundo capítulo. Las advertencias de siempre:

Como ya sabéis los personajes no me pertenecen, pertenecen a las (fabulosas) Clamp. No hago esto por remuneración económica (que culto -_-U ) solo por diversión.

Por cierto en esta historia hay SPOILERS de X desde el tomo 11 o 12.

La historia se sitúa justo después de que Fuma le haya arrancado el ojo a Subaru.

Y de nuevo digo: mandadme reviews porfa!

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MI ETERNA DUDA

CAPÍTULO 2: EXTRAÑEZA

Subaru se había quedado dormido, el dolor del ojo, el cansancio y los sedantes habían podido finalmente con él. Los pensamientos se disipaban en su mente, ya no sentía miedo por el asesino, tampoco rabia ni odio, la muerte de Hokuto era ya tan lejana que le parecía que nunca hubiese sucedido. Se odiaba a si mismo por que progresivamente su querida hermana había ido desapareciendo de su mente. Cada día que pasaba le era más difícil encontrar coherente su venganza, y cada vez se sentía más como un cuerpo sin alma y sin rumbo, como un ser sin sentimientos…

-¿Así es como tu te sientes Seishirou-san?- eso fue lo último que pasó por la mente de Subaru antes de caer en un sueño profundo.

Había una persona que habría pagado lo que fuera por conocer esos pensamientos, Seishirou. Se había quedado sentado al lado de la cama del omnyouji, con la mente en blanco. Solo observándole, mirándole de arriba abajo una y otra vez mientras fumaba incansablemente un cigarrillo tras otro.

-¿Acaso ya no me tienes miedo?- dijo esto mientras acariciaba una mejilla del joven dormido, sonrió –Claro que no… si no he sabido contestarte… si ya sabes que no puedo matarte… es normal que no me temas…pero… ¿Por qué no puedo matarte, eh Subaru-kun?. Sería tan sencillo, estás dormido, herido, indefenso…-

Por unos momentos Seishirou siguió acariciándole la mejilla, pero entonces se levantó, apagó su cigarrillo, el quinto de la noche, y alzó su brazo izquierdo, disponiéndose a atravesar el pecho del Sumeragi. ¿Por qué su mano no se podía mover? ¿Por qué de nuevo esa fastidiosa sensación de cosquilleo en el pecho y malestar?

- ¿Acaso esto es apreciar a alguien?- Seishirou bajó su brazo, cogió otro Mild Seven de su americana negra y lo encendió mientras esbozaba una sonrisa –No, claro que no, yo soy el Sakurazukamori, no puedo sentir nada…- tras decir esto su mirada se volvió a desviar hacia el chico que dormía placidamente en la cama, su sonrisa se borró

- ¿Entonces porque? ¿Por qué diablos no puedo matarte?-

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Se escuchaba un suave sonido de pájaros, Subaru sintió una suave calidez en su rostro, sentía como la luz del sol se filtraba por unas persianas medio cerradas. No quiso pensar en como sería un nuevo día en aquel solitario hospital, se extrañó de que ninguna enfermera le hubiera ido a despertar con la excusa de una inyección o de un chequeo, con reticencias abrió su ojo sano .

-¿Dónde… estoy?- Subaru se incorporó extrañado, se tocó el ojo, el vendaje seguía en su sitio pero ya no le dolía, seguía llevando la fina bata de hospital, pero, definitivamente no estaba en el hospital. Era una pequeña habitación al estilo japonés, las paredes eran de un rosado pálido que le recordó a los pétalos de cerezo. No había nada especial en ella, la pequeña cama de sábanas azules en un rincón donde él estaba sentado, un par de mueblecillos a su alrededor y un espejo de cuerpo entero.

Poco a poco Subaru fue recordando lo que había pasado el día anterior, las visitas de sus compañeros, de Kamui y… de Seishirou…Se estuvo un buen rato recordando esa conversación que había mantenido con él, y una pregunta se formó en su mente ¿Había sido él quien le había traído aquí? ¿Esta sería… su casa?. Se levantó de la cama

El joven omnyouji se acercó al espejo y observó su reflejo, por segunda vez en ese día su mano fue a parar al vendaje de su cara, tuvo un arrebato de quitárselo y de contemplar su ojo paliduzco que debía ser tan parecido al de Seishirou, pero no lo hizo. Con un suspiro salió de la habitación. Se encontró en una inmensa sala, solo cubierta con una alfombra negra, en las paredes y suelo de madera había alguna mancha, casi imperceptible, de sangre reseca. Sintió miles de almas atrapadas en esa habitación, si hubiera estado en mejores condiciones, o si se hubiera encontrado con esta situación años atrás no hubiera dudado en comenzar un exorcismo, pero decidió ignorar la sensación de malestar que esos espíritus errantes le provocaban. Miró a su izquierda y vio un patio con un jardincillo, los pétalos de cerezo caían por doquier, ahora estaba seguro, quien le había traído era…

-¿Subaru-kun?- el joven se giró al escuchar su nombre, encontrándose cara a cara con el Sakurazukamori. Iba vestido con un yukata azul oscuro, que revelaba parte de su pecho y que, a los ojos de Subaru, le hacía parecer todavía más atrayente de lo que era. –Ya veo que te has levantado-

-¿Por qué? – diciendo esto Subaru dio un paso hacia delante, quedando a solo unos centímetros de Seishirou - ¿Porqué me has traído aquí?- el corazón de Subaru latía con fuerza, la proximidad entre ambos le hacía estremecerse.

-Porqué eres mío –mientras contestaba esto el asesino le cogió la cara posesivamente – Y a nadie le gusta que sus posesiones se estropeen – de nuevo una respuesta fría, pero no era el momento de titubear. Ya había decidido morir a manos de  Seishirou pero no quería hacerlo sin que todas sus preguntas se vieran respuestas.

- ¿Qué ganas con esto?- dijo el Sumeragi cogiendo el brazo por el que estaba siendo sujetado - ¿Por qué te obstinas en seguirme, en hacerme la vida imposible, en hacerme sufrir para luego no acabar lo que empiezas?-

Tras unos segundos de angustiante silencio Seishirou le soltó la cara y dio otro paso hacía delante, ambos cuerpos ya se tocaban - ¿Me odias, Subaru-kun?- Subaru se estremeció, deseó decir que si pero…

-No, no te odio Seishirou-san- Subaru cerró los ojos deseando algo… algún gesto del asesino… no, no cualquier gesto, uno que había estado esperando desde hace años, pero éste se apartó. Al sentir esto Subaru abrió su ojo, avergonzándose de sus propios sentimientos y deseando que Seishirou no hubiera captado sus intenciones.

- ¿Qué le has hecho a mi herida?-

- Trucos del Sakurazukamori- contestó sonriente

-Cobarde- murmuró Subaru

-¿Qué?-

-¡Cobarde!, no me matas, no me hieres, es más, me curas, te preocupas por mi, me traes aquí…¿y tu te llamas asesino?- cuando Subaru acabo de decir eso y vio la expresión severa de Seishirou se arrepintió inmediatamente de haber abierto la boca.

-Seishirou-san…- Subaru dio un paso titubeante hacia atrás, pero en dos zancadas el asesino le alcanzo y le emplastó contra la pared.

- Que ahora sea amable contigo no quiere decir que lo vaya a seguir siendo, puedo hacer lo que quiera contigo- dijo mientras le cogía el cuello – Y si no te mato es porque me divierte más que nada verte sufrir. Voy a hacer que te arrepientas de lo que acabas de decir-

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Comentarios de la autora: ¿He conseguido que el 2 sea un poco más largo que el 1? ¿O sigue siendo tan mediocre? Blergh…en el próximo capítulo empieza la acción de verdad!

Aclaración: Yukata es esa especie de bata-kimono que llevan los japoneses (¿me explico?)

                     Mild Seven es la marca de cigarrillos que fuma Seishirou

Nos vemos en el siguiente chapter ;)