Capítulo uno: El camino hacia  Harry

-No me parece adecuado, Albus –susurró McGonagall con tono preocupado sin dejar de mirar a la tercera persona que permanecía sin intervenir en la conversación. Se había citado a todos los profesores a una reunión urgente y ese muchacho era el resultado, por decirlo de alguna manera.

-Informar la desaparición de uno de los profesores causaría mucho revuelo –Albus Dumbledore permanecía con las manos entrelazadas al frente de su barbilla y posó también sus ojos en el muchacho. –Las referencias de Madame Máxime le favorecen –dijo sin quitar su vista de él.

-Oui –dijo él simplemente.

Minerva miró al muchacho y se guardó su comentario. En realidad le parecía inapropiado suplantar a un profesor con alguien tan joven.

-Graduado con honores –enumeró Albus, obviamente para convencer a su subdirectora –Experto en la asignatura y ayudante del profesor de pociones en Beauxbatons.

-Oui –repitió el muchacho sin perder la serenidad. –Tengo entendido que sólo remplazaré a su profesor mientras resuelven la situación.

-Exactamente –dijo McGonagall con un gesto severo y sacó un papel para tendérselo. – Aquí esta su horario, señor Streng.

*          *          *

Era un sitio sucio y húmedo. Un lugar horrible donde no le gustaría estar.

No le era posible percibir el olor, pero estaba seguro de que sería putrefacto ya que en una de las esquinas le pareció ver sangre con... algo más.

Harry avanzó hacia una de las rejas y estiró la mano para tocar el hierro oxidado. A pesar de que eso no era una imagen que pudiera decir que fuera real, pudo sentir la humedad de la sangre fresca y los grumos de la sangre que ya estaba seca. La reja se abrió con un rechinido que habría llamado la atención de quien estuviera ahí, pero curiosamente nadie acudió.

Harry se cubrió la nariz a pesar de que no percibía los aromas y recorrió el lugar con sus ojos.

Horrible.

El sitio era en verdad horrible.

Entonces pudo ver algo más que le heló la sangre.

Había alguien ahí. Estaba atado con grilletes en la pared y por su estado podría decir que no la estaba pasando nada bien.

Pero... ¿quién?

Harry se acercó con sigilosos pasos sintiendo los acelerados latidos de su corazón.

Miedo.

Eso tenía que ser miedo.

Cuando estuvo lo suficiente cerca pudo ver la túnica de terciopelo negro lo bastante raída para dejar ver la piel pálida sobre el abdomen, los brazos y parte de las caderas.

Un hombre, reconoció Harry. Un hombre adulto y delgado. Sus muñecas estaban ceñidas con fuerza y ya habían comenzado a sangrar.

Pero... ¿quién era?

Harry estiró una mano hacia los cabellos... Largos, sucios... negros...

-¿Harry?

La imagen comenzó a hacerse borrosa.

No.

"No me despierten" pensó desesperado al enredar sus dedos con el cabello negro.

-¡Harry!

¡No!

Solo un poco más. Solo tenía que levantar un poco más.

-¡¡Señor, Potter!!

Harry se sobresaltó de manera brusca y sintió que perdía el equilibrio cayendo irremediablemente en el suelo. Aturdido miró el lugar descubriendo que estaba en el aula de Transfiguraciones. Justo el sitio donde no debió dormirse.

El muchacho miró a Hermione, parecía apenada por no poder despertarlo antes de que lo sorprendiera la profesora McGonagall. Ron estaba del otro lado con una expresión no tan apenada, de hecho parecía querer reírse en cualquier momento, cosa que Harry no agradeció en absoluto.

Harry se incorporó acomodando la silla y miró a la profesora, ella abrió los labios, pero en ese momento se escuchó la campaña que interrumpía su clase.

-Cinco puntos menos –murmuró con bastante claridad y su gesto se tornó más severo –No querrán llegar tarde a su siguiente clase, así que apresúrense.

Harry agarró sus cosas y salió junto con sus amigos.

-¿Llegar tarde a la siguiente clase? –preguntó Ron fastidiado -¿Ya regresó Snape?

-Imagino que lo habrá dicho por eso –Hermione no le dio importancia y revisó unas notas en un pergamino bastante desgastado. –Lo más probable es que comience pidiendo la investigación de las pociones antiveneno.

Harry tragó en seco. Había olvidado por completo ese trabajo y a juzgar por el gemido que su amigo emitió no había sido el único.

-No me digas que no lo has hecho, Ron –la chica lo miró de manera suspicaz.

-Yo no tengo la culpa que se ausente por dos semanas –gruñó el chico –Cualquiera se acostumbra a no tener que hacer esas investigaciones absurdas.

El profesor Snape anunció su ausencia el ultimo día de hace tres semanas mientras se deleitaba viendo a los alumnos quemarse con una poción congelante. También fue ese día en que dejó un trabajo que, aseguró, revisaría muy minuciosamente.

-Esa investigación absurda, como tu la llamas –Hermione lo miró con el ceño fruncido –podría salvarte la vida.

-Lo que me salvará la vida es que Snape se halla olvidado que nos dejó ese trabajo –aseguró el pelirrojo –. En cualquier caso, Hermione, ¿podrías...?

-Ni se te ocurra –interrumpió la chica –Fue tu culpa no hacer la investigación a pesar de tener dos semanas.

Harry pensó que eso era su respuesta también y suspiró.

-Odio esta clase –murmuró por lo bajo arrastrando los pies.

-Odio compartir la clase –le secundó Ron con un tono de voz bastante resignado -,seguro nos bajaran bastantes puntos a cada uno por no hacer ese trabajo.

-¿Qué? –Hermione había estado ignorando las quejas de sus amigos, pero miró a Harry con algo que bien podría ser interpretado como reproche –Harry, ¿tampoco hiciste la investigación?

-Demasiados entrenamientos –se excusó el chico esperando apoyo de Ron.

-¡Este año debemos tener la copa en nuestra casa!

-Una copa no servirá para salvarles de Snape –dijo la chica molesta.

-¡¡Es más importante que Snape!! –dijo Ron escandalizado –De hecho cualquier cosa es más importante que él.

-Se tendrán bien merecido el castigo –declaró Hermione enarcando una ceja y penetrando hacia las mazmorras.

-No importa –desafió Ron -, mientras lo cumpla con Harry.

Pero Harry no creía que los fuera a castigar juntos. Y cuando penetró hacia el frío sitio algo le dijo que no serían castigados.

Snape no estaba.

Aun era temprano, pero todos los alumnos de Slytherin ya estaban en sus lugares, seguramente esperando a su profesor preferido. Sin embargo cada una de sus expresiones era una clara prueba de su descontento.

No era Snape quien hacía apuntes sobre el pesado escritorio. Se trataba de un hombre bastante joven cuya túnica azul marino parecía ofender gravemente el ambiente de la mazmorra. Su cabello negro estaba atado a un moño azul que a Harry se le antojó de lo más aristocrático y unos cuantos mechones le caían en la cara de manera... ¿elegante, quizás?

Aunque su piel si se asemejaba a la del profesor de pociones. A Harry le pareció terriblemente pálida. Las facciones, en cambio eran ridículamente bonitas y femeninas, aunque le quedó claro que se trataba de un hombre.

El  hombre revisó su reloj e hizo un gesto al levantarse y mirar a todos los estudiantes.

-Ernst Streng –dijo con voz clara y enérgica mientras comenzaba a caminar entre los pasillos con taconazos claros –Profesor Streng para ustedes –aclaró al momento que recogía una revista a una chica de Slytherin y la tiraba hasta el fuego a un lado de su escritorio con envidiable puntería –Mientras el profesor Snape no se encuentre tendrán que obedecerme –continuó y miró el arrogante gesto de Malfoy –Todos... –reiteró –Su único deber es aprender pociones... Yo decidiré si lo han hecho bien... Y no duden que revisaré hasta el más mísero detalle... ¿Hay algo que le parezca gracioso, señorita Brown?

Lavender se puso colorada y negó rápidamente.

-Bien –el muchacho regresó a un lado de escritorio -, tengo entendido que el profesor Snape les ha dejado una investigación... Empezaremos por eso... Y más vale que lo hallan hecho.

Cada palabra dicha por Hermione se repitió en la mente de Harry justo en el momento en que tuvo que pasar al frente a depositar su tarea. Al llegar levantó la mirada y notó un brillo en los ojos claros de su nuevo profesor.

Bastó la frase "No traigo mi investigación" para que el hombre se levantara haciendo un ademán negativo y lo mandara de regreso a su lugar con su puntuación disminuida y que Ron hiciera lo mismo no mejoró su humor.

A ambos les valió las practicas de quidditch.

-¡No podemos faltar en los entrenamientos! –exclamó Ron estando fuera del aula.

-Pero si pudiste faltar con la investigación –señaló Hermione –No te importaron las veces en que insistí para que ese trabajo estuviera terminado.

-¡¡Harry tampoco lo hizo!! –reclamó Ron.

-Al menos Harry tuvo la decencia de parecer interesado. –insistió ella.

-Es por que te has estado peleando conmigo –dijo el pelirrojo -¿No es así, Harry?

Pero no hubo respuesta.

-¿Harry? –volvió a preguntar Ron.

-Harry, ¿estas bien? –Hermione le tocó el hombro.

El muchacho miró a sus amigos y se apresuró a mover la cabeza afirmativamente.

Mencionarles que acababa de recordar el extraño sueño que tuvo a final de la clase de transformaciones no le pareció buena idea y les sonrió a ambos.

-Creo que si hacemos esa investigación podremos rescatar los entrenamientos, Ron. Hermione no tardó más de dos tardes en hacerlo.

Ron hizo una mueca a su amigo.

-Pero es que se trataba de Hermione –recordó como si la chica no estuviera presente.

-Debería ser más fácil –Harry encogió los hombros.

-Me hacía falta un poco más de burla, gracias Harry –ironizó la chica.

-Tiene sentido –intervino Ron antes de que Harry se disculpara. –No revisaremos todos los libros ni las variantes de cada antiveneno, así que podremos presentar un trabajo normal en un tiempo razonable.

-No se hacen trabajos normales en menos de quince minutos, Ron –dijo ella con tono regañón.

-¡Hagámoslo! –dijo el pelirrojo más animado y caminó por delante.

*          *          *

Harry Potter.

No se trataba de un niño tan especial académicamente como lo había esperado. De hecho era bastante... normal.

Y así le gustaría seguirlo considerando, pero la persona que había enfrentado a Lord Voldemort y seguía con vida para contarlo debía ser considerado especial.

Así que... ¿qué tenía Harry Potter de especial?

El muchacho recargó la espalda en la silla mirando el lugar. A su parecer era horrible. Libreros y estantes. Frasco aquí y allá. Frío.

Ernst sintió un vuelco en su corazón al ser conciente de ese frío horrible y  frunció el ceño al entender que no era una buena señal. Justo cuando estaba por preguntarse qué otro tipo de emociones prevalecían en su interior escuchó la puerta.

Ahí estaba.

-Adelante.

Harry entró con pasos suaves y silenciosos... justo como lo haría alguien acostumbrado a escapar a altas horas de la noche...  Oh, pero no era el caso... aunque Ernst hizo nota mental de recorrer los pasillos por las noches.

-Usted no quiere problemas conmigo, señor Potter –comenzó levantándose para mirar con cuidado. El chico se veía confundido... poco interesado, quizá...  Aunque no lo culpaba, bastantes problemas tenía Ernst al ser tan joven y maestro a la vez.

-Escuche, respecto a la investigación –comenzó Harry -, mi amigo Ron y yo ya estamos trabajando para entregarlo en la siguiente clase.

Oh, Ron... El buen amigo de Harry Potter. Ernst sonrió de manera encantadora invadiendo el espacio personal del chico y con una mano levantó la barbilla.

-Estoy seguro que ambos habrán aprendido la lección... –susurró con suavidad mirando cada rasgo en las facciones que luchaban por dejar de parecer infantiles. –Pero no es suficiente... Temo que no puedo levantar el castigo.

-¡Pero el entrenamiento es muy importante!

¿Entrenamiento?

Una vez que el castigo se levantara tendría que mirar también ahí.

... aunque...

Ernst retiró la mano y retrocedió unos cuantos pasos hasta recargar las caderas contra el filo del escritorio.

-Podría considerar levantar el castigo...

Harry miró impresionado al profesor. Eso no habría ocurrido con Snape aunque se tratara de un juego en sí.

-¿Si?

-Bueno, señor, Potter. Como sabe acabo de llegar a esta escuela y desconozco de varios lugares... Así que usted se convertirá en mi guía...

-¿Qué hay de Ron?

-Estoy levantando el castigo de Weasley –declaró con ligereza –Deben escoger quien practica y quién no.

-¿Ron practica y yo lo guío a usted? –preguntó Harry -¿Qué clase de acuerdo es ese?

-El que aceptará si es que quiere que su amigo gane suficiente confianza para el partido contra Slytherin... Y debo agregar que el equipo de mi casa esta bastante confiado.

Harry torció la boca. Pensándolo bien no era mejor que Snape, aunque era cierto que Ron necesitaba ganar confianza y conocer el terreno desde el aire y no desde las gradas.

-Bien.

El profesor sonrió.

-Perfecto... Le haré saber los horarios de su compromiso.

Harry salió haciendo un ademán afirmativo.

Si. Estaría el pendiente del joven dorado.

Los ojos cafés permanecieron fijos en la puerta por la que el joven acababa de salir y una retorcida sonrisa se dibujó en los labios delgados.

-¿Cuál es el camino para llegar a Harry Potter?

~ "Ya no se trata de un niño... Es joven ahora...." ~ se escuchó una tenebrosa voz que pareció hacer eco en cada pared de las mazmorras.

-Los adolescentes son interesantes – completó el profesor girando para mirarse en un cristal opaco –Por más fantástico que parezca tiene que creer en el amor...

~ "Tu le puedes hacer creer... "~

-Ambos podemos –siseó soltándose el cabello -... y él es lo suficiente ingenuo para ayudar...

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Arwen: Si, se trata de él... pero no le digas a nadie mas... shhhh. Gracias por leer y dejar mensaje.

Kathy: Yo también he visto pocos H/SS...  para colmo tardan en ser actualizados .  Respecto a tu pregunta no tendré en cuenta los aspectos del 5º libro por buenas razones... la primera es que no lo he leído... Y de todas maneras me parece que sale de contexto, mi intención es hacer algo con ligeros tintes eróticos (veamos si da resultado). La trampa ya ha empezado a desarrollarse. Besos y gracias.