Capítulo ocho: Amor (no) correspondido.
Frío.
El frío le penetraba los huesos de manera dolorosa.
Sin embargo no era del todo malo ya que lo sentía de nuevo...
... no era malo por que le aseguraba que aun estaba con vida...
Severus se esforzó por abrir los ojos y sintió esa pesadez que lo había mantenido dormido. Tuvo la certeza de que le hacía falta algo y que no podría recuperarlo por sí mismo.
Y ese algo le era muy necesario.
Eso que le faltaba llenaría el vacío que le había atormentado en ese trance que amenazaba con llevarlo a la muerte. Pero no una muerte simple... Sería una muerte miserable en la que no podría dejar de sentir el dolor abrumador en su... alma.
¡Su alma!
¿Cómo había sido eso posible?
Pero... ahora era consciente del dolor físico... eso era bueno por que comenzaba a ser consciente de nuevo de muchas cosas... y al menos descansaría si llegaba a morir.
Severus volvió a cerrar los ojos.
Ahora estaba tranquilo.
A pesar de saber que algo muy malo ocurría, estaba tranquilo.
... y lo estaba por que tenía la certeza de que podía ayudar a aquel por el que se estaba arriesgando...
Podía salvarlo... Y lo haría aun a costa de su alma...
... después de todo ya habían saltado las barreras dentro de su cuerpo...
Lo menos que podía hacer era aprovechar la situación.
Y pensaba hacerlo.
* * *
Lucius detuvo sus firmes pasos en la salas de armas, justo donde habían capturado a Streng.
El lugar conservaba su magnífico esplendor a pesar del polvo acumulado desde el ataque. Incluso había demasiadas armas fuera de su lugar por la cantidad de maldiciones lanzadas, pero el lugar seguía siendo magnífico.
A pesar de todo el trabajo que les costó atrapar al joven heredero de la dinastía Streng, Lucius no había apreciado el plan... Y no por que no quisiera... Su señor, Lord Voldemort, se hubo encerrado en los calabozos con la única ayuda de Severus para llevar a cabo el complicado hechizo.
... Después de eso no volvieron a ver a Severus y Streng fue liberado en una de sus casas, en Inglaterra.
¿Por qué?
¿Qué había pasado?
Lucius no podía llegar a una respuesta fiable debido a las contradicciones de la situación... El estado de Snape era una de ellas...
¿En que ayudaba que Severus estuviese en ese estado tan deplorable?
Lucius bufó. Lo que si tenía claro era la necesidad de comprender el mecanismo de defensa del castillo.
La dinastía Streng no podía estar desprotegida y si las maldiciones no se habían activado había que esperar a que lo hicieran de un momento a otro.
La seguridad de un castillo era difícil de olvidar y Lucius pensaba en ella a medida que se acumulaban los días en su estancia. Personalmente él no habría esperado tanto en activar la defensa, sin embargo ahí estaba ocurriendo algo en verdad curioso.
Algo que no podía entender del todo por más sospechas que pudiera reunir.
Peter salió al paso y miró al mortífago con cautela.
-Iremos a la Villa –anunció con su voz débil -, el muchacho esta ahí.
¿Muchacho?
Lucius frunció el ceño ocultando su turbación al entender que hablaba del chico Potter y transformó su gesto en una cínica máscara de superioridad.
-No creo que Severus halla logrado algo así –dijo con desprecio.
-No fue él –corrigió Peter –Streng lo trajo, mi señor me acaba de informar.
¿Streng?
Lucius comenzó a caminar en dirección de la salida comprendiendo las bondades de los hechizos protectores del castillo a la vez que extraía la horrible máscara para cubrir su cara.
-¿Y por que no lo trajo hasta acá? –preguntó con burla.
-No estoy seguro de la respuesta –admitió Peter para sí –Nuestro señor dijo algo de una maldición que se había interpuesto a la suya y esta buscando al causante para matarlo... Nosotros debemos ir por el chico... La orden fue matar a Streng.
Así que ahora si matarían al muchacho Streng. Tanto trabajo para capturarlo y ahora le darían muerte...
Otra contradicción... ¿para qué atraparlo si solo habían usado un imperius en él...
... ¿o no?...
¿El hechizo de Lord Voldemor había sido algo más que manipulación?
De cualquier manera ahora no saldría con vida. Lucius se revolvió inquieto al comprender que el castillo estaba esperando una señal.
... Y esa señal estaba por manifestarse...
* * *
-No podemos esperar a que las cosas se resuelvan –insistió la subdirectora con un gesto exasperado y giró sus pies de nuevo para repetir su recorrido en el centro de la oficina –No sabemos si el hechizo de Deborah (en el que aun estoy en desacuerdo) funcione... En todo caso, un hechizo oscuro requiere de mucho esfuerzo y ella aun esta débil.
Albus lo sabía. Había intentado mantener la calma desde la extraña desaparición de Severus hasta la actual ausencia de Harry a causa de Ernst.
Como lo pensó, una maldición se había estado desarrollando en Severus, pero jamás imaginó que estuviera relacionado con su único primo también en toda esa magia. Y si Deborah estaba en lo correcto ambos podían morir.
La mujer había expresado la importancia de reducir victimas y no dudaría en sacrificar las vidas necesarias para traer a Harry de regreso.
La prioridad de todos era Harry.
-Tienes razón, Minerva –dijo al fin.
La mujer detuvo su paseo por el centro de la oficina y miró al director con un gesto de incredulidad.
-Perfecto –dijo cuando se recuperó -¿Quiénes iremos?
-Nosotros no –Albus extrajo un trozo de pergamino e hizo una rápida nota –Manda esto con Dunkel Weich, la lechuza es discreta y podrá llegar hasta Remus con rapidez.
-Pero nosotros podríamos...
-Es imprudente abandonar el colegio ahora... no podemos saber lo que pasará... Así que nos quedaremos de su protección su es necesario.
La subdirectora hizo un ademán afirmativo y se encaminó hacia la lechucería.
* * *
Harry se frotó los hombros al sentir el horrible frío, aun a través de la túnica y miró por la ventana. El castillo le parecía absolutamente tenebroso con esa capa de neblina que desprendía...
¿Sería parte del decorado?
Bueno. De cualquier manera no tenía por qué esperar a conocer todo el lugar... con lo que conocía ya le bastaba. Y estaba seguro de que no quería quedarse a conocer más.
Justo cuando se levantó dispuesto a salir de ese lugar y llegar a... cualquier parte, escuchó un gemido que llamó su entera atención. Harry volteó para ver a su profesor, quien creyó muerto y notó la respiración agitada que en momentos atrás había estado ausente.
El color regresó a la piel, pero no lo suficiente y la respiración se calmó tras el primer movimiento en el brazo que se estiró buscando algo.
-¿Qué lugag es este?
-Esperaba que usted me lo dijera –respondió Harry con algo de amargura, asegurándose de estar a una distancia prudente de aquel al que, estaba seguro, había visto muerto. –Usted me trajo hasta aquí.
Ernst se levantó con pesadez y miró a Harry atentamente. Sus ojos cafés parecieron brillar en algo muy semejante a la comprensión y se talló la cara con ambas manos.
-Oui... Estamos en un lindo pgoblema -dijo con ironía y terminó de levantarse –Oh, de nuevo en casa... Eso significa que la mitad del plan esta resuelto.
-¿No estaba muerto? –preguntó Harry finalmente.
-¿Muegto? –Ernst dejó escapar una risa deliciosa –Eso es lo que menos impogta, mi pequeño hegóe... Me paguese que puedo tganspogtagnos hasta el castillo... Ahí no podgán atgapagte...
-¿Atraparme? –Harry lo miró confundido -¿Quiénes?
-No quienes... mi pequeño ídolo... "quien"...- corrigió - Logd Voldemogd... La pegsona que ha estado usando mi cuegpo paga llegag hasta ti... Y la que no pegmitigué que te toque... Así que vamos.
-¿Cómo sé que puedo confiar en usted? –preguntó Harry sin acercarse.
-Bueno –Ernst sonrió –Te he besado más de tges veces y en ninguna quise matagte... Lo cuguioso es que no te negaste tampoco.
-¡¡Esa no es una respuesta!! –exclamó Harry totalmente rojo.
-En estos momentos poseo aquello que te ama con locuga, Hagui... Así que no podgía matagte aunque fuese mi más fegviente deseo...
La verdad es que Harry no tenía muchas ganas de pelear contra él de todas maneras. El dolor de su cicatriz había desaparecido y sólo tenía esa cálida sensación al lado del profesor que ahora mostraba una sonrisa encantadora que jamás había tenido oportunidad de ver.
Además estaba totalmente confundido y pensó que la persona que podía darte respuestas estaba justo frente a él intentando abrir la puerta atascada de la casa abandonada a la que habían ido a dar tras esa desaparición.
-Esta bien –dijo al fin –Pero lo tendré bien vigilado.
-Pog supuesto, Hagui... Ten los ojos bien abiegtos, eso nos sigve a ambos.
* * *
-¿Y quiere que estemos tan tranquilos al decirnos esto? –preguntó Sirius de mal humor avanzando detrás de Remus con las manos extendidas -¿Qué se supone que esta haciendo él? ¡¡Se presume que Harry esta en un lugar seguro!! ¡¡Y en la primera oportunidad un loco, al que no conocemos, se lo lleva!!
-Lo más seguro es que sea algo imprevisto –dijo Remus con tranquilidad y se detuvo. Sirius apenas pudo frenar sus pasos para no impactarse contra su amigo –Será mejor irnos ya... Villa Streng debe estar en conflicto ahora.
-¿A mí que me importa, Villa Streng? –bramó Sirius –Sólo quiero que Harry este a salvo.
-Lo esta –explicó Remus por enésima vez –Deborah esta haciendo un hechizo para...
-¡¿Cuánto crees que ella resista?! –interrumpió Sirius –Esta débil...
-Por eso vamos para allá –Remus lo miró con algo de exasperación y ambos amigos desaparecieron con un CRACK.
* * *
Caminar entre casas derruidas y evidentemente abandonadas no era algo que Harry esperase hacer ese día... Debería estar corriendo a alguna clase, perder algunos puntos, discutir con Malfoy...
Pero en definitiva no estar ahí, tropezando con rastros de... de cosas que alguna vez estuvieron vivas.
-¿Entonces vive aquí? –preguntó a su guía. No era exactamente lo que quería saber, pero no se le había ocurrido otra manera para iniciar conversación.
-Evidentemente ya nadie puede vivig aquí, Hagui -respondió el profesor deteniéndose a revisar el camino por la esquina de una casa –La villa fue atacada hace unos dos meses... Todos muguiegon.
Ernst recordaba ese día de manera clara... El ataque había sido tan rápido que la ayuda del Ministerio de Magian no alcanzó a llegar.
Harry se detuvo y apretó los puños.
-Usted dijo que posee aquello que me ama... ¿De qué esta hablando?
Un silencio pesado siguió a esa pregunta. Probablemente el profesor no tuviera la respuesta después de todo... probablemente no se la diría y era uno de tantos que pensaba que Harry Potter no estaba listo para saber unas cuantas cosas.
Afortunadamente no fue así.
-En mi cuegpo habitan dos pegsonas... ambas con deseos contgadictoguios hacia ti... Una de ellas te ama pgofundamente y es el sentimiento que pgedomina en mi ahora. La otga te desea muegto.
-¿No puede pensar por sí mismo? –preguntó Harry herido por el hecho de que justificara ese sentimiento atribuyéndolo a otro. La verdad es que se había sentido capaz de llamar la atención sentimental del profesor Streng y saber que él no le amaba por sí mismo le había ofendido un poco.
-El amog que siento por ti no me pegtenece –explicó Ernst mirándolo con ternura –Lo que siento no es mío... Pero lo siento pog que está en mi cuegpo... Cuando esto que poseo, vuelva a su dueño vegdadego yo dejagué de amagte y dejagué de vivig... Pog que yo no estoy con vida ya... Moguí hace dos meses... tgas el ataque a mi Villa...
Harry enmudeció ante esa respuesta.
Esta bien, eso era algo que prefería no haber sabido...
-¿De quién es eso que usted posee?
-Eso puedes gespondeglo sin mi ayuda, Hagui... Tu sabes quien es esa pegsona a quien amas ya que su esencia fue la que te atgajo de mí.
Harry palideció.
No podía lidiar con la respuesta a pesar de que la comprendía a la perfección. Y aunque tuviese ánimo de hacerlo una repentina explosión, bastante cerca, le alertó que no era el momento.
* * *
La Villa Streng no era más que un castillo con el más puro estilo medieval con mucha historia. Generaciones de reyes franceses pisaron su suelo de mármol hasta la época actual, el que sólo contaba con una reducida familia cuya sangre descendía en línea directa de Lord Streng. El abuelo Mickael Streng y su nieto, Ernst Streng.
Mickael Streng compartió su linaje con su hermana Michelle Streng, quien de alguna u otra forma terminó con el apellido al unirse en matrimonio con un Snape: el abuelo de Severus Snape.
Esa era la clave del plan. Y era también lo que Voldemort no se molestó en explicar llevando a sus mejores mortífagos directo a Villa Streng en busca del último heredero.
Ernst Streng era el disfraz perfecto. Un muchacho con los deliciosos trazos de la juventud en su cara cremosa y carácter gentil. Alguien que llamaba la atención por su apariencia... Cosa que su *desafortunado* Severus Snape no ofrecía. Y lo que Voldemort buscaba ya que no se sentía con la paciencia de seducir a un mocoso al que mataría de todas maneras. Quería que Harry notara esa suavidad en el joven... quería que lo deseara con locura.
El otro factor sería más fácil aun. Insertaría la esencia de Severus Snape en el cuerpo de su primo segundo y Harry no podría evitar notarlo.
La misma personalidad, la misma esencia... la misma brutalidad y cinismo. Todo estaría en Streng; su perfecto instrumento.
Introducir a Streng a Hogwarts sería lo de menos. Era el mejor alumno de pociones en Beauxbatons y había sido ayudante del profesor de su colegio. Dumbledore estaría desesperado por conseguir un reemplazo confiable ante la *extraña* desaparición de su profesor de pociones... y ¿quién mejor que Ernst Streng, el propio primo de Severus Snape?... Aquel que había ayudado a Severus a finiquitar pociones altamente peligrosas para salvar la vida de inútiles y estorbosos aurores... Aquel a quien Severus apreciaba aunque no fuera capaz de mostrarlo.
Oh, si...
Era perfecto.
Y estaba a un paso de conseguirlo.
El grupo de mortífagos se detuvo justo en las rejas del castillo en espera de la orden de su amo. Voldemort miró la elegante estructura francesa antes de que sus hombres llegasen a destruirla y volteó.
~ "Sólo uno debe quedar con vida. Maten a los demás... Y que sea lento y doloroso" ~
Continuará...
Notas de la autora: Muchas gracias a quienes se dieron tiempo de mandar un mensaje. Respondiendo a una pregunta. Este fanfic se realiza después de "Junto a tu recuerdo"... es decir... el curso siguiente de Harry.
Besos.
