Notas: Pues Harry no curó a Severus, pero si que lo hizo despertar. XD
Capitulo once: Calma.
Deborah sintió algo que le sofocó el pecho de manera dolorosa y echó su cuerpo hacia atrás sin que le importaba que la piedra filosa se encajara en la piel de su espalda.
Su pecho se ensanchaba con violencia en busca del oxígeno del agua y con las manos abarcó su garganta hasta que la respiración se hizo normal.
Entre el agua las lágrimas se confundieron y la mujer cubrió su cara con el violento movimiento que le echó los cabellos negros hacia delante.
-Ha muerto –susurró abrazándose a sí misma –Justo a tiempo...
* * *
Hermione pareció no darse cuenta de que le sacó el aire a Harry al abrazarlo de esa manera. El chico prefirió no hacer comentario al respecto y acomodó sus manos alrededor de ella sin ser capaz de entender todo lo que balbuceaba entre sollozos.
Harry no supo cuento tiempo pasó, sólo estuvo conciente de la fuerza que se concentraba en su pecho y comenzaba a incomodarlo.
Ron tuvo que calmar a Hermione tras mirar cuidadosamente a su amigo y asegurarse de no ver un solo rasguño en su cara.
-Estoy bien –confirmó Harry y levantó la mirada hacia la escalinata, donde la profesora McGonagall esperaba. Detrás de ese gesto severo se podía apreciar la preocupación acumulada, pero cada línea se suavizaba en lo que parecía ser una sonrisa contenida.
-No nos dejaron saber cómo estabas –dijo Ron en voz baja después de acercarse lo suficiente –La profesora nos confiscó tu pluma, sólo tu puedes recuperarla.
Harry agradeció eso mentalmente. No habría sido agradable que sus dos amigos leyeran una descripción detallada de todo lo que estuvo haciendo.
-Deberíamos ir con el Director, Harry –Remus puso una mano en el hombro del chico y miró a Ron y a Hermione con amabilidad –No tardará mucho.
La profesora McGonagall caminó junto con Hermione y Ron no sin antes mirar a las tres personas que iban a la dirección y suspirar.
Harry se dejó guiar dedicando una última mirada a sus amigos. La verdad es que no era su plan estar en la oficina del Director, pero el conocimiento de que ahí era donde estaba su pluma mágica le hicieron cambiar de opinión.
Harry no dejaría de admirar la oficina. Siempre que entraba notaba detalles diferentes en los que desearía distraerse y pensó en la conveniencia de entrar sin ser requerido por un asunto serio como su seguridad o presunta culpabilidad.
-Ponte cómodo, Harry –pidió el anciano –Sirius, Remus, gracias por traerlo.
-Es nuestra responsabilidad –respondió Remus y se sentó junto a Sirius, por si acaso.
-Me parece que estás muy tranquilo, Harry –observó Dumbledore -¿Relajado quizás?
Harry se ruborizó.
-Voldemort no tuvo oportunidad de acercarse - dijo Sirius –El hechizo de Deborah alcanzó a bloquear su magia el tiempo suficiente.
-¿Mi tía también participó?
-Debbie ha estado involucrada desde antes que el profesor Streng desapareciera contigo, Harry... Al parecer comprende perfectamente la naturaleza del hechizo que se hizo, pero no se ha molestado en explicarnos.
Harry volvió a ruborizarse.
-Lo que importa... –continuó el director sin intención de hacer notar esa reacción – es que estás a salvo –estiró el brazo y colocó la pluma mágica de Harry sobre el escritorio –Tu tía bloqueó la magia de tu pluma, no logré que me explicara la razón... te la devuelvo. Puedes ir a descansar, Harry.
Decir que no quería preguntar varias cosas sería mentira, sin embargo Harry había desarrollado un curioso sentido que le ayudaba a saber si la información recibida sería escueta y altamente insatisfactoria... Y este sería uno de esos días.. Así que lo más sano era hacer caso y retirarse del lugar. De todas maneras su pluma no le iba a servir de mucho y tras despedirse de su padrino y de Remus salió de la oficina.
-¿Cómo está Deborah? –preguntó Sirius tras unos momentos de silencio.
-Su debilidad no parece impedirle levantarse –respondió el anciano.
-¿Qué es lo que Debbie no quiere que Harry vea? –preguntó Remus preocupado.
-No estoy seguro –admitió Albus –Todo esto parece haberle afectado mucho, pero no sé la razón.
-No sabemos mucho de esto tampoco –observó Sirius algo molesto. -Me da la impresión de que buscas que actuemos como si esto no hubiera pasado... Mi ahijado estuvo en peligro y aun no me explico como ha caído en toda esta horrible trampa.
- Sólo podemos hacer hipótesis –murmuró Albus con algo de cansancio.
-Es inútil –se escuchó la voz de Deborah quien iba entrando a la oficina en esos momentos –Lo que halla pasado, es exclusivo del propio Harry y no me parece que sea algo de lo que él mismo este consciente.
La mujer caminó hacia una de las sillas y se acomodó frotándose las manos abrigadas para obtener el calor que su vestuario (exagerado) no le podía proporcionar.
-Aun así pareces saber más al respecto –señalo Sirius.
-Hice un hechizo que sirvió para contrarrestar el de Voldemort –respondió ella –Aparentemente Streng dio a Harry la confianza suficiente que hubiera querido recibir de su anterior profesor de pociones.
-Esa es la respuesta más absurda que halla escuchado –insistió Sirius.
-Un deseo insatisfecho –comprendió Remus –Probablemente a Harry no le guste ser el blanco de injusticias por parte de Severus y el verse apoyado por alguien tan... esencialmente parecido le hizo ganar confianza.
-Si... más o menos –dijo la mujer lacónicamente.
-¿Quién querría la confianza de Snape? –preguntó Sirius con repulsión –No creo que Harry desee eso inconscientemente... es asqueroso...
-Te recuerdo, Sirius, que Severus es mi amigo –dijo la mujer con el ceño fruncido –Tu no puedes notar sus cualidades debido a que te interesa más verlo ahogándose en... cualquier lugar... a darte una oportunidad de conocerlo... (aun si tu novia te lo pide).
Albus se aclaró la garganta justo a tiempo para evitar una discusión fuera de tema.
-Cómo sea –gruñó Sirius –No podemos esperar a que todos los que rodean a Harry sean usados para atraparlo.
-Tampoco puedes aislarlo –intervino Remus.
-En efecto... No puedes aislar a Harry... Así que recomiendo que se olviden de esto y sigan con sus peligrosas vidas de bienhechores. –ironizó la mujer –De cualquier manera no es un chico estúpido y llegará el momento en que elija por sobre todos los que lo protegemos.
-¡¡Lo que hago es por el bien de Harry!! –protestó en animago.
-Procura no hacerle mucho bien, Sirius... En especial cuando no es lo que pide de ti... Harry es un adolescente... próximo a un hombre... y te recuerdo, cariño, que no hay edad más difícil... Me imagino que mi sobrino lo lleva más difícil... Tuvo que ser héroe de mucha gente y tiene que serlo de nuevo.
-Ciertamente Harry necesita tranquilidad en lo que a Voldemort respecta. -Albus suspiró.
-¿Y como va a tenerla? –exclamó Sirius -¡Ese loco lo quiere muerto y no descansará hasta que lo logre!
-No necesitas recordárselo a diario –dijo Remus a su amigo comprendiendo un poco –Tanta sobreprotección... Tanto aislamiento.
-Deja que crezca, Sirius –dijo ella levantándose para salir de la oficina –Deja que se tropiece un poco... que se equivoque al elegir amigos... que sufra algún ridículo desengaño amoroso... De Voldemort nos encargaremos nosotros... Mientras no sea necesario, no le recuerdes a Harry que es su deber. Hagámoslo nosotros... Ocupemos su lugar hasta que el este listo.
* * *
El profesor Snape llegó a la escuela dos días después. Su llegada fue tan silenciosa como su partida, pero de igual manera provocó revuelo entre los estudiantes.
Desde que Harry regresó a Hogwarts estuvo al pendiente de cada noticia relacionada con el profesor ya que se había aferrado ciegamente a su promesa. Solamente habían sido dos días, pero a él le pareció una eternidad en la que cualquier indicio era vital.
-No me iré –había dicho Harry en el interior de la horrible habitación del castillo con una necedad difícil de doblegar. –No voy a dejarlo en peligro.
-Soy quien menos peligro corre –replicó Severus con un gesto de impaciencia –Esta bien, Potter –aceptó tras una silenciosa batalla –Si vuelves ahora al lugar donde apareciste prometo volver al colegio y terminaremos esta molesta discusión.
El chico torció los labios.
-Por una vez en tu corta vida haz caso a las razones... Si escapo contigo me buscarán para matarme ya que seré absolutamente culpable de que te hallas ido.
-¿Estará bien?
-¡Largo de aquí, chico!
Harry suspiró. A pesar de haber compartido un momento intimo seguía siendo tratado como un niño.
Unos golpecitos sobre su mesa llamaron su atención y descubrió avergonzado que la profesora McGonagall lo había sorprendido... por quinta vez.
Sin mucho animo volvió a concentrarse en las notas y evitó la mirada preocupada de sus amigos.
Aun no estaba listo para que ellos lo supieran.
Lo único que tenía en mente era el momento exacto en que saldría por la noche para escabullirse hasta la enfermería y ver al profesor. Necesitaba hablar de muchas cosas... O no hablar de ser posible. Cualquier opción era buena mientras estuviera a su lado.
Sin embargo llegar hasta el lugar tras esquivar dificultades que antes no había tenido se sintió aun más inseguro de lo que llegó a percibir al entrar a esa horrible habitación.
Animado por alguna extraña fuerza interior penetró la enfermería y caminó hasta llegar al fondo, en donde habían acomodado un cuarto provisional al profesor con cortinas blancas. Harry penetró y apreció algunos libros de pociones acomodados en una mesa de noche junto con pergaminos con ligeras notas.
En la cama estaba él. Se veía mucho mejor que la ultima vez y las heridas habían cedido ante la maravillosa habilidad de las manos de la enfermera.
El chico agradeció eso y se acercó estirando la mano para tocar la frente. La fiebre se había ido.
Un movimiento brusco le atrapó la muñeca y lo tiró sobre el cuerpo de Severus sacándole el aire.
Bien, tendría que avisar que lo vería en un futuro para no sufrir por las reacciones naturales del hombre.
-Maldición, Potter, ¿qué haces aquí?
-Vengo a verlo –dijo el chico un poco herido.
Severus torció los labios. Eso era absolutamente claro... En realidad se refería a la hora, el lugar y el hecho de que había dejado claras instrucciones de que no quería visitas innecesarias. Y por supuesto, la de Harry entraba en esa categoría.
Oh, pero qué podía esperarse de un Gryffindor.
-¿A escondidas? –preguntó separando un poco al chico que había caído sobre su pecho –Ya tendrá tiempo de verme mañana, pienso levantarte de esta inútil cama para iniciar mis clases ya que me imagino que todo el tiempo que estuve ausente sirvió para que olvidaran lo poco que aprendieron.
Aunque Ernst pudo enseñar perfectamente algo, reconoció Severus mentalmente. Su primo había tenido la paciencia que él jamás fue capaz de poseer.
Harry se enderezó a un lado de la cama y su cara se tiñó de un delicioso rojo que hizo apretar los labios a Severus.
-Es que estaba preocupado –admitió el chico.
-Soy perfectamente capaz de cumplir una promesa –siseó Severus y agradeció tener la conciencia suficiente para no prometer alguna estupidez antes de que su primo muriera y su alma regresara a su cuerpo.
-Oh –musitó Harry perdiendo el último ápice de seguridad que había estado conservando. Sin que se diera cuenta jugueteó con sus manos y se humedeció los labios en busca de algo con lo que pudiera iniciar una conversación.
Siempre había imaginado que conversar de manera civilizada con el profesor sería difícil, pero jamás había imaginado el grado de esa dificultad.
-Maldición, Harry –gruñó Severus y le atrapó una mano para tirar de ella -¿Cómo diablos lo logras?
Harry no supo de lo que estaba hablando hasta que sintió el brutal beso sobre sus labios. Con una dócil urgencia permitió el paso a esa exigente lengua que exploro a su antojo hasta que el beso fue roto y sintió que lo acunaban contra el pecho.
Sí. Era eso lo que quería.
Saber que su sueño podía ser real... Sentir el calor de esa persona a la que había amado.
-Es así como debe ser –se dijo Harry con voz baja.
Severus suspiró.
-No es tan simple como parece, mi pequeño... Ya te lo dije... debes dejar a esa persona atrás si es necesario.
-¡Pero usted ya esta a salvo! –protestó Harry levantando la cabeza para ver esos ojos negros.
-Nadie esta a salvo –susurró el profesor acariciando la mejilla adolescente –Alguien te esta cuidando muy de cerca (aparte de mi) y se empeña en encontrarte un punto débil... Y no quiero ser eso, Potter... Me niego a ser la vulnerabilidad del gran Harry Potter.
A Harry le dolió notar el sarcasmo suave con que eso había sido pronunciado pero prefirió no hacer comentario al respecto. A cambio se abrazó al cuerpo adulto en busca de su calor.
-¿Puedo quedarme esta noche? –preguntó con suavidad.
Severus se mordió el labio inferior al mismo tiempo que un escalofrío le recorría la columna vertebral.
¿Quedarse?
¿Quedarse con Harry toda la noche? ¿Toda?
¡No!
Eso implicaba ser conciente del aroma de su piel y la graciosa rebeldía de sus cabellos negros que le provocaban cosquillas en las manos. Eso incluía su cuerpo delgado y juvenil... caliente y vivo. Todo con la posibilidad de volver a complacer hasta la ultima necesidad que las hormonas adolescentes podían imponer en un joven absolutamente enamorado y saludable.
Y esta vez no podía alegar falta de fuerza para intentar complacer también las suyas.
No. ¡Claro que no!
Severus suspiró y apretó a Harry antes de depositar un beso en su frente y lo suficientemente rápido para no darle oportunidad de intentar responder.
-Tienes que descansar, Potter... Ambos tenemos que hacerlo... No creas que tendrás un trato especial en mi clase de mañana... Así que más vale que hagas caso.
-¿Quizás después? –preguntó Harry con ese rubor discreto.
¿Cómo era posible que alguien pudiera llegar a ser tan hermoso?
Severus apretó los labios.
-Quizás –dijo y lo empujó sintiéndose desnudo sin el calor de su cuerpo –Ahora vete, quiero dormir.
Harry obedeció y salió de la enfermería sin darse cuenta que dejaba atrás a un muy frustrado Severus Snape.
Poco más de cinco minutos pasaron cuando Draco decidió no entrar a ver al profesor Snape y comenzó a caminar hacia los dormitorios. Se sentía muy incomodo ya como para incomodar a alguien más... así que pensó que lo mejor era dejarlo así.
Continuará...
Ayesha: Ale!! Severus de pie... bueno, vivo al menos. Me gustaron mucho los diálogos entre Remus y Sirius... Aunque la verdad no tenía planeado meterlos por aquí. ¿Me mencionado que en esta historia hay millares de cosas no planeadas?
Hechicera : Me alegra que no se perdiera el centro de la historia. Aquí tienes un capitulo más.
Moryn: También me gustó el lemon... nada de muy alto nivel. La verdad es que lo comprenda gracias a algo que leí por ahí. "Los adolescentes tienen sexo inexperto" juer. No te preocupes, Severus no muere (ahora). Y respecto a Sirius... creo que la tensión era la mía... las descripciones estaban muy tensas y se mezclaban con un poco de oscurantismo de la autora, así que un día estaba escribiendo y puse eso casi sin pensar... anda... como imaginando lo que haría yo para aligerar el ambiente... Me hizo reír mucho el resultado y hasta pensé que no quedaba con el ambiente del capitulo. Pero después pensé "Que diablos, es Sirius XD" ... No pude actualizar la tarde en que me lo pediste... De hecho el capitulo recién sale del horno... No tenía idea de cómo seguir, lo juro. Pero aquí lo tienes, espero que te guste.
Punky : Mil gracias!! Que bueno que te gustó!
Txiri: Aquí tienes el siguiente capitulo. Gracias por dejar mensaje.
