All that you can't leave behind

Por: Ayesha

Autor = Ayesha

E-mail =lg_100309@hotmail.com

Clasificación = Entre R y NC-17. Los primeros capítulos serán PG-13

Parejas = Aragorn/Legolas, Haldir/Legolas, Haldir/Finwe, Elladan/Elrohir/Finwe, Elladan/Elrohir/Haldir/Finwe

Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.R. Tolkien. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno. Yo sólo soy culpable de inventarme a Finwe.

Resumen = Luego de finalizar la Guerra del Anillo, Aragorn y Legolas son pareja, pero por un motivo desconocido, Aragorn anuncia su compromiso con Arwen y Legolas huye.

Esta historia se llamó originalmente "El corazón del rey", pero la he revisado y corregido, por lo que decidí cambiarle de nombre.

*

Capítulo 7: Decisiones

"And if the darkness is to keep us apart / y si la oscuridad nos separa
And if the daylight feels / y si la luz del día se siente

like it's  a long way off / como un largo camino
And if your glass heart should crack / y si tu corazón de cristal se rompe
And for a second you turn back / y por un segundo retrocedes
Oh no, be strong / oh no, sé fuerte"

Walk On – U2

*

La cabalgata de Aragorn y sus compañeros continuó durante lo que quedaba de la noche, acompañados por los montaraces y por los hijos de Elrond. Finalmente, en la madrugada, llegaron a Cuernavilla, donde decidieron descansar y reflexionar.

Finwё había despertado con el ruido de los jinetes. Haldir no se encontraba allí, pues desde que lo hiriera con sus palabras, no se le había vuelto a acercar. El elfo se puso de pie, se sentía muchísimo mejor y la herida estaba casi cerrada. Se acercó a la ventana y se asomó para ver a los recién llegados. Eran unos jinetes extraños, no se parecían a los hombres de Rohan, pues eran más altos y morenos. Entonces reparó en dos elfos idénticos que cabalgaban detrás de Aragorn. Sus cabellos eran negros y tenían la belleza y arrogancia de los señores elfos. Se preguntó quiénes serían.

Elladan miraba la fortaleza en la que tres días atrás se realizara la batalla que Aragorn le había referido mientras cabalgaban. Sus ojos recorrieron una de las torres y se detuvieron en una ventana, donde se veía una figura, con cabellos como el fuego que flotaban libremente al viento, pues Finwё se había deshecho las trenzas. Por un momento quedó extasiado con esa visión, pues había notado que se trataba de un elfo.

El rey hizo preparar habitaciones para los dos elfos de Rivendel, así como para Halbarad y Merry. Aragorn y sus compañeros ocuparían las mismas de su anterior estancia.

Aragorn se retiró a sus habitaciones, ubicadas junto a las demás, en una de las cámaras altas de la villa. Dijo que necesitaba reflexionar y que quería estar solo. Legolas mientras tanto se quedó con Gimli y Merry, ya que por mucho que deseara acompañar a Aragorn, no podía despertar las sospechas de los hermanos de Arwen.

- "¿Dónde está Trancos?", preguntó Merry

- "En una de las cámaras altas de la villa", respondió Legolas. "dijo que deseaba estar solo. Lo noto extraño, tiene una duda oscura o alguna preocupación."

- "Lo que es perfectamente justificable. Se acerca el desenlace", dijo Gimli. "Es una compañía extraña, la de estos recién llegados. A su lado, los hombres de Rohan parecen casi niños; tienen rostros feroces, como de roca gastada por los años casi todos ellos, hasta el propio Aragorn; y son silenciosos".

- "Pero lo mismo que Aragorn, cuando rompen el silencio son corteses", contestó Legolas haciendo reír a Merry.

- "¿Y has observado a los hermanos Elladan y Elrohir?", continuó Gimli, "visten ropas menos sombrías que los demás y tienen una extraña belleza y arrogancia, lo que no es extraño en los hijos de Elrond".

Legolas suspiró pensativo. Él mismo no sabía a qué habían venido los gemelos, ni Aragorn había podido o querido contárselo. De hecho, apenas llegaron a Cuernavilla, Elrohir no se separaba de Aragorn, mientras Elladan hacía lo propio con Legolas, con lo que fue prácticamente imposible que los amantes pudieran hablar a solas. Luego Aragorn se había encerrado en su habitación y los gemelos en la suya.

- "¿Por qué han venido? ¿Lo sabes?", preguntó Merry.

- "Fueron convocados por Glorfindel y Elrond según el mismo Elladan me dijo", respondió Gimli.

El enano y el hobbit decidieron entonces ir a sus habitaciones a procurarse algún descanso, mientras que Legolas se dirigía a ver a Finwё, por quien había empezado a sentir bastante simpatía.

Al bajar por las escaleras, fue alcanzado por Elladan, quien le dijo:

- "He sabido que aquí está Haldir de Lórien y deseo verlo, pues es un amigo muy querido, ¿puedes guiarme hacia él?"

- "Precisamente voy a un lugar donde probablemente lo encontremos", contestó Legolas, y ambos continuaron el camino en silencio.

Al llegar a la sala, Legolas abrió la puerta y se sorprendió de que la mayoría de heridos ya no se encontraran allí. El único elfo que quedaba era Finwë, que estaba sentado junto a la ventana dibujando.

- "Mae govannen, amigo mío. Me alegra muchísimo ver que casi te has recuperado", dijo Legolas con afecto. "Me acompaña Elladan, hijo de Lord Elrond de Rivendel, quien ha venido con los dunadan a prestarnos ayuda"

Finwë hizo una pequeña reverencia al elfo de Rivendel. Después de todo, era el hijo del señor de aquel lugar. Elladan sonrió mientras sus ojos recorrían al elfo pelirrojo, sin dejar escapar un solo detalle.

- "Veo que eres un elfo del Bosque Mágico, ¿hay otros como tú en este lugar? Pues he oído que son los mejores guerreros en cuanto a fuerza y valentía"

- "Sólo yo estoy aquí, pues vivo en Lothlórien hace algunos años. En cuanto al ejército que vino del Bosque Dorado, partieron ayer a pie Edoras bajo las órdenes de Rúmil, para la revista de tropas que pidió el rey Théoden. A causa de mi herida, tuve que quedarme, junto con Haldir que deseaba esperar a Aragorn", explicó Finwë.

- "¿Y dónde está Haldir?, pues deseo mucho saludarlo", preguntó Elladan

- "…no lo sé…lo vi antes de que despidiera al ejército de Lothlórien, ayer en la mañana"

En ese momento se abrió la puerta de la sala y entró Haldir. El elfo había estado inquieto desde el día anterior, sentía que debía disculparse con Finwë por su forma de expresarse, pero el orgullo se lo impedía. Varias veces había estado a punto de entrar a la sala, pero se arrepentía y volvía a su puesto. En una de esas idas y venidad vio llegar a Legolas y Elladan, y se acercó a saludar a sus amigos.

El encuentro fue feliz pues hacía mucho que no veía a Elladan. Se abrazaron con afecto. Luego abrazó también a Legolas, interrogándolo sobre lo ocurrido en Isengard con Saruman. No hizo el menor caso a Finwë, que tampoco lo miraba. Esto causó extrañeza a Legolas, pues percibía una tensión en el ambiente, de modo que tomó a Haldir del brazo diciéndole:

- "Ahora, amigo mío, deseo relatarte todo lo ocurrido en Isengard y pedir tu consejo sobre los próximos acontecimientos"

- "Vamos entonces al muro oeste, donde podremos hablar tranquilamente y respirar el aire puro de la mañana. Elladan, ¿nos acompañas?", preguntó Haldir

- "Luego los alcanzo. No siempre se tiene la oportunidad de hablar con un elfo del misterioso Bosque Mágico, si no te importa", contestó Elladan

- "Por supuesto que no me importa", dijo Haldir mirando a Finwë, y tomando el brazo de Legolas, salió de allí

Elladan y Finwë se miraron por un momento. El elfo pelirrojo aún llevaba el cabello suelto, pues desde que discutiera con Haldir no había deseado hacerse más las trenzas que usaban los elfos de Lothlórien. Elladan pensaba en ese cabello rojo desparramado libremente en una cama con sábanas de seda…pero no, no podía permitirse distracción semejante. ¿O quizás sí?

- "Eres bastante joven para una guerra como esta", observó Elladan

- "Soy joven, pero manejo el arco y flechas como el mejor de los arqueros de Lothlórien, y no le temo al ardor de la batalla, ni a la muerte", contestó Finwë desafiante.

- "¿Y a qué le temes entonces? Un elfo como tú debe tener quien lo llore si sufre alguna herida en la batalla. La muerte puede no atemorizarnos, mas sí lo hace el temor de hacer sufrir a quienes nos aman"

- "No tengo familia que me llore", se apresuró a responde Finwë.

- "Pero habrá más de una doncella que llore, extrañando tus caricias", aventuró Elladan.

- "No la hay, no la hubo, ni la habrá", contestó el otro elfo.

- "¿No la hay, no la habrá? ¿Es que acaso no has disfrutado nunca de los placeres del amor?", preguntó Elladan asombrado.

Finwë se ruborizó. El recuerdo de las palabras de Haldir volvió a surgir, lastimándolo. También le recordaron su resolución de eliminar aquel factor que su adorado Haldir despreciaba.

- "He sido despreciado por considerárseme inexperto", Finwë había tomado una gran bocanada de aire antes de decir esto, sin atreverse a mirar a Elladan, pensando que se burlaría de él. En realidad, no sabía ni siquiera por qué le estaba diciendo esto, quizá porque era un perfecto desconocido.

- "¿Y quién se atrevería a despreciar a tan adorable criatura? Si yo estuviera en el lugar de quien te despreció, esa idea jamás cruzaría por mi cabeza", respondió Elladan galantemente.

- "¿De verdad lo harías?", un rayo de esperanza surgió en el corazón de Finwe.

- "¿Hacer qué?", Elladan sólo deseaba ser cortés, por eso lo sorprendió oír la pregunta del otro elfo.

- "Enseñarme lo que necesito, para no volver a ser despreciado por aquél a quien amo"

Antes de que Elladan pudiera responder, se abrió la puerta y entró Eowyn con la noticia de que partirían en pocas horas. Sin más, Elladan se retiró, ansioso de comentar a su hermano lo que acababa de sucederle. No respondió nada a Finwё, pero le cerró un ojo antes de salir, dejándolo sumido en una gran incertidumbre.

Eowyn y Finwe dedicaron el resto del tiempo a prepararse para el viaje, pues elfo pelirrojo estaba decidido a partir esta vez, ya que se sentía casi recuperado.

*

"Walk on / continúa
Walk on / continúa
What you got, / lo que tienes,

they can't steal it / ellos no te lo pueden robar
No they can't / no, ellos ni siquiera

even feel it / pueden sentirlo"

Aragorn se había encerrado en su habitación, deseando estar solo, pues se sentía atormentado por la responsabilidad que cargaba sobre sus hombros, mezclada con la culpa por Arwen. Tomó asiento sobre la cama y abrió el paquete. Contenía, tal como lo habia imaginado, un estandarte de guerra, bordado con infinita paciencia por las manos de la Dama de Rivendel. En él destacaban los emblemas de la Casa de Elrond y de Gondor y entrelazadas, dos runas élficas que representaban una "A" y una "E", Arwen y Elessar. Una punzada de culpabilidad hizo que doblara el estandarte, notando en la parte posterior, casi oculta por los pliegues de la tela, una inscripción hecha en un lenguaje que desconocía. Los caracteres le eran vagamente familiares, eran runas élficas pero no las podía leer. Luego le preguntaría a Gandalf.

También había un trozo de pergamino, escrito con la letra de Arwen, que simplemente decía:

Una larga sombra se cierne sobre la tierra,

y con alas de oscuridad avanza hacia el oeste.

La Torre tiembla; a las tumbas de los reyes

se aproxima el Destino.

Los Muertos despiertan:

ha llegado la hora de los perjuros:

de nuevo en pie en la Roca de Erech

oirán un cuerno que resuena en las montañas.

¿De quién será ese cuerno? ¿Quién a los olvidados

llama desde el gris del crepúsculo?

El heredero de aquel a quien juraron lealtad.

Traído por la necesidad, vendrá desde el norte:

y cruzará la Puerta que lleva a los Senderos de los Muertos.

La oscuridad se cierne sobre el mundo,

los perjuros caminarán de nuevo,

mas la luz del Bosque Negro

se extinguirá también en la Roca Sagrada.

¿Ese era también el mensaje de Arwen? ¿Una advertencia sobre Legolas? Las dudas atormentaban al dunadan, quien se cogía la cabeza entre las manos, sin saber qué hacer. Entonces recordó el palantir, y lo colocó sobre la mesa, destapando el lienzo que lo cubría. Casi al instante, empezó a brillar con un fuego incandescente que atraía su mirada. El ojo ardiente ocupaba casi toda la esfera, pero fue reemplazado pronto por visiones de enormes ejércitos, la Torre Blanca, las batallas que se libraban y se librarían, y luego la visión de su sueño. Aragorn contempló con el corazón encogido una figura rubia cubierta de sangre en una cueva, en medio de un bosque. No pudo contener un grito, y la piedra se llenó de nuevo del ojo incandescente.

Sintió la presencia del enemigo y supo que él había sentido la suya. Logró dominarse y tomar la empuñadura de Andúril, sacándola lentamente de su vaina, al tenerla en sus manos pareció recobrar la fuerza y la empuñó desafiante frente a la piedra.

– "Esta es la espada que volvió a ser forjada", dijo. Luego cogió el lienzo y cubrió la esfera, para derrumbarse luego en la cama, sollozando.

Al cabo de un rato, se levantó. Había tomado una determinación y debía comunicarla a sus hombres enseguida.

*

Era ya mediodía. Éomer y el rey se encontraban en la explanada, donde se empezaban a reunir los jinetes para partir a Edoras. En Cuernavilla quedaría solamente una pequeña guarnición. El día anterior habían partido ya un millar de hombres acompañados por los arqueros de Lothlórien, hacia El Sagrario, donde se estaban reuniendo todos los hombres de La Marca antes de dirigirse a Gondor.

Allí Aragorn se reunió con él. Venía en compañía de Halbarad, que llevaba el estandarte bordado por Arwen cubierto con un lienzo negro, y de los dos elfos cabellos oscuros. Detrás de ellos iban Legolas y Gimli.

El montaraz parecía haber envejecido en esas pocas horas, su rostro estaba sombrío y fatigado. Se dirigió al rey entonces:

- "Me siento atribulado, señor. He oído palabras extrañas, y veo a lo lejos nuevos peligros. He meditado largamente para tomar la decisión que ahora les comunicaré. Se que viajaréis al Sagrario por el camino de la montaña, reclutando a los hombres de Rohan a vuestro paso. Este viaje tomará al menos tres días, por lo que no puedo acompañaros. El tiempo apremia, debo partir con los míos tomando el camino más corto por el Este y cabalgaré por los Senderos de los Muertos".

- "¡Los Senderos de los Muertos!", exclamó Théoden, "si en verdad hay tales senderos, la puerta está en el Sagrario; pero ningún hombre viviente podrá franquearla".

Los jinetes se estremecieron al oír estas palabras, mas los hombres de Aragorn permanecieron impasibles.

- "Ese será, sin embargo, mi camino. La hora se acerca y las profecías deben ser cumplidas".

El rey meditó un momento, luego dijo:

- "Harás lo que te parezca mejor, mi señor Aragorn. Es tu destino tal vez

transitar por senderos extraños que otros no se atreven a pisar. Esta separación me entristece y me resta fuerzas; pero ahora tengo que partir, y ya sin más demora, por los caminos de la montaña. ¡Adiós!"

Se despidieron así, y el rey partió con Éomer, Eowyn y sus jinetes. Aragorn los siguió con los ojos hasta que no fueron más que una nube de polvo. Luego se volvió hacia Halbarad.

- "Esta separación me causa pena, pues son amigos muy queridos, mas debo cumplir mi destino. Tomaré un bocado y entonces nos apresuraremos a partir. ¡Legolas y Gimli, Merry, vengan!, deseo hablar con ustedes mientras como".

Volvieron juntos al Fuerte. Durante un rato Aragorn permaneció silencioso, sentado a la mesa, tratando de escoger las palabras que lastimarían menos a su amado.

- "¡Vamos!", dijo el elfo, tratando de animarlo, "¡Habla y reanímate y ahuyenta las sombras! ¿Qué te ha pasado desde que regresamos en la mañana gris a este lugar siniestro?"

Aragorn trató de sonreír, conmovido por la actitud del elfo, pues sabía que estaba sufriendo por dentro, pero se mostraba alegre para reanimarlo.

- "He recibido un símbolo de la promesa que hice, y un mensaje que refiere una profecía largo tiempo olvidada, pero eso no me preocupa tanto como la visión que tuve al escrutar la Piedra de Orthanc", contestó Aragorn

Legolas palideció, sin comprender del todo esas palabras.

- "¿Has escrutado esa piedra maldita y embrujada?", exclamó Gimli con cara de miedo y asombro. "¿Lo has visto? Hasta Gandalf temía ese encuentro".

- "Olvidas que soy el Heredero de Isildur", respondió Aragorn, "soy el dueño legítimo de la piedra, y usé este derecho para mirar en su interior. La voluntad me alcanzó a duras penas. Primero me mostró una visión aterradora, de la que aún no puedo hablarles, pero no me doblegué, y entonces lo vi y él me vio. No se si hice mal, pero no lo creo, pues él no ha olvidado la espada de Elendil y le mostré la hoja que fue forjada de nuevo. Aún sus poderes no lo hacen insensible al temor, pero el tiempo apremia, pues ahora está sobre aviso. También vi un peligro que llegará del sur hacia Gondor, por eso debemos apresurarnos, o en diez días perderemos esa ciudad".

- "Entonces ya está perdida", dijo Gimli, "pues ¿qué socorros podríamos enviar y cómo podrían llegar allí a tiempo?"

- "De eso quería hablarles. Debo ir yo mismo con esa ayuda, pero existe un solo camino que puede llevarme a las tierras camino en las montañas que pueda llevarme a las tierras de la costa antes que todo se haya perdido: los Senderos de los Muertos".

- "Un nombre funesto, que atemoriza a los hombres de Rohan por lo que hemos podido ver", dijo al fin Merry, "¿Qué son, Trancos?"

- "En la Segunda Edad los hombres de las Montañas Blancas construyeron la fortaleza del Sagrario, antes de la llegada de los hombres de Gondor. Y aunque juraron ayudar a Gondor, fueron corrompidos por Sauron y traicionaron a sus aliados. Por quebrantar el juramento, sus espíritus no pudieron descansar, y durante todos estos años, ejército fantasma, conocido como los Muertos de Sagrario, vaga por el Dwiniorberg o Monte de los Espectros, por encima de Sagrario y se le conoce como Senderos de los Muertos. La profecía dice que sólo el heredero de aquél a quien juraron fidelidad, los liberaría de su castigo".

- "Las profecías son oscuras, ¿cómo sabes que se refieren a eso?", preguntó Legolas, pues aunque no le temía a los espectros, sentía que había algo más que Aragorn no les había dicho.

- "El mensaje que recibí de Rivendel, enviado por Elrond y Arwen me trae las palabras del vidente Malbeth, último rey de Fornost", respondió Aragorn, leyendo parte de la profecía, pero omitió los últimos párrafos, que según su interpretación, se referían a Legolas.

- "Sendas oscuras, sin duda alguna", dijo Gimli, "pero para mí no es más que una leyenda"

- "Si deseas entenderlas mejor, te invito a acompañarme", dijo Aragorn, "pero no tomo este camino de buen grado, me obliga la necesidad. Por lo tanto, sólo aceptaré que me acompañen si lo desean".

- "Iré contigo aun por los Senderos de los Muertos y a cualquier fin a que quieras conducirme", respondió el enano.

- "Yo también te acompañaré", dijo el elfo, "pues no temo a los muertos", y agregó, para sopresa de Merry, "y además, te seguiría hasta Mordor si me lo pidieras, mi Señor".

- "Yo también iré, si me lo pides", contestó a su vez Merry.

- "Las decisiones serán tomadas luego", dijo Aragorn poniéndose de pie. "Ahora debemos partir sin demora hacia el Sagrario"

Los demás hicieron lo mismo, y Gimli llevó a Merry por delante, para darles tiempo a sus amigos de hablar a solas.

- "No deseas mi compañía, ¿verdad?", preguntó el elfo, tratando de parecer indiferente.

- "El camino estará lleno de peligros...", comenzó a explicar Aragorn.

- "¡Dímelo entonces claramente! hablas en acertijos que no logro entender...", exclamó el elfo. Deseaba desesperadamente preguntarle a su amado si había decidido honrar su promesa a la Dama de Rivendel, pues no hallaba otra explicación lógica a sus actos.

Pero el orgullo lo hizo callar.

- "Solamente quiero tu seguridad, no soportaría perderte", respondió Aragorn poniendo el brazo en el hombro del elfo, atrayéndolo hacia él.

Legolas sintió renacer la esperanza, y se adelantó para echarse en los brazos de su amado, pero se abrió la puerta y entró Elladan, seguido de Finwё, que caminaba con algo de dificultad. Los amantes se separaron rápidamente, aparentando naturalidad.

- "Todo está listo para partir, futuro hermano mío", dijo Elladan, mirando pensativo a los dos. Había algo raro allí, decididamente, se dijo. Luego trataría de hablar a solas con Legolas, mientras Elrohir lo hacía con Aragorn.

- "¿Partirás tú también?", preguntó Legolas a Finwё

- "Sí. Elladan dice que estoy casi recuperado, e iré a caballo junto con él", respondió el elfo.

Salieron a la explanada, donde los otros montaraces aguardaban encapuchados. Habían traído el caballo de Aragorn, de nombre Roheryn, el cual fue montado por su dueño. Halbarad se puso a su lado izquierdo, mientras Elrohir cabalgaba a su derecha. Detrás de ellos iban Elladan y Finwё, en el mismo caballo, junto a Haldir y Merry, que montaban a Hasufel. Legolas y Gimli cabalgaban junto al elfo de Lórien.

Halbarad tocó entonces el cuerno. Los ecos llenaron el Abismo de Helm, mientras iniciaban la partida a galope, siendo contemplados por los estupefactos hombres que quedaban custodiando el abismo.

Aragorn y sus compañeros cabalgaron velozmente por la llanura, sin detenerse ni hablar hasta el anochecer, en que el montaraz ordenó una breve parada para comer y descansar una hora.

Los hombres de Halbarad aprovecharon este descanso para atender a los caballos, mientras los demás encendían el fuego y se sentaban alrededor. Finwё se sentía cansado, aún estaba débil por la herida que había recibido y la cabalgata incesante no había contribuido mucho a que se sienta mejor. Se acercó al fuego, pues sentía frío, y buscó con la mirada a Haldir, que se encontraba junto a Legolas. El elfo de Lothlórien no le había dirigido la palabra en todo el viaje, conversando - las veces que el galope lo permitía -  con los otros elfos, Gimli y Merry.

Haldir vio a Finwё estremecerse junto al fuego. Pensó en acercarse para cubrirlo con su manta y hacer así las paces, e iba a hacerlo cuando alguien se le adelantó. Elladan puso una manta en los hombros del pequeño elfo, sentándose junto a él mientras le alcanzaba un trozo de lembas, y fue recompensado por la más hermosa de las sonrisas. Eso fue suficiente para Haldir, herido en su orgullo, se dio vuelta, ignorando por completo a su salvador.

- "Principito, parece que la suerte te abandonó, pues el mortal está atormentado por las dudas", le dijo a Legolas.

- "A ti también, pues veo que tienes competencia", respondió Legolas tratando de bromear para ocultar su tristeza.

- "La competencia no me preocupa. Puedo tomar lo que deseo cuando yo lo deseo", replicó Haldir. En realidad eso era lo que sentía en el pasado, ahora no estaba tan seguro. "Pero dos corazones solitarios pueden hacerse compañía…si tú quieres…", continuó Haldir, susurrándole al oído.

- "¡Elfo loco!, acércate al fuego y come algo, pues partiremos en unos minutos", llamó Gimli, que estaba comiendo junto con Merry. Legolas se acercó a ellos, dejando a un intrigado Haldir que no entendía tanta amistad con un enano.

Aragorn se encontraba con Elrohir y Halbarad, comentando todo lo que sabían acerca de los misteriosos senderos que recorrerían juntos. Aragorn aprovechó un momento, cuando el elfo de Rivendel no lo veía, para buscar a Legolas con la mirada, pero sus ojos nunca se encontraron porque Elrohir se puso delante de Aragorn, mientras le contaba noticias sobre Elrond y Arwen.

Luego del breve descanso, apagaron el fuego y se prepararon para la partida, al amparo de la oscuridad. Elladan ayudó a Finwë a subir al caballo, montando tras él, mientras aprovechaba para cubrirlo con un manto, pues la noche era fría. El galope se reanudó, a un menor ritmo, pero el elfo herido se sentía cansado aún.

- "Puedes apoyarte en mí si lo deseas. Trata de dormir un poco, yo te sostendré para que no te caigas", le dijo Elladan, mientras pasaba cariñosamente un brazo por la cintura de Finwë, que obedientemente apoyó la cabeza en el hombro del otro elfo, pegando más su cuerpo para evitar caerse. El abrazo del elfo de Rivendel le daba seguridad, aunque hubiese dado lo que fuese por ir en el caballo con Haldir. Poco a poco se fue adormeciendo, pensando en la forma en que su adorado capitán lo trataba, sin poder encontrar otro motivo más que el expresado por el mismo Haldir: su inexperiencia.

Al amanecer, hicieron otro alto para desayunar, partiendo enseguida. Luego, a medio día, se detuvieron a almorzar. Durante estas breves paradas, hablaban poco, como si trataran de ahorrar energías. Legolas y Aragorn estaban separados. Ahora el montaraz hablaba sólo con Elrohir y Halbarad, mientras que Haldir lo hacía con Legolas y Elladan no se alejaba de Finwë. Gimli y Merry contemplaban esos arreglos sin decir palabra. "Cosas de elfos", se decía el enano para sus adentros.

Luego de la última parada, cabalgaron sin detenerse hasta llegar al Baluarte del Sagrario, casi al anochecer. Allí los esperaban Rúmil y Eowyn, quien se alegró muchísimo de verlos, en especial a Aragorn.

La cena les fue servida, y mientras cenaban, hablaron largamente con la Dama de Rohan, quien se enteró así de lo que había pasado tras la partida de Théoden. También se llenó de pesar al enterarse que partirían nuevamente al amanecer dirigiéndose a los Senderos de los Muertos. Luego de la cena, se retiraron a descansar a las habitaciones que había preparado la Dama.

Los elfos dedicaron unos minutos a discutir sus próximas acciones. Haldir y su hermano esperarían al rey y partirían con los arqueros a Gondor, pues la Dama Galadriel los había enviado a ayudar al pueblo de Rohan. Elladan y Elrohir irían con Aragorn. Legolas no dijo nada, Aragorn le había pedido a través de Gimli, reunirse con él en su habitación cuando los demás estuvieran dormidos.

Luego de la cena, Finwë se dirigió a su habitación, al final del pasillo, pero fue alcanzado por Elladan. Las intenciones del elfo eran evidentes, pues incluso mientras cabalgaban, las había puesto de manifiesto rozando a Finwë más de lo permitido por los buenos modales.

- "Mañana partiremos y quizá no nos volvamos a ver. Si aún deseas lo que pediste en Cuernavilla, ve a mi habitación en media hora", dijo Elladan, cerrándole un ojo, y antes de que el otro elfo pudiera responder, abrió una de las puertas y desapareció.

Finwë entró a su habitación, amueblada sencillamente. Pasó unos minutos aseándose, mientras pensaba en lo dicho por Elladan. ¿No era esto lo que había estado buscando? Y el elfo de Rivendel era muy atractivo, aunque para los ojos de Finwë, no más que Haldir. Él amaba a Haldir con toda la intensidad de que un joven corazón es capaz, pero no olvidaba las palabras que lo hirieron tanto. Por eso, al fin se decidió a acudir a la cita. Cepilló y ató sus cabellos y se dirigió a la puerta por donde había visto entrar a Elladan. Se detuvo allí y tocó tímidamente.

Elladan abrió y lo hizo pasar. La habitación estaba amoblada como la de Finwë: una mesa, dos sillas y una cama, además de una palangana con agua y útiles de aseo. Estaba iluminada únicamente por la luz de varias velas, pues Elladan no había encendido las lámparas. El elfo tenía puesta una túnica gris pálido, a través de la cual se adivinaban sus firmes músculos.

Tomó las manos de Finwë y le dijo:

– "Me alegra que hayas venido", y sin más, lo besó.

Finwë se puso tenso al principio, era su primer beso y la sensación de unos labios ardientes sobre los suyos lo asustó, pero Elladan era paciente, y lentamente comenzó a acariciar sus cabellos y mejillas, hasta que el otro elfo se relajó y entreabrió los labios. Elladan aprovechó inmediatamente esa ventaja, para introducir su lengua en la boca del joven elfo, explorándola lentamente, mientras atraía el delgado cuerpo hacia él. Finwë entonces lo abrazó y dejó que sus dedos se enredaran en esa cabellera negra, mientras con la otra mano acariciaba los firmes músculos de la espalda de Elladan.

- "Tu boca es deliciosa, mi elfo del Bosque Mágico", susurró Elladan entre besos.

Esto fue suficiente para que Finwë tomara valor, devolviendo el beso, primero tímidamente, y luego, al ver que agradaba a Elladan, más agresivamente, explorando a su vez la boca del otro elfo. Se besaron apasionadamente hasta que Elladan rompió el beso para soltar los cabellos de Finwë, que cayeron libres sobre sus hombros, luego empezó a besar la punta de las orejas, zona muy sensible entre los elfos. El joven elfo suspiraba y gemía suavemente, mientras la boca de Elladan bajaba hacia su blanco cuello y sus manos quitaban la túnica de su compañero, acariciando suavemente su pecho, donde aún tenía vendajes. Un fuerte gemido escapó de la garganta de Finwë, que se detuvo avergonzado.

- "No reprimas lo que sientes, déjalo salir. Nadie puede oírnos aquí, esta es tu noche", le dijo Elladan, deteniéndose un momento para admirar al elfo parado frente a él, desnudo hasta la cintura.

Luego volvió a besarlo, mientras sus manos empezaban a recorrer ese joven cuerpo ávido de caricias. Finwë echó la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados, abandonándose a las sensaciones. Elladan lo tenía abrazado de la cintura, mientras su boca besaba su cuello y sus manos pellizcaban levemente sus pezones. Finwë gemía de placer, sintiendo las manos y la boca del otro elfo en todas partes.

La lengua de Elladan empezó a hacer círculos alrededor de uno de sus pezones, mientras le acariciaba con ambas manos los firmes glúteos y mordía suavemente el otro pezón acariciando sus muslos. Sorprendido, Finwë abrió los ojos y vio dos elfos en lugar de uno. ¡Elrohir! Su cuerpo se tensó de inmediato. Eso no era lo que tenía en mente.

- "Relájate mi bello compañero", le dijo Elladan, "dijiste que deseabas explorar los misterios del sexo, por eso invité a mi hermano a unírsenos y hacer de esta noche algo memorable para ti"

Antes de que Finwë pudiera contestar, Elrohir puso sus labios sobre los suyos, besándolo ansiosamente. El joven elfo no pudo dejar de comparar esas caricias. Elladan era más cariñoso, mientras Elrohir era más apasionado. Disfrutó el beso y las sensaciones que los gemelos estaban creando. Las manos de Elladan volaban ya desatando las cintas de su pantalón, mientras Elrohir abandonó la calidez de su boca para comenzar a besar su espalda y a acariciar la exquisita redondez de sus nalgas ahora desnudas.

Luego, entre los dos, lo llevaron a la cama, recostándolo suavemente entre los almohadones. Finwë cerró los ojos y sintió unos labios cálidos que besaban uno de sus pezones, acariciándolo con la lengua, mientras el otro era atacado por ligeras mordidas, que lejos de lastimarlo, le causaban gran placer. Sus piernas fueron separadas y sus partes más sensibles fueron acariciados por dos pares de manos ansiosas.

Elrohir dejó caer la túnica que lo cubría, su miembro erecto buscaba alivio. Se puso de rodillas, con el elfo pelirrojo en medio, y se introdujo en la boca de éste. Finwë no estaba muy seguro de qué hacer, y lo acarició con ambas manos, mientras su boca lo besaba levemente. Entonces, sintió una caricia similar en su propio cuerpo, causada por Elladan, que lamía alrededor de su glande, como si se tratase de un manjar exquisito. Luego, su lengua lo acariciaba de arriba hacia abajo, introduciéndolo en su boca para después soltarlo, y continuar con esa deliciosa tortura.

Inconscientemente, Finwë empezó a hacer lo mismo con Elrohir, disfrutando los gemidos que arrancaba de la garganta del elfo. 

- "No sé que le estés haciendo, hermano, pero por favor no te detengas", decía Elrohir, empujando su miembro más y más dentro de la dulce boca de Finwë que succionaba, lamía y mordía suavemente, llevando al otro elfo al borde de la locura.

- "¡Detente, o no resistiré más!", Elrohir se retiró un momento para recobrar el aliento.

Elladan aprovechó la pausa para quitarse la túnica a su vez, tomando un pequeño frasco que tenía en el bolsillo. Luego se inclinó de nuevo para atacar a Finwë con sus caricias, a las que se unió Elrohir. Era una deliciosa tortura para el joven elfo, acariciaba el cabello de los hermanos, moviendo las caderas de arriba hacia abajo, mientras era succionado y frotado por hábiles labios y manos. Un ronco gemido escapó de su boca mientras su semilla explotaba en los rostros de los gemelos, que la bebieron toda.

Finwë quedó tendido sin aliento, con los ojos cerrados, mientras los gemelos sonreían maliciosamente. Había llegado su momento. Dejaron descansar un momento al elfo pelirrojo, sus cabellos estaban ahora desparramados sobre la blanca sábana, tal como lo había imaginado Elladan. Esta visión fue suficiente para que éste continuara con lo que se había propuesto.

Ambos elfos empezaron a besar a Finwë en las rodillas, separándole las piernas. Lentamente empezaron a subir por los muslos. Ahora era fácil para el joven elfo distinguir las caricias de sus dos amantes. Elladan era más gentil y cariñoso, mientras Elrohir era más rudo y apasionado.

Elladan destapó el frasco y ambos hermanos humedecieron sus dedos con el aceite que contenía. Luego los dirigieron hacia el último lugar virgen del cuerpo del joven elfo. Elladan lo probó primero, con cuidado ya que Finwë se estremeció poniéndose tenso. Las manos de Elrohir comenzaron a trabajar nuevamente en su miembro, que poco a poco se endurecía, a la vez que Elladan introducía el segundo dedo. Pronto Finwë empezó a gemir nuevamente, y a una señal de Elladan, Elrohir tomó la posición de antes, en la boca del joven, que, aprendida ya la lección, comenzó a succionar hábilmente.

Finwë gemía, jamás imaginó semejante placer. Luego sintió algo que pugnaba por introducirse a su cuerpo, e imaginando lo que era, trató de relajarse, pensando en las caricias que hacían delirar a Elrohir. Poco a poco su cuerpo fue abriéndose, hasta que Elladan lo llenó por completo, y empezó a moverse cuidadosamente primero, y luego más rápido, a la vez que Finwë mantenía el mismo ritmo con sus caderas y con su boca que no dejaba de atender a Elrohir. El joven elfo gemía ahora sin control, sin preocuparse más de los otros que dormían.

Haldir estaba inquieto, se sentía arrepentido por la forma en que estaba tratando a Finwë y eso no lo dejaba dormir. Finalmente, decidió hacer las paces y se dirigió a la habitación del joven. Llamó a la puerta y al no responderle nadie, la abrió. Grande fue su sorpresa al encontrar la cama sin deshacer y ni rastros de Finwë. Caminó entonces por el pasillo, sin estar seguro de qué hacer, cuando fue atraído por unos extraños ruidos que provenían de la habitación de Elladan. Parado al otro lado de la puerta, escuchó con atención. Eran gemidos de placer, sin lugar a dudas. Su curiosidad no pudo más y con cuidado abrió la puerta un poco, espiando por una rendija. Quedó paralizado ante la vista que se mostraba a sus ojos: Finwë era poseído por Elladan, mientras Elrohir tenía su miembro en la boca del joven elfo, que, al ser llevado al orgasmo, gritaba de placer. Sus compañeros no tardaron en hacer lo mismo, cayendo luego sobre el joven, exhaustos.

Haldir cerró la puerta y se retiró a sus habitaciones. Se sentía dolido, pero a la vez muy excitado, y con estos sentimientos encontrados, se quedó dormido pensando en el hermoso rostro del elfo de cabellos de fuego.

Después de descansar unos momentos, los gemelos continuaron su ataque, cambiando posiciones esta vez. Finwë fue poseído ahora por Elrohir, y luego los tres se quedaron dormidos, sin sospechar que hubo un mudo testigo de sus caricias.

TBC