Leave it behind
Por: Ayesha
E-mail =lg_100309@hotmail.com
Clasificación = R
Parejas = Aragorn/Legolas, Haldir/Legolas, Haldir/Finwe, Elladan/Elrohir/Finwe, Elladan/Elrohir/Haldir/Finwe
Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.R. Tolkien. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno. Yo sólo soy culpable de inventarme a Finwe.
* Capítulo 17 Lothlórien
"Somebody get me out of here / algo me lleva fuera de aquí
I'm tearing at myself / estoy desgarrándome
Nobody gives a damn / nadie da una maldita cosa
about me or anybody else / sobre mi o cualquier otro
I wear myself out in the morning / me visto a mi mismo en la mañana
You're asleep when I get home / estás dormido cuando llego a casa
Please don't call me self defending / por favor no me llames autodefensor
You know it cuts me to the bone / sabes que me hiere profundamente
And it's really not surprising / y realmente no es sorprendente
I hold a force I can't contain / tengo una fuerza que no puedo contener"
Medication - Garbage
El día de la partida, el cielo amaneció despejado y el sol brillaba radiante. El carruaje aguardaba en la puerta del palacio, con Arod a la cabeza de los tres caballos que tirarían de él.
Aragorn se encontraba dando las últimas órdenes. No deseaba viajar con escolta, la ruta hacia Gondor ya no era peligrosa, de modo que sólo irían Gimli y Haldamir acompañando a Legolas. Además de los caballos que tirarían del carruaje, había otro caballo para el rey, así como el caballo que había acompañado a Haldamir desde Mirkwood.
Gimli se acercó y terminó de acomodar su equipaje. Aún continuaba sin hablar mucho con Aragorn, de modo que se sentó en el asiento del cochero, pues prefería conducir a los caballos que cabalgar él mismo.
Eowyn y Faramir estaban también allí, para despedir a los viajeros. La Dama Eowyn parecía triste, pues le daba pesar dejar partir a Legolas en ese estado, pero sabía que él estaría mejor entre su gente.
Finalmente, aparecieron los dos elfos. Legolas había decidido caminar, aceptando la ayuda de su hermano hasta que llegaron a la puerta. Una vez allí, pidió a Haldamir que lo dejara solo.
El elfo caminó penosamente hasta donde estaban Faramir y Eowyn. Ellos trataron de acercarse, pero Haldamir los detuvo con un ademán. Legolas era un elfo y a pesar de las humillaciones que había recibido, deseaba despedirse de sus anfitriones con dignidad.
- "Faramir, Eowyn", dijo Legolas, "les agradezco el haber salvado mi vida y tambien su hospitalidad. Me siento en deuda con ustedes"
- "Legolas, quisiéramos que te quedaras más tiempo. Pero sabemos que es mejor que vuelvas con los tuyos y esperamos que nos podamos encontrar otra vez en mejores circunstancias", dijo Faramir.
- "Considera esta como tu casa, amigo mío", exclamó Eowyn besándolo en la mejilla.
- "Gracias", dijo Legolas. No deseaba hablar más temiendo que sus emociones lo traicionasen delante de Aragorn.
Con un abrazo final de despedida, el elfo se dirigió lentamente al carruaje. Su mirada se cruzó con la de Aragorn, que lo saludó inclinando la cabeza. Legolas sostuvo esa mirada, a pesar de que sentía que las piernas se le doblaban. No le demostraría al mortal que lo afectaba. Aunque empezaba a dudar de su resolución.
Finalmente llegó, cogiéndose del estribo y subió. El movimiento hizo que el dolor lo traspasara nuevamente, pero se las arregló para no gritar. Por dentro, el carruaje era amplio y cómodo y los asientos habían sido adaptados para formar una cama en la cual cabía una persona. El equipaje de todos se encontraba asegurado sobre las estanterías. Había también una canasta con frutas frescas, las favoritas de Legolas.
El elfo se dejó caer sobre la cama, el esfuerzo había sido grande y estaba seguro que había vuelto a sangrar. Cerró los ojos y trató de pensar en otra cosa.
- "Legolas, ¿todo bien?", preguntó Aragorn entrando a su vez en el carruaje mientras Haldamir y Gimli se despedían de Faramir y Eowyn.
- "Estoy bien", fue la seca respuesta. ¿Por qué tendría que entrar de ese modo? No lo quería cerca, no ahora, no así.
- "Déjame ayudarte", dijo el rey, alcanzándole unas mantas. "por favor", agregó mientras Legolas lo miraba fríamente.
El elfo lo dejó quitarle las botas y cubrirlo con una de las mantas, mirando hacia el techo. Aragorn se sentó a un costado de la cama, pues en el carruaje no había más espacio.
- "Amigo mío", dijo Aragorn, sintiéndose extraño por decir esas palabras a Legolas, como si debiera ¿llamarlo de otro modo?, "debes descansar. El esfuerzo que hiciste fue excesivo. No tenías que caminar toda esa distancia...", se detuvo. Estaba actuando con Legolas de forma ¿protectora?
- "Estoy bien", repitió Legolas, y para darle mayor énfasis a sus palabras, dirigió su mirada al rey.
Ambos se quedaron así, mirándose.
Aragorn se perdió en los ojos azules de Legolas, pensando en lo hermoso que era el elfo y sintiendo una extraña nostalgia, la misma nostalgia que había sentido la primera noche que pasó con Arwen, cuando sus manos añoraban acariciar ¿cabellos rubios?...
Legolas se perdió en los ojos grises de Aragorn, notando por primera vez que el mortal se había peinado y que su rostro estaba afeitado. Se veía más joven y majestuoso con esas ropas de rey...si tan sólo...
- "¿Legolas?"
Haldamir entró al carruaje con expresión preocupada. No había podido detener al mortal antes de que entrara y temía que su hermano estuviera disgustado.
- "Estoy bien", respondió el elfo, "¿partimos?"
Aragorn salió del carruaje y luego de las despedidas y recomendaciones finales de Faramir y Eowyn, partieron, siendo escoltados por algunos guardias hasta el muro exterior de Ithilien.
Aragorn cabalgaba adelante, seguido por Haldamir. Gimli hacía las veces de cochero, cosa fácil porque Arod seguía al caballo de Haldamir y los otros dos caballos lo seguían a él, de modo que el enano no tenía mucho que hacer y se la pasaba comentando la alegría que tendría de ver a la Dama Galadriel.
El estar al aire libre nuevamente había suavizado los ánimos del enano, y Haldamir estaba más tranquilo al ver que Legolas aceptó la presencia de Aragorn dentro del carruaje. Quizás eso era lo que su hermano necesitaba, un poco de distracción en lugar de estar rodeado de cuidados, pensó.
Legolas de arropó dentro del carruaje. No sentía frío, pero las cobijas le daban la sensación de estar protegido, como cuando estaba en brazos de Aragorn. Rechazó ese pensamiento inmediatamente. No quería pensar en el mortal. Pero ¿qué había sido lo que vio en sus ojos? Por un momento pensó que el pasado se había borrado y que él y Aragorn estaban de nuevo juntos. Luego, la triste realidad lo golpeó con fuerza. Aunque Aragorn fuera libre, él nunca volvería a su lado, después de lo sucedido con los uruk-hai, se sentía "sucio", y esa sensación empeoraba cada día...se decía a sí mismo lo que le habían dicho Haldamir y Gimli, que no fue su culpa, pero en el fondo sabía que si no hubiera estado distraído pensando en Aragorn, las bestias no lo hubieran capturado. Y si no hubiera huído de su reino, nada de eso hubiera pasado. Poco a poco se fue quedando dormido, adormecido por el movimiento del carruaje.
Luego de cabalgar por varias horas, Aragorn decidió hacer un alto para almorzar. Detuvieron los caballos y Gimli bajó del carruaje, adolorido, y fue a estirar un poco las piernas. Haldamir mientras tanto, se asomó al carruaje a ver a Legolas, y como lo encontró dormido, se puso a atender a los caballos mientras Aragorn preparaba los alimentos.
El rey se sentía complacido con esa tarea, le recordaba sus tiempos de montaraz, en que todo era más facil y no tenía tantos deberes y protocolos que cumplir. Recordó con nostalgia los viajes de la Comunidad, cuando Legolas cantaba para todos, después de comer. Extrañaba esos tiempos, a sus amigos hobbits, a Gandalf, incluso a Boromir. Eso le llevó a pensar en la muerte de Boromir, el intenso dolor que sintió, cuando pensó que les había fallado a todos y alguien lo confortó, abrazándolo sin palabras. ¡Legolas! Lo recordaba claramente, Legolas lo había abrazado fuerte, haciéndolo sentir ¿amado?...pero el recuerdo se diluyó en su mente y el dolor de cabeza apareció con gran intensidad...
Aragorn se levantó algo mareado, y terminó de preparar los alimentos. Sirvió la ración de Legolas en un plato metálico (Eowyn había insistido en que llevaran utensilios de cocina) y buscó a Haldamir para que se lo llevara, pero éste estaba ocupado con los caballos, de modo que Aragorn se dirigió al carruaje y abrió la puerta.
- "¿Legolas?", llamó despacio, pero no obtuvo respuesta, de modo que entró.
Encontró al elfo dormido y sin hacer ruido, se acercó a él y puso el plato en una mesa que había junto a la cama (el único mueble dentro del carruaje). No deseaba despertarlo, pero entonces vio que el elfo se agitaba en sueños y murmuraba en élfico.
- "¿por qué...Aragorn?", mientras una solitaria lágrima se deslizaba por su mejilla.
Aragorn puso la mano sobre su hombro para calmarlo y rozó su cabello. Sin saber cómo, sus dedos se enredaron en aquél cabello rubio y su otra mano acarició la pálida mejilla siguiendo el camino de la lágrima.
Legolas se agitó más y rechazó su contacto, estremeciéndose y murmurando palabras ininteligibles, de las que Aragorn sólo pudo rescatar un - "¡No! ¡No!", desesperado. Era evidente que tenía una pesadilla sobre su reciente ataque.
El mortal no supo qué hacer...Legolas no quería su presencia, aunque la última vez no lo había rechazado del todo...por otro lado, la angustia en el rostro de su amigo era conmovedora y las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. Sin pensarlo más, se sentó sobre la cama, lo abrazó con fuerza tomándolo por la espalda y llevando su cabeza hacia su pecho le susurró al oido...
- "Shh, Legolas, estás a salvo ahora...", mientras acariciaba su espalda, tratando de calmarlo.
El cuerpo del elfo se relajó un poco, y luego un poco más, hasta que se quedó inmóvil. Aragorn lo abrazó con fuerza, como si sus brazos fueran el único lugar al que perteneciera Legolas. El elfo de pronto levantó la cabeza un poco.
- "¿Aragorn?", dijo débilmente y cuando se dio cuenta de que el rey lo estaba abrazando, se puso tenso y se soltó.
- "Lo siento Legolas...tenías una pesadilla y yo sólo trataba de ayudar", dijo Aragorn avergonzado...por un momento había creído...pero no, era una locura...aunque, ¡se sentía tan bien tener al elfo entre sus brazos!
- "Gracias, Elessar. Pero estoy bien", respondió fríamente el elfo.
- "Te traje algo de comer", dijo el rey señalando el plato ¿por qué Legolas lo había llamado Aragorn y luego Elessar?...otra vez el dolor pareció partirle la cabeza...hizo una mueca de dolor.
- "Gracias", respondió el elfo con tono cortante, "¿te pasa algo?", preguntó al ver al rey poner una expresión de gran dolor.
- "No...solo es mi cabeza, me ha estado doliendo mucho últimamente", respondió Aragorn ("cuando pienso en ti"), quiso agregar, pero no lo hizo. "Creo que debes descansar. Iré con los otros", y sin más, se retiró.
Legolas se quedó solo, pensando. Tomó distraídamente los alimentos que Aragorn le había llevado. Acababa de notar que había algo raro en el rey, pero no tenía idea de qué podía ser.
No pudo pensar más en Aragorn. La herida le había vuelto a sangrar y estaba doliéndole mucho, por eso se alegró cuando Haldamir apareció a ayudarlo y se sintió aliviado cuando su hermano colocó el ungüento que Aragorn había preparado. Luego, partieron nuevamente.
El resto del viaje transcurrió sin mayores incidentes, pues Aragorn decidió evitar volver a molestar a Legolas y no volvió a verlo a solas, aunque sabía, por Haldamir, que la herida no mejoraba como debiera. El rey se sentía culpable a causa de Arwen, pues estaba sintiéndose muy extraño cada vez que se acercaba al elfo. Tenía deseos de abrazarlo, de protegerlo, de amarlo, y estos pensamientos lo hacían sufrir, de modo que se concentraba en guiar a la pequeña compañía y en conseguir alimentos frescos para Legolas, pero no volvió a visitarlo.
Legolas mientras tanto, platicaba con Haldamir y Gimli sobre el bosque y las criaturas que lo habitaban, y evitaba hablar sobre Aragorn. Solo en una ocasión, mientras cenaba con Gimli, el enano le preguntó de pronto.
- "Legolas, ¿cómo harás cuando lleguemos a Gondor?"
El elfo suspiró, él había estado también pensando en eso cuando lo dejaban sólo. Lo último que deseaba era ver a Arwen esperando un hijo de Aragorn. Pero él mismo había aceptado hacer el viaje, en parte para demostrarle a Aragorn que no le importaba y en parte para desengañarse de una vez y arrancar al mortal de su corazón.
- "No lo sé", dijo tristemente, "la verdad, no lo sé"
El enano decidió no volver a tocar el tema.
Lo único bueno de todo ello era que Aragorn y Gimli volvían a tratarse, pues era forzoso que se hablaran siento tan pocas personas en el viaje. Además, el enano veía que Legolas estaba mucho más tranquilo respecto al mortal y eso lo convenció de que finalmente su amigo dejaría de sufrir, aunque no perdonaba a Aragorn su cobardía y nunca sería como antes.
Finalmente, un atardecer, llegaron a Gondor.
Arwen esperaba en el balcón cuando vio llegar a la comitiva, y su corazón dio un salto al ver a un elfo rubio galopar junto a Aragorn. Pero cuando miró mejor, se dio cuenta de que no era Legolas, aunque sí era extraordinariamente parecido a éste, seguramente se trataba de Haldamir. El rey parecía cansado y atormentado por algo, pero ya ella se encargaría de hacerlo sentir mejor.
Bajó las escaleras y puso su mejor sonrisa para recibir a los invitados.
Haldamir estaba ayudando a Legolas a bajar del carruaje, pero en cuando él vio a Arwen, apartó el brazo de su hermano y caminó sólo.
Aragorn se acercó a la reina y ella lo saludó con un beso en la boca.
- "Mi señor, ¡te extrañé mucho! Que bueno que hayas vuelto...", dijo Arwen, colgándose del brazo de Aragorn para saludar a Legolas.
Aragorn sonrió algo incómodo. No sabía por qué, pero se le había ocurrido que Arwen no debería darle esa bienvenida delante de Legolas.
- "Mi bella reina", respondió Aragorn, "no deberías estar levantada. Me dijeron que te encontrabas delicada de salud"
- "Me siento mejor ahora que estás aquí", dijo ella sonriendo y acercándose al elfo.
- "Mae Govannen, Legolas. Ha pasado mucho tiempo", dijo tendiéndole la mano, que el besó, evitando mirar el vientre de la reina, ligeramente abultado.
- "Mae Govannen, Arwen. Luces tan bella como siempre", respondió el elfo, haciendo un gran esfuerzo por sonreír.
Gimli los miraba sorprendido. Le extrañaba la calma del elfo y la aparente indiferencia de Aragorn - "Cosas de elfos", murmuró.
Luego de intercambiar saludos con los demás invitados, entraron al castillo. Arwen caminaba del brazo de Aragorn, seguidos por Legolas y Haldamir. Gimli cerraba la marcha.
Legolas trataba de concentrarse en el camino. No quería pensar. No deseaba recordar tiempos felices en el palacio, cuando Aragorn y él pasaron allí una noche juntos, jurándose amor eterno y ahora, caminaba detrás del rey y de su esposa, con una enorme herida en el cuerpo y en el alma.
Se dirigían a las escaleras, rumbo a sus habitaciones, donde ya los sirvientes estaban llevando sus pertenencias. Arwen subió primero y Aragorn se quedó dando instrucciones a su jefe de guardias mientras los otros subían.
Legolas estaba distraído, y tropezó con un escalón, pero dos brazos fuertes lo sujetaron y le impidieron caer ¡Aragorn!. El mortal lo sostuvo entre sus brazos un momento, negándose a soltarlo hasta que los ojos inquisidores de Arwen se posaron sobre él y Haldamir tomó del brazo a Legolas.
- "Gracias, Elessar", respondió Legolas, con voz glacial.
- "Legolas, debes descansar", dijo la reina "sé que estás herido y ese viaje debe haberte fatigado. Tus habitaciones están preparadas, así como las de Gimli. Haldamir, no sabía que vendrías, de modo que podrás esperar un momento con Legolas hasta que los sirvientes terminen de preparar tu habitación", y añadió, mirando a Legolas directamente a los ojos, "ahora, deberán disculparnos, pues hace mucho tiempo que no veo a mi esposo y necesitamos estar a solas", y cogiendo el brazo de Aragorn se lo llevó hacia su habitación.
El rey se dejó llevar, dirigiéndole una última mirada a Legolas. El dolor de cabeza empezaba nuevamente y necesitaba descansar.
El elfo se dirigió en silencio a su habitación, seguido por Haldamir. Una vez allí, se sentó con cuidado en la cama. No deseaba hablar, sólo quería estar solo con su pena. No había pensado lo duro que sería ver a Aragorn junto a Arwen, verla a ella esperando un heredero, y saber que por eso, su amado lo dejó.
- "Legolas, ¿estás bien? Te has puesto muy pálido", dijo preocupado Haldamir.
- "Lo estoy", respondió el elfo sonriendo a su hermano. No tenía derecho a preocuparlo más. "sólo deseo descansar un poco y...", se detuvo inseguro.
- "¿Qué más deseas?"
- "Me pregunto si podría tomar un baño", dijo Legolas. Ansiaba tomar un baño, no se había bañado desde el ataque de los uruk-hai y a pesar de que habían limpiado su cuerpo, se sentía "sucio" aún.
Haldamir sonrió a su hermano y asintió.
- "¿Necesitas ayuda?", preguntó sin desear presionarlo mucho.
- "No, gracias", respondió Legolas.
- "Está bien", dijo Haldamir dirigiéndole una preocupada mirada antes de salir de la habitación.
El elfo miró a su hermano alejarse y se sintió culpable. Todos estaban preocupados por él y en vez de poner de su parte, los echaba de su lado. Gimli deseaba hablarle y él lo había rechazado también. Pero no podía evitarlo, sentía rabia y humillación por lo que le había pasado y además, y eso era lo peor, sentía que seguía amando al mortal que le había causado tanto daño.
Se puso de pie y lentamente se dirigió al cuarto de baño, y empezó a llenar la bañera mientras se desvestía lentamente. Había vuelto a sangrar, seguro la subida por las interminables escaleras había sido un esfuerzo excesivo para su herida no curada del todo.
Dejó caer su ropa en el suelo, incapaz de agacharse a recogerla, y se dirigió a la bañera casi llena, sentándose en ella con el mayor de los cuidados. Cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia del agua y tratando de olvidar...pero fue en vano. Ese baño le recordaba la ocasión en que había amado a Aragorn, en ese mismo palacio. ¡cómo dolía recordarlo! Se cubrió el rostro con las manos, incapaz ya de contener las lágrimas, pero un golpe en la puerta lo hizo limpiárselas de un manotazo y mirar hacia ella, esperando ver a Haldamir.
- "Legolas, no deberías estar tomando un baño tú solo", le reclamó Aragorn entrando al baño con una extraña expresión en el rostro, "te ayudaré"
- "Elessar, no necesito tu ayuda ni la de nadie", respondió el elfo, consciente de que estaba desnudo bajo el agua que apenas le cubría la cintura.
Pero Aragorn estaba mirando las prendas que él había dejado caer.
- "Has sangrado de nuevo, debiste decírmelo", dijo con un tono de reproche. ¿Por qué actuaba tan protector con el elfo?
- "No es nada, sólo fue al subir las escaleras", respondió el elfo tratando de restar importancia al hecho, a pesar de que sentía dolor.
- "Debiste decírmelo", repitió Aragorn mirándolo de nuevo de esa forma, como si lo estuviera reconociendo...
- "¿Y para qué?", respondió mordazmente el elfo, "sabes que puedo cuidarme por mí mismo. ¿No lo he hecho antes? Cuando...cuando..." y la voz del elfo murió en sus labios, incapaz de continuar.
- "¿Cuándo?", preguntó Aragorn, "Legolas, ¿qué te pasa? ¿hice algo para ofenderte, amigo mío?", su voz fue casi una súplica, sus ojos grises lo miraban con ansiedad y temor de escuchar la respuesta.
Legolas se mordió el labio inferior, ¡cómo se atrevía a preguntar algo así!
- "No sucedió nada, ¿entiendes? NADA que pudiera ofenderme. No tiene importancia ahora", respondió con dureza, "en realidad nunca la tuvo"
La cabeza de Aragorn parecía estallar, pero él estaba decidido a llegar al fondo de todo...
- "Elessar, querido", la voz de Arwen lo hizo sobresaltar e igualmente a Legolas.
La reina entró al baño y Legolas se sintió terriblemente avergonzado.
- "Estaba ayudando a Legolas", explicó Aragorn, que se había sentido culpable de pronto, sin que supiera por qué.
- "No necesito ninguna ayuda", dijo Legolas fríamente mirando al mortal. El momento de debilidad había pasado.
- "Si necesitabas ayuda, debiste enviar por el sanador", dijo Arwen con dulzura. "haré que venga uno inmediatamente. Elessar debe descansar"
El rey salió con su esposa sin dirigirle una segunda mirada y Legolas se las arregló para salir trabajosamente de la tina y dirigirse a su cama, donde cayó agotado.
El sanador enviado por Arwen llegó enseguida y sometió a Legolas una vez más a un humillante examen, luego de lo cual aplicó un ungüento y le recomendó no moverse mucho ni hacer esfuerzos.
Legolas se sentía herido en su orgullo. Había pensado que sería fuerte, pero cada vez que veía a Arwen junto a Aragorn su herida se volvía a abrir, haciéndose más dolorosa. Además, era la primera vez que dormiría sólo desde su ataque, pues en Ithilien, Eowyn lo acompañaba por las noches hasta que llegó Haldamir e hizo lo propio.
Pensó en llamar a su hermano, que dormía en una habitación junto a la suya, pero descartó la idea. Al menos debía dejarlo descansar una noche, ya Haldamir había hecho mucho por él y pudo recordar su rostro cansado cuando lo dejó momentos antes. También pensó en Gimli, pero el enano podría desear preguntarle algo, y lo último que necesitaba Legolas era pensar en sus sentimientos hacia Arwen y Aragorn.
El elfo se acurrucó entre las mantas y cerró los ojos. Pero el sueño se negaba a venir. No podía evitar pensar qué estaría haciendo Aragorn en esos momentos. ¿Estaría haciéndole el amor a Arwen? ¿En la misma cama que ellos habían compartido alguna vez? Trató en vano de apartar ese pensamiento, pero el rostro de Aragorn, rejuvenecido por la pasión, aparecía una y otra vez en su mente, tal como lo recordaba cuando ambos hacían el amor. ¿Él gritaría el nombre de Arwen como tantas veces había gritado el nombre de Legolas al llegar al clímax? ¿Le diría luego palabras de amor y la abrazaría como si no deseara que nadie se la arrebatase jamás? Amargas lágrimas empañaron sus ojos, deslizándose por sus pálidas mejillas, mientras su mente lo torturaba con esos recuerdos.
Mientras tanto, en la habitación contigua, Arwen trataba en vano de llamar la atención de su marido vestida con una bata transparente. Pero Aragorn parecía distraído y sólo le dijo:
- "Querida mía, debes descansar. El bebé necesita que reposes lo suficiente. El sanador me dijo que no te habías sentido nada bien estos días", le dijo suavemente, apartándola.
- "Mi señor, me sentía sola. Pero ahora que has vuelto, todo volverá a ser como antes, ¿verdad?", preguntó ella, desabrochando la bata y dejando ver parte de su cuerpo desnudo.
Pero la mente del rey estaba en otro cuerpo, que había visto hacía escasos momentos, apenas cubierto por el agua; un cuerpo que creía conocer mejor que el suyo, donde sus manos se deslizarían con la facilidad del amante que sabe como complacer a su compañero, pero, ¡Basta! ¿En qué estaba pensando?
- "Lo siento, Arwen. Acabo de llegar de un viaje y deseo descansar también", dijo Aragorn, algo bruscamente y se acostó.
La reina salió al balcón. Estaba furiosa. Había bastado que Legolas apareciera para transtornarlo todo de nuevo. Aragorn actuaba como un completo idiota, pendiente del elfo, nervioso cuando le hablaba. Un terrible pensamiento surgió de pronto, ¿y si Aragorn se estaba enamorando de nuevo de Legolas? ¿Si su amor era tan fuerte que a pesar del hechizo surgía de nuevo? Pero ella aún tenía una carta a su favor: Un heredero. El hijo de Aragorn, que sería rey. Y Legolas jamás podría competir con eso. Ella se encargaría de demostrárselo.
Arwen volvió a la habitación, tranquila con el curso de acción que había decidido. Eso y el cansancio natural del embarazo, hicieron que se quedara dormida casi enseguida.
Aragorn, por el contrario, no lograba conciliar el sueño. De pronto, había notado que sus pensamientos estaban en el rubio elfo, y que no eran los pensamientos de un amigo. Al principio había sentido una enorme angustia al saber a Legolas herido en tan espantosa forma, pero luego, la compasión que sintió había sido reemplazada por algo más, algo que recién en ese instante se atrevía a nombrar, pues acababa de vislumbrar lo que era: se había enamorado de Legolas.
¿Qué haría ahora? No podía dejar que Arwen o Legolas se dieran cuenta de lo que sentía. Era algo completamente indigno. Además, el elfo lo despreciaba y aún no sabía la razón. Quizás Legolas se había dado cuenta de sus sentimientos antes que él mismo y se sentía asqueado por su conducta hacia Arwen. Quizás.pero el dolor de cabeza no le permitió pensar más y cayó finalmente en un intranquilo sueño.
*
La mañana no trajo alivio alguno al elfo, que no había podido conciliar el sueño. Haldamir acababa de entrar, preguntándole cómo había pasado la noche, y él mintió diciéndole que había dormido bien. Luego, Arwen hizo su aparición trayéndole el desayuno.
- "Buenos días Legolas, Haldamir", dijo la reina con una radiante sonrisa, dejando la bandeja sobre la mesita de noche y abriendo las cortinas de par en par.
La luz de la mañana penetró en la habitación, mostrando el rostro de Legolas pálido y demacrado. El elfo sonrió tratando de mostrarse tranquilo.
- "Buenos días, Arwen. Te ves muy animada hoy", respondió Haldamir
- "Oh, desde luego", dijo ella sonriendo aún más, "es que ya tengo de vuelta a mi rey"
- "Pues sí. Creo que Legolas y yo te lo robamos por mucho tiempo", bromeó Haldamir.
- "¿Robármelo? Eso no. Sólo se los presté", respondió Arwen, y agregó, "Haldamir, tu desayuno está servido en el comedor y Gimli te espera allí. Yo acompañaré a Legolas mientras desayuna y se asea"
- "Bien. Nos vemos, hermano", dijo Haldamir abandonando la habitación.
Legolas no había dicho palabra. No tenía nada de apetito y la última compañía que deseaba era Arwen. Le remordía en la conciencia lo ocurrido entre él y Aragorn y se sentía muy mal por el engaño del rey.
- "Legolas, ¿cómo te sientes esta mañana? El sanador me comentó que tu herida no había mejorado", dijo la reina.
- "Estoy bien. No deseo hablar sobre mis heridas, Arwen", respondió el elfo, tratando de no parecer demasiado brusco.
- "Lo siento", dijo ella, ayudándolo a incorporarse mientras le servía un poco de jugo. "hablemos de cosas alegres entonces. ¿Sabes por qué estoy tan feliz? Espero un hijo de Aragorn y el sanador me ha dicho que será varón"
Legolas miró a un punto indeterminado en el espacio, sacando fuerzas para sonreír.
- "Me alegro mucho, Arwen", logró decir.
- "No veo la hora de decírselo a mi rey. Salió temprano a una reunión en el Consejo. Sé que se sentirá dichoso, un heredero es lo que más desea en este mundo", continuó Arwen, sintiéndose inmensamente feliz al ver el rostro descompuesto de Legolas.
- "Sí, eso es lo que más desea", dijo Legolas, hablando más a sí mismo que a la reina.
De pronto, ella lo tocó dulcemente en el hombro y le dijo con suavidad.
- "Siento mucho lo que pasó entre ustedes", el elfo la miró sorprendido, "Sí, lo sé. Aragorn mismo me lo dijo", continuó ella, "fue producto de la soledad y de la angustia que mi señor sufrió en la Guerra del Anillo, pero él guarda hacia ti una gran amistad", sonrió Arwen dando la estocada final.
Legolas no podía creerlo. Tartamudeó confundido
- "¿E-el t-te lo dijo? ¿t-todo?", dijo con voz apenas audible.
- "Por supuesto, porque estaba seguro de nuestro amor. Te agradezco haber estado junto a él cuando yo no pude hacerlo. Sé que lo sucedido con los uruk-hai te ha lastimado muchísimo, querido Legolas", Arwen saboreó estas últimas palabras, "por eso todos están pendientes de ti. Aragorn mismo siente mucha lástima", hizo hincapié en esta última palabra.
Legolas miraba al piso, incapaz de pronunciar palabra alguna.
- "Pero no te sientas mal", continuó Arwen con voz melosa, "todos los que lo saben (los capitanes de la guardia, los sanadores, las doncellas) sienten mucha simpatía por ti, y saben que no fue tu culpa que esos uruk- hai te encontraran desprevenido. Le he pedido a Aragorn que te permita quedarte en el palacio el tiempo que quieras, ahora que tu padre te ha desheredado. Además, quizás quieras compartir con nosotros la alegría del nacimiento del bebé"
Haldamir entró en ese momento y se asustó mucho al ver la cara de dolor de su hermano.
- "¡Legolas! ¿Qué ha pasado?", preguntó ansioso.
Legolas no respondió.
- "Le decía a Legolas que nos hace muy felices que los amigos de Aragorn estén aquí para compartir con nosotros la alegría de ser padres", sonrió Arwen, "creo que Legolas necesita descansar, apenas si ha tocado el desayuno. Enviaré por el sanador", dijo retirándose.
- "¿Legolas?"
- "Quiero estar solo", pidió el elfo débilmente.
- "No te ves bien. Estás pálido.", empezó Haldamir.
- "Quiero estar solo", volvió a decir Legolas haciendo un enorme esfuerzo por mirar a los ojos a su hermano.
- "Estaré afuera, esperando al sanador", respondió Haldamir dirigiéndose a la puerta.
Legolas se dejó caer sobre la cama. ¡Ella lo sabía! ¡Lo había sabido siempre! Eso explicaba muchas cosas. La extraña actitud de Aragorn, ¡era lástima! Ella misma se lo había dicho. Aragorn sentía lástima, todos sentían lástima por él. Las crueles palabras de Elrohir hicieron eco en sus oídos una vez más "Serás su consorte" ¿Es que acaso Aragorn se lo había dicho también? ¿Cuántos más lo sabrían? Él, que guardaba ese amor como el recuerdo más preciado, había cuidado mucho, aún luego de ser despreciado, el decírselo a alguien. Pero Aragorn lo había hecho, y se había jactado de eso "se sentía solo y angustiado", "necesitaba consuelo", eso era lo que ella había dicho, ¡y le habia agradecido por estar junto a Aragorn! La poca dignidad que aún le quedaba se había diluido con la sonrisa de Arwen.
Ahora ella también sentía lástima. No se sentía en absoluto amenazada, ¡Qué iluso había sido al creer ver algo en los ojos de Aragorn! ¡Era lástima! No podía quedarse allí. No podía. Tenía que irse.
En ese momento, algo se apagó dentro de él, cansado de sufrir de esa manera. Sólo se dejó estar, con los ojos cerrados y perdió la noción del tiempo.
- "Legolas, el sanador está aquí", dijo suavemente Haldamir al ver a su hermano echado en la cama con los ojos cerrados.
- "Legolas", repitió, tocándole la mejilla.
Los ojos azules se abrieron lentamente, completamente vacíos e inexpresivos. Legolas se volteó para someterse nuevamente al humillante examen, sin decir palabra.
Cuando el sanador se retiró, volvió a echarse de frente y se cubrió con la manta. Sus ojos seguían vacíos.
- "Legolas, dime qué pasa", pidió Haldamir cada vez más preocupado.
- "Lothlórien", fue lo único que obtuvo como respuesta.
- "¿Lothlórien? ¿Quieres partir?", preguntó su preocupado hermano.
Legolas asintió con la cabeza. Se sentía demasiado desdichado para hablar. Cerró los ojos y trató de huir de todo eso.
- "¡Legolas!", gritó Haldamir, sacudiéndolo desesperado.
- "Lothlórien", susurró el elfo herido una vez más.
Los sanadores fueron llamados, incluso el mismo rey se presentó preocupadísimo, pero nada era capaz de sacar a Legolas de su ensimismamiento. Sólo se dejaba hacer, con sus bellos ojos vacíos y el rostro completamente inexpresivo.
Haldamir discutía con los soberanos y con Gimli lo que debían hacer.
- "No entiendo qué le pasó, por la mañana lo noté cansado, como si no hubiera dormido bien, pero hablamos un poco antes de que llegara Arwen", decía Haldamir.
- "Y estuvimos platicando sobre varias cosas. Lo encontré cansado, pero normal, hasta que entraste de nuevo, Haldamir", respondió Arwen con la preocupación pintada en el rostro.
Gimli la miraba muy fijamente, haciéndola ponerse nerviosa.
- "Legolas no se siente bien aquí. Debemos llevarlo a Lothlórien", dijo el enano con tono amenazador.
- "¿Por qué no se siente bien aquí?", exclamó Aragorn, "le hemos dado todo tipo de atenciones, tiene a su disposición a los mejores sanadores, ¿qué le sucede?"
Gimli lo miró con el más absoluto desprecio.
- "Legolas no deseará estar en el lugar donde sufrió tanto una vez", dijo el enano mirando al rey.
- "¿De qué hablas?", preguntó Aragorn.
- "Cálmense, por favor. Es claro que todos deseamos el bien de Legolas, y estoy de acuerdo con Gimli, cuando antes lo lleven a Lothlórien, será mejor para él", intervino Arwen.
La discusión se prolongó unos instantes más, hasta que Haldamir terminó por ceder y el rey dio las órdenes para preparar inmediatamente todo lo necesario para el viaje. En esta ocasión, él no los podría acompañar, pues su esposa e hijo necesitaban de su presencia, como se lo había hecho saber Arwen esa misma mañana.
La condición de Legolas no varió en lo absoluto lo que quedaba del día, y por la noche, Haldamir estuvo más que convencido de que lo único que salvaría a su hermano sería la magia del Bosque Dorado. Él y Gimli velaron el sueño de Legolas, sin hablar mucho, pero atentos a cualquier tipo de reacción del elfo, decepcionados de no poder ver mejoría alguna.
Al siguiente día, muy temprano, abordaron las barcas que los conducirían a Lothlórien, acompañados por una pequeña escolta que los dejaría a la entrada del bosque dorado.
La despedida fue penosa, pues era evidente que Aragorn deseaba acompañarlos, pero sus deberes de esposo y padre le impedían en aquélla ocasión cumplir con sus deberes de amigo.
- "Cuídalo mucho. Iré apenas pueda", dijo a Haldamir antes de despedirse.
Legolas fue traído en una camilla y depositado con cuidado en una de las barcas, donde se acomodó Haldamir y dos remeros. La otra barca era tripulada por Gimli y dos remeros más, pues los soberanos se habían negado a que sus amigos tuvieran que remar.
El elfo herido no mostró señal alguna de saber hacia donde se dirigían, su rostro seguía tan inexpresivo como siempre y no reaccionó al ver el río ni el bosque, haciendo que el corazón de Haldamir se encogiese, pues sabía cuánto amaba su hermano aquéllas cosas.
La travesía duró varios días, durante los cuales nada cambió en Legolas. Haldamir y Gimli se turnaban para cuidarlo y le hablaban constantemente, pero él no decía nada. Solamente al bajar de las barcas y ser transportado en brazos de Haldamir para pasar el Rauros, su mirada pareció dirigirse hacia el Amon Hen y sus labios temblaron ligeramente. Luego, nada.
Finalmente, llegaron al punto donde el Anduin se unía con el Nimrodel, a la entrada del Bosque Dorado. Allí, los hombres que los escoltaban emprendieron el camino de regreso a Gondor, dejando solos a Haldamir y a Gimli. El resto del trayecto lo harían a pie.
Haldamir tomó a Legolas en sus brazos y caminaron hacia los altos mallorns, internándose en ellos. El enano habría estado feliz en otras circunstancias, pues vería a la Dama Galadriel nuevamente, pero estaba tan preocupado por el estado de Legolas que ni siquiera había pensado en ello. En esos momentos, hubiera deseado ser un poco más alto para poder ayudar a transportar al elfo.
Caminaron un buen trecho, sin hablar. El bosque estaba también extrañamente silencioso. De pronto, una figura embozada saltó de un árbol y les apuntó con una flecha.
- "¡Gimli! ¿Qué le ha sucedido a Legolas? ¿Por qué lo traen así?", exigió una voz en élfico.
- "Baja el arco, Finwe", ordenó otra voz y otra figura surgió de la espesura de los árboles, descubriéndose la cabeza cubierta con una capa élfica. "Mae Govannen, Haldamir, príncipe de la corona de Mirkwood. Mae Govannen, Gimli, Hijo de Gloin", dijo Haldir inclinándose ligeramente, "mi compañero es Finwe, del Bosque Mágico y segundo capitán de guardias de Lothlórien"
- "Mae Govannen, Haldir de Lórien, Finwe", respondió Haldamir.
- "Hola, elfos", gruñó el enano.
- "Ha pasado mucho tiempo, casi un milenio, desde la última vez que nos vimos. Temo que las circunstancias que te traen por aquí no son felices, a juzgar por el estado del príncipe Legolas", dijo Haldir, dirigiéndose a Haldamir al tiempo que se acercaba para tocar la frente de su amigo.
Una expresión grave apareció en el rostro de Haldir.
- "¿Hace cuánto que está así?", preguntó preocupado
- "Cinco días, contando éste", respondió Haldamir, "no sabemos a qué se debe, sucedió de pronto"
- "¡Vámonos entonces! No hay tiempo que perder. Finwe, avisa a los otros", ordenó Haldir.
Finwe silbó varias veces y otros elfos aparecieron. El pelirrojo dio algunas órdenes y en un momento improvisaron una camilla de cortezas entretejidas, donde colocaron a Legolas. Los elfos tomaron la camilla y avanzaron delante, mientras Haldir y los otros los seguían.
Gimli estaba bastante mortificado porque la conversación se había desarrollado en élfico y era poco lo que pudo entender. Ahora, todos caminaban de prisa y Haldir hablaba en voz baja con Finwe. Todo parecía indicar que el joven elfo era su segundo en mando, pues los otros elfos obedecían también sus órdenes.
Continuaron aquélla marcha apresurada, turnándose para llevar la camilla donde iba Legolas. El paso que Haldir les obligaba a llevar hacía que nadie tuviese deseos de hablar mucho y Haldamir deseaba llegar a Caras Galadon lo antes posible. Entrada la noche, Haldir decidió hacer un alto para dormir.
- "Hemos avanzado bastante por hoy. Si seguimos a este paso, mañana a medio día habremos llegado. Ahora dormiremos sobre los árboles."
Con cuidado izaron la camilla con Legolas hacia lo alto de un robusto Mallorn y lo colocaron en el centro de la plataforma. Finwe ayudó a subir al enano y los demás subieron también ágilmente.
El primer mallorn estaba ocupado por Legolas, Haldamir, Gimli, Finwe y Haldir, mientras que el árbol vecino era ocupado por los guardias. Cenaron lembas y bebieron agua y Gimli sintió nuevamente el poder de ese pan mágico de los elfos, que alimenta el cuerpo y reconforta el espíritu.
Haldir ayudó a Legolas a incorporarse y le dio un trozo de lembas que el elfo comió mecánicamente. También bebió el agua que le ofreció, sin cambiar para nada su expresión impasible.
- "Ha estado así todo el trayecto desde Gondor", explicó tristemente Haldamir, "sólo se deja llevar, como si no tuviera voluntad propia"
- "¿Gondor?", exclamó Finwe, "¿qué hacía Legolas alli?"
- "Un momento, pequeño elfo", intervino Haldir. "Haldamir nos contará todo luego de atender a Legolas"
Se acomodaron en la plataforma, sentados en círculo. Finwe se pegó a Haldir y Haldamir se sorprendió mucho cuando vio que el Guardián de Lórien lo abrazaba cariñosamente por la cintura.
- "Bien, amigo mío, te escuchamos", dijo Haldir, "pero debes hablar en la Lengua Común para que Gimli, el enano, pueda entendernos"
Haldamir relató con tristeza cuanto sabía: el destierro de Legolas, el ataque de los uruk-hai y el estado en el que encontró a Legolas, el viaje a Gondor y la misteriosa enfermedad que había atacado a su hermano.
Haldir explicaba todo en élfico a Finwe, que lo miraba horrorizado, - "¡Oh, Legolas!" fue todo lo que pudo decir.
- "Gimli", dijo suavemente Haldir, "¿por qué Aragorn acudió en su ayuda? ¿Por qué se lo llevó a Gondor?"
- "No lo sé. No lo entiendo por más vueltas que le he dado", gruñó el enano.
- "¿A qué se refieren?", preguntó ansioso Haldamir.
- "Gimli", prosiguió Haldir, "¿él no lo sabe?", dijo en alusión a Haldamir.
El enano negó con la cabeza.
- "¿Qué es lo que no sé?", exigió Haldamir
- "Legolas no quería.no quería que se hablara de eso", dijo el enano
Haldir lo miró compasivamente. Estaba conmovido por la lealtad del enano.
- "Amigo mío, ahora Legolas no puede decidir qué es lo bueno para él y qué no lo es. Creo, sin embargo, que no traicionaremos su confianza si ponemos a su hermano al corriente de todo", dijo gravemente.
El enano asintió.
- "Haldamir, esto te resultará muy doloroso, como ha resultado también para nosotros, pero debes comprender por qué Legolas se encuentra así", dijo.
Luego, fue relatándole a Haldamir todo lo acontecido, siendo corroborado por Gimli y por Finwe.
Haldamir escuchaba gravemente. Sus labios estaban pegados y sus puños crispados. Era un príncipe y no debía mostrar sus emociones, pero el daño que le causó Aragorn a su hermano, expuesto por Haldir, había hecho crecer en él una furia ciega y se juró a sí mismo hacer pagar al rey de Gondor por lo sucedido.
TBC
Por: Ayesha
E-mail =lg_100309@hotmail.com
Clasificación = R
Parejas = Aragorn/Legolas, Haldir/Legolas, Haldir/Finwe, Elladan/Elrohir/Finwe, Elladan/Elrohir/Haldir/Finwe
Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.R. Tolkien. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno. Yo sólo soy culpable de inventarme a Finwe.
* Capítulo 17 Lothlórien
"Somebody get me out of here / algo me lleva fuera de aquí
I'm tearing at myself / estoy desgarrándome
Nobody gives a damn / nadie da una maldita cosa
about me or anybody else / sobre mi o cualquier otro
I wear myself out in the morning / me visto a mi mismo en la mañana
You're asleep when I get home / estás dormido cuando llego a casa
Please don't call me self defending / por favor no me llames autodefensor
You know it cuts me to the bone / sabes que me hiere profundamente
And it's really not surprising / y realmente no es sorprendente
I hold a force I can't contain / tengo una fuerza que no puedo contener"
Medication - Garbage
El día de la partida, el cielo amaneció despejado y el sol brillaba radiante. El carruaje aguardaba en la puerta del palacio, con Arod a la cabeza de los tres caballos que tirarían de él.
Aragorn se encontraba dando las últimas órdenes. No deseaba viajar con escolta, la ruta hacia Gondor ya no era peligrosa, de modo que sólo irían Gimli y Haldamir acompañando a Legolas. Además de los caballos que tirarían del carruaje, había otro caballo para el rey, así como el caballo que había acompañado a Haldamir desde Mirkwood.
Gimli se acercó y terminó de acomodar su equipaje. Aún continuaba sin hablar mucho con Aragorn, de modo que se sentó en el asiento del cochero, pues prefería conducir a los caballos que cabalgar él mismo.
Eowyn y Faramir estaban también allí, para despedir a los viajeros. La Dama Eowyn parecía triste, pues le daba pesar dejar partir a Legolas en ese estado, pero sabía que él estaría mejor entre su gente.
Finalmente, aparecieron los dos elfos. Legolas había decidido caminar, aceptando la ayuda de su hermano hasta que llegaron a la puerta. Una vez allí, pidió a Haldamir que lo dejara solo.
El elfo caminó penosamente hasta donde estaban Faramir y Eowyn. Ellos trataron de acercarse, pero Haldamir los detuvo con un ademán. Legolas era un elfo y a pesar de las humillaciones que había recibido, deseaba despedirse de sus anfitriones con dignidad.
- "Faramir, Eowyn", dijo Legolas, "les agradezco el haber salvado mi vida y tambien su hospitalidad. Me siento en deuda con ustedes"
- "Legolas, quisiéramos que te quedaras más tiempo. Pero sabemos que es mejor que vuelvas con los tuyos y esperamos que nos podamos encontrar otra vez en mejores circunstancias", dijo Faramir.
- "Considera esta como tu casa, amigo mío", exclamó Eowyn besándolo en la mejilla.
- "Gracias", dijo Legolas. No deseaba hablar más temiendo que sus emociones lo traicionasen delante de Aragorn.
Con un abrazo final de despedida, el elfo se dirigió lentamente al carruaje. Su mirada se cruzó con la de Aragorn, que lo saludó inclinando la cabeza. Legolas sostuvo esa mirada, a pesar de que sentía que las piernas se le doblaban. No le demostraría al mortal que lo afectaba. Aunque empezaba a dudar de su resolución.
Finalmente llegó, cogiéndose del estribo y subió. El movimiento hizo que el dolor lo traspasara nuevamente, pero se las arregló para no gritar. Por dentro, el carruaje era amplio y cómodo y los asientos habían sido adaptados para formar una cama en la cual cabía una persona. El equipaje de todos se encontraba asegurado sobre las estanterías. Había también una canasta con frutas frescas, las favoritas de Legolas.
El elfo se dejó caer sobre la cama, el esfuerzo había sido grande y estaba seguro que había vuelto a sangrar. Cerró los ojos y trató de pensar en otra cosa.
- "Legolas, ¿todo bien?", preguntó Aragorn entrando a su vez en el carruaje mientras Haldamir y Gimli se despedían de Faramir y Eowyn.
- "Estoy bien", fue la seca respuesta. ¿Por qué tendría que entrar de ese modo? No lo quería cerca, no ahora, no así.
- "Déjame ayudarte", dijo el rey, alcanzándole unas mantas. "por favor", agregó mientras Legolas lo miraba fríamente.
El elfo lo dejó quitarle las botas y cubrirlo con una de las mantas, mirando hacia el techo. Aragorn se sentó a un costado de la cama, pues en el carruaje no había más espacio.
- "Amigo mío", dijo Aragorn, sintiéndose extraño por decir esas palabras a Legolas, como si debiera ¿llamarlo de otro modo?, "debes descansar. El esfuerzo que hiciste fue excesivo. No tenías que caminar toda esa distancia...", se detuvo. Estaba actuando con Legolas de forma ¿protectora?
- "Estoy bien", repitió Legolas, y para darle mayor énfasis a sus palabras, dirigió su mirada al rey.
Ambos se quedaron así, mirándose.
Aragorn se perdió en los ojos azules de Legolas, pensando en lo hermoso que era el elfo y sintiendo una extraña nostalgia, la misma nostalgia que había sentido la primera noche que pasó con Arwen, cuando sus manos añoraban acariciar ¿cabellos rubios?...
Legolas se perdió en los ojos grises de Aragorn, notando por primera vez que el mortal se había peinado y que su rostro estaba afeitado. Se veía más joven y majestuoso con esas ropas de rey...si tan sólo...
- "¿Legolas?"
Haldamir entró al carruaje con expresión preocupada. No había podido detener al mortal antes de que entrara y temía que su hermano estuviera disgustado.
- "Estoy bien", respondió el elfo, "¿partimos?"
Aragorn salió del carruaje y luego de las despedidas y recomendaciones finales de Faramir y Eowyn, partieron, siendo escoltados por algunos guardias hasta el muro exterior de Ithilien.
Aragorn cabalgaba adelante, seguido por Haldamir. Gimli hacía las veces de cochero, cosa fácil porque Arod seguía al caballo de Haldamir y los otros dos caballos lo seguían a él, de modo que el enano no tenía mucho que hacer y se la pasaba comentando la alegría que tendría de ver a la Dama Galadriel.
El estar al aire libre nuevamente había suavizado los ánimos del enano, y Haldamir estaba más tranquilo al ver que Legolas aceptó la presencia de Aragorn dentro del carruaje. Quizás eso era lo que su hermano necesitaba, un poco de distracción en lugar de estar rodeado de cuidados, pensó.
Legolas de arropó dentro del carruaje. No sentía frío, pero las cobijas le daban la sensación de estar protegido, como cuando estaba en brazos de Aragorn. Rechazó ese pensamiento inmediatamente. No quería pensar en el mortal. Pero ¿qué había sido lo que vio en sus ojos? Por un momento pensó que el pasado se había borrado y que él y Aragorn estaban de nuevo juntos. Luego, la triste realidad lo golpeó con fuerza. Aunque Aragorn fuera libre, él nunca volvería a su lado, después de lo sucedido con los uruk-hai, se sentía "sucio", y esa sensación empeoraba cada día...se decía a sí mismo lo que le habían dicho Haldamir y Gimli, que no fue su culpa, pero en el fondo sabía que si no hubiera estado distraído pensando en Aragorn, las bestias no lo hubieran capturado. Y si no hubiera huído de su reino, nada de eso hubiera pasado. Poco a poco se fue quedando dormido, adormecido por el movimiento del carruaje.
Luego de cabalgar por varias horas, Aragorn decidió hacer un alto para almorzar. Detuvieron los caballos y Gimli bajó del carruaje, adolorido, y fue a estirar un poco las piernas. Haldamir mientras tanto, se asomó al carruaje a ver a Legolas, y como lo encontró dormido, se puso a atender a los caballos mientras Aragorn preparaba los alimentos.
El rey se sentía complacido con esa tarea, le recordaba sus tiempos de montaraz, en que todo era más facil y no tenía tantos deberes y protocolos que cumplir. Recordó con nostalgia los viajes de la Comunidad, cuando Legolas cantaba para todos, después de comer. Extrañaba esos tiempos, a sus amigos hobbits, a Gandalf, incluso a Boromir. Eso le llevó a pensar en la muerte de Boromir, el intenso dolor que sintió, cuando pensó que les había fallado a todos y alguien lo confortó, abrazándolo sin palabras. ¡Legolas! Lo recordaba claramente, Legolas lo había abrazado fuerte, haciéndolo sentir ¿amado?...pero el recuerdo se diluyó en su mente y el dolor de cabeza apareció con gran intensidad...
Aragorn se levantó algo mareado, y terminó de preparar los alimentos. Sirvió la ración de Legolas en un plato metálico (Eowyn había insistido en que llevaran utensilios de cocina) y buscó a Haldamir para que se lo llevara, pero éste estaba ocupado con los caballos, de modo que Aragorn se dirigió al carruaje y abrió la puerta.
- "¿Legolas?", llamó despacio, pero no obtuvo respuesta, de modo que entró.
Encontró al elfo dormido y sin hacer ruido, se acercó a él y puso el plato en una mesa que había junto a la cama (el único mueble dentro del carruaje). No deseaba despertarlo, pero entonces vio que el elfo se agitaba en sueños y murmuraba en élfico.
- "¿por qué...Aragorn?", mientras una solitaria lágrima se deslizaba por su mejilla.
Aragorn puso la mano sobre su hombro para calmarlo y rozó su cabello. Sin saber cómo, sus dedos se enredaron en aquél cabello rubio y su otra mano acarició la pálida mejilla siguiendo el camino de la lágrima.
Legolas se agitó más y rechazó su contacto, estremeciéndose y murmurando palabras ininteligibles, de las que Aragorn sólo pudo rescatar un - "¡No! ¡No!", desesperado. Era evidente que tenía una pesadilla sobre su reciente ataque.
El mortal no supo qué hacer...Legolas no quería su presencia, aunque la última vez no lo había rechazado del todo...por otro lado, la angustia en el rostro de su amigo era conmovedora y las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. Sin pensarlo más, se sentó sobre la cama, lo abrazó con fuerza tomándolo por la espalda y llevando su cabeza hacia su pecho le susurró al oido...
- "Shh, Legolas, estás a salvo ahora...", mientras acariciaba su espalda, tratando de calmarlo.
El cuerpo del elfo se relajó un poco, y luego un poco más, hasta que se quedó inmóvil. Aragorn lo abrazó con fuerza, como si sus brazos fueran el único lugar al que perteneciera Legolas. El elfo de pronto levantó la cabeza un poco.
- "¿Aragorn?", dijo débilmente y cuando se dio cuenta de que el rey lo estaba abrazando, se puso tenso y se soltó.
- "Lo siento Legolas...tenías una pesadilla y yo sólo trataba de ayudar", dijo Aragorn avergonzado...por un momento había creído...pero no, era una locura...aunque, ¡se sentía tan bien tener al elfo entre sus brazos!
- "Gracias, Elessar. Pero estoy bien", respondió fríamente el elfo.
- "Te traje algo de comer", dijo el rey señalando el plato ¿por qué Legolas lo había llamado Aragorn y luego Elessar?...otra vez el dolor pareció partirle la cabeza...hizo una mueca de dolor.
- "Gracias", respondió el elfo con tono cortante, "¿te pasa algo?", preguntó al ver al rey poner una expresión de gran dolor.
- "No...solo es mi cabeza, me ha estado doliendo mucho últimamente", respondió Aragorn ("cuando pienso en ti"), quiso agregar, pero no lo hizo. "Creo que debes descansar. Iré con los otros", y sin más, se retiró.
Legolas se quedó solo, pensando. Tomó distraídamente los alimentos que Aragorn le había llevado. Acababa de notar que había algo raro en el rey, pero no tenía idea de qué podía ser.
No pudo pensar más en Aragorn. La herida le había vuelto a sangrar y estaba doliéndole mucho, por eso se alegró cuando Haldamir apareció a ayudarlo y se sintió aliviado cuando su hermano colocó el ungüento que Aragorn había preparado. Luego, partieron nuevamente.
El resto del viaje transcurrió sin mayores incidentes, pues Aragorn decidió evitar volver a molestar a Legolas y no volvió a verlo a solas, aunque sabía, por Haldamir, que la herida no mejoraba como debiera. El rey se sentía culpable a causa de Arwen, pues estaba sintiéndose muy extraño cada vez que se acercaba al elfo. Tenía deseos de abrazarlo, de protegerlo, de amarlo, y estos pensamientos lo hacían sufrir, de modo que se concentraba en guiar a la pequeña compañía y en conseguir alimentos frescos para Legolas, pero no volvió a visitarlo.
Legolas mientras tanto, platicaba con Haldamir y Gimli sobre el bosque y las criaturas que lo habitaban, y evitaba hablar sobre Aragorn. Solo en una ocasión, mientras cenaba con Gimli, el enano le preguntó de pronto.
- "Legolas, ¿cómo harás cuando lleguemos a Gondor?"
El elfo suspiró, él había estado también pensando en eso cuando lo dejaban sólo. Lo último que deseaba era ver a Arwen esperando un hijo de Aragorn. Pero él mismo había aceptado hacer el viaje, en parte para demostrarle a Aragorn que no le importaba y en parte para desengañarse de una vez y arrancar al mortal de su corazón.
- "No lo sé", dijo tristemente, "la verdad, no lo sé"
El enano decidió no volver a tocar el tema.
Lo único bueno de todo ello era que Aragorn y Gimli volvían a tratarse, pues era forzoso que se hablaran siento tan pocas personas en el viaje. Además, el enano veía que Legolas estaba mucho más tranquilo respecto al mortal y eso lo convenció de que finalmente su amigo dejaría de sufrir, aunque no perdonaba a Aragorn su cobardía y nunca sería como antes.
Finalmente, un atardecer, llegaron a Gondor.
Arwen esperaba en el balcón cuando vio llegar a la comitiva, y su corazón dio un salto al ver a un elfo rubio galopar junto a Aragorn. Pero cuando miró mejor, se dio cuenta de que no era Legolas, aunque sí era extraordinariamente parecido a éste, seguramente se trataba de Haldamir. El rey parecía cansado y atormentado por algo, pero ya ella se encargaría de hacerlo sentir mejor.
Bajó las escaleras y puso su mejor sonrisa para recibir a los invitados.
Haldamir estaba ayudando a Legolas a bajar del carruaje, pero en cuando él vio a Arwen, apartó el brazo de su hermano y caminó sólo.
Aragorn se acercó a la reina y ella lo saludó con un beso en la boca.
- "Mi señor, ¡te extrañé mucho! Que bueno que hayas vuelto...", dijo Arwen, colgándose del brazo de Aragorn para saludar a Legolas.
Aragorn sonrió algo incómodo. No sabía por qué, pero se le había ocurrido que Arwen no debería darle esa bienvenida delante de Legolas.
- "Mi bella reina", respondió Aragorn, "no deberías estar levantada. Me dijeron que te encontrabas delicada de salud"
- "Me siento mejor ahora que estás aquí", dijo ella sonriendo y acercándose al elfo.
- "Mae Govannen, Legolas. Ha pasado mucho tiempo", dijo tendiéndole la mano, que el besó, evitando mirar el vientre de la reina, ligeramente abultado.
- "Mae Govannen, Arwen. Luces tan bella como siempre", respondió el elfo, haciendo un gran esfuerzo por sonreír.
Gimli los miraba sorprendido. Le extrañaba la calma del elfo y la aparente indiferencia de Aragorn - "Cosas de elfos", murmuró.
Luego de intercambiar saludos con los demás invitados, entraron al castillo. Arwen caminaba del brazo de Aragorn, seguidos por Legolas y Haldamir. Gimli cerraba la marcha.
Legolas trataba de concentrarse en el camino. No quería pensar. No deseaba recordar tiempos felices en el palacio, cuando Aragorn y él pasaron allí una noche juntos, jurándose amor eterno y ahora, caminaba detrás del rey y de su esposa, con una enorme herida en el cuerpo y en el alma.
Se dirigían a las escaleras, rumbo a sus habitaciones, donde ya los sirvientes estaban llevando sus pertenencias. Arwen subió primero y Aragorn se quedó dando instrucciones a su jefe de guardias mientras los otros subían.
Legolas estaba distraído, y tropezó con un escalón, pero dos brazos fuertes lo sujetaron y le impidieron caer ¡Aragorn!. El mortal lo sostuvo entre sus brazos un momento, negándose a soltarlo hasta que los ojos inquisidores de Arwen se posaron sobre él y Haldamir tomó del brazo a Legolas.
- "Gracias, Elessar", respondió Legolas, con voz glacial.
- "Legolas, debes descansar", dijo la reina "sé que estás herido y ese viaje debe haberte fatigado. Tus habitaciones están preparadas, así como las de Gimli. Haldamir, no sabía que vendrías, de modo que podrás esperar un momento con Legolas hasta que los sirvientes terminen de preparar tu habitación", y añadió, mirando a Legolas directamente a los ojos, "ahora, deberán disculparnos, pues hace mucho tiempo que no veo a mi esposo y necesitamos estar a solas", y cogiendo el brazo de Aragorn se lo llevó hacia su habitación.
El rey se dejó llevar, dirigiéndole una última mirada a Legolas. El dolor de cabeza empezaba nuevamente y necesitaba descansar.
El elfo se dirigió en silencio a su habitación, seguido por Haldamir. Una vez allí, se sentó con cuidado en la cama. No deseaba hablar, sólo quería estar solo con su pena. No había pensado lo duro que sería ver a Aragorn junto a Arwen, verla a ella esperando un heredero, y saber que por eso, su amado lo dejó.
- "Legolas, ¿estás bien? Te has puesto muy pálido", dijo preocupado Haldamir.
- "Lo estoy", respondió el elfo sonriendo a su hermano. No tenía derecho a preocuparlo más. "sólo deseo descansar un poco y...", se detuvo inseguro.
- "¿Qué más deseas?"
- "Me pregunto si podría tomar un baño", dijo Legolas. Ansiaba tomar un baño, no se había bañado desde el ataque de los uruk-hai y a pesar de que habían limpiado su cuerpo, se sentía "sucio" aún.
Haldamir sonrió a su hermano y asintió.
- "¿Necesitas ayuda?", preguntó sin desear presionarlo mucho.
- "No, gracias", respondió Legolas.
- "Está bien", dijo Haldamir dirigiéndole una preocupada mirada antes de salir de la habitación.
El elfo miró a su hermano alejarse y se sintió culpable. Todos estaban preocupados por él y en vez de poner de su parte, los echaba de su lado. Gimli deseaba hablarle y él lo había rechazado también. Pero no podía evitarlo, sentía rabia y humillación por lo que le había pasado y además, y eso era lo peor, sentía que seguía amando al mortal que le había causado tanto daño.
Se puso de pie y lentamente se dirigió al cuarto de baño, y empezó a llenar la bañera mientras se desvestía lentamente. Había vuelto a sangrar, seguro la subida por las interminables escaleras había sido un esfuerzo excesivo para su herida no curada del todo.
Dejó caer su ropa en el suelo, incapaz de agacharse a recogerla, y se dirigió a la bañera casi llena, sentándose en ella con el mayor de los cuidados. Cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia del agua y tratando de olvidar...pero fue en vano. Ese baño le recordaba la ocasión en que había amado a Aragorn, en ese mismo palacio. ¡cómo dolía recordarlo! Se cubrió el rostro con las manos, incapaz ya de contener las lágrimas, pero un golpe en la puerta lo hizo limpiárselas de un manotazo y mirar hacia ella, esperando ver a Haldamir.
- "Legolas, no deberías estar tomando un baño tú solo", le reclamó Aragorn entrando al baño con una extraña expresión en el rostro, "te ayudaré"
- "Elessar, no necesito tu ayuda ni la de nadie", respondió el elfo, consciente de que estaba desnudo bajo el agua que apenas le cubría la cintura.
Pero Aragorn estaba mirando las prendas que él había dejado caer.
- "Has sangrado de nuevo, debiste decírmelo", dijo con un tono de reproche. ¿Por qué actuaba tan protector con el elfo?
- "No es nada, sólo fue al subir las escaleras", respondió el elfo tratando de restar importancia al hecho, a pesar de que sentía dolor.
- "Debiste decírmelo", repitió Aragorn mirándolo de nuevo de esa forma, como si lo estuviera reconociendo...
- "¿Y para qué?", respondió mordazmente el elfo, "sabes que puedo cuidarme por mí mismo. ¿No lo he hecho antes? Cuando...cuando..." y la voz del elfo murió en sus labios, incapaz de continuar.
- "¿Cuándo?", preguntó Aragorn, "Legolas, ¿qué te pasa? ¿hice algo para ofenderte, amigo mío?", su voz fue casi una súplica, sus ojos grises lo miraban con ansiedad y temor de escuchar la respuesta.
Legolas se mordió el labio inferior, ¡cómo se atrevía a preguntar algo así!
- "No sucedió nada, ¿entiendes? NADA que pudiera ofenderme. No tiene importancia ahora", respondió con dureza, "en realidad nunca la tuvo"
La cabeza de Aragorn parecía estallar, pero él estaba decidido a llegar al fondo de todo...
- "Elessar, querido", la voz de Arwen lo hizo sobresaltar e igualmente a Legolas.
La reina entró al baño y Legolas se sintió terriblemente avergonzado.
- "Estaba ayudando a Legolas", explicó Aragorn, que se había sentido culpable de pronto, sin que supiera por qué.
- "No necesito ninguna ayuda", dijo Legolas fríamente mirando al mortal. El momento de debilidad había pasado.
- "Si necesitabas ayuda, debiste enviar por el sanador", dijo Arwen con dulzura. "haré que venga uno inmediatamente. Elessar debe descansar"
El rey salió con su esposa sin dirigirle una segunda mirada y Legolas se las arregló para salir trabajosamente de la tina y dirigirse a su cama, donde cayó agotado.
El sanador enviado por Arwen llegó enseguida y sometió a Legolas una vez más a un humillante examen, luego de lo cual aplicó un ungüento y le recomendó no moverse mucho ni hacer esfuerzos.
Legolas se sentía herido en su orgullo. Había pensado que sería fuerte, pero cada vez que veía a Arwen junto a Aragorn su herida se volvía a abrir, haciéndose más dolorosa. Además, era la primera vez que dormiría sólo desde su ataque, pues en Ithilien, Eowyn lo acompañaba por las noches hasta que llegó Haldamir e hizo lo propio.
Pensó en llamar a su hermano, que dormía en una habitación junto a la suya, pero descartó la idea. Al menos debía dejarlo descansar una noche, ya Haldamir había hecho mucho por él y pudo recordar su rostro cansado cuando lo dejó momentos antes. También pensó en Gimli, pero el enano podría desear preguntarle algo, y lo último que necesitaba Legolas era pensar en sus sentimientos hacia Arwen y Aragorn.
El elfo se acurrucó entre las mantas y cerró los ojos. Pero el sueño se negaba a venir. No podía evitar pensar qué estaría haciendo Aragorn en esos momentos. ¿Estaría haciéndole el amor a Arwen? ¿En la misma cama que ellos habían compartido alguna vez? Trató en vano de apartar ese pensamiento, pero el rostro de Aragorn, rejuvenecido por la pasión, aparecía una y otra vez en su mente, tal como lo recordaba cuando ambos hacían el amor. ¿Él gritaría el nombre de Arwen como tantas veces había gritado el nombre de Legolas al llegar al clímax? ¿Le diría luego palabras de amor y la abrazaría como si no deseara que nadie se la arrebatase jamás? Amargas lágrimas empañaron sus ojos, deslizándose por sus pálidas mejillas, mientras su mente lo torturaba con esos recuerdos.
Mientras tanto, en la habitación contigua, Arwen trataba en vano de llamar la atención de su marido vestida con una bata transparente. Pero Aragorn parecía distraído y sólo le dijo:
- "Querida mía, debes descansar. El bebé necesita que reposes lo suficiente. El sanador me dijo que no te habías sentido nada bien estos días", le dijo suavemente, apartándola.
- "Mi señor, me sentía sola. Pero ahora que has vuelto, todo volverá a ser como antes, ¿verdad?", preguntó ella, desabrochando la bata y dejando ver parte de su cuerpo desnudo.
Pero la mente del rey estaba en otro cuerpo, que había visto hacía escasos momentos, apenas cubierto por el agua; un cuerpo que creía conocer mejor que el suyo, donde sus manos se deslizarían con la facilidad del amante que sabe como complacer a su compañero, pero, ¡Basta! ¿En qué estaba pensando?
- "Lo siento, Arwen. Acabo de llegar de un viaje y deseo descansar también", dijo Aragorn, algo bruscamente y se acostó.
La reina salió al balcón. Estaba furiosa. Había bastado que Legolas apareciera para transtornarlo todo de nuevo. Aragorn actuaba como un completo idiota, pendiente del elfo, nervioso cuando le hablaba. Un terrible pensamiento surgió de pronto, ¿y si Aragorn se estaba enamorando de nuevo de Legolas? ¿Si su amor era tan fuerte que a pesar del hechizo surgía de nuevo? Pero ella aún tenía una carta a su favor: Un heredero. El hijo de Aragorn, que sería rey. Y Legolas jamás podría competir con eso. Ella se encargaría de demostrárselo.
Arwen volvió a la habitación, tranquila con el curso de acción que había decidido. Eso y el cansancio natural del embarazo, hicieron que se quedara dormida casi enseguida.
Aragorn, por el contrario, no lograba conciliar el sueño. De pronto, había notado que sus pensamientos estaban en el rubio elfo, y que no eran los pensamientos de un amigo. Al principio había sentido una enorme angustia al saber a Legolas herido en tan espantosa forma, pero luego, la compasión que sintió había sido reemplazada por algo más, algo que recién en ese instante se atrevía a nombrar, pues acababa de vislumbrar lo que era: se había enamorado de Legolas.
¿Qué haría ahora? No podía dejar que Arwen o Legolas se dieran cuenta de lo que sentía. Era algo completamente indigno. Además, el elfo lo despreciaba y aún no sabía la razón. Quizás Legolas se había dado cuenta de sus sentimientos antes que él mismo y se sentía asqueado por su conducta hacia Arwen. Quizás.pero el dolor de cabeza no le permitió pensar más y cayó finalmente en un intranquilo sueño.
*
La mañana no trajo alivio alguno al elfo, que no había podido conciliar el sueño. Haldamir acababa de entrar, preguntándole cómo había pasado la noche, y él mintió diciéndole que había dormido bien. Luego, Arwen hizo su aparición trayéndole el desayuno.
- "Buenos días Legolas, Haldamir", dijo la reina con una radiante sonrisa, dejando la bandeja sobre la mesita de noche y abriendo las cortinas de par en par.
La luz de la mañana penetró en la habitación, mostrando el rostro de Legolas pálido y demacrado. El elfo sonrió tratando de mostrarse tranquilo.
- "Buenos días, Arwen. Te ves muy animada hoy", respondió Haldamir
- "Oh, desde luego", dijo ella sonriendo aún más, "es que ya tengo de vuelta a mi rey"
- "Pues sí. Creo que Legolas y yo te lo robamos por mucho tiempo", bromeó Haldamir.
- "¿Robármelo? Eso no. Sólo se los presté", respondió Arwen, y agregó, "Haldamir, tu desayuno está servido en el comedor y Gimli te espera allí. Yo acompañaré a Legolas mientras desayuna y se asea"
- "Bien. Nos vemos, hermano", dijo Haldamir abandonando la habitación.
Legolas no había dicho palabra. No tenía nada de apetito y la última compañía que deseaba era Arwen. Le remordía en la conciencia lo ocurrido entre él y Aragorn y se sentía muy mal por el engaño del rey.
- "Legolas, ¿cómo te sientes esta mañana? El sanador me comentó que tu herida no había mejorado", dijo la reina.
- "Estoy bien. No deseo hablar sobre mis heridas, Arwen", respondió el elfo, tratando de no parecer demasiado brusco.
- "Lo siento", dijo ella, ayudándolo a incorporarse mientras le servía un poco de jugo. "hablemos de cosas alegres entonces. ¿Sabes por qué estoy tan feliz? Espero un hijo de Aragorn y el sanador me ha dicho que será varón"
Legolas miró a un punto indeterminado en el espacio, sacando fuerzas para sonreír.
- "Me alegro mucho, Arwen", logró decir.
- "No veo la hora de decírselo a mi rey. Salió temprano a una reunión en el Consejo. Sé que se sentirá dichoso, un heredero es lo que más desea en este mundo", continuó Arwen, sintiéndose inmensamente feliz al ver el rostro descompuesto de Legolas.
- "Sí, eso es lo que más desea", dijo Legolas, hablando más a sí mismo que a la reina.
De pronto, ella lo tocó dulcemente en el hombro y le dijo con suavidad.
- "Siento mucho lo que pasó entre ustedes", el elfo la miró sorprendido, "Sí, lo sé. Aragorn mismo me lo dijo", continuó ella, "fue producto de la soledad y de la angustia que mi señor sufrió en la Guerra del Anillo, pero él guarda hacia ti una gran amistad", sonrió Arwen dando la estocada final.
Legolas no podía creerlo. Tartamudeó confundido
- "¿E-el t-te lo dijo? ¿t-todo?", dijo con voz apenas audible.
- "Por supuesto, porque estaba seguro de nuestro amor. Te agradezco haber estado junto a él cuando yo no pude hacerlo. Sé que lo sucedido con los uruk-hai te ha lastimado muchísimo, querido Legolas", Arwen saboreó estas últimas palabras, "por eso todos están pendientes de ti. Aragorn mismo siente mucha lástima", hizo hincapié en esta última palabra.
Legolas miraba al piso, incapaz de pronunciar palabra alguna.
- "Pero no te sientas mal", continuó Arwen con voz melosa, "todos los que lo saben (los capitanes de la guardia, los sanadores, las doncellas) sienten mucha simpatía por ti, y saben que no fue tu culpa que esos uruk- hai te encontraran desprevenido. Le he pedido a Aragorn que te permita quedarte en el palacio el tiempo que quieras, ahora que tu padre te ha desheredado. Además, quizás quieras compartir con nosotros la alegría del nacimiento del bebé"
Haldamir entró en ese momento y se asustó mucho al ver la cara de dolor de su hermano.
- "¡Legolas! ¿Qué ha pasado?", preguntó ansioso.
Legolas no respondió.
- "Le decía a Legolas que nos hace muy felices que los amigos de Aragorn estén aquí para compartir con nosotros la alegría de ser padres", sonrió Arwen, "creo que Legolas necesita descansar, apenas si ha tocado el desayuno. Enviaré por el sanador", dijo retirándose.
- "¿Legolas?"
- "Quiero estar solo", pidió el elfo débilmente.
- "No te ves bien. Estás pálido.", empezó Haldamir.
- "Quiero estar solo", volvió a decir Legolas haciendo un enorme esfuerzo por mirar a los ojos a su hermano.
- "Estaré afuera, esperando al sanador", respondió Haldamir dirigiéndose a la puerta.
Legolas se dejó caer sobre la cama. ¡Ella lo sabía! ¡Lo había sabido siempre! Eso explicaba muchas cosas. La extraña actitud de Aragorn, ¡era lástima! Ella misma se lo había dicho. Aragorn sentía lástima, todos sentían lástima por él. Las crueles palabras de Elrohir hicieron eco en sus oídos una vez más "Serás su consorte" ¿Es que acaso Aragorn se lo había dicho también? ¿Cuántos más lo sabrían? Él, que guardaba ese amor como el recuerdo más preciado, había cuidado mucho, aún luego de ser despreciado, el decírselo a alguien. Pero Aragorn lo había hecho, y se había jactado de eso "se sentía solo y angustiado", "necesitaba consuelo", eso era lo que ella había dicho, ¡y le habia agradecido por estar junto a Aragorn! La poca dignidad que aún le quedaba se había diluido con la sonrisa de Arwen.
Ahora ella también sentía lástima. No se sentía en absoluto amenazada, ¡Qué iluso había sido al creer ver algo en los ojos de Aragorn! ¡Era lástima! No podía quedarse allí. No podía. Tenía que irse.
En ese momento, algo se apagó dentro de él, cansado de sufrir de esa manera. Sólo se dejó estar, con los ojos cerrados y perdió la noción del tiempo.
- "Legolas, el sanador está aquí", dijo suavemente Haldamir al ver a su hermano echado en la cama con los ojos cerrados.
- "Legolas", repitió, tocándole la mejilla.
Los ojos azules se abrieron lentamente, completamente vacíos e inexpresivos. Legolas se volteó para someterse nuevamente al humillante examen, sin decir palabra.
Cuando el sanador se retiró, volvió a echarse de frente y se cubrió con la manta. Sus ojos seguían vacíos.
- "Legolas, dime qué pasa", pidió Haldamir cada vez más preocupado.
- "Lothlórien", fue lo único que obtuvo como respuesta.
- "¿Lothlórien? ¿Quieres partir?", preguntó su preocupado hermano.
Legolas asintió con la cabeza. Se sentía demasiado desdichado para hablar. Cerró los ojos y trató de huir de todo eso.
- "¡Legolas!", gritó Haldamir, sacudiéndolo desesperado.
- "Lothlórien", susurró el elfo herido una vez más.
Los sanadores fueron llamados, incluso el mismo rey se presentó preocupadísimo, pero nada era capaz de sacar a Legolas de su ensimismamiento. Sólo se dejaba hacer, con sus bellos ojos vacíos y el rostro completamente inexpresivo.
Haldamir discutía con los soberanos y con Gimli lo que debían hacer.
- "No entiendo qué le pasó, por la mañana lo noté cansado, como si no hubiera dormido bien, pero hablamos un poco antes de que llegara Arwen", decía Haldamir.
- "Y estuvimos platicando sobre varias cosas. Lo encontré cansado, pero normal, hasta que entraste de nuevo, Haldamir", respondió Arwen con la preocupación pintada en el rostro.
Gimli la miraba muy fijamente, haciéndola ponerse nerviosa.
- "Legolas no se siente bien aquí. Debemos llevarlo a Lothlórien", dijo el enano con tono amenazador.
- "¿Por qué no se siente bien aquí?", exclamó Aragorn, "le hemos dado todo tipo de atenciones, tiene a su disposición a los mejores sanadores, ¿qué le sucede?"
Gimli lo miró con el más absoluto desprecio.
- "Legolas no deseará estar en el lugar donde sufrió tanto una vez", dijo el enano mirando al rey.
- "¿De qué hablas?", preguntó Aragorn.
- "Cálmense, por favor. Es claro que todos deseamos el bien de Legolas, y estoy de acuerdo con Gimli, cuando antes lo lleven a Lothlórien, será mejor para él", intervino Arwen.
La discusión se prolongó unos instantes más, hasta que Haldamir terminó por ceder y el rey dio las órdenes para preparar inmediatamente todo lo necesario para el viaje. En esta ocasión, él no los podría acompañar, pues su esposa e hijo necesitaban de su presencia, como se lo había hecho saber Arwen esa misma mañana.
La condición de Legolas no varió en lo absoluto lo que quedaba del día, y por la noche, Haldamir estuvo más que convencido de que lo único que salvaría a su hermano sería la magia del Bosque Dorado. Él y Gimli velaron el sueño de Legolas, sin hablar mucho, pero atentos a cualquier tipo de reacción del elfo, decepcionados de no poder ver mejoría alguna.
Al siguiente día, muy temprano, abordaron las barcas que los conducirían a Lothlórien, acompañados por una pequeña escolta que los dejaría a la entrada del bosque dorado.
La despedida fue penosa, pues era evidente que Aragorn deseaba acompañarlos, pero sus deberes de esposo y padre le impedían en aquélla ocasión cumplir con sus deberes de amigo.
- "Cuídalo mucho. Iré apenas pueda", dijo a Haldamir antes de despedirse.
Legolas fue traído en una camilla y depositado con cuidado en una de las barcas, donde se acomodó Haldamir y dos remeros. La otra barca era tripulada por Gimli y dos remeros más, pues los soberanos se habían negado a que sus amigos tuvieran que remar.
El elfo herido no mostró señal alguna de saber hacia donde se dirigían, su rostro seguía tan inexpresivo como siempre y no reaccionó al ver el río ni el bosque, haciendo que el corazón de Haldamir se encogiese, pues sabía cuánto amaba su hermano aquéllas cosas.
La travesía duró varios días, durante los cuales nada cambió en Legolas. Haldamir y Gimli se turnaban para cuidarlo y le hablaban constantemente, pero él no decía nada. Solamente al bajar de las barcas y ser transportado en brazos de Haldamir para pasar el Rauros, su mirada pareció dirigirse hacia el Amon Hen y sus labios temblaron ligeramente. Luego, nada.
Finalmente, llegaron al punto donde el Anduin se unía con el Nimrodel, a la entrada del Bosque Dorado. Allí, los hombres que los escoltaban emprendieron el camino de regreso a Gondor, dejando solos a Haldamir y a Gimli. El resto del trayecto lo harían a pie.
Haldamir tomó a Legolas en sus brazos y caminaron hacia los altos mallorns, internándose en ellos. El enano habría estado feliz en otras circunstancias, pues vería a la Dama Galadriel nuevamente, pero estaba tan preocupado por el estado de Legolas que ni siquiera había pensado en ello. En esos momentos, hubiera deseado ser un poco más alto para poder ayudar a transportar al elfo.
Caminaron un buen trecho, sin hablar. El bosque estaba también extrañamente silencioso. De pronto, una figura embozada saltó de un árbol y les apuntó con una flecha.
- "¡Gimli! ¿Qué le ha sucedido a Legolas? ¿Por qué lo traen así?", exigió una voz en élfico.
- "Baja el arco, Finwe", ordenó otra voz y otra figura surgió de la espesura de los árboles, descubriéndose la cabeza cubierta con una capa élfica. "Mae Govannen, Haldamir, príncipe de la corona de Mirkwood. Mae Govannen, Gimli, Hijo de Gloin", dijo Haldir inclinándose ligeramente, "mi compañero es Finwe, del Bosque Mágico y segundo capitán de guardias de Lothlórien"
- "Mae Govannen, Haldir de Lórien, Finwe", respondió Haldamir.
- "Hola, elfos", gruñó el enano.
- "Ha pasado mucho tiempo, casi un milenio, desde la última vez que nos vimos. Temo que las circunstancias que te traen por aquí no son felices, a juzgar por el estado del príncipe Legolas", dijo Haldir, dirigiéndose a Haldamir al tiempo que se acercaba para tocar la frente de su amigo.
Una expresión grave apareció en el rostro de Haldir.
- "¿Hace cuánto que está así?", preguntó preocupado
- "Cinco días, contando éste", respondió Haldamir, "no sabemos a qué se debe, sucedió de pronto"
- "¡Vámonos entonces! No hay tiempo que perder. Finwe, avisa a los otros", ordenó Haldir.
Finwe silbó varias veces y otros elfos aparecieron. El pelirrojo dio algunas órdenes y en un momento improvisaron una camilla de cortezas entretejidas, donde colocaron a Legolas. Los elfos tomaron la camilla y avanzaron delante, mientras Haldir y los otros los seguían.
Gimli estaba bastante mortificado porque la conversación se había desarrollado en élfico y era poco lo que pudo entender. Ahora, todos caminaban de prisa y Haldir hablaba en voz baja con Finwe. Todo parecía indicar que el joven elfo era su segundo en mando, pues los otros elfos obedecían también sus órdenes.
Continuaron aquélla marcha apresurada, turnándose para llevar la camilla donde iba Legolas. El paso que Haldir les obligaba a llevar hacía que nadie tuviese deseos de hablar mucho y Haldamir deseaba llegar a Caras Galadon lo antes posible. Entrada la noche, Haldir decidió hacer un alto para dormir.
- "Hemos avanzado bastante por hoy. Si seguimos a este paso, mañana a medio día habremos llegado. Ahora dormiremos sobre los árboles."
Con cuidado izaron la camilla con Legolas hacia lo alto de un robusto Mallorn y lo colocaron en el centro de la plataforma. Finwe ayudó a subir al enano y los demás subieron también ágilmente.
El primer mallorn estaba ocupado por Legolas, Haldamir, Gimli, Finwe y Haldir, mientras que el árbol vecino era ocupado por los guardias. Cenaron lembas y bebieron agua y Gimli sintió nuevamente el poder de ese pan mágico de los elfos, que alimenta el cuerpo y reconforta el espíritu.
Haldir ayudó a Legolas a incorporarse y le dio un trozo de lembas que el elfo comió mecánicamente. También bebió el agua que le ofreció, sin cambiar para nada su expresión impasible.
- "Ha estado así todo el trayecto desde Gondor", explicó tristemente Haldamir, "sólo se deja llevar, como si no tuviera voluntad propia"
- "¿Gondor?", exclamó Finwe, "¿qué hacía Legolas alli?"
- "Un momento, pequeño elfo", intervino Haldir. "Haldamir nos contará todo luego de atender a Legolas"
Se acomodaron en la plataforma, sentados en círculo. Finwe se pegó a Haldir y Haldamir se sorprendió mucho cuando vio que el Guardián de Lórien lo abrazaba cariñosamente por la cintura.
- "Bien, amigo mío, te escuchamos", dijo Haldir, "pero debes hablar en la Lengua Común para que Gimli, el enano, pueda entendernos"
Haldamir relató con tristeza cuanto sabía: el destierro de Legolas, el ataque de los uruk-hai y el estado en el que encontró a Legolas, el viaje a Gondor y la misteriosa enfermedad que había atacado a su hermano.
Haldir explicaba todo en élfico a Finwe, que lo miraba horrorizado, - "¡Oh, Legolas!" fue todo lo que pudo decir.
- "Gimli", dijo suavemente Haldir, "¿por qué Aragorn acudió en su ayuda? ¿Por qué se lo llevó a Gondor?"
- "No lo sé. No lo entiendo por más vueltas que le he dado", gruñó el enano.
- "¿A qué se refieren?", preguntó ansioso Haldamir.
- "Gimli", prosiguió Haldir, "¿él no lo sabe?", dijo en alusión a Haldamir.
El enano negó con la cabeza.
- "¿Qué es lo que no sé?", exigió Haldamir
- "Legolas no quería.no quería que se hablara de eso", dijo el enano
Haldir lo miró compasivamente. Estaba conmovido por la lealtad del enano.
- "Amigo mío, ahora Legolas no puede decidir qué es lo bueno para él y qué no lo es. Creo, sin embargo, que no traicionaremos su confianza si ponemos a su hermano al corriente de todo", dijo gravemente.
El enano asintió.
- "Haldamir, esto te resultará muy doloroso, como ha resultado también para nosotros, pero debes comprender por qué Legolas se encuentra así", dijo.
Luego, fue relatándole a Haldamir todo lo acontecido, siendo corroborado por Gimli y por Finwe.
Haldamir escuchaba gravemente. Sus labios estaban pegados y sus puños crispados. Era un príncipe y no debía mostrar sus emociones, pero el daño que le causó Aragorn a su hermano, expuesto por Haldir, había hecho crecer en él una furia ciega y se juró a sí mismo hacer pagar al rey de Gondor por lo sucedido.
TBC
