Cap. 10. Una medida desesperada y una sentencia
Kagome trato de no pensar demasiado en los meses que siguieron se dedico a su trabajo con mas esfuerzo del que estaba habituada a hacer. Aun no sabia cuando Saiko regresaría por sus cartas, le había indicado que seguiría viajando con su marido, al menos una de ellas dos era feliz. Un día llego a su apartamento para encontrar a su madre esperando por ella, tenia una expresión muy preocupada.
"Pasa algo madre"- Dijo Kagome preocupada
"Hija, ha sucedido algo terrible y me temo que yo lo he causado todo"
"Dime lo que sucede, me estas asustando"
Su madre le miro con una expresión contrita "Recuerdas, que hace meses te dije que no podría mandarte mas dinero?"
"Si, pero luego me dijiste que no hacia falta que me preocupara pues todo se había solucionado"
"Eso es verdad en parte... yo no quería importunarte con los problemas de la casa, ( su voz parecía quebrarse) así que decidí pedir prestado acudí a amigos y conocidos pero nadie quería prestarme o no tenían lo suficiente, ya sabes que no conozco a mucha gente rica, así que decidí acudir a Yu.Ka"
" Pero…Porque lo hiciste, todos saben que no se debe hacer tratos con ellos, hay rumores…"
Su madre la interrumpió. "Ya lo sé, pero estaba desesperada, no fue tan malo sabes, ellos cumplieron con su parte, el problema fui yo que no les pude devolver la suma al tiempo establecido"
"Seguro, son cosas que pueden arreglarse" Dijo esperando calmar a su angustiada madre
Incapaz de sostener mas tiempo la conversación decidió soltar a su hija todo lo que había ocurrido. " Cuando les pedí mas tiempo solo me dieron un mes pero no fue suficiente, así que como había firmado la casa en garantía y mi sueldo también, lo ejecutaron todo, quede a la calle, fui a la oficina para tratar de razonar con uno de los encargados y yo perdí el control…no se como paso…. no me explico que fue lo que me llevo a actuar de esa manera sentía como si una fuerza mas fuerte que yo me manipulara para que tomara el arma del guardia y los amenazara para que devolvieran mi casa, afortunadamente cuando iban a llamar la policía, uno de los dueños entro y dijo que no seria necesario que entendía que estaba actuando mi indignación, dijo que no me hiciera problema y trato de tranquilizarme"
"Ves, las cosas se solucionaron no es tan malo después de todo"
"Si, lo es porque me dijo que para asegurarse de que cumpliese con regresar lo que les debía guardaría el vídeo en que esta grabada la reacción que yo tuve, y que no se los mostraría a las autoridades por lo menos en una semana que es el tiempo que me dio para recaudar el dinero"
"¿Una semana?"
"Sí"
La imagen de esa mujer tan dulce y cariñosa detrás de las rejas, altero el corazón de Kagome, que clase de hombre era ese que le daba esperanzas a una mujer mayor para al siguiente minuto destrozarlas. Sin perder mas tiempo, agarro su chaqueta y decidió ir a esa corporación, simplemente no podía quedarse de brazos cruzados viendo como su madre se desmoronaba ante sus ojos.
"Donde va hija"- Levanto sus ojos llorosos hacia ella. Mientras llevaba con una mano temblorosa un pañuelo a sus ojos.
"A encontrar una solución" Salió apresuradamente hacia la corporación.
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Ya habían pasado dos horas en la sala de espera, la secretaria como no tenia nada mas que hacer fijo su atención en ella y pregunto
"Debes tener un problema muy grave, para soportar esperar tanto para hablar con el dueño"
"Sí…. Oye dime como es él, se puede razonar o no con el sujeto" Tal vez la secretaria podría brindarle alguna ayuda importante, cualquier cosa serviría.
" Lamento decirte que no demasiado, es que no sé cuál de los dos hermanos es el peor, solía pensar que el mayor, pero el menor desde que se hizo cargo de esta empresa, no parece tener un buen humor que digamos"
"¿Entonces el menor es el que esta a cargo de esta empresa?"
"Sí"
Un timbre sonó por el comunicador. La secretaria levanto la cabeza y le hizo una seña a Kagome "Ya puedes pasar"
Entro a un estudio inmenso, decorado con muebles antiguos de roble, demasiado elegante y sobrio al mismo tiempo, sin demostrar ser ostentoso, una alfombra con motivos chinos cubría el centro de la habitación, una de las paredes era una ventana que permitía ver toda la ciudad. Mientras se acercaba noto que el dueño del que le habían hablado tenia el cabello blanco y unos ojos dorados, se parecía a alguien…Kozuke??? Si no era él podría decirse que era su hermano gemelo, el se paro y camino hacia ella, si era Él podía sentirlo de alguna manera inexplicable que ni ella comprendía. Él hablo primero
"Supongo que vienes por lo que paso a tu querida madre verdad?"
" Co… como…lo sabes"
"Sé muchas cosas" Dijo poniéndose frente suyo al dar vuelta del escritorio donde estaba sentado, tenia una expresión muy serena y relajada, como la de un león que se mueve en su propio territorio.
"Kozuke?….. que haces aquí" Estaba tan impresionada que esas fueron las únicas palabras que pudo articular
"No soy mas aquel hombre que conociste, soy Inuyasha…. Kagome y estoy cansado de que no me recuerdes" (Pero eso pronto se solucionara), se dirigió a uno de los cajones que había en el escritorio y saco un jarro para apoyarlo a la mesa, un extraño liquido burbujeaba en él "Bébelo" le miro a los ojos como si la desafiara a contradecirlo.
Pues no le daría con el gusto se estaba cansando de sus juegos, la vida de su madre estaba en juego y si dejarse drogar la iba a ayudar con las cosas sea! Obligo a su mano vacilante tomar la jarra con firmeza y dio un sorbo. Él líquido le quemaba la garganta se le hacia difícil respirar y tragar, todo paso muy rápido Kagome cayo al piso de rodillas delante de él con las manos sosteniéndose la cabeza, apretando los ojos con fuerza, intentando mantener lejos aquellos recuerdos que parecían querer invadirla, sus instintos le decían que luchara para mantenerlos lejos porque serian más dolorosos; que si hubieran atentado contra su vida con un arma, pero sus esfuerzos fueron inútiles vio como había muerto como había recuperado su vida y como ella había pedido la ayuda de Kaede dos años después cuando pudo regresar a la época y enterarse que la consideraban una traidora, para olvidarlo todo y no sufrir mas, convencida de que jamas lo volvería a ver borro su recuerdo de su memoria y de la de sus familiares.
Sin embargo allí estaba él culpándola por algo que había hecho Kikio y no ella. Permaneció allí arrodillada con los ojos cerrados sintiendo aquel dolor en su alma, el mismo que había padecido desde la ultima vez que lo vio y durante los dos años que le siguieron cada vez que intentaba volver por el pozo y no podía
El mismo dolor que casi la destruye cuando comprendió que Él había dudado de ella y la consideraba culpable, aun después de todo lo que habían vivido juntos.
Una fría voz la saco de su estado contemplativo
"Bien, ahora que ya lo sabes podemos volver a lo nuestro verdad?" Su voz estaba desprovista de emociones.
Kagome seguía aturdida por lo ocurrido y asintió con la cabeza
" Tu querida madre como ya lo sabrás fue manipulada para hacer todo lo que hizo y todo con un solo propósito: Que estés aquí. Te diré lo que tengo planeado para ti Kagome" Hizo una pausa "Perdonare a tu madre las deudas que tiene y le daré una vida mejor de la que podría llevar aun teniendo el dinero suficiente, a cambio de que trabajes para mi bueno, no directamente, pues no se me ocurre una idea mejor que la que seas la asistente de mi futura esposa"
"¿Tu futura esposa?" Dijo con voz débil, sus fuerzas la estaban abandonando.
"Serás la asistente de Kikio. De ahora en adelante harás todo lo que ella te ordene, esta claro? Y te mudaras a nuestra casa para que puedas cumplir con tus obligaciones, pues no tendrás horarios, ni privilegios, a la hora que ella lo desee tu estarás allí para lo que se le ofrezca, no tienes que preocuparte por amigos, en casa hay demasiados empleados, claro que no serán como tu, pues no podrás salir de la casa sin autorización o sin decir donde vas. Te quedo claro?
Se dejo caer a un costado del piso, no se atrevía a levantar la cara para mirarlo porque no quería mostrar sus lagrimas, todo dentro de ella era una mezcla de emociones coraje, amor, rabia, indignación, porque le hacia eso, y como era que Kikio estaba aun allí y a punto de casarse con el, viviendo bajo el mismo techo, era pleno siglo XXI y se las había ingeniado para hacerla la esclava de la mujer que lo había traicionado haciéndose pasar por ella.
