Advertencia: Escenas que contienen lemonish

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[ Apago la luz y se dispuso a dormir al cabo de un rato sintió que la puerta se abría para volver a cerrarse. El corazón comenzó a palpitarle fuerte en el pecho y dijo con toda la fuerza que pudo juntar "Quien…. esta ahí" pero tuvo que reconocer que tenia miedo de la respuesta]

Cap. 13. Oscura Noche Demoniaca

Unos ojos rojos brillaron en la oscuridad pero ella no los noto.

El no contesto, se acerco despacio a la cama se sentó inclinándose para prender el velador que dejaba escapar una tenue luz.

"Tenia ganas de verte" le dijo mirándola a los ojos. El color de los ojos de Inuyasha eran dorados ahora, no quería alertarla sobre lo que estaba por ocurrir.

"No puedes estar aquí, no es correcto" Exclamo sobresaltada, esperando que los latidos de su corazón disminuyeran.

"Estoy en mi casa puedo hacer lo que quiera" Se inclino hacia delante, atrapando su cintura con uno de sus brazos atrayéndola para si, sus labios se acercaron a los de ella y aunque trato de no aceptarlos, la atraparon fácilmente.

Demasiado fácilmente, se estremeció, negando el repentino estallido de emociones que parecían surgir dentro de ella. Le toco el pecho para detenerlo pero esa débil negativa solo lo alentó más. Él profundizo el beso, invadiendo su boca. En un esfuerzo por aferrarse a la cordura Kaome arranco sus labios de los de Él.

"¿Porque estas atormentándome de esta manera Inuyasha?¿ Que quieres de mí?" Grito frustrada. Trato de zafarse de sus manos pero estas la asían como el acero.

"Todo. Lo quiero todo de ti, Kaome. Y luego cuando ya no te quede mas que ofrecerme, querré mas"

"No lo conseguirás, te lo juro, nunca me tendrás a Mí" Murmuro ella

"¿Me estas desafiando?" Le subió el mentón con una de sus manos, sin quitar la otra que aprisionaba su cintura. Ella no le contesto solo se limito a mirar hacia un costado. Él sonrío como si hubiera esperado esa reacción de ella.

"Di que me deseas Kaome, " La zamarreo suavemente- "Dilo". No deseaba que las cosas fueran de esa manera entre ellos pero El no podía controlarse ya no era un Hanyu era un Yukai y había agotado todas sus fuerzas en mantenerse alejado.

"Que lo diga y me vea desgraciada por el resto de mis días ¡No!"- Grito ella

"Dilo y tendrás la gloria que tengo el poder de darte"- Paso un dedo por sus labios. "No lo digas y tu pobre y agobiada alma seguirá soportando mas penas."

"Tú eres el que trae pena a mi alma y ahora suéltame" Lucho por zafarse de Él, pero a pesar de todos sus esfuerzos

Él la sostenía con firmeza.

"Pero eso no es verdad ¿No Kaome?". Lo miro horrorizada mientras le asía las muñecas como si las tuviera esposadas "Es lo que niegas lo que te apena el alma ¿Verdad?" Lujuria eso era lo que corría por sus venas en ese instante, lo que hablaba por Él, lo que lo manejaba, lo que lo llevaba a actuar así con Ella

"N-n-No" Tartamudeo pero sabia que estaba mintiendo.

Sintió una de sus garras comenzar a recorrer suavemente por su garganta como si estuviera acariciándola y que cedía el primer botón de su camisón. "No te lo niegues mas Kaome", le dijo hablando con sus labios sobre los suyos, mientras le desabrochaba otro botón,

"No lo haré" Gruño ella, otro botón se abrió y Kaome sintió que su ira estallaba. El no la tomaría. Nunca. Jamas seria tan tonta.

El se acerco a ella y toco la abertura del camisón, Kaome le arranco violentamente la mano de allí, pero al hacerlo logro rasgar la tela haciéndola más grande. Bajo la vista nerviosa y vio que parte de su sostén podía verse. Entonces se desespero por huir de Él, su proximidad la aterraba.

Cuando se le acerco nuevamente los ojos de Kaome buscaron una vía de escape pero no había ninguna. Intento contenerlo con las manos pero Él era demasiado fuerte, le tiro del cabello para apartarlo pero él la ignoro. Sus esfuerzos casi eran imperceptibles para Inuyasha.

Aunque quería salir corriendo de allí, le resulto difícil, sus labios silenciaron la protesta de ella que termino en un débil gemido. Quería escapar, pero en el fondo quería que continuara, lo deseaba esa parte de ella que aun pretendía su amor. Casi presa de un hechizo sintió como el se recostaba sobre ella, aunque intento seguir resistiéndose, acepto sus labios odiándose por permitirlo El nunca la amaría como a Kikio y aunque su conciencia no se cansaba de repetirle que estaba haciendo el papel de tonta, la pasión de Inuyasha parecía susurrar algo muy diferente, algo que ella quería con todo su corazón, ya no pudo razonar con claridad.

El desgarro lo que quedaba del resto de su ropa cuando dejo de besarla, La piel blanca de Kaome parecía fascinarlo, de modo que la contemplo durante un largo rato, como maravillado por esa imagen, hundió su rostro cerca de su cuello y pareció embriagarse con su perfume como si hubiera soñado con él durante largos años y por fin lograra adueñarse. Toco cada mechón de su cabello como si hubiera sido un tesoro que recién acababa de descubrir.

Acaricio su piel de satén y cuando percibió la respuesta de ella (ya no lucharía) no pudo esperar más. Se bajo de la cama, se quito el resto de la ropa y volvió a la cama. Se tendió sobre ella y inclinándose sobre su oído le murmuro:

"He esperado, tanto para esto…una eternidad pero no mas"

Esas palabras, la llenaron de lagrimas, probablemente esa noche estaba destinada a existir y su resultado también fuera obra de un orden superior. Era su terrible secreto que amara a aquel hombre comprometido con otra y su orgullo seria el precio que tendría que pagar por ese sentimiento. Impulsivamente, El tomo su rostro entre sus manos y la beso con todo el deseo contenido en su alma, apretando su cuerpo contra el suyo, se acomodo entre sus piernas.

Aunque debió haber dolor, el de su corazón hizo palidecer cualquier otro. Su ritmo era vigoroso e imparable. Kaome comenzó a estremecerse, sentía que su placer crecía hasta tal punto que quiso implorarle que se detuviera. Pero no se lo pidió, su cuerpo se había rendido a las sensaciones nuevas y excitantes que crecían dentro de ella pretendiendo emerger a la superficie, El no se detuvo.

Inuyasha gimió y echo la cabeza hacia atrás, gozando de su clímax y prolongándolo lo mas que pudo. "Kaome…. Mi Kaome". Pronuncio besando su cuello, humedeciéndolo con su boca, sus colmillos descendieron firmemente sobre su piel y los hundió dañando aquella piel suave, saboreándola, probándola "Ahora eres mía" Le dijo al oído sonriendo con satisfacción.