Cap. 14. Sin Salida

Kaome despertó al día siguiente El aun estaba en el cuarto con ella, se encontró con sus ojos que la miraban directamente. Cuando intento incorporarse Él le alcanzo una bata y ella se apresuro a envolverse en ella. Mientras él la miraba vestirse.

"Que haré contigo Kaome" Dijo pensando en voz alta, pues en ningún momento había previsto marcarla como su pareja, si Kikio veía su marca en el cuello de Kaome él estaría en un grave problema, ya de por si, Kikio no merecía lo que Él había hecho. Aun así se preguntaba porque en todo este tiempo no había marcado a Kikio como paso con Kaome, ellas eran muy distintas, penso que Kaome siempre lograba que él actuase instintivamente al contrario de Kikio con quien siempre estaba calculando todos sus movimientos.

"No sé que hablas ya tenias lo que viniste a buscar porque no te marchas y me dejas sola" Dijo con un tono agresivo y fuerte

Lo que había dicho Kaome, después de lo que habían compartido realmente lo enfureció, pero en realidad estaba más furioso con el mismo que con ella "Bien, me iré pero debes saber que volveré cada vez que quiera y otra cosa jamas dejes que Kikio sepa lo nuestro o te enfrentaras a mi ira, te lo juro" Salió dando un portazo fuerte sin esperar una respuesta

"¿Que Dios cruel fue el que alguna vez nos unió?" "Como es posible que hayas cambiado tanto". Penso Kaome mirando la puerta después que el se había marchado. Pero nadie la escucharía, sabiendo que no había esperanzas, se dejo caer sobre el cubrecama y lloro como si hubiera estado viviendo el fin del mundo. Aparentemente en el futuro no le esperaba mas que llanto y recuerdos.

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Kikio se había ensañado con ella peor que antes, tal vez porque sospechaba algo, podía notar que su trato con Inuyasha había cambiado estaban mas distanciados que antes. Kaome se había pasado todo los días tratando de ocultar las marcas que Inuyasha le había dejado.

Se estaba volviendo loca, se preguntaba que diría su querida Kikio si se enteraba de lo que ocurría bajo sus narices, pero nada la preparo para lo que estaba a punto de vivir. Eve era una muchacha que trabajaba en la cocina y lo más cercano a una amiga que ella había podido llegar a hacer. Cuando la vio venir le dedico una sonrisa pero esta se ensombreció por el aspecto que traía Eve

"Kaome la señorita Kikio dice que la espera en la sala, creo que no es nada bueno porque estaba muy contenta y cuando esa mujer se pone contenta me da escalofríos"

"Bien iré a ver que desea su Alteza Real" Dijo con sarcasmo marchándose para cumplir con el pedido.

Cuando llego al living encontró a Kikio rodeada de dos mujeres tomándole medidas. Kikio giro sonriendo a Kaome y le dijo, "Por fin estas aquí, Kaome es una suerte como somos casi tan parecidas con las tallas, posaras de modelo para estas mujeres, son modistas ¿Sabes?"

"¿Modistas?"

"Si, finalmente Inuyasha me propuso casamiento será dentro de dos meses y tengo tantas cosas que hacer que posar me hace perder el tiempo, pero contigo bastara para que poses por mí, Inuyasha me dijo que no escatimara en gastos, quiere que parezca una reina cuando nos casemos ¿No te parece maravilloso?"

"Señorita, se siente bien" Dijo una de las mujeres al ver que se ponía pálida y sé aferraba a un costado de la pared

"Si, lo siento es que no comí demasiado hoy" Mintió. No le permitiría a Kikio verla desmoronarse se repuso para decir "Claro no habrá problema, ¿Ahora?"

"Cuanto antes, mejor" Dijo Kikio cediéndole su lugar y mirándola por la esquina del ojo era evidente que estaba disfrutando con todo ello.

Inuyasha se había arrepentido de la proposición a Kikio pero ni modo, ella merecía estar a su lado y mucho más por lo que había sacrificado por él, estaban distanciados y ella con lagrimas en los ojos intento llamar su atención diciéndole que no podía vivir sin él y que se mataría si la dejaba, le recordó todo lo que había sufrido haciéndolo sentir culpable, fue entonces cuando le propuso casarse con el, solo había una cosa que le preocupaba a estas alturas…. Kaome. El no la dejaría irse, ella era su pareja ahora y la retendría a como diera lugar, no podía permitir que se alejara de Él, y eso ni Kikio podría impedirlo, tendría que aceptar que siguiera viviendo con ellos.

Al día siguiente pidió hablar con ella en su estudio.

"Como ya te habrás enterado voy a casarme" La miro a los ojos, Kaome recordó esa mirada, era la misma de aquella vez en el pasado cuando estuvo a punto de decirle que elegía a Kikio pero ella se alejo corriendo de Él.

"Si, lo se" Dijo bajando sus ojos. Era una lastima no tener donde correr esta vez.

"Aun así seguirás aquí, viviendo conmigo"

Abrió los ojos sobresaltada. "¿Que? Acaso no me dejaras ir, ¿ Qué pensara tu esposa?"

"Quien decide soy yo no ella"

"No pretenderás que me convierta en tu querida verdad"

"Eres mucho mas que eso para mí" Parecía estar sufriendo, pero sus palabras y acciones demostraban lo contrario.

"De ninguna manera, en cuanto te cases me iré, confío que tengas la decencia de cumplir con lo que prometiste sobre mi madre"

"Piensas mal, te quiero Kaome, eres mi pareja y no me importa lo que tenga que hacer para retenerte, ¿Entendiste?"

"No es justo no lo aceptare, me oyes"

"Kaome, eres mía. Siempre has sido mía y siempre lo serás."

"Soy tu empleada" Protesto " Y eso es lo que siempre seré. Por el simple hecho que trabajo para ti y abuses de mis sentimientos no significa que seas mi dueño o que algún día lo serás. Esas estúpidas marcas no significan nada para mí, ante la ley no pertenezco a nadie, por lo menos hasta el día que me case"

"No permitiré que otros hombres te miren, no les daré ese gusto, porque ese gusto será mío y mío exclusivamente. Por eso permanecerás aquí conmigo. Así que olvídate de esas ideas"

"Eres un monstruo" Dijo entre lagrimas y salió corriendo del estudio.

Debía escapar, tenia que haber una manera, si tan solo pudiera encontrarla.