Cap. 19 Ansiedades y Sentimientos.

Kikio llevo una mano a su cabeza, le dolía demasiado sobre todo desde que había visto a Inuyasha y Kaome juntos, ese amor estaba destinado a ella, no, no podía aceptarlo, no se resignaría a perderlo, esta vez tuvo que sentarse; el dolor se había intensificado, eso no era nada nuevo para ella, estaba acostumbrada; desde niña lo había sentido, era lo único que podía decir había estado con ella en todo momento de su vida aquel intolerable dolor que a veces sé extendía a su cuerpo.

Tal vez estaba llevando demasiado lejos su amor por Inuyasha, tal vez…

"No, no puedes dejarlo ir después de todo lo que hiciste por Él" Dijo la voz dentro de ella

"Caminaste sobre la tierra de los vivos como zombi, aun cuando ya no pertenecías a ese mundo, todo por Él… decidiste quedarte… acaso no lo recuerdas… hasta le ayudaste a destruir a Naraku… aceptaste que esa zorra viviera en tu casa solo porque Él quería que así fuese, aun cuando te lastimaba esa decisión accediste a permitir que se quedara… tu no eres débil… el debe ser tuyo o no lo será de nadie"

Se puso de pie alisando los pliegues de su falda roja, su blusa blanca parecía contrastar con la palidez de su cara blanca. Ella era una mujer que había sobrevivido a todo por si misma, jamas nadie la había ayudado o cuidado, esta vez no seria diferente de las otras, ella resolvería sus problemas como siempre, aun cuando había veces, como estas en que se cansaba de ser fuerte, debía serlo porque si no se preocupaba por sus cosas nadie lo haría.

Levanto la tarjeta de la mesa y se quedo mirándola por un largo rato. No tenia alternativa debía recurrir a Shizuka ella era la única que podría ayudarla a estas alturas. Shizuka era una bruja poderosa que en el pasado la había ayudado en repetidas ocasiones, siempre a cambio de una suma considerable de dinero, aunque le caía mal, siempre había aparentado ser amiga suya para sacarle el mayor provecho.

Horas después se encontraba en su consultorio relatándole a la vieja bruja lo que le sucedía con Mika.

"…. Y cuando le veo me dan escalofríos no sé que signifique solo sé que no quiero estar cerca de Él" Dijo mientras terminaba de contar todo lo ocurrido.

Shizuka puso sus manos en la esfera de cristal y pregunto por Mika, la esfera comenzó a brillar con una intensa luz blanca, un ruido muy potente provino de dentro y la hizo estallar en mil pedazos.

Kikio y Shizuka se cubrieron el rostro para evitar que el polvo del cristal alcance sus caras.

"Mira lo que has hecho jovencita, tendrás que pagar por esto"

"Yo no hice nada… pero te pagare por los daños"

"Esta bien, no tiene importancia…. Se rompió porque ese ser por el que preguntas es un Angel, y la energía con la que yo trabajo es diferente entiendes?"

"Sí"

"Bien, podremos hacer algo, pero será peligroso para ti"

"Jamas me ha asustado el peligro anciana"

"Existe un modo… de que encontremos a su mayor y más peligroso oponente en el otro lado… El se encargaría de quitarlo de tu camino, de llevarlo de este mundo"

"Acepto, no importa lo que tenga que hacer"

"Eso es muy bueno" Dijo la anciana parándose a buscar el material de espaldas a Kikio con una diabólica sonrisa

Shizuka dibujo un pentagrama sobre una especie de madera oscura que parecía tener vida propia pues se movía como si respirase. Kikio hizo lo que la bruja le había indicado se corto la palma de la mano y dejo caer un poco de su sangre en el lugar. Pronunciando en latín antiguo como le había enseñado Shizuka la invocación de un oponente.

Pasaron 30 minutos y Kikio se canso de esperar el resultado.

"Que inútil eres, no ha pasado nada" Dijo enojada

"Yo no diría eso" Una voz masculina y fuerte resonó a sus espaldas, desde la profunda oscuridad que parecía de repente envolver el cuarto.

Kiko giro para enfrentar al dueño de aquella voz.

Un hombre exactamente igual a Mika solo que con el cabello y los ojos oscuros, emergió de la oscuridad, su mirada era fría y penetrante, la más amenazante que ella recordara haber visto en su vida previa a algún Yukai. Su traje negro contrastaba con la palidez de su piel.

El no podía ser un Yukai, parecía que era mucho mas superior que todos ellos pero como era eso posible, acaso existía algún ser más poderoso que los Yukais. Ella lo dudaba, pero aun así este hombre….

"Eres muy perceptiva" le dijo mirándole directamente a los ojos y caminando hacia ella. "Así que eres tu quien quiere deshacerse de Mika, no te parece que es demasiado lo que arriesgas por querer mantener un amor pasado" Dijo el desconocido.

"No, y ¿Quien eres tu?" Tenia miles de preguntas pero debía ser cautelosa y empezar despacio.

"Mi nombre es Conar soy hermano gemelo de Mika, aunque no precisamente un ángel aunque alguna vez lo fui"

"Su…hermano"

"Sorprendida, preciosa" Dijo mientras se aparecía detrás de ella y la abrazaba estrechándola contra su cuerpo, besándole el cuello.

Kikio se alejo apresuradamente de Él, su corazón latía mas aprisa que nunca pero decidió ignorar ese hecho y se paro a enfrentarlo con la mirada enfadada.

"Vamos, cariño no dirás que alguien como tu tiene principios"

"Si los tengo, solo te he llamado para que quites a Mika de mi camino"

Conar continuo hablando como si no la hubiere escuchado, mientras lo hacia se acerco nuevamente a ella y levanto el rostro de Kikio en sus manos obligándola a mirarlo "Naraku te envía saludos"

Kikio sintió su contacto frío como el hielo, como si la quemase, cerro sus ojos por un instante apretándolos con fuerza hasta que los abrió nuevamente "Na. Naraku, no Él esta muerto"

"¿De veras? … ¿Acaso crees que alguien como Él pudo ser vencido por seres tan insignificantes? … Te sorprenderías saber cuan cerca se encuentra" Dijo deslizando una de sus manos por su rostro

"¿Qué?" Exclamo, mientras contenía las ganas de alejarse de Él, ignorando el rechazo que aquel hombre le provocaba.

"Solo digamos que lo conozco… Pero volviendo a ti linda, creo que disfrutare ser tu guardián cuando mueras" Acerco sus labios a los suyos, mientras comenzaba a sujetarla de la cintura.

Ella trato de retroceder y escucho su risa.

En lugar de asustarse o correr le dirijo la mirada mas fría que había puesto alguna vez en su vida.

"No me interesa, lo que hagas o quieras, solo quita al Angel de mi camino" Dijo con la voz desprovista de emociones.

Conar la soltó y la miro un largo rato.

"Ahora entiendo porque ese perro prefiere a la otra mujer en lugar de ti, ella debe tener sangre en sus venas, lo que no puede decirse de ti"

Kikio no iba a responder a aquel insulto, no! Solo una cosa quería y no le importaba lo que tuviera que soportar…Inuyasha.

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"También tú los sientes, verdad Miroku" Dijo Mika a su amigo que se encontraba a su lado tomando el té de la tarde.

Miroku dejo la taza sobre la mesa y respondió "Si…Una presencia maligna a despertado"

"Será cuestión de tiempo antes de que me encuentre" Continuo Mika

"¿Encontrarte? Acaso…conoces a la fuente de ese mal"

"Sí…. Desgraciadamente…. demasiado bien…es mi hermano"

Miroku palideció y comenzó a sentirse mareado "El mismo del que me hablaste"

"El mismo"

Mika le había contado en el pasado sobre su hermano gemelo, de cómo se había apartado de los ángeles y había sido expulsado del cielo, él fue el creador y líder de una nueva orden de ángeles caídos, tenia varios a su disposición, se había apoderado de un plano cósmico, donde iban todas las almas perdidas, humanos y medios humanos, solamente los Yukais de alto rango podían optar por quedarse o marcharse de allí según fuera su gusto.

Se decía que quienes entraban a aquel plano, contrariamente de lo que se pensaba jamas podían salir de el, si su señor lo quería podían permanecer allí para siempre, condenados a la eternidad. Se decía que era un lugar espantoso, porque su dueño podía disponer de esas almas de la manera que él quisiese.

Mika interrumpió los pensamientos de Miroku "No te preocupes, el solo quiere deshacerse de mí, que es para lo cual a sido invocado"

"¿Invocado? Pero quien podría ser tan descuidado para llamarle a este plano terrenal…quien podría…" Solo una persona penso el que seria capaz de hacer tal cosa y sobre todo por como actuaba cuando Mika estaba cerca "Kikio" Dijo Miroku parándose apresuradamente para salir de aquel lugar. Debía advertir a aquella mujer ignorante, de las consecuencias que tendrían sus actos.

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Kikio termino su vaso de agua después de tomar algo para su dolor de cabeza, observo como su mano temblorosa dejaba el vaso sobre la mesa. Aun podía sentir los escalofríos que recorrían su espina desde el encuentro con ese demonio llamado Conar.

Ya era demasiado tarde para volver atrás, las cartas estaban sobre la mesa y debían jugarse, sabia que vendría al día siguiente para cumplir su promesa de deshacerse de Mika de manera que ella y Inuyasha estuvieran juntos para siempre. Eso al menos debía tranquilizarla, pero no lo hacia, ser una simple humana tenia sus desventajas como ser demasiado sensible a las emociones.

El hechizo que Shizuka le había dado previamente había funcionado perfectamente, por eso no había razón para desconfiar de ella y de esta nueva estratagema que había armado. Inuyasha seguía ciego confiando en ella y aun culpaba a Kaome por lo sucedido en el pasado, si no fuera por el hechizo, se habría dado cuenta que era Kaome quien sacrificó su vida y no ella, afortunadamente ninguno de los amigos de Kaome lo había notado, ni el monje, ni aquel ángel entrometido que habían tratado de persuadir a Inuyasha contándole la verdad, eso daba cuenta de cuan poderosos podían ser los hechizos de la anciana bruja de las artes oscuras.

Sus pensamientos volvieron a Conar era tan parecido a Mika pero sin embargo tan diferente, que era lo que había mencionado sobre ¿Naraku? Que le enviaba saludos, ¿Cómo era posible que aun estuviera con vida?

De repente, de la nada sintió una punzada en su estomago; que la hizo doblarse de dolor.

"Maldición, debo buscar un analgésico mas fuerte" Dijo en voz alta. Dirigiéndose fuera de la habitación, debía caminar un poco para despejar su mente. En el camino, observo como una figura se acercaba apresuradamente hasta donde estaba.

Miroku se paro delante de Kikio "Señorita, debemos hablar sobre el demonio que usted a despertado" Dijo en el tono más serio que pudo "Usted vera las consecuencias de despertar a ese Ser son…"

Kikio no le dejo terminar la frase y respondió entre dientes "Aléjate de mi vista…. Ahora"

Sango había escuchado como Kikio le hablaba a su marido, decidió aparecer en escena "Como te atreves a hablarle así…. atrevida, pídele disculpas, el solo vino porque estaba preocupado por ti"

Kikio giro para enfrentar a Sango con una mueca despectiva en sus labios " Y tu sigues tan altanera como siempre me sorprende que estés aquí, acaso no confías en tu marido que tienes que seguirlo a todos lados"

Sango la miro con furia por haber tocado aquel tema, aunque ella confiaba en Miroku siempre lo seguía para que no se metiera en problemas por su temperamento con las mujeres, y en la casa había varias sirvientas bonitas. Decidió no hacer caso del comentario de Kikio, en cambio agarro la mano de su marido y le dedico una tierna sonrisa,

"Ven Miroku, vámonos" Dijo tomándolo de la mano "Déjala, ella deberá enfrentar sola lo que le espera, sea lo que fuere, es obvio que no quiere nuestra ayuda"

Miroku asintió con la cabeza y siguió a Sango, con sus ojos llenos de amor hacia ella.

Kikio observo como Miroku miraba a Sango ¿ Porque Inuyasha no podía mirarla así ? Y porque querían ayudarla a ella, la causante de todos los males de su amiga, seguramente debía ser una trampa, pero no caería en ella, ya eran las seis de la tarde cada vez faltaba menos para el día siguiente (mañana Inuyasha, serás mío) penso y una sonrisa se dibujo en sus labios por primera vez después de mucho tiempo.

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Inuyasha escucho unos golpes en la puerta de su estudio, seguramente seria una de las sirvientas que traía su pedido,

"Adelante" Dijo sin levantar la vista de los papeles del escritorio, al abrirse la puerta sintió aquel aroma tan familiar que fue un golpe para todos sus sentidos. " Kaome" Pronuncio mientras levantaba su cabeza para mirarla.

"Inuyasha…yo…he venido para hablar contigo" Se animo a decir

"Pasa siéntate" Le indico con una seña, el sillón que había en el estudio.

Ella camino lentamente y se sentó, él lo hizo lo mismo colocándose a su lado pero no demasiado cerca.

"Inuyasha yo, sé que no debería estar aquí, que estas por casarte y eso pero…quiero que sepas la verdad de mí, y de nadie mas"

Él hizo un gesto incitándola a seguir su relato

"Mis sentimientos hacia ti no han cambiado, a pesar de todo lo que ha pasado, y de lo sucedido, yo…. Todavía…. Lo que siento por ti…. Es…. Amor" Sus mejillas estaban más rojas de lo que alguna vez en su vida llegarían a estarlo "Pero sé que te casas con ella porque crees que te salvo la vida Inuyasha" Silenciosas lagrimas comenzaron a descender por sus mejillas, ¿Acaso debía decirle la verdad ? No! Él debía darse cuenta solo como Mika se lo había aconsejado, pero ya estaba cansada de esperar toda su vida había sido una larga y cruel espera.

"Kaome" Dijo arrodillándose delante de ella y aferrando sus piernas con sus brazos mientras ponía su cabeza sobre el regazo de Kaome, sus orejas salieron a la vista.

Él traía puesto la misma ropa antigua que en el pasado y parecía como si no hubiese transcurrido el tiempo.

"Kaome, yo también te amo, no podré vivir nunca sin ti, pero debo hacerlo"

"No importa Inuyasha, estaré a tu lado hasta el día de…. La boda, sé que ya debería haberme marchado pero solo quiero disfrutar del poco tiempo… que me queda en tu compañía" Dijo desviando su mirada pues no se atrevía a verle a los ojos.

Inuyasha se levanto y la abrazo estrechándola contra sí, busco su rostro y comenzó a besarla, temiendo que ella lo rechazara, pero ella le respondió el beso, era él más puro y dulce que cualquier mujer que hubiera conocido le hubiera dado alguna vez, si tan solo pudiera tener su dulzura para siempre….

Kaome se aparto de El suavemente y acaricio los labios de Inuyasha con su mano, miro hipnotizada como sus propios dedos marcaban la curva perfecta de la boca de su ser amado, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes…

Él le miro a los ojos y ella sostuvo su mirada por un largo tiempo.

"Siempre te amare, Inuyasha, no lo olvides" Dijo mientras caminaba hacia la salida del estudio, antes de salir volvió a mirarlo una vez mas, quería memorizar su apariencia no olvidarla nunca, ni a Él ni a ese momento en que le había declarado su amor. Le sonrío débilmente y salió cerrando la puerta detrás de si.

Inuyasha se quedo contemplando la puerta por donde se había ido su único y verdadero amor, suspiro mientras miraba el reloj en la pared. Las 12 de la noche debería ir a descansar, penso mientras se tocaba sus labios, la sensación que había dejado Kaome allí aun persistía y era embriagadora. Apago la luz y salió del estudio.