¡Hola a todos!, ¿Cómo están?, Espero que bien, bueno aquí estoy yo otra vez reportándome con un nuevo y apasionante capítulo de este gran fic, con mucha modestia obviamente, jejeje. Esta vez no los detendré demasiado en publicidad e iremos directo al grano. Este fic fue realizado por acción conjunta mía y de Timon, o eso se intentó, que es, a mi opinión la mejor escritora de fanfiction, o por lo menos se esfuerza mucho para escribir bien.
Por lo mismo que digo arriba, este acto conjunto tuvo muchos retrasos y por eso no he publicado nada en tanto tiempo, les pido disculpas. Ni siquiera escribí de este mismo fic, nada absolutamente nada, tengo desde casi un mes este fic terminado... Bueno no importa... Y ahora con ustedes; el fic:
Advertencia: Mucha violencia, espero que no lo lean los que sean de nervios sensibles.
Ahora, sin más palabrería, los introduzco una vez más a este nuevo capítulo (Otra vez):
Fic: El último deseo de Tomoyo.
Capítulo I: La Consumación de mi Deseo.
Tomoyo estaba clavada en esa silla, completamente amarrada, con sus heridas ardiendo contra el cuero de sus amarras y el flagelo constante de sus delicados cabellos. Enfrente de ella el Djinn; ser que le prometió el cielo y le entrega el infierno a cambio de sus sueños, deseos y esperanzas. Desnuda, sin nada con que defenderse, sola, sin nadie con quien pelear, pero aún palpitaba en su corazón la esperanza de tener en sus brazos a su amada Sakura. Tal vez nunca la volvería a ver, tal vez nunca la volvería a escuchar, tal vez nunca la volvería a oler...
En sus sueños nunca había tenido una pesadilla igual, tan llena de terror, de desamor, de falta de misericordia. Así era el Djinn. Que ahora se disponía a continuar con este festín de cínico y desalmado placer.
-La memoria es una carga para el alma como es el clima para la piedra. – dijo el Djinn a modo de canción.
En ese instante Tomoyo escuchó un gran ruido que provenía desde arriba. Era un zumbido incesante acompañado de un polvo arenisco que caía sobre sus llagas recrudeciendo el dolor.
-¡Qué es ese ruido! – gritó Tomoyo.
El Djinn con una gran sonrisa en el rostro hizo aparecer un espejo y lo puso frente a la desprotegida Tomoyo. Los blancos dientes del Djinn le hicieron comprender que tal vez sería simplemente algo para asustarse, entonces fue cuando miró el espejo.
Por un instante el corazón de Tomoyo se negó a seguir latiendo, su mente quedó congelada, su piel erizada y su boca completamente abierta. En ese espejo vio una niña. Una hermosa niña, de bello cuerpo completamente desnudo, completamente níveo, completamente perfecto. En su tersa piel había marcas de un inexorable flagelo que, sin piedad alguna, lastimó hasta su alma, sus perfectas líneas, su escultural e inocente cuerpo consagrado a la perfección violado por esas flamígeras estrías por todo su cuerpo, tanto dolor, tanto daño, tan poca alma. Sobre estas había listones de cuero muy apretados a su piel, rascaban y enardecían todo el dolor duplicándolo hasta el punto de ser insentible. Estaba atada a una silla, una silla para condenados que solo están ahí para ser penalizados con su vida por algo que hubieran hecho. ¿Pero qué castigo tan grande podría ser aquel para semejante tortura previa? Ríos de sangre fluían quedos por el contorno de su cara marcando con su tinte las zonas cruzadas. El cinto de cuero que llevaba en su cabeza y frente imposibilitaban el movimiento y desde arriba solo se podía ver dos cascadas negras de finos pelos que iban hacia su derecha y su izquierda. Esta imagen aterrorizó a Tomoyo. Su mente se recuperó poco a poco para pronunciar dificultosamente unas escuálidas palabras con una parsimonia de un moribundo:
-¿Esa soy yo...?
-Tú eres ella – respondió el Djinn con un tono de mucha importancia –, esa eres tú, ¿Puedes ver lo que te ha hecho este amor?, ¿Estás dispuesta a continuar con este último castigo? ¿Sigues deseando que tu deseo se haga realidad?
-¡Sí! – respondió Tomoyo con su último aliento.
El suelo empezó a mojarse. El lugar completo empezó a llenarse de agua. Lenta pero sin aceptar súplicas o atender dulces palabras esta marea siguió subiendo. Incluso el elegante Djinn mojó sus prendas. El agua subía por el inocente y débil cuerpo de Tomoyo, esta agua hizo que sus heridas fueran menos dolorosas, pero aún así, hicieron que supurara un amarillento pus de algunas heridas y brotar sangre de otras y esta ponzoñosa sustancia empezó a carcomer nuevamente las heridas recordando cínicamente a la dañada Tomoyo que aún seguía ahí. Pero eso no se quedó hasta ahí el agua ya había subido hasta la parte inferior de su labio inferior, aunque estaba el agua muy cerca de su boca las amarras que sujetaban a Tomoyo impedían que pudiera beberla; sí tenía sed, pero podía aguantar. Del agua empezaron a brotar árboles, los más diversos y bellos árboles que se retorcían unos sobre otros y sobre sí mismos para soportar y purificar la asquerosa agua donde habían nacido.
Solo fue cosa de segundos para que el agua volviera a ser cristalina y pura, no seguía subiendo y los árboles empezaron a florecer. Las flores que perfumaron el ambiente no tardaron el volverse frutos, los más diversos y variados frutos, delicados y dulces aromas emanaron de ellos tentando a esta tortura Eva a comerlos. Estaban al alcance de la mano, pero ella no podía cogerlos, sí tenía hambre, pero podía aguantar.
Fue ese el momento cuando volvió su atención con el Djinn, era extraño que esto fuera la tortura, él hubiera hecho algo diferente ya que la pregunta que le había hecho no tenía ninguna relación con este efímero martirio. Tragó un poco de saliva, su garganta estaba sedienta y su estómago empezaba a rugir. Empezaba a comprender cual sería la tortura; qué maléfico y sórdido Djinn era este. Pero aún no tenía sentido. El Djinn meramente movía los labios como conjurando algo pero ningún ruido salía de su boca. Pero en eso empezó a gritar:
-La memoria es una carga para el alma como es el clima para la piedra, ¡La memoria es una carga para el alma como es el clima para la piedra!
Los increíbles gritos del Djinn alertaron de sobremanera a Tomoyo, la cual estaba totalmente sin ningún sentido funcionando bien, solo ahí fue cuando supo lo que le esperaba, y que sentido tenía ese himno disonante que gritaba férvidamente el Djinn; sobre su cabeza vio en el espejo aparecer algo gigante que salió de entre los árboles bajando lentamente, era como un disco solar pero de color grisáceo, pétreo, de color piedra, en efecto era una gran piedra circular que giraba vertiginosamente sobre su cabeza acortando la distancia poco a poco, lentamente. En su centro había un agujero donde una polea la hacía girar por la acción de una invisible mano; probablemente la voz del Djinn que empezaban a dañar sus oídos con el griterío que había armado.
La piedra tocó los cabellos de Tomoyo extirpándolos al contacto de su cabeza, el frío aire que producía esta piedra la empezó a asustar y con el estímulo de verse a sí misma, en el espejo, con gran miedo y una gran piedra de fácilmente dos metros de diámetro ya tocando su cabeza.
Vio en el espejo como un rígido y violento río de chispas salió de su cabeza al contactar la piedra con su cabeza. Ella ya sabía que el dolor se acercaba, su cara de dolor e incredulidad en el espejo no ayudaron a aliviar el máximo dolor que hubiera sentido en su vida. Inmediatamente se desmayó.
Días después abrió los ojos. Un pequeño golpe en la cabeza. La piedra ya no estaba moliendo su cabeza pero el agujero de su incesante rodar estaba ahí, en su cabeza dejando su cerebro al aire. Había olvidado mucho de lo que había pasado en su vida, solo recordaba el amor que le tenía a Sakura y sus vivencias con el Djinn que eran sus recuerdos más marcados. Otro pequeño golpecito en su cerebro. Vio en su espejo que ahora le permitía ver un poco más arriba la maldita piedra; ahora estaba inmóvil, pero estaba mojada, el agua y las frutas estaban como siempre. Pero la piedra estaba mojada y con un ritmo sin fin dejaba caer una gota directamente sobre el cerebro de Tomoyo. En el cerebro no hay nervios sensitivos, apenas sentía la gota caer por la simple y constante repercusión que hacía en su cráneo: adolorido y trepanado.
Así después muchos días Tomoyo murió deshidratada, por un hambre que consumió a su propio estómago y el retumbar del eco de la gota sobre su cerebro.
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-¿Tomoyo?, Responde Tomoyo...
¿Qué sucede aquí? Se preguntó Tomoyo. Esa voz era de Sakura, pero, aún así, no deseaba abrir los ojos por el frenético horror de ver al Djinn ahí, frente suyo, dispuesto a hacerle otra pregunta.
-¡Tomoyo, despierta, despierta!
Efectivamente era la voz de Sakura, si el Djinn estaba cerca de todos modos sufriría, así que no perdía nada abriendo los ojos. Y así Tomoyo abrió los ojos.
-¿Sakura? – dijo incrédulamente al ver a Sakura.
Por un instante el corazón de Tomoyo se detuvo y en una detenida inhalación se paró su respiración, el tiempo se detuvo.
-Tomoyo, por fin despertaste. Ahora podré ir a preparar el té.
Tomoyo estaba anonadada, Sakura estaba ahí con ella, quién sabe donde. Miró alrededor, era una hermosa casa pintada de tonos rosáceos pasteles, hecha de madera, pero se asemejaba a un dulce mazapán. Estaban en una terraza en el suelo frente al patio trasero que era una verde pradera que se extendía infinitamente hasta el final del horizonte transformada en delicados montes donde se empezaba a ocultar el sol.
El prado era colorido, de tonos verdes y rojos hechos por el juguetón actuar del sol y el mismo suelo en el cálido atardecer. Ella misma vestida con un hermoso traje, como los que ella misma creaba, con hermosos detalles y una larga falda, al igual que su amada Sakura, que aunque Tomoyo se sentía bella pensaba que no podía compararse con su radiante amada. Se sonrieron mutuamente.
-Gracias Sakura – dijo Tomoyo, ya sin temor, sin dolor, sin sufrimiento.
-Imediatamente vuelvo con el té. – le dijo Sakura a Tomoyo casi sufriendo de tener que distanciarse de ella.
Sakura se abalanzó sobre Tomoyo y la besó tierna y delicadamente en sus labios. Tomoyo estaba complacida; su deseo era ahora una realidad. Ya no más sueños, no más fantasía; nunca más torturas innecesarias y crueles. Cuando se despegaron ella le volvió a sonreír y recibió una sonrisa en respuesta.
Sakura se adentró en la casa dejando a Tomoyo sola para reflexionar en lo que había pasado. Estaba feliz, ya no recriminaba al Djinn por lo que le hizo, al fin y al cabo todo el sufrimiento por el que había pasado había sido recompensado, el fin justifica los medios. Pensó. En eso escuchó una voz en su oído.
-Entonces – era una voz familiar –, ¿Estás feliz con el cumplimiento de tu deseo?
Tomoyo sabía que era el Djinn, que aunque drástico en su proceder, le cumplió el deseo y con gusto le respondió:
-Sí, estoy muy feliz.
-Gracias por tu respuesta. – y con un inescuchable susurro sentenció finalmente – Gracias por tu última respuesta...
La voz se esfumó. Dejando a Tomoyo aterrada; le había respondido una pregunta al Djinn. Se asustó que podría pasar algo. Pero, nada pasó. Recuperó la calma y se arrellanó en la silla donde estaba descansando. Un golpeteo, una sombra, un susurro, un hombre frente a ella; Shaoran.
-¿Qué le hiciste a Sakura?, Tomoyo – gruñó Shaoran apuntándola con su espada.
-¿Yo? Nada... – dijo Tomoyo cayéndose de su asiento, viendo aterrada a su amigo Shaoran.
-¡Mentirosa! – bramó Shaoran.
-¡Es verdad!, Yo no hice nada...
-Yo vi cuando hablabas con esa mujer... y que luego desapareciste...
-Lo sabes...
-Esto es lo que te mereces, inmunda traidora. – sentenció Shaoran mientras estaba atravesándola con su espada.
Tomoyo empezó a vomitar sangre, manchó todo su vestido y la silla con vómitos sanguinolentos, no duró mucho su agonía. Shaoran terminó el trabajo degollándola con un certero corte, limpió rápidamente y luego huyó con el cuerpo de Tomoyo, no quería más sufrimiento de nadie, ni de él, ni de ella, ni de Sakura.
En el último instante de su vida Tomoyo vio una comprensiva cara que la miraba con grandes y tiernos ojos. Que le preguntó:
-¿Valió la pena Tomoyo?
-Sí Djinn, valió la pena...
Ella deseo una fantasía, pero no un romance...
Fin... ¿O Comienzo?
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¡Hola!, Bueno este es como el final. Bien brutal como a mi me gusta (Realmente no... T_T), esperé poder hacer algo mejor pero no se pudo. Lo único que les quiero pedir (o deseo pedirles ;)) es que me digan si debo continuar este fic, tal vez con una siguiente vìctima de este Djinn o algo así. ¿Está bien? Con dos reviews que me dejen decidiré continuarlo.
Dedicado especialmente a Timón, que se recupere, por que esta enfermita T-T . Me siento culpable por no haberme esforzado en este tributo a mi amiga Timon como debí hacerlo. Ella se merece una obra maestra, pero yo humildemente te regalo este fic, no es el mejor, pero espero que te guste (Aunque te de miedo XD ).
Gracias a Undine, Timon y Megumi que leyeron este fic. Muchas gracias por sus reviews. Muchas gracias.
Estoy nostálgico, es como… Terminé un fic. Es algo nuevo. Por esta vez no habrá publicidad innecesaria…
Sin nada más que decir y a punto de ser echado de aquí
Se despide
Master, the Gambler.
Y Sí a la publicidad innecesaria!!!
(Les recomiendo que lean "La Bestia que vive en Mi", ;) Eso era necesario jejeje)…
Noooooooooo!!! Es imposible... debe haber publicidad innecesaria.... LO SIENTO....
"Meiling, yo te amo, pero temo no poder recordarlo para repetírtelo cada día de mi vida" Shaoran a Meiling en "La Bestia que vive en Mi"Y Sí a la publicidad innecesaria!!!
