¿Ustedes acaso pensaron que yo dejaría a medio terminar un fic así? Pues la respuesta es definitivamente no. Estuve pensando arduamente ideas para continuarlo, bueno realmente ya las tenía al terminar el último capítulo. Pero ahora me di el tiempo para continuar. Y en vísperas de Halloween, todo puede ocurrir...
(Risa de Ultratumba)
Y como siempre digo; espectadores, prepárense a recibir un buen susto...
O sea... Sin más preámbulos los introduzco la sórdida tercera parte de este aún más sórdido fic, señoras, y señores, el telón se abre, lo que estaban esperando:
Fic: "El último deseo de Tomoyo"
Capítulo III: "El segundo deseo"
El cuerpo yacía en las frías baldosas. Una bandeja cayó al suelo liberando un gran lluvia de fragmentos sobre las baldosas que los repelían con un repercutiente sonido. Luego, sobre los fragmentos, lágrimas empezaron a caer. Sakura encontraba muerta a su mejor amiga en el piso en un pozo de sangre.
Las manos le temblaban, miraba al horizonte horrorizada por la idea de presenciar la muerte de su propia amiga, casi una hermana para ella, no habían razones para semejante suceso, meramente, o sea, no había excusas, Sakura sentía en su corazón, debajo de su carne inexpresiva por el horror que esto no quedaría sin ser pagado, si era necesario ella misma mataría al asesino de su amiga, su prima, su casi hermana, su amante.
Reaccionó. Miró detrás suyo, la casa se veía tranquila, serena, como si no supiera lo que recién había pasado, una sombra, en el tejado, el asesino, o tal vez asesina, ¿Qué excusa tendría al tenerlo arrinconado en una esquina con un cuchillo en la garganta?
-¡Vuelo! – gritó Sakura sin darle tiempo a su llave para liberarse. Pero era tanta la furia, la impotencia, la rabia, el enojo, todo eso que le hacía hervir la sangre que salió disparada contra esa sombra.
Ya estaba en el techo; miró a un lado: nada, miró al otro: nada, sólo la chimenea. "Detrás de la chimenea" pensó al acto Sakura. Corrió gritando, la saltó, pero nada encontró detrás de la chimenea.
Escuchó un ruido dentro de la casa, Sakura supo de inmediato que había entrado por la chimenea, quién sabe cuando, pero lo importante es que estaba dentro. El ruido en la chimenea, algo había caído. Sakura sin pensarlo dos veces se tiró dentro de la chimenea. Al caer al suelo llena de hollín vio una piedra en frente suyo. La tomó. No comprendía lo que había pasado.
Estuvo así un rato pensando cuando de repente comprendió lo que había pasado, cuando ella saltó sobre la chimenea el intruso lanzó la piedra y se corrió para no ser visto alrededor de la chimenea. Ya debía estar lejos. Ya no podría hacer nada, la había perdido. Se derrumbó sobre sus rodillas y comenzó a llorar amargamente.
Pasó el tiempo y Sakura se secó, ya sin lágrimas cogió el teléfono. Marcó rápidamente el número y con la garganta seca y ríos secos de lágrimas por sus mejillas llamó a Eriol. Ella sabía que en el fondo él la amaba pero no se había atrevido a hablarle y por eso dejó pasar su oportunidad, tal vez hablando con él se lograría calmar:
-¿Eriol? – dijo con una voz casi in entendible.
-¿Qué pasa Sakura...?
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Eriol al escuchar la noticia inmediatamente colgó. Al parecer sus lacrimales se habían rajado ya que además de llorar profusamente, las lágrimas estaban ligeramente teñidas con el color de la sangre. El dolor y la presión eran demasiados y esto desencadenó el límite de su sufrimiento.
Nadie lo pudo consolar. El teléfono imploraba por ser contestado pero Eriol no le dio en el gusto y egoístamente se dedicó a sufrir sus penas solitariamente.
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-¡Te mataré maldito bastardo! – gritaba Sakura mirando al horizonte de rodillas ante los arreboles del atardecer que en matices rojizos y sanguinarios recordaban insistentemente lo que había pasado a la trastornada mente de Sakura.
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Pasaron algunos días. Sakura volvió con Shaoran, eran novios nuevamente. Shaoran se había aprovechado de la delicada situación para consolarla en su angustia y pena. Al ver la ayuda que Shaoran le brindaba cayó rápidamente en sus brazos por una atracción semejante a la fraternidad. Pero Eriol, el pobre de Eriol sufría constantemente arrebatos de locura, deliraba, lloraba, se auto flagelaba. Estaba fuera de control, y sin nadie para ayudarlo solo le quedaba esperar a su propia muerte.
Uno de esos días, Eriol en una calle desierta empezó a hacerse cortes con un cuchillo, se cortaba los bordes de sus orejas, delineaba sus cejas con el tono carmesí de su propia sangre, rajó sus fosas nasales dejándolas abiertas hasta casi sus ojos y luego cortó la separación entre cada orificio. Empezó a hacerse pequeñas incisiones en las falanges de sus dedos y en las líneas de su mano.
Eriol ya empezaba a desvanecerse por la violenta pérdida de sangre, sin más decir, Eriol estaba rojo de pies a cabeza, con pequeños y delgados hilillos de sangre cayendo al suelo de todos los pliegues de su ropa y de su cuerpo. Eriol decidió matarse de una vez, levantó la manga de sus brazos dejando al descubierto dos grandes venas que pulsaban en sus brazos, la sangre ya las había manchado un poco, pero ellas no habían participado en la sanguinolenta tortura. Las cortó con vehemencia haciendo saltar parte de sus músculos que estaban dentro de su brazo varios metros de él.
A Eriol le quedaban minutos, quizás segundos, de vida. Fue en eso como si fuese un ángel o un demonio apareció frente a él una muchacha, tal vez un poco más grande en edad que él, de pelo rojizo llameante, totalmente vestida de negro que al verlo se acercó a él. Se agachó un poco para verlo a la cara y le dijo:
-Hola.
-Hola... – respondió apenas Eriol casi muriéndose.
-¿Por qué te torturaste de esta manera?
-Fue una pequeña entretención antes de la muerte – dijo Eriol esbozando una sonrisa de ultratumba.
La chica se rió, lo tomó del hombro y le dijo:
-No seas tonto – dijo entre risas - , ¿Acaso vas a morir sin saber quién mató a tu amada?
Eriol recuperó un poco de sus debilitadas fuerzas y le preguntó:
-¿Cómo sabes eso?
-No te preocupes mi amigo Eriol, yo te ayudaré. – le respondió explicándole la delicada situación -, sólo toma esta esfera, con ella podrás pedir un deseo...
Eriol estaba apasionado por las palabras de la chica, se arriesgó, frente a él ella había puesto una esfera verde oliva con otra concéntrica. Eriol la tomó entre sus manos; observó la esfera curiosamente mientras sus ojos poco a poco se cerraban, alcanzó a ver como la muchacha besaba su frente y al retirar sus tibio labios de su frente volvieron de color sangre, rojos. Ella lamió sus labios, se levantó y se retiró dejando un tanto atónito a Eriol. Y en eso Eriol cerró sus ojos.
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Pasaron algunos momentos, Eriol empezó a sentir un goteo en su frente que lo molestaba; eso lo despertó. Al abrir los ojos no reconoció el lugar donde estaba; cieno, sucio cieno en columnas que colgaban desde un altísimo techo hasta llegar chocando violentamente contra el suelo en un ensanchamiento. Muchas de esas columnas se repetían hacia un horizonte infinito. Miró hacia el cielo y entre el techo de cieno vio una gran rueda de piedra mojada la cual seguía goteando en él. Cerca de él había agujero, tal vez hubo ahí alguna vez un árbol. Pero una voz muy formal le asustó, venía de su espalda, no pudo entenderla pero al darse la vuelta pudo ver con claridad quien le hablaba:
-Eriol, te esperaba...
Eriol estaba extrañado, se levantó con dolor, pero al ver que ya no existían sus heridas pudo terminar su empresa de levantarse muy dignamente y poder así mirar fijamente a los ojos del sujeto frente a él.
-¿Quién eres? ¿Por qué me conoces? ¿Qué deseas de mí?
El sujeto se rió, su elegantísimas ropas se ensancharon para poder dejar espacio al creciente tórax de este tipo que con cada risa se expandía más. Esto intimidó un poco a Eriol, pero al terminar de reír respondió:
-Muchas preguntas mi amigo... – miró fijamente a Eriol durante unos segundo con una sonrisa en su cara –, ¿Quién soy?, yo soy un simple y simpático Djinn, ¿Por qué te conozco?, por la simple razón de que lo sé todo, ¿Qué deseo de ti?, esa pregunta fue la que me causó gracia... Realmente la pregunta debería ser: ¿Qué deseas tú de mi?
Eriol cruzó sus brazos y lo miró con desconfianza. Pero en eso recordó a la muchacha y le preguntó al Djinn:
-¿Y qué con esa muchacha?
-Buena pregunta, esa muchacha es un amiga mía. Ella se encarga de buscar gente con graves penas y llevarlas conmigo; que, como buen Djinn, las ayudo concediéndoles un deseos.
-¿Cómo es eso?
-Muy simple mi amigo, primero formularás tu deseo por escrito en un libro que está en mi escritorio, luego lo dirás verbalmente, yo te haré algunas preguntas y luego tu deseo será concedido.
Eriol seguía con su mirada desconfiada.
-¿Por qué me huele demasiado bien para ser cierto?
-Es verdad – admitió el Djinn con voz un poco más entusiasta que antes –, hay personas que por no desear bien han sufrido algunos efectos secundarios...
-¿Cómo qué...?
-Bueno, sin ir más lejos, la última persona a la que le concedí un deseo ya está muerta, deseó algo pero no supo aprovecharlo y por su propio egoísmo murió...
-¿Cómo murió?
-Mi ética profesional me impide decirte más que eso, pero de todos modos yo veo en ti un chico listo, no cometerás el mismo error.
Eriol se sintió halagado por las aduladoras palabras del Djinn. La mirada de Eriol se suavizó. Ya estaban frente al libro, la plática había transcurrido mientras caminaban. El Djinn le ofreció un lápiz muy elegante y le dio la pasada hacia el libro. Eriol tomó el lápiz y escribió.
-Bueno ahora debes decir tú deseo en voz clara y audible – dijo el Djinn mientras firmaba el libro.
-¡Yo deseo saberlo todo! –gritó Eriol con gran furia.
El Djinn tocó el hombro de Eriol que estaba un tanto exaltado por la posibilidad de saberlo todo y tenía las manos en dirección al techo.
-Hay un pequeñito problema con ese deseo...
-¿Cuál? – respondió Eriol levantando una ceja.
-No te puedo dejar saber todo, todo lo mundano y muchas cosas extra mundanas, pero por ejemplo saber como ser más poderoso que yo o como matarme, vencerme, de donde vengo, etc. ¿Aceptas proseguir con el trato?
Eriol titubeó un instante, pero saber lo que le ofrecía el Djinn era más que suficiente.
-No hay problema...
-Muy bien – dijo el Djinn muy contento –, pero primero debo hacerte una pequeña prueba, solo contará con una fase, así que será mucho más corta que para el resto de los deseos.
-¿Y eso por qué?
-Protocolo mi amigo, protocolo...
-Bueno, parte.
-¿Es verdad que para que un vaso esté lleno de agua primero debió haber estado vacío?
-Es verdad – afirmó con extrañeza Eriol.
El Djinn entonces con una cara muy sonriente pasó su brazo por encima de la cabeza de Eriol y con la punta de su dedo índice tocó la nuca de Eriol. Eso lo hizo estremecerse. Luego recorrió toda la bien formada cabeza de Eriol hasta llegar al medio de la frente. Eriol sentía escalofríos. El Djinn aún mantenía su dedo en medio de la frente.
-Adiós...
El Djinn soltó el dedo de la frente. Una raya verde fluorescente se formó en el lugar donde había pasado su dedo. Eriol comenzó a sentir un dolor increíble; su cabeza, le dolía insoportablemente. El cuero cabelludo de Eriol se dividió para dejar ver el blanquecino hueso de su cráneo, aún delineado de verde fluorescente. Eriol puso sus ojos blancos por el dolor y empezó a llorar. Su cráneo empezó a agrietarse, su crujido era acompañado por cada fractura en su níveo cráneo. Los crujidos cesaron para dar lugar a una pequeña explosión que diseminó todos los huesos de su calavera por el lugar dejando expuesto a su cerebro, un pulsante cerebro que chorreaba una sustancia blanquecina sanguinolenta.
Poco a poco sobre su cerebro un vapor negro fue elevándose. Eriol había olvidado el dolor que hace poco había sentido, inclusive ya poco recordaba de este encuentro. Luego este vapor se transformó en un emergente geiser negro que lanzaba un vapor denso, casi líquido, al ambiente. Por la mente de Eriol pasaban imágenes de conocimientos superficiales, olvidó su magia, su otra vida, a Clow, a sus amigos, a la escuela. El dolor de Eriol iba en un vertiginoso aumento, pero era inmediatamente borrado para ser remplazado por otro dolor aún más fuerte, que a la vez era borrado y así seguía el ciclo paso por paso.
Ya poco quedaba de conocimiento en la mente de Eriol. Las palabras, los números, la motricidad, toda su inteligencia drenada, conceptos, la vida, sentimientos, ver, oír, degustar, oler, sentir, su amor por Tomoyo. Ya poco quedaba en la mente de Eriol que se estaba quedando escasa de recursos para suplir los requisitos de este macabro ritual. De tanto dolor sus lágrimas se volvieron un líquido espeso blanco, muy brumoso; su cerebro trataba de huir por sus ojos tratando de alejarse de su dolor. Las funciones básicas de supervivencia como respirar, o hacer su corazón latir, como accionar sus órganos, todo fue extirpado. Se acabó el dolor, aunque no supiese lo que era eso.
-Muy bien – dijo el Djinn -, ahora vamos a rellenar. ¿Debo proseguir?
Eriol estaba muerto, sin saber que hacer, no tenía conciencia de lo que le pedían. Pero una gota de cieno cayó en su cabeza haciéndola flaquear y hacerla caer como si hiciese una afirmación. Lo que el Djinn miró con desilusión.
-Odio cuando responden...
El Djinn hizo un gesto y de las columnas de cieno empezaron a emerger burbujas que dentro de si tenían un gas azulado. Estas millones de burbujas con gas encapsulado se acercaron a la nube oscura de los conocimientos de Eriol. Se unieron dándole un tono azulino a la nube. Luego con un movimiento de su mano toda esa nube entró en la cabeza de Eriol y este salió de ese trance; con su cerebro al descubierto. El Djinn tocó su cerebro e instantáneamente se formó una nueva capa de hueso y piel que cubrió nuevamente al cerebro.
-Muy bien, Eriol – dijo el Djinn –, para saber algo solo debes enfocarte en lo que deseas saber, luego, ese conocimiento aparecerá en tu mente. – luego agregó jovialmente - ¡Haz una prueba!
-Muy bien – respondió Eriol.
Eriol enfocó su mente y se preguntó: "¿Quién mató a Tomoyo?" y la respuesta llegó rápidamente a su mente: "Shaoran Li".
Eriol apretó con tanta una fuerza febril tan grande sus manos que las hizo sangrar. Luego miró al Djinn y le dijo:
-Djinn, gracias por todo. Pero ahora tengo una misión que cumplir.
El Djinn sonrió, cruzó sus brazos e inhaló profundamente.
-Lo sé – sentenció finalmente –, ve y has lo que has de hacer.
Entonces Eriol se encontró en el mismo callejón donde había conocido a la muchacha. Sonrió maquiavélicamente y se concentró: "¿Dónde está Shaoran Li...?"
To be continued...
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Hola de nuevo. Uff... terminé este fic en un solo día de trabajo. Fue difícil aunque tuviera pautado lo que debía escribir. Ya perdí toda mi imaginación y no sé que decir para despedirme...
Parece que pido mis deseos de Inteligencia al mismo Djinn que Eriol... ¡Ah! Ya sé que decir:
¿Qué será lo que va a suceder ahora? ¿Saldrá ileso Eriol? ¿Sobrevivirá Shaoran a la furia de Eriol? Todo eso y mucho más en el siguiente capítulo...
Mmm... A sisisisi, antes de que se me olvide; decidí en especial actualizar este fic y "La Mano del Pecado", para celebrar Halloween, cuentos de horror y terror (si, claro), donde las peores pesadillas se vuelven realidad. Espero que les haya gustado y espero ver reviews por este especial de Halloween, de todos modos "La Mano del Pecado" será actualizada el mismo día o el día anterior.
Otro aviso; lean "El eslabón más débil" de Susurros de la Musa, este es la nueva propuesta de un grupo de escritores, entre los cuales me integro para hacer un fic sensacional. Espero que también les guste.
Agradecimientos a el que me recomendó de hacer un especial de Halloween, y todo eso. Dedicado a Susurros de la Musa, Timón, mis amigos y mis amigas.
Otros agradecimientos:
Timon: Estoy totalmente de acuerdo contigo. Pero quien sabe si el Djinn está metido en todo esto.
Sakuramoon: Muchas gracias por leer el fic y dejarme un review. :D
Starshine Crystal: Tus deseos son mis órdenes, JAJAJAJA.
Y que más me queda por decir: felices fiestas, y ¡Cuidado espectadores!, Estuvieron a punto de recibir un gran susto. JAJAJAJAJAJA (risa psicópata).
Se despide
Master, the Gambler
"El mal nunca vivirá en mi reino,
aunque deba dar mi vida o mi alma para esa labor.
Ni tú, ni nadie, podrá detenerme."
Shaoran en "Las diferencias de nuestras almas" de "Los Susurros de la Musa"
Y Sí, a la publicidad innecesaria!!!
