¡Hola! Tanto tiempo que no trabajaba en el lado de Digimon, mis más sinceras disculpas por eso, el problema fue de que por razones de trabajo que se escapaban de mis manos a penas pude escribir unas pocas palabras en otros fics en los que también trabajo, como La Bestia que vive dentro de Mi.
Empecemos; después de el tercer capítulo de La Mano del Pecado publiqué un fic con un título hecho para no tener reviews; "Cine en el barrio Digimon, presenta:", es un fic bastante extraño y para incrementar su popularidad ahí voy a dejar el "calendario" de futuros estrenos. En "La bestia que vive en Mi" ya había dejado un "calendario" pero por los problemas ya nombrados no creo que pueda cumplirlo así que por eso lo actualicé.
Con respecto a este capítulo tengo algunas advertencias y cosas que recordarles; primer estoy medio cansado, sin mucha inspiración y aburrido de estar en mi casa vegetando, por eso si esta medio aburrido el fic les pido perdón, segundo, les recuerdo que en el anterior capítulo Izzy quedó como el autor de los crímenes al ser encontrado en un baño escondido donde se encontró la posible arma homicida.
Bueno, ahora los introduzco a la cuarta parte de esta fascinante serie de muertes y asesinatos, ¿Quién morirá ahora? O ¿Será que Izzy realmente era el asesino y ya se acaban los asesinatos? ¿O todo fue una conspiración contra Izzy?, todo eso y mucho más y menos será revelado en este capítulo.
(N. A.: El título de la historia en su forma original es muy largo por eso se recorta por efectos de espacio.)
Capítulo IV: De la Hermandad a la Soledad.
-Les prometo que yo no fui – decía incesantemente Koushiro sollozando con mucha fuerza y dolor; su pierna sangrante por una bala no le ayudaba mucho para calmarse – Les digo y les reitero que yo no fui, por favor no me lleven a la cárcel, les juro que yo no hice nada.
En nudo en la garganta de Koushiro ya casi no le dejaba respirar y por eso debió cesar sus ruegos para remitirse específicamente a su llanto de auto compasión. Los policías lo miraban con pena, un hombre que poco antes se atrevió a matar a un amigo ahora estaba en el suelo destrozado, llorando por una falsa inocencia siendo que todas las pruebas estaban en su contra.
-Señor Koushiro Izumi – le dijeron algunos de los policías –, es de suma importancia que nos acompañe a la comisaría.
-Pero, si yo soy inocente, escuché el disparo y al ver a...
-Por favor no diga nada señor Izumi, recuerde que todo lo que diga puede ser usado en su contra y tiene derecho a mantener silencio.
Koushiro inmediatamente se silenció, miró con lágrimas por todo su rostro a sus amigos, ellos lo miraban con pesadumbre. No podían creer lo que les había hecho a sus amigos su ex amigo Koushiro.
Koushiro reunió todas sus fuerzas para poder levantarse pero su pierna herida cedió cayendo inmediatamente al suelo.
-¡Qué pasa aquí! – se escuchó una voz desde atrás.
Mimi había llegado, estaba jadeando. Poco antes había sido llamada que viniera inmediatamente que algo le había pasado a Taichi y que era necesaria su presencia. Al ver a Koushiro en el suelo sangrando profusamente un grito que iba a ser emitido por ella fue inmediatamente sofocado, ella entendió lo que pasaba y el por qué de que muchos otros policías estuvieran ya sacando sus esposas. Llorando también ella cayó al suelo de rodillas puso sus delicadas mano en los hombros de Koushiro y con ojos llenos de desesperación gimió a Koushiro:
-¡Izzy!, ¿Qué pasó?
Koushiro no respondió solo alejó su mirada de la inquisitiva vista de Mimi, no quería que lo viera en este sufrimiento.
-Izzy, ¿Ya les dijiste que no fuiste tú?
El rostro de Mimi demostraba mucho sufrimiento, congoja y desesperación. Su ser y su alma se convulsionaban frente al sufrimiento injusto de su amado. Sentía como su corazón se fragmentaba en millares de piezas que nunca más podrían ser reunidas otra vez.
-Sí, ya les dije... – susurró Koushiro como si ese fuera su último aliento.
Koushiro bajó su vista, sus cabellos oscurecieron su rostro dejándolo en las penumbras de sus sentimientos solo, completamente solo. Por unos instantes Koushiro estuvo fuera de él, comprendía que todas las pruebas estaban en su contra, y por más lloriqueo que él hiciera él de todos modos sería llevado a la comisaría, luego a una corte y probablemente a la cárcel para finalizar su vida de agonía. Su vida perdía sentido si eso ocurría, nadie lo ayudaría ahora, lo había perdido todo; inhalaba y exhalaba a un ritmo muy acelerado, había perdido a todos. Él sabía quien era el asesino, toda esto ya iba a terminar.
De repente llegó un grupo amigos que dijeron a la policía que conocían a Koushiro; eran Iori, Daisuke, Ken y Miyako. Que, al ver a Koushiro bañado en sangre y siendo apuntado por una infinidad de dedos acusadores, se limitaron a verlo con gran asombro, en especial Iori que se arrodilló a su lado, Koushiro lo abrazó entre lágrimas en un tierno abrazo. Para Iori, Koushiro siempre fue un gran maestro y verlo en estas condiciones no era algo fácil de soportar. Koushiro acercó su boca a la oreja izquierda de Iori, este se estremeció al casi sentir los labios de Koushiro en su oreja y sentir su aliento entrando por su oído. Koushiro dejó de llorar y con una voz muy apagada le susurró casi imperceptiblemente a su oído:
-Lo siento Iori, pero morirás.
Iori seguía abrazado del ensangrentado Koushiro, estaba petrificado, con sus pupilas increíblemente dilatadas y la boca abierta por lo que le acababa de decir su gran amigo y maestro, no podía ser cierto, para él, no, no podía ser. ¡Imposible!, Un derrame de sentimientos fueron vertidos encima de él. Pero fue Koushiro el que cortó el abrazó, se secó las lágrimas, aclaró su voz; una vez más, y miró fijamente a todos los ahí presentes, Iori y Mimi aún en el suelo lo miraban con salinas lágrimas por sus mejillas:
-Esta bien, yo sé quien es culpable, y tendré que decírselos ahora, el dolor de mi alma me obliga a decírselos, el culpable es... – tomó un poco de aire, no quería decirlo, pero ya era hora de liberarse de todas sus cargas –, el culpable es Koushiro Izumi.
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Ya habían pasado algunos días desde que Koushiro fue puesto en una celda subterránea en la comisaría que apenas le entraba luz del exterior por una diminuta ventana con barrotes. Era de noche y lo único que hacía Koushiro desde que fue introducido en esa celda fue leer un libro de un importante autor, ya le faltaba poco para terminarlo, aprovechando la poca luz que se colaba apenas entre los barrotes él leía de espaldas a la ventana y mirando constantemente al guardia que estaba siempre observándolo y constantemente molestándolo. Eso sacaba de quicio a Koushiro que no podía concentrarse para leer, si ahora pudiera matar a alguien, lo elegiría a él claramente.
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Miyako había invitado a todos sus compañeros de aventuras que la acompañaron al Digimundo, también a Sora, pero ella se encontraba muy ocupada en esos momentos, pero les dijo que tal vez iría. Por lo menos los que estaban vivos de sus amigos. Deseaba hacer una reunión bastante simple para discutir de la resolución de que Koushiro era el asesino. En especial Iori no lo creía y por eso fue el primero en enlistarse en la reunión. Ken, por su parte, se excusó de no poder ir por razones personales. Pero esa ausencia no evitó que se juntaran y antes de entrar en los temas profundos se divirtieran un poco con sana entretención. Ya era tarde, el cielo estaba oscuro, las luces prendidas intentaban expandir el día un poco más pero cuando iba a iniciarse la conversación, el timbre de la puerta sonó; Miyako se levantó a abrir la puerta, pero antes de abrirla atisbó para ver quien era por el pequeño ojo de la puerta, estaba muy oscuro pero veía una silueta familiar. Dudó. Pero algo le decía que era Ken que al final logró llegar, abrió la puerta y en el preciso instante que la luz interior iba a alumbrar el cuerpo del extraño, en ese mismo momento, las luces se apagaron.
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Por fin se durmió, ahora podré concentrarme bien en este libro. Fue una lástima que me hayan capturado por algo que en cierta medida, o sea, más bien... Sí, realmente no tengo nada que decirme a mi mismo ni nada para consolarme, fui yo, es mi culpa, mi única culpa, mi gran culpa. Pobre Mimi, ella afuera y yo aquí dentro, tantas cosas le prometí, la protegí, le ayudé. Ahora yazco aquí en un posible lecho de muerte, ¡Qué divertido!, el cazado fue cazado y el asesino asesinado con un soplo de viento. Aún no entiendo como fue a caer esa arma al baño. Realmente mi deseo de matar a Taichi me fue arrebatado frente a mis ojos, con un disparo de bala, que pésima muerte, yo pensaba usar este delgado y estilizado hilo de plata. ¡Ya no sirve! – lo arrojo por la ventana –, Alguien me arrebató mi placer y solo para yo saborearlo me lo adueñé, ahora es mío, solo mío y nada más que mío. Pero, ¿Qué será del que realmente lo mató? Esa pregunta me corroe el alma. ¿Quién? ¿Quién?¿Quién?¿Quién? Qué lástima que hoy también habrá muerte aún siendo que el culpable está tras las rejas, ¿Es paradójico o no?
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Ya era de noche en la gran y populosa ciudad de Tokio, el astro rey ya se había dispuesto a descansar pero en la bulliciosa urbe nadie descansaba todavía; en especial Joe y Sora que estaban tratando de consolar a su amiga Mimi. Desde que Koushiro fue arrestado bajo tan extrañas circunstancias y la extraña reacción que este tuvo la habían perturbado bastante. Ya no lloraba, su alma se había solidificado desde entonces, ahora era un autómata que meramente miraba con una mirada perdida, fría, muerta, como si realmente hubiera perdido su alma.
Ya llevaban unas cuantas horas conversando con ella pero esta casi no respondía, estaba trabada. Tal vez haberla invitado a esta heladería no hubiera sido una buena idea. En una heladería como esta se habían encontrado Taichi y Koushiro antes de que este le diera muerte a su gran amigo.
Ya se hacía tarde, le dijeron a Mimi que podía retirarse y esta salió corriendo con las manos cubriéndole el rostro. Joe y Sora suspiraron al ver que todo su esfuerzo fue en vano.
-Joe, creo que sería bueno ahora intentar llamar a Matt.
Joe y Sora se habían dispuesto conversar con los afectados más directos, o sea los novios y novias de los protagonistas de estas maléficas matanzas. Ahora la oportunidad era con Yamato, este desde ver a Taichi muerto en la acera y contemplar la mano del pecado que consumió el cuerpo de su amado se enclaustró en su departamento, pero le dijo a Joe y a Sora que podían visitarlo. La compañía le haría bien. Pidieron un helado antes de llamar y lo disfrutaron en su entereza.
La llamada fue corta. Joe volvía triunfal desde un teléfono público, ya era hora de que fueran a la casa de Yamato, probablemente el tren sería la mejor opción. Con un poco de prisa empezaron a correr hasta la estación de trenes, mucha gente los miraba de manera extraña por la prisa que tenían. Fueron cortos los minutos que tardaron para llegar a la estación. Ojearon velozmente la tabla donde se muestran los recorridos, estaba por partir.
Corrieron hasta ver el tren estaba a punto de partir. Y fue en ese preciso instante que se helaron, vieron a alguien muy familiar dentro del tren, esta persona como sintiendo que la estaban viendo se da la vuelta y al verlo les sonríe y con su mano le da una señal de despedida. Era Mimi, pero que hacía yendo en ese tren si la lleva hacia el otro lado de la ciudad y no hacia su casa, tal vez sea coincidencia, o tal vez, ¿Iría ella al mismo lugar que nosotros? ¿Por qué esa sonrisa?, ¡Ella era la verdadera asesina!, Joe estaba furibundo al igual que Sora que tuvo el mismo pensamiento. Ya casi era tarde, debían apurarse si querían llegar. Pero una voz desde atrás hizo frenar a Joe, que al girarse inintencionadamente le hizo una zancadilla a Sora la cual por poco que no se mata por caer en uno de los andenes. Era Ken, este se acercó a Joe y le susurró al oído:
-Cuidate mejor tú mismo, con un poco de suerte sobrevivas – se quedó en silencio un rato en el oído de Joe – Iori está en problemas.
Joe un tanto preocupado y desconcertado trató de hacer algo pero no lo lograba, miró con un poco de enojo y soberbia a Ken huyendo del lugar envuelto en una gran capa azul oscuro. Pero un grito de su amada Sora le hizo salir del trance:
-¡Joe, el tren!
Joe tomó de la mano a Sora y la levantó mientras seguía en su temeraria carga contra el tren, pero fue demasiado tarde, al casi llegar las puertas se cerraron haciéndolos chocar contra esta. Mimi estaba ahí a través del vidrio. Tal vez no era la culpable pero no podían arriesgarse a hacer algo precipitado. Joe le gritó a Sora:
-Sora, Miyako y los otros están en problemas, ve a ver que es lo que sucede.
Sora asintió. El tren empezaba a moverse y Joe intentaba hacer señales para que le abrieran. Sora ya estaba lejos cuando escuchó el chillido del tren deteniéndose para dejar entrar a Joe, quien, inmediatamente se lanzó en la búsqueda de Mimi en el tren. Sora lo vio subir y supo que todo estaba bien, se dio la vuelta y fue raudamente a tomar un taxi o bus que la llevara a la casa de Miyako que no estaba muy lejos de aquí. Prefirió correr, era más barato y rápido aparentemente.
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¡Excelente!, otra muerte más para mi, el amo y señor de los asesinos. ¡Qué agradable es ver todo funcionando como uno desea!
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La policía tuvo dos llamadas de urgencia esa noche. La primera fue desde la casa de Miyako; cuando los policías llegaron quedaron estupefactos, al ver a la dueña de casa y a un amigo, Daisuke, muertos puestos en una posición semejante a jugadores de cartas con cartas en la mano, una trágica partida de póquer, mientras que en el armario, Sora que fue la que primero llegó junto con la policía, encontró a Iori con una huincha en la boca y muchas cuerdas sobre él pero ninguna bien atada, el aparente culpable Iori, que habría asesinado a todos sus amigos y luego quiso ocultar su culpabilidad atándose a si mismo en el closet, él rogó por inocencia pero todo estaba en su contra. Especularon que deseaba imitar a su gran amigo y maestro Koushiro y por eso mismo lo mejor sería encarcelarlo junto con él. Muchos policías se rieron de la idea, pero de todos modos la iban a aplicar.
La otra fue desde la casa de Yamato. Joe y Mimi al llegar a la casa de Yamato lo encontraron colgado de cabeza de una lámpara de techo totalmente desnudo y despellejado, su piel se encontró en el basurero de la cocina. Mucha sangre por todos lados y el las paredes varios escritos con la propia sangre de la víctima, no hay sospechosos porque todos los posibles estaban en lugares muy distantes durante la aparente hora del crimen. Los mensajes fueron:
En el comedor donde estaba el cuerpo colgado:
Esos sujetos que les dicen amigos,
Los usan meramente con un escudo contra su perdición,
En un mar de Soledad,
De oscuridad,
Al cual con su supuesto amor al prójimo los han conducido
Y esa es la verdad
En la cocina:
"Sin amor, ¿De qué sirve la vida?, yo se lo demostré"
En los baños:
"No es el último"
En su pieza:
"Aún siendo que el culpable está tras las rejas, ¿No es paradójico qué pueda seguir matando?"
En el techo:
"Mi culpa, mi única culpa, mi gran culpa; la cual cargo como un costal sobre mi."
Pero el más extraño de todos era el que estaba debajo de la víctima; dos círculos concéntricos los que tenían su borde con sangre y su relleno con sangre quemada. Los peritos de la policía quedaron boquiabiertos al ver este violento y sanguinario crimen.
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¡Hola! ¿Les gustó? Disculpen la gran demora que tuve, problemas internos, es que estoy un poco mal y además el vicio del Internet sumado al cumpleaños de mi mamá y que ella necesita el computador fue todo un conjunto de razones por las cuales me retracé. Lo siento = (
¿Qué tal? ¿Saben quién es el asesino?, en este capítulo puse una pequeña frase relacionada con quien muere esta vez y con el título del fic: "La mano del Pecado". Bueno este es el capítulo del medio por que cuando lo pensé me dije a mi mismo que serían ocho capítulos y nada más. Si fue muy aburrido este fic por favor les pediría que me lo dejaran explícito en sus toneladas de reviews. Gracias a todos en especial a los que me dejaron reviews y los fanáticos de mis historias. Muchas gracias a ellos. Ahora los personalizados:
samurai con ajo: Bueno gracias por tus reviews, tú sabes bastante bien lo que me apoyan, gracias!!!
Nakuru Tsukishiro: Tal vez no estés tan lejos de la verdad, o tal vez sí. JAJAJAJAJA (risa maléfica)
Iori-Jestez: Todo hecho, gracias por la aclaración y ya veré cuando pueda leer tu fic. El horario me consume.
Fargok: Espero que todas tus deducciones no se hayan ido para bajo después de leer este nuevo capítulo. JAJAJAJA ;) sigue leyendo.
Bueno eso es todo amigos.
Se despide
Master, the Gambler.
"Y vi en el horizonte la más abominable visión que haya tenido en mi vida (...), llevaba en su mano una antorcha muy larga que en su punta (...) despedía oscuridad en vez de luz."
Sueño en "La triste y Trágica historia de Digimon" de Master, the Gambler
Y Sí a la publicidad innecesaria!!!
