El famoso disclaimer que no falte! Noooo! No soy ni JkR, ni estos
personajes me pertenecen excepto unos cuantos.
DingDong!
Petunia se levantó de su cómodo sofá, soltando la revista de prensa rosa. Abrió la puerta y encontró a un hombre muy alto, moreno, de unos treinta y tantos años aunque con cara de niño travieso, ataviado con un traje de chaqueta completamente negro, incluso su camisa y alfiler de corbata eran del mismo color. Lo más curioso de su aspecto eran los anillos que lucía en cada uno de sus dedos: también completamente negros y relucientes.
-Buenos días, joven. ¿Qué desea?- Saludó Petunia amablemente. El hombre le era tremendamente atractivo. Si no estuviera casada.
-No me llame joven,- Sonrió desarmando a Petunia mientras se quitaba las gafas y revelaba unos ojos igualmente negros y astutos.- seguramente soy mas viejo que usted, muchacha.-Petunia rió coquetamente.
-Pase, pase. A que se debe su visita, señor.-
-Sanz. Aunque usted. - Se aproximo a su oído.- puedes llamarme Jorge, prenda.-
-¿Quién es querida?- Vernon asomó su gran masa por la puerta de la cocina. Tenía un vacío en el estomago y había ido a llenarlo. Petunia desvió la mirada amapola de su marido.
-Es el señor Sanz.- Musitó.
-Encantado de conocerle.- Jorge le tendió la mano que Vernon receloso no contestó.
-¿Qué quieres?- Le preguntó secamente.
-Venia por el joven Potter. Me han enviado a.-
-¡UN MAGO EN MI CASA! ¡Petunia como has podido!- Se llevó las manos a la cabeza y golpeó suavemente a Petunia con su regordete dedo.
-Yo no.-
-Tranquilidad, señor. Sólo he venido por el niño y me voy. Me gusta tan poco como usted estar aquí. si no fuera por.- Miró de soslayo a Petunia y rápidamente añadió- el niño...-
-Vamos Vernon, no te pongas así. ¿Le importaría esperar fuera mientras el niño se arregla?-Petunia lo empujó suavemente a la puerta.
-Si es usted quien me lo pide, encanto, voy hasta el fin del mundo.- Susurró para que sólo Petunia lo escuchara, y por tercera vez en diez minutos, volvió a colorearse.
Vernon, miró confundido y receloso a la pareja. Subió al cuarto de su sobrino ha echarlo ya de su casa, porque el plazo de estancia veraniega acababa de terminar. Abrió la puerta y se lo encontró pescando (N/A: mirando las musarañas. con el santo en el cielo) en la cama.
-¡Levántate!- Harry pegó un saltito sobresaltado en la cama.-Han venido por ti.- Vernon le dedicó una mirada de odio y cerró la puerta de un portazo.
Harry se vistió lentamente, recuperando la conciencia. Había estado pensando, como casi todo el verano. Mucho tiempo y tan poco que hacer. Estaba recapacitando de todo lo ocurrido en cuarto y de las noticias que le había traído Hedwing sobre los robos en Gringots: "el lugar mas seguro del mundo". Esa sería la razón por la cual Ron no le había regalado nada y le había mandado una tarjeta disculpándose. Conociéndole, seguro que la escribió con las orejas al rojo vivo. Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras terminó de empacar todo. Esperaba que fueran los Weasly los que vinieran a por él, si no. ¿Quién o quienes podían ser?
Petunia y Jorge charlaban animadamente bajo la celosa mirada de Vernon. Harry llegó casi a la entrada en el momento justo que su tía reía como nunca. Parecía incluso más joven y. feliz. En su compañía, un extraño vestido completamente de negro.
-¿Quieres que te ayude, joven?- Y antes de darle tiempo si quiera a contestarle se aproximó y cargó con el pesado baúl como el que carga con una pluma.
-Venga, que llegamos tarde. Adiós señor Vernon. Hasta pronto Petalito.- Se alejaron dejando atrás una embobada Petunia y un iracundo Vernon. Lo último que escucharon fue un grito de rabia de ese último.
-Uf como me agobian estas cosas.- Harry miró al desconocido que se había quitado la chaqueta y se peleaba con la corbata. Lo miró con carita de cachorrito.- ¿Me la quitas?-
-Si, siempre tengo que hacerle y deshacerle la corbata a mi primo. Tengo práctica. ¿Quién es usted? Ya noté antes que me conocía-
-¡Gracias! Mi nombre es Jorge. Vengo a recogerte por dos razones: 1) porque saben que estarás muy seguro conmigo y 2) y única razón valida para mí) que ella lo pide.-
-¿Ella?-
-Sí. ¡Ella! ¡ELLA!- Se separó de Harry bruscamente y este sé quedó con la corbata en la mano. Jorge daba saltitos y canturreaba una canción inventada en la que repetía una y otra vez "ella"-¡Por ella daría mi vida! ¡Por y para ella vivo! ¡Si ella me lo pidiera, me cometería senpukku!*-
Harry observó al supuesto adulto: se peleaba ahora por abrirse la camisa.- ¡El último en llegar al coche es un huevo podrido! ¡Jajajaja!- Y salió disparado hacia un deportivo negro. El chico estaba paralizado por la impresión.
-¡Eh! ¿Y mi baúl?- Salió corriendo detrás de Jorge cuando pudo moverse.
-¡Eres un huevo podrido!- Le gritó alegre Jorge cuando entró en el coche.- Aquí tienes tu baúl.-Y le tendió una miniatura de un baúl y una jaula con una microlechuza viva.- Cuando lo quieras a tamaño real sólo tienes que decir el contra-hechizo: "Agrande"-
-¿Agrande?-
-Exacto, huevillo. Es una palabra española, como la tortilla, el jamón, la paella y yo.- Le guiñó un ojo antes de ponerse las gafas de sol. Colocó de mala manera la chaqueta y la corbata en el asiento de atrás. La camisa ahora estaba abierta sobre su moreno pecho desnudo y las mangas las tenía remangadas por la altura de los codos. En su cuello brillaba un collar fino del cual colgaba una chapita, como la que llevan los militares con una inscripción en español que Harry no entendió: "Propiedad de Margy".
-¡Ponte el cinturón que nos vamos!- Anunció.
Arrancó el coche quemando las llantas y consiguiendo hacer un caballito. El pobre chico, instintivamente, se agarró fuerte al asiento. No se relajó hasta llegar a Londres.
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Una chica sorprendentemente alta, vestida con unos pantalones de campana, una camisa rosa con motivos de las supernenas y una especie de túnica abierta azul eléctrico esperaba a que Tom la atendiera.
-Ejem,... - Se dirigió al tabernero.- ¿Para reservar habitación?- Su gramática era perfecta pero su pronunciación pésima. Estaba destripando el ingles.
-¿A nombre de quien?- Preguntó Tom, el dueño de la posada.
-De Dulce Sanz. ¿El baúl me lo subes o tengo que subirlo yo?- La chica miró al viejo desdentado con cierto reparo, no le hacia gracia que una persona tan vieja hiciera el trabajo de un joven.
-No, lo subo yo. Aquí tiene la llave.- Le tendió una llavecita dorada y antes de que pudiera protestar, apuntó al baúl con la varita y grito algo que Dulce no entendió y el baúl desapareció escaleras arriba.
-¡Mola!- Exclamó la chiquilla. El pecho de Tom se infló de orgullo.- ¿Me puedes indicar como llegar al Callejón Diagon? Tengo que comprar un montón de cosas y a los que pregunto me miran como una loca.-
-Normal, si a los que has estado preguntando son muggles, es que sólo es de magos.-
-¡Ahh! Fíjate tú que gracioso. ¿Cómo llego?-
-Yo te enseño.- La llevó a un patio interior y señaló un ladrillo. El callejón Diagon se abrió ante ellos con todo su esplendor.
-¡¡GUAUUUUUUU!! ¡Muchas gracias! ¡Hasta luego!- Y salió corriendo, despidiéndose del dueño del Caldero Chorreante hasta que lo perdió de vista.
Tom volvió a entrar en su taberna. Esperando en la barra, dos chicas extrañas hablaban en un idioma extranjero. Ambas eran pelirrojas, ¿serian parientes de los Weaslys? Porque además de pelirrojas ambas eran gemelas, sólo diferenciables en la ropa y el tipo de corte de pelo. La que lucía más alegre, llevaba el pelo rizado y corto, con estrellitas y algo brillante (¿purpurina?); vestía una faldita corta roja a cuadros escoceses, un top negro y plataformas a juego con su falda. La más seria tenía el pelo largo y le caía por delante de uno de los ojos ocultándolo. Lucía piernas con unos short vaqueros y ocultaba brazos con una camiseta verde pastel de manga pirata. Se veía más baja que su hermana porque utilizaba tenis en lugar de plataformas.
-¿Qué deseáis, pequeñas?-
-Una habitación doble, por favor.- Habló la chica seria. Se le notó un ligero acento francés.
-Si, por supuesto.- Buscó una llave y se la dio. Con el conjuro que utilizó antes subió las maletas.- ¿Puedo haceros una pregunta, niñas?- -Si, ¿por qué no?-
-¿Sois familia de los Weaslys?-
La chica alegre lanzó una sonora carcajada y su hermana un bufido.
-¡Es la quinta vez que no pregunta eso! ¿Verdad, Rua?- Le dio un suave codazo a su malhumorada hermana.- No, no le tocamos nada. Ya hasta me pica la curiosidad y todo, por conocerlos. Por cierto, ¿nos puede indicar el camino al callejón Diagon?-
-Claro, seguidme.-
Las guió hasta la parte de atrás del lugar y les explicó como abrir el paso al callejón. La chica alegre se despidió de él dando repetidas veces las gracias, la chica llamada Rua se despidió marcialmente, llevando dos dedos a la frente y lanzándolos hacia delante.
El tabernero retornó a la barra. Ahora era Harry Potter, muy pálido, el que esperaba ser atendido.
-¿Qué le pasa señor Potter? Se le ve mala cara.-
-El ministerio ha mandado una especie de kamikaze a buscarme. ¡Hemos estado apunto de matarnos!-
-No creo que sea para tanto. Te invito a una tila.- Sonrió.- Una habitación, ¿verdad?- El chico asintió.- Tiene suerte, ya casi no me quedan. Eso es normal en estas fechas, pero no la gente que ha llegado. Ayer reservaron habitación dos mellizos hippies que fumaban algo que ellos nombraban "porro" y una chica negra de muy mal carácter. Creo que era alemana, por el acento. Los alemanes tienen un carácter terrible, ¿sabía? Hoy antes de usted, han llegado una chica muy extraña con un acento horrible y una pareja de gemelas pelirrojas. ¡Al parecer ya le han preguntado seis veces si son parientes de los Weaslys!- Rió el desdentado Tom.
-¡Oh, mierda!- Harry se llevó una mano a la cabeza.- ¡Con todo esto no les he avisado que estoy aquí!-
-Pero ella sí.- Harry se giró, detrás suya estaba Jorge sonriéndole.- ¿Has pedido una habitación doble?- El chico negó con la cabeza.- Ese alzehimer. Señor, pasa las cosas del chiquillo a una doble. Aquí tiene mi equipaje.- Le tendió una cartera negra de tela.
Tom lo miró con desconfianza, pero obedeció las órdenes del extraño hombre.
-Vámonos, seguro que tus amigos están esperando.-
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En el puesto de helados estaba congregada toda la familia Weasly casi al completo: sólo faltaban los hermanos mayores y el padre. Molly paseaba nerviosamente de un lado para otro. La lechuza que le llegó era la causante de ello, pero no por lo que decía, si no por quien la firmaba: ¡los muertos no escriben cartas! ¿O quizás si?
-Mamá, ¡tranquilízate! ¡Te va a dar algo!- Ron intentó tranquilizar a su madre. Lo intentaba desde que salieron de La Madriguera, pero seguía igual. Y sin decir palabra. Molly ignoró a su hijo pero al poco pegó un respingo y corrió hacia un punto: Harry acababa de aparecer con Jorge.
-¡Mi niño! ¿Estas bien? ¿Te han tratado bien?- Abrazó al chico y lo estrechó contra sí, mientras le acariciaba la cabeza. Harry se dejó abrazar, Molly era lo más parecido a una madre que tenía.
-Mamá, no le agobies.- George apartó a su madre de él.- ¡Aich! ¿Cómo estas? ¿Estas bien?-Imitó a su madre dándole un abrazo.
-¡George!-
-¡Que mal te tomas las bromas, mamá!- Le reprendió Fred.- ¡Pobrecito! ¿Necesitas más mimos?- Fred se sumó al abrazo ahogando a Harry. Ron miraba la escena divertido. Jorge comenzó a reír a grandes carcajadas, fue entonces, cuando repararon en él.
-Él es Jorge.- Le presentó Harry entre las profundidades del abrazo grupal.
-Encantado.- Le tendió la mano a la señora, que lo escrutaba incomodándolo.
-¡Muchacho! ¿¡Qué le ha pasado!?- Lo empujó hacia sí y comenzó a examinar su torso, sus brazos y su cara.-¡Quien le ha hecho eso!- Exclamó muy preocupada Molly, al ver las múltiples heridas y moratones que presentaba. Los que más le preocupaban eran los de las muñecas (grandes e hinchados) y una marca como de. ¿latigazo? que le cruzaba el pecho y lucia reciente.
-Bueno. yo.- Jorge se puso terriblemente colorado.
-Lo que acabas de conocer, Jorge, es a Molly "madre-preocupada". Es una de las más pesadas y capaces de sacarte toda la información que quieras a base de leche con galletas.-
-¡FRED!- Rugió Molly.
-Y esa, Molly "madre-enfadada". Nota importante: Evítala todo lo que puedas.-
-¡GEORGE!- Todos menos la aludida comenzaron a reír.
-¡Hola, tío!- Ron pasó el brazo por encima del hombro de Harry, cuando le soltaron sus hermanos.- ¿Cómo estas?-
-Pues. acabo de salir de la casa de mis tíos y estoy apunto de entrar en Hogwarts de nuevo. ¿Cómo voy a estar?-
-Debes de ser el único que se alegra de volver a clase.- Fred y su gemelo se unieron a la conversación. Detrás, abandonado a su suerte, Jorge intentaba salir al paso como fuera a las preguntas de Molly. Y Ginny estaba junto a sus hermanos, sin intervenir en la conversación, aunque se prometió no ser tan tímida.
-¿Y Hermione?- Lanzó Harry al aire.
-Hemos quedado con ella en la librería.- Fred le dio un codazo y le guiñó un ojo.
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Hermione miraba despreocupada toda la cultura que se descubría ante sus ojos y cogía uno u otro libro que le parecía interesante. Sintió unos ojos sobre su espalda, giró y vio a su vouyer: Malfoy padre. La miraba tan intensamente que se ruborizó y siguió presta con su actividad. Para ser tan mayor se conservaba muy bien.
-¡Mione!- Ron corrió hacia ella y la abrazó fuertemente.- ¿Cómo estas?-
-Muy bien, ¿y tu?-
-Bien también.-
-¿Y Harry?-Ron se separó de ella bajando la mirada.
-Está detrás. Le eché una carrera, es muy lento.- Justo en ese instante entró Harry. Paró y se llevó la mano al pecho y respiró profundamente antes de saludar a Hermione.
-Estas en baja forma. ¡Quien iba a decir que el buscador más rápido, es muuuyy lento en tierra!-
-Mu. y. gra.ci. o. sa. - Se apoyó en una estantería. Comenzaba a encontrarse mejor.
Sintieron unos pasos y entraron en el pequeño establecimiento los que faltaban en el grupo.
-Tu.- Siseó Jorge. Su expresión infantil había dado paso a una mirada furiosa y gélida que golpeó en Lucius.
-Vaya, ¡quien lo iba a decir! Volvemos a encontrarnos, aunque ni en lugar y ni en la situación que yo esperaba.- Lucius le sonrió con desprecio.
-¡Claro! Tú esperabas verme en una prisión lleno de cadenas mientras me escupes, porque no he conseguido arrastrarte conmigo. Siento decepcionarte.-
-No me decepcionas, eso se puede arreglar llamando un par de aurores. Sobre ti pesan. mmm. ¿dos, tres? órdenes de arresto por asesinato con tortura.-
-Te equivocas, son cinco: una por crímenes de guerra, una por asesinatos con tortura, una por asesinatos a sangre fría, otra por tortura y una última por satanismo.- Jorge fue contando una a una las ordenes de arresto que arrastraba con los dedos.- Y eso sólo en Gran Bretaña, en el resto de Europa tengo más, salvo. No, tengo órdenes de arresto por toda Europa. Pero me las han retirado por un año, estúpido.- Y le sacó la lengua.
Lucius frunció el ceño, ¿cómo es que le habían retirado su "busca y captura"? Eso tenía que verlo.
-Sigues siendo un infantiloide. Me gustaría seguir perdiendo el tiempo contigo, pero me esperan en otra parte.- Avanzó impasible hacia él, haciendo que sus acompañantes se tuvieran que apartar. Cuando lo pasó, Jorge hizo algo que no estaba en sus planes: le cogió el culo.
-Sigues conservando un buen culo, puta. ¿Qué tal si repetimos lo de la ultima vez?- Susurró a su oído.
Como movido por un resorte, Lucius se giró y le dio un directo de derecha que tumbó a su acosador, que calló de rodillas y, para tumbarlo del todo, le pateó el rostro. Se giró y muy digno (ocultando su rubor) salió de la librería.
Jorge tardó en reaccionar, pero al poco comenzó a reír con grandes carcajadas.
-¡Que fuerte está el mariconazo ese!- Y siguió riéndose como un poseso ante la horrorizada mirada de los magos del establecimiento. Con un pequeño gesto se curó el labio que el rubio le acababa de partir.
-¿Quién eres?- Molly rompió el silencio con un susurro.
-Jorge Sanz. A sus pies bella dama.- Se levantó e hizo una afectada inclinación.- Prófugo de la justicia de Europa y ahora absuelto un año en Gran Bretaña por asuntos de Estado. Ella me ha pedido que cuide al chico y es lo que voy ha hacer.- Desde su posición sumisa miró los ojos de Molly y ante la pregunta que estos planteaban asintió.
-Bueno. si le han absuelto será por algo. ¿no?- Molly sonrió titubeando.- Cómo sea. Tenemos que comprar los libros. Hermione, querida, ¿cómo estas? ¿Has comprado ya los libros?-
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En la heladería del callejón se había formado, poco a poco, un pequeño concierto. Una chica alta cantaba a pleno pulmón una canción de rock con voz desgarrada acompañada con una guitarra eléctrica; a su lado, dos pelirrojas, escuchaban comiendo un helado de muchos chocolates.
-"Tu mirada envasada al vacío como una mermelada,
solamente necesito una tostá
que me la encuentro por debajo de tus bragas
y si huele a quemao: soy yo.
Adivina
¿Cuánto tiempo hace que no follaba?
me abrazaste y se me puso dura,
yo ya empiezo a notar desbordarse:
los pantanos de toa extremadura.
Disimula [.]"*-
La gente congregada la miraba de mala manera salvo unos pocos jóvenes que la vitoreaban, invitándola a seguir. Entre los que escuchaban resaltaban dos: uno por ser un Malfoy (y estar escuchando canciones de procedencia seguramente muggle) y otra por entusiasmarse tanto que comenzó a gritar en su idioma natal: el alemán. Bueno, eso y por ser una chica negra con una espesa melena rubia rizada.
-Bitte! Spiel Rammstein!*-
-Weg vom Kurs! Jetzt werde ich ihn spielen!*- Le respondió sorprendiendo a su acompañantes.
-¡Y ahora un poco de rock duro!- Se aclaró la garganta y para estupor de todos los espectadores, su voz cambió brutalmente de registro, se transformó en una grave y varonil:
- "Una multitud de lagrimas de un niño ya muy adulto
Las encadeno con un pelo blanco
lo lanzo al aire como una cadena humeda
y deseo haber tenido una madre [...]*"-
Un muy cabreado Lucius agarró a su hijo por la espalda y le atrajo hacia sí.
-¿Que haces escuchando semejante basura?- Sin darle tiempo a contestar lo dejó a un lado y alzó la voz.- ¿Pero que grotesco espectaculó es este!- Estaba furioso y necesitaba pagarlo con alguie y las niñas esas daban el tipo elegido.-¡Finite incantatem!-
La guitarra electrica volvió a ser la española de siempre y la chica, que no se lo esperaba, rompió todas las cuerdas. Aunque su voz no cambió.
-¡PERO QUE TE CREES QUE HACES SO PEDAZO DE GILIPOLLAS!- Aulló la chica roja. -¡SABES TÚ LO QUE CUESTA UNA CUERDA DE GUITARRA!¡MUCHO MAS DE LO QUE YO PUEDA TENER AHORA!-
-¿Y sabes tu con quien estas hablando, niña?-
-¡NI LO SÉ NI ME IMPORTA!- Y comenzó ha escuchar voces en su cabeza y dejó de prestarle atención al adulto rubio y repelente que le había cortado todo el punto.
"¿Por que tienes que hacerle caso, pequeña? ¿Sólo porque es mayor que tú?"
"Exacto, además te partió tu guitarra. Deberías hacerselo pagar muuuyy caro"
"Yo que tú le hacía ver que vales más que él"
"Sí, ahora mismito que nos estás escuchando debe de estar despotricando contra ti."
"Hazle pagar su insolencia."
"Sííi.hazle pagar"
-[.] ¿Me estás escuchando o eres tan insolente como para ignorarme? Te estoy hablando, ¿sabes? Y eso es más de lo que un sangresucia como tú puede desear.-
"Uyuyuyuy. ¡Te está insultando!"
"¡Lo ves! Teníamos razón"
"¿Lo vas a dejar irse de rositas?"
La chica, mientras transcurrían esos minutos, se tornó roja y las venas del cuello amenazaban con estallar. Esas extrañas voces tenían razón, además era un hombre el que la insultaba. ¡Un hombre!
-¡AAAAARGGGGGGGGH!- Por segunda vez, a Lucius le chocaron las reacciones tan extrañas que tenía la gente; la chica en cuestión se lanzó a por él, guitarra en mano, con clara intención de atizarle. De hecho, le destrozó la guitarra en la cara. Malfoy se cubrió la cara con las manos paralizado por la impresión dejando correr la sangre entre sus dedos.
-Mi rostro.- Musitó.
La chica, parada enfrente suya, respirada agitada y se tornó más desesperada cuando reparó en lo que acababa de realizar.
-¡Madre mía! ¡Que he hecho!- Se cubrió la boca con las manos horrorizada.
-Mi rostro.- Lucius se apoyó en su hijo, quejumbroso.
La chica comenzó a retroceder lentamente, pero un hombre de entre el público la agarró de un brazo.
-Tú vas a venir conmigo, pequeña.-
-¡Ostias! ¡Los "malos"*!- La pequeña le hizo una llave de judo y huyó con toda la potencia de sus piernas (que era mucho, por cierto). Más gente del público salio en su persecución, detrás de ellos, las pelirrojas. Dos mujeres se acercaron a los Malfoys para atenderlo y alejarlos de todo el barullo.
-¡Dios, tios! ¡Lo que os habeis perdido!- Jordan, al ver a los gemelos con los demás acercandose al barullo, corrió a saludarlos.- Una chica muy alta y desgarbada estaba cantando unas canciones muy guapas cuando el Malfoy padre muuuyyy cabreado le ha cortado el hechizo de su guitarra y se la ha estampado en la cara. ¡Increíble!-
-¡Y nos lo hemos perdido!- Suspiró Fred.
-No te apures.- Su hermano le pasó el brazo por el hombro.- Nosotros tenemos guardaespaldas.-
-¿Un guardaespaldas?- Jordan los miró sin comprenderlos.
-Ese.- Fred señaló al grupo donde destacaba la figura de un hombre oscuro.- Es el guardaespaldas de Harry, pero supongo que también nuestro.-
-¡Wow! ¡Que guapada!- Sintió una mano que le agarraba fuertemente el hombro, se giró.- ¿Qué pasa?- Una jirafa negra de curiosa cabellera rubia, rasgos infinitamente largos, que parecía pertenecer a la tribu de los misae*, le hablo con los dientes apretados y totalmente azorada.
-¿Me.abres.la.cremallera.?- Se giró y señaló una que partía sus negros, anchos y militares pantalones en dos justo en la parte de sus glúteos. Le miró autoritaria.-¡Ábrela!- Su voz no permitía réplica. Lee acercó descaradamente su mano, la chica esta muy buena. Sonrió a los gemelos que le miraban con envidia. Fue bajando la cremallera lentamente, deleitándose en el tacto. Cuando terminó, una cola de guepardo salto y se estiró libre. La chica dio un gran suspiro y se giró con el ceño fruncido.
-¡Aprovechado!- Abofeteó con fuerza a Lee y acto seguido les tendió la mano a los gemelos sin quitar su gesto de generala.- Soy Ochín Owerts.-
-Yo soy George Weasly, él es mi hermano Fred y el que acabas de abofetear es nuestro amigo Lee Jordan.-
En ese momento llegó el grueso del grupo y se encontraron a la extraña chica y al pobre de Lee frotando la mejilla donde tenia una marca abultada de una mano.
-Que ha pasado aquí.- Tomó la palabra autoritaria Molly.
-Mi nombre es Ochín Owerts, abofeteé al tal Jordan por tocarme el culo.-
-¡Eso no es verdad!- Protestó el aludido.- Te baje la cremallera, para ello tenía que tocarte el culo.- Los gemelos asintieron apoyando a su amigo. Ron y Harry dejaron escapar una risita, llevándose parte de la mirada reprobatoria de Hermione y Ginny.
-¿Para que te bajaban la cremallera?- Molly la miraba muy seria.
-Para sacarme mi cola.- Gruño girando y ondula ante ellos una preciosa rubia cola de guepardo moteada de negro. el mismo rubio etéreo que le cubría la cabeza.- Me han crecido también las uñas y no podía bajarme ese trasto yo sola.- Los miró por encima del hombro mientras llevaba a la boca distraídamente una garra negra y afilada. como la de un gran felino.
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Al poco Lee y Ochín se congraciaron. La joven, aunque huraña y aparentemente muy seria, era agradable y pronto se vieron juntos tomando una bebida en la taberna de Tom. Ella les explicó que su madre era una Kerjanmientlkex, o sea, una Kerex (era el nombre acortado que le habían dado los ingleses) o lo que es lo mismo un felino que puede convertirse en humano. Al contrario que el animago. Por ello, había cogido algunas características, pero rara vez se había transformado entera.
-¿Y como es que conoces a Malfoy?- Harry miró muy serio a Jorge. Desde el encontronazo que tuvieron en la librería no se pudo quitar de la cabeza esa duda.
-Mmmm. Te lo podría decir, pero no confiarías en mí. Además necesitas algo de distracción en tu colegio, ¿no?- Molly negó con la cabeza. Conocía muy bien a ese duo y sólo faltaba un misterio para que descuidaran los estudios, menos Hermione. "Espero que ella los meta en cintura" Pensó.
-Que tio más raro.- Le susurró Lee a uno de los gemelos que asintió gravemente.
En ese momento, entró una mujer. O mejor dicho una Venus vestida a la última moda. Su pelo de ébano ondulado resbalaba por su espalda, hasta algo más debajo de sus omóplatos. Sus ojos miel se cruzaron con los del español y esbozó una seductora sonrisa con sus pequeños labios rojos como el traje de corte chino que llevaba. Pronto su exquisita belleza fue eclipsada por un hombre moreno ataviado con un impecable traje de chaqueta. Giró el rostro para saludar con otra ligera sonrisa a Jorge. Molly dejó escapar un trémulo suspiro: era el hombre más atractivo que jamás había visto. Quizás lo fuera más si no fuera por un fino bigotito al estilo espagueti que lucía sobre su labio superior. Detrás de ellos entró un chico de aproximadamente la edad de los gemelos o un poco menor que jugueteaba despreocupadamente con un móvil. Su pelo era estudiadamente descuidado al igual que su ropa: una camisa sin mangas y unos pantalones bajos y algo anchos que dejaban entrever un poco de los calzoncillos. Y unos tenis grandes y anchos. Sintió las miradas de las chicas de la mesa y desvió sus ojos hacia allá. Al reparar en las dos jóvenes, el chico sonrió dulcemente e hizo ademán de ir hacia allá, pero un elfo domestico vestido con un lujoso traje de chofer le llamó. El joven se agachó y le dio unas monedas que pareció rechazar. Le quitó la gorra y le acarició suavemente la cabeza calva del elfo, que recuperó la gorra y marchó alegremente del local. Tom subió el baúl de (presumiblemente) el chico y la familia se alejó hacia el callejón Diagon bajo la repulsiva vigilancia de los magos más ancianos del lugar. ¡Recompensar a un elfo domestico! ¡Pero que clase de magos eran!
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El tiempo fue pasando entre charlas, bromas, risas y misteriosas frases por parte de los dos adultos, así que después de cenar, Molly les ordenó que se acostaran. Ochín se despidió de ellos cuadrándose como un soldado. Hermione todavía no había reservado habitación, por lo que hablaron con Tom para que la habitación de Ginny fuera doble y pudieran las chicas dormir juntas. Ron dormiría con su madre. Al enterarse de esto, el chico protestó pero Molly no permitiría la mezcla de sexos bajo su tutela.
Lo primero que hizo Jorge al entrar en la habitación fue correr hacia el baño y pegarse una buena ducha, martirizando a Harry con su nulo oído musical. El chico se cambió y se tumbó en la cama con un libro que se llevó destrangis* de la inútil biblioteca de su primo (muchos clásicos que nunca leería): Los Tres Mosqueteros.
-Vaya, vaya. ¡Eres todo un ilustrado!- Jorge salió de la ducha con una gigantesca sonrisa y en calzoncillos.- ¿Te importa que esté así? Siempre duermo en calzoncillos.-
-No. Duerme como quieras- Y volvió a sumergirse en la lectura.
El hombre no mas rozar la cama, cayó en un profundo sueño. Harry se internó en el (para él) desagradable mundo de los sueños al rato. Dejó el libro y sus anteojos en la mesilla, y se arropó.
En medio de la noche, sintió una mano que lo agitaba suavemente mientras pronunciaban su nombre.
-¿Ya es de día?- Se estiró y bostezó.
-No, pero ha surgido algo urgente y he de irme. No te muevas de aquí.-
Harry asintió adormilado y volvió a sumergirse entre las sabanas, pero escuchó un ruido que hizo que todos sus sentidos se despertaran de golpe: pisadas. Se giro hacia la ventana y pudo ver tres figuras que penetraban por la ventana de la habitación. Las reconocería en cualquier parte: Death Eaters. El ojiverde cogió silenciosamente su varita y se semi-incorporó.
-Mira, el niñito está despierto.- Reconoció una voz femenina.
-Venga, cojámoslo y terminemos pronto.- Él más bajito tiró nerviosamente de la manga de la mujer.
-¿Todavía no comprendo por qué somos tantos para secuestrar a un miserable mocoso?- El tercer hombre se giró a Harry.- Niñato, si no quieres sufrir mucho, mejor vente sin oponer resistencia.-
-¡Ni hablar!- El chico terminó levantado de la cama y enfrentándolos.
-Tú lo has querido: Crucio.-
Harry cayó al suelo gritando de dolor.
-¡Eres tonta!- El hombre golpeó la mano de la chica rompiendo el hechizo.- El Amo lo quiere vivo.-
-¡Si! ¡Quieres que nos castigue?- El débil tembló.
Harry se volvió a poner de pie y antes que pudiera conjurar nada, la puerta de la habitación reventó y se incrustó contra la pared del fondo. Por el hueco apareció Jorge aunque a ojos de los Death Eaters pareciera un demonío: su ropa estaba rajada y cubierta de sangre, tanto suya como ajena, su rostro estaba desencajado mostrando una cara capaz de aterrorizar al más valiente. Se fue hacia ellos descargando su ira en cada paso. La mujer, imperturbable, le apuntó con la varita y volvió a convocar el imperdonable. Jorge se paró y su rostro se volvió más demoniaco si cabía y sus heridas, reabiertas, sangraron con fuerza. Extendió su mano y apuntó a la joven que aterrada dio un paso atrás. Pronunció algo ininteligible y estalló manchando todo lo de alrededor con vísceras y sangre. Se dirigió de nuevo a los aterrados hombres que quedaban. Repitió el conjuro, o al menos uno parecido porque en vez de estallar nadie, su mano derecha creció hasta ser una garra de alguna criatura existente sólo en las más trastornadas pesadillas humanas. Se tiró al primero que tuvo delante y lo destrozó con la garra. El último que quedaba en pié, apenas podía hacer otra cosa que temblar llorando y esperar su inminente muerte. Jorge levantó la cara hacia él, pero ya no era humano: lucía como un sabueso del Averno con afilados dientes y ojos que pedían sangre. Derribó al hombre y lo devoró.
Harry dio gracias a la oscuridad y a haberse olvidado las gafas. Sintió como su estomago se revolvia y bailaba en su garganta. Cuando todo terminó y el olor dulzón de la sangre penetró por su nariz, no lo pudo soportar más y corrió a vomitar al baño.
Salió al conseguir calmarse. En su cuarto estaban congregados: Tom, Molly y tres hombres desconocidos. En el suelo, Jorge miraba al vacío y silenciosas lágrimas surcaban su rostro.
-¡Harry!- Molly se dirigió hacia él- ¿Estas bien?- Le acarició todo el cuerpo buscando alguna contusión, al no encontrarla lo apretó contra su pecho.
-No, él me protegió.- Señaló a Jorge. Al español le tembló la barbilla, iniciando una gran llantina que provocó que los allí reunidos le miraran como un bicho raro.
-¿Qué le pasa?- Le espetó uno de los extraños.
-¡Me hicieron daño!- Lloró- Me lanzaron un cruciatas- Hundió su rostro en sus rodillas, continuando con su llanto.- ¡¡¡BUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAA!!!
-En fin, lo único que podemos hacer es limpiar su establecimiento e intentar averiguar quienes son.-
Harry se puso las gafas y se dio cuenta de la magnitud de lo ocurrido. En su cuarto estaban los pedazos de dos de ellos y un hombre más o menos completo, pero en el pasillo lo único que se veían trozos incapaces de ser clasificados y las paredes tapizadas de un bonito color rojo.
Los magos extraños, aurores claramente, hicieron desaparecer la sangre y los trozos de personas, posteriormente, desaparecieron ellos.
Jorge un tanto más calmado se levantó y anunció que iría a tomar una ducha. Molly le ofreció dormir con ella y Ron, pero Harry se negó pensando en lo que podía haber pasado si no llega a estar Jorge. aunque seguramente lo que hubiese pasado no habría sido tan sangriento. La madre de Ron le dio un afectuoso beso en la frente y limpió con magia las manchas del pijama de Harry. Se metió en la cama y trató de leer un poco para tranquilizarse mientras Tom intentaba arreglar la puerta y la pared, objetivo que consiguió pero no del todo bien.
Harry dejó el libro y se abrazó a sí mismo sientiendose miserable por poner a todos los que estaban a su alrededor en peligro. Pero escuchó algo que dibujó una sonrisa en su rostro, Jorge cantaba de nuevo. Salió del baño cantando muy alegre pero con más cicatrices y un gran arañón que le cruzaba la mejilla izquierda. Se sentó en su cama y miró al chico.
-¡Harry, hombre! ¡Alegra esa cara! ¡Seguro que mañana será un día precioso! ¿Y no querrás estar cansado, verdad?- Harry esbozó una sonrisa, pero sus ojos la convertían en un gesto muy triste. Jorge le acarició el pelo.- Toma esto, te ayuda a dormir. Ella lo suele tomar a veces.- Le dio una pequeña píldora rosada que el chico tomó quedando inmediatamente dormido en su cama. Jorge lo arropó y se acostó en la otra cama, mentando a todos los familiares de los que acababa de matar, de cómo le dolían las heridas.
*Cositas a aclarar: Senppuku es otra forma de denominar al harakiri (lo que hacen los japos para suicidarse)
La conversación en aleman:
-Por favor! Toca Rammstein!
-Por supuesto! Ahora la toco (cortesia del Babelfish)
La primera canción pertenece a Extremo Duro (no me acuerdo cual), la segunda es una traducción de una traducción de "Mutter", de Rammstein. Si alguien sabe alemán y dice que lo que he escrito da pena y no es asi que me corrija, GRACIAS!! ^_^
"Los malo"s es una forma de llamarle a la policia por mi tierra. Y "destrangis" es una palabra que inventó (¿o ya estaba inventada?) un grupo español (ESTOPAAAAAAA!!!!!!!!) que significa "hacer algo a escondidas" (Estas aclaraciones las hago pq luego me voy a los fics y encuentro mogollón de palabras que no tengo ni idea de que significa ^^UUU (q incultura!))
La tribu Misae (no estoy segura, es lo q me dijo mi madre, aunque dudo.) es una tribu del centro de África donde todos son muy estilizados: muy altos y delgados. Creo que de esta (u otra tribu, no estoy segura) es de donde salen los corredores africanos, pq tienen muy grande la zancada
=Esto.. dejad un REWIER pliz!
DingDong!
Petunia se levantó de su cómodo sofá, soltando la revista de prensa rosa. Abrió la puerta y encontró a un hombre muy alto, moreno, de unos treinta y tantos años aunque con cara de niño travieso, ataviado con un traje de chaqueta completamente negro, incluso su camisa y alfiler de corbata eran del mismo color. Lo más curioso de su aspecto eran los anillos que lucía en cada uno de sus dedos: también completamente negros y relucientes.
-Buenos días, joven. ¿Qué desea?- Saludó Petunia amablemente. El hombre le era tremendamente atractivo. Si no estuviera casada.
-No me llame joven,- Sonrió desarmando a Petunia mientras se quitaba las gafas y revelaba unos ojos igualmente negros y astutos.- seguramente soy mas viejo que usted, muchacha.-Petunia rió coquetamente.
-Pase, pase. A que se debe su visita, señor.-
-Sanz. Aunque usted. - Se aproximo a su oído.- puedes llamarme Jorge, prenda.-
-¿Quién es querida?- Vernon asomó su gran masa por la puerta de la cocina. Tenía un vacío en el estomago y había ido a llenarlo. Petunia desvió la mirada amapola de su marido.
-Es el señor Sanz.- Musitó.
-Encantado de conocerle.- Jorge le tendió la mano que Vernon receloso no contestó.
-¿Qué quieres?- Le preguntó secamente.
-Venia por el joven Potter. Me han enviado a.-
-¡UN MAGO EN MI CASA! ¡Petunia como has podido!- Se llevó las manos a la cabeza y golpeó suavemente a Petunia con su regordete dedo.
-Yo no.-
-Tranquilidad, señor. Sólo he venido por el niño y me voy. Me gusta tan poco como usted estar aquí. si no fuera por.- Miró de soslayo a Petunia y rápidamente añadió- el niño...-
-Vamos Vernon, no te pongas así. ¿Le importaría esperar fuera mientras el niño se arregla?-Petunia lo empujó suavemente a la puerta.
-Si es usted quien me lo pide, encanto, voy hasta el fin del mundo.- Susurró para que sólo Petunia lo escuchara, y por tercera vez en diez minutos, volvió a colorearse.
Vernon, miró confundido y receloso a la pareja. Subió al cuarto de su sobrino ha echarlo ya de su casa, porque el plazo de estancia veraniega acababa de terminar. Abrió la puerta y se lo encontró pescando (N/A: mirando las musarañas. con el santo en el cielo) en la cama.
-¡Levántate!- Harry pegó un saltito sobresaltado en la cama.-Han venido por ti.- Vernon le dedicó una mirada de odio y cerró la puerta de un portazo.
Harry se vistió lentamente, recuperando la conciencia. Había estado pensando, como casi todo el verano. Mucho tiempo y tan poco que hacer. Estaba recapacitando de todo lo ocurrido en cuarto y de las noticias que le había traído Hedwing sobre los robos en Gringots: "el lugar mas seguro del mundo". Esa sería la razón por la cual Ron no le había regalado nada y le había mandado una tarjeta disculpándose. Conociéndole, seguro que la escribió con las orejas al rojo vivo. Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras terminó de empacar todo. Esperaba que fueran los Weasly los que vinieran a por él, si no. ¿Quién o quienes podían ser?
Petunia y Jorge charlaban animadamente bajo la celosa mirada de Vernon. Harry llegó casi a la entrada en el momento justo que su tía reía como nunca. Parecía incluso más joven y. feliz. En su compañía, un extraño vestido completamente de negro.
-¿Quieres que te ayude, joven?- Y antes de darle tiempo si quiera a contestarle se aproximó y cargó con el pesado baúl como el que carga con una pluma.
-Venga, que llegamos tarde. Adiós señor Vernon. Hasta pronto Petalito.- Se alejaron dejando atrás una embobada Petunia y un iracundo Vernon. Lo último que escucharon fue un grito de rabia de ese último.
-Uf como me agobian estas cosas.- Harry miró al desconocido que se había quitado la chaqueta y se peleaba con la corbata. Lo miró con carita de cachorrito.- ¿Me la quitas?-
-Si, siempre tengo que hacerle y deshacerle la corbata a mi primo. Tengo práctica. ¿Quién es usted? Ya noté antes que me conocía-
-¡Gracias! Mi nombre es Jorge. Vengo a recogerte por dos razones: 1) porque saben que estarás muy seguro conmigo y 2) y única razón valida para mí) que ella lo pide.-
-¿Ella?-
-Sí. ¡Ella! ¡ELLA!- Se separó de Harry bruscamente y este sé quedó con la corbata en la mano. Jorge daba saltitos y canturreaba una canción inventada en la que repetía una y otra vez "ella"-¡Por ella daría mi vida! ¡Por y para ella vivo! ¡Si ella me lo pidiera, me cometería senpukku!*-
Harry observó al supuesto adulto: se peleaba ahora por abrirse la camisa.- ¡El último en llegar al coche es un huevo podrido! ¡Jajajaja!- Y salió disparado hacia un deportivo negro. El chico estaba paralizado por la impresión.
-¡Eh! ¿Y mi baúl?- Salió corriendo detrás de Jorge cuando pudo moverse.
-¡Eres un huevo podrido!- Le gritó alegre Jorge cuando entró en el coche.- Aquí tienes tu baúl.-Y le tendió una miniatura de un baúl y una jaula con una microlechuza viva.- Cuando lo quieras a tamaño real sólo tienes que decir el contra-hechizo: "Agrande"-
-¿Agrande?-
-Exacto, huevillo. Es una palabra española, como la tortilla, el jamón, la paella y yo.- Le guiñó un ojo antes de ponerse las gafas de sol. Colocó de mala manera la chaqueta y la corbata en el asiento de atrás. La camisa ahora estaba abierta sobre su moreno pecho desnudo y las mangas las tenía remangadas por la altura de los codos. En su cuello brillaba un collar fino del cual colgaba una chapita, como la que llevan los militares con una inscripción en español que Harry no entendió: "Propiedad de Margy".
-¡Ponte el cinturón que nos vamos!- Anunció.
Arrancó el coche quemando las llantas y consiguiendo hacer un caballito. El pobre chico, instintivamente, se agarró fuerte al asiento. No se relajó hasta llegar a Londres.
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Una chica sorprendentemente alta, vestida con unos pantalones de campana, una camisa rosa con motivos de las supernenas y una especie de túnica abierta azul eléctrico esperaba a que Tom la atendiera.
-Ejem,... - Se dirigió al tabernero.- ¿Para reservar habitación?- Su gramática era perfecta pero su pronunciación pésima. Estaba destripando el ingles.
-¿A nombre de quien?- Preguntó Tom, el dueño de la posada.
-De Dulce Sanz. ¿El baúl me lo subes o tengo que subirlo yo?- La chica miró al viejo desdentado con cierto reparo, no le hacia gracia que una persona tan vieja hiciera el trabajo de un joven.
-No, lo subo yo. Aquí tiene la llave.- Le tendió una llavecita dorada y antes de que pudiera protestar, apuntó al baúl con la varita y grito algo que Dulce no entendió y el baúl desapareció escaleras arriba.
-¡Mola!- Exclamó la chiquilla. El pecho de Tom se infló de orgullo.- ¿Me puedes indicar como llegar al Callejón Diagon? Tengo que comprar un montón de cosas y a los que pregunto me miran como una loca.-
-Normal, si a los que has estado preguntando son muggles, es que sólo es de magos.-
-¡Ahh! Fíjate tú que gracioso. ¿Cómo llego?-
-Yo te enseño.- La llevó a un patio interior y señaló un ladrillo. El callejón Diagon se abrió ante ellos con todo su esplendor.
-¡¡GUAUUUUUUU!! ¡Muchas gracias! ¡Hasta luego!- Y salió corriendo, despidiéndose del dueño del Caldero Chorreante hasta que lo perdió de vista.
Tom volvió a entrar en su taberna. Esperando en la barra, dos chicas extrañas hablaban en un idioma extranjero. Ambas eran pelirrojas, ¿serian parientes de los Weaslys? Porque además de pelirrojas ambas eran gemelas, sólo diferenciables en la ropa y el tipo de corte de pelo. La que lucía más alegre, llevaba el pelo rizado y corto, con estrellitas y algo brillante (¿purpurina?); vestía una faldita corta roja a cuadros escoceses, un top negro y plataformas a juego con su falda. La más seria tenía el pelo largo y le caía por delante de uno de los ojos ocultándolo. Lucía piernas con unos short vaqueros y ocultaba brazos con una camiseta verde pastel de manga pirata. Se veía más baja que su hermana porque utilizaba tenis en lugar de plataformas.
-¿Qué deseáis, pequeñas?-
-Una habitación doble, por favor.- Habló la chica seria. Se le notó un ligero acento francés.
-Si, por supuesto.- Buscó una llave y se la dio. Con el conjuro que utilizó antes subió las maletas.- ¿Puedo haceros una pregunta, niñas?- -Si, ¿por qué no?-
-¿Sois familia de los Weaslys?-
La chica alegre lanzó una sonora carcajada y su hermana un bufido.
-¡Es la quinta vez que no pregunta eso! ¿Verdad, Rua?- Le dio un suave codazo a su malhumorada hermana.- No, no le tocamos nada. Ya hasta me pica la curiosidad y todo, por conocerlos. Por cierto, ¿nos puede indicar el camino al callejón Diagon?-
-Claro, seguidme.-
Las guió hasta la parte de atrás del lugar y les explicó como abrir el paso al callejón. La chica alegre se despidió de él dando repetidas veces las gracias, la chica llamada Rua se despidió marcialmente, llevando dos dedos a la frente y lanzándolos hacia delante.
El tabernero retornó a la barra. Ahora era Harry Potter, muy pálido, el que esperaba ser atendido.
-¿Qué le pasa señor Potter? Se le ve mala cara.-
-El ministerio ha mandado una especie de kamikaze a buscarme. ¡Hemos estado apunto de matarnos!-
-No creo que sea para tanto. Te invito a una tila.- Sonrió.- Una habitación, ¿verdad?- El chico asintió.- Tiene suerte, ya casi no me quedan. Eso es normal en estas fechas, pero no la gente que ha llegado. Ayer reservaron habitación dos mellizos hippies que fumaban algo que ellos nombraban "porro" y una chica negra de muy mal carácter. Creo que era alemana, por el acento. Los alemanes tienen un carácter terrible, ¿sabía? Hoy antes de usted, han llegado una chica muy extraña con un acento horrible y una pareja de gemelas pelirrojas. ¡Al parecer ya le han preguntado seis veces si son parientes de los Weaslys!- Rió el desdentado Tom.
-¡Oh, mierda!- Harry se llevó una mano a la cabeza.- ¡Con todo esto no les he avisado que estoy aquí!-
-Pero ella sí.- Harry se giró, detrás suya estaba Jorge sonriéndole.- ¿Has pedido una habitación doble?- El chico negó con la cabeza.- Ese alzehimer. Señor, pasa las cosas del chiquillo a una doble. Aquí tiene mi equipaje.- Le tendió una cartera negra de tela.
Tom lo miró con desconfianza, pero obedeció las órdenes del extraño hombre.
-Vámonos, seguro que tus amigos están esperando.-
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En el puesto de helados estaba congregada toda la familia Weasly casi al completo: sólo faltaban los hermanos mayores y el padre. Molly paseaba nerviosamente de un lado para otro. La lechuza que le llegó era la causante de ello, pero no por lo que decía, si no por quien la firmaba: ¡los muertos no escriben cartas! ¿O quizás si?
-Mamá, ¡tranquilízate! ¡Te va a dar algo!- Ron intentó tranquilizar a su madre. Lo intentaba desde que salieron de La Madriguera, pero seguía igual. Y sin decir palabra. Molly ignoró a su hijo pero al poco pegó un respingo y corrió hacia un punto: Harry acababa de aparecer con Jorge.
-¡Mi niño! ¿Estas bien? ¿Te han tratado bien?- Abrazó al chico y lo estrechó contra sí, mientras le acariciaba la cabeza. Harry se dejó abrazar, Molly era lo más parecido a una madre que tenía.
-Mamá, no le agobies.- George apartó a su madre de él.- ¡Aich! ¿Cómo estas? ¿Estas bien?-Imitó a su madre dándole un abrazo.
-¡George!-
-¡Que mal te tomas las bromas, mamá!- Le reprendió Fred.- ¡Pobrecito! ¿Necesitas más mimos?- Fred se sumó al abrazo ahogando a Harry. Ron miraba la escena divertido. Jorge comenzó a reír a grandes carcajadas, fue entonces, cuando repararon en él.
-Él es Jorge.- Le presentó Harry entre las profundidades del abrazo grupal.
-Encantado.- Le tendió la mano a la señora, que lo escrutaba incomodándolo.
-¡Muchacho! ¿¡Qué le ha pasado!?- Lo empujó hacia sí y comenzó a examinar su torso, sus brazos y su cara.-¡Quien le ha hecho eso!- Exclamó muy preocupada Molly, al ver las múltiples heridas y moratones que presentaba. Los que más le preocupaban eran los de las muñecas (grandes e hinchados) y una marca como de. ¿latigazo? que le cruzaba el pecho y lucia reciente.
-Bueno. yo.- Jorge se puso terriblemente colorado.
-Lo que acabas de conocer, Jorge, es a Molly "madre-preocupada". Es una de las más pesadas y capaces de sacarte toda la información que quieras a base de leche con galletas.-
-¡FRED!- Rugió Molly.
-Y esa, Molly "madre-enfadada". Nota importante: Evítala todo lo que puedas.-
-¡GEORGE!- Todos menos la aludida comenzaron a reír.
-¡Hola, tío!- Ron pasó el brazo por encima del hombro de Harry, cuando le soltaron sus hermanos.- ¿Cómo estas?-
-Pues. acabo de salir de la casa de mis tíos y estoy apunto de entrar en Hogwarts de nuevo. ¿Cómo voy a estar?-
-Debes de ser el único que se alegra de volver a clase.- Fred y su gemelo se unieron a la conversación. Detrás, abandonado a su suerte, Jorge intentaba salir al paso como fuera a las preguntas de Molly. Y Ginny estaba junto a sus hermanos, sin intervenir en la conversación, aunque se prometió no ser tan tímida.
-¿Y Hermione?- Lanzó Harry al aire.
-Hemos quedado con ella en la librería.- Fred le dio un codazo y le guiñó un ojo.
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Hermione miraba despreocupada toda la cultura que se descubría ante sus ojos y cogía uno u otro libro que le parecía interesante. Sintió unos ojos sobre su espalda, giró y vio a su vouyer: Malfoy padre. La miraba tan intensamente que se ruborizó y siguió presta con su actividad. Para ser tan mayor se conservaba muy bien.
-¡Mione!- Ron corrió hacia ella y la abrazó fuertemente.- ¿Cómo estas?-
-Muy bien, ¿y tu?-
-Bien también.-
-¿Y Harry?-Ron se separó de ella bajando la mirada.
-Está detrás. Le eché una carrera, es muy lento.- Justo en ese instante entró Harry. Paró y se llevó la mano al pecho y respiró profundamente antes de saludar a Hermione.
-Estas en baja forma. ¡Quien iba a decir que el buscador más rápido, es muuuyy lento en tierra!-
-Mu. y. gra.ci. o. sa. - Se apoyó en una estantería. Comenzaba a encontrarse mejor.
Sintieron unos pasos y entraron en el pequeño establecimiento los que faltaban en el grupo.
-Tu.- Siseó Jorge. Su expresión infantil había dado paso a una mirada furiosa y gélida que golpeó en Lucius.
-Vaya, ¡quien lo iba a decir! Volvemos a encontrarnos, aunque ni en lugar y ni en la situación que yo esperaba.- Lucius le sonrió con desprecio.
-¡Claro! Tú esperabas verme en una prisión lleno de cadenas mientras me escupes, porque no he conseguido arrastrarte conmigo. Siento decepcionarte.-
-No me decepcionas, eso se puede arreglar llamando un par de aurores. Sobre ti pesan. mmm. ¿dos, tres? órdenes de arresto por asesinato con tortura.-
-Te equivocas, son cinco: una por crímenes de guerra, una por asesinatos con tortura, una por asesinatos a sangre fría, otra por tortura y una última por satanismo.- Jorge fue contando una a una las ordenes de arresto que arrastraba con los dedos.- Y eso sólo en Gran Bretaña, en el resto de Europa tengo más, salvo. No, tengo órdenes de arresto por toda Europa. Pero me las han retirado por un año, estúpido.- Y le sacó la lengua.
Lucius frunció el ceño, ¿cómo es que le habían retirado su "busca y captura"? Eso tenía que verlo.
-Sigues siendo un infantiloide. Me gustaría seguir perdiendo el tiempo contigo, pero me esperan en otra parte.- Avanzó impasible hacia él, haciendo que sus acompañantes se tuvieran que apartar. Cuando lo pasó, Jorge hizo algo que no estaba en sus planes: le cogió el culo.
-Sigues conservando un buen culo, puta. ¿Qué tal si repetimos lo de la ultima vez?- Susurró a su oído.
Como movido por un resorte, Lucius se giró y le dio un directo de derecha que tumbó a su acosador, que calló de rodillas y, para tumbarlo del todo, le pateó el rostro. Se giró y muy digno (ocultando su rubor) salió de la librería.
Jorge tardó en reaccionar, pero al poco comenzó a reír con grandes carcajadas.
-¡Que fuerte está el mariconazo ese!- Y siguió riéndose como un poseso ante la horrorizada mirada de los magos del establecimiento. Con un pequeño gesto se curó el labio que el rubio le acababa de partir.
-¿Quién eres?- Molly rompió el silencio con un susurro.
-Jorge Sanz. A sus pies bella dama.- Se levantó e hizo una afectada inclinación.- Prófugo de la justicia de Europa y ahora absuelto un año en Gran Bretaña por asuntos de Estado. Ella me ha pedido que cuide al chico y es lo que voy ha hacer.- Desde su posición sumisa miró los ojos de Molly y ante la pregunta que estos planteaban asintió.
-Bueno. si le han absuelto será por algo. ¿no?- Molly sonrió titubeando.- Cómo sea. Tenemos que comprar los libros. Hermione, querida, ¿cómo estas? ¿Has comprado ya los libros?-
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En la heladería del callejón se había formado, poco a poco, un pequeño concierto. Una chica alta cantaba a pleno pulmón una canción de rock con voz desgarrada acompañada con una guitarra eléctrica; a su lado, dos pelirrojas, escuchaban comiendo un helado de muchos chocolates.
-"Tu mirada envasada al vacío como una mermelada,
solamente necesito una tostá
que me la encuentro por debajo de tus bragas
y si huele a quemao: soy yo.
Adivina
¿Cuánto tiempo hace que no follaba?
me abrazaste y se me puso dura,
yo ya empiezo a notar desbordarse:
los pantanos de toa extremadura.
Disimula [.]"*-
La gente congregada la miraba de mala manera salvo unos pocos jóvenes que la vitoreaban, invitándola a seguir. Entre los que escuchaban resaltaban dos: uno por ser un Malfoy (y estar escuchando canciones de procedencia seguramente muggle) y otra por entusiasmarse tanto que comenzó a gritar en su idioma natal: el alemán. Bueno, eso y por ser una chica negra con una espesa melena rubia rizada.
-Bitte! Spiel Rammstein!*-
-Weg vom Kurs! Jetzt werde ich ihn spielen!*- Le respondió sorprendiendo a su acompañantes.
-¡Y ahora un poco de rock duro!- Se aclaró la garganta y para estupor de todos los espectadores, su voz cambió brutalmente de registro, se transformó en una grave y varonil:
- "Una multitud de lagrimas de un niño ya muy adulto
Las encadeno con un pelo blanco
lo lanzo al aire como una cadena humeda
y deseo haber tenido una madre [...]*"-
Un muy cabreado Lucius agarró a su hijo por la espalda y le atrajo hacia sí.
-¿Que haces escuchando semejante basura?- Sin darle tiempo a contestar lo dejó a un lado y alzó la voz.- ¿Pero que grotesco espectaculó es este!- Estaba furioso y necesitaba pagarlo con alguie y las niñas esas daban el tipo elegido.-¡Finite incantatem!-
La guitarra electrica volvió a ser la española de siempre y la chica, que no se lo esperaba, rompió todas las cuerdas. Aunque su voz no cambió.
-¡PERO QUE TE CREES QUE HACES SO PEDAZO DE GILIPOLLAS!- Aulló la chica roja. -¡SABES TÚ LO QUE CUESTA UNA CUERDA DE GUITARRA!¡MUCHO MAS DE LO QUE YO PUEDA TENER AHORA!-
-¿Y sabes tu con quien estas hablando, niña?-
-¡NI LO SÉ NI ME IMPORTA!- Y comenzó ha escuchar voces en su cabeza y dejó de prestarle atención al adulto rubio y repelente que le había cortado todo el punto.
"¿Por que tienes que hacerle caso, pequeña? ¿Sólo porque es mayor que tú?"
"Exacto, además te partió tu guitarra. Deberías hacerselo pagar muuuyy caro"
"Yo que tú le hacía ver que vales más que él"
"Sí, ahora mismito que nos estás escuchando debe de estar despotricando contra ti."
"Hazle pagar su insolencia."
"Sííi.hazle pagar"
-[.] ¿Me estás escuchando o eres tan insolente como para ignorarme? Te estoy hablando, ¿sabes? Y eso es más de lo que un sangresucia como tú puede desear.-
"Uyuyuyuy. ¡Te está insultando!"
"¡Lo ves! Teníamos razón"
"¿Lo vas a dejar irse de rositas?"
La chica, mientras transcurrían esos minutos, se tornó roja y las venas del cuello amenazaban con estallar. Esas extrañas voces tenían razón, además era un hombre el que la insultaba. ¡Un hombre!
-¡AAAAARGGGGGGGGH!- Por segunda vez, a Lucius le chocaron las reacciones tan extrañas que tenía la gente; la chica en cuestión se lanzó a por él, guitarra en mano, con clara intención de atizarle. De hecho, le destrozó la guitarra en la cara. Malfoy se cubrió la cara con las manos paralizado por la impresión dejando correr la sangre entre sus dedos.
-Mi rostro.- Musitó.
La chica, parada enfrente suya, respirada agitada y se tornó más desesperada cuando reparó en lo que acababa de realizar.
-¡Madre mía! ¡Que he hecho!- Se cubrió la boca con las manos horrorizada.
-Mi rostro.- Lucius se apoyó en su hijo, quejumbroso.
La chica comenzó a retroceder lentamente, pero un hombre de entre el público la agarró de un brazo.
-Tú vas a venir conmigo, pequeña.-
-¡Ostias! ¡Los "malos"*!- La pequeña le hizo una llave de judo y huyó con toda la potencia de sus piernas (que era mucho, por cierto). Más gente del público salio en su persecución, detrás de ellos, las pelirrojas. Dos mujeres se acercaron a los Malfoys para atenderlo y alejarlos de todo el barullo.
-¡Dios, tios! ¡Lo que os habeis perdido!- Jordan, al ver a los gemelos con los demás acercandose al barullo, corrió a saludarlos.- Una chica muy alta y desgarbada estaba cantando unas canciones muy guapas cuando el Malfoy padre muuuyyy cabreado le ha cortado el hechizo de su guitarra y se la ha estampado en la cara. ¡Increíble!-
-¡Y nos lo hemos perdido!- Suspiró Fred.
-No te apures.- Su hermano le pasó el brazo por el hombro.- Nosotros tenemos guardaespaldas.-
-¿Un guardaespaldas?- Jordan los miró sin comprenderlos.
-Ese.- Fred señaló al grupo donde destacaba la figura de un hombre oscuro.- Es el guardaespaldas de Harry, pero supongo que también nuestro.-
-¡Wow! ¡Que guapada!- Sintió una mano que le agarraba fuertemente el hombro, se giró.- ¿Qué pasa?- Una jirafa negra de curiosa cabellera rubia, rasgos infinitamente largos, que parecía pertenecer a la tribu de los misae*, le hablo con los dientes apretados y totalmente azorada.
-¿Me.abres.la.cremallera.?- Se giró y señaló una que partía sus negros, anchos y militares pantalones en dos justo en la parte de sus glúteos. Le miró autoritaria.-¡Ábrela!- Su voz no permitía réplica. Lee acercó descaradamente su mano, la chica esta muy buena. Sonrió a los gemelos que le miraban con envidia. Fue bajando la cremallera lentamente, deleitándose en el tacto. Cuando terminó, una cola de guepardo salto y se estiró libre. La chica dio un gran suspiro y se giró con el ceño fruncido.
-¡Aprovechado!- Abofeteó con fuerza a Lee y acto seguido les tendió la mano a los gemelos sin quitar su gesto de generala.- Soy Ochín Owerts.-
-Yo soy George Weasly, él es mi hermano Fred y el que acabas de abofetear es nuestro amigo Lee Jordan.-
En ese momento llegó el grueso del grupo y se encontraron a la extraña chica y al pobre de Lee frotando la mejilla donde tenia una marca abultada de una mano.
-Que ha pasado aquí.- Tomó la palabra autoritaria Molly.
-Mi nombre es Ochín Owerts, abofeteé al tal Jordan por tocarme el culo.-
-¡Eso no es verdad!- Protestó el aludido.- Te baje la cremallera, para ello tenía que tocarte el culo.- Los gemelos asintieron apoyando a su amigo. Ron y Harry dejaron escapar una risita, llevándose parte de la mirada reprobatoria de Hermione y Ginny.
-¿Para que te bajaban la cremallera?- Molly la miraba muy seria.
-Para sacarme mi cola.- Gruño girando y ondula ante ellos una preciosa rubia cola de guepardo moteada de negro. el mismo rubio etéreo que le cubría la cabeza.- Me han crecido también las uñas y no podía bajarme ese trasto yo sola.- Los miró por encima del hombro mientras llevaba a la boca distraídamente una garra negra y afilada. como la de un gran felino.
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Al poco Lee y Ochín se congraciaron. La joven, aunque huraña y aparentemente muy seria, era agradable y pronto se vieron juntos tomando una bebida en la taberna de Tom. Ella les explicó que su madre era una Kerjanmientlkex, o sea, una Kerex (era el nombre acortado que le habían dado los ingleses) o lo que es lo mismo un felino que puede convertirse en humano. Al contrario que el animago. Por ello, había cogido algunas características, pero rara vez se había transformado entera.
-¿Y como es que conoces a Malfoy?- Harry miró muy serio a Jorge. Desde el encontronazo que tuvieron en la librería no se pudo quitar de la cabeza esa duda.
-Mmmm. Te lo podría decir, pero no confiarías en mí. Además necesitas algo de distracción en tu colegio, ¿no?- Molly negó con la cabeza. Conocía muy bien a ese duo y sólo faltaba un misterio para que descuidaran los estudios, menos Hermione. "Espero que ella los meta en cintura" Pensó.
-Que tio más raro.- Le susurró Lee a uno de los gemelos que asintió gravemente.
En ese momento, entró una mujer. O mejor dicho una Venus vestida a la última moda. Su pelo de ébano ondulado resbalaba por su espalda, hasta algo más debajo de sus omóplatos. Sus ojos miel se cruzaron con los del español y esbozó una seductora sonrisa con sus pequeños labios rojos como el traje de corte chino que llevaba. Pronto su exquisita belleza fue eclipsada por un hombre moreno ataviado con un impecable traje de chaqueta. Giró el rostro para saludar con otra ligera sonrisa a Jorge. Molly dejó escapar un trémulo suspiro: era el hombre más atractivo que jamás había visto. Quizás lo fuera más si no fuera por un fino bigotito al estilo espagueti que lucía sobre su labio superior. Detrás de ellos entró un chico de aproximadamente la edad de los gemelos o un poco menor que jugueteaba despreocupadamente con un móvil. Su pelo era estudiadamente descuidado al igual que su ropa: una camisa sin mangas y unos pantalones bajos y algo anchos que dejaban entrever un poco de los calzoncillos. Y unos tenis grandes y anchos. Sintió las miradas de las chicas de la mesa y desvió sus ojos hacia allá. Al reparar en las dos jóvenes, el chico sonrió dulcemente e hizo ademán de ir hacia allá, pero un elfo domestico vestido con un lujoso traje de chofer le llamó. El joven se agachó y le dio unas monedas que pareció rechazar. Le quitó la gorra y le acarició suavemente la cabeza calva del elfo, que recuperó la gorra y marchó alegremente del local. Tom subió el baúl de (presumiblemente) el chico y la familia se alejó hacia el callejón Diagon bajo la repulsiva vigilancia de los magos más ancianos del lugar. ¡Recompensar a un elfo domestico! ¡Pero que clase de magos eran!
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El tiempo fue pasando entre charlas, bromas, risas y misteriosas frases por parte de los dos adultos, así que después de cenar, Molly les ordenó que se acostaran. Ochín se despidió de ellos cuadrándose como un soldado. Hermione todavía no había reservado habitación, por lo que hablaron con Tom para que la habitación de Ginny fuera doble y pudieran las chicas dormir juntas. Ron dormiría con su madre. Al enterarse de esto, el chico protestó pero Molly no permitiría la mezcla de sexos bajo su tutela.
Lo primero que hizo Jorge al entrar en la habitación fue correr hacia el baño y pegarse una buena ducha, martirizando a Harry con su nulo oído musical. El chico se cambió y se tumbó en la cama con un libro que se llevó destrangis* de la inútil biblioteca de su primo (muchos clásicos que nunca leería): Los Tres Mosqueteros.
-Vaya, vaya. ¡Eres todo un ilustrado!- Jorge salió de la ducha con una gigantesca sonrisa y en calzoncillos.- ¿Te importa que esté así? Siempre duermo en calzoncillos.-
-No. Duerme como quieras- Y volvió a sumergirse en la lectura.
El hombre no mas rozar la cama, cayó en un profundo sueño. Harry se internó en el (para él) desagradable mundo de los sueños al rato. Dejó el libro y sus anteojos en la mesilla, y se arropó.
En medio de la noche, sintió una mano que lo agitaba suavemente mientras pronunciaban su nombre.
-¿Ya es de día?- Se estiró y bostezó.
-No, pero ha surgido algo urgente y he de irme. No te muevas de aquí.-
Harry asintió adormilado y volvió a sumergirse entre las sabanas, pero escuchó un ruido que hizo que todos sus sentidos se despertaran de golpe: pisadas. Se giro hacia la ventana y pudo ver tres figuras que penetraban por la ventana de la habitación. Las reconocería en cualquier parte: Death Eaters. El ojiverde cogió silenciosamente su varita y se semi-incorporó.
-Mira, el niñito está despierto.- Reconoció una voz femenina.
-Venga, cojámoslo y terminemos pronto.- Él más bajito tiró nerviosamente de la manga de la mujer.
-¿Todavía no comprendo por qué somos tantos para secuestrar a un miserable mocoso?- El tercer hombre se giró a Harry.- Niñato, si no quieres sufrir mucho, mejor vente sin oponer resistencia.-
-¡Ni hablar!- El chico terminó levantado de la cama y enfrentándolos.
-Tú lo has querido: Crucio.-
Harry cayó al suelo gritando de dolor.
-¡Eres tonta!- El hombre golpeó la mano de la chica rompiendo el hechizo.- El Amo lo quiere vivo.-
-¡Si! ¡Quieres que nos castigue?- El débil tembló.
Harry se volvió a poner de pie y antes que pudiera conjurar nada, la puerta de la habitación reventó y se incrustó contra la pared del fondo. Por el hueco apareció Jorge aunque a ojos de los Death Eaters pareciera un demonío: su ropa estaba rajada y cubierta de sangre, tanto suya como ajena, su rostro estaba desencajado mostrando una cara capaz de aterrorizar al más valiente. Se fue hacia ellos descargando su ira en cada paso. La mujer, imperturbable, le apuntó con la varita y volvió a convocar el imperdonable. Jorge se paró y su rostro se volvió más demoniaco si cabía y sus heridas, reabiertas, sangraron con fuerza. Extendió su mano y apuntó a la joven que aterrada dio un paso atrás. Pronunció algo ininteligible y estalló manchando todo lo de alrededor con vísceras y sangre. Se dirigió de nuevo a los aterrados hombres que quedaban. Repitió el conjuro, o al menos uno parecido porque en vez de estallar nadie, su mano derecha creció hasta ser una garra de alguna criatura existente sólo en las más trastornadas pesadillas humanas. Se tiró al primero que tuvo delante y lo destrozó con la garra. El último que quedaba en pié, apenas podía hacer otra cosa que temblar llorando y esperar su inminente muerte. Jorge levantó la cara hacia él, pero ya no era humano: lucía como un sabueso del Averno con afilados dientes y ojos que pedían sangre. Derribó al hombre y lo devoró.
Harry dio gracias a la oscuridad y a haberse olvidado las gafas. Sintió como su estomago se revolvia y bailaba en su garganta. Cuando todo terminó y el olor dulzón de la sangre penetró por su nariz, no lo pudo soportar más y corrió a vomitar al baño.
Salió al conseguir calmarse. En su cuarto estaban congregados: Tom, Molly y tres hombres desconocidos. En el suelo, Jorge miraba al vacío y silenciosas lágrimas surcaban su rostro.
-¡Harry!- Molly se dirigió hacia él- ¿Estas bien?- Le acarició todo el cuerpo buscando alguna contusión, al no encontrarla lo apretó contra su pecho.
-No, él me protegió.- Señaló a Jorge. Al español le tembló la barbilla, iniciando una gran llantina que provocó que los allí reunidos le miraran como un bicho raro.
-¿Qué le pasa?- Le espetó uno de los extraños.
-¡Me hicieron daño!- Lloró- Me lanzaron un cruciatas- Hundió su rostro en sus rodillas, continuando con su llanto.- ¡¡¡BUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAA!!!
-En fin, lo único que podemos hacer es limpiar su establecimiento e intentar averiguar quienes son.-
Harry se puso las gafas y se dio cuenta de la magnitud de lo ocurrido. En su cuarto estaban los pedazos de dos de ellos y un hombre más o menos completo, pero en el pasillo lo único que se veían trozos incapaces de ser clasificados y las paredes tapizadas de un bonito color rojo.
Los magos extraños, aurores claramente, hicieron desaparecer la sangre y los trozos de personas, posteriormente, desaparecieron ellos.
Jorge un tanto más calmado se levantó y anunció que iría a tomar una ducha. Molly le ofreció dormir con ella y Ron, pero Harry se negó pensando en lo que podía haber pasado si no llega a estar Jorge. aunque seguramente lo que hubiese pasado no habría sido tan sangriento. La madre de Ron le dio un afectuoso beso en la frente y limpió con magia las manchas del pijama de Harry. Se metió en la cama y trató de leer un poco para tranquilizarse mientras Tom intentaba arreglar la puerta y la pared, objetivo que consiguió pero no del todo bien.
Harry dejó el libro y se abrazó a sí mismo sientiendose miserable por poner a todos los que estaban a su alrededor en peligro. Pero escuchó algo que dibujó una sonrisa en su rostro, Jorge cantaba de nuevo. Salió del baño cantando muy alegre pero con más cicatrices y un gran arañón que le cruzaba la mejilla izquierda. Se sentó en su cama y miró al chico.
-¡Harry, hombre! ¡Alegra esa cara! ¡Seguro que mañana será un día precioso! ¿Y no querrás estar cansado, verdad?- Harry esbozó una sonrisa, pero sus ojos la convertían en un gesto muy triste. Jorge le acarició el pelo.- Toma esto, te ayuda a dormir. Ella lo suele tomar a veces.- Le dio una pequeña píldora rosada que el chico tomó quedando inmediatamente dormido en su cama. Jorge lo arropó y se acostó en la otra cama, mentando a todos los familiares de los que acababa de matar, de cómo le dolían las heridas.
*Cositas a aclarar: Senppuku es otra forma de denominar al harakiri (lo que hacen los japos para suicidarse)
La conversación en aleman:
-Por favor! Toca Rammstein!
-Por supuesto! Ahora la toco (cortesia del Babelfish)
La primera canción pertenece a Extremo Duro (no me acuerdo cual), la segunda es una traducción de una traducción de "Mutter", de Rammstein. Si alguien sabe alemán y dice que lo que he escrito da pena y no es asi que me corrija, GRACIAS!! ^_^
"Los malo"s es una forma de llamarle a la policia por mi tierra. Y "destrangis" es una palabra que inventó (¿o ya estaba inventada?) un grupo español (ESTOPAAAAAAA!!!!!!!!) que significa "hacer algo a escondidas" (Estas aclaraciones las hago pq luego me voy a los fics y encuentro mogollón de palabras que no tengo ni idea de que significa ^^UUU (q incultura!))
La tribu Misae (no estoy segura, es lo q me dijo mi madre, aunque dudo.) es una tribu del centro de África donde todos son muy estilizados: muy altos y delgados. Creo que de esta (u otra tribu, no estoy segura) es de donde salen los corredores africanos, pq tienen muy grande la zancada
=Esto.. dejad un REWIER pliz!
