Weeeeee!!!! Me siento inspirada!! De hecho, Naga me ha inspirado: "O
escribes o mueres" Muy linda la chica ^_^UUU
Nuevo capitulo!
¡¡AGUA!!
"Somos lagrimas negras de un mismo destino, ¿aún no lo entiendes?" Harry se levantó sobresaltado. Ya había escuchado esa horrible voz que se había filtrado en su sueño (por primera vez) sin sueños.
-¿Estas bien?-
-Si, no es nada. Suelo tener pesadillas a menudo, Jorge.- Se estiró y se puso las gafas.
Vio al hombre que tenia delante, sonriéndole con una bandeja llena de comida y tuvo que parpadear varias veces. ¿Estaría soñando todavía? Jorge iba vestido como una doncella a la antigua, con el traje negro, el delantal y la pasada. Con una modificación: la falda era muy corta y con cancán, haciéndola amplia y muy graciosa. Le recordaba a los animes que alguna vez vio de pasada en la TV.
En la bandeja tenía comida de todo tipo, desde bollería a fruta pasando por huevos, beicon, pescado,.
-He avisado a tus amigos por si querían desayunar aquí contigo. Creo que llegarán ahora.-
-¡Pe. pe. pero que haces así vestido!-
-¿Qué pasa? ¡A que estoy monísimo!- Sonrió muy feliz y le puso la bandeja a un lado de la cama.
-"Ooh, don't be shy
Feed your appetite
You've got that rocket fuel
Ignition ready, ooh ohh
So fire it up
Don't hide it, hype it up
They're watching us, so what?
Don't you know that..."-
Jorge comenzó a cantar reptando por la cama hacia él con cara de "te voy a comer vivo". Harry se agazapó contra la pared. ¿¡Que clase de pervertido le había mandado el Ministerio!?
Se oyeron unos toques en la puerta, Jorge dejó a su presa y fue a abrir.
-¡Hola! ¡Pasad!-
Hermione, Ron, Fred, George y Ginny sufrieron un gran shock y apenas acertaron a moverse tras el ofrecimiento.
Jorge alzó una ceja
-¿Qué pasa? ¿Nunca visteis un hombre travestido?-
Cerró la puerta tras ellos y continuó cantando la canción desde el principio mientras se movía al compás.
Ginny se le echó al cuello.
-¿Estas bien?- Harry notó que la voz le temblaba.
-Si, si. Estoy bien.- Y les contó lo sucedido al otro día. Luego señaló al travesti con la cabeza.- Aunque no os lo creáis, es gracias a él por lo que sigo vivo.-Bajó los ojos.
Se hizo un incomodo silencio.
-¡Así me agradeces que te salve la vida!- Jorge se puso en jarras, fingiendo enfado.- ¡Una se deja los riñones limpiando y fregando, para que nadie se lo reconozca!- Mordió un pañuelo e hizo una mueca de sufrimiento, miró a los chicos de reojo.- ¿Qué hacéis que no estáis llorando? ¡Diox! ¡Ahora tenemos que repetir la escena desde el principio! Muy bien Harry, repite tu frase, ya sabes: "¡Oh! ¡Estoy tan feliz de que vayas a ser mi mujer que voy a comprarte un pantalón de cuero negro!"-
Los chicos se quedaron descolocados por el comentario de Jorge, pero quitó tensión al ambiente. Terminaron de desayunar y acuciados por la Sra. Weasly (que hizo que Jorge se cambiara a ropa muggle normal) salieron y fueron a buscar el coche de Jorge sin ella, que se tuvo que quedar para solventar unos problemas de los cuales no fue posible sonsacarle nada.
El deportivo que trajo a Harry, había mutado a un mono-volumen. Jorge les hizo un gesto indicándoles que esperaran. Se acercó al coche lentamente y entró despacio con las manos adelantadas. Se escucharon unos ruidos y al poco salió Jorge con una gran sonrisa.
- ¡Pasad! Está todo controlado. No os sentéis en el asiento trasero si valoráis vuestra vida.-
Cargaron los baúles bajo la atenta mirada de los londinenses que pasaban en ese momento por ahí.
Fred se sentó en el sillón del acompañante y los demás se apretujaron en el sillón de atrás. La última fila de asientos estaba separada por una tupida cortina negra, impidiéndoles ver que había allí. El español puso música y se dirigieron a la estación de tren platicando animadamente.
A medio camino Hermione sintió una voz a su espalda.
-Mmmm. una chica guapa.. castaña. con suave piel de seda esperando ser mordida. Dulce chica, ¿por qué no te recuestas y dejas que te pruebe?- Hermione miró a los otros chicos, pero estos no parecieron darse cuenta. Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo se recostó en el asiento dejando que su cabeza descansara sobre el asiento.
-Muy bien, linda. Tengo hambre. mucha hambre. Déjame saciarme con tu esencia, amor. - La susurrante voz volvió a los oídos de la chica que apenas prestó atención, porque se hallaba más ocupada en unas manos sobre su pelo. ¿Unas manos? Su sentido común reaccionó separándose violentamente del respaldo y abrazando a la persona que tenía más cercana: Ron; sintiendo como unas manos intentaban en vano aferrarse a su pelo.
-¡Hay algo ahí detrás!-
-¿Ahí detrás? ¿Estas segura?-
-¡Claro que estoy segura!- Lo soltó indignada.
-Tranquilizaos, ¿vale? ¿Qué es lo que ha pasado, Mione?- Harry trataba de parar una nueva pelea entre esos dos.
-Noté una voz que me hablaba y unas manos que trataban de cogerme el pelo.-
-Vaya, vaya. ¡Eres una caja de sorpresas, Jorge! ¿Qué escondes ahí atrás?- George hizo ademán de abrir la cortina.
-¡Quieto paraó ahí! Detrás de la cortina, no encontrarás ningún premio; sólo conseguirás churrascar a mi amigo.-
-¿Tú amigo?- Fred alzó una ceja.
-Si, un vampiro.- Alzó la voz.- ¡Que si no espera ser vampiro a la brasa alejará sus manos, colmillos y otras partes de su cuerpo de mis pasajeros!-
-¡Tengo hambre!- Una voz ronca y gris salió de la parte trasera del coche.
-Después que traigo una moza buena para que hagas con ella lo que quieras, pero ahora: quietecito.- Se escucharon unos gruñidos disconformes en el asiento de atrás, pero se veía que iba a obedecer.
-¡Tienes un vampiro en el coche!- Exclamó indignada Hermione.
-¡Oich! ¡Si! ¡Tengo un mosquito en mi coche!- Le dijo medio en tono de burla.
-Pero no puedes tenerlo.-
-Si lo tengo, Ron. De hecho está ahí detrás.-
-¡Pero los vampiros son seres de la oscuridad! ¡Malvados por naturaleza! ¡HA INTENTADO ATACAR A HERMIONE!- Ginny se aferró al asiento de su hermano Fred casi gritando al oído del conductor.
-Te has aprendido muy bien la lección, pequeña.- La miró de reojo por el retrovisor. Harry pudo ver en sus ojos una maldad que no le hizo ninguna gracia.- Sólo hay una pequeña pega en tu acusación: ningún vampiro sería tan gilipollas de atacar a un grupo de magos a plena luz del día. Salvo que no tenga absolutamente nada de sangre. ¿Y sabes por que mi amigo esta en las últimas? Porque los cobardes magos ingleses les encanta machacar a todo lo que represente una amenaza a su bonita y limpia realidad.-
Ginny avergonzada se recostó junto el gemelo que estaba a su lado. La voz de Jorge había mostrado lo que de verdad sentía por los demás magos ingleses: asco y desprecio. El resto del viaje discurrió en silencio, sólo la música parecía alegre.
El adulto aparcó en la estación y se giró.
-Lo siento. De veras que lo siento. Pienso que vosotros sois unos chiquillos estupendos; pero comprendedme, mi amigo está ahí medio muerto por culpa de unos magos incultos y vosotros lo estabais insultado y acusándolo de cosas que no son ciertas. Espero que me perdonéis.-
-¡No pasa nada hombre!- Fred que estaba a su lado le dio un palmada en el hombro. Todos estuvieron de acuerdo. Sobre todo Harry, que esa historia le resultaba conocida.
-Siento haber intentado alimentarme de ti, castaña.- Susurró la voz (ahora reconocida como: la voz del vampiro) y Hermione se apresuró a salir del auto.
-Por cierto, curioso auto.- Le comentó uno de los gemelos al despedirse de él.
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Los chicos se dirigieron al andén 9 y ¾. En una de las columnas vieron a dos gemelas pelirrojas sorprendentemente parecidas a los Weaslys. Una de ellas tenía el pelo suelto y le tapaba uno de sus ojos. Iba vestida con unos vaqueros muy ajustados y ligeramente acampanados al final, que le tapaban los zapatos; por encima llevaba una blusa roja y arrugada de mangas pirata, con sólo abrochados los botones imprescindibles: dos para que no se viera el sujetador. Esta miraba alternativamente a su reloj y a la estación muy impaciente. La otra pelirroja tenía su pelo recogida en dos gigantescas moños despeinados que la aniñaban aún más. E iba incluso más destapada que su gemela: con una ligera camiseta de licra que sólo tenía un tirante con un gracioso hipopótamo violeta y una minifalda de un azul claro ligeramente más oscuro que el fondo de la camisa. Y unas increíbles plataformas blancas. Esta chica al verlos, dijo algo a su hermana y corrió hacia ellos con una gran sonrisa. La otra gemela agitó la cabeza y salió en pos de su clon.
-¡Hola!- Dijo la chica efusivamente.- ¡Seguro que vosotros sois los Weaslys!-
Los pelirrojos del grupo se miraron con la boca abierta.
-¡Perdonad a mi estúpida hermana! ¡Esta loca!- La gemela llegó un poco sofocada.
-Si, bueno. somos los Weaslys. ¿Por qué?- Contestó Ron.
-¡Lo ves! ¡Lo ves! ¡Lo ves! ¡No estoy loca! ¡No estoy loca! ¡No estoy loca!- La otra chica saltaba y reía. Su hermana la miró con incredulidad y pasó de ella.
-Bueno, es que nos llevan emparejando desde que llegamos a Londres con vuestra familia. Soy Rua Manoir y ella es Nathanielle, pero llamadla Nath o no creo que os haga caso.- Les tendió la mano. Los otros, aunque sorprendidos, se presentaron a las chicas.
-¿De que casa sois? No os recuerdo.- Comentó George.
Las chicas se miraron entre ellas. Rua carraspeó.
-Somos nuevas. Un año y nos vamos.-
-¡Si! ¡Pero esperamos hacer grandes amigos! ¡Me encanta Inglaterra! ¡Y vosotros sois grandes! ¡Sólo os falta que seamos amigos!- Y se rió ella sola del chiste.
-Ignorarla.- Susurró confidencialmente Rua.- Somos francesas.-
-¿Cómo es que sólo estáis un año?- Pregunto Hermione.
-Trabajo de nuestros padres. Una gracia.-
Siguieron conversando un rato, al poco se enteraron de que conocían a Fleur, que ella les había hablado de Ron y de Harry, y un poco en general del castillo. Que tenían nulas ganas de empezar el colegio, que Nath amaba el chocolate y que siempre era así de loca.
-¡¡¡¡¡¡¡CHICAAAAAAAAAAAAZZZZZ!!!!!!! ¡¡¡¡ZIENTO AVERME RETRAZAO!!!!! ¡¡¡¡¡EZTAVA COMPANDO XOCOLATE!!!!!- Una chica muy alta y espigada corría atropellando a todo el mundo y saludando a las gemelas. Iba muy deportiva vestida: unas calzonas de boxeador extremadamente cortas naranjas con los adornos en verdes, una camisa verde pálido con el logo, Billabong, entre flores tropicales blancas y una gorra del FBI que uno de sus numerosos tíos le había traído de Estados Unidos. La mirada de Ron se desvió detrás de sus increíbles piernas
-¡Ilcreíbre! ¡Ya eztaiz rodeáz d xicoz wapoz!- Hermione dio un codazo muy fuerte a los chicos que tenía más cerca, que hacían grandes esfuerzos por no reírse. Y a Ron le dio un gran pellizco haciendo que este se alejara de su lado.- Zoy Durze Zanz-
-Se llama Dulce Sanz. Ellos son: Ron, George, Fred y Ginny Weasly, Harry Potter y Hermione Granger- Los presentó Rua.
-¡Achiaz po tladuzí! Encantá.-
Hablaron un poco más con las tres chicas antes de subir al tren.
-¡Nosotros nos vamos! Tenemos que hablar un asuntillo.- Y los gemelos se perdieron en el tren.
-¡Esperadme!- Les gritó Ginny, saliendo detrás de ellos y despidiendo con la mano al resto.
-Esto. yo. yo me voy.-Hermione se puso un poco colorada ante las miradas extrañadas de sus dos amigos.- Los prefectos tenemos un vagón aparte.-
-¡Eres prefecta!- Exclamó Ron encantado.-¡Enhorabuena!- Y le dio un abrazo.
-No se por qué no me extraña.- Harry le guiñó un ojo.
-Yo luego os busco, ¿vale?-
-Si, vale. ¡Hasta luego!- Ron se despegó de ella.
-¿Oz inpota ke noz zentemoz con bozotorz?-
Los chicos negaron y buscaron un compartimiento vacío. El único que encontraron fue uno de los últimos en el vagón de cola.
-¿Cómo es ese sitio?- Preguntó Rua
-¿Hogwarts?- Preguntó Harry, las tres chicas asintieron.- Pues es.-
-¿Se puede?- La puerta se abrió y apareció Ochín arrastrando un pesado baúl.
-Si, claro.- Ron le hizo un hueco a su lado. La chica puso el baúl en la parte de arriba como si fuera una pluma.
-He estado recorriéndome todo el tren y no había, ni sitio libre, ni gente conocida. Aunque, la verdad es que sólo os conozco a vosotros. ¿Y esas?- Indicó a las pelirrojas y Dulce con la cabeza.
-Son Dulce Sanz y Nathanielle y Rua Manoir.- Indicó Harry.
-Ochín Owerts.- Se presentó secamente.- ¿De que hablabais?- Miró a los chicos interrogantes.
-Le íbamos a explicar como era Hogwarts.- Explicó Ron.
-Interesante. Yo también quisiera saber a que me enfrento.-
-Cómo iba diciendo. - Continuó Harry. Y volvió a ser cortado porque otra vez la puerta se abrió dejando paso a dos curiosos chicos. Dos mellizos un tanto estrafalarios. La chica tenía rastas rosas y un largo piojo* de colores con la punta rematada por miles de cascabeles. Su ropa iba a conjunto con ello: una masa de camisas, tops, camisetas y trozos de telas muy usadas y rotas superpuestas tapando su torso aunque dejando bastante a la vista, una faldita echa con un trozo de tela enrollado a la cadera y asegurado con una cadena (con su candado correspondiente) y unas grandes botas desabrochadas con calcetines desparejados. Y tantos collares, pulseras y abalorios como Trelawny. Y el chico era otro cuadro: tenía el pelo al uno salvo por el centro que lo tenía largo y amontonado en una pequeña cresta rematada por una pequeña trenza en su nuca. Cómo ropa: un chaleco de tela gastado por el uso y unos pantalones vaqueros un poco por debajo de sus rodillas varias tallas más grandes de la suya sujeto por un cinturón de cuero. Estaba roto por algunas partes y para remendarlo usaba imperdibles. Como su hermana, llevaba también unas botas pero sin calcetines y estaban atados con un trozo de cuerda.
Todos los del vagón los miraron con la boca abierta.
-¡Ey! ¿Cómo va eso?- Saludó la chica.
-¡Gretch! ¡Hans! ¿Kómo eztáiz?- Dulce le contestó el saludo.- ¿Ze pué zentarze con nozotorz?- Puso la mejor carita de cachorrito de su repertorio.
-¿Uh? Si, vale.- Ron se hizo a un lado para dejar hueco a los chicos.
-¿De qué los conoces?- Se interesó Rua.
-¡Uy! ¡Ez una iztroria mu culioza! Eztavan n mi mizma zerda, n la kalzel. Condo noz zortaron, noz fumoz de fezta.-
-¿Cerda? ¿En la misma cerda? ¡Pobre animal!- Gimió Nath.
-No, en la misma celda.- Le corrigió Hans, que tenía un tonito burlón en su voz.
-¿Celda? ¿Qué hacíais en la cárcel?- Harry las miró expectante.
-Zto. llo. - Dulce se puso tremendamente colorada y miró al piso.- Ldiungüitarrazoauntiporuvio.-
-¡¿Qué!?- Gritaron todos.
-¡Ke l di un güitarrazo a un tipo ruvio! ¡Pero zin qeré!-
-¡Ah! ¿Eras tú la que cantaba?- Ochín sonrió y se sentó al borde.- ¡Cantas de cine!-
Dulce se lo agradeció en un susurro.
-¿Y a vosotros de que os acusaron?- Ron miró a los mellizos con curiosidad.
-Por tomar drogas.- Contestaron al unísono.- Y por escándalo público.-
Los demás se miraron con caras confundidas.
-Este.-Gretch señaló a su hermano.- se desnudo.- El otro chico asentía con la cabeza.
-¿¡Qué hiciste qué!?- Nath tenía los ojos como platos ante la posibilidad de un streap-tess ¡Y gratuito!
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Ginny estaba sentada con sus hermanos mayores y Jordan, hablando de negocios. Los gemelos la aceptaron en su grupo no más darse cuenta de su potencial como experta en marketing y venta.
Desde muy niña fue buena para liar de tal manera a sus hermanos que siempre conseguía salirse con la suya. Era capaz de convertir una vulgar piedra en algo que todo niño debía tener y por supuesto mejor que cualquier golosina. De hecho, ese cambio lo utilizó mucho cuando eran más pequeños.
A pesar de saber sus hermanos su capacidad de venta, ese año la estaban "probando" y en ese mismo instante explicaban a Jordan por qué su pequeña hermana era tan importante en la futura tienda de bromas.
Ginny en un rincón junto a la puerta, miraba exasperada por la ventana. Hablaban de ella como si no estuviera. ¿Para que la habrían echo venir? Podría estar ahora con sus amigos o con su hermano Ron y. y Harry.
Los tres chicos juntaron sus cabezas y bajaron el tono de voz hasta convertir la conversación a susurros.
Ginny bufó. ¡Estaba perdiendo el tiempo miserablemente!
La puerta se abrió silenciosamente, un chico muy atractivo entró por ella. Su pelo de miel oscura corto le caía despreocupadamente por encima de los ojos. Ojos de un azul tan oscuro que Ginny casi confundió con el negro.
-¿Me puedo sentar?- Su voz era dulce, aterciopelada.
-. ¡Si! ¡Por supuesto!- Ginny observó con una lujuriosa sonrisa los felinos movimientos del chico. Los pantalones de cuero negro le quedaban de maravilla.. ¡Que culo tan delicioso! Y la camiseta blanca, medio desabotonada, dejaba entrever sus definidos músculos morenos.- ¿Cómo te llamas?-
-Mi nombre es Michelangelo Salvatore Della BellaDonna. ¿Y a mi dulce ninfa roja cómo le nombran los mortales?-
Ginny fundió su rostro con su pelo y se quedó sin palabras.
-Virginia Weasly, pero me llaman Ginny.- Su nombre, de pronto, le pareció vulgar.
- Vergine.- Susurró el chico con su musical acento extranjero.- Virginia. Ginny. Virginalmente Ginny. Preciosa, virgen y lejana Ginny. -
-¿Os podéis callar?- Jordan rompió todo el encanto.
-Oh, tranquilo. Ya me callo. No me oirás más.- Se levantó y se fue, escoltada por Michelangelo.
-Me ponen histérica.- Dijo alzando las manos una vez fuera.
-Incluso histérica eres bella.- Ginny volvió a sonrojarse.
-Voy. vamos. amigos. Ven.- Musitó confundida y comenzó ha andar hacia el final del tren, donde solían sentarse su hermano y Harry. Ginny sintió como el chico se aproximó a su rostro desde atrás.
- Mis amigos me suelen llamar Salva, pero tú me puedes llamar Mio.-
Y su boca mordió sensualmente el lóbulo de la oreja de la chica.
Ginny cerró los ojos y se estremeció. ¿Harry? ¿Quién era Harry?
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Draco, sin sus guardaespaldas, buscaba el vagón donde unos chicos de séptimo les esperaban. Miró las dos últimas puertas del último vagón, ¿derecha o izquierda? No recordaba bien, no les prestó mucha atención. Probó con la derecha. La visión le hizo esbozar una mueca. Su mala suerte de principio de curso se estaba convirtiendo en una costumbre molesta.
-Vaya, vaya, vaya.- Atrajo la atención de los del vagón.- Pobretones, sangresucias y huérfanos. No sabía que tenías primas, Weasly. ¿O quizás son bastardas?- Sonrió con desprecio.
-¿Por qué no te pierdes, Malfoy?- Harry le habló entre dientes, conteniéndose.
-¿Quién me obligará? ¿Tu padre?- Alzó una ceja.
Los mellizos agarraron al moreno, que se abalanzó sobre el rubio con intención de matar.
-¡Diox mío! ¡Aveiz vizto q ruvio maz ruvio! ¡Me pordia refel-há y tó en zu pelo!-Exclamó Dulce, ganándose las confundidas miradas de todos los demás. (N.A.: poon! Tos pal suelo, como en los animes!!)
-¡Weasly, no eres tan pobre como creía!- Draco siempre tenía respuesta para cualquier situación.- *Esa* es tan pobre que ni siquiera le enseñaron ha hablar.-
-¡Puedes dejarnos en paz!- Gritó Nath.- ¡No te conozco y me caes mal!-
-Me alegro, bastarda.-
-¡Por las barbas de Merlín! ¡NO somos Weaslys!- Rua se llevó las manos a las sienes, como para aplacar un gran dolor de cabeza.- Voy ha hacer etiquetitas que digan: "Somos pelirrojas, pero no Weaslys"-
-¡Ey!- Ron la miró ofendido.
-¿Te gustaría a ti que TODO el mundo pensara que eres. no sé. de mi familia: un Manoir?- Le preguntó Rua.
-Uh. no.-
-Normal, a nadie le gusta que le confundan con un Weasly.- Draco se recargó contra la puerta del compartimiento.
-Amor y paz. Amor y paz. Un porrito y en paz.- La burlona voz de Hans, que aún sujetaba con su hermana a Harry, trataba de estar por encima de la algarabía del compartimiento, porque, mientras sucedía esta escena, Ochín y Dulce discutían si ese color de pelo era natural o tinte, Harry gruñía, Gretch trataba de calmarlo y Nath simplemente chillaba que no le caía bien el rubio.
Draco observaba con curiosidad la escena.
-Malfoy, bloqueas la puerta.- Una fría voz le hizo apartar la vista de la leonera: la chica Weasly. La miró con detenimiento y descubrió en su rostro unas tenues pecas rojizas. Seguro que ese verano había tomado sol. A él también le salían pero tenía la precaución de hacerlas desaparecer antes del curso. Se le ocurrió un chiste fácil.
-Debes de lavarte la cara más menudo, querida.- Ese "querida", en su boca, sonó peor que cualquier insulto.- ¡Ah! ¡No! ¡Son tus pecas! ¿Trabajando en una huerta este verano para comer algo?-
La rojiza boca de Ginny se volvió fina y pálida de apretarla.
Ocurrió entonces algo que Draco no hubiera esperado ni en sueños: un directo de derecha en su pómulo que casi le hizo perder el equilibrio y que acabó con el guirigay del compartimiento.
Michelangelo se adelantó agitando su mano, como si el golpe le hubiera hecho daño a él también.
-No vuelvas a insultar a una donna en mi presencia, ¿entendido, figlio del cane*?-
Draco se llevó la mano ha su mejilla. Ese estúpido se iba a sufrir la ira de los Malfoy. Abrió violentamente la puerta del compartimiento de enfrente y la cerró con un sonoro portazo que hizo vibrarlos cristales.
-Soy Michelangelo, ¿sois vosotros los amigos de il mio angelo?- Hizo una seña hacia Ginny con la cabeza.
-¡Hola! ¿No esta está un poco superpoblado?-
-¡Nos apretujamos, Ginny! ¿Verdad?- Ron, sonriendo, se estrujó aún más contra la ventana.
-¡Por su puesto!- Harry le hizo hueco a su lado.
-¡GINNY!- Un grito bi-vocálico paró a Ginny en medio del acto de sentarse. Los gemelos, seguidos de Lee, llegaron casi sin resuello.
-¿Quien es ese tío que te seguía?- Preguntó George.
-¡Confiesa!- Exigió Fred.
-¡Ostias! ¡Es la chica que dio el guitarrazo a Malfoy-padre!- Exclamó Jordan.
-¡Ez ke zolo me connozen po ezo!- Se quejó la aludida.
-No me estaba siguiendo, me acompañaba hasta aquí.- Ginny se terminó de acomodar entre Harry y el italiano, que desplazó a Hans. Los gemelos gruñeron.
-Nos quedamos aquí, si no os importa.- Bufó Fred.
-Aquí sólo caben dos más.- Informó Ochín.
-¡Me pio zuelo!- Dulce se deslizó hasta él y se acomodó extendiendo las piernas.
-¡A que no sabéis quien es Prefecto!- La puerta se volvió abrir y apareció Hermione felicísima.- ¡Neville!- El chico saludó un poco cortado al gran público de la cabina- ¡Ops! ¡Que de gente!- En ese instante reparó en la cantidad de pares de ojos que la miraban.
-Si, bueno... Un poco apretados.- Gretch le dedicó una agradable sonrisa.- Nena, encoge las piernas.- Se tiró al suelo arrastrando a su hermano.- Ahora tenéis sitio. Por cierto, ¿quienes sois?-
-Yo soy Werner Heiliger, me he perdido y no encuentro mi... eso.- Hermione y Neville se giraron al escuchar la fina voz de sus espaldas.- ¿Puedo quedarme con vosotros?-
-¡Naturellement, mon petit amí!- Suspiró Naht.- Todavía queda sitio en el suelo para mí.-
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El tren redujo la velocidad hasta pararse en un pequeño apeadero, que no mas poner un pie en el tren el alto y cansado viajero, desapareció. El viajero estaba envuelto en una capa negra y portaba una maleta de cuero, grande y gastaba, atada con correas, al parecer muy pesada. O quizás sólo diera esa impresión porque el viajero estaba exhausto. Con pesadez, fue arrastrado los pies hasta el final del tren, donde supuso que no habría ningún mocoso que pudiera perturbarle. En su semiinscociencia, vislumbró que había llegado al final del tren: dos puertas. De la izquierda se oían ruidos de conversación, de la derecha, silencio. Puso su mano en el pomo y... abrió la puerta.
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Werner estaba relatando una apasionante historia de terror que ahora estaba en su momento de gran tensión. Las catorce personas que ocupaban el compartimiento con él contenían el aliento bebiendo de las palabras que salían por su boca.
-Entones, Coadel penetró en uno de los pasadizos que contenía la gigantesca mansión, al final del túnel vislumbró una tímida luz. Siguió adelante cuando... al llegar a la luz... vio una puerta... que se abría... ¡Y detrás de ella salió un horrible profundo!-
En ese instante la puerta se abrió y la gran mayoría de los presentes profirió gritos de terror. Sobresaliendo los de Nath y Dulce.
En el dintel de la puerta, un adulto alto, pálido, de pelo y ojos negros, de unos treinta y tantos años, gruñía disgustado y preguntándose el por qué de su mal, malísima suerte. Lanzó una mirada envenenada hacia la banca que ocupaban el trío maravilla, Logbottom, la chica Weasly y un alumno desconocido, dándoles la silenciosa orden de desocuparlo. Hermione, Neville y Ginny la acataron en seguida, sentándose en el abarrotado suelo. Michellangelo siguió a la pelirroja, pues no se pensaba quedar en el asiento con dos tíos. Severus se sentó en la banca, pegado a la puerta, rodeó la maleta con sus brazos y cerró los ojos. Esperaba poder echar una cabezadita antes de llegar al castillo.
-Creo que deberíamos irnos.- Susurró Lee.
-¡Que se vaya él! ¡Es nuestro vagón!- Gruñó Ron.
-¡Así se habla hermanito!- George guiñó un ojo a su hermano.
-Sssshhh. Que está dormido.- Susurró Hermione.
-¿Quien es?- Lanzó Michelangelo algo confundido.
-Y aún más, ¿cómo sabéis que está dormido?- Observó Grecht.
Todos se callaron en ese instante.
-Ezo ze zave rapído.- Dulce se subió la banca como pudo y sentó de rodillas sobre la banca, acercó su rostro hacia el de Severus. Este notó como le olisqueaba, no estaba dormido, sólo inmensamente cansado. Demasiado, incluso, como para quitarle puntos a esos Grinffyndors. Notó algo caliente y húmedo en su rostro. Algo, que le recorrió el lateral de su rostro desde su inicio hasta le comienzo de su cuero cabelludo. Apenas pudo contraer su cara en un gesto de desagrado.
-¡Estas loca!- Exclamó alarmado Neville.- ¡Cómo se te ocurre... Pero cómo se te ha podido ocurrir... !- Se encontraba tan azorado que no conseguí que las palabras el salieran.
-Puedo morir en paz.- Sentenció Lee.
-Creo que esto será recordado por los siglos de los siglos, como el memorable año que alguien se atrevió a mantener contacto con Snape.- Fred esta maravillado por lo ocurrido.- Eres la primer persona conocida que se atreve lamerlo.-
-Poz juele chachi y zave mejón-
Si no estuviera tan reventado seguro que se hubiera sorprendido incluso le hubiese cortado la lengua. Ahora no, pero ese acercamiento se pagaría caro, como que se llamaba Severus Snape.
-¿Cómo que huele chachi? - Ochín cruzó hasta el hombre como buenamente pudo y lo olisqueó.- Huele... raro... ¡No huele bien!- Y su nariz produjo un sonido parecido a un gato haciendo "¡Sniff!".
Harry sonrió torcidamente.
-Quizás hayamos enfocado mal lo de su pelo y la pregunta no es "¿por qué no se lava el pelo?" si no "¡¿por qué no se lava?!"- Ese comentario ge seguido por una carcajada general.
-¿Tan sucio lo tiene?- Preguntó horrorizada Nath.
-¡Si! ¡Mucho!- Le contestó Ron.- Sinceramente pienso que es porque fabrica sus propias velas o algo así.-
-¡Noooo! ¡Que va! Él lavarse, se lava... ¡cada primero de año!-
-¡Esa es nuestra Ginny!- Alabaron los gemelos al ácido comentario de su hermana.
-¿Pero quien es?- Volvió a preguntar Gretch.
-El profesor más temido y cruel de todo Hogwarts.- Contestó Neville.
-¡Sois horribles!- Hermione estalló.-¡No estáis contando más que mentiras! No es tan malvado, lo que pasa que a la mínima exigencia por parte de un profesor os quejáis, ¡panda de vagos!-
-No te sulfures Hermione, estamos bromeando.- La tranquilizó Harry.
-Si, ¿o es que ahora vas a hacer la ASMA?-
-¿La ASMA?- Hermione estaba totalmente confundida ante el comentario de Ron.
-¡Acojamos a los Snape del Mundo Actual!- Ron comenzó a reír.
-Te odio.- Susurró la castaña.
La explicación de la broma de Ron, poco entendida por los nuevos, fue el nuevo tema de conversación, olvidándose de la presencia de Snape y su pelo. Y este pensaba en formas de quitarle puntos a esos desgraciados... y de como beneficiar disimuladamente a la sangresucia
El tren llegó a la estación de Hogwarts al anochecer. Los chicos salieron del tren los últimos por esperar a las gemelas Manoir que olvidaron algo en el compartimiento. Allí se separaron ya que los extranjeros tenían que ir con los de primero porque tenían que pasar por la Selección.
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-¿Severus? ¿Hola? ¿Hay alguien?- Demeter recorría el tren buscando al profesor de pociones.- ¡SEVERUS! ¡RESPONDE!- Llevaba un rato, la maquina se acababa y no aparecía. Se comenzaba a inquietar.- ¡Severus Snape, sal de donde quieras que estés!- Se mordió el labio angustiada. "Demeter, quiero que vayas a buscar a Severus al Expreso. No se en que condiciones llegará" Las palabras de Albus, que entonces había tomado como exageraciones, ahora le oprimían el pecho.
¿Y si ni si quiera subió a la locomotora? ¿Y si.? El curso de sus pensamientos fue cortado por una respiración pausada. La siguió hasta una de las últimas cabinas. Se asomó y al ver al profesor comenzó a reír.
Severus se despertó totalmente desorientado por las carcajadas de Sprout. Miró a un lado y a otro, parpadeó un par de veces para lograr enfocar bien. Se llevó las manos a la cabeza, le estaba comenzando a doler.
-Es de mala educación despertar de esa manera a alguien que duerme, ¿sabias?- Comentó con su voz impersonal. Demeter, sujetándose al marco de la puerta y con una mano en la barriga, le señaló sin dejar de reír la ventana. El hombre la miró y se vio tenuemente reflejado.
-¡Malditos mocosos!- Gruñó.- ¡Deja de reírte! ¡No tiene gracia!- Humedeció con saliva una de sus mangas y se frotó la cara con ella. Alguno de los niñatos de antes le había pintado en su cara los rasgos de un adorable, precioso y presumiblemente esponjoso conejito rosa.
Los profesores cogieron una carroza que les dejó en la puerta. Salieron y entraron directamente en el castillo. Snape estaba tan irritado que ni simulaba escuchar el extraordinario verano de Sprout. Estuvo tentado más de una vez en volverse y decirle: "Me alegro de tu verano, al menos uno de los dos se ha divertido. Yo en cambio, me lo he pasado jugándome la vida como esía, ¿sabes?" Bendito autocontrol.
En la parte superior de la escalera, Minerva al escuchar ruido, reaccionó y se asomó a ver si eran los de primero, que se estaban retrasando.
-¡Hola Minerva!- La saludó Demeter.
-Ah, hola... Sólo sois vosotros.-
-¡Oh! ¡Siento no ser del agrado de Su Señoría!- Demeter le dedicó una inclinación caricaturesca. Severus... simplemente gruñó.
-¿No habéis visto a los alumnos de primero?- Les interrogó Minerva mientras los dos magos subían la escalera.
-No, ¿no han llegado?- Minerva negó con la cabeza.- Que extraño. Espero que no haya problemas.-
-Yo también lo espero, Demeter.- Fijó sus ojos en Severus.-Tienes una mancha debajo del ojo.- Se humedeció el pulgar y lo acercó al hombre, que dio un paso atrás.
-No hace falta.-
-¿Vas a entrar en un salón lleno de niños con una mancha rosa debajo de tu ojo?- Preguntó lentamente, como haciéndole comprender algo simple a un niño pequeño. Alzó una ceja interrogante.
Snape no contestó, farfulló algo a su camisa, pero se dejó hacer.
-¡Waaahhh! ¡Que mono es cuando se porta como un buen chico!- Ante tal comentario de Demeter, Severus volvió la cara bruscamente y se alejó de las dos mujeres.
-Eso no ha tenido gracia.- La censuró Minerva. Demeter le sonrió sin prestarle atención y fue detrás de él.
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La conversación que precedía a la entrada de los de primeros decaía lentamente al pasar el tiempo y no aparecer nadie. Las cabezas se movían nerviosamente hacia la puerta. Los profesores, en cambio, parecían más tranquilos. Creían que Remus tendría algún contratiempo o parecido.
-Mira esa tía.- Le indicó Ron a Harry.- ¿Crees que será nuestra nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras?-
-No creo... pero vamos, después de Lockhart... Parece de caramelo.-
La joven profesora miraba con sus ojos de miel el salón buscando algo. Su pelo rubio y corto se le rizaba desordenadamente como las cáscaras de un limón, finas y listas para usar en la preparación de arroz con leche, y su piel era de un acaramelado color cremoso. Sus labios eran las perfectas guindas para un pastel tan exquisito. Realmente lucía como si al lamerla te fuera a dar un gran subidón de azúcar.
-Las apariencias engañan.- Sentenció Hermione.
-Pero aún así... - Replicó Ron.
La puerta del salón se abrió y... apareció un ojeroso y enfadado Snape (aún con la maleta) seguido de una Sprout muy sonriente. La profesora nueva se levantó de la silla al verlos llegar, pero al reconocer a Snape se sentó con un rictus de odio en su azucarado rostro.
El tiempo seguía pasando. E incluso los profesores parecían nerviosos. La puerta se volvió a abrir y surgió MacGonagall, sola.
-¡Por Merlín! ¡Me está fastidiando ya esto!- Harry y Hermione miraron a Ron sin entender.- ¡Si! Lo de las puertitas. Desde el tren han estado abriéndose y cerrándose, y entrando gente que no conocíamos o que no tenía que estar o... ¡yo que sé!-
-Verdad, parece uno de esos programas de la tele de: "¿Que hay detrás de la puerta?"- Ron miró a Hermione totalmente confundido, por lo que Harry y ella, pacientemente, le explicaron de que iba la cosa.
-No están.- Simple. Sólo dos palabras y la fuerza que tenían. MacGonagall casi se sintió aliviada cuando las pronunció.
-¿Cómo que no están?- Cuando Dumbledores habló, el salón se quedó en total silencio, sintiendo como la tensión se iba extendiendo por el aire.
-Pues eso, no están.-
-¿Has mirado fuera?-
-¡Claro que he mirado fuera, Albus! ¿Pero que te crees?-
Se escucharon unas voces fuera del salón y todos volvieron su atención a la puerta.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYY! ¡ZOYZ UNAZ ZORRAS! ¡PEAZOZ DE PUTAS!- Los profesores se miraron horrorizados ante su pésima gramática y su ordinariez.
-¡PUTA TU MADRE, CAPULLA!- Dos voces se fundieron en una para el grito. A Severus le sonaban... ¿Donde las habría escuchado?
-¡Por favor!- Una voz masculina se alzó entre las otras femeninas.- ¡Controlad ese lenguaje!- Las voces callaron un momento, pero al nada siguieron gritando pero en un idioma extranjero... ¿o dos?
-¿Qué os apostáis que ahora entra alguien que no nos esperamos de una manera que no nos esperamos?- Predijo Ron
Las puertas se abrieron abruptamente, y entró Dulce corriendo totalmente empapada. Con el impulso que cogió para abrir la pesada puerta, se cayó al suelo rodando. Justo detrás de ella, Rua y Nath la perseguían dándole suaves latigazos con dos toallas empapadas. Con estas tres, entraron en avalancha los de primero gritando el nombre de unas u otra, y peleándose amistosamente por ello. Entre toda esta marabunta, Remus intentaba en vano salir y detener a las chicas.
Dulce, después de rodar por el suelo, se levantó ágilmente, les hizo a las gemelas un gesto obsceno acompañado de un grito en español y siguió corriendo. Las gemelas contestaron al grito en su idioma materno y la hostigaron por todo el salón. La española, al verse acorralada por las francesas, dio un impresionante salto con giro en el aire, aterrizando en la mesa de los Slytherins. Las pelirrojas subieron a la mesa por un extremo y corrieron a cazarla. Dulce fue hasta el final de la mesa, dio otro espectacular salto hacia la mesa de los profesores y de hay, a la pared, por la que se puso a correr como si estuviera en el suelo. Rua que, demostrando una agilidad igual que la de Dulce, acaba de posarse en la mesa de los profesores, se paró en seco. Su hermana se chocó con ella y se precipitó a la tarima.
-¡Eso no es justo!- Se quejó. Dulce le sacó la lengua.
-Avisa cuando hagas eso, puta.- Nath cogió a su hermana por un tobillo y la tiró al suelo.
-¡Pero qué!- Rua se frotó la cabeza y se giró a su hermana dispuesta a atacar.
-¡BASTA!- MacGonagall alzó los brazos y rugió. Se la veía muy alterada, tanto que un mechón de pelo se le soltó del moño.- ¡Remus J Lupin! ¿Qué significa esto?- Su voz se aproximó al peligroso susurro que solía usar Severus para asustar a sus alumnos.
Remus consiguió salir del grupo de alumnos que lo rodeaba. Estaba nervioso, como un chiquillo, como si hubiera vuelto al pasado. Se puso enfrente de la profesora, sin mirarla, jugueteando con el borde de sus mangas. ¿Cómo le iba él a explicar lo ocurrido en el lago? ¡Dios! ¡Y sólo era el primer día!
-¡Oh! Él no tuvo la culpa.- Un niño de voz aterciopelada se adelantó. Era pequeño y menudo, muy delgado, pálido. Su pelo, negro descolorido (el mismo color que unos jeans negros después de muchos lavados) le caía húmedo y desordenado por su rostro, cubriéndole casi sus hipnóticos ojos azul- violáceos.- Fueron ellas.- Señaló a las chicas que estaban más o menos junto a ella.
-¡Pequeño cabrón!- Le gritó Rua.
-No haber hundido nuestro barco.- Le replicó tranquilamente el niño.
-¡Pero si vosotros nos lo hundisteis primero!-Nath dramatizó un gesto de enfado.
-Jovencita controle su vocabulario.- Reprendió Minerva a Rua.- Y me gustaría que alguien me explicara que ha pasado. Ahora.- Exigió.
-Creo que como persona imparcial al caso, puedo expresarme con total libertad.-Minerva observó a un joven increíblemente atractivo y seguro de si mismo salir de un grupo de niñas de once años y andar por el pasillo hasta quedar al lado de Lupin. Le dedicó una sonrisa encantadora, por culpa de la cual se escucharon suspiros por todo el salón.-Esas tres encantadoras señoritas, -Indicó a las pelirrojas y a Dulce con un estudiado gesto.- comenzaron a tirarse agua y eso afectó a otros botes, que se unieron a la pelea. En medio del lago, la pelea de agua fue total, por lo que a las preciosas pelirrojas de ahí, transformaron todos los botes en dos carabelas y cada una era capitaneada por las esoticas francesas o por la dolce española. Yo, como no quise participar, anduve hasta la orilla y esperé a que acabaran.-
Minerva sonrió de medio lado. ¿Pensaba que era tonta o qué? Lo primero que hizo fue salir a ver si estaban fuera y no los vio.
-Salí a ver si estaban fuera y no fue así. Además, ¿cómo llegó a la orilla sobre el lago?-
-Lo primero no lo sé.- Sonrió mostrando sus perfectos dientes, más suspiros.- lo segundo, con un hechizo, il mio caro professore -
Minerva se sintió confundida.
-¡Shupaté eza! ¡Zoy la mejón maga der mundo mundal!- Dulce le dedicó un corte de manga y se carcajeó.
Albus carraspeó, quizás era momento de tomar cartas en el asunto. Se giró a la chiquilla de la pared.
-¿Y eso por que?- Le preguntó escuetamente, con su tonito tranquilo.
-Podke ize un eshizo de inblizividad y eze capullo me diho ke me zaldir-a mal.- Albus la miró totalmente confundido.
-Quiere decir que ella hizo un hechizo de invisibilidad y le salió bien al contrario que lo que pensaba Salva.- Tradujo Rua.
Albus meditó unos instantes.
-A ver si he entendido. Ustedes,- Señaló a las chicas.- comenzasteis una batalla de agua que terminó convertido un combate naval. Y él, como no quería mojarse se fue a la orilla para esperar, después de echar un conjuro silenciador. En algún momento ¿Salva? -el italiano asintió- le dijo a la chica de mi espalda que no era capaz de realizar un hechizo de invisibilidad, cosa que ejecutó satisfactoriamente, porque Minerva fue incapaz de encontraros.- Frunció el ceño unos instantes.- ¡Eso lo aclara todo! ¡Ahora celebremos la selección que seguro que todos, como yo, se mueren de hambre!-
-Pero.-
-¡Vamos Minerva! ¡Ni siquiera se les puede quitar puntos!- Sonrió ampliamente y se levantó.- Queridos jóvenes que por primera vez pisáis Hogwarts. Sed cordialmente bienvenidos.- Después de esta corta recepción agitó su varita conjurando un fácil hechizo de secado, y comenzó la selección.
-¿Solo es mi impresión o ese hombre cada año está peor de la cabeza?- Preguntó al aire Ron, que fue acallado porque todos querían seguir la selección.
Cuando terminaron con los de primero, sólo los extranjeros seguían en la tarima.
-Della BellaDonna, Michelangelo Salvatore.- Anunció con bastante dificultad MacGonagall.
El italiano se acercó con presunción y repitió su nombre en un correctísimo italiano.
-Preciosa, es así. Aunque no me extraña que un nombre vulgar como el mío suene ridículo en labios creados por ángeles.- Salva acercó el rostro a una distancia de apenas milímetros al de Minerva y imperceptiblemente para los demás (Dulce le prometió ocultarlo al resto) le lamió con la punta de su lengua sus labios. Eso sumado a su tono, juguetón e insinuante, le hizo enrojecer frente a todo el colegio. Avergonzada y sin apenas acertar donde poner el Sombrero, MacGonagall consiguió ponerlo sobre la cabeza del joven, y unos segundos después anunció:
SLYTHERIN.
La mesa aplaudió y vitoreó al, de momento, único Slytherin que había conseguido poner nerviosa a la cabeza de Gryffindor.
Después de recuperarse anunció a la siguiente.
- Eldementar. z. n. wudes. tein.hen, Gretch.- La chica, con sus rastas rosas agitándose al compás de su paso, se sentó en la silla.
-Es Eldementarznwudesteinhen, las e como /e/, la i como /i/ y la u como /u/ la única que cambia es la a. Y les aconsejo que nos llamen por el nombre.- Le soltó antes que le pusiera el Sombrero. MacGonagall alzó una ceja ante tal comentario, la chica tenía razón, era un apellido demasiado largo y complicado. aunque eso dependía de cada profesor.
HUPPLEPUF
La chica se levantó y se quedó al lado del banco, saludando a los de su mesa, que aplaudían.
-Ahora tiene que ir a su mesa, señorita.- Le indicó la profesora
-Yo de aquí no me muevo sin mi hermano.-
-Son las normas.-
-Nunca nos hemos separado, sólo 5 segundos al nacer. ¿Verdad, Hanselchuch?- Miró a su hermano y extendió su brazo hacia él.
-Verdad, Gretelchuch.- Él se acercó a la chica y le cogió de la mano. MacGonagall suspiró y lo anunció. Cayó en la misma casa que su hermano.
Ambos se abrazaron felices y caminaron juntos hasta su mesa.
-Heiliger, Werner.-
-Se pronuncia /Verner/, gracias.- El niño de la voz aterciopelada, de los ojos azul-violáceos se adelantó y vestido completamente de blanco se adelantó con una dulce sonrisa. Se sentó en el banco y esperó que la profesora siguiera con el rito.
GRYFFINDOR
"Cuatro más. sólo cuatro más" Minerva cerró los ojos un instante antes de llamar a la siguiente chica, estaba hambrienta y tenía ganas de leer.
-Owerts, Ochín-
La chica se adelantó gruñendo por la pronunciación inglesa de su nombre, pero no protestó.
GRYFFINDOR
-Manoir, Nathanielle.- MacGonagall necesitó repetir el nombre dos veces más antes que la pelirroja supiera que la estaban llamando. Entonces, feliz de la vida, fue medio saltando hasta el taburete y se sentó.
-¡Dios, Nath! ¡Llevas falda!- Le reprendió su hermana.
-¡Ostias!-Nath se percató que se había sentado abierta de piernas. con una falda corta.- Gracias tía.- Cerró las piernas bruscamente, robándole la única perspectiva que muchos de la sala habían tenido de una bragas.
-Por cierto, ¿qué bragas llevas puestas?- Le preguntó Rua.
-Las amarillo fosforito con la fresa en medio bailando el hula-hula con una falda hawaiana y el letrerito de: "Cómeme"- Le contestó su gemela.
-¡Zorra! ¡Ya sabía yo que no me las dejé en Francia! ¡Son mías! ¡Quítatelas!- Le gritó la otra pelirroja. Un murmullo de excitación por la parte masculina se extendió por la sala al hacer Nath ademán de quitárselas
-¡Nadie aquí se va a quitar las. las. la ropa interior! ¡Y deja de mover la cabeza! ¡Y como vuelvan a decir una palabra malsonante les quitaré puntos aunque sus casas no tengan puntos!- Minerva esta muy enfadada con esas tres niñatas.
-¡Uyuyuy! Debería tomarse una tila.- La profesora le miró furiosa.- Y yo debería callarme. ok.- Hizo el gesto de echarse una cremallera por la boca y miró al frente.
RAVENCLAW
-Manoir, Rua.- La otra pelirroja, con una gran autosuficiencia se dirigió al taburete. Incluso se atrevió de echar una mirada censuradora a MacGonagall.
RAVENCLAW
-Sanz, Dulce.- La última chica se acercó alegremente. Le colocó el Sombrero y. pasó el tiempo. y. ella seguía debajo del Sombrero. más de lo que nadie había estado. Minerva miró a Albus y este se encogió de hombros. No era una situación normal pero. tampoco se podía forzar al sombrero.
Entonces se escuchó una voz.
-Yo soy sexy, sexy, sexy. - El principio de una canción por la española, el Sombrero Seleccionador negó y comenzó a canturrear: "I'm too sexy for my love, too sexy for my love. Love's going to leave me. I'm too sexy for my shirt, too sexy for my shirt. So sexy it hurts" La mirada que esta vez MacGonagall dedicó a Albus fue de alarma: ¡la locura es contagiosa! Después de un ratito más el Sombrero anunció:
RAVENCLAW
La chica hizo un gesto de victoria y fue a sentarse con Nath y Rua.
Cuando todos estaban ya colocados en sus respectivas casas, Dumbledore se levantó y el silencio se hizo en la sala. Comenzó su discurso anual sobre que no podían hacer y demás, aunque este año no fue muy largo por la falta de tiempo. Presentó escuetamente a los profesores: Lupin que de nuevo volvía a ser profesor de DADA y Stefety Backer-Tourwer, que era la nueva profesora de Cuidados de Criaturas Mágicas. Después: ¡A comer!
-¿Este año no va ha estar Hagrid? Decidme que he escuchado mal.- Suplicó Harry a sus amigos.
-Quizás el asunto que le mandó el director le va a ocupar mucho tiempo. Además, quien nos dice que no vuelva a mitad de curso para reclamar su puesto.- Le dijo Ron afectuoso.
Hermione abrió la boca para rectificar las palabras de Ron, el director había dicho claramente :"nueva profesora" no "reemplazo" o "sustituta", pero prefirió estar callada.
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*Lo de piojo es cuando cogen un mechó de pelo y le enrollan hilo, como una pulsera gorda liada. También he escuchado que se le llama cuerno, pero no estoy segura si tiene el mismo nombre en todos lados. *Lo de "figlio del cane" por si quedan dudas es "hijo de perra". Si me equivoco con el genero o algo, corregidme!! *Comentarios, cheques, bombas y demás en un botoncito que pone: REWIER!
¡¡AGUA!!
"Somos lagrimas negras de un mismo destino, ¿aún no lo entiendes?" Harry se levantó sobresaltado. Ya había escuchado esa horrible voz que se había filtrado en su sueño (por primera vez) sin sueños.
-¿Estas bien?-
-Si, no es nada. Suelo tener pesadillas a menudo, Jorge.- Se estiró y se puso las gafas.
Vio al hombre que tenia delante, sonriéndole con una bandeja llena de comida y tuvo que parpadear varias veces. ¿Estaría soñando todavía? Jorge iba vestido como una doncella a la antigua, con el traje negro, el delantal y la pasada. Con una modificación: la falda era muy corta y con cancán, haciéndola amplia y muy graciosa. Le recordaba a los animes que alguna vez vio de pasada en la TV.
En la bandeja tenía comida de todo tipo, desde bollería a fruta pasando por huevos, beicon, pescado,.
-He avisado a tus amigos por si querían desayunar aquí contigo. Creo que llegarán ahora.-
-¡Pe. pe. pero que haces así vestido!-
-¿Qué pasa? ¡A que estoy monísimo!- Sonrió muy feliz y le puso la bandeja a un lado de la cama.
-"Ooh, don't be shy
Feed your appetite
You've got that rocket fuel
Ignition ready, ooh ohh
So fire it up
Don't hide it, hype it up
They're watching us, so what?
Don't you know that..."-
Jorge comenzó a cantar reptando por la cama hacia él con cara de "te voy a comer vivo". Harry se agazapó contra la pared. ¿¡Que clase de pervertido le había mandado el Ministerio!?
Se oyeron unos toques en la puerta, Jorge dejó a su presa y fue a abrir.
-¡Hola! ¡Pasad!-
Hermione, Ron, Fred, George y Ginny sufrieron un gran shock y apenas acertaron a moverse tras el ofrecimiento.
Jorge alzó una ceja
-¿Qué pasa? ¿Nunca visteis un hombre travestido?-
Cerró la puerta tras ellos y continuó cantando la canción desde el principio mientras se movía al compás.
Ginny se le echó al cuello.
-¿Estas bien?- Harry notó que la voz le temblaba.
-Si, si. Estoy bien.- Y les contó lo sucedido al otro día. Luego señaló al travesti con la cabeza.- Aunque no os lo creáis, es gracias a él por lo que sigo vivo.-Bajó los ojos.
Se hizo un incomodo silencio.
-¡Así me agradeces que te salve la vida!- Jorge se puso en jarras, fingiendo enfado.- ¡Una se deja los riñones limpiando y fregando, para que nadie se lo reconozca!- Mordió un pañuelo e hizo una mueca de sufrimiento, miró a los chicos de reojo.- ¿Qué hacéis que no estáis llorando? ¡Diox! ¡Ahora tenemos que repetir la escena desde el principio! Muy bien Harry, repite tu frase, ya sabes: "¡Oh! ¡Estoy tan feliz de que vayas a ser mi mujer que voy a comprarte un pantalón de cuero negro!"-
Los chicos se quedaron descolocados por el comentario de Jorge, pero quitó tensión al ambiente. Terminaron de desayunar y acuciados por la Sra. Weasly (que hizo que Jorge se cambiara a ropa muggle normal) salieron y fueron a buscar el coche de Jorge sin ella, que se tuvo que quedar para solventar unos problemas de los cuales no fue posible sonsacarle nada.
El deportivo que trajo a Harry, había mutado a un mono-volumen. Jorge les hizo un gesto indicándoles que esperaran. Se acercó al coche lentamente y entró despacio con las manos adelantadas. Se escucharon unos ruidos y al poco salió Jorge con una gran sonrisa.
- ¡Pasad! Está todo controlado. No os sentéis en el asiento trasero si valoráis vuestra vida.-
Cargaron los baúles bajo la atenta mirada de los londinenses que pasaban en ese momento por ahí.
Fred se sentó en el sillón del acompañante y los demás se apretujaron en el sillón de atrás. La última fila de asientos estaba separada por una tupida cortina negra, impidiéndoles ver que había allí. El español puso música y se dirigieron a la estación de tren platicando animadamente.
A medio camino Hermione sintió una voz a su espalda.
-Mmmm. una chica guapa.. castaña. con suave piel de seda esperando ser mordida. Dulce chica, ¿por qué no te recuestas y dejas que te pruebe?- Hermione miró a los otros chicos, pero estos no parecieron darse cuenta. Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo se recostó en el asiento dejando que su cabeza descansara sobre el asiento.
-Muy bien, linda. Tengo hambre. mucha hambre. Déjame saciarme con tu esencia, amor. - La susurrante voz volvió a los oídos de la chica que apenas prestó atención, porque se hallaba más ocupada en unas manos sobre su pelo. ¿Unas manos? Su sentido común reaccionó separándose violentamente del respaldo y abrazando a la persona que tenía más cercana: Ron; sintiendo como unas manos intentaban en vano aferrarse a su pelo.
-¡Hay algo ahí detrás!-
-¿Ahí detrás? ¿Estas segura?-
-¡Claro que estoy segura!- Lo soltó indignada.
-Tranquilizaos, ¿vale? ¿Qué es lo que ha pasado, Mione?- Harry trataba de parar una nueva pelea entre esos dos.
-Noté una voz que me hablaba y unas manos que trataban de cogerme el pelo.-
-Vaya, vaya. ¡Eres una caja de sorpresas, Jorge! ¿Qué escondes ahí atrás?- George hizo ademán de abrir la cortina.
-¡Quieto paraó ahí! Detrás de la cortina, no encontrarás ningún premio; sólo conseguirás churrascar a mi amigo.-
-¿Tú amigo?- Fred alzó una ceja.
-Si, un vampiro.- Alzó la voz.- ¡Que si no espera ser vampiro a la brasa alejará sus manos, colmillos y otras partes de su cuerpo de mis pasajeros!-
-¡Tengo hambre!- Una voz ronca y gris salió de la parte trasera del coche.
-Después que traigo una moza buena para que hagas con ella lo que quieras, pero ahora: quietecito.- Se escucharon unos gruñidos disconformes en el asiento de atrás, pero se veía que iba a obedecer.
-¡Tienes un vampiro en el coche!- Exclamó indignada Hermione.
-¡Oich! ¡Si! ¡Tengo un mosquito en mi coche!- Le dijo medio en tono de burla.
-Pero no puedes tenerlo.-
-Si lo tengo, Ron. De hecho está ahí detrás.-
-¡Pero los vampiros son seres de la oscuridad! ¡Malvados por naturaleza! ¡HA INTENTADO ATACAR A HERMIONE!- Ginny se aferró al asiento de su hermano Fred casi gritando al oído del conductor.
-Te has aprendido muy bien la lección, pequeña.- La miró de reojo por el retrovisor. Harry pudo ver en sus ojos una maldad que no le hizo ninguna gracia.- Sólo hay una pequeña pega en tu acusación: ningún vampiro sería tan gilipollas de atacar a un grupo de magos a plena luz del día. Salvo que no tenga absolutamente nada de sangre. ¿Y sabes por que mi amigo esta en las últimas? Porque los cobardes magos ingleses les encanta machacar a todo lo que represente una amenaza a su bonita y limpia realidad.-
Ginny avergonzada se recostó junto el gemelo que estaba a su lado. La voz de Jorge había mostrado lo que de verdad sentía por los demás magos ingleses: asco y desprecio. El resto del viaje discurrió en silencio, sólo la música parecía alegre.
El adulto aparcó en la estación y se giró.
-Lo siento. De veras que lo siento. Pienso que vosotros sois unos chiquillos estupendos; pero comprendedme, mi amigo está ahí medio muerto por culpa de unos magos incultos y vosotros lo estabais insultado y acusándolo de cosas que no son ciertas. Espero que me perdonéis.-
-¡No pasa nada hombre!- Fred que estaba a su lado le dio un palmada en el hombro. Todos estuvieron de acuerdo. Sobre todo Harry, que esa historia le resultaba conocida.
-Siento haber intentado alimentarme de ti, castaña.- Susurró la voz (ahora reconocida como: la voz del vampiro) y Hermione se apresuró a salir del auto.
-Por cierto, curioso auto.- Le comentó uno de los gemelos al despedirse de él.
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Los chicos se dirigieron al andén 9 y ¾. En una de las columnas vieron a dos gemelas pelirrojas sorprendentemente parecidas a los Weaslys. Una de ellas tenía el pelo suelto y le tapaba uno de sus ojos. Iba vestida con unos vaqueros muy ajustados y ligeramente acampanados al final, que le tapaban los zapatos; por encima llevaba una blusa roja y arrugada de mangas pirata, con sólo abrochados los botones imprescindibles: dos para que no se viera el sujetador. Esta miraba alternativamente a su reloj y a la estación muy impaciente. La otra pelirroja tenía su pelo recogida en dos gigantescas moños despeinados que la aniñaban aún más. E iba incluso más destapada que su gemela: con una ligera camiseta de licra que sólo tenía un tirante con un gracioso hipopótamo violeta y una minifalda de un azul claro ligeramente más oscuro que el fondo de la camisa. Y unas increíbles plataformas blancas. Esta chica al verlos, dijo algo a su hermana y corrió hacia ellos con una gran sonrisa. La otra gemela agitó la cabeza y salió en pos de su clon.
-¡Hola!- Dijo la chica efusivamente.- ¡Seguro que vosotros sois los Weaslys!-
Los pelirrojos del grupo se miraron con la boca abierta.
-¡Perdonad a mi estúpida hermana! ¡Esta loca!- La gemela llegó un poco sofocada.
-Si, bueno. somos los Weaslys. ¿Por qué?- Contestó Ron.
-¡Lo ves! ¡Lo ves! ¡Lo ves! ¡No estoy loca! ¡No estoy loca! ¡No estoy loca!- La otra chica saltaba y reía. Su hermana la miró con incredulidad y pasó de ella.
-Bueno, es que nos llevan emparejando desde que llegamos a Londres con vuestra familia. Soy Rua Manoir y ella es Nathanielle, pero llamadla Nath o no creo que os haga caso.- Les tendió la mano. Los otros, aunque sorprendidos, se presentaron a las chicas.
-¿De que casa sois? No os recuerdo.- Comentó George.
Las chicas se miraron entre ellas. Rua carraspeó.
-Somos nuevas. Un año y nos vamos.-
-¡Si! ¡Pero esperamos hacer grandes amigos! ¡Me encanta Inglaterra! ¡Y vosotros sois grandes! ¡Sólo os falta que seamos amigos!- Y se rió ella sola del chiste.
-Ignorarla.- Susurró confidencialmente Rua.- Somos francesas.-
-¿Cómo es que sólo estáis un año?- Pregunto Hermione.
-Trabajo de nuestros padres. Una gracia.-
Siguieron conversando un rato, al poco se enteraron de que conocían a Fleur, que ella les había hablado de Ron y de Harry, y un poco en general del castillo. Que tenían nulas ganas de empezar el colegio, que Nath amaba el chocolate y que siempre era así de loca.
-¡¡¡¡¡¡¡CHICAAAAAAAAAAAAZZZZZ!!!!!!! ¡¡¡¡ZIENTO AVERME RETRAZAO!!!!! ¡¡¡¡¡EZTAVA COMPANDO XOCOLATE!!!!!- Una chica muy alta y espigada corría atropellando a todo el mundo y saludando a las gemelas. Iba muy deportiva vestida: unas calzonas de boxeador extremadamente cortas naranjas con los adornos en verdes, una camisa verde pálido con el logo, Billabong, entre flores tropicales blancas y una gorra del FBI que uno de sus numerosos tíos le había traído de Estados Unidos. La mirada de Ron se desvió detrás de sus increíbles piernas
-¡Ilcreíbre! ¡Ya eztaiz rodeáz d xicoz wapoz!- Hermione dio un codazo muy fuerte a los chicos que tenía más cerca, que hacían grandes esfuerzos por no reírse. Y a Ron le dio un gran pellizco haciendo que este se alejara de su lado.- Zoy Durze Zanz-
-Se llama Dulce Sanz. Ellos son: Ron, George, Fred y Ginny Weasly, Harry Potter y Hermione Granger- Los presentó Rua.
-¡Achiaz po tladuzí! Encantá.-
Hablaron un poco más con las tres chicas antes de subir al tren.
-¡Nosotros nos vamos! Tenemos que hablar un asuntillo.- Y los gemelos se perdieron en el tren.
-¡Esperadme!- Les gritó Ginny, saliendo detrás de ellos y despidiendo con la mano al resto.
-Esto. yo. yo me voy.-Hermione se puso un poco colorada ante las miradas extrañadas de sus dos amigos.- Los prefectos tenemos un vagón aparte.-
-¡Eres prefecta!- Exclamó Ron encantado.-¡Enhorabuena!- Y le dio un abrazo.
-No se por qué no me extraña.- Harry le guiñó un ojo.
-Yo luego os busco, ¿vale?-
-Si, vale. ¡Hasta luego!- Ron se despegó de ella.
-¿Oz inpota ke noz zentemoz con bozotorz?-
Los chicos negaron y buscaron un compartimiento vacío. El único que encontraron fue uno de los últimos en el vagón de cola.
-¿Cómo es ese sitio?- Preguntó Rua
-¿Hogwarts?- Preguntó Harry, las tres chicas asintieron.- Pues es.-
-¿Se puede?- La puerta se abrió y apareció Ochín arrastrando un pesado baúl.
-Si, claro.- Ron le hizo un hueco a su lado. La chica puso el baúl en la parte de arriba como si fuera una pluma.
-He estado recorriéndome todo el tren y no había, ni sitio libre, ni gente conocida. Aunque, la verdad es que sólo os conozco a vosotros. ¿Y esas?- Indicó a las pelirrojas y Dulce con la cabeza.
-Son Dulce Sanz y Nathanielle y Rua Manoir.- Indicó Harry.
-Ochín Owerts.- Se presentó secamente.- ¿De que hablabais?- Miró a los chicos interrogantes.
-Le íbamos a explicar como era Hogwarts.- Explicó Ron.
-Interesante. Yo también quisiera saber a que me enfrento.-
-Cómo iba diciendo. - Continuó Harry. Y volvió a ser cortado porque otra vez la puerta se abrió dejando paso a dos curiosos chicos. Dos mellizos un tanto estrafalarios. La chica tenía rastas rosas y un largo piojo* de colores con la punta rematada por miles de cascabeles. Su ropa iba a conjunto con ello: una masa de camisas, tops, camisetas y trozos de telas muy usadas y rotas superpuestas tapando su torso aunque dejando bastante a la vista, una faldita echa con un trozo de tela enrollado a la cadera y asegurado con una cadena (con su candado correspondiente) y unas grandes botas desabrochadas con calcetines desparejados. Y tantos collares, pulseras y abalorios como Trelawny. Y el chico era otro cuadro: tenía el pelo al uno salvo por el centro que lo tenía largo y amontonado en una pequeña cresta rematada por una pequeña trenza en su nuca. Cómo ropa: un chaleco de tela gastado por el uso y unos pantalones vaqueros un poco por debajo de sus rodillas varias tallas más grandes de la suya sujeto por un cinturón de cuero. Estaba roto por algunas partes y para remendarlo usaba imperdibles. Como su hermana, llevaba también unas botas pero sin calcetines y estaban atados con un trozo de cuerda.
Todos los del vagón los miraron con la boca abierta.
-¡Ey! ¿Cómo va eso?- Saludó la chica.
-¡Gretch! ¡Hans! ¿Kómo eztáiz?- Dulce le contestó el saludo.- ¿Ze pué zentarze con nozotorz?- Puso la mejor carita de cachorrito de su repertorio.
-¿Uh? Si, vale.- Ron se hizo a un lado para dejar hueco a los chicos.
-¿De qué los conoces?- Se interesó Rua.
-¡Uy! ¡Ez una iztroria mu culioza! Eztavan n mi mizma zerda, n la kalzel. Condo noz zortaron, noz fumoz de fezta.-
-¿Cerda? ¿En la misma cerda? ¡Pobre animal!- Gimió Nath.
-No, en la misma celda.- Le corrigió Hans, que tenía un tonito burlón en su voz.
-¿Celda? ¿Qué hacíais en la cárcel?- Harry las miró expectante.
-Zto. llo. - Dulce se puso tremendamente colorada y miró al piso.- Ldiungüitarrazoauntiporuvio.-
-¡¿Qué!?- Gritaron todos.
-¡Ke l di un güitarrazo a un tipo ruvio! ¡Pero zin qeré!-
-¡Ah! ¿Eras tú la que cantaba?- Ochín sonrió y se sentó al borde.- ¡Cantas de cine!-
Dulce se lo agradeció en un susurro.
-¿Y a vosotros de que os acusaron?- Ron miró a los mellizos con curiosidad.
-Por tomar drogas.- Contestaron al unísono.- Y por escándalo público.-
Los demás se miraron con caras confundidas.
-Este.-Gretch señaló a su hermano.- se desnudo.- El otro chico asentía con la cabeza.
-¿¡Qué hiciste qué!?- Nath tenía los ojos como platos ante la posibilidad de un streap-tess ¡Y gratuito!
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Ginny estaba sentada con sus hermanos mayores y Jordan, hablando de negocios. Los gemelos la aceptaron en su grupo no más darse cuenta de su potencial como experta en marketing y venta.
Desde muy niña fue buena para liar de tal manera a sus hermanos que siempre conseguía salirse con la suya. Era capaz de convertir una vulgar piedra en algo que todo niño debía tener y por supuesto mejor que cualquier golosina. De hecho, ese cambio lo utilizó mucho cuando eran más pequeños.
A pesar de saber sus hermanos su capacidad de venta, ese año la estaban "probando" y en ese mismo instante explicaban a Jordan por qué su pequeña hermana era tan importante en la futura tienda de bromas.
Ginny en un rincón junto a la puerta, miraba exasperada por la ventana. Hablaban de ella como si no estuviera. ¿Para que la habrían echo venir? Podría estar ahora con sus amigos o con su hermano Ron y. y Harry.
Los tres chicos juntaron sus cabezas y bajaron el tono de voz hasta convertir la conversación a susurros.
Ginny bufó. ¡Estaba perdiendo el tiempo miserablemente!
La puerta se abrió silenciosamente, un chico muy atractivo entró por ella. Su pelo de miel oscura corto le caía despreocupadamente por encima de los ojos. Ojos de un azul tan oscuro que Ginny casi confundió con el negro.
-¿Me puedo sentar?- Su voz era dulce, aterciopelada.
-. ¡Si! ¡Por supuesto!- Ginny observó con una lujuriosa sonrisa los felinos movimientos del chico. Los pantalones de cuero negro le quedaban de maravilla.. ¡Que culo tan delicioso! Y la camiseta blanca, medio desabotonada, dejaba entrever sus definidos músculos morenos.- ¿Cómo te llamas?-
-Mi nombre es Michelangelo Salvatore Della BellaDonna. ¿Y a mi dulce ninfa roja cómo le nombran los mortales?-
Ginny fundió su rostro con su pelo y se quedó sin palabras.
-Virginia Weasly, pero me llaman Ginny.- Su nombre, de pronto, le pareció vulgar.
- Vergine.- Susurró el chico con su musical acento extranjero.- Virginia. Ginny. Virginalmente Ginny. Preciosa, virgen y lejana Ginny. -
-¿Os podéis callar?- Jordan rompió todo el encanto.
-Oh, tranquilo. Ya me callo. No me oirás más.- Se levantó y se fue, escoltada por Michelangelo.
-Me ponen histérica.- Dijo alzando las manos una vez fuera.
-Incluso histérica eres bella.- Ginny volvió a sonrojarse.
-Voy. vamos. amigos. Ven.- Musitó confundida y comenzó ha andar hacia el final del tren, donde solían sentarse su hermano y Harry. Ginny sintió como el chico se aproximó a su rostro desde atrás.
- Mis amigos me suelen llamar Salva, pero tú me puedes llamar Mio.-
Y su boca mordió sensualmente el lóbulo de la oreja de la chica.
Ginny cerró los ojos y se estremeció. ¿Harry? ¿Quién era Harry?
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Draco, sin sus guardaespaldas, buscaba el vagón donde unos chicos de séptimo les esperaban. Miró las dos últimas puertas del último vagón, ¿derecha o izquierda? No recordaba bien, no les prestó mucha atención. Probó con la derecha. La visión le hizo esbozar una mueca. Su mala suerte de principio de curso se estaba convirtiendo en una costumbre molesta.
-Vaya, vaya, vaya.- Atrajo la atención de los del vagón.- Pobretones, sangresucias y huérfanos. No sabía que tenías primas, Weasly. ¿O quizás son bastardas?- Sonrió con desprecio.
-¿Por qué no te pierdes, Malfoy?- Harry le habló entre dientes, conteniéndose.
-¿Quién me obligará? ¿Tu padre?- Alzó una ceja.
Los mellizos agarraron al moreno, que se abalanzó sobre el rubio con intención de matar.
-¡Diox mío! ¡Aveiz vizto q ruvio maz ruvio! ¡Me pordia refel-há y tó en zu pelo!-Exclamó Dulce, ganándose las confundidas miradas de todos los demás. (N.A.: poon! Tos pal suelo, como en los animes!!)
-¡Weasly, no eres tan pobre como creía!- Draco siempre tenía respuesta para cualquier situación.- *Esa* es tan pobre que ni siquiera le enseñaron ha hablar.-
-¡Puedes dejarnos en paz!- Gritó Nath.- ¡No te conozco y me caes mal!-
-Me alegro, bastarda.-
-¡Por las barbas de Merlín! ¡NO somos Weaslys!- Rua se llevó las manos a las sienes, como para aplacar un gran dolor de cabeza.- Voy ha hacer etiquetitas que digan: "Somos pelirrojas, pero no Weaslys"-
-¡Ey!- Ron la miró ofendido.
-¿Te gustaría a ti que TODO el mundo pensara que eres. no sé. de mi familia: un Manoir?- Le preguntó Rua.
-Uh. no.-
-Normal, a nadie le gusta que le confundan con un Weasly.- Draco se recargó contra la puerta del compartimiento.
-Amor y paz. Amor y paz. Un porrito y en paz.- La burlona voz de Hans, que aún sujetaba con su hermana a Harry, trataba de estar por encima de la algarabía del compartimiento, porque, mientras sucedía esta escena, Ochín y Dulce discutían si ese color de pelo era natural o tinte, Harry gruñía, Gretch trataba de calmarlo y Nath simplemente chillaba que no le caía bien el rubio.
Draco observaba con curiosidad la escena.
-Malfoy, bloqueas la puerta.- Una fría voz le hizo apartar la vista de la leonera: la chica Weasly. La miró con detenimiento y descubrió en su rostro unas tenues pecas rojizas. Seguro que ese verano había tomado sol. A él también le salían pero tenía la precaución de hacerlas desaparecer antes del curso. Se le ocurrió un chiste fácil.
-Debes de lavarte la cara más menudo, querida.- Ese "querida", en su boca, sonó peor que cualquier insulto.- ¡Ah! ¡No! ¡Son tus pecas! ¿Trabajando en una huerta este verano para comer algo?-
La rojiza boca de Ginny se volvió fina y pálida de apretarla.
Ocurrió entonces algo que Draco no hubiera esperado ni en sueños: un directo de derecha en su pómulo que casi le hizo perder el equilibrio y que acabó con el guirigay del compartimiento.
Michelangelo se adelantó agitando su mano, como si el golpe le hubiera hecho daño a él también.
-No vuelvas a insultar a una donna en mi presencia, ¿entendido, figlio del cane*?-
Draco se llevó la mano ha su mejilla. Ese estúpido se iba a sufrir la ira de los Malfoy. Abrió violentamente la puerta del compartimiento de enfrente y la cerró con un sonoro portazo que hizo vibrarlos cristales.
-Soy Michelangelo, ¿sois vosotros los amigos de il mio angelo?- Hizo una seña hacia Ginny con la cabeza.
-¡Hola! ¿No esta está un poco superpoblado?-
-¡Nos apretujamos, Ginny! ¿Verdad?- Ron, sonriendo, se estrujó aún más contra la ventana.
-¡Por su puesto!- Harry le hizo hueco a su lado.
-¡GINNY!- Un grito bi-vocálico paró a Ginny en medio del acto de sentarse. Los gemelos, seguidos de Lee, llegaron casi sin resuello.
-¿Quien es ese tío que te seguía?- Preguntó George.
-¡Confiesa!- Exigió Fred.
-¡Ostias! ¡Es la chica que dio el guitarrazo a Malfoy-padre!- Exclamó Jordan.
-¡Ez ke zolo me connozen po ezo!- Se quejó la aludida.
-No me estaba siguiendo, me acompañaba hasta aquí.- Ginny se terminó de acomodar entre Harry y el italiano, que desplazó a Hans. Los gemelos gruñeron.
-Nos quedamos aquí, si no os importa.- Bufó Fred.
-Aquí sólo caben dos más.- Informó Ochín.
-¡Me pio zuelo!- Dulce se deslizó hasta él y se acomodó extendiendo las piernas.
-¡A que no sabéis quien es Prefecto!- La puerta se volvió abrir y apareció Hermione felicísima.- ¡Neville!- El chico saludó un poco cortado al gran público de la cabina- ¡Ops! ¡Que de gente!- En ese instante reparó en la cantidad de pares de ojos que la miraban.
-Si, bueno... Un poco apretados.- Gretch le dedicó una agradable sonrisa.- Nena, encoge las piernas.- Se tiró al suelo arrastrando a su hermano.- Ahora tenéis sitio. Por cierto, ¿quienes sois?-
-Yo soy Werner Heiliger, me he perdido y no encuentro mi... eso.- Hermione y Neville se giraron al escuchar la fina voz de sus espaldas.- ¿Puedo quedarme con vosotros?-
-¡Naturellement, mon petit amí!- Suspiró Naht.- Todavía queda sitio en el suelo para mí.-
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El tren redujo la velocidad hasta pararse en un pequeño apeadero, que no mas poner un pie en el tren el alto y cansado viajero, desapareció. El viajero estaba envuelto en una capa negra y portaba una maleta de cuero, grande y gastaba, atada con correas, al parecer muy pesada. O quizás sólo diera esa impresión porque el viajero estaba exhausto. Con pesadez, fue arrastrado los pies hasta el final del tren, donde supuso que no habría ningún mocoso que pudiera perturbarle. En su semiinscociencia, vislumbró que había llegado al final del tren: dos puertas. De la izquierda se oían ruidos de conversación, de la derecha, silencio. Puso su mano en el pomo y... abrió la puerta.
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Werner estaba relatando una apasionante historia de terror que ahora estaba en su momento de gran tensión. Las catorce personas que ocupaban el compartimiento con él contenían el aliento bebiendo de las palabras que salían por su boca.
-Entones, Coadel penetró en uno de los pasadizos que contenía la gigantesca mansión, al final del túnel vislumbró una tímida luz. Siguió adelante cuando... al llegar a la luz... vio una puerta... que se abría... ¡Y detrás de ella salió un horrible profundo!-
En ese instante la puerta se abrió y la gran mayoría de los presentes profirió gritos de terror. Sobresaliendo los de Nath y Dulce.
En el dintel de la puerta, un adulto alto, pálido, de pelo y ojos negros, de unos treinta y tantos años, gruñía disgustado y preguntándose el por qué de su mal, malísima suerte. Lanzó una mirada envenenada hacia la banca que ocupaban el trío maravilla, Logbottom, la chica Weasly y un alumno desconocido, dándoles la silenciosa orden de desocuparlo. Hermione, Neville y Ginny la acataron en seguida, sentándose en el abarrotado suelo. Michellangelo siguió a la pelirroja, pues no se pensaba quedar en el asiento con dos tíos. Severus se sentó en la banca, pegado a la puerta, rodeó la maleta con sus brazos y cerró los ojos. Esperaba poder echar una cabezadita antes de llegar al castillo.
-Creo que deberíamos irnos.- Susurró Lee.
-¡Que se vaya él! ¡Es nuestro vagón!- Gruñó Ron.
-¡Así se habla hermanito!- George guiñó un ojo a su hermano.
-Sssshhh. Que está dormido.- Susurró Hermione.
-¿Quien es?- Lanzó Michelangelo algo confundido.
-Y aún más, ¿cómo sabéis que está dormido?- Observó Grecht.
Todos se callaron en ese instante.
-Ezo ze zave rapído.- Dulce se subió la banca como pudo y sentó de rodillas sobre la banca, acercó su rostro hacia el de Severus. Este notó como le olisqueaba, no estaba dormido, sólo inmensamente cansado. Demasiado, incluso, como para quitarle puntos a esos Grinffyndors. Notó algo caliente y húmedo en su rostro. Algo, que le recorrió el lateral de su rostro desde su inicio hasta le comienzo de su cuero cabelludo. Apenas pudo contraer su cara en un gesto de desagrado.
-¡Estas loca!- Exclamó alarmado Neville.- ¡Cómo se te ocurre... Pero cómo se te ha podido ocurrir... !- Se encontraba tan azorado que no conseguí que las palabras el salieran.
-Puedo morir en paz.- Sentenció Lee.
-Creo que esto será recordado por los siglos de los siglos, como el memorable año que alguien se atrevió a mantener contacto con Snape.- Fred esta maravillado por lo ocurrido.- Eres la primer persona conocida que se atreve lamerlo.-
-Poz juele chachi y zave mejón-
Si no estuviera tan reventado seguro que se hubiera sorprendido incluso le hubiese cortado la lengua. Ahora no, pero ese acercamiento se pagaría caro, como que se llamaba Severus Snape.
-¿Cómo que huele chachi? - Ochín cruzó hasta el hombre como buenamente pudo y lo olisqueó.- Huele... raro... ¡No huele bien!- Y su nariz produjo un sonido parecido a un gato haciendo "¡Sniff!".
Harry sonrió torcidamente.
-Quizás hayamos enfocado mal lo de su pelo y la pregunta no es "¿por qué no se lava el pelo?" si no "¡¿por qué no se lava?!"- Ese comentario ge seguido por una carcajada general.
-¿Tan sucio lo tiene?- Preguntó horrorizada Nath.
-¡Si! ¡Mucho!- Le contestó Ron.- Sinceramente pienso que es porque fabrica sus propias velas o algo así.-
-¡Noooo! ¡Que va! Él lavarse, se lava... ¡cada primero de año!-
-¡Esa es nuestra Ginny!- Alabaron los gemelos al ácido comentario de su hermana.
-¿Pero quien es?- Volvió a preguntar Gretch.
-El profesor más temido y cruel de todo Hogwarts.- Contestó Neville.
-¡Sois horribles!- Hermione estalló.-¡No estáis contando más que mentiras! No es tan malvado, lo que pasa que a la mínima exigencia por parte de un profesor os quejáis, ¡panda de vagos!-
-No te sulfures Hermione, estamos bromeando.- La tranquilizó Harry.
-Si, ¿o es que ahora vas a hacer la ASMA?-
-¿La ASMA?- Hermione estaba totalmente confundida ante el comentario de Ron.
-¡Acojamos a los Snape del Mundo Actual!- Ron comenzó a reír.
-Te odio.- Susurró la castaña.
La explicación de la broma de Ron, poco entendida por los nuevos, fue el nuevo tema de conversación, olvidándose de la presencia de Snape y su pelo. Y este pensaba en formas de quitarle puntos a esos desgraciados... y de como beneficiar disimuladamente a la sangresucia
El tren llegó a la estación de Hogwarts al anochecer. Los chicos salieron del tren los últimos por esperar a las gemelas Manoir que olvidaron algo en el compartimiento. Allí se separaron ya que los extranjeros tenían que ir con los de primero porque tenían que pasar por la Selección.
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-¿Severus? ¿Hola? ¿Hay alguien?- Demeter recorría el tren buscando al profesor de pociones.- ¡SEVERUS! ¡RESPONDE!- Llevaba un rato, la maquina se acababa y no aparecía. Se comenzaba a inquietar.- ¡Severus Snape, sal de donde quieras que estés!- Se mordió el labio angustiada. "Demeter, quiero que vayas a buscar a Severus al Expreso. No se en que condiciones llegará" Las palabras de Albus, que entonces había tomado como exageraciones, ahora le oprimían el pecho.
¿Y si ni si quiera subió a la locomotora? ¿Y si.? El curso de sus pensamientos fue cortado por una respiración pausada. La siguió hasta una de las últimas cabinas. Se asomó y al ver al profesor comenzó a reír.
Severus se despertó totalmente desorientado por las carcajadas de Sprout. Miró a un lado y a otro, parpadeó un par de veces para lograr enfocar bien. Se llevó las manos a la cabeza, le estaba comenzando a doler.
-Es de mala educación despertar de esa manera a alguien que duerme, ¿sabias?- Comentó con su voz impersonal. Demeter, sujetándose al marco de la puerta y con una mano en la barriga, le señaló sin dejar de reír la ventana. El hombre la miró y se vio tenuemente reflejado.
-¡Malditos mocosos!- Gruñó.- ¡Deja de reírte! ¡No tiene gracia!- Humedeció con saliva una de sus mangas y se frotó la cara con ella. Alguno de los niñatos de antes le había pintado en su cara los rasgos de un adorable, precioso y presumiblemente esponjoso conejito rosa.
Los profesores cogieron una carroza que les dejó en la puerta. Salieron y entraron directamente en el castillo. Snape estaba tan irritado que ni simulaba escuchar el extraordinario verano de Sprout. Estuvo tentado más de una vez en volverse y decirle: "Me alegro de tu verano, al menos uno de los dos se ha divertido. Yo en cambio, me lo he pasado jugándome la vida como esía, ¿sabes?" Bendito autocontrol.
En la parte superior de la escalera, Minerva al escuchar ruido, reaccionó y se asomó a ver si eran los de primero, que se estaban retrasando.
-¡Hola Minerva!- La saludó Demeter.
-Ah, hola... Sólo sois vosotros.-
-¡Oh! ¡Siento no ser del agrado de Su Señoría!- Demeter le dedicó una inclinación caricaturesca. Severus... simplemente gruñó.
-¿No habéis visto a los alumnos de primero?- Les interrogó Minerva mientras los dos magos subían la escalera.
-No, ¿no han llegado?- Minerva negó con la cabeza.- Que extraño. Espero que no haya problemas.-
-Yo también lo espero, Demeter.- Fijó sus ojos en Severus.-Tienes una mancha debajo del ojo.- Se humedeció el pulgar y lo acercó al hombre, que dio un paso atrás.
-No hace falta.-
-¿Vas a entrar en un salón lleno de niños con una mancha rosa debajo de tu ojo?- Preguntó lentamente, como haciéndole comprender algo simple a un niño pequeño. Alzó una ceja interrogante.
Snape no contestó, farfulló algo a su camisa, pero se dejó hacer.
-¡Waaahhh! ¡Que mono es cuando se porta como un buen chico!- Ante tal comentario de Demeter, Severus volvió la cara bruscamente y se alejó de las dos mujeres.
-Eso no ha tenido gracia.- La censuró Minerva. Demeter le sonrió sin prestarle atención y fue detrás de él.
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La conversación que precedía a la entrada de los de primeros decaía lentamente al pasar el tiempo y no aparecer nadie. Las cabezas se movían nerviosamente hacia la puerta. Los profesores, en cambio, parecían más tranquilos. Creían que Remus tendría algún contratiempo o parecido.
-Mira esa tía.- Le indicó Ron a Harry.- ¿Crees que será nuestra nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras?-
-No creo... pero vamos, después de Lockhart... Parece de caramelo.-
La joven profesora miraba con sus ojos de miel el salón buscando algo. Su pelo rubio y corto se le rizaba desordenadamente como las cáscaras de un limón, finas y listas para usar en la preparación de arroz con leche, y su piel era de un acaramelado color cremoso. Sus labios eran las perfectas guindas para un pastel tan exquisito. Realmente lucía como si al lamerla te fuera a dar un gran subidón de azúcar.
-Las apariencias engañan.- Sentenció Hermione.
-Pero aún así... - Replicó Ron.
La puerta del salón se abrió y... apareció un ojeroso y enfadado Snape (aún con la maleta) seguido de una Sprout muy sonriente. La profesora nueva se levantó de la silla al verlos llegar, pero al reconocer a Snape se sentó con un rictus de odio en su azucarado rostro.
El tiempo seguía pasando. E incluso los profesores parecían nerviosos. La puerta se volvió a abrir y surgió MacGonagall, sola.
-¡Por Merlín! ¡Me está fastidiando ya esto!- Harry y Hermione miraron a Ron sin entender.- ¡Si! Lo de las puertitas. Desde el tren han estado abriéndose y cerrándose, y entrando gente que no conocíamos o que no tenía que estar o... ¡yo que sé!-
-Verdad, parece uno de esos programas de la tele de: "¿Que hay detrás de la puerta?"- Ron miró a Hermione totalmente confundido, por lo que Harry y ella, pacientemente, le explicaron de que iba la cosa.
-No están.- Simple. Sólo dos palabras y la fuerza que tenían. MacGonagall casi se sintió aliviada cuando las pronunció.
-¿Cómo que no están?- Cuando Dumbledores habló, el salón se quedó en total silencio, sintiendo como la tensión se iba extendiendo por el aire.
-Pues eso, no están.-
-¿Has mirado fuera?-
-¡Claro que he mirado fuera, Albus! ¿Pero que te crees?-
Se escucharon unas voces fuera del salón y todos volvieron su atención a la puerta.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYY! ¡ZOYZ UNAZ ZORRAS! ¡PEAZOZ DE PUTAS!- Los profesores se miraron horrorizados ante su pésima gramática y su ordinariez.
-¡PUTA TU MADRE, CAPULLA!- Dos voces se fundieron en una para el grito. A Severus le sonaban... ¿Donde las habría escuchado?
-¡Por favor!- Una voz masculina se alzó entre las otras femeninas.- ¡Controlad ese lenguaje!- Las voces callaron un momento, pero al nada siguieron gritando pero en un idioma extranjero... ¿o dos?
-¿Qué os apostáis que ahora entra alguien que no nos esperamos de una manera que no nos esperamos?- Predijo Ron
Las puertas se abrieron abruptamente, y entró Dulce corriendo totalmente empapada. Con el impulso que cogió para abrir la pesada puerta, se cayó al suelo rodando. Justo detrás de ella, Rua y Nath la perseguían dándole suaves latigazos con dos toallas empapadas. Con estas tres, entraron en avalancha los de primero gritando el nombre de unas u otra, y peleándose amistosamente por ello. Entre toda esta marabunta, Remus intentaba en vano salir y detener a las chicas.
Dulce, después de rodar por el suelo, se levantó ágilmente, les hizo a las gemelas un gesto obsceno acompañado de un grito en español y siguió corriendo. Las gemelas contestaron al grito en su idioma materno y la hostigaron por todo el salón. La española, al verse acorralada por las francesas, dio un impresionante salto con giro en el aire, aterrizando en la mesa de los Slytherins. Las pelirrojas subieron a la mesa por un extremo y corrieron a cazarla. Dulce fue hasta el final de la mesa, dio otro espectacular salto hacia la mesa de los profesores y de hay, a la pared, por la que se puso a correr como si estuviera en el suelo. Rua que, demostrando una agilidad igual que la de Dulce, acaba de posarse en la mesa de los profesores, se paró en seco. Su hermana se chocó con ella y se precipitó a la tarima.
-¡Eso no es justo!- Se quejó. Dulce le sacó la lengua.
-Avisa cuando hagas eso, puta.- Nath cogió a su hermana por un tobillo y la tiró al suelo.
-¡Pero qué!- Rua se frotó la cabeza y se giró a su hermana dispuesta a atacar.
-¡BASTA!- MacGonagall alzó los brazos y rugió. Se la veía muy alterada, tanto que un mechón de pelo se le soltó del moño.- ¡Remus J Lupin! ¿Qué significa esto?- Su voz se aproximó al peligroso susurro que solía usar Severus para asustar a sus alumnos.
Remus consiguió salir del grupo de alumnos que lo rodeaba. Estaba nervioso, como un chiquillo, como si hubiera vuelto al pasado. Se puso enfrente de la profesora, sin mirarla, jugueteando con el borde de sus mangas. ¿Cómo le iba él a explicar lo ocurrido en el lago? ¡Dios! ¡Y sólo era el primer día!
-¡Oh! Él no tuvo la culpa.- Un niño de voz aterciopelada se adelantó. Era pequeño y menudo, muy delgado, pálido. Su pelo, negro descolorido (el mismo color que unos jeans negros después de muchos lavados) le caía húmedo y desordenado por su rostro, cubriéndole casi sus hipnóticos ojos azul- violáceos.- Fueron ellas.- Señaló a las chicas que estaban más o menos junto a ella.
-¡Pequeño cabrón!- Le gritó Rua.
-No haber hundido nuestro barco.- Le replicó tranquilamente el niño.
-¡Pero si vosotros nos lo hundisteis primero!-Nath dramatizó un gesto de enfado.
-Jovencita controle su vocabulario.- Reprendió Minerva a Rua.- Y me gustaría que alguien me explicara que ha pasado. Ahora.- Exigió.
-Creo que como persona imparcial al caso, puedo expresarme con total libertad.-Minerva observó a un joven increíblemente atractivo y seguro de si mismo salir de un grupo de niñas de once años y andar por el pasillo hasta quedar al lado de Lupin. Le dedicó una sonrisa encantadora, por culpa de la cual se escucharon suspiros por todo el salón.-Esas tres encantadoras señoritas, -Indicó a las pelirrojas y a Dulce con un estudiado gesto.- comenzaron a tirarse agua y eso afectó a otros botes, que se unieron a la pelea. En medio del lago, la pelea de agua fue total, por lo que a las preciosas pelirrojas de ahí, transformaron todos los botes en dos carabelas y cada una era capitaneada por las esoticas francesas o por la dolce española. Yo, como no quise participar, anduve hasta la orilla y esperé a que acabaran.-
Minerva sonrió de medio lado. ¿Pensaba que era tonta o qué? Lo primero que hizo fue salir a ver si estaban fuera y no los vio.
-Salí a ver si estaban fuera y no fue así. Además, ¿cómo llegó a la orilla sobre el lago?-
-Lo primero no lo sé.- Sonrió mostrando sus perfectos dientes, más suspiros.- lo segundo, con un hechizo, il mio caro professore -
Minerva se sintió confundida.
-¡Shupaté eza! ¡Zoy la mejón maga der mundo mundal!- Dulce le dedicó un corte de manga y se carcajeó.
Albus carraspeó, quizás era momento de tomar cartas en el asunto. Se giró a la chiquilla de la pared.
-¿Y eso por que?- Le preguntó escuetamente, con su tonito tranquilo.
-Podke ize un eshizo de inblizividad y eze capullo me diho ke me zaldir-a mal.- Albus la miró totalmente confundido.
-Quiere decir que ella hizo un hechizo de invisibilidad y le salió bien al contrario que lo que pensaba Salva.- Tradujo Rua.
Albus meditó unos instantes.
-A ver si he entendido. Ustedes,- Señaló a las chicas.- comenzasteis una batalla de agua que terminó convertido un combate naval. Y él, como no quería mojarse se fue a la orilla para esperar, después de echar un conjuro silenciador. En algún momento ¿Salva? -el italiano asintió- le dijo a la chica de mi espalda que no era capaz de realizar un hechizo de invisibilidad, cosa que ejecutó satisfactoriamente, porque Minerva fue incapaz de encontraros.- Frunció el ceño unos instantes.- ¡Eso lo aclara todo! ¡Ahora celebremos la selección que seguro que todos, como yo, se mueren de hambre!-
-Pero.-
-¡Vamos Minerva! ¡Ni siquiera se les puede quitar puntos!- Sonrió ampliamente y se levantó.- Queridos jóvenes que por primera vez pisáis Hogwarts. Sed cordialmente bienvenidos.- Después de esta corta recepción agitó su varita conjurando un fácil hechizo de secado, y comenzó la selección.
-¿Solo es mi impresión o ese hombre cada año está peor de la cabeza?- Preguntó al aire Ron, que fue acallado porque todos querían seguir la selección.
Cuando terminaron con los de primero, sólo los extranjeros seguían en la tarima.
-Della BellaDonna, Michelangelo Salvatore.- Anunció con bastante dificultad MacGonagall.
El italiano se acercó con presunción y repitió su nombre en un correctísimo italiano.
-Preciosa, es así. Aunque no me extraña que un nombre vulgar como el mío suene ridículo en labios creados por ángeles.- Salva acercó el rostro a una distancia de apenas milímetros al de Minerva y imperceptiblemente para los demás (Dulce le prometió ocultarlo al resto) le lamió con la punta de su lengua sus labios. Eso sumado a su tono, juguetón e insinuante, le hizo enrojecer frente a todo el colegio. Avergonzada y sin apenas acertar donde poner el Sombrero, MacGonagall consiguió ponerlo sobre la cabeza del joven, y unos segundos después anunció:
SLYTHERIN.
La mesa aplaudió y vitoreó al, de momento, único Slytherin que había conseguido poner nerviosa a la cabeza de Gryffindor.
Después de recuperarse anunció a la siguiente.
- Eldementar. z. n. wudes. tein.hen, Gretch.- La chica, con sus rastas rosas agitándose al compás de su paso, se sentó en la silla.
-Es Eldementarznwudesteinhen, las e como /e/, la i como /i/ y la u como /u/ la única que cambia es la a. Y les aconsejo que nos llamen por el nombre.- Le soltó antes que le pusiera el Sombrero. MacGonagall alzó una ceja ante tal comentario, la chica tenía razón, era un apellido demasiado largo y complicado. aunque eso dependía de cada profesor.
HUPPLEPUF
La chica se levantó y se quedó al lado del banco, saludando a los de su mesa, que aplaudían.
-Ahora tiene que ir a su mesa, señorita.- Le indicó la profesora
-Yo de aquí no me muevo sin mi hermano.-
-Son las normas.-
-Nunca nos hemos separado, sólo 5 segundos al nacer. ¿Verdad, Hanselchuch?- Miró a su hermano y extendió su brazo hacia él.
-Verdad, Gretelchuch.- Él se acercó a la chica y le cogió de la mano. MacGonagall suspiró y lo anunció. Cayó en la misma casa que su hermano.
Ambos se abrazaron felices y caminaron juntos hasta su mesa.
-Heiliger, Werner.-
-Se pronuncia /Verner/, gracias.- El niño de la voz aterciopelada, de los ojos azul-violáceos se adelantó y vestido completamente de blanco se adelantó con una dulce sonrisa. Se sentó en el banco y esperó que la profesora siguiera con el rito.
GRYFFINDOR
"Cuatro más. sólo cuatro más" Minerva cerró los ojos un instante antes de llamar a la siguiente chica, estaba hambrienta y tenía ganas de leer.
-Owerts, Ochín-
La chica se adelantó gruñendo por la pronunciación inglesa de su nombre, pero no protestó.
GRYFFINDOR
-Manoir, Nathanielle.- MacGonagall necesitó repetir el nombre dos veces más antes que la pelirroja supiera que la estaban llamando. Entonces, feliz de la vida, fue medio saltando hasta el taburete y se sentó.
-¡Dios, Nath! ¡Llevas falda!- Le reprendió su hermana.
-¡Ostias!-Nath se percató que se había sentado abierta de piernas. con una falda corta.- Gracias tía.- Cerró las piernas bruscamente, robándole la única perspectiva que muchos de la sala habían tenido de una bragas.
-Por cierto, ¿qué bragas llevas puestas?- Le preguntó Rua.
-Las amarillo fosforito con la fresa en medio bailando el hula-hula con una falda hawaiana y el letrerito de: "Cómeme"- Le contestó su gemela.
-¡Zorra! ¡Ya sabía yo que no me las dejé en Francia! ¡Son mías! ¡Quítatelas!- Le gritó la otra pelirroja. Un murmullo de excitación por la parte masculina se extendió por la sala al hacer Nath ademán de quitárselas
-¡Nadie aquí se va a quitar las. las. la ropa interior! ¡Y deja de mover la cabeza! ¡Y como vuelvan a decir una palabra malsonante les quitaré puntos aunque sus casas no tengan puntos!- Minerva esta muy enfadada con esas tres niñatas.
-¡Uyuyuy! Debería tomarse una tila.- La profesora le miró furiosa.- Y yo debería callarme. ok.- Hizo el gesto de echarse una cremallera por la boca y miró al frente.
RAVENCLAW
-Manoir, Rua.- La otra pelirroja, con una gran autosuficiencia se dirigió al taburete. Incluso se atrevió de echar una mirada censuradora a MacGonagall.
RAVENCLAW
-Sanz, Dulce.- La última chica se acercó alegremente. Le colocó el Sombrero y. pasó el tiempo. y. ella seguía debajo del Sombrero. más de lo que nadie había estado. Minerva miró a Albus y este se encogió de hombros. No era una situación normal pero. tampoco se podía forzar al sombrero.
Entonces se escuchó una voz.
-Yo soy sexy, sexy, sexy. - El principio de una canción por la española, el Sombrero Seleccionador negó y comenzó a canturrear: "I'm too sexy for my love, too sexy for my love. Love's going to leave me. I'm too sexy for my shirt, too sexy for my shirt. So sexy it hurts" La mirada que esta vez MacGonagall dedicó a Albus fue de alarma: ¡la locura es contagiosa! Después de un ratito más el Sombrero anunció:
RAVENCLAW
La chica hizo un gesto de victoria y fue a sentarse con Nath y Rua.
Cuando todos estaban ya colocados en sus respectivas casas, Dumbledore se levantó y el silencio se hizo en la sala. Comenzó su discurso anual sobre que no podían hacer y demás, aunque este año no fue muy largo por la falta de tiempo. Presentó escuetamente a los profesores: Lupin que de nuevo volvía a ser profesor de DADA y Stefety Backer-Tourwer, que era la nueva profesora de Cuidados de Criaturas Mágicas. Después: ¡A comer!
-¿Este año no va ha estar Hagrid? Decidme que he escuchado mal.- Suplicó Harry a sus amigos.
-Quizás el asunto que le mandó el director le va a ocupar mucho tiempo. Además, quien nos dice que no vuelva a mitad de curso para reclamar su puesto.- Le dijo Ron afectuoso.
Hermione abrió la boca para rectificar las palabras de Ron, el director había dicho claramente :"nueva profesora" no "reemplazo" o "sustituta", pero prefirió estar callada.
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*Lo de piojo es cuando cogen un mechó de pelo y le enrollan hilo, como una pulsera gorda liada. También he escuchado que se le llama cuerno, pero no estoy segura si tiene el mismo nombre en todos lados. *Lo de "figlio del cane" por si quedan dudas es "hijo de perra". Si me equivoco con el genero o algo, corregidme!! *Comentarios, cheques, bombas y demás en un botoncito que pone: REWIER!
