Capítulo 4 .- Los jardines de Tirion y la Mindon Eldaliéva
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Llegué apresurado a la playa donde había quedado con Frodo, llegaba tarde... pero me sorprendió no encontrarlo allí. Sólo estaba Melian. Era asombroso como me acordaba del nombre, aunque bien pensado tampoco era tan raro después del extraño y largo sueño que tuve aquella vez... Aún le estaba dando vueltas de si había alguna relación de que se llamara igual que aquella Elfa del sueño aunque exteriormente no se parecían en nada.
Decidí esperar un poco a Frodo. Era muy posible que se hubiera retrasado por algún motivo. Pero noté que Melian intentaba llamar mi atención. Me giré hacia ella y la saludé :
- Buenas tardes
- Buenas tardes. - me respondió ella - ¿Espera a Frodo?
- En efecto. ¿Como lo sabe? - que extraño... ¿cómo sabía Melian a quien estaba esperando? Además se me hizo muy raro que me trataran de usted. Desde que había abandonado el Bosque Negro nadie me había tratado así
- El echo es que acaba de venir y me ha dicho que tenía que ir a un sitio con Gandalf y Bilbo y se ha marchado corriendo. Me pidió que me esperara para decírselo. - explicó ella de un tirón
- Vaya, lamento haberla echo esperar aquí, en este caso... Seguro que tiene muchas cosas que hacer - pero hay que ver de que manera era Frodo! ¿Cómo se le había pasado por la cabeza de hacer esperar a la pobre Elfa aquí? Seguro que tenía trabajo por hacer y había estado perdiendo el tiempo por mi culpa
- No, no! Es mi tarde libre, pero había quedado con Ungalad que a última hora también me ha dicho que no podía - me explicó ella con una sonrisa de resignación
- Vaya... - por primera vez me quedé sin saber muy bien que decir... Notaba una extraña sensación al estar junto a ella era como.... la verdad es que era muy raro...
- Bueno pues.... Yo me iré. A ver si encuentro algo que hacer - dijo ella sonriendo - Hasta pronto
Reprimí entonces un impulso por retenerla. Quería conocerla mejor, quería saber como pensaba, como era su carácter, ver si tenía algún tipo de relación con la Melian del sueño, pero no lo hice, simplemente porqué recordé a Nandor, cuantas veces me había dicho que no debía obsesionarme con aquel sueño, pues sólo había sido más largo de lo normal. Y yo quería creerlo. Tenía que creerlo...
Me encaminé, sin saber muy bien hacía donde iba (puesto que aún no conocía demasiado la ciudad) hacia la parte, donde en todas direcciones, más allá de lo que la vista alcanzaba a ver, se extendían millas y millas de los jardines más increíbles que había visto nunca. Me gustó muchísimo más que Fangorn. Me recordé de no comentárselo Gimli, de lo contrario estaría muchísimo tiempo reprochándome de haberle obligado a visitar Fangorn. Sin duda eran los famosos jardines de Tirion.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*
Al principio me sentí un poco mal, escondido entre los arbustos, junto con Ruby, Nandor, Gimli y esa Elfa llamada Ungalad mirando como Melian esperaba a que llegase Legolas. ¿Y si había sido una mala idea? Sólo podía pensar en como se enfadarían los dos Elfos conmigo si algún día llegaban a descubrir lo que había echo. Noté como Nandor se empezaba a impacientar
- ¿Dónde se ha metido Legolas? - le oí murmurar
- Ya vendrá. Se habrá entretenido con cualquier cosa - le dijo Gimli
- Tu estate alerta Ruby - le dije yo
- Por supuesto! - susurró ella
- Ahí viene! - nos hizo notar Ungalad señalando discretamente entre las hojas del arbusto que nos servía de escondite
No nos perdimos detalle de lo que hicieron, aunque fue algo aburrido puesto que sólo se limitaron a hablar. Casi ni nos atrevíamos a respirar por si llegaban a descubrirnos.
- ¿Qué hacéis aquí? - una voz sonó espantosamente fuerte a nuestras espaldas. Era Glorfindel que nos miraba con cara de no comprender nada
- Shhhhhh! - Ungalad le tiró de la camisa y le obligó a agacharse junto a nosotros
En eso Glorfindel pudo ver qué era lo que estábamos mirando.
- ¡¿Estáis espiando a Legolas?! - dijo con incredulidad
- No grites tanto - le indiqué con un susurro - Luego te lo explicaremos
Pero antes de que pudiéramos decir nada, Melian ya se iba
- ¿Pero que hace? ¿La deja ir? - Nandor no daba crédito a sus ojos
- Nunca ha sabido manejar asuntos con damas - puntualizó Gimli
- Pero Ruby ya les ha visto juntos ¿qué opinas? - le pregunté a la hobbit
- Mmmm... No sé... Es muy complicado. No vi nada claro - dijo Ruby
- ¡Pero dijiste que nunca te equivocabas! - exclamé sin comprender porqué Ruby no lo veía claro
- Perdonad... Pero yo no sé de que va todo esto.... - dijo Glorfindel interrumpiendo
Todos nos miramos para decidir quien se lo explicaría Glorfindel, al final Nandor le pasó un brazo por los hombros:
- Ven amigo, yo te lo explicaré todo - mientras veía a los dos Elfos alejarse, temí que la versión de Nandor de las cosas fuera demasiado subjetiva, pero suspiré al comprender que no podía hacer nada al respecto
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ungalad -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Glorfindel se había ido muy deprisa. ¡No me había dado tiempo a decirle nada! Bueno, cuatro tonterías en medios susurros... Vi que Ruby me dirigía una mirada significativa cuando Glorfindel se alejaba con el otro Elfo que no sabía como se llamaba. Empecé a sospechar que Ruby sabía algo... Incluso cuando yo no le había dicho nada. Empezaba a tomarme en serio la inteligencia pequeñas criaturas. Cuando ya nos alejábamos, pues habíamos perdido ya toda esperanza que Legolas y Melian se dirigieran más de cuatro palabras seguidas, la hobbit se me acercó y me tiró de la manga
- ¿Quieres que hablemos de ello? - me dijo con una sonrisa explicativa en el rostro
- No sé de que me hablas - dije haciéndome la despistada
- Vamos! No seas tonta! Tu sabes que yo lo sé - dijo ella
- ¿Qué es lo que sabes? - tenía que asegurarme que realmente estaba hablando de Glorfindel
- Que estás enamorada de ese elfo rubio y guapo de Rivendel llamado Glorfindel - dijo ella al tiempo que me guiñaba el ojo
- Shhhh! No grites tanto! - dije mirando con cautela alrededor, temerosa de que alguien la pudiera haber oído
Ruby se echó a reír
- ¡Tranquila! ¡No hay nadie cerca! - dijo en un intento para tranquilizarme - Y ahora ¿te interesa que lo hablemos y que te de algunos consejos?
Miré fijamente a Ruby mientras ella esperaba ansiosa mi respuesta. La cuestión era : ¿qué podía hacer ella para ayudarme? Además, aunque lo ocultaba aún seguía doliéndome lo que me había dicho Glorfindel esa mañana...
.....................
"- Si. Por cierto ¿te dijo algo tu hermana acerca de llegar tarde con la compra? - pregunté sonriendo
- En un principio no, pero las circunstancias llegaron a hacer que yo la hiciera enfadar y acabara teniendo que hacerme yo mismo mi cena - explicó él
- ¿Qué circunstancias? - pregunté curiosa
- Bueno, ella se burló de mi... Bueno, puso en duda que sólo te viera a ti como una amiga... ¿Qué tonteria verdad? - dije él alegremente e intentando quitar importancia al asunto
- Si... que gracia... - dije yo en un tono que mostraba claramente mi decepción
- ¿Ocurre algo? - preguntó él
- No nada. Me tengo que ir. Adiós"
...........................
Me había ido corriendo para evitar que Glorfindel viera las lágrimas corriendo por mi rostro. ¿Era necesario que dejara tan claro que yo no le interesaba para nada?
- No hace falta, Ruby, pero muchas gracias de todos modos - dije al fin
- ¿Pero por qué? - preguntó ella, la decepción reflejada en su voz
- Porque Glorfindel no me interesa en absoluto - dije yo
Ruby me miró. Yo sabía que ella sabía que lo que había dicho yo no era verdad, pero aún así la hobbit no dijo nada
- Tengo unas cosas que hacer. Nos veremos después - le dije yo, deseosa de escapar lo más rápido posible de la mirada de reproche de Ruby
- De acuerdo - dijo ella a modo de respuesta cruzándose de brazos
Me alejé sin decir nada más, avergonzada por haber mentido a Ruby. ¿Pero que otra cosa podía hacer? Si yo no le interesaba en lo más mínimo a Glorfindel, lo último que necesitaba era a Ruby metiéndose por medio....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
No encontré nada mejor que hacer esa tarde, por lo que decidí irme a pasear por los jardines. Era algo que hacia a menudo cuando estaba triste o necesitaba estar sola para pensar. En esa ocasión no era ni una cosa ni la otra, pero creí que era una buena idea, puesto que siempre se veían Elfos guapos por los jardines.
Y en efecto vi a un Elfo guapo, pero no precisamente el que yo me esperaba : era Legolas
- Hola de nuevo - dijo al verme - Parece que hoy estamos destinados a encontrarnos
- Eso parece - contesté yo
- ¿Pero que hacéis aquí sola? - me preguntó él con educación
¡Por todos los Valar! ¿Porqué tenía que ser tan educado?
- Simplemente no encontré nada mejor que hacer - respondí encogiéndome de hombros
- ¿Entonces os gustaría venir conmigo a dar un paseo? Si no tiene nada mejor que hacer... - dijo Legolas.
En ese momento fue como si un montón de mariposas echaran a volar dentro de mi estómago
- Me encantaría. Pero no me trate más de usted. No me gusta - dije con una sonrisa
- Entonces tu tampoco. - dijo él
Empezamos a andar, y no pasó mucho rato hasta que mi curiosidad me venció y empecé a preguntarle cosas acerca de sus aventuras en la Tierra Media. De los Balrogs, de los orcos y de todas esas criaturas horribles de las que me había hablado Frodo y que yo nunca había visto. Me sentía ya perfectamente cómoda hablando con Legolas. Seguro que el nerviosismo sólo habría sido debido al conocer a un príncipe de la Tierra Media, y ya mucho más tranquila. Seguí preguntándole cosas.
Pasamos por debajo de unos setos que estaban cortados de manera que hacían una especie de túnel. La sombra que hacían los árboles era agradable. Luego llegamos al Paseo de la Fuentes; un largo paseo con fuentes a lado y lado. El delicado sonido del agua acompañaba toda aquella zona de los jardines. Mientras íbamos caminando no dejamos de hablar
Luego fue su turno, me preguntó como era la vida en Tirion, si había vivido aquí toda la vida o si por el contrario había venido desde la Tierra Media. Yo le confesé que había nacido, por desgracia, ya en Tirion, y desde que recordaba haber tenido uso de la razón había deseado visitar la Tierra Media. También le conté que era sindar por parte de mi padre y muchas otras cosas.
Nos pasamos muchísimo rato hablando, hasta que cuando me quise dar cuenta ya había oscurecido.
- ¡Vaya! Se ha ocultado ya el sol - observé sorprendida
- ¿Te tienes que ir ya? - me preguntó él
- No tengo prisa - le dije yo con una sonrisa - ¿Quieres que te enseñe algo más de la ciudad?
- ¿Cuál es el lugar más bonito de la ciudad a parte de estos jardines? - me preguntó él
- La Mindon Eldaliéva, sin duda, la torre de Tirion. Y además es mucho más hermosa a la luz de la luna - le dije yo sorprendiéndome de lo rápido que había cogido confianza con Legolas
- Entonces vayamos allí - dijo él
No estaba muy lejos. Pronto pudimos ver la luz de la lámpara de plata colocada en la torre, que se alzaba firme como una aguja blanca. El árbol Galathilion se erguía a los pies de la torre a imagen de Teleperion, uno de los árboles que antaño brillaba en Valinor.
Entramos en la torre, desde donde se podía contemplar el mar ya que estaba situada en el borde de uno de los acantilados de Tirion. Nos quedamos mirándolo en silencio, mientras la luz de la lámpara de plata nos iluminaba.
- No dices nada - dijo él después de un rato, y fue como si su voz me sacara de un sueño
- A veces se dicen más cosas con un silencio que con palabras - dije sin tan siquiera pensar lo que estaba diciendo.
Pero al ver la cara de confusión que ponía Legolas me eché a reír
- No me hagas caso, muchas veces digo cosas que ni yo misma comprendo - dije despreocupadamente
Legolas también rió, pero luego fue como si algo le acechara de golpe y la sonrisa se le borró de la cara de inmediato
- ¿Qué ocurre? - pregunté yo
- ¡Los niños! - exclamó él
- ¿Qué pasa con ellos? - seguía sin comprender
- ¡Los dejé esta mañana en casa de unos amigos y me he olvidado de irlos a recoger! - echó a correr sin previo aviso
- ¡Eh! ¡Espera! - dije yo corriendo tras él. No tardé mucho en alcanzarlo
Nos detuvimos delante de una lujosa torre y Legolas tocó a la puerta con impaciencia. No pasó mucho rato hasta que un niño nos abrió la puerta
- Hola, yo soy Borondil. Mis padres no se encuentran en casa en este momento, como yo soy el mayor estoy al cargo de la casa ¿que desean? - dijo el niño que no podía tener más de doce años
No pude contener la risa, pero Legolas estaba serio
- Vengo a recoger a Thalion y a Neithan - dijo seriamente
- Ah.... ¡Thali! ¡Nei! - el niño gritó hacia el interior de la casa
Casi al instante los gemelos aparecieron en la puerta, y miraron a Legolas con el ceño fruncido y los brazos en jarras
- ¡Tío Legolas! ¿Sabes lo tarde que es? - dijo Nei
- Nos han tenido que dar la cena - añadió Thali
- Lo siento... Digamos que.... me olvidé - Legolas acabó la frase un tanto avergonzado
Se le veía en una situación tan cómica que no pude más que reírme, y entonces los niños se dieron cuenta de mi presencia
- ¡Melian! - exclamaron a la vez - ¿Qué haces aquí?
- Vine con vuestro tío. Espero que no os enfadéis conmigo puesto que fue mi culpa que él se retrasase - dije en un intento por ayudar a Legolas
- Ah! En este caso no pasa nada! No te damos la culpa Melian! - dijo Nei
- ¡Muy bonito! ¿Y a mi si que me la dabais? - digo Legolas fingiéndose ofendido
- ¡No! ¡No! - se apresuraron a decir los niños - ¡No te enfades!
- No me enfado - contestó él riendo
- Bueno, yo me iré a casa, que me deben estar esperando para cenar - dije sin ánimo de interrumpir la bonita escena
- ¿No te quedas? - dijo Thali decepcionado
- No puedo, ya nos veremos mañana - dije yo
- Buenas noches, y gracias por..... vaya, por todo - dijo Legolas
- Por nada - dije yo guiñándole un ojo como gesto de complicidad, y me alejé dirigiendo mis pasos hacia mi casa
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
Nandor era un Elfo peculiar, aunque no se veía mal tipo. Prácticamente me arrastró hacia su casa para explicarme el motivo por el cual estaban todos escondidos espiando al pobre Legolas. Aunque lo que quería realmente hacer era hablar con Ungalad. Aún no comprendía lo que le había pasado cuando habíamos hablado aquella mañana. Estaba decidido a invitarla a cenar a casa, seguro que Mellyrn haría algo delicioso si había invitados, y entre los dos podíamos animar a Ungalad.
- Entonces, tu comprenderás que a su edad no es normal que vaya a todos lados acompañado por un enano, cuando tendría que ser una Elfa la que lo acompañara - Nandor seguía explicándome su punto de vista sobre el asunto de Legolas
¿A su edad? ¿Cuánto años menos que yo podía tener Legolas? No muchos... Quizá unos 100... pero no muchos. Y yo, aun siendo mayor estaba igual que él... Quizá cuando estaba en Imladris me había obsesionado demasiado con el trabajo... Quizá hubiera tenido que dejar más trabajo a Elladan y Elrohir pero yo era de esos que pensaba que si querías el trabajo bien echo debías hacerlo tu mismo. Aún así, mi hermana debía haber visto que yo no prestaba la más mínima atención a las elfas, pues en diversas ocasiones me había organizado ella misma encuentros con amigas suyas, que según ella eran "ideales para mí". No hay que decir que todas acabaron siendo un estrepitoso desastre, y en ocasiones, cuando me encontraba a dichas damas no sabía nunca que decirles y acababa siempre haciendo comentario del buen día que hacía. El problema era que yo no conocía a demasiadas Elfas, y a las que conocía tenía la impresión de que no se interesaban en absoluto por mi. Ese era el caso de Ungalad... Cuando la noche anterior, Mellyrn había sugerido que me gustaba Ungalad no pude más que reír... ¡si cada vez que la Elfa me veía se iba casi al instante!
- ¡Glorfindel! ¿Me escuchas? - Nandor me sacó de mis pensamientos
- Si, claro - mentí yo
- Entonces si quieres colaborar en la causa ya sabes, eres bien recibido - Nandor me dio unas palmadas en la espalda - Y ahora, mis deberes de padre me llaman! Eso si consigo encontrar a esos diablillos. A saber donde se han metido esta vez - y tras un suspiro el Elfo abandonó la sala
Salí de la casa de Nandor sin esperar que nadie me mostrara la salida, puesto que ya había comprendido que en aquella casa era un tanto... "especiales".
Ya me encaminaba hacia la casa, cuando no muy lejos de allí vi a Ungalad. La llamé y al instante ella se giró con una expresión en el rostro que no supe descifrar.
- Quería hablar contigo - le dije
- ¿En serio? - dijo ella sonriendo levemente
- Es que como esta mañana te has ido de aquella forma, pensé que quizá tendrías algún problema y se me ocurrió animarte un poco invitándote a cenar a mi casa. Mellyrn cocina de primera - dije yo
- Oh... no.. es que... ya solucioné el problema - dijo ella sin saber muy bien que decir
¡Ya estábamos! Allí empezaban las excusas por no venir conmigo... ¿Es que acaso tenía yo algo que ahuyentaba a las Elfas?
- Puedes venir igualmente - dije en un intento de convencerla - Nos lo pasaremos bien
- No quiero molestar - dijo ella
- No molestarás en absoluto - dije yo - Aunque si no quieres venir....
- Me encantaría - dijo ella casi en un susurro
- ¿Si? - levanté la vista no muy seguro de haber escuchado bien
- Si - acompañó su afirmativa de una ancha sonrisa
No había duda que había solucionado el problema
- Entonces ven cuando quieras. Ahora me voy para casa. ¡Te estaremos esperando! - dije yo al tiempo que iba a toda prisa hacia casa, esperando de todo corazón que Mellyrn no se enfadara por traer a una invitada avisando con tan poco tiempo....
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ruby -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*
Toda la vida viviendo entre Elfos y aún no lograba entenderlos... En especial a Ungalad. ¿Por qué decía que no le gustaba Glorfindel? ¡Si estaba clarísimo! Pero como yo no soy una hobbit pesada no insistí. Aunque luego, cuando la vi entrar en casa sonriendo como si se hubiera comido una lemba de felicidad no entendí nada. Lindórië también me miró con curiosidad, como preguntándome si yo entendía algo. Yo me encogí de hombros para darle a entender que sabía tanto como ella
- La cena estará lista pronto - dijo Lindórië
- Oh, no os molestéis, no voy a cenar en casa hoy - dijo ella mientras iba hacia su habitación cantando por lo bajo
- ¿Dónde vas a cenar? - no soy una hobbit pesada, pero si tremendamente curiosa
Entré justo tras ella y la encontré con el armario abierto de par en par
- ¿Qué me pongo, Ruby? ¡Ayúdame! - dijo ella un tanto nerviosa
- Ui... Algo me dice que vas a cenar con Glorfindel... - dije yo con una sonrisa maliciosa
- No sólo con él, también estará su hermana - dijo ella - Y no es por eso que me arreglo, sólo quiero causar buena impresión
- Ya... - no me creía ni palabra
- Ruby... - dijo ella a modo de aviso
- Está bien! No me volveré a meter en tus asuntos - dije mientras iba hacía la puerta
- Es lo mejor que puedes hacer, ya tienes suficientes con los tuyos con Frodo - dijo ella
La miré al instante con una mirada asesina. Pero ella estaba intentando escoger entre un vestido azul y otro blanco mirándose delante del espejo. Me marché sin decir nada más. ¿Qué sabía ella de mis asuntos con Frodo? Sólo sentía curiosidad por él, y ahora que lo había conocido ya no me oirían hablar más de él... Aunque era muy guapo. Y sin poder evitarlo una sonrisa se me formó en el rostro.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*
- La verdad Nandor, no entiendo porqué tuviste que intervenir en el asunto - Laurelyn estaba acabando de limpiar los platos de la cena
- Me preocupa su felicidad - dije yo al tiempo que secaba un plato con un trapo, mientras me apoyaba en una de las paredes de la cocina
- Legolas ya es lo bastante mayor para saber con que Elfas quiere ir - dijo ella
Siempre había tenido muy en cuenta la opinión de Laurelyn, pero esa vez estaba totalmente convencido que se equivocaba... ¡Si no ayudaba a Legolas jamás se daría cuanta de que Melian estaba echa para él! Laurelyn se me acercó y me quitó el plato de las manos
- Creo que ya lo has secado bastante - dijo arrugando la nariz - La verdad, si cuando te pido que me ayudes te limitas a secar un solo plato, no vale la pena
- Es que quiero que quede bien - dije yo como excusa
- Te he oído excusas mejores - dijo Laurelyn sonriendo. Me conocía demasiado bien
Fuimos hacia el salón, donde estaban los niños con Gimli, sentados en el suelo. Estaban construyendo algo. Legolas estaba apoyado en una de las ventanas mirando a fuera.
- ¡Mira papá! ¡Estamos construyendo las Cavernas Centelleantes con Gimli! - dijeron los niños a la vez
- Ya veo. Que bonito! - dije sonriendo - ¿Pero de donde habéis sacado todo esto? - señalé con un movimiento de cabeza todas las cosas que tenían esparcidas por el suelo
- Gimli las trajo - dijo Nei
No dije nada más. Si había algo que había aprendido de mi corta relación con Gimli, es nunca preguntar de donde han sacado sus pertenencias. Lo sabía por propia experiencia: Había cometido el error de preguntarle al Enano de donde había sacado una cota de malla que le vi guardando el día que llegó y entonces empezó a explicarme casi toda la historia de su familia, de su viejo primo Balin fallecido, de una expedición en que él había tomado parte y no sé cuantas cosas más. Así que antes que el Enano pudiera contarme algo me fui junto a Legolas
- ¿Qué hay de interesante allí fuera? - le pregunté
- ¿Esa es la luz de la lámpara de plata de la Mindon Eldaliéva? - me preguntó él sin responder a mi pregunta
- Supongo... - nunca me había parado a pensar en si esa luz era de la torre
- Hoy he estado allí - dijo él
- ¿Y que te ha parecido? - di por supuesto que había sido Frodo quien le había mostrado la torre
- Preciosa... - respondió Legolas
Quizá fuera mi imaginación, pero Legolas cada día se comportaba de forma más rara... Era obvio que necesitaba a una Elfa urgentemente!
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Bueno, después de algún tiempo, al fin pude encontrar un tiempecito para escribir el capítulo 4... (ya iba siendo hora) Espero que les haya gustado ¡y que dejen reviews! Me hacen inmensamente feliz
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-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Llegué apresurado a la playa donde había quedado con Frodo, llegaba tarde... pero me sorprendió no encontrarlo allí. Sólo estaba Melian. Era asombroso como me acordaba del nombre, aunque bien pensado tampoco era tan raro después del extraño y largo sueño que tuve aquella vez... Aún le estaba dando vueltas de si había alguna relación de que se llamara igual que aquella Elfa del sueño aunque exteriormente no se parecían en nada.
Decidí esperar un poco a Frodo. Era muy posible que se hubiera retrasado por algún motivo. Pero noté que Melian intentaba llamar mi atención. Me giré hacia ella y la saludé :
- Buenas tardes
- Buenas tardes. - me respondió ella - ¿Espera a Frodo?
- En efecto. ¿Como lo sabe? - que extraño... ¿cómo sabía Melian a quien estaba esperando? Además se me hizo muy raro que me trataran de usted. Desde que había abandonado el Bosque Negro nadie me había tratado así
- El echo es que acaba de venir y me ha dicho que tenía que ir a un sitio con Gandalf y Bilbo y se ha marchado corriendo. Me pidió que me esperara para decírselo. - explicó ella de un tirón
- Vaya, lamento haberla echo esperar aquí, en este caso... Seguro que tiene muchas cosas que hacer - pero hay que ver de que manera era Frodo! ¿Cómo se le había pasado por la cabeza de hacer esperar a la pobre Elfa aquí? Seguro que tenía trabajo por hacer y había estado perdiendo el tiempo por mi culpa
- No, no! Es mi tarde libre, pero había quedado con Ungalad que a última hora también me ha dicho que no podía - me explicó ella con una sonrisa de resignación
- Vaya... - por primera vez me quedé sin saber muy bien que decir... Notaba una extraña sensación al estar junto a ella era como.... la verdad es que era muy raro...
- Bueno pues.... Yo me iré. A ver si encuentro algo que hacer - dijo ella sonriendo - Hasta pronto
Reprimí entonces un impulso por retenerla. Quería conocerla mejor, quería saber como pensaba, como era su carácter, ver si tenía algún tipo de relación con la Melian del sueño, pero no lo hice, simplemente porqué recordé a Nandor, cuantas veces me había dicho que no debía obsesionarme con aquel sueño, pues sólo había sido más largo de lo normal. Y yo quería creerlo. Tenía que creerlo...
Me encaminé, sin saber muy bien hacía donde iba (puesto que aún no conocía demasiado la ciudad) hacia la parte, donde en todas direcciones, más allá de lo que la vista alcanzaba a ver, se extendían millas y millas de los jardines más increíbles que había visto nunca. Me gustó muchísimo más que Fangorn. Me recordé de no comentárselo Gimli, de lo contrario estaría muchísimo tiempo reprochándome de haberle obligado a visitar Fangorn. Sin duda eran los famosos jardines de Tirion.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*
Al principio me sentí un poco mal, escondido entre los arbustos, junto con Ruby, Nandor, Gimli y esa Elfa llamada Ungalad mirando como Melian esperaba a que llegase Legolas. ¿Y si había sido una mala idea? Sólo podía pensar en como se enfadarían los dos Elfos conmigo si algún día llegaban a descubrir lo que había echo. Noté como Nandor se empezaba a impacientar
- ¿Dónde se ha metido Legolas? - le oí murmurar
- Ya vendrá. Se habrá entretenido con cualquier cosa - le dijo Gimli
- Tu estate alerta Ruby - le dije yo
- Por supuesto! - susurró ella
- Ahí viene! - nos hizo notar Ungalad señalando discretamente entre las hojas del arbusto que nos servía de escondite
No nos perdimos detalle de lo que hicieron, aunque fue algo aburrido puesto que sólo se limitaron a hablar. Casi ni nos atrevíamos a respirar por si llegaban a descubrirnos.
- ¿Qué hacéis aquí? - una voz sonó espantosamente fuerte a nuestras espaldas. Era Glorfindel que nos miraba con cara de no comprender nada
- Shhhhhh! - Ungalad le tiró de la camisa y le obligó a agacharse junto a nosotros
En eso Glorfindel pudo ver qué era lo que estábamos mirando.
- ¡¿Estáis espiando a Legolas?! - dijo con incredulidad
- No grites tanto - le indiqué con un susurro - Luego te lo explicaremos
Pero antes de que pudiéramos decir nada, Melian ya se iba
- ¿Pero que hace? ¿La deja ir? - Nandor no daba crédito a sus ojos
- Nunca ha sabido manejar asuntos con damas - puntualizó Gimli
- Pero Ruby ya les ha visto juntos ¿qué opinas? - le pregunté a la hobbit
- Mmmm... No sé... Es muy complicado. No vi nada claro - dijo Ruby
- ¡Pero dijiste que nunca te equivocabas! - exclamé sin comprender porqué Ruby no lo veía claro
- Perdonad... Pero yo no sé de que va todo esto.... - dijo Glorfindel interrumpiendo
Todos nos miramos para decidir quien se lo explicaría Glorfindel, al final Nandor le pasó un brazo por los hombros:
- Ven amigo, yo te lo explicaré todo - mientras veía a los dos Elfos alejarse, temí que la versión de Nandor de las cosas fuera demasiado subjetiva, pero suspiré al comprender que no podía hacer nada al respecto
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ungalad -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Glorfindel se había ido muy deprisa. ¡No me había dado tiempo a decirle nada! Bueno, cuatro tonterías en medios susurros... Vi que Ruby me dirigía una mirada significativa cuando Glorfindel se alejaba con el otro Elfo que no sabía como se llamaba. Empecé a sospechar que Ruby sabía algo... Incluso cuando yo no le había dicho nada. Empezaba a tomarme en serio la inteligencia pequeñas criaturas. Cuando ya nos alejábamos, pues habíamos perdido ya toda esperanza que Legolas y Melian se dirigieran más de cuatro palabras seguidas, la hobbit se me acercó y me tiró de la manga
- ¿Quieres que hablemos de ello? - me dijo con una sonrisa explicativa en el rostro
- No sé de que me hablas - dije haciéndome la despistada
- Vamos! No seas tonta! Tu sabes que yo lo sé - dijo ella
- ¿Qué es lo que sabes? - tenía que asegurarme que realmente estaba hablando de Glorfindel
- Que estás enamorada de ese elfo rubio y guapo de Rivendel llamado Glorfindel - dijo ella al tiempo que me guiñaba el ojo
- Shhhh! No grites tanto! - dije mirando con cautela alrededor, temerosa de que alguien la pudiera haber oído
Ruby se echó a reír
- ¡Tranquila! ¡No hay nadie cerca! - dijo en un intento para tranquilizarme - Y ahora ¿te interesa que lo hablemos y que te de algunos consejos?
Miré fijamente a Ruby mientras ella esperaba ansiosa mi respuesta. La cuestión era : ¿qué podía hacer ella para ayudarme? Además, aunque lo ocultaba aún seguía doliéndome lo que me había dicho Glorfindel esa mañana...
.....................
"- Si. Por cierto ¿te dijo algo tu hermana acerca de llegar tarde con la compra? - pregunté sonriendo
- En un principio no, pero las circunstancias llegaron a hacer que yo la hiciera enfadar y acabara teniendo que hacerme yo mismo mi cena - explicó él
- ¿Qué circunstancias? - pregunté curiosa
- Bueno, ella se burló de mi... Bueno, puso en duda que sólo te viera a ti como una amiga... ¿Qué tonteria verdad? - dije él alegremente e intentando quitar importancia al asunto
- Si... que gracia... - dije yo en un tono que mostraba claramente mi decepción
- ¿Ocurre algo? - preguntó él
- No nada. Me tengo que ir. Adiós"
...........................
Me había ido corriendo para evitar que Glorfindel viera las lágrimas corriendo por mi rostro. ¿Era necesario que dejara tan claro que yo no le interesaba para nada?
- No hace falta, Ruby, pero muchas gracias de todos modos - dije al fin
- ¿Pero por qué? - preguntó ella, la decepción reflejada en su voz
- Porque Glorfindel no me interesa en absoluto - dije yo
Ruby me miró. Yo sabía que ella sabía que lo que había dicho yo no era verdad, pero aún así la hobbit no dijo nada
- Tengo unas cosas que hacer. Nos veremos después - le dije yo, deseosa de escapar lo más rápido posible de la mirada de reproche de Ruby
- De acuerdo - dijo ella a modo de respuesta cruzándose de brazos
Me alejé sin decir nada más, avergonzada por haber mentido a Ruby. ¿Pero que otra cosa podía hacer? Si yo no le interesaba en lo más mínimo a Glorfindel, lo último que necesitaba era a Ruby metiéndose por medio....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
No encontré nada mejor que hacer esa tarde, por lo que decidí irme a pasear por los jardines. Era algo que hacia a menudo cuando estaba triste o necesitaba estar sola para pensar. En esa ocasión no era ni una cosa ni la otra, pero creí que era una buena idea, puesto que siempre se veían Elfos guapos por los jardines.
Y en efecto vi a un Elfo guapo, pero no precisamente el que yo me esperaba : era Legolas
- Hola de nuevo - dijo al verme - Parece que hoy estamos destinados a encontrarnos
- Eso parece - contesté yo
- ¿Pero que hacéis aquí sola? - me preguntó él con educación
¡Por todos los Valar! ¿Porqué tenía que ser tan educado?
- Simplemente no encontré nada mejor que hacer - respondí encogiéndome de hombros
- ¿Entonces os gustaría venir conmigo a dar un paseo? Si no tiene nada mejor que hacer... - dijo Legolas.
En ese momento fue como si un montón de mariposas echaran a volar dentro de mi estómago
- Me encantaría. Pero no me trate más de usted. No me gusta - dije con una sonrisa
- Entonces tu tampoco. - dijo él
Empezamos a andar, y no pasó mucho rato hasta que mi curiosidad me venció y empecé a preguntarle cosas acerca de sus aventuras en la Tierra Media. De los Balrogs, de los orcos y de todas esas criaturas horribles de las que me había hablado Frodo y que yo nunca había visto. Me sentía ya perfectamente cómoda hablando con Legolas. Seguro que el nerviosismo sólo habría sido debido al conocer a un príncipe de la Tierra Media, y ya mucho más tranquila. Seguí preguntándole cosas.
Pasamos por debajo de unos setos que estaban cortados de manera que hacían una especie de túnel. La sombra que hacían los árboles era agradable. Luego llegamos al Paseo de la Fuentes; un largo paseo con fuentes a lado y lado. El delicado sonido del agua acompañaba toda aquella zona de los jardines. Mientras íbamos caminando no dejamos de hablar
Luego fue su turno, me preguntó como era la vida en Tirion, si había vivido aquí toda la vida o si por el contrario había venido desde la Tierra Media. Yo le confesé que había nacido, por desgracia, ya en Tirion, y desde que recordaba haber tenido uso de la razón había deseado visitar la Tierra Media. También le conté que era sindar por parte de mi padre y muchas otras cosas.
Nos pasamos muchísimo rato hablando, hasta que cuando me quise dar cuenta ya había oscurecido.
- ¡Vaya! Se ha ocultado ya el sol - observé sorprendida
- ¿Te tienes que ir ya? - me preguntó él
- No tengo prisa - le dije yo con una sonrisa - ¿Quieres que te enseñe algo más de la ciudad?
- ¿Cuál es el lugar más bonito de la ciudad a parte de estos jardines? - me preguntó él
- La Mindon Eldaliéva, sin duda, la torre de Tirion. Y además es mucho más hermosa a la luz de la luna - le dije yo sorprendiéndome de lo rápido que había cogido confianza con Legolas
- Entonces vayamos allí - dijo él
No estaba muy lejos. Pronto pudimos ver la luz de la lámpara de plata colocada en la torre, que se alzaba firme como una aguja blanca. El árbol Galathilion se erguía a los pies de la torre a imagen de Teleperion, uno de los árboles que antaño brillaba en Valinor.
Entramos en la torre, desde donde se podía contemplar el mar ya que estaba situada en el borde de uno de los acantilados de Tirion. Nos quedamos mirándolo en silencio, mientras la luz de la lámpara de plata nos iluminaba.
- No dices nada - dijo él después de un rato, y fue como si su voz me sacara de un sueño
- A veces se dicen más cosas con un silencio que con palabras - dije sin tan siquiera pensar lo que estaba diciendo.
Pero al ver la cara de confusión que ponía Legolas me eché a reír
- No me hagas caso, muchas veces digo cosas que ni yo misma comprendo - dije despreocupadamente
Legolas también rió, pero luego fue como si algo le acechara de golpe y la sonrisa se le borró de la cara de inmediato
- ¿Qué ocurre? - pregunté yo
- ¡Los niños! - exclamó él
- ¿Qué pasa con ellos? - seguía sin comprender
- ¡Los dejé esta mañana en casa de unos amigos y me he olvidado de irlos a recoger! - echó a correr sin previo aviso
- ¡Eh! ¡Espera! - dije yo corriendo tras él. No tardé mucho en alcanzarlo
Nos detuvimos delante de una lujosa torre y Legolas tocó a la puerta con impaciencia. No pasó mucho rato hasta que un niño nos abrió la puerta
- Hola, yo soy Borondil. Mis padres no se encuentran en casa en este momento, como yo soy el mayor estoy al cargo de la casa ¿que desean? - dijo el niño que no podía tener más de doce años
No pude contener la risa, pero Legolas estaba serio
- Vengo a recoger a Thalion y a Neithan - dijo seriamente
- Ah.... ¡Thali! ¡Nei! - el niño gritó hacia el interior de la casa
Casi al instante los gemelos aparecieron en la puerta, y miraron a Legolas con el ceño fruncido y los brazos en jarras
- ¡Tío Legolas! ¿Sabes lo tarde que es? - dijo Nei
- Nos han tenido que dar la cena - añadió Thali
- Lo siento... Digamos que.... me olvidé - Legolas acabó la frase un tanto avergonzado
Se le veía en una situación tan cómica que no pude más que reírme, y entonces los niños se dieron cuenta de mi presencia
- ¡Melian! - exclamaron a la vez - ¿Qué haces aquí?
- Vine con vuestro tío. Espero que no os enfadéis conmigo puesto que fue mi culpa que él se retrasase - dije en un intento por ayudar a Legolas
- Ah! En este caso no pasa nada! No te damos la culpa Melian! - dijo Nei
- ¡Muy bonito! ¿Y a mi si que me la dabais? - digo Legolas fingiéndose ofendido
- ¡No! ¡No! - se apresuraron a decir los niños - ¡No te enfades!
- No me enfado - contestó él riendo
- Bueno, yo me iré a casa, que me deben estar esperando para cenar - dije sin ánimo de interrumpir la bonita escena
- ¿No te quedas? - dijo Thali decepcionado
- No puedo, ya nos veremos mañana - dije yo
- Buenas noches, y gracias por..... vaya, por todo - dijo Legolas
- Por nada - dije yo guiñándole un ojo como gesto de complicidad, y me alejé dirigiendo mis pasos hacia mi casa
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
Nandor era un Elfo peculiar, aunque no se veía mal tipo. Prácticamente me arrastró hacia su casa para explicarme el motivo por el cual estaban todos escondidos espiando al pobre Legolas. Aunque lo que quería realmente hacer era hablar con Ungalad. Aún no comprendía lo que le había pasado cuando habíamos hablado aquella mañana. Estaba decidido a invitarla a cenar a casa, seguro que Mellyrn haría algo delicioso si había invitados, y entre los dos podíamos animar a Ungalad.
- Entonces, tu comprenderás que a su edad no es normal que vaya a todos lados acompañado por un enano, cuando tendría que ser una Elfa la que lo acompañara - Nandor seguía explicándome su punto de vista sobre el asunto de Legolas
¿A su edad? ¿Cuánto años menos que yo podía tener Legolas? No muchos... Quizá unos 100... pero no muchos. Y yo, aun siendo mayor estaba igual que él... Quizá cuando estaba en Imladris me había obsesionado demasiado con el trabajo... Quizá hubiera tenido que dejar más trabajo a Elladan y Elrohir pero yo era de esos que pensaba que si querías el trabajo bien echo debías hacerlo tu mismo. Aún así, mi hermana debía haber visto que yo no prestaba la más mínima atención a las elfas, pues en diversas ocasiones me había organizado ella misma encuentros con amigas suyas, que según ella eran "ideales para mí". No hay que decir que todas acabaron siendo un estrepitoso desastre, y en ocasiones, cuando me encontraba a dichas damas no sabía nunca que decirles y acababa siempre haciendo comentario del buen día que hacía. El problema era que yo no conocía a demasiadas Elfas, y a las que conocía tenía la impresión de que no se interesaban en absoluto por mi. Ese era el caso de Ungalad... Cuando la noche anterior, Mellyrn había sugerido que me gustaba Ungalad no pude más que reír... ¡si cada vez que la Elfa me veía se iba casi al instante!
- ¡Glorfindel! ¿Me escuchas? - Nandor me sacó de mis pensamientos
- Si, claro - mentí yo
- Entonces si quieres colaborar en la causa ya sabes, eres bien recibido - Nandor me dio unas palmadas en la espalda - Y ahora, mis deberes de padre me llaman! Eso si consigo encontrar a esos diablillos. A saber donde se han metido esta vez - y tras un suspiro el Elfo abandonó la sala
Salí de la casa de Nandor sin esperar que nadie me mostrara la salida, puesto que ya había comprendido que en aquella casa era un tanto... "especiales".
Ya me encaminaba hacia la casa, cuando no muy lejos de allí vi a Ungalad. La llamé y al instante ella se giró con una expresión en el rostro que no supe descifrar.
- Quería hablar contigo - le dije
- ¿En serio? - dijo ella sonriendo levemente
- Es que como esta mañana te has ido de aquella forma, pensé que quizá tendrías algún problema y se me ocurrió animarte un poco invitándote a cenar a mi casa. Mellyrn cocina de primera - dije yo
- Oh... no.. es que... ya solucioné el problema - dijo ella sin saber muy bien que decir
¡Ya estábamos! Allí empezaban las excusas por no venir conmigo... ¿Es que acaso tenía yo algo que ahuyentaba a las Elfas?
- Puedes venir igualmente - dije en un intento de convencerla - Nos lo pasaremos bien
- No quiero molestar - dijo ella
- No molestarás en absoluto - dije yo - Aunque si no quieres venir....
- Me encantaría - dijo ella casi en un susurro
- ¿Si? - levanté la vista no muy seguro de haber escuchado bien
- Si - acompañó su afirmativa de una ancha sonrisa
No había duda que había solucionado el problema
- Entonces ven cuando quieras. Ahora me voy para casa. ¡Te estaremos esperando! - dije yo al tiempo que iba a toda prisa hacia casa, esperando de todo corazón que Mellyrn no se enfadara por traer a una invitada avisando con tan poco tiempo....
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ruby -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*
Toda la vida viviendo entre Elfos y aún no lograba entenderlos... En especial a Ungalad. ¿Por qué decía que no le gustaba Glorfindel? ¡Si estaba clarísimo! Pero como yo no soy una hobbit pesada no insistí. Aunque luego, cuando la vi entrar en casa sonriendo como si se hubiera comido una lemba de felicidad no entendí nada. Lindórië también me miró con curiosidad, como preguntándome si yo entendía algo. Yo me encogí de hombros para darle a entender que sabía tanto como ella
- La cena estará lista pronto - dijo Lindórië
- Oh, no os molestéis, no voy a cenar en casa hoy - dijo ella mientras iba hacia su habitación cantando por lo bajo
- ¿Dónde vas a cenar? - no soy una hobbit pesada, pero si tremendamente curiosa
Entré justo tras ella y la encontré con el armario abierto de par en par
- ¿Qué me pongo, Ruby? ¡Ayúdame! - dijo ella un tanto nerviosa
- Ui... Algo me dice que vas a cenar con Glorfindel... - dije yo con una sonrisa maliciosa
- No sólo con él, también estará su hermana - dijo ella - Y no es por eso que me arreglo, sólo quiero causar buena impresión
- Ya... - no me creía ni palabra
- Ruby... - dijo ella a modo de aviso
- Está bien! No me volveré a meter en tus asuntos - dije mientras iba hacía la puerta
- Es lo mejor que puedes hacer, ya tienes suficientes con los tuyos con Frodo - dijo ella
La miré al instante con una mirada asesina. Pero ella estaba intentando escoger entre un vestido azul y otro blanco mirándose delante del espejo. Me marché sin decir nada más. ¿Qué sabía ella de mis asuntos con Frodo? Sólo sentía curiosidad por él, y ahora que lo había conocido ya no me oirían hablar más de él... Aunque era muy guapo. Y sin poder evitarlo una sonrisa se me formó en el rostro.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*
- La verdad Nandor, no entiendo porqué tuviste que intervenir en el asunto - Laurelyn estaba acabando de limpiar los platos de la cena
- Me preocupa su felicidad - dije yo al tiempo que secaba un plato con un trapo, mientras me apoyaba en una de las paredes de la cocina
- Legolas ya es lo bastante mayor para saber con que Elfas quiere ir - dijo ella
Siempre había tenido muy en cuenta la opinión de Laurelyn, pero esa vez estaba totalmente convencido que se equivocaba... ¡Si no ayudaba a Legolas jamás se daría cuanta de que Melian estaba echa para él! Laurelyn se me acercó y me quitó el plato de las manos
- Creo que ya lo has secado bastante - dijo arrugando la nariz - La verdad, si cuando te pido que me ayudes te limitas a secar un solo plato, no vale la pena
- Es que quiero que quede bien - dije yo como excusa
- Te he oído excusas mejores - dijo Laurelyn sonriendo. Me conocía demasiado bien
Fuimos hacia el salón, donde estaban los niños con Gimli, sentados en el suelo. Estaban construyendo algo. Legolas estaba apoyado en una de las ventanas mirando a fuera.
- ¡Mira papá! ¡Estamos construyendo las Cavernas Centelleantes con Gimli! - dijeron los niños a la vez
- Ya veo. Que bonito! - dije sonriendo - ¿Pero de donde habéis sacado todo esto? - señalé con un movimiento de cabeza todas las cosas que tenían esparcidas por el suelo
- Gimli las trajo - dijo Nei
No dije nada más. Si había algo que había aprendido de mi corta relación con Gimli, es nunca preguntar de donde han sacado sus pertenencias. Lo sabía por propia experiencia: Había cometido el error de preguntarle al Enano de donde había sacado una cota de malla que le vi guardando el día que llegó y entonces empezó a explicarme casi toda la historia de su familia, de su viejo primo Balin fallecido, de una expedición en que él había tomado parte y no sé cuantas cosas más. Así que antes que el Enano pudiera contarme algo me fui junto a Legolas
- ¿Qué hay de interesante allí fuera? - le pregunté
- ¿Esa es la luz de la lámpara de plata de la Mindon Eldaliéva? - me preguntó él sin responder a mi pregunta
- Supongo... - nunca me había parado a pensar en si esa luz era de la torre
- Hoy he estado allí - dijo él
- ¿Y que te ha parecido? - di por supuesto que había sido Frodo quien le había mostrado la torre
- Preciosa... - respondió Legolas
Quizá fuera mi imaginación, pero Legolas cada día se comportaba de forma más rara... Era obvio que necesitaba a una Elfa urgentemente!
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Bueno, después de algún tiempo, al fin pude encontrar un tiempecito para escribir el capítulo 4... (ya iba siendo hora) Espero que les haya gustado ¡y que dejen reviews! Me hacen inmensamente feliz
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