Capítulo 11 .-



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*

Mi aburrimiento tuvo que llegar a extremos insospechados para que me decidiera a ir a ayudar a Gimli a decorar no sé que escenario para esas fiestas que se celebran cada año. Lo que yo me pregunto es, si los personajes importantes como la Dama Galadriel o Gandalf son lo suficientemente buenos para organizar este tipo de fiestas, ¿por qué no lo son también para llevarlas a la práctica? No, claro, eso siempre lo tienen que hacer algún pobre Elfo de Tirion al que pillan en mal momento al preguntarle si quiere ayudar, o sea, yo. Y a eso se le añadió también las insistencias de Laurelyn, con su argumento que yo era uno de los que dibujaba mejor de todo Tirion.

En resumen, que sin saber muy bien como, acabé aceptando de ir a dibujar los dichosos decorados, y junto con Gimli que me acompañó para que no me sintiera tan solo nos dirigimos a una de las casas principales de Tirion donde se tenía que instalar el escenario para que los Elfos a los que se les daba bien la interpretación pudieran hacer su actuación.

A la mayoría de Elfos que vi al entrar los conocía de vista, pero conseguí distinguir a Glorfindel entre toda la multitud. Estaba con Frodo.

- ¿A vosotros también os han engañado para venir aquí a trabajar? - les dije a modo de saludo

- Yo he venido voluntariamente, pero me ha constado convencer a Glorfindel - explicó Frodo

- Es que la verdad no me apetecía nada... Pero claro, mi hermana también venía y me ha empezado a hacer esa clase de chantaje emocional que tan bien se le da - explicó nombrado

- Eh tranquilo, aquí somos dos que venimos sin ganas - le dije, pero luego hice una pausa - ¿Qué es el chantaje emocional?

- Ya sabes, todo eso de que donde tengo la dignidad, que si ella iba a venir a ayudar y el hombre de la casa que se supone que soy yo se quedaba haciendo el vago tirado en la cama la gente empezaría a hablar... - explicó con todo resignado Glorfindel - Se supone que al venir a Tirion iban a dejar que descansara, que bastante había echo yo ya mientras vivía en Imladris... Pero viviendo con mi hermana me lo tenía que haber imaginado....

- Y luego dicen que los Elfos son trabajadores... - murmuró Gimli a mi lado

- Si llevaras más de 4000 años trabajando se te pasarían las ganas, créeme - le dijo Glorfindel con una sonrisa

- ¡Glorfindel! ¡Vamos ven aquí! ¡Tu tienes que dibujar! ¿Quieres dejar de hacer el vago? - una elfa de rubia melena rizada le llamó

- ¿Déjame respirar quieres Mellyrn? ¡Ya voy! - se volvió hacia mi con una mueca - Esa es mi hermana.

- Yo también he venido aquí a dibujar - le puse una mano en el hombro en señal de camaradería - Te voy a ayudar, tranquilo. ¿Qué hay que dibujar?

- De momento pasar este grabado de los Valar a la madera - Glorfindel me mostró un complicado grabado donde se podían ver a los 14 dioses.

Solté un bufido de exasperación y vi que Glorfindel compartía plenamente mi opinión : había trabajo para horas...

* * *

Estiré los brazos con pereza. Maldije el maldito dibujo de los Valar por enésima vez en los últimos minutos. Les tenía toda clase de respeto, pero ya me estaban hartando. Me eché hacía atrás para mirar como me había quedado la cara de Ulmo, dios de las aguas. "Tiene pinta de estar aburrido" pensé. ¿Qué debía estar pensado el gran dios en ese momento? No pude evitar que el aburrimiento me jugara una mala pasada y antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo ya me encontraba dibujándole un globo de pensamiento.

Al rato oí que Glorfindel se empezaba a reír a mi lado mirando mi dibujo.

- ¿Te gusta? - le pregunté

- ¿Tu crees que el viejo Ulmo en verdad pensaba en eso? - dijo él aparentemente muy divertido.

- Seguro. - dije yo con una amplia sonrisa - Además es mucho más divertido hacer los dibujos así. ¿Porqué no lo pruebas?

Glorfindel examinó el dibujo incompleto de Elbereth en el que estaba trabajando, se quedó pensativo unos momentos y luego una sonrisa traviesa se le dibujó en los labios.

Me acerqué para ver que estaba dibujando y empecé a reírme con él. Al fin y al cabo quizá tampoco fuera tan aburrido dibujar a los Valar.



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-

No se podía negar que Nandor había tenido una idea divertida. Al menos el trabajo que hacíamos no se hacía tan monótono entre risas. Hasta acabamos antes de lo que mi hermana se había esperado, pues cuando le dijimos que ya habíamos terminado puso cara de sorprendida.

- ¿A ver? - hizo un gesto con la mano queriendo retirar la tela que cubría ahora el dibujo

- ¡No! - los dos exclamamos a la vez

Mellyrn nos miró con los ojos abiertos, como esperando una explicación por esa reacción tan rara

- No se puede ver nuestra gran obra maestra hasta el día de la fiesta - dijo Nandor

Yo tuve que hacer enormes esfuerzos para evitar reírme. Esperaba con impaciencia poder ver la reacción de todos los Elfos al ver el peculiar dibujo que habíamos echo entre yo y Nandor. Sería divertido.

- ¿Hay algo más que podamos hacer? - pregunté. Ahora ya me había animado. Trabajar con Nandor resultaba divertido.

- Bueno, hay que pintar esos dos siluetas de árboles, una dorada y una plateada en imagen a los árboles que brillaban antaño en Valinor. - dijo ella

- Perfecto. Vamos Nandor - nos acercamos a los dos árboles tallados en madera que tenían que ser pintados. En el suelo había dos recipientes con la pintura correspondiente.

Yo cogí la plateada, mientras que Nandor se encargó de la dorada. Y empezamos con la tarea. Amenizamos el rato hablando, puesto que con los árboles sabíamos que no se tenía que jugar. El recuerdo de los años pasados y de la maldad de Morgoth aún restaba en el corazón de muchos.

- ¿Cómo le debe ir todo a Legolas por el Bosque Negro?

- Seguro que fantásticamente - Nandor me guiñó un ojo en signo de complicidad - Ya sabes, cuando uno está en buena compañía...

- Es verdad - dije sonriendo - Además hacen muy buena pareja. ¿Crees que ya volverán arreglados?

- No sé, depende de si Legolas está por la labor o no. Siempre ha sido muy lento en estas cosas. Ya ves la edad que tiene y sigue solo

- Bueno... Yo tengo más años que él y también estoy solo... - bajé la vista

- ¡Ei pero según parece las cosas no te van del todo mal! - Nandor me dio una palmada en la espalda

Y en seguida supe a que se refería.

- Hola Glorfindel, ¿tu también por aquí? - dijo una voz dulce a mi espalda

- Hola Ungalad - dije sonriendo al tiempo que me levantaba para verla - Ya lo ves, a mi también me han convencido para venir a ayudar

- Yo voy a ayudar a tu hermana con los adornos de flores en lo alto de las paredes. Ya hablaremos luego que me llama - Ungalad se alejó con paso ligero hacia donde estaba mi hermana y yo volví a mi trabajo junto a Nandor

- Y luego te quejarás... - dijo él en tono burlón

Yo le sonreí pero no dije nada. Nandor podía ser alocado, pero era muy buen observador. A partir de ese momento no trabajé tanto, pues muy a menudo desviaba la vista para ver que hacía Ungalad, sin que llegara a poder explicarme esa necesidad.



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ungalad -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-

No entendía como había acabado aceptando a lo que Ruby me había dicho : Necesitaban a gente para empezar a preparar las cosas para las fiestas anuales de Tirion y mi pequeña amiga me había convencido para que fuera.

Pero al entrar por la puerta me alegré al momento de haberme dejado convencer. Lo primero que vi fue a Glorfindel sentado en el suelo pintando algo que no conseguía distinguir de color plateado.

Lo había ido a saludar, y ahora me encontraba subida a una silla intentando llegar al sitio adecuado para colgar una guirnalda de flores

- Sólo un poco más arriba Ungalad - me dijo Mellyrn

Me puse de puntillas para poder llegar donde estaba, pero un pie me resbaló, la silla se tambaleó y yo no encontré ningún sitio donde agarrarme. Cerré los ojos esperando el golpe, pero este no llegó. Al abrirlos me encontré con los de Glorfindel a una distancia desconcertantemente corta. Me había evitado la caída.

- Gracias... - dije con un hilo de voz

- De nada, has tenido suerte que pasaba por aquí para ir a limpiar el pincel - dijo él sonriendo

Lo miré y entonces vi que tenía la nariz manchada de pintura plateada. Pensé que estaba encantador. Empecé a reírme

- ¿Qué pasa? - se cruzó de brazos y así también pude ver que el trozo de brazo que le asomaba por debajo de las mangas dobladas de su camisa los tenía manchados también

- ¿Tu pintas la madera o a ti mismo? - le pregunté entre risas

- Es que me he salpicado sin querer con la pintura - explicó él con una sonrisa

- Pues esta ropa te la vas a lavar tu. Eres un desastre - la voz crítica de Mellyrn sonó cerca

- ¡Oh vamos! ¡Si has sido tu la que me ha obligado a venir aquí! ¡Si por mi fuera ni siquiera hubiera cogido un pincel! - exclamó Glorfindel defendiéndose

- Sabes que no me das pena. Si quieres tener limpia esta ropa que llevas algún otro día ya sabes lo que te toca - la Elfa volvió a subir a la silla para acabar de colgar las flores.

Glorfindel me dirigió una mueca de fastidio, a la que yo respondí con una mirada tranquilizadora, y luego yo volví a mi trabajo y él al suyo, pero durante todo el día estuve ya mucho más feliz... La sensación de haber estado entre los brazos de Glorfindel no la olvidaría fácilmente.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-

Al fin y al cabo eso de la carpintería no se me daba del todo mal. Aunque claro, Gimli, con quien estaba trabajando yo en ese momento era mejor. Teníamos que construir un buen escenario para que los Elfos que se animaran pudieran hacer el payaso un rato.

Era cierto que a los Enanos todo eso de construir cosas se les daba genial, no había más que ver las Minas de Moria, o según Legolas, esas Cavernas Centelleantes de Rohan. Por eso no era extraño que a Gimli no le supusiera un problema construir un pequeño escenario.

- Estos Elfos no saben hacer nada sin ayuda. Para poner cuatro maderas bien puestas ya se veían perdidos. - dijo Gimli riéndose

- No creo que tampoco haya para tanto - le dije sonriendo. En ese momento vi que Ruby entraba acompañada de Ungalad

La saludé y le hice un gesto para que se acercara.

- Hacia tiempo que no te veía. ¿Dónde te habías metido? - le pregunté

- Pues me puse enferma. Parece que como los virus no pueden atacar a los Elfos nos atacan a nosotros - dijo ella con una sonrisa

- O quizás sea el aire de mar, al menos yo aun no he terminado de acostumbrarme a él. ¿Has venido a ayudar tu también?

- Pues si, he conseguido convencer a Ungalad y hemos venido las dos

- Yo también. Es que no tenía nada mejor que hacer. Como Melian se ha ido...

- Ya claro... ¿Y si ella se va no tienes otros amigos con los que hacer cosas? - me sorprendí de notar un cierto aire de fastidio en su voz

- Bien cierto señorita, como si no quedáramos nosotros aquí, o Glorfindel - Gimli intervino en la conversación

- Me parece que no nos han presentado. Yo soy Ruby - la hobbit alargó una mano hacia Gimli

- Gimli hijo de Glóin a su servicio señorita

- ¡Gimli! - exclamó ella. Yo suspiré, ahora empezaría la ronda de preguntas de rigor de Ruby, tal y como hacía con cada miembro de la Comunidad que se encontraba. Pensé que era una suerte que no hubiese conocido a Pippin, pues a él le encantaba hacerse el héroe y se podían haber pasado miles de horas hablando con esa hobbit tan parlanchina.

Mientras oía la conversación de fondo de Ruby y Gimli dejé volar mi mente hacia las lejanas tierras de la Comarca. Me hubiese gustado saber como estaban Merry y Pippin, y si Sam tenía unos hijos bien sanos y fuertes. Me hubiese gustado también pasear de nuevo por los campos de la Comarca y ver Bolsón Cerrado por última vez... Añoraba la cerveza de la Cuaderna del Norte, y el barullo habitual de la posada del Dragón Verde.... La hierba de la Cuaderna del Sur, y salir por la mañana, cuando el sol empezaba a calentar, a fumar tranquilamente la pipa en la puerta de Bolsón Cerrado mientras los Hobbits a los que conocía pasaban y me saludaban cordialmente... Hubiera dado cualquier cosa por volver ni que fuera un solo día a Hobbiton...

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ruby -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*

Frodo se veía pensativo... Y hubiera dado cualquier cosa por saber en que estaba pensando. Recé para que no fuera en esa Elfa morena del mercado....

- Frodo, estás muy callado - dije al tiempo que le tocaba el hombro

Él pareció despertar como de un sueño : - Sólo estaba recordando mi hogar... A veces lo echo de menos

- Yo siempre tuve la esperanza de visitar la Comarca algún día, pero ahora ya no podrá ser - dije yo

- Pero Legolas ha vuelto... Quizá yo también podría...

- Él ha ido pero con la seguridad que volverá, irse otra vez allí para quedarse a vivir no creo que sea posible - le comenté yo

- Lo sé... - dijo él con un suspiro que pareció de abatimiento.

Me esforcé para pensar en otro tema del que hablar. No quería ver a Frodo triste..

- Pero Legolas no se ha ido solo ¿verdad? Se ha ido con esa Elfa amiga tuya... ¿Es que están prometidos o algo? - decidida a no desaprovechar la oportunidad de saber la opinión de Frodo de todo aquel asunto me decidí a abordar el tema

- Prometidos no... Pero está claro que se gustan, o sea que no creo que tarden mucho... A lo mejor cuando vuelvan ya lo estarán. Quien sabe - para mi sorpresa vi que Frodo sonreía maliciosamente al decir esto. Ahora si que las cosas no me concordaban... ¿A él no le importaba?

- Pero... creí que a ti Melian... vaya... que... - lo quería comprobar pero no me atrevía a formular la pregunta

- ¿Qué a mi me gusta Melian? - Frodo se empezó a reír - ¿Cómo se te ha ocurrido semejante tontería? ¿Un hobbit enamorado de una Elfa? Es la tontería más grande que he oído en la vida. Con Melian somos buenos amigos, pero ya está. Ella nunca se fijaría en un hobbit teniendo a tantos Elfos apuestos a su alrededor, y por eso ya ni me planteo el echo de que me pueda permitir de que me guste

Un alivio infinito se me instaló en el estomago... ¡A Frodo no le gustaba esa Elfa! Al fin y al cabo no se la veía tan mala... Parecía simpática. Cuando volviera me encargaría de conocerla. Si era amiga de Frodo, también sería mi amiga. Además, tratar con Elfas siempre me había gustado.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-

Tocaron a la puerta. Al abrir me di cuenta de que era una Elfa de largos melena rubia y rizada. Llevaba un paquete en sus manos.

- Su alteza le hace llegar esto - dijo ella con una reverencia

- ¿Legolas? - pregunté yo confusa

- Oh no, su majestad el rey Thranduil - dijo la Elfa dándole el paquete que llevaba con ella

- ¿Qué es? - pregunté

- No lo sé. Buenos días dama Melian - ella se retiró con otra reverencia, y yo entré de nuevo a mi habitación para ver que había en el paquete

Resultó ser el vestido más precioso que había visto en toda mi vida. De tonos dorados y bordados negros. Lo miré con los ojos muy abiertos... ¿Por qué el padre de Legolas me había mandado un vestido?

Supuse que debía ser para la ceremonia que se celebraría más tarde ese mismo día. ¿Lo debía tomar como una indirecta de que no me creían capaz de vestir lo suficientemente elegante como para presentarme a una boda de tales magnitudes...

Me coloqué delante del espejo con el vestido sujeto a la altura de mis hombros. La verdad es que era el más elegante que había visto jamás. De manga larga, que se ensanchaba a medida que llegaba al final de la manga, de escote redondo ribeteado con hilo dorado y de falta ni estrecha ni ancha, a la medida perfecta. Había visto vestidos semejantes en las princesas de los cuentos que mamá me leía de pequeña...

Legolas me había dicho que era una boda importante, pero ahora sentía como si yo sobrara en ella...

Tocaron de nuevo a la puerta, sin darme tiempo a salir de mi asombro. Era otra Elfa la que me esperaba al otro lado, pero esta vez venía con una caja de madera, con relieves de hojas.

- Vengo a ayudarla a alistarse para la boda - dijo ella en un tono que me pareció excesivamente educado

Definitivamente no me creían capaz de arreglármelas por mi misma...

* * *

"No soy yo" fue lo primero que se me pasó por la cabeza en mirarme al espejo en cuanto Sárie, la elfa que me había estado ayudando, hubo acabado de aplicarme aguas perfumadas en el pelo.

Ese peinado complicado con adornos que semejaban a diminutas flores doradas no eran en absoluto de mi estilo, y me hacían ver rara, y por no decir nada del vestido.

- Venga, tiene que ir a donde se celebrará la ceremonia - me indicó Sárie

- Pero... ¿No tengo que ir con Legolas? - pregunté confusa - Nunca en mi vida había estado en bodas de personajes importantes ni había sido la pareja de un príncipe, por lo que ignoraba lo que tenía que hacer exactamente.

- No, el príncipe Legolas se presentará después con su majestad el rey Thranduil

La seguí sin decir nada más hasta un salón llenos de Elfos; a decir verdad, eran los Elfos más elegantes que jamás había visto. Todos me miraron al mismo tiempo, y yo sentí que mis mejillas ardían de la vergüenza que sentí. Algunos empezaron a murmurar cosas mientras seguían mis pasos con la mirada. Me senté cuidadosamente en una silla de primera fila tal y como Sárie me había indicado antes de dejarme en la puerta de la habitación y intenté mirar fijamente al frente. Pero los murmullos a mi espalda no cesaban y empecé a ponerme muy nerviosa.

- Perdone señorita... - una Elfa de vestido morado y cabellos castaños se dirigió a mi - Estos son los asientos reservados al príncipe y su acompañante y al rey. Va a tener que sentarse en otro sitio.

- Ya, es que... verá... Yo soy la acompañante del príncipe... - dije en mi tono más educado

- ¿De verdad? No te había visto nunca por aquí muchacha. - dijo ella perdiendo su tono educado

- No es extraño, puesto que soy de Tirion - le respondí intentando hacer caso omiso de la mirada desconfiada que me dirigía esa Elfa

- Su majestad el rey Thranduil y su hijo el príncipe Legolas - un soldado anunció desde la puerta. Yo suspiré aliviada, pues cuando Legolas estuviera sentado a mi lado se habrían terminado los problemas.

Vi que todo el mundo se levantaba, y yo hice lo mismo, pero entonces me quedé de piedra al ver a Legolas. Iba tan elegantemente vestido, de negro y dorado, con una capa roja que casi no le reconocí. Parecía totalmente diferente al Elfo que yo había conocido ese día en el mercado... Ahora hacía honor a su título de príncipe.

Legolas avanzó hasta donde yo estaba, pero ni así llegué a reaccionar...



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*

Llegué junto a Melian, pero ella no dijo nada, parecía como en trance o algo así. Por eso tuve tiempo de observarla bien: el vestido que mi padre me había dicho que le había echo mandar le quedaba a la perfección, y lucía más hermosa que nunca.

- ¿Has tenido que esperarte mucho? - le pregunté

- No, acababa de llegar - respondió ella que pareció salir de su ensimismamiento - Aunque una Elfa casi me echa de aquí al no querer creerme cuando le dije que era tu acompañante

- ¿En serio? ¿Quién ha sido?

- Esa del vestido morado, la que está justo allí - señalé disimuladamente con el dedo a la Elfa que ahora nos miraba con el ceño fruncido

- Ah si... Era de suponer... Es mi tía - a Legolas tampoco parecía caerle muy bien esa mujer

- ¿La hermana de tu padre o de tu madre?

- Ninguna de las dos. Se casó con el hermano de mi madre... A ella nunca le gustó mamá... Y se alegró cuando murió... - Legolas la miró desafiante a través de la multitud

Le puse una mano en el brazo como queriendo decir que le comprendía, pero no le pregunté nada más, si él tenía la necesidad de hablar ya me lo contaría.

En ese momento los novios se adelantaron delante de todos los presentes, junto con el padre del novio y la madre de la novia que juntaron sus manos. Ya me sabía todo el ritual nupcial de memoria, y me aburría bastante, pero vi que Melian, a mi lado, lo miraba todo con gran interés, y por eso me abstuve de hacer ninguna clase de comentario.

Los padres prosiguieron a la bendición de la pareja, con la oración solemne que pocas veces se tenía ocasión de oír.

Entonces tuve ocasión de observar la Elfa con la que estaba a punto de casarse Ethuil, mi primo. Era bonita, no se podía negar, pero tenía algo que no acababa de gustarme... Quizá se veía un tanto demasiado presumida y remilgada...

Ethuil y su prometida se devolvieron los anillos de plata con los que se habían comprometido y se intercambiaron otros, pero esta vez de oro, que se colocaron en el dedo índice de la mano derecha.

Ya estaba, sin vuelta atrás. Ya estaban casados. Todos los Elfos presentes nos levantamos de pie en silencio para dar nuestra aprobación a la boda.

Suspiré aliviado, pues la parte más aburrida ya estaba pasada. Ahora solo quedaba la cena y el baile, y luego podríamos regresar a Tirion, justo a tiempo para las fiestas.

Quizá pareciera raro, pero tenía ganas de volver allí, y me sorprendí aún más de considerarlo mi hogar...

* * *

Bueno, estos dos días de gripe en que me he quedado en casa han estado bien aprovechados ¿eh? Ya os dije que este capitulo seria más largo ^-^ Espero que os haya gustado!

¿Se nota que me he estado informando acerca de las bodas elficas? No ¿verdad? XDDD

En fin, espero que dejéis algún que otro review que me dan ánimos para continuar!!!!

* * *