Capítulo 12 .-

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Solté un sonoro bostezo al tiempo que apoyaba mis manos en la mesa de la taberna. Glorfindel que estaba a mi lado me miró con una sonrisa.

- Te diviertes ¿eh? – dijo él

- No lo puedo evitar. Creí que no notaría tanto el echo de que no nos necesiten más allí – dije refiriéndome al echo que la hermana de Glorfindel había dicho que no había nada más que pintar ni dibujar, y casi nos había echado. Quizás fuera porqué terminamos congregando un grupo de Elfos de Tirion a nuestro alrededor contándoles cosas de la Guerra del Anillo, y les impedíamos trabajar

- Ya lo ves, mi hermana tiene poco sentido del humor por no decir ninguno... Su mente es solo trabajar y trabajar – explicó él encogiéndose de hombros – Por cierto, ¿no tenía que volver Legolas ya hace tres días?

- Eso dijo, pero quien sabe, quizá ya se ha casado con Melian y han tenido un par de hijos con lo lanzado que es él – dije con tono burlón

- Ahora en serio... Quizá le haya pasado algo... Ya sabes que su hogar nunca fue conocido por su seguridad.

- Estás hablando del mejor arquero de Eryn Lasgalen. ¿Qué quieres que le haya pasado? – dije yo – Supongo que se habrá quedado un par de días más vagueando por ahí, porqué sabe que aquí hay trabajo con eso de las fiestas.

- Creo que estás hablando de lo que harías tu. Legolas siempre ha sido trabajador – apuntó Glorfindel

- Ja! A otro que ha engañado ya... ¿Sabes? Legolas quiere dar una imagen de elfo bueno a la gente que conoce por primera vez que muchos se creen... ¿Seguro que no hay nada más que hacer? Me aburro como una ostra

Glorfindel me miró sonriendo : - No te creía tan trabajador. Creo que mi hermana nos sacará a fuera de golpe si nos ve volver por allí. Aunque puedes buscarte otra cosa por hacer

- ¿Cómo que? Tirion es aburrido, nunca hay nada interesante por hacer – puse la mejor cara de víctima que supe poner

- ¿No tienes a un par de niños para educar?

- Los niños se educan solos. Es lo que hice yo, y mira, no me ha ido nada mal – dije al tiempo que pensaba en lo absurdo que resultaría educar a mis hijos. Además, Laurelyn ya se encargaba de eso.

- Pues no sé que quieres hacer...

- ¡Oye! – se me iluminó el cerebro en un segundo de lucidez repentino - ¿No están esos torneos de tiro con arco?

- ¡Ah! Por supuesto. Y también creo que necesitaban gente para evaluar las tartas del concurso de tartas.

Se me iluminaron los ojos al pensar en la posibilidad de comer muchas tartas a la vez.

- ¿Y que hacemos aún aquí? ¡Venga! – le arrastré literalmente fuera de la taberna

*     *     *

La flecha fue directa al centro de la diana, y miré con una sonrisa de prepotencia a Glorfindel, cuya flecha había ido un poco más abajo.

- Te dije que no tenías nada que hacer conmigo – le dije

- Los arqueros de Bosqueverde os estáis volviendo muy creídos. Eso ha sido un golpe de suerte – dijo Glorfindel.

Yo sonreí, pues sabía de sobras que era un Elfo que nunca había sabido perder.

- ¿Quieres otra oportunidad acaso? – le dije seguro de que aceptaría

- Por supuesto, y esta vez no lo vas a...

Fue Ungalad la que al pasar impidió que Glorfindel acabara su frase. Vi como él le dedicaba un saludo con un movimiento de arco y una leve inclinación de cabeza, todo acompañado de una sonrisa.

- Vaya... Que seductor te acabas de poner... – comenté con una sonrisa burlona

- ¿De que hablas? – intentó disimular él, pero claro, yo ya le había calado.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ruby -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Vi a través de la ventana de la cocina como Frodo corría a dar la bienvenida a Melian con una gran sonrisa. Eso no me gustó, aún cuando él me había asegurado que sólo eran amigos.

De acuerdo, él me gustaba, pero no sabía que hacer al respecto, ya que tampoco parecía muy interesado en el asunto...

- Ruby... Te noto preocupada – dijo Ungalad que estaba a mi lado

- No es nada, pásame la harina que tenemos que dejar esto listo antes de esta tarde, sino no podremos participar

- ¿Crees que esta receta de Lindórië funcionará? – Ungalad repaso con cuidado el trozo de pergamino con la receta del bizcocho que intentábamos hacer para el concurso

- Por supuesto, no ves que nosotros somos dos grandes cocineras – respondí, aunque yo era la primera en dudar de eso – Por cierto, menuda manera de saludarte tiene tu amigo Glorfindel

Vi como una sonrisa soñadora se le formaba en el rostro.

- Si, es verdad... – hizo una pausa, como dándose cuenta de lo que acababa de confesar y luego añadió – Es decir... ¿de que hablas? Ha sido un saludo normal

- Si claro, todos los Elfos van saludando así, no hay más que salir a la calle... – me encantaba hacer que Ungalad se sonrojara

- Bueno, ¿y tu con Frodo que? – dijo ella cambiando de tema descaradamente y haciéndome quedar en un apuro esta vez

Empecé a pelar una manzana y desvié la vista de nuevo hacia la ventana. No había ni rastro de Frodo ni de Melian.

- Voy a desistir, porqué él no está interesado

- ¿Cómo vas a rendirte si ni siquiera has empezado? Dime, ¿has hecho algo para demostrarle que te gusta?

Entonces caí en la cuenta... No había echo yo tampoco nada para hacerle entender que estaba interesada. ¿Y si....?

- ¿Crees que debería hacer algo? – pregunté lentamente

- ¡Claro que si! No sé, podrías invitarlo a dar una vuelta por la playa una noche de luna llena, o a ver la puesta de sol, o... – la mirada se le iluminó, y entonces supe que lo que estaba diciendo eran cosas que le gustaría haber echo con Glorfindel.

Suspiré, pero aún así me tomé muy en serio la recomendación de Ungalad.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Nos costó mucho tiempo convencer a mi hermana, que al parecer se había echo responsable de casi todo, que nos dejara participar como evaluadores de los bizcochos y tartas del concurso, pero al final, Nandor, que cuando quiere es completamente encantador y tiene un gran poder de convicción, la hizo cambiar de opinión.

Y gracias a eso nos encontrábamos delante de una larga mesa llena de numerosas delicias, todas delante de sus respectivos autores.

Frodo también estaba con nosotros, por lo que dijo "un buen hobbit nunca dejaría pasar una oportunidad como esa"

Nos sentamos en una mesa, y algunas Elfas empezaron a poner platitos con trozos de distintas tartas. Empecé a probarlos uno tras otro, a cual más delicioso. Al final me decidí por una tarta de almendras.

A mi izquierda Frodo había pedido más, pues según él aún no se había podido decidir.

Nandor aún estaba entre el de fresa y el de almendras.

- Si el de fresa es el de Laurelyn y no lo voto se me cae el pelo – dijo mirando dubitativo los trozos

- ¿Tu mujer ha participado? – le pregunté

- No lo sé – dijo él sonriendo – Lo decía para crear tensión

- Venga! No hagas más el payaso y decídete, todo están esperándote..

Al final se acabó decidiendo por la misma que yo, que precisamente fue la que ganó el concurso.

Pero cuando fueron a darle el premio a la autora de la tarta me llevé una agradable sorpresa al comprobar que era Ungalad. Me acerqué a ella en seguida

- Felicidades – le dije con una sonrisa

- Muchas gracias – me contestó ella devolviéndome la sonrisa – No sabía que estuvieras evaluando.

- Pues si, me aburría y decidimos venir con Nandor y Frodo – le expliqué, y luego añadí flojito como si fuera un secreto – Voté por la tuya

- ¿En serio creíste que era la mejor?

- Con diferencia

- Ei! – Nandor llegó de golpe y me cogió por los hombros - ¡Me han dicho que Legolas ha llegado! Tenemos que ir a averiguar lo que ha hecho para tardar tanto el muy canalla

Yo me dejé arrastrar algo sorprendido, no sin antes dedicarle un : - "Hasta luego" a Ungalad

- ¿Por qué no me has dejado más rato? – le reprimí frunciendo el ceño

- Te tienes que hacer el misterioso con ellas, para que piensen más en ti.

- Pero Elrond me dijo...

- ¿Y te crees a Elrond? Con los milenios que ha vivido tiene las ideas ya anticuadas. ¡Tu hazme caso a mi que por algo estoy casado! – Nandor me pasó el brazo por los hombros – Mira Glorfindel, me caes bien y por eso he decidido ayudarte en esto.

- ¿Ah si? – di un suspiro sin saber si eso era bueno o era malo

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Ungalad -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Le había gustado mi tarta! Aunque si hubiera sabido que Glorfindel iba a probarla me hubiera esforzado mucho más.

Vi como se alejaba con Nandor y suspiré, sintiéndome un poco ignorada, pero claro, no me podía quejar. Era un Elfo ocupado y había venido a hablarme.

Vi que Ruby a mi lado me miraba sonriente.

- Y luego te quejarás – dijo la hobbit

- No me quejo, pero ha estado muy poco – dije haciendo pucheros

- Tienes que aprender a conformarte con lo que hay. Además.. ¿No te has dado cuenta de que el otro Elfo lo ha arrastrado literalmente? No se ha ido por su propio pie

- Ya pero...

- Al menos ha venido... Frodo ni siquiera eso... – Ruby bajó la vista y entonces me sentí mal por ser tan desagradecida.

Pero entonces vi como Frodo se acercaba sonriente a mi amiga, y antes que él llegase dije a la hobbit:

- Oye voy con Lindórië que me ha pedido ayuda para una cosa – y me fui sin darle tiempo a que dijera nada.

Cuando me hube alejado un poco, me giré y los vi a los dos hablando animadamente, y me alegré.

Me paré para decidir donde iba, y entonces alguien me tocó del hombro. Me sorprendió muy gratamente que fuera de nuevo Glorfindel. Una sensación de alegría inmensa se me instaló en el estomago.

- Creí que te habías ido con Nandor – le dije con una sonrisa

- Si pero como Legolas ha vuelto los he dejado para que se cuenten los secretos...

- Por supuesto. Secretos entre amigos.. Oye... ¿Quieres que vayamos a ver que cosas más de las fiestas han puesto? – le dije nerviosa por si no aceptaba

- Te lo iba a pedir yo ahora. Vamos – me dedicó una sonrisa que hizo que las piernas me temblaran. Intenté disimularlo.

Y me fui junto a Glorfindel, mucho más feliz que antes...

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Estaba feliz. Y no sabía el motivo. Y mi felicidad había aumentado al llegar Melian de improvisto. Me estuvo contando lo bien que lo había pasado con Legolas, pero noté un tono de tristeza en su voz al tiempo que daba a entender que no había pasado nada destacable con él.

Luego me enteré que se necesitaba gente para evaluar tartas, y no pude menos que apuntarme. ¡Que excelente oportunidad para un hobbit! Allí también me encontré con Glorfindel y Nandor.

Y acabé tan feliz que cuando vi a Ruby un poco más allá me fui directo a saludarla.

- Hola – le dije con una ancha sonrisa

- ¡Hola Frodo! – me respondió ella con un tono que parecía indicar que también estaba de un excelente humor

- ¿Has participado en el concurso? Yo estuve evaluando. – le expliqué

- Si, la que ha ganado la hicimos Ungalad y yo a medias

- ¿En serio? No sabía que cocinaras tan bien

A medida que hablábamos nos fuimos alejando. Era agradable estar con esa hobbit. ¡Y además cocinaba a las mil maravillas!

Me animé a contarle todo lo que Melian me había dicho de la Comarca, puesto que cuando salieron de Bosqueverde, Legolas la llevó ahí, además de a otros sitios. Por eso se retardaron un poco en la vuelta.

Me alegró saber de Sam, Merry y Pippin, aunque aún no había tenido la ocasión de hablar personalmente con Legolas, quien de seguro podría darme muchos más detalles.

Por otra parte, me encantaba el echo del poder de escuchar que tenía Ruby. Nunca con nadie, quizá con excepción de Melian, me había sentido tan cómodo hablando.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Casi no había tenido tiempo de hacer nada desde que había llegado. Después de haber dejado a Melian en la puerta de su casa me encontré con Gimli quien me había interrogado a fondo sobre todo el viaje.

Y luego cuando iba a dar un paseo tranquilo por la playa para reflexionar acerca de todas las cosas que habían pasado a lo largo del viaje, me encontré con Nandor quien venía eufórico.

Me cogió por banda y se me llevó, sin pensar en el pobre Glorfindel quien lo venía siguiendo.

- Bien, ya puedes empezar – dijo él al tiempo que se sentaba sobre una de las rocas al borde del mar

- ¿Empezar a que? – pregunté yo sentándome a su lado y haciendo como si no hubiera entendido lo que quería, solo por ganar tiempo.

- ¡Ya lo sabes! ¿Qué pasó con Melian?

- La boda fue muy bien, una bonita ceremonia. Mi padre está bien y todo en Bosqueverde sigue en orden, gracias por preguntar – dije con sarcasmo

- Eso es de menor importancia! Te hubiera preguntado después – dijo mi mejor amigo con un suspiro

- Ya..

- Pero ¿me vas a contar lo de Melian?

- Es que no sé que quieres que te cuente! No pasó nada!

- ¿Nada de nada?

- Nada – negué con la cabeza

Aunque no era del todo cierto.... Ese día....

Mi padre se había quedado a hablar conmigo después de la cena, y Melian me había dicho que iría a dar una vuelta por los jardines. Normalmente, por las noches ambos nos dábamos una vuelta por ahí para luego ir pronto a descansar.

Ese día fue diferente.

Después del largo discurso de mi padre acerca de los modales el día de la ceremonia salí a buscarla. Ella estaba junto al estanque mirando a los peces. De pequeño siempre me había gustado estar ahí.

Me acerqué a ella.

- Que bonitos – dijo ella

- Son míos – dije sonriendo – O lo eran cuando vivía aquí. Nadie más se cuidaba de ellos.

- Pues me encantan – Melian sonrió también

Nos quedamos un rato así, sólo viéndonos en silencio, pero me empecé a poner nervioso y busqué desesperadamente algo que decir.

- ¿Quieres ver la casita que teníamos Nandor y yo de pequeños? Supongo que aún estará en pie – dije en un intento de romper el silencio que me incomodaba

- Por supuesto – aceptó ella

No tardamos mucho en llegar al árbol donde entre las ramas más altas estaba la casa de madera que el padre de Nandor había construido para nosotros

Una vez arriba me inundaron los recuerdos de muchas noches pasadas allí. Recuerdos felices, pero ninguno podía igualar al precioso momento en el que estaba.

- Parece que de pequeño no te privaban de nada – comentó ella mientras miraba a su alrededor. – Tenias de todo

- No todo... – dije sin pensar

- ¿No? – ella se giró a verme extrañada - ¿Qué te faltaba?

- Amor – estaba hablando sin pensar, pues si me hubiera dado cuenta de lo que decía, no hubiera continuado

- Ahora me dirás que no te quería tu padre – comentó ella con una sonrisa

- No me refiero a ese tipo de amor...

Ella comprendió a que me refería y me miró fijamente durante unos momentos. Pensé que quizás estábamos demasiado cerca... Solo habría echo falta un pequeño movimiento por mi parte o por su parte...

Entonces nos apartamos a la vez.

- Eras muy pequeño para esas cosas – dijo ella

- Lo sé – dije yo

- ¡Legolas! – la voz de Nandor me sacó de mis pensamientos – Te he llamado mil veces... ¿Dónde estabas ahora?

- Estaba pensando en algo que me dijo mi padre – mentí

Él debió notarlo, puesto que me conocía demasiado bien para no notar cuando yo mentía, pero no dijo nada. Yo se lo agradecí profundamente, pues no estaba preparado para contar ese episodio a nadie, aunque no sabía porqué, puesto que no había pasado nada.

- Bueno, le prometí a Laurelyn que la ayudaría con el baño de los niños. Nos vemos – Nandor me dio una palmada en la espalda que yo la interpreté como de ánimos y se marchó.

Lo miré alejarse con un suspiro. A veces era un tanto alocado y impulsivo, pero sabía en que momentos se tenía que controlar. Una sonrisa apareció en mi rostro.

Me levanté y inconscientemente mis pasos me condujeron a la Mindon Eldaliéva....

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Después de la cena salí a pasear. Se me hacía raro estar en casa después de todo.

La noche era estrellada y no hacía nada de frío. Me encaminé hacía mi lugar favorito esas noches: la Torre de Tirion.

De camino mi mente voló al viaje del que acababa de volver, pero más concretamente en la compañía.

Recordé ese día en que habíamos estado a punto de... Un escalofrío me recorrió... No podía negar lo mucho que me gustaba... Pero aún tenía miedo de que pudiera herirme como me pasó la última vez. Aunque mi hermano me había estado insistiendo que no siempre tendría que ser igual, y que para saberlo me tendría que arriesgar... ¿Pero realmente estaba dispuesta a arriesgarme?

Pero mis pasos se detuvieron automáticamente. Una silueta altamente conocida estaba de pie en la Torre, contemplando las estrellas y el mar.

Temblé ligeramente, pero empecé a andar hacía él, y me coloqué a su lado.

- Están preciosas las estrellas esta noche ¿verdad? – dije al llegar a su lado

Legolas me miró un momento antes de contestar : - Nunca las había visto tan brillantes

- Dicen los Elfos más ancianos de Tirion que cuando están así caen, y es cuando caen que puedes pedir un deseo y que Elbereth te lo concede - expliqué

Por alguna extraña razón todo eso me parecía irreal, demasiado mágico para que fuera verdad.

Y en ese momento, como si alguien hubiese dado la orden empezaron a caer miles de estrellas fugaces a una velocidad increíble.

Cerré los ojos y pedí un deseo... Que esta vez no me equivocara con Legolas. Cuando volví a abrirlos él aún estaba como ausente, pensando en algo...

- ¿Ya has pedido el deseo? – le pregunté para que no hubiera tanto silencio

- Por supuesto – dijo él abriendo los ojos

- Yo también... Y hay algo que tendría que decirte – me armé de valor y pensé en las palabras de mi hermano : "Algún día te tendrás que arriesgar a comprobar que no todos los Elfos son como aquel que te abandonó"

- Si yo también... – dijo él – Pero empieza tu

- Bien pues... Cuando estábamos en el Bosque Negro, ese día que me enseñaste la casita del árbol... Bueno... Pero en realidad yo no quería que no pasara nada... Es decir... No se si me explico...

- Shhh... No digas más...

Noté el escalofrío más dulce de toda mi vida cuando nuestros labios se encontraron.

- Si que se cumplen deprisa los deseos – dijo él con una sonrisa

- ¿Habías deseado esto?

- Había deseado reunir el valor suficiente para hacerlo. La última vez no me atreví

- ¿Tanto miedo doy? – dije con una sonrisa. En ese momento no cabía en mi de felicidad.

- Peor que un troll – dijo él siguiéndome la broma

Nos volvimos a besar y este beso ya fue más largo que el anterior...

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Bueeeeno! Esto desborda azucar por todos lados. Espero que no os habreis empachado pq aun me quedan dos parejitas por aquí ^^

Dejad reviews y decidme que tal ¿vale? ^^

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