Capítulo 17 .-
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
No sabía si eran cosas mías o había algo que no acababa de marchar bien. En los últimos días Melian había estado extrañamente distante, aunque cada vez que le había preguntado si le pasaba algo había sonreído y me había asegurado infinidad de veces que todo estaba bien.
Y me moría de ganas de preguntárselo, ese día, cuando estaba tumbada en el sofá de mi nueva casa con la cabeza apoyada en mi regazo, y mientras le acariciaba lentamente el pelo me preguntaba en que estará pensando...
- Me voy a tener que ir... - murmura ella al final sin moverse
- Es pronto... - protesto yo
- Tengo cosas que hacer, Legolas.
- Pero si hoy te han dado fiesta...
- Ya lo sé, pero tengo encargos que hacer. - dijo mientras empezaba a incorporarse
- Entonces te acompaño - me ofrecí al momento
- Ah no... Es que... Tengo ganas de estar sola un rato. No te enfades.
- ¿Sola? ¿Es que te pasa algo?
- No, todo va bien, pero las elfas a veces tenemos esas necesidades que vosotros nunca comprenderéis - ella forzó una sonrisa, pero no tenía que fingir pues yo sabía que había algo que no acababa de ir bien
- ¿Nos vemos luego? - pregunto
- Por supuesto. Luego vengo a buscarte y salimos a pasear. - ella me da un beso rápido y se va
Yo me quedé con una sensación extraña... ¿Y si no eran más que alucinaciones mías? Nunca había tratado demasiado con elfas, por lo que no sabía si eso era normal o no... La cuestión era... ¿conocía a algún elfo que hubiera tratado? A Nandor lo taché mentalmente de inmediato, a Glorfindel también, pues aunque le gustaba esa elfa seguía soltero... Mmmm... ¿Gimli? No, no, a él le podía preguntar acerca de enanas, pero no de elfas... ¿Elrond? No, no iría a molestarle por una tontería así... ¿Celeborn? Tampoco.... ¡¡¡Esto era más difícil de lo que había imaginado! Al final opté por consultar con Nandor tal y como siempre acababa haciendo.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Pocas cosas me habían parecido complicadas en mi vida, pero esta era una de ellas... Laurelyn volvía ese día y yo no sabía como decirle a Glorfindel que tenía que marcharse de nuevo con su hermana...
- Tu hermana no parece tan desagradable como decías - dije
- Eso es porqué tu no eres yo. Ayer mismo se creyó que iba bebido sólo porqué acompañaba a Súrion que lo estaba un poco...
- Ah si... Ese elfo que ahora duerme en la habitación... ¿Y porque no lo llevabas a su casa? - pregunté
- ¿Y que Ungalad hubiese creído que yo fui el culpable? No, no, ni pensarlo
- Emmmm... Y otra cosa te iba a decir... - sin saber muy bien como, empecé mi discurso
- Buenos días
Una voz me interrumpió. Yo y Glorfindel nos giramos para ver a ese elfo de pelo corto hermano de esa Elfa por la que él suspira. (Siempre he sido muy malo para los nombres...)
- Buenos días Súrion - saludó Glorfindel con una sonrisa
- Emmm... Siento todo lo de anoche... - dijo él un tanto avergonzado
- No tranquilo, eso a veces pasa - dijo Glorfindel
- Es verdad, y en esta casa sobran habitaciones - agregué yo
- Bueno, de todos modos muchas gracias... Y ahora creo que es hora de irse
- ¡Espera! Te acompañaré - se ofreció Glorfindel. Entendí porqué lo hacía de inmediato. Esa Elfa de nuevo... El mundo entero se había vuelto loco con eso de la tontería del amor... ¿O quizás era yo que de nuevo había sido diferente a todo el mundo y me había avanzado a todos? De cualquier modo decidí dejarle marchar. Ya hablaría con Laurelyn y le explicaría porqué estaba allí. Ella era muy comprensiva y seguro que lo entendería. Pero luego, solo cuando la puerta se cerró detrás de mi compañero de casa, me di cuenta... ¡Me había dejado toda la casa por limpiar a mi solo!
* * *
Legolas venía muy nervioso, se le notaba en la cara.
- Buenos días - dije sin dejar de limpiar. Si Laurelyn llegaba y veía todo aquel desorden ya podía estar buscándome un lugar donde dormir esa noche
- ¿Qué haces?
- Pues limpiar... - dije mirándole sorprendido, obviamente había algo que le preocupaba - Te veo un poco nervioso... ¿Ocurre algo?
- No, no - entonces hizo una pausa - Bueno... En realidad, si...
- Lo sabía... - dije con aires de autosuficiencia. Decidí dejar la limpieza para más tarde. - ¿Qué le pasa a esa encantadora elfa llamada Melian ahora?
- ¿Cómo sabes que es problema con ella? - dijo él. Parecía sorprendido. ¿Dónde había ido esa inteligencia que tenía?
- Porqué amigo mío, últimamente tu vida sólo se limita a ella... - le dije - Pero adelante, habla
- No sé que le pasa, ese es el problema. Se comporta raro... Apenas quiere quedar conmigo cuando se lo digo... Me oculta algo...
- Legolas, hay una forma muy simple de saber que te oculta.
- ¿Si? - dijo él levantando la vista
- Síguela
La respuesta era obvia. Al menos, era lo que yo hubiera echo si estuviera en su lugar... Aunque claro, si atendemos a lo que los demás suelen decir de mi, no siempre hago lo mejor...
- ¡Vamos Nandor! ¿Cómo quieres que la siga? ¿Cómo un vulgar espía?
- No sé... ¿Tu me has pedido opinión o no? - Legolas asintió lentamente con la cabeza - Pues bien, ahí la tienes.
- Pero...
- Seguramente - dije interrumpiéndole - no se trate de nada importante. Mira, hace tiempo que no trato con elfas, pero creo recordar que eran un tanto... extrañas. Tienen reacciones que nosotros no comprendemos y a lo mejor esta es una de esas
- ¿Pero porqué se comporta así?
- ¡Ah no! No intentes comprenderlas
Cada vez me sentía más a gusto en mi papel de aconsejador sentimental. Era divertido. Quizás podría practicar con otra gente....
- La verdad necesitaba a alguien que tuviera trato frecuente con elfas pero... Lo dejé por inútil
- Creo que te convendría ir a hablar con Glorfindel. Ha conocido a un Elfo que por lo que me han dicho quizá pueda ayudarte. Se llama Súrion.
Cuando Legolas se fue pareció que mis consejos habían servido de algo. Aunque cuando quise darme cuenta... ¡por todos los balrogs! Llegaba tarde a esperar a Laurelyn! Ya era elfo muerto....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*
Súrion parecía avergonzado de lo que había pasado anoche, aunque yo le había repetido infinidad de veces que no importaba. Aunque parecía que no todo lo malo de ese día acababa ahí. Al llegar a su casa, Ungalad no estaba, por lo que había sido una pérdida de tiempo haber acompañado a Súrion hasta ahí. Sólo estaba la pequeña sobrina de los hermanos con su padre.
- ¡Glorfindeeeeeeeeel! - me saludó con una enorme sonrisa cuando me vio
- Hola preciosa - dije yo al tiempo que le revolvía la rubia melena con la mano
- Y a tu tío ni saludarlo ¿no? - dijo Súrion haciéndose el ofendido
- No te enfades tío Súrion... - la pequeña fue de inmediato a abrazarse fuertemente al elfo. - Sabes que tu eres mi tío favorito
- ¿Será porqué no tienes otro? - el Elfo rió divertido
- ¿Me lleváis al parque? - preguntó ella
- Es que tengo cosas que hacer - respondió Súrion - ¿No está tu tía para hacer esto?
La pequeña negó con la cabeza : - Se ha ido con su amiga la que es más bajita que yo
Me dio tanta lástima la pequeña ahí haciendo pucheros porqué nadie la llevaba al parque que me ofrecí a hacerlo. Elinvië me miró con ojos agradecidos.
Una vez allí me senté tranquilamente bajo un árbol mientras ella se iba corriendo a jugar con la arena junto a otro niño elfo que estaba ahí sentado, pero pronto la tuve sentada a mi lado.
- ¿No vas a jugar? - le pregunté
- Prefiero hablar contigo - dijo ella con una amplia sonrisa.
- Bueno... Entonces cuéntame algo de tu tía - dije yo aprovechando la ocasión
- Estuve hablando antes con la tía Ungalad acerca de ti - dijo la niña
¿De mi? ¿Porqué Ungalad hablaba de mi con su sobrina?
- Ah... ¿Si?
Elinvië asintió con la cabeza : - Dijo que eras el mejor Elfo que conocía, y el más guapo
Noté que un calor se me instalaba en las mejillas y comprendí que me estaba sonrojando.
- Y también - agregó la pequeña - que tenías unos ojos muy bonitos. Pero cuando le pregunté si te quería no me respondió... Podrías preguntárselo tu, así serías mi tío Glorfindel
Yo ya no escuchaba.... ¿Ungalad había dicho todo eso de mi? ¿Qué tenía que hacer ahora?
* * *
Más tarde, cuando hube asimilado bien toda la información que la pequeña Elinvië me había proporcionado me dirigía ya hacía casa cuando vi que las antiguas forjas estaban abiertas y había alguien dentro. Al acercarme un poco pude ver que se trataba de Súrion, que con la mirada fija y muy concentrado trabajaba en algo que no podía distinguir. Llevaba las mangas de su camisa dobladas hacía arriba y su piel brillaba bajo algunas gotas de sudor.
- ¿Súrion? - pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca
Él levantó la vista desconcertado, y luego vi una expresión de contrariedad en su rostro. Parecía como si no quisiera que lo viera nadie ahí.
- Glorfindel...
- No sabía que supieras de orfebrería - dije yo un tanto sorprendido
- Bueno... Es un pasatiempo... Solo un pasatiempo...
Vi a un lado de donde él trabajaba una gema de infinitos colores, según le daba la luz era azul, verde, roja, amarilla, violeta, blanca, gris perla, negra, anaranjada.... engarzada en una montura muy trabajada de lo que parecía ser mithril.
- ¿Sabes trabajar mithril? - pregunté cada vez más asombrado
Entonces en su expresión pude ver la última reacción que esperaba: dolor, tristeza.
- Esa la hice hace tiempo ya... - Súrion bajó la vista, como si el recuerdo de algo doloroso le atormentara la mente...
- ¿Ocurre algo? - pregunté preocupándome
- Recuerdos desagradables... - dijo él sacudiendo la cabeza
- Podemos hablar si quieres
Súrion levantó la vista; en sus ojos pude ver un destello que decía claramente que aunque no respondiera, se moría de ganas de hablar de eso con alguien....
Fuimos a un sitio tranquilo donde él pudiera hablar. Lo encontramos en una de esas rocas que se internaban en el mar, donde yo me senté dispuesto a escuchar todo lo que él quisiera contarme.
- La orfebrería es algo que empecé a ejercer cuando era pequeño... Cuando yo vivía en Imladris tenía una muy buena amiga... Ella se marchó cuando ni tan siquiera tenía un siglo de edad... Yo me quedé tan solo que me refugié en la orfebrería... Pronto descubrí que podía hacer grandes cosas... ¡Y a las chicas les gustaba! Pero claro, la peor estupidez la cometí al enamorarme de la que no debía.... Al principio todo fue idílico... Le regalé esa gema que has visto ahí... La hice para ella... Y luego... Llegó un teleri, uno de esos marineros... Y la conquistó con perlas y otras cosas... Desde entonces me he encerrado en mi mundo. En cierta manera, lo de coquetear con todas es mi escudo, pues sé que eso no les gusta, y así me defiendo, así me aseguro de que ninguna se enamore de mi, y también me aseguro de no llegar a conocer a ninguna en concreto... Y esa gema la he conservado, para recordarme a mi mismo lo mal que lo pasé...
- Pero no todas son así...
- Lo sé... Pero soy cobarde y no voy a arriesgarme
- ¿Y esa amiga de la que me has hablado? ¿Crees que será así ahora?
- No he vuelto a saber jamás nada de ella. Se marchó a Bosqueverde y nunca volvió.
- ¿Bosqueverde? ¡Yo conozco al príncipe de allí! Quizá podamos encontrarla...
- Te lo agradezco Glorfindel, pero prefiero tener un buen recuerdo de ella. A lo mejor me desilusionaría
Nos estuvimos un rato en silencio, solo escuchando las olas del mar, hasta que él se levantó de golpe.
- ¡Mira que Elfas tan bonitas bañándose allí en la playa! ¡Vamos! - dijo con una sonrisa
Y después de eso no tuve oportunidad de volver a hablar del tema con él...
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Súrion -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
¿Qué mosca me había picado? ¡Le había contado todo a Glorfindel! Se lo había dicho todo! Más incluso de lo que llegué a confesar a mis hermanos... No podía ser que en tan poco tiempo hubiera cogido confianza en alguien... ¿o si? Desde esa experiencia en Imladris había evitado eso a lo que todos llamaban confianza... A decir verdad le temía... No temía ni a orcos, ni a morir en batalla, ni siquiera a los trolls o wargos... Pero si a la confianza...
Además... Le había hablado de Lindórië, mi eterna amiga. No sabía la razón, en los largos siglos que habían pasado desde que nos separamos no la había olvidado. Era como si el recuerdo se negara a abandonar su memoria... Se preguntaba si aún había la esperanza de un reencuentro...
De todos modos ahora ese no era el problema. El problema es que había confiado en alguien, y ahora no sabía a qué atenerme. Por eso principalmente me había levantado de una forma brusca para ir a ver las chicas que estaban en la playa, a parte que no podía dejar de crearme mi defensa. Lo había echado a perder con Glorfindel pero no volvería a pasarme.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Mellyrn -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Hay días en los que lo mejor hubiese sido no haber salido de casa... Ese era uno de esos días. Salí sin muchas ganas para sólo ir a comprar. La verdad es que empezaba a echar de menos a mi hermano, y no me gustaba vivir sola, pero eso, claro, no iba a confesárselo nunca.
Y entonces, cuando ya regresaba a casa lo vi... Era Nandor con una mujer y dos niños. Besaba a la mujer y los niños que eran idénticos le saltaban encima gritándole "papá". Nadie puede imaginar lo estúpida que me llegué a sentir en ese momento... No supe que hacer... ¿Qué significaba todo aquello? Si era una broma, era de muy mal gusto...
Y entonces se me ocurrió. Comiéndome todo mi orgullo fui hasta donde se hospedaba mi hermano. Él en verme con lagrimas en los ojos, cosa que no solía ocurrir se sorprendió, pero luego me abrazó de inmediato.
Un rato después, cuando él ya había recogido las cosas y había vuelto a casa conmigo, me tranquilicé. Glorfindel me había explicado todo palabra por palabra... Ahora lo entendía, las intenciones de Nandor siempre habían sido buenas, solo ayudarme y ayudarlo, y había sido yo que había empezado a ilusionarme como una boba...
De todos modos me alegraba de que todo aquello hubiera ocurrido, básicamente por dos razones: una, porqué había aprendido a que los Elfos no son una raza a la que deba estar desconectada, y dos, a que Glorfindel volviera a casa.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Bueno! Después de que mi inspiración se fuera a vivir con los monos por una temporada he conseguido terminar esto! Parecía que no lo iba a conseguir!
Dejad reviews ¿Vale? Me hacen feliz!!!!! ^o^
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-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
No sabía si eran cosas mías o había algo que no acababa de marchar bien. En los últimos días Melian había estado extrañamente distante, aunque cada vez que le había preguntado si le pasaba algo había sonreído y me había asegurado infinidad de veces que todo estaba bien.
Y me moría de ganas de preguntárselo, ese día, cuando estaba tumbada en el sofá de mi nueva casa con la cabeza apoyada en mi regazo, y mientras le acariciaba lentamente el pelo me preguntaba en que estará pensando...
- Me voy a tener que ir... - murmura ella al final sin moverse
- Es pronto... - protesto yo
- Tengo cosas que hacer, Legolas.
- Pero si hoy te han dado fiesta...
- Ya lo sé, pero tengo encargos que hacer. - dijo mientras empezaba a incorporarse
- Entonces te acompaño - me ofrecí al momento
- Ah no... Es que... Tengo ganas de estar sola un rato. No te enfades.
- ¿Sola? ¿Es que te pasa algo?
- No, todo va bien, pero las elfas a veces tenemos esas necesidades que vosotros nunca comprenderéis - ella forzó una sonrisa, pero no tenía que fingir pues yo sabía que había algo que no acababa de ir bien
- ¿Nos vemos luego? - pregunto
- Por supuesto. Luego vengo a buscarte y salimos a pasear. - ella me da un beso rápido y se va
Yo me quedé con una sensación extraña... ¿Y si no eran más que alucinaciones mías? Nunca había tratado demasiado con elfas, por lo que no sabía si eso era normal o no... La cuestión era... ¿conocía a algún elfo que hubiera tratado? A Nandor lo taché mentalmente de inmediato, a Glorfindel también, pues aunque le gustaba esa elfa seguía soltero... Mmmm... ¿Gimli? No, no, a él le podía preguntar acerca de enanas, pero no de elfas... ¿Elrond? No, no iría a molestarle por una tontería así... ¿Celeborn? Tampoco.... ¡¡¡Esto era más difícil de lo que había imaginado! Al final opté por consultar con Nandor tal y como siempre acababa haciendo.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Pocas cosas me habían parecido complicadas en mi vida, pero esta era una de ellas... Laurelyn volvía ese día y yo no sabía como decirle a Glorfindel que tenía que marcharse de nuevo con su hermana...
- Tu hermana no parece tan desagradable como decías - dije
- Eso es porqué tu no eres yo. Ayer mismo se creyó que iba bebido sólo porqué acompañaba a Súrion que lo estaba un poco...
- Ah si... Ese elfo que ahora duerme en la habitación... ¿Y porque no lo llevabas a su casa? - pregunté
- ¿Y que Ungalad hubiese creído que yo fui el culpable? No, no, ni pensarlo
- Emmmm... Y otra cosa te iba a decir... - sin saber muy bien como, empecé mi discurso
- Buenos días
Una voz me interrumpió. Yo y Glorfindel nos giramos para ver a ese elfo de pelo corto hermano de esa Elfa por la que él suspira. (Siempre he sido muy malo para los nombres...)
- Buenos días Súrion - saludó Glorfindel con una sonrisa
- Emmm... Siento todo lo de anoche... - dijo él un tanto avergonzado
- No tranquilo, eso a veces pasa - dijo Glorfindel
- Es verdad, y en esta casa sobran habitaciones - agregué yo
- Bueno, de todos modos muchas gracias... Y ahora creo que es hora de irse
- ¡Espera! Te acompañaré - se ofreció Glorfindel. Entendí porqué lo hacía de inmediato. Esa Elfa de nuevo... El mundo entero se había vuelto loco con eso de la tontería del amor... ¿O quizás era yo que de nuevo había sido diferente a todo el mundo y me había avanzado a todos? De cualquier modo decidí dejarle marchar. Ya hablaría con Laurelyn y le explicaría porqué estaba allí. Ella era muy comprensiva y seguro que lo entendería. Pero luego, solo cuando la puerta se cerró detrás de mi compañero de casa, me di cuenta... ¡Me había dejado toda la casa por limpiar a mi solo!
* * *
Legolas venía muy nervioso, se le notaba en la cara.
- Buenos días - dije sin dejar de limpiar. Si Laurelyn llegaba y veía todo aquel desorden ya podía estar buscándome un lugar donde dormir esa noche
- ¿Qué haces?
- Pues limpiar... - dije mirándole sorprendido, obviamente había algo que le preocupaba - Te veo un poco nervioso... ¿Ocurre algo?
- No, no - entonces hizo una pausa - Bueno... En realidad, si...
- Lo sabía... - dije con aires de autosuficiencia. Decidí dejar la limpieza para más tarde. - ¿Qué le pasa a esa encantadora elfa llamada Melian ahora?
- ¿Cómo sabes que es problema con ella? - dijo él. Parecía sorprendido. ¿Dónde había ido esa inteligencia que tenía?
- Porqué amigo mío, últimamente tu vida sólo se limita a ella... - le dije - Pero adelante, habla
- No sé que le pasa, ese es el problema. Se comporta raro... Apenas quiere quedar conmigo cuando se lo digo... Me oculta algo...
- Legolas, hay una forma muy simple de saber que te oculta.
- ¿Si? - dijo él levantando la vista
- Síguela
La respuesta era obvia. Al menos, era lo que yo hubiera echo si estuviera en su lugar... Aunque claro, si atendemos a lo que los demás suelen decir de mi, no siempre hago lo mejor...
- ¡Vamos Nandor! ¿Cómo quieres que la siga? ¿Cómo un vulgar espía?
- No sé... ¿Tu me has pedido opinión o no? - Legolas asintió lentamente con la cabeza - Pues bien, ahí la tienes.
- Pero...
- Seguramente - dije interrumpiéndole - no se trate de nada importante. Mira, hace tiempo que no trato con elfas, pero creo recordar que eran un tanto... extrañas. Tienen reacciones que nosotros no comprendemos y a lo mejor esta es una de esas
- ¿Pero porqué se comporta así?
- ¡Ah no! No intentes comprenderlas
Cada vez me sentía más a gusto en mi papel de aconsejador sentimental. Era divertido. Quizás podría practicar con otra gente....
- La verdad necesitaba a alguien que tuviera trato frecuente con elfas pero... Lo dejé por inútil
- Creo que te convendría ir a hablar con Glorfindel. Ha conocido a un Elfo que por lo que me han dicho quizá pueda ayudarte. Se llama Súrion.
Cuando Legolas se fue pareció que mis consejos habían servido de algo. Aunque cuando quise darme cuenta... ¡por todos los balrogs! Llegaba tarde a esperar a Laurelyn! Ya era elfo muerto....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*
Súrion parecía avergonzado de lo que había pasado anoche, aunque yo le había repetido infinidad de veces que no importaba. Aunque parecía que no todo lo malo de ese día acababa ahí. Al llegar a su casa, Ungalad no estaba, por lo que había sido una pérdida de tiempo haber acompañado a Súrion hasta ahí. Sólo estaba la pequeña sobrina de los hermanos con su padre.
- ¡Glorfindeeeeeeeeel! - me saludó con una enorme sonrisa cuando me vio
- Hola preciosa - dije yo al tiempo que le revolvía la rubia melena con la mano
- Y a tu tío ni saludarlo ¿no? - dijo Súrion haciéndose el ofendido
- No te enfades tío Súrion... - la pequeña fue de inmediato a abrazarse fuertemente al elfo. - Sabes que tu eres mi tío favorito
- ¿Será porqué no tienes otro? - el Elfo rió divertido
- ¿Me lleváis al parque? - preguntó ella
- Es que tengo cosas que hacer - respondió Súrion - ¿No está tu tía para hacer esto?
La pequeña negó con la cabeza : - Se ha ido con su amiga la que es más bajita que yo
Me dio tanta lástima la pequeña ahí haciendo pucheros porqué nadie la llevaba al parque que me ofrecí a hacerlo. Elinvië me miró con ojos agradecidos.
Una vez allí me senté tranquilamente bajo un árbol mientras ella se iba corriendo a jugar con la arena junto a otro niño elfo que estaba ahí sentado, pero pronto la tuve sentada a mi lado.
- ¿No vas a jugar? - le pregunté
- Prefiero hablar contigo - dijo ella con una amplia sonrisa.
- Bueno... Entonces cuéntame algo de tu tía - dije yo aprovechando la ocasión
- Estuve hablando antes con la tía Ungalad acerca de ti - dijo la niña
¿De mi? ¿Porqué Ungalad hablaba de mi con su sobrina?
- Ah... ¿Si?
Elinvië asintió con la cabeza : - Dijo que eras el mejor Elfo que conocía, y el más guapo
Noté que un calor se me instalaba en las mejillas y comprendí que me estaba sonrojando.
- Y también - agregó la pequeña - que tenías unos ojos muy bonitos. Pero cuando le pregunté si te quería no me respondió... Podrías preguntárselo tu, así serías mi tío Glorfindel
Yo ya no escuchaba.... ¿Ungalad había dicho todo eso de mi? ¿Qué tenía que hacer ahora?
* * *
Más tarde, cuando hube asimilado bien toda la información que la pequeña Elinvië me había proporcionado me dirigía ya hacía casa cuando vi que las antiguas forjas estaban abiertas y había alguien dentro. Al acercarme un poco pude ver que se trataba de Súrion, que con la mirada fija y muy concentrado trabajaba en algo que no podía distinguir. Llevaba las mangas de su camisa dobladas hacía arriba y su piel brillaba bajo algunas gotas de sudor.
- ¿Súrion? - pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca
Él levantó la vista desconcertado, y luego vi una expresión de contrariedad en su rostro. Parecía como si no quisiera que lo viera nadie ahí.
- Glorfindel...
- No sabía que supieras de orfebrería - dije yo un tanto sorprendido
- Bueno... Es un pasatiempo... Solo un pasatiempo...
Vi a un lado de donde él trabajaba una gema de infinitos colores, según le daba la luz era azul, verde, roja, amarilla, violeta, blanca, gris perla, negra, anaranjada.... engarzada en una montura muy trabajada de lo que parecía ser mithril.
- ¿Sabes trabajar mithril? - pregunté cada vez más asombrado
Entonces en su expresión pude ver la última reacción que esperaba: dolor, tristeza.
- Esa la hice hace tiempo ya... - Súrion bajó la vista, como si el recuerdo de algo doloroso le atormentara la mente...
- ¿Ocurre algo? - pregunté preocupándome
- Recuerdos desagradables... - dijo él sacudiendo la cabeza
- Podemos hablar si quieres
Súrion levantó la vista; en sus ojos pude ver un destello que decía claramente que aunque no respondiera, se moría de ganas de hablar de eso con alguien....
Fuimos a un sitio tranquilo donde él pudiera hablar. Lo encontramos en una de esas rocas que se internaban en el mar, donde yo me senté dispuesto a escuchar todo lo que él quisiera contarme.
- La orfebrería es algo que empecé a ejercer cuando era pequeño... Cuando yo vivía en Imladris tenía una muy buena amiga... Ella se marchó cuando ni tan siquiera tenía un siglo de edad... Yo me quedé tan solo que me refugié en la orfebrería... Pronto descubrí que podía hacer grandes cosas... ¡Y a las chicas les gustaba! Pero claro, la peor estupidez la cometí al enamorarme de la que no debía.... Al principio todo fue idílico... Le regalé esa gema que has visto ahí... La hice para ella... Y luego... Llegó un teleri, uno de esos marineros... Y la conquistó con perlas y otras cosas... Desde entonces me he encerrado en mi mundo. En cierta manera, lo de coquetear con todas es mi escudo, pues sé que eso no les gusta, y así me defiendo, así me aseguro de que ninguna se enamore de mi, y también me aseguro de no llegar a conocer a ninguna en concreto... Y esa gema la he conservado, para recordarme a mi mismo lo mal que lo pasé...
- Pero no todas son así...
- Lo sé... Pero soy cobarde y no voy a arriesgarme
- ¿Y esa amiga de la que me has hablado? ¿Crees que será así ahora?
- No he vuelto a saber jamás nada de ella. Se marchó a Bosqueverde y nunca volvió.
- ¿Bosqueverde? ¡Yo conozco al príncipe de allí! Quizá podamos encontrarla...
- Te lo agradezco Glorfindel, pero prefiero tener un buen recuerdo de ella. A lo mejor me desilusionaría
Nos estuvimos un rato en silencio, solo escuchando las olas del mar, hasta que él se levantó de golpe.
- ¡Mira que Elfas tan bonitas bañándose allí en la playa! ¡Vamos! - dijo con una sonrisa
Y después de eso no tuve oportunidad de volver a hablar del tema con él...
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Súrion -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
¿Qué mosca me había picado? ¡Le había contado todo a Glorfindel! Se lo había dicho todo! Más incluso de lo que llegué a confesar a mis hermanos... No podía ser que en tan poco tiempo hubiera cogido confianza en alguien... ¿o si? Desde esa experiencia en Imladris había evitado eso a lo que todos llamaban confianza... A decir verdad le temía... No temía ni a orcos, ni a morir en batalla, ni siquiera a los trolls o wargos... Pero si a la confianza...
Además... Le había hablado de Lindórië, mi eterna amiga. No sabía la razón, en los largos siglos que habían pasado desde que nos separamos no la había olvidado. Era como si el recuerdo se negara a abandonar su memoria... Se preguntaba si aún había la esperanza de un reencuentro...
De todos modos ahora ese no era el problema. El problema es que había confiado en alguien, y ahora no sabía a qué atenerme. Por eso principalmente me había levantado de una forma brusca para ir a ver las chicas que estaban en la playa, a parte que no podía dejar de crearme mi defensa. Lo había echado a perder con Glorfindel pero no volvería a pasarme.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Mellyrn -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Hay días en los que lo mejor hubiese sido no haber salido de casa... Ese era uno de esos días. Salí sin muchas ganas para sólo ir a comprar. La verdad es que empezaba a echar de menos a mi hermano, y no me gustaba vivir sola, pero eso, claro, no iba a confesárselo nunca.
Y entonces, cuando ya regresaba a casa lo vi... Era Nandor con una mujer y dos niños. Besaba a la mujer y los niños que eran idénticos le saltaban encima gritándole "papá". Nadie puede imaginar lo estúpida que me llegué a sentir en ese momento... No supe que hacer... ¿Qué significaba todo aquello? Si era una broma, era de muy mal gusto...
Y entonces se me ocurrió. Comiéndome todo mi orgullo fui hasta donde se hospedaba mi hermano. Él en verme con lagrimas en los ojos, cosa que no solía ocurrir se sorprendió, pero luego me abrazó de inmediato.
Un rato después, cuando él ya había recogido las cosas y había vuelto a casa conmigo, me tranquilicé. Glorfindel me había explicado todo palabra por palabra... Ahora lo entendía, las intenciones de Nandor siempre habían sido buenas, solo ayudarme y ayudarlo, y había sido yo que había empezado a ilusionarme como una boba...
De todos modos me alegraba de que todo aquello hubiera ocurrido, básicamente por dos razones: una, porqué había aprendido a que los Elfos no son una raza a la que deba estar desconectada, y dos, a que Glorfindel volviera a casa.
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Bueno! Después de que mi inspiración se fuera a vivir con los monos por una temporada he conseguido terminar esto! Parecía que no lo iba a conseguir!
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