Capítulo 18 .-
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
El día había amanecido gris como mi estado de animo. La única cosa que me animaba, y era bien poca cosa, era el regreso de Thalion y Neithan que habían venido a verme de inmediato pues me traían un regalo; no era más que una pequeña bolsa llena de conchas que ellos mismos habían recogido para mi en la playa.
Y luego tanto Laurelyn como Nandor habían insistido muchísimo para que fuera a cenar a su casa. Detrás de esa petición pude ver claramente un intento para animarme y en cierto modo fue así. Entre Nandor y Gimli lo consiguieron haciéndome recordar buenos tiempos tanto de mi infancia como en mi viaje con la compañía.
Más tarde, después de la cena salí al jardín. El aire frío presagiaba que el invierno ya avanzado pronto traería nieve. Pronto noté la presencia de Gimli a mi lado.
- ¿Estás bien amigo? - me pregunté
- Claro. ¿Por qué no iba a estarlo? - dije yo forzando una sonrisa
- ¿Me permites un consejo? Síguela. Sabrás a que se dedica para no pasar todo el tiempo contigo
Miré a mi amigo al tiempo que se alejaba y solo una explicación me vino a la cabeza : había pasado demasiado tiempo con Elfos y se había trastocado un poco....
Sin embargo, más tarde, a medida que iba pensando en la idea, ya no me parecía tan absurda...
* * *
Me sentía como un vulgar espía mientras que observaba lo que hacía Melian desde detrás de un grueso tronco de árbol. Caminaba muy decidida y yo ya tenía curiosidad para saber que se disponía a hacer.
La había visto por casualidad cuando salía a pasear para ver si mis ideas se aclaraban un poco. Caminaba ligera en dirección al puerto y antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo me encontraba siguiéndola.
Aunque a lo mejor hubiera sido mejor que no lo hubiera echo. Porqué lo que vi no me gustó nada de nada :
Melian fue a encontrar uno de los elfos del puerto, y entonces lo vi todo tan claro... Puerto, elfo, Melian extraña conmigo... Su antiguo amor había regresado... Ese tal... Ni me acordaba de su nombre, ni quería acordarme.
Ya creyendo que había visto lo suficiente me marché, verdaderamente muy enfadado. Creía que ya no necesitaba ningún tipo de explicación...
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
Me acurruqué más debajo de las mantas mientras oía como la lluvia golpeaba repetidamente los cristales.
La sensación que suelo tener cuando algo va mal en mi vida estaba alojada en mi estómago y no parecía tener ganas de irse...
Maldije con todas mis fuerzas el día en que a Ethuil se le ocurrió volver. Y de paso me maldije a mi misma por sentirme confusa con su presencia... Se suponía que ya era parte de mi pasado y que Legolas era mi presente. Y gran parte de mi mal estar se debía a eso, al estar distante con él, que no tenía la más mínima culpa. Era todo mi maldita culpa por ser tan indecisa... No, no era por ser indecisa, sino por ser insegura!
Pensé detenidamente en ambos por unos momentos y entonces lo vi tan claro! Ese hormigueo que sentía en todo el cuerpo al pensar en Legolas no lo tenía al pensar en Ethuil. Había sido una boba pensando que me gustaba todavía! Era sólo que me había sorprendido su regreso.
Me levanté de golpe decidida a arreglar el problema ese mismo día. Iría a hablar con Ethuil y a dejarle bien claro que ni quedaba ningún rastro de sentimiento afectivo en mi hacia él ni podíamos ser amigos, que volviera a coger el barco con el que había regresado y se fuera. Y luego le iría a pedir disculpas a Legolas y tendríamos una linda reconciliación.
* * *
Encontré a Ethuil en el puerto, hablando tranquilamente con otros marineros.
- ¿Podemos hablar? - le pregunté fríamente
- Por supuesto preciosa, para ti siempre tengo todo el tiempo del mundo
Me alejé bruscamente cuando él iba a intentar besarme : - ¿Por qué has vuelto exactamente?
- Ya te lo he dicho. He vuelto por ti
- En este caso puedes volver a coger tu barquito y irte por el mismo camino por el que has llegado
Ethuil pareció sorprendido ante mi respuesta, seguramente era lo último que se esperaba
- ¿Co... como?
- No quiero volver a verte, hablarte o tocarte nunca más. - dije con tono autoritario
- ¿Qué he hecho mal? - preguntó él. Me puse aún de más mal humor al ver que parecía desconcertado
- ¿Irte con otra elfa y no saber de ti en años tal vez?
- ¡Te pedí disculpas por eso!
- ¿Y te crees que con eso basta? Te crees que yo voy a olvidarlo todo solo por tu cara bonita? - era consciente de que mi tono de voz era cada vez más alto y que muchos de los elfos que paseaban o trabajaban en el puerto nos estaban mirando
- ¿No podemos ni ser amigos? - preguntó de nuevo
- Ethuil... ¿Con que parte de la frase "No quiero volver a verte, hablarte o tocarte nunca más" tienes más dificultades?
Finalmente pareció que se quedaba sin saber que decir. Y yo, dando por arreglado el asunto di media vuelta. Tenía unas ganas tremendas de ver a Legolas y que me abrazara como sólo él sabía hacer....
Y como si hubiera sido un regalo de Eru lo encontré no muy lejos de ahí. Caminaba en la misma dirección que yo por lo que no me veía. Con una sonrisa en los labios eché a correr detrás suyo y le puse las manos encima de los ojos. Siempre me decía que le encantaba que le hiciera eso cuando le veía de improvisto por la calle. Pero me sorprendió su reacción; se apartó bruscamente y se giró a mirarme con una expresión que me dejó desconcertada... ¿Eran imaginaciones mías o era de enfado e incluso de un profundo resentimiento?
- Hola - dije esbozando una sonrisa
Legolas no contestó, sólo se quedó mirándome de la misma forma
- ¿Qué pasa? - pregunté nerviosamente
- Creo que eso debería preguntarlo yo - dijo él con el tono de voz más frío que jamás le había oído. Se me hizo un nudo en el estómago
- No... No sé de que me hablas...
- ¿No? Pobrecita claro, tu nunca haces nada malo ¿verdad?
- ¿Por qué me hablas así?
- ¡Te diré porqué! Porque todo este tiempo que estabas extraña conmigo yo sufría como un tonto por si te había echo algo! Y resulta que la señorita se estaba viendo con su antiguo amor recuperado de quien sabe donde! - me asusté ante esas palabras, y no sólo porqué Legolas lo supiera, sino porque utilizó un tono enojado que nunca hubiera relacionado con él
- ¡No es verdad! He tenido una mala época pero en ninguna ocasión me he estado viendo con Ethuil! Estoy contigo y no tendría porqué verle a él! - dije en un intento desesperado de defenderme
- ¿No le has visto? ¡Te acabo de ver con él Melian! No me vengas con esas. Ha creo que no ha sido una casualidad, el destino ha querido que os viera
Me quedé sin argumentos... ¿Cómo podría negarle algo que él mismo había visto?
- Pero tranquila - continuó él - No sufras por mí. Te dejo el camino libre para que te vayas con tu marinero. Yo desapareceré de tu vida
Legolas empezó a alejarse y yo me quedé sin saber que hacer... Era más ¿Podía hacer algo?
- ¡Pero yo te quiero a ti! - chillé en un último intento
Pero ni siquiera hice que se detuviera a mirar atrás. Nada. Continuó caminando como si no lo hubiera oído. Y la idea de una linda reconciliación se desvaneció ante mis ojos llenos de lágrimas.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Era del todo absurdo. Estábamos en pleno invierno y la mayoría de Elfos andaban con las hormonas alborotadas como si fuese plena primavera... Aunque personalmente no sentía ningún tipo de envidia a eso... Sólo tenía que mirar a Melian, deshaciéndose en lágrimas en mi comedor porqué había tenido un malentendido con Legolas.
- Es que... si bueno... había visto a Ethuil pero... para decirle que no quería volver a verle - decía ella entre sollozos - Que yo quería a Legolas... Yo quiero a Legolas...
- Melian... Creo que yo no soy la persona más adecuada para darte consejos en estos asuntos... - dije yo
- Ya lo sé... Pero es que necesitaba hablar con alguien... Necesitaba... - volvió a dejarse caer sobre mi hombro a llorar.
- Ehh.. Tranquila... Déjale tiempo para que se calme. Cuando todo esté más tranquilo recapacitará las cosas con tranquilidad y te escuchará en todo lo que quieras decirle y tu podrás contarle toda la verdad. Y el te creerá
- ¿Y tendremos una bonita reconciliación? - en sus ojos verdes ahora vidriosos por el llanto se iluminó una pequeña chispa de esperanza.
- ¡Claro! - dije intentando sonar convencido, aunque en realidad no lo estaba.
Melian sacó en silencio un papel y lo observó unos momentos antes de enseñármelo a mi.
- ¡Mira! ¿Hacemos buena pareja?
Era un dibujo a lápiz donde inconfundiblemente estaban ella y Legolas detrás suyo abrazándola por la cintura. Estaban los dos sonrientes y parecían felices. La verdad es que yo siempre había pensado que eran tal para cual.
- Si. Estáis muy guapos los dos - dije sonriendo - ¡Vamos ya te lo he dicho! Todo se va arreglar. Sólo déjale tiempo
Una temblorosa sonrisa apareció en los labios de Melian. Y yo deseé con todas mis fuerzas que Legolas no fuera tan cabezota como eso y que hiciera lo que yo había predicho...
En ese momento entró Bilbo.
- ¡Frodo! ¿Aún no tienes la comida lista? - preguntó
- ¿Comida? ¿Ya es la hora de comer? - Melian se levantó de golpe - ¡Cielos! En casa van a matarme! Me tocaba a mi hacer la comida hoy. ¡Adiós Frodo! ¡Adiós Bilbo!
- Elfos... - dijo Bilbo con un suspiro - Nunca acabaré de entenderlos
Entonces me di cuenta que se había dejado el dibujo. Lo miré unos momentos al tiempo que un plan se iba formando en mi mente... Si mis palabras no se cumplían por si solas, yo mismo haría que se cumplieran.
- ¡Frodo! ¿Quieres venir a ayudarme? - la voz de Bilbo sonó desde la cocina
- ¡Voy! - dije sin apartar los ojos del dibujo y decidido a hacer lo que tenía en mente.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*
Se había levantado un día horrible... La clase de día en el que te quedarías en casa con alguien especial, los dos muy juntitos sentados junto al fuego del hogar... Pero claro, yo no tenía ese alguien especial...
Sin molestarme a ponerme ninguna camisa, ni a peinarme, salí al comedor donde oía que mi hermana limpiaba.
- Buenos días - dijo Mellyrn sonriendo
- ¿Dónde ves que son buenos?
Ella me miró sorprendida. Sí, lo reconozco. No soy precisamente conocido por estar de mal humor sino más bien por todo lo contrario, pero una mala mañana la puede tener cualquiera.
Miré por la ventana. El cielo estaba gris y parecía que el sol se hubiera olvidado de Tirion esa mañana.
- "Al menos no llueve..." - pensé intentando ser un poco positivo
- Creo que voy a salir - le dije a mi hermana
- ¿Con este tiempo y sin desayunar? - preguntó ella
- Si. - con un momento me puse la primera camisa que encontré y me pasé un par de veces la mano por el pelo para peinarlo un poco.
Mellyrn prefirió no hacer ningún comentario.
Fuera, el aire era frío. El invierno no tardaría en llegar. Empecé a caminar sin rumbo y sin prisa. No tenía nada que hacer ni nadie a quien visitar.... Aunque tal vez podría ir a ver a Ungalad... ¡No! Ella tenía otras cosas que hacer que aguantarme a mi y a mi recién descubierto mal humor.
Entonces vi a Legolas. ¡Por fin algo bueno me pasaba! Podría hablar un rato con él pues no iba con Melian.
- ¡Legolas! - le llamé
Pero él no pareció oírme, caminaba muy decidido en dirección al puerto. Yo le seguí decidido a alcanzarle cuando se detuviera. Pero entonces vi la última cosa que me hubiera podido imaginar: Legolas se acercó a un elfo que estaba parado admirando el mar y le soltó un golpe con el puño en toda la mejilla, muy cerca del ojo.
Corrí a detenerle pues tenía todo el aspecto de querer continuar con los golpes. Le agarré por detrás.
- ¡Por Eru! ¿Se puede saber que es lo que estás haciendo Legolas? - pregunté haciendo esfuerzos para que con sus movimientos no consiguiera soltarse.
- Eso me gustaría saber a mi! - dijo el que había recibido el golpe
- Este vulgar marinero se ha estado viendo con Melian!
Problemas amorosos... Hubiera tenido que suponerlo...
- ¿Qué está pasando aquí? ¿Glorfindel?
Reconocí la voz. Era Súrion que delante de todo ese espectáculo se había acercado a ver que pasaba y me había reconocido.
- Dile a este insensato que se vaya! - le grité
- Vale más que se vaya. No sé porqué pero viendo el estado del otro elfo sería bueno que lo hiciera rápido - dijo él sin preguntar nada
El marinero al que Legolas quería estrangular se marchó casi corriendo.
- Tranquilízate! - le dije a mi amigo que seguía debatiéndose para soltarse - ¿Crees que vas a conseguir algo?
- No me vencen ni orcos ni wargos ni trolls! Y me ha vencido un simple Elfo que se divierte jugando a barcos! - parecía muy nervioso
- Pero las cosas no se arreglan así! Debes hablar con Melian!
Pareció tranquilizarse : - No voy a hablar con ella - luego levantó la vista y parecía avergonzado - Lo que acabo de hacer no es nada típico en mi... Que vergüenza... Perdóname Glorfindel...
- No pasa nada. - dije con media sonrisa. Definitivamente esa mañana parecía que a todo el mundo le costaba ser él mismo.
Junto con Súrion miré como Legolas se alejaba sosteniéndose el puño adolorido con la otra mano.
- ¿Qué fue eso? - me preguntó él
- Elfas - dije yo con una mirada significativa
- Siempre Elfas - dijo él riendo
- ¿Pero si siempre traen problemas porqué no podemos evitar fijarnos en ellas? - era una pregunta a la que no pretendía que Súrion me diera una respuesta, aún así él lo hizo
- Porque somos tontos - dijo con una sonrisa
Por primera vez ese día pude sonreír, y noté como mi mal humor se iba de una manera tan rápida como había llegado
- Aún así... - continuó Súrion - Por tu forma de hablar deduzco que estás enamorado de alguna elfa
- Mira, te seré sincero. - noté que se lo debía. Él había confiado en mi al contarme su historia y yo ahora le contaría mis problemas - No sé si estar enamorado es la palabra, digamos que hay cierta elfa a la que no me importaría ver más a menudo
- ¿Y quien es la afortunada?
- Tu hermana - lo dije sin pensar, así sin más.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Súrion -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
Confianza. Aquello de lo que siempre había huido ahora parecía estar persiguiéndome. Un día me encuentro confesándole todos mis miedos a Glorfindel y al otro él me confiesa quien es la elfa que le trae de cabeza. Total, que ese día llegué a la conclusión que si el alguien con quien llegas a tener confianza es de tu mismo sexo no habrá ninguna clase de problema.
Y centrándome en el tema que me acaba de confesar... ¡Era absolutamente perfecto! Ungalad suspiraba por él y Glorfindel por ella! Aún podrían arreglar algo. Claro que esa información la sabía yo y nadie más que yo. Ambos tendrían que arriesgarse si querían averiguarlo.
Aunque eso no quitó que le prometiera a Glorfindel que iba a ayudarle. Y la sonrisa agradecida que este me dedicó luego me hizo convencerme aún más que la confianza no era del todo mala siempre que se usara con cuidado.
* * *
Apoyado en la pared, al tiempo que jugueteaba con una manzana, observaba atentamente como Ungalad preparaba una pequeña merienda para nuestra sobrina.
- Podrías ayudar también... - dijo ella un tanto nerviosa al ser observada aunque fuera por su propio hermano.
Yo sabía lo nerviosa que se ponía en estos casos, por lo que seguí con mi mirada puesta en ella y con una sonrisa dije :
- Estoy realmente cansado para eso
- Pues entonces tal vez tendrías que ir a echarte un rato y dejar de jugar con la comida.
Paré de tirar hacía arriba y recoger después la manzana que tenía en la mano y le di un mordisco. Después la dejé junto a las demás, sabiendo que eso haría enfurecer a Ungalad.
- ¡Súrion! ¿Pero que se supone que haces?
Volví a coger la manzana al tiempo que se me escapaba la risa : - Sólo hacerte enfadar un poco
Ella me echó una mala mirada antes de continuar pelando la fruta
- Bueno... ¿Y con Glorfindel como va todo? - pregunté decidido a echarles una mano
- ¿Cómo va todo? - ella parecía sorprendida con la pregunta, pues muy pocas veces me entrometía en sus "asuntos personales"
- Eso he dicho
- Pues no sé como quieres que vaya... Hace días que no le veo - dijo ella y me pareció que se entristecía un poco
- ¿Y porqué no vas a verle tu? - pregunté como si fuera la cosa más obvia del mundo
- ¿Yo? ¡No digas bobadas! No le iré a molestar
- Pero no has pensado que tal vez no le molestas?
- Tiene otras cosas más importantes para andar perdiendo el tiempo conmigo
Lancé un suspiro de resignación. Ayudar en este asunto iba a ser complicado....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Me encontraba en lo que cualquiera cualificaría de situación aburrida, o tal vez, incluso de situación extremadamente aburrida...
- Vamos a ver... Otra vez Nei...
- Manwë, Ulmo, Yavanna, Arda... mmmm... Aulë...
¡No había maneras! Esto era lo más complicado que jamás me hubieran propuesto hacer. No había manera que Neithan se aprendiera los nombres de los 14 valar...
- El profesor te va a regañar si no te los sabes... - amenacé
- ¿Y que? De todas formas esto no me servirá de nada para ser marinero
- ¿Marinero? - se me escapó la risa sin poder remediarlo. ¿Mi hijo quería ser marinero? Eso era lo más gracioso que había oído en las dos últimas horas.
- ¡Nei! - Laurelyn entró en la habitación seguida por Thalion - Tenéis que iros a clase
- ¡Si! Que hoy el profesor nos ha dicho que vendría Gandalf para hablarnos de la guerra del anillo! - añadió Thali
- Verás cuando les contemos a los demás que nuestro tío era el elfo de la comunidad
Ambos niños se fueron corriendo.
- ¿Tu sabías que Nei quiere ser marinero? - le pregunté a Laurelyn cuando nos quedamos solos
- ¿Quién le ha llenado la cabeza de estas tonterías? - ella me miró mal fiándose
- Te prometo por Eru que yo no he sido - alcé las manos con gesto inocente y acompañé mi afirmación por una sonrisa
Y justo cuando ella se había sentado muy junto a mi y había puesto la cabeza en mi pecho alguien llamó a la puerta. Definitivamente Eru no me estaba ayudando ese día.
Resultó ser Frodo.
Pensé que suerte que los niños se habían ido, si no, además de presumir de que su tío era Legolas presumirían que el portador del anillo iba a visitarles a su casa.
- Hola Frodo! ¿Qué tal? - dije con mi habitual sonrisa. Una vez me acuerdo que Legolas me preguntó si es que nunca me dolían las mandíbulas de andar sonriendo todo el día
- ¿Sabes algo de Legolas? - me preguntó él directamente
- Emm... Pues no, se ha marchado esta mañana muy temprano y aún no ha vuelto - le confesé yo
- Bien, resulta que ha visto a Melian cuando le iba a decir a un antiguo romance suyo que justo acaba de volver a Tirion que no quería verle jamás, pero Legolas ha sacado conclusiones precipitadas...
¿De que me estaba hablando?
- No entiendo nada de lo que dices
- En resumen, que Legolas se ha enfadado con Melian por un malentendido
- Ya lo solucionarán ellos solitos... Digo yo vaya. Los malentendidos se solucionan solos
- ¿Cuántas veces has visto a Legolas enfadado?
Mmmm... ¿Legolas enfadado? ¿Dónde se había visto eso?
- De acuerdo. ¿Qué vamos a hacer? - dije dándole la razón a Frodo
- Mira, tengo este dibujo. Yo creo que con que Legolas lo vea arreglaremos algo
Pocas veces he reconocido que algo es lo más bonito que he visto jamás, pero este dibujo era una de esas cosas. En cierto modo me recordó el tiempo en que Laurelyn y yo nos enamoramos, que siempre andábamos juntos y pegados. Si Legolas no reaccionaba con eso es que definitivamente era un Elfo cabezota... Más cabezota que yo.
- Me tienes que ayudar a entrar a casa de Legolas y dejarlo encima de su cama
¿Entrar en casa de Legolas sin su permiso? ¡Que divertido! ¡Hacía tiempo que no había nada de emoción en mi vida!
* * *
Frodo, subido en mis hombros, me pisó un mechón de pelo por quinta vez.
- Au! - exclamé
- No te quejes tanto - me reprochó el hobbit
- ¿Quieres entrar de una vez por esa ventana?
- Ya está! - sentí que sus pies desaparecían de mis hombros y lancé un suspiro al tiempo que me estiraba para desperezarme
De un salto me agarré a la rama del árbol y también entré por el mismo sitio. Dentro estaba todo oscuro.
- ¿Dónde está su habitación? - me preguntó Frodo
- No tengo ni idea, aún no me ha invitado y no he podido fisgonear sus habitaciones - le contesté
- Pues nos separamos. Si tu la encuentras dejas el dibujo, si la encuentro yo te llamo para que lo vengas a dejar
- De acuerdo - así de entrada no parecía nada imposible de hacer
Pero cuando estaba subiendo las escaleras oí que la puerta principal se abría y entraba Legolas. Acabé de subir de golpe y me escondí entre las sombras. ¿Cómo explicarle que hacíamos Frodo y yo en su casa y por donde habíamos entrado?
Empezó a subir la escalera y yo me puse muy nervioso. Corrí agachado y sin hacer ruido hasta la primera habitación que encontré. De echo debía ser la habitación que estaba buscando porqué había una cama entre otros muebles. Fui directo a esconderme debajo de ella.
Casi al momento se abrió de nuevo la puerta y vi los pies de Legolas que caminaban hacía la cama. Y pareció que se sentaba. Yo no me atrevía ni a respirar. Mi situación se podía calificar de complicada...
Oí como tensaba una cuerda... ¿Estaba tensando el arco o eran imaginaciones mías? Como se le escapara la flecha hacía abajo acabaría convirtiéndome en un colador... Pero para mi alivio la flecha fue a clavarse justo detrás de la puerta. Y momentos después los pies de Legolas se dirigieron hacía la puerta y salieron.
Lancé un suspiro de alivio y me arrastré fuera. Dejé el dibujo encima del cojín y salí con cuidado fuera.
Legolas no se veía por ninguna parte así que avancé de puntillas. Vi a Frodo junto a la ventana que me miraba expectante. Le hice una seña para indicarle que todo había ido bien, y entonces él me indicó que me apresurara a salir de ahí.
Una vez fuera, me felicité a mi mismo. ¿Quién decía que años sin hacer nada te oxidaban la práctica? ¡Menudo trabajo más bien echo acababa de hacer! Pronto Legolas y Melian harían las paces y todo gracias a mí! Bueno... Y gracias a Frodo. Es que es tan pequeño que a veces me olvido de él....
* * *
Weeeno! Ya iba siendo hora que retomara este fic que lo tenía bastante abandonado por no decir mucho! Espero que os haya gustado! Creo que pronto estará terminado este fic tb... En fin, ya veremos ¡Dejad reviews!
* * *
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Legolas -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-
El día había amanecido gris como mi estado de animo. La única cosa que me animaba, y era bien poca cosa, era el regreso de Thalion y Neithan que habían venido a verme de inmediato pues me traían un regalo; no era más que una pequeña bolsa llena de conchas que ellos mismos habían recogido para mi en la playa.
Y luego tanto Laurelyn como Nandor habían insistido muchísimo para que fuera a cenar a su casa. Detrás de esa petición pude ver claramente un intento para animarme y en cierto modo fue así. Entre Nandor y Gimli lo consiguieron haciéndome recordar buenos tiempos tanto de mi infancia como en mi viaje con la compañía.
Más tarde, después de la cena salí al jardín. El aire frío presagiaba que el invierno ya avanzado pronto traería nieve. Pronto noté la presencia de Gimli a mi lado.
- ¿Estás bien amigo? - me pregunté
- Claro. ¿Por qué no iba a estarlo? - dije yo forzando una sonrisa
- ¿Me permites un consejo? Síguela. Sabrás a que se dedica para no pasar todo el tiempo contigo
Miré a mi amigo al tiempo que se alejaba y solo una explicación me vino a la cabeza : había pasado demasiado tiempo con Elfos y se había trastocado un poco....
Sin embargo, más tarde, a medida que iba pensando en la idea, ya no me parecía tan absurda...
* * *
Me sentía como un vulgar espía mientras que observaba lo que hacía Melian desde detrás de un grueso tronco de árbol. Caminaba muy decidida y yo ya tenía curiosidad para saber que se disponía a hacer.
La había visto por casualidad cuando salía a pasear para ver si mis ideas se aclaraban un poco. Caminaba ligera en dirección al puerto y antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo me encontraba siguiéndola.
Aunque a lo mejor hubiera sido mejor que no lo hubiera echo. Porqué lo que vi no me gustó nada de nada :
Melian fue a encontrar uno de los elfos del puerto, y entonces lo vi todo tan claro... Puerto, elfo, Melian extraña conmigo... Su antiguo amor había regresado... Ese tal... Ni me acordaba de su nombre, ni quería acordarme.
Ya creyendo que había visto lo suficiente me marché, verdaderamente muy enfadado. Creía que ya no necesitaba ningún tipo de explicación...
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Melian -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
Me acurruqué más debajo de las mantas mientras oía como la lluvia golpeaba repetidamente los cristales.
La sensación que suelo tener cuando algo va mal en mi vida estaba alojada en mi estómago y no parecía tener ganas de irse...
Maldije con todas mis fuerzas el día en que a Ethuil se le ocurrió volver. Y de paso me maldije a mi misma por sentirme confusa con su presencia... Se suponía que ya era parte de mi pasado y que Legolas era mi presente. Y gran parte de mi mal estar se debía a eso, al estar distante con él, que no tenía la más mínima culpa. Era todo mi maldita culpa por ser tan indecisa... No, no era por ser indecisa, sino por ser insegura!
Pensé detenidamente en ambos por unos momentos y entonces lo vi tan claro! Ese hormigueo que sentía en todo el cuerpo al pensar en Legolas no lo tenía al pensar en Ethuil. Había sido una boba pensando que me gustaba todavía! Era sólo que me había sorprendido su regreso.
Me levanté de golpe decidida a arreglar el problema ese mismo día. Iría a hablar con Ethuil y a dejarle bien claro que ni quedaba ningún rastro de sentimiento afectivo en mi hacia él ni podíamos ser amigos, que volviera a coger el barco con el que había regresado y se fuera. Y luego le iría a pedir disculpas a Legolas y tendríamos una linda reconciliación.
* * *
Encontré a Ethuil en el puerto, hablando tranquilamente con otros marineros.
- ¿Podemos hablar? - le pregunté fríamente
- Por supuesto preciosa, para ti siempre tengo todo el tiempo del mundo
Me alejé bruscamente cuando él iba a intentar besarme : - ¿Por qué has vuelto exactamente?
- Ya te lo he dicho. He vuelto por ti
- En este caso puedes volver a coger tu barquito y irte por el mismo camino por el que has llegado
Ethuil pareció sorprendido ante mi respuesta, seguramente era lo último que se esperaba
- ¿Co... como?
- No quiero volver a verte, hablarte o tocarte nunca más. - dije con tono autoritario
- ¿Qué he hecho mal? - preguntó él. Me puse aún de más mal humor al ver que parecía desconcertado
- ¿Irte con otra elfa y no saber de ti en años tal vez?
- ¡Te pedí disculpas por eso!
- ¿Y te crees que con eso basta? Te crees que yo voy a olvidarlo todo solo por tu cara bonita? - era consciente de que mi tono de voz era cada vez más alto y que muchos de los elfos que paseaban o trabajaban en el puerto nos estaban mirando
- ¿No podemos ni ser amigos? - preguntó de nuevo
- Ethuil... ¿Con que parte de la frase "No quiero volver a verte, hablarte o tocarte nunca más" tienes más dificultades?
Finalmente pareció que se quedaba sin saber que decir. Y yo, dando por arreglado el asunto di media vuelta. Tenía unas ganas tremendas de ver a Legolas y que me abrazara como sólo él sabía hacer....
Y como si hubiera sido un regalo de Eru lo encontré no muy lejos de ahí. Caminaba en la misma dirección que yo por lo que no me veía. Con una sonrisa en los labios eché a correr detrás suyo y le puse las manos encima de los ojos. Siempre me decía que le encantaba que le hiciera eso cuando le veía de improvisto por la calle. Pero me sorprendió su reacción; se apartó bruscamente y se giró a mirarme con una expresión que me dejó desconcertada... ¿Eran imaginaciones mías o era de enfado e incluso de un profundo resentimiento?
- Hola - dije esbozando una sonrisa
Legolas no contestó, sólo se quedó mirándome de la misma forma
- ¿Qué pasa? - pregunté nerviosamente
- Creo que eso debería preguntarlo yo - dijo él con el tono de voz más frío que jamás le había oído. Se me hizo un nudo en el estómago
- No... No sé de que me hablas...
- ¿No? Pobrecita claro, tu nunca haces nada malo ¿verdad?
- ¿Por qué me hablas así?
- ¡Te diré porqué! Porque todo este tiempo que estabas extraña conmigo yo sufría como un tonto por si te había echo algo! Y resulta que la señorita se estaba viendo con su antiguo amor recuperado de quien sabe donde! - me asusté ante esas palabras, y no sólo porqué Legolas lo supiera, sino porque utilizó un tono enojado que nunca hubiera relacionado con él
- ¡No es verdad! He tenido una mala época pero en ninguna ocasión me he estado viendo con Ethuil! Estoy contigo y no tendría porqué verle a él! - dije en un intento desesperado de defenderme
- ¿No le has visto? ¡Te acabo de ver con él Melian! No me vengas con esas. Ha creo que no ha sido una casualidad, el destino ha querido que os viera
Me quedé sin argumentos... ¿Cómo podría negarle algo que él mismo había visto?
- Pero tranquila - continuó él - No sufras por mí. Te dejo el camino libre para que te vayas con tu marinero. Yo desapareceré de tu vida
Legolas empezó a alejarse y yo me quedé sin saber que hacer... Era más ¿Podía hacer algo?
- ¡Pero yo te quiero a ti! - chillé en un último intento
Pero ni siquiera hice que se detuviera a mirar atrás. Nada. Continuó caminando como si no lo hubiera oído. Y la idea de una linda reconciliación se desvaneció ante mis ojos llenos de lágrimas.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Frodo -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-
Era del todo absurdo. Estábamos en pleno invierno y la mayoría de Elfos andaban con las hormonas alborotadas como si fuese plena primavera... Aunque personalmente no sentía ningún tipo de envidia a eso... Sólo tenía que mirar a Melian, deshaciéndose en lágrimas en mi comedor porqué había tenido un malentendido con Legolas.
- Es que... si bueno... había visto a Ethuil pero... para decirle que no quería volver a verle - decía ella entre sollozos - Que yo quería a Legolas... Yo quiero a Legolas...
- Melian... Creo que yo no soy la persona más adecuada para darte consejos en estos asuntos... - dije yo
- Ya lo sé... Pero es que necesitaba hablar con alguien... Necesitaba... - volvió a dejarse caer sobre mi hombro a llorar.
- Ehh.. Tranquila... Déjale tiempo para que se calme. Cuando todo esté más tranquilo recapacitará las cosas con tranquilidad y te escuchará en todo lo que quieras decirle y tu podrás contarle toda la verdad. Y el te creerá
- ¿Y tendremos una bonita reconciliación? - en sus ojos verdes ahora vidriosos por el llanto se iluminó una pequeña chispa de esperanza.
- ¡Claro! - dije intentando sonar convencido, aunque en realidad no lo estaba.
Melian sacó en silencio un papel y lo observó unos momentos antes de enseñármelo a mi.
- ¡Mira! ¿Hacemos buena pareja?
Era un dibujo a lápiz donde inconfundiblemente estaban ella y Legolas detrás suyo abrazándola por la cintura. Estaban los dos sonrientes y parecían felices. La verdad es que yo siempre había pensado que eran tal para cual.
- Si. Estáis muy guapos los dos - dije sonriendo - ¡Vamos ya te lo he dicho! Todo se va arreglar. Sólo déjale tiempo
Una temblorosa sonrisa apareció en los labios de Melian. Y yo deseé con todas mis fuerzas que Legolas no fuera tan cabezota como eso y que hiciera lo que yo había predicho...
En ese momento entró Bilbo.
- ¡Frodo! ¿Aún no tienes la comida lista? - preguntó
- ¿Comida? ¿Ya es la hora de comer? - Melian se levantó de golpe - ¡Cielos! En casa van a matarme! Me tocaba a mi hacer la comida hoy. ¡Adiós Frodo! ¡Adiós Bilbo!
- Elfos... - dijo Bilbo con un suspiro - Nunca acabaré de entenderlos
Entonces me di cuenta que se había dejado el dibujo. Lo miré unos momentos al tiempo que un plan se iba formando en mi mente... Si mis palabras no se cumplían por si solas, yo mismo haría que se cumplieran.
- ¡Frodo! ¿Quieres venir a ayudarme? - la voz de Bilbo sonó desde la cocina
- ¡Voy! - dije sin apartar los ojos del dibujo y decidido a hacer lo que tenía en mente.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Glorfindel -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*
Se había levantado un día horrible... La clase de día en el que te quedarías en casa con alguien especial, los dos muy juntitos sentados junto al fuego del hogar... Pero claro, yo no tenía ese alguien especial...
Sin molestarme a ponerme ninguna camisa, ni a peinarme, salí al comedor donde oía que mi hermana limpiaba.
- Buenos días - dijo Mellyrn sonriendo
- ¿Dónde ves que son buenos?
Ella me miró sorprendida. Sí, lo reconozco. No soy precisamente conocido por estar de mal humor sino más bien por todo lo contrario, pero una mala mañana la puede tener cualquiera.
Miré por la ventana. El cielo estaba gris y parecía que el sol se hubiera olvidado de Tirion esa mañana.
- "Al menos no llueve..." - pensé intentando ser un poco positivo
- Creo que voy a salir - le dije a mi hermana
- ¿Con este tiempo y sin desayunar? - preguntó ella
- Si. - con un momento me puse la primera camisa que encontré y me pasé un par de veces la mano por el pelo para peinarlo un poco.
Mellyrn prefirió no hacer ningún comentario.
Fuera, el aire era frío. El invierno no tardaría en llegar. Empecé a caminar sin rumbo y sin prisa. No tenía nada que hacer ni nadie a quien visitar.... Aunque tal vez podría ir a ver a Ungalad... ¡No! Ella tenía otras cosas que hacer que aguantarme a mi y a mi recién descubierto mal humor.
Entonces vi a Legolas. ¡Por fin algo bueno me pasaba! Podría hablar un rato con él pues no iba con Melian.
- ¡Legolas! - le llamé
Pero él no pareció oírme, caminaba muy decidido en dirección al puerto. Yo le seguí decidido a alcanzarle cuando se detuviera. Pero entonces vi la última cosa que me hubiera podido imaginar: Legolas se acercó a un elfo que estaba parado admirando el mar y le soltó un golpe con el puño en toda la mejilla, muy cerca del ojo.
Corrí a detenerle pues tenía todo el aspecto de querer continuar con los golpes. Le agarré por detrás.
- ¡Por Eru! ¿Se puede saber que es lo que estás haciendo Legolas? - pregunté haciendo esfuerzos para que con sus movimientos no consiguiera soltarse.
- Eso me gustaría saber a mi! - dijo el que había recibido el golpe
- Este vulgar marinero se ha estado viendo con Melian!
Problemas amorosos... Hubiera tenido que suponerlo...
- ¿Qué está pasando aquí? ¿Glorfindel?
Reconocí la voz. Era Súrion que delante de todo ese espectáculo se había acercado a ver que pasaba y me había reconocido.
- Dile a este insensato que se vaya! - le grité
- Vale más que se vaya. No sé porqué pero viendo el estado del otro elfo sería bueno que lo hiciera rápido - dijo él sin preguntar nada
El marinero al que Legolas quería estrangular se marchó casi corriendo.
- Tranquilízate! - le dije a mi amigo que seguía debatiéndose para soltarse - ¿Crees que vas a conseguir algo?
- No me vencen ni orcos ni wargos ni trolls! Y me ha vencido un simple Elfo que se divierte jugando a barcos! - parecía muy nervioso
- Pero las cosas no se arreglan así! Debes hablar con Melian!
Pareció tranquilizarse : - No voy a hablar con ella - luego levantó la vista y parecía avergonzado - Lo que acabo de hacer no es nada típico en mi... Que vergüenza... Perdóname Glorfindel...
- No pasa nada. - dije con media sonrisa. Definitivamente esa mañana parecía que a todo el mundo le costaba ser él mismo.
Junto con Súrion miré como Legolas se alejaba sosteniéndose el puño adolorido con la otra mano.
- ¿Qué fue eso? - me preguntó él
- Elfas - dije yo con una mirada significativa
- Siempre Elfas - dijo él riendo
- ¿Pero si siempre traen problemas porqué no podemos evitar fijarnos en ellas? - era una pregunta a la que no pretendía que Súrion me diera una respuesta, aún así él lo hizo
- Porque somos tontos - dijo con una sonrisa
Por primera vez ese día pude sonreír, y noté como mi mal humor se iba de una manera tan rápida como había llegado
- Aún así... - continuó Súrion - Por tu forma de hablar deduzco que estás enamorado de alguna elfa
- Mira, te seré sincero. - noté que se lo debía. Él había confiado en mi al contarme su historia y yo ahora le contaría mis problemas - No sé si estar enamorado es la palabra, digamos que hay cierta elfa a la que no me importaría ver más a menudo
- ¿Y quien es la afortunada?
- Tu hermana - lo dije sin pensar, así sin más.
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Súrion -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-
Confianza. Aquello de lo que siempre había huido ahora parecía estar persiguiéndome. Un día me encuentro confesándole todos mis miedos a Glorfindel y al otro él me confiesa quien es la elfa que le trae de cabeza. Total, que ese día llegué a la conclusión que si el alguien con quien llegas a tener confianza es de tu mismo sexo no habrá ninguna clase de problema.
Y centrándome en el tema que me acaba de confesar... ¡Era absolutamente perfecto! Ungalad suspiraba por él y Glorfindel por ella! Aún podrían arreglar algo. Claro que esa información la sabía yo y nadie más que yo. Ambos tendrían que arriesgarse si querían averiguarlo.
Aunque eso no quitó que le prometiera a Glorfindel que iba a ayudarle. Y la sonrisa agradecida que este me dedicó luego me hizo convencerme aún más que la confianza no era del todo mala siempre que se usara con cuidado.
* * *
Apoyado en la pared, al tiempo que jugueteaba con una manzana, observaba atentamente como Ungalad preparaba una pequeña merienda para nuestra sobrina.
- Podrías ayudar también... - dijo ella un tanto nerviosa al ser observada aunque fuera por su propio hermano.
Yo sabía lo nerviosa que se ponía en estos casos, por lo que seguí con mi mirada puesta en ella y con una sonrisa dije :
- Estoy realmente cansado para eso
- Pues entonces tal vez tendrías que ir a echarte un rato y dejar de jugar con la comida.
Paré de tirar hacía arriba y recoger después la manzana que tenía en la mano y le di un mordisco. Después la dejé junto a las demás, sabiendo que eso haría enfurecer a Ungalad.
- ¡Súrion! ¿Pero que se supone que haces?
Volví a coger la manzana al tiempo que se me escapaba la risa : - Sólo hacerte enfadar un poco
Ella me echó una mala mirada antes de continuar pelando la fruta
- Bueno... ¿Y con Glorfindel como va todo? - pregunté decidido a echarles una mano
- ¿Cómo va todo? - ella parecía sorprendida con la pregunta, pues muy pocas veces me entrometía en sus "asuntos personales"
- Eso he dicho
- Pues no sé como quieres que vaya... Hace días que no le veo - dijo ella y me pareció que se entristecía un poco
- ¿Y porqué no vas a verle tu? - pregunté como si fuera la cosa más obvia del mundo
- ¿Yo? ¡No digas bobadas! No le iré a molestar
- Pero no has pensado que tal vez no le molestas?
- Tiene otras cosas más importantes para andar perdiendo el tiempo conmigo
Lancé un suspiro de resignación. Ayudar en este asunto iba a ser complicado....
-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Nandor -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*
Me encontraba en lo que cualquiera cualificaría de situación aburrida, o tal vez, incluso de situación extremadamente aburrida...
- Vamos a ver... Otra vez Nei...
- Manwë, Ulmo, Yavanna, Arda... mmmm... Aulë...
¡No había maneras! Esto era lo más complicado que jamás me hubieran propuesto hacer. No había manera que Neithan se aprendiera los nombres de los 14 valar...
- El profesor te va a regañar si no te los sabes... - amenacé
- ¿Y que? De todas formas esto no me servirá de nada para ser marinero
- ¿Marinero? - se me escapó la risa sin poder remediarlo. ¿Mi hijo quería ser marinero? Eso era lo más gracioso que había oído en las dos últimas horas.
- ¡Nei! - Laurelyn entró en la habitación seguida por Thalion - Tenéis que iros a clase
- ¡Si! Que hoy el profesor nos ha dicho que vendría Gandalf para hablarnos de la guerra del anillo! - añadió Thali
- Verás cuando les contemos a los demás que nuestro tío era el elfo de la comunidad
Ambos niños se fueron corriendo.
- ¿Tu sabías que Nei quiere ser marinero? - le pregunté a Laurelyn cuando nos quedamos solos
- ¿Quién le ha llenado la cabeza de estas tonterías? - ella me miró mal fiándose
- Te prometo por Eru que yo no he sido - alcé las manos con gesto inocente y acompañé mi afirmación por una sonrisa
Y justo cuando ella se había sentado muy junto a mi y había puesto la cabeza en mi pecho alguien llamó a la puerta. Definitivamente Eru no me estaba ayudando ese día.
Resultó ser Frodo.
Pensé que suerte que los niños se habían ido, si no, además de presumir de que su tío era Legolas presumirían que el portador del anillo iba a visitarles a su casa.
- Hola Frodo! ¿Qué tal? - dije con mi habitual sonrisa. Una vez me acuerdo que Legolas me preguntó si es que nunca me dolían las mandíbulas de andar sonriendo todo el día
- ¿Sabes algo de Legolas? - me preguntó él directamente
- Emm... Pues no, se ha marchado esta mañana muy temprano y aún no ha vuelto - le confesé yo
- Bien, resulta que ha visto a Melian cuando le iba a decir a un antiguo romance suyo que justo acaba de volver a Tirion que no quería verle jamás, pero Legolas ha sacado conclusiones precipitadas...
¿De que me estaba hablando?
- No entiendo nada de lo que dices
- En resumen, que Legolas se ha enfadado con Melian por un malentendido
- Ya lo solucionarán ellos solitos... Digo yo vaya. Los malentendidos se solucionan solos
- ¿Cuántas veces has visto a Legolas enfadado?
Mmmm... ¿Legolas enfadado? ¿Dónde se había visto eso?
- De acuerdo. ¿Qué vamos a hacer? - dije dándole la razón a Frodo
- Mira, tengo este dibujo. Yo creo que con que Legolas lo vea arreglaremos algo
Pocas veces he reconocido que algo es lo más bonito que he visto jamás, pero este dibujo era una de esas cosas. En cierto modo me recordó el tiempo en que Laurelyn y yo nos enamoramos, que siempre andábamos juntos y pegados. Si Legolas no reaccionaba con eso es que definitivamente era un Elfo cabezota... Más cabezota que yo.
- Me tienes que ayudar a entrar a casa de Legolas y dejarlo encima de su cama
¿Entrar en casa de Legolas sin su permiso? ¡Que divertido! ¡Hacía tiempo que no había nada de emoción en mi vida!
* * *
Frodo, subido en mis hombros, me pisó un mechón de pelo por quinta vez.
- Au! - exclamé
- No te quejes tanto - me reprochó el hobbit
- ¿Quieres entrar de una vez por esa ventana?
- Ya está! - sentí que sus pies desaparecían de mis hombros y lancé un suspiro al tiempo que me estiraba para desperezarme
De un salto me agarré a la rama del árbol y también entré por el mismo sitio. Dentro estaba todo oscuro.
- ¿Dónde está su habitación? - me preguntó Frodo
- No tengo ni idea, aún no me ha invitado y no he podido fisgonear sus habitaciones - le contesté
- Pues nos separamos. Si tu la encuentras dejas el dibujo, si la encuentro yo te llamo para que lo vengas a dejar
- De acuerdo - así de entrada no parecía nada imposible de hacer
Pero cuando estaba subiendo las escaleras oí que la puerta principal se abría y entraba Legolas. Acabé de subir de golpe y me escondí entre las sombras. ¿Cómo explicarle que hacíamos Frodo y yo en su casa y por donde habíamos entrado?
Empezó a subir la escalera y yo me puse muy nervioso. Corrí agachado y sin hacer ruido hasta la primera habitación que encontré. De echo debía ser la habitación que estaba buscando porqué había una cama entre otros muebles. Fui directo a esconderme debajo de ella.
Casi al momento se abrió de nuevo la puerta y vi los pies de Legolas que caminaban hacía la cama. Y pareció que se sentaba. Yo no me atrevía ni a respirar. Mi situación se podía calificar de complicada...
Oí como tensaba una cuerda... ¿Estaba tensando el arco o eran imaginaciones mías? Como se le escapara la flecha hacía abajo acabaría convirtiéndome en un colador... Pero para mi alivio la flecha fue a clavarse justo detrás de la puerta. Y momentos después los pies de Legolas se dirigieron hacía la puerta y salieron.
Lancé un suspiro de alivio y me arrastré fuera. Dejé el dibujo encima del cojín y salí con cuidado fuera.
Legolas no se veía por ninguna parte así que avancé de puntillas. Vi a Frodo junto a la ventana que me miraba expectante. Le hice una seña para indicarle que todo había ido bien, y entonces él me indicó que me apresurara a salir de ahí.
Una vez fuera, me felicité a mi mismo. ¿Quién decía que años sin hacer nada te oxidaban la práctica? ¡Menudo trabajo más bien echo acababa de hacer! Pronto Legolas y Melian harían las paces y todo gracias a mí! Bueno... Y gracias a Frodo. Es que es tan pequeño que a veces me olvido de él....
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Weeeno! Ya iba siendo hora que retomara este fic que lo tenía bastante abandonado por no decir mucho! Espero que os haya gustado! Creo que pronto estará terminado este fic tb... En fin, ya veremos ¡Dejad reviews!
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