Weiss ;)
Tercer chapter :P
¡¡Disfrutadlo tanto como yo escribiéndolo!!
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Capítulo 3: camino a Hogwarts
Tras cruzar el muro, Harry se llevó una gran sorpresa. El increíble bullicio que había todos los años para entrar en el tren se había reducido increíblemente. Se andaba casi sin problemas entre la gente y en poco tempo encontraron un compartimiento vacío. Después bajaron a despedirse, pero no estaban ni Mary ni Bill.
- Bill se ha quedado en la cafetería -les dijo Charlie- y Mary se ha ido al vagón delantero, donde van la señora del carrito y el conductor.
- ¿Qué les pasa a esos dos? -preguntó Ron.
- Eres demasiado joven para entenderlo.
- Sí, ya, lo de siempre. -Ron se enfadó.
- ¿Por qué hay tan poca gente? -le pregunto Harry.
- ¿No es obvio? -dijo Ron malhumorado- tiene miedo a quién-tu-sabes.
- Es cierto, -dijo el señor Weasley- muchos de mis compañeros me lo han comentado. Los que se lo creen, huyen y los que no están muy seguros lo hacen por si las moscas.
- ¿Miedo en Hogwarts? -Harry no podía creérselo.
- Sí, ¿por qué a quién crees que intentará matar primero quién-tu-sabes?
- Pero estará Dumbeldore. -Hermione no se lo podía creer, ella tampoco. Confiaba en Dumbeldore hasta el final, y Harry también.
- Creo que sólo van los valientes, los hijos de muggles o los que no tienen nada que temer.
Y era cierto, la mayoría de los muchachos del andén, Harry incluso diría que más de la mitad, eran de Slytherin. Incluso se distinguía bien a Malfoy, pero por suerte o aún no le había visto o andaba demasiado contento riéndose de una chica de pelo negro. Para su sorpresa, la chica le gritó algo a Malfoy y este se quedó todo sorprendido para terminar actuando igual que siempre que terminaba perdido, un enfado infantil. La chica se marchó elevando la cabeza muy digna, y se dirigió hacia ellos. De repente Ginny le llamó:
- ¡Sally! ¡Estoy aquí!
La chica se acercó y las dos se saludaron.
- Os presento a Sally Woods. Es una chica que está en mi mismo curso. Pero empieza en Hogwarts. El año pasado a finales, la profesora McGonagal me lo dijo y estuvimos carteándonos todo el verano. Sally estos son mis hermanos Charlie, George, Fred y Ron. Y. ¿dónde están papá y mamá? Bueno, Hermione Granger y Harry Potter.
- ¡Vaya! Así que este es el famoso Harry Potter. -exclamó Sally con una sonrisa- Ginny, tenías razón, se está poniendo muy guapo.
- Eeeh.
De repente se hizo un silencio de esos en los que nadie sabe lo que decir. Harry y Ginny se empezaron a poner colorados, mientras Ron intentaba aguantarse la risa Pero Fred y George ni siquiera se la aguantaban. Hermione miraba a todos lados intentando buscar un tema de dar un giro a la conversación. Pero Charlie les ayudó.
- Venga, chicos, deberíais entrar en el vagón que el tren va a salir. Faltan dos minutos.
- Pero -dijo Ginny- no me despedido de los papás. ¿Dónde están?
- Creo que han ido a consolar a Bill -dijo Charlie suspirando.
- ¿Consolarlo?
- Bueno, venga. ¡O perderéis el tren!
Todos los chicos entraron en el compartimiento. Tras sentarse todos, Harry se fijó en Ginny y su nueva amiga. Durante el verano, se le había alargado algo la cara, dándole un aspecto más adulto. Su melena seguía igual, con ese llameante rojo, y las pecas le daban a la cara un aspecto risueño. Pero para su desesperación se fijó que era de su familia, porque ya había alcanzado su altura. Harry cada vez se distanciaba más en altura con los chicos, pero ahora parecía que también de las chicas. Su cuerpo también había cambiado, ahora ya no era plana. Harry se puso colorado al darse cuenta de lo que estaba pensando, y desvió la mirada.
Luego su fijó en Sally. También era alta, aunque no tanto como Ginny, con una larga melena negrísima y una piel muy pálida. Tenía los ojos tan negros como el pelo, redondos y grandes. Pero aunque todavía tenía aspecto infantil, se le notaba que iba a ser muy hermosa al desarrollarse. Lo que más le sorprendía de la chica era su acento. Hablaba muy bien inglés, pero no era inglesa.
Al terminar de acomodarse, nadie sabía donde meter la jaula de Pig sin que molestase a nadie, Sally empezó a hablar de ella.
- Yo antes iba al instituto para Brujas de Salem. Tiene una sección para educación desde los seis años. -A Harry le sonaba ese nombre.
- Así que -le preguntó Hermione- ¿eres de Estados Unidos?
- Sip. Pero mis padres eran ingleses. Hace dieciséis años nos trasladamos a vivir allí. Para cuando iba a nacer mi hermano. El instituto de Salem para brujas es sólo para chicas, mi hermano en cambio iba a uno del norte, cerca de Chicago, no sé exactamente el lugar, mm, una vez fui de visita y vi que daba a los grandes lagos. También era sólo de chicos. Allí hay pocos colegios mixtos.
- ¿Y eso?
- No lo sé, pero este año es la primera vez que vamos a ir juntos al colegio, y es emocionante estar en un internado.
- ¿El instituto de Salem no es internado?
- En parte. Pero yo no iba, mis padres vivían en Salem, así que, dormía en casa.
A los chicos les entró un poco de envidia. No estaba mal el internado, pero a veces echaban de menos a sus padres. El único que no pensaba eso era Harry. La gente que más quería estaba en el colegio, o al menos la mayoría. De repente se acordó de Sirius ¿qué habría sido de él? Ahora se daba cuenta de que no había pensado en él en los últimos dos días.
De repente se abrió la puerta. La abrió un chico alto, de pelo negro y cara pálida. Su cuerpo era delgado y tenía una cara inexpresiva. Ya llevaba la túnica puesta, en la que lucía una brillante insignia de prefecto. Por la reacción de las chicas pudo descubrir que era muy atractivo, y el parecido con Sally era patente.
- Sally, por fin te encuentro, estabas aquí.
- ¡Hola Edward! ¡Mira esta es Ginny! La chica con la que me carteaba, sus hermanos y unos amigos.
- Ajá -dijo sin mostrar una sola emoción.- Te buscaba por si estabas sola, veo que estás bien. Yo vuelvo al vagón de los prefectos.
- De acuerdo -le respondió con una sonrisa mientras él salía.
- Vaya -dijo Hermione- muy seco ¿no? Es una pena tan guapo y ese carácter.
- No creas. Lo que pasa es que le cuesta mucho mostrar sus sentimientos. Yo sólo lo he visto emocionarse en dos situaciones. Pero es muy amable, y aunque no lo parezca se preocupa de la gente. Y conmigo es muy cariñoso.
Estuvieron hablando hasta que la señora del carrito vino, entonces Fred y George se fueron a buscar a su amigo Lee Jordan. Mientras comían lo que habían comprado, alguien entrón en el compartimiento.
- Mirad esto. ¡Dios los cría y ellos se juntan! -Draco Malfoy lanzó una risotada estúpida- Fijaos, la escoria va a la escoria.
- ¡Cállate Malfoy! -le gritó Sally sorprendiendo a todo el mundo- Deberías ir a tu compartimiento a estudiar un poquito. No creo que los estúpidos le sirvan mucho a tu adorado Voldemort.
Aquello le dolió a todo él mundo, para los que no iba dirigido, el hecho de pronunciase su nombre. Y a Malfoy que se lo gritase una niña más pequeña que él.
- Yo, al menos, no pertenezco a una familia de desertores. -le espetó en la cara.
De repente Sally saltó. Alargó la mano y al momento Malfoy se elevó en el aire y se la pegó contra la pared del pasillo. Sally levantó más la mano, apretando los dedos contra el aire y Malfoy se elevó aún más, mientras perdía el poco color que tenía en la cara. Crabbe y Goyle se acercaron a ella con una mala mirada pero ella levantó la mano izquierda y ellos chocaron contra algo invisible. Luego bajó las dos y los tres cayeron al suelo.
- ¡Largaos! Y dejadnos tranquilos. -No esperaron a que ella se lo repitiera, se marcharon todo lo rápido que les permitía el estrecho pasillo. Harry se fijó en que Malfoy se frotaba el trasero.
- ¿Y eso? -preguntó medio asustado.
- Eso es el abecé del manimago. Levantar objetos, es algo que se aprende en primero ¿no?
- Sí, pero con varita.
- Es una manimaga -dijo Hermine con tono de superioridad, pero sin poder evitar la sorpresa- magos con suficiente poder como para no necesitar usar una varita. En realidad las varitas sólo amplifican el poder, pero si se tiene suficiente, no es necesaria.
- Lo que ocurre -siguió Sally- es que si has aprendido desde el principio con una varita, te acostumbras a ella, y luego te es casi imposible no usarla. En mi escuela había una manimaga que enseñaba a los que tenían aptitudes -dijo orgullosa- porque hay que aprender de otro. Si en Hogwarts hubiese habido un profesor manimago, os habría enseñado si tuvieseis suficiente poder, pero ahora ya es tarde.
- Pero si en Hogwarts no hay ningún profesor que enseñe magia con las manos ¿cómo te las vas a arreglar ahora?
- Ya no es necesario, es sólo para los conceptos básicos, ahora sólo he de hacer o mismo que hacéis vosotros con la varita, pero con las manos. De todas maneras, a partir de ahora los encantamientos pueden llegar a ser más difíciles, por eso me he comprado una.
Sally sacó de su bolsillo una cajita con el sello de Olivanders. El estuche estaba muy nuevo, y al abrirlo salió una varita brillante como si nunca se hubiese tocado. Sally la admiró un momento antes de cogerla.
- Madera de Boj, veinticuatro centímetros, rígida y con un núcleo de polvo de garra de dragón.
La cogió con delicadeza, y en el aire se notaron unas extrañas vibraciones. Todos los chicos notaron que era especial, una bruja que había aprendido a utilizar todo el potencial de su poder, era más poderosa aunque en un principio no lo fuese, simplemente sabía explotar al máximo sus posibilidades. Eso juntado al poder amplificador de la varita daba un aire impresionante.
El resto del viaje estuvo entretenido. Sally les contó que su hermano era prefecto por recomendación del director de su antigua escuela y que con la insignia, le había llegado un informe con apuntes de todos los alumnos, sus castigos más importantes, sus notas, y otras cosas. Por eso sabía que Malfoy había estado a punto de repetir el año anterior. Que su hermano también era manimago, y que se pasaba la mayor parte de su tiempo libre estudiando, y que su madre siempre "le pone de ejemplo".
Era una niña muy alegre a la que le gustaba mucho poner caras que insinuaban lo que quería decir. Una de esas personas que siempre tenían una sonrisa en los labios.
- Pero el apartado más grande del informe iba para unos Weasley, por eso al principio tenía algo de miedo hacia ti, Ginny."¡Menuda familia!" Pensé ¡Incluso Ron y Harry tenía una apartado bastante considerable!
- ¿¡Qué!? -dijo Ron- ¿a qué te refieres exactamente con un apartado considerable?
- Cuatro folios de un informe de cien en un colegio de unos mil alumnos.
- ¿¡En serio!?
- Pero no te preocupes, los de tus hermanos tenían quince para ellos solitos y una nota especial del conserje con unas cuantas hojas aparte.
- ¿Qué, Hermione, -preguntó Ron- es por eso que no te ha hecho prefecta? ¿no?
- Más o menos -rumió Hermione.
Ron llevaba gran parte del viaje chinchándola, al principio sobre su viaje a Bulgaria, pero ahora había pasado al hecho de que no la hicieran prefecta. Harry pensó que quizás no le perdonaba que les culpase de no serlo, y por supuesto de haberse ido a ver a Krum.
- Pero -intentó calmarles Sally, sin entender los gestos de Harry y Ginny- de ti sólo vienen cosas buenas, alguna pequeña trastada, pero nada de importancia.
- ¿Ves? Eres la Perfecta Prefecta.
- ¡¡EXACTAMENTE!! -le espetó Hermione a Ron, mientras el tren se paraba.- SI ESTE AÑO ME DEJAS EN PAZ A LO MEJOR EL QUE VIENE SÍ LO SERÉ.
Rápidamente, Hermione salió como un cohete del compartimiento. Para cuando alguien pudo reaccionar, el pasillo ya estaba abarrotado de gente, y cuando consiguieron salir del tren ya no la encontraron.
Al salir fuera, Sally se encontró con su hermano, Edward, y juntos se fueron con los de primer año. No había ido a recogerlos Hagrid, sino McGonagall. Ron, Ginny y Harry buscaron a Hermione sin éxito, se habría ido en uno de los primeros carruajes, así que ellos cogieron otro. Durante el camino a Howgarts nadie dijo nada.
Cuando entraron por la puerta, el señor Filch le dijo a Harry, no sin cierta desgana, que Dumbeldore le esperaba en su despacho. Y también le informó de que la nueva contraseña era Frambuesas dulces.
Tras entrar por la puerta, Harry se llevó una de las mejores sorpresas que había tenido en ese día. Al lado de la mesa donde estaba sentado Dumbeldore, había un enorme perro negro que podría haber reconocido incluso entre un centenar de Grims.
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Aquí lo de siempre :P Espero que os haya gustado :) ¡¡¡Dejad reviewssss!!! Nios leemos Bkñs Tiz
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Capítulo 3: camino a Hogwarts
Tras cruzar el muro, Harry se llevó una gran sorpresa. El increíble bullicio que había todos los años para entrar en el tren se había reducido increíblemente. Se andaba casi sin problemas entre la gente y en poco tempo encontraron un compartimiento vacío. Después bajaron a despedirse, pero no estaban ni Mary ni Bill.
- Bill se ha quedado en la cafetería -les dijo Charlie- y Mary se ha ido al vagón delantero, donde van la señora del carrito y el conductor.
- ¿Qué les pasa a esos dos? -preguntó Ron.
- Eres demasiado joven para entenderlo.
- Sí, ya, lo de siempre. -Ron se enfadó.
- ¿Por qué hay tan poca gente? -le pregunto Harry.
- ¿No es obvio? -dijo Ron malhumorado- tiene miedo a quién-tu-sabes.
- Es cierto, -dijo el señor Weasley- muchos de mis compañeros me lo han comentado. Los que se lo creen, huyen y los que no están muy seguros lo hacen por si las moscas.
- ¿Miedo en Hogwarts? -Harry no podía creérselo.
- Sí, ¿por qué a quién crees que intentará matar primero quién-tu-sabes?
- Pero estará Dumbeldore. -Hermione no se lo podía creer, ella tampoco. Confiaba en Dumbeldore hasta el final, y Harry también.
- Creo que sólo van los valientes, los hijos de muggles o los que no tienen nada que temer.
Y era cierto, la mayoría de los muchachos del andén, Harry incluso diría que más de la mitad, eran de Slytherin. Incluso se distinguía bien a Malfoy, pero por suerte o aún no le había visto o andaba demasiado contento riéndose de una chica de pelo negro. Para su sorpresa, la chica le gritó algo a Malfoy y este se quedó todo sorprendido para terminar actuando igual que siempre que terminaba perdido, un enfado infantil. La chica se marchó elevando la cabeza muy digna, y se dirigió hacia ellos. De repente Ginny le llamó:
- ¡Sally! ¡Estoy aquí!
La chica se acercó y las dos se saludaron.
- Os presento a Sally Woods. Es una chica que está en mi mismo curso. Pero empieza en Hogwarts. El año pasado a finales, la profesora McGonagal me lo dijo y estuvimos carteándonos todo el verano. Sally estos son mis hermanos Charlie, George, Fred y Ron. Y. ¿dónde están papá y mamá? Bueno, Hermione Granger y Harry Potter.
- ¡Vaya! Así que este es el famoso Harry Potter. -exclamó Sally con una sonrisa- Ginny, tenías razón, se está poniendo muy guapo.
- Eeeh.
De repente se hizo un silencio de esos en los que nadie sabe lo que decir. Harry y Ginny se empezaron a poner colorados, mientras Ron intentaba aguantarse la risa Pero Fred y George ni siquiera se la aguantaban. Hermione miraba a todos lados intentando buscar un tema de dar un giro a la conversación. Pero Charlie les ayudó.
- Venga, chicos, deberíais entrar en el vagón que el tren va a salir. Faltan dos minutos.
- Pero -dijo Ginny- no me despedido de los papás. ¿Dónde están?
- Creo que han ido a consolar a Bill -dijo Charlie suspirando.
- ¿Consolarlo?
- Bueno, venga. ¡O perderéis el tren!
Todos los chicos entraron en el compartimiento. Tras sentarse todos, Harry se fijó en Ginny y su nueva amiga. Durante el verano, se le había alargado algo la cara, dándole un aspecto más adulto. Su melena seguía igual, con ese llameante rojo, y las pecas le daban a la cara un aspecto risueño. Pero para su desesperación se fijó que era de su familia, porque ya había alcanzado su altura. Harry cada vez se distanciaba más en altura con los chicos, pero ahora parecía que también de las chicas. Su cuerpo también había cambiado, ahora ya no era plana. Harry se puso colorado al darse cuenta de lo que estaba pensando, y desvió la mirada.
Luego su fijó en Sally. También era alta, aunque no tanto como Ginny, con una larga melena negrísima y una piel muy pálida. Tenía los ojos tan negros como el pelo, redondos y grandes. Pero aunque todavía tenía aspecto infantil, se le notaba que iba a ser muy hermosa al desarrollarse. Lo que más le sorprendía de la chica era su acento. Hablaba muy bien inglés, pero no era inglesa.
Al terminar de acomodarse, nadie sabía donde meter la jaula de Pig sin que molestase a nadie, Sally empezó a hablar de ella.
- Yo antes iba al instituto para Brujas de Salem. Tiene una sección para educación desde los seis años. -A Harry le sonaba ese nombre.
- Así que -le preguntó Hermione- ¿eres de Estados Unidos?
- Sip. Pero mis padres eran ingleses. Hace dieciséis años nos trasladamos a vivir allí. Para cuando iba a nacer mi hermano. El instituto de Salem para brujas es sólo para chicas, mi hermano en cambio iba a uno del norte, cerca de Chicago, no sé exactamente el lugar, mm, una vez fui de visita y vi que daba a los grandes lagos. También era sólo de chicos. Allí hay pocos colegios mixtos.
- ¿Y eso?
- No lo sé, pero este año es la primera vez que vamos a ir juntos al colegio, y es emocionante estar en un internado.
- ¿El instituto de Salem no es internado?
- En parte. Pero yo no iba, mis padres vivían en Salem, así que, dormía en casa.
A los chicos les entró un poco de envidia. No estaba mal el internado, pero a veces echaban de menos a sus padres. El único que no pensaba eso era Harry. La gente que más quería estaba en el colegio, o al menos la mayoría. De repente se acordó de Sirius ¿qué habría sido de él? Ahora se daba cuenta de que no había pensado en él en los últimos dos días.
De repente se abrió la puerta. La abrió un chico alto, de pelo negro y cara pálida. Su cuerpo era delgado y tenía una cara inexpresiva. Ya llevaba la túnica puesta, en la que lucía una brillante insignia de prefecto. Por la reacción de las chicas pudo descubrir que era muy atractivo, y el parecido con Sally era patente.
- Sally, por fin te encuentro, estabas aquí.
- ¡Hola Edward! ¡Mira esta es Ginny! La chica con la que me carteaba, sus hermanos y unos amigos.
- Ajá -dijo sin mostrar una sola emoción.- Te buscaba por si estabas sola, veo que estás bien. Yo vuelvo al vagón de los prefectos.
- De acuerdo -le respondió con una sonrisa mientras él salía.
- Vaya -dijo Hermione- muy seco ¿no? Es una pena tan guapo y ese carácter.
- No creas. Lo que pasa es que le cuesta mucho mostrar sus sentimientos. Yo sólo lo he visto emocionarse en dos situaciones. Pero es muy amable, y aunque no lo parezca se preocupa de la gente. Y conmigo es muy cariñoso.
Estuvieron hablando hasta que la señora del carrito vino, entonces Fred y George se fueron a buscar a su amigo Lee Jordan. Mientras comían lo que habían comprado, alguien entrón en el compartimiento.
- Mirad esto. ¡Dios los cría y ellos se juntan! -Draco Malfoy lanzó una risotada estúpida- Fijaos, la escoria va a la escoria.
- ¡Cállate Malfoy! -le gritó Sally sorprendiendo a todo el mundo- Deberías ir a tu compartimiento a estudiar un poquito. No creo que los estúpidos le sirvan mucho a tu adorado Voldemort.
Aquello le dolió a todo él mundo, para los que no iba dirigido, el hecho de pronunciase su nombre. Y a Malfoy que se lo gritase una niña más pequeña que él.
- Yo, al menos, no pertenezco a una familia de desertores. -le espetó en la cara.
De repente Sally saltó. Alargó la mano y al momento Malfoy se elevó en el aire y se la pegó contra la pared del pasillo. Sally levantó más la mano, apretando los dedos contra el aire y Malfoy se elevó aún más, mientras perdía el poco color que tenía en la cara. Crabbe y Goyle se acercaron a ella con una mala mirada pero ella levantó la mano izquierda y ellos chocaron contra algo invisible. Luego bajó las dos y los tres cayeron al suelo.
- ¡Largaos! Y dejadnos tranquilos. -No esperaron a que ella se lo repitiera, se marcharon todo lo rápido que les permitía el estrecho pasillo. Harry se fijó en que Malfoy se frotaba el trasero.
- ¿Y eso? -preguntó medio asustado.
- Eso es el abecé del manimago. Levantar objetos, es algo que se aprende en primero ¿no?
- Sí, pero con varita.
- Es una manimaga -dijo Hermine con tono de superioridad, pero sin poder evitar la sorpresa- magos con suficiente poder como para no necesitar usar una varita. En realidad las varitas sólo amplifican el poder, pero si se tiene suficiente, no es necesaria.
- Lo que ocurre -siguió Sally- es que si has aprendido desde el principio con una varita, te acostumbras a ella, y luego te es casi imposible no usarla. En mi escuela había una manimaga que enseñaba a los que tenían aptitudes -dijo orgullosa- porque hay que aprender de otro. Si en Hogwarts hubiese habido un profesor manimago, os habría enseñado si tuvieseis suficiente poder, pero ahora ya es tarde.
- Pero si en Hogwarts no hay ningún profesor que enseñe magia con las manos ¿cómo te las vas a arreglar ahora?
- Ya no es necesario, es sólo para los conceptos básicos, ahora sólo he de hacer o mismo que hacéis vosotros con la varita, pero con las manos. De todas maneras, a partir de ahora los encantamientos pueden llegar a ser más difíciles, por eso me he comprado una.
Sally sacó de su bolsillo una cajita con el sello de Olivanders. El estuche estaba muy nuevo, y al abrirlo salió una varita brillante como si nunca se hubiese tocado. Sally la admiró un momento antes de cogerla.
- Madera de Boj, veinticuatro centímetros, rígida y con un núcleo de polvo de garra de dragón.
La cogió con delicadeza, y en el aire se notaron unas extrañas vibraciones. Todos los chicos notaron que era especial, una bruja que había aprendido a utilizar todo el potencial de su poder, era más poderosa aunque en un principio no lo fuese, simplemente sabía explotar al máximo sus posibilidades. Eso juntado al poder amplificador de la varita daba un aire impresionante.
El resto del viaje estuvo entretenido. Sally les contó que su hermano era prefecto por recomendación del director de su antigua escuela y que con la insignia, le había llegado un informe con apuntes de todos los alumnos, sus castigos más importantes, sus notas, y otras cosas. Por eso sabía que Malfoy había estado a punto de repetir el año anterior. Que su hermano también era manimago, y que se pasaba la mayor parte de su tiempo libre estudiando, y que su madre siempre "le pone de ejemplo".
Era una niña muy alegre a la que le gustaba mucho poner caras que insinuaban lo que quería decir. Una de esas personas que siempre tenían una sonrisa en los labios.
- Pero el apartado más grande del informe iba para unos Weasley, por eso al principio tenía algo de miedo hacia ti, Ginny."¡Menuda familia!" Pensé ¡Incluso Ron y Harry tenía una apartado bastante considerable!
- ¿¡Qué!? -dijo Ron- ¿a qué te refieres exactamente con un apartado considerable?
- Cuatro folios de un informe de cien en un colegio de unos mil alumnos.
- ¿¡En serio!?
- Pero no te preocupes, los de tus hermanos tenían quince para ellos solitos y una nota especial del conserje con unas cuantas hojas aparte.
- ¿Qué, Hermione, -preguntó Ron- es por eso que no te ha hecho prefecta? ¿no?
- Más o menos -rumió Hermione.
Ron llevaba gran parte del viaje chinchándola, al principio sobre su viaje a Bulgaria, pero ahora había pasado al hecho de que no la hicieran prefecta. Harry pensó que quizás no le perdonaba que les culpase de no serlo, y por supuesto de haberse ido a ver a Krum.
- Pero -intentó calmarles Sally, sin entender los gestos de Harry y Ginny- de ti sólo vienen cosas buenas, alguna pequeña trastada, pero nada de importancia.
- ¿Ves? Eres la Perfecta Prefecta.
- ¡¡EXACTAMENTE!! -le espetó Hermione a Ron, mientras el tren se paraba.- SI ESTE AÑO ME DEJAS EN PAZ A LO MEJOR EL QUE VIENE SÍ LO SERÉ.
Rápidamente, Hermione salió como un cohete del compartimiento. Para cuando alguien pudo reaccionar, el pasillo ya estaba abarrotado de gente, y cuando consiguieron salir del tren ya no la encontraron.
Al salir fuera, Sally se encontró con su hermano, Edward, y juntos se fueron con los de primer año. No había ido a recogerlos Hagrid, sino McGonagall. Ron, Ginny y Harry buscaron a Hermione sin éxito, se habría ido en uno de los primeros carruajes, así que ellos cogieron otro. Durante el camino a Howgarts nadie dijo nada.
Cuando entraron por la puerta, el señor Filch le dijo a Harry, no sin cierta desgana, que Dumbeldore le esperaba en su despacho. Y también le informó de que la nueva contraseña era Frambuesas dulces.
Tras entrar por la puerta, Harry se llevó una de las mejores sorpresas que había tenido en ese día. Al lado de la mesa donde estaba sentado Dumbeldore, había un enorme perro negro que podría haber reconocido incluso entre un centenar de Grims.
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