Bueno. Aki el sexto chapter ;)

Espero que os esté gustando.

La cosa avanza *^^*

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Capítulo 6: a través de los pasadizos.

Aquella no era la primera vez que Harry recibía una tarjeta de una chica, pero tampoco sería la última. Según iban pasando los primeros días, notaba como el peso de su mochila iba aumentado poco a poco mientras caminaba por los pasillos. Seguramente los metían mediante un encantamiento dentro de la mochila, de esa manera no sabía de quien eran. Pero una cosa era segura eran de personas diferentes, porque la letra también era diferente. Al principio las leía, pero poco a poco eran tantas que simplemente las iba amontonando en el cajón de la mesilla de noche. En poco tiempo tuvo que encantar el cajón para que le cupiesen todas, no las leía pero tampoco las iba a tirar.

Al pasar los días, también descubrieron cuales eran los profesores substitutos. En Cuidado de Criaturas Mágicas daba la profesora Grubbly-Plank, la misma que había substituido a Hagrid el año anterior cuando había estado "indispuesto", por lo que poco a poco esas clases se fueron volviendo al cuidado de criaturas menos peligrosas, pero haciéndola un poco más aburrida. En cuanto a Pociones se llevaron una gran sorpresa al descubrir que la daba McGonagall, que aunque igual de severa que Snape, al menos no beneficiaba a los de Slytherin.

– La única asignatura que tenía un poco de gracia y le sustituye esa profesora amargada. –había dicho Malfoy

Nunca habían sabido su idea de McGonagall, porque nunca habían compartido una clase de Transformaciones con Slytherin, pero ahora que las tenían todas, se notaba. Era inaguantable tener a Malfoy de compañero todo el curso.

Pero otra cosa que cambió aquel año era el estudio. Hermione pasaba todos los días tirando de ellos hacia la biblioteca, donde se pasaba todo el tiempo libre que tenía. Y siempre acompañada de Edward Woods, no es que se volviera inseparable de él, es que según la propia Hermione "a su lado sí que había ambiente de estudio" A la hora de ponerse enfrente de los libros, Hermione y Edward, simplemente se entendían, sabían lo que tenían que hacer y se apoyaban mutuamente, formaban un buen equipo, y pronto Ron y Harry se sintieron medio excluidos.

Sobretodo el día en el que en medio de un trabajo a Ron se le ocurrió hacer un chiste bastante estúpido. Hermione había recibido aquella mañana una carta de Krum. Por alguna razón no quería enseñársela a nadie, ni siquiera a Ginny, de la que se había hecho muy amiga últimamente (siempre q estaban en la sala común estaban juntas, fuera de ella, Hermione estaba en la biblioteca y Ginny se iba con Sally, a la que parecía no afectarle mucho estar en Slytherin)

A Ron le había enfadado aquello, pero reaccionó del modo más estúpido.

– No sé que le ves a un tío con la nariz torcida. ­–le dijo por la tarde, cuando habían ido a la biblioteca a intentar terminar de una vez el trabajo de la profesora Hutchinson.

Hermione le miró con cara de desprecio y el se alejó muy dolido y murmurando algo por lo bajo. Harry, al que le costaba menos adaptarse que Ron podría haber hecho un esfuerzo y quedarse, pero no iba a dejar solo a Ron.

– ¡Eh! ¡Ron, espérame! –le dijo mientras metía un libro (que Hermione le había obligado a llevar) en su abarrotada mochila.

– ¿Porqué me sigues? Parece que a ti te cuesta menos estudiar con ellos… –dijo ceñudo.

– Bueno, supongo que lo hago por que…

– Ya, esos dos deberían de haber sido Hufflepuff, así al menos no los habríamos tenido que soportar.

– Tampoco es para tanto… –dijo Harry.

– ¿Vienes conmigo a las cocinas? Quiero… comer algo.

– ¿Apagando el mal humor con comida? –mustió Harry con una sonrisa, que intentaba animarlo.

– ¿Qué dices?

– No, nada. Sí, vamos.

Para acortar camino se metieron por un pasadizo que daba a una aula. Era un camino estrecho con escaleras que bajaban serpenteantes. Justo antes de la salida, a través de un tapiz, había un espacio amplio en el que Harry y Ron se pararon para tomar un respiro. Entonces oyeron voces al otro lado.

– ¡Ah! Pero que guapo es Edward. –era una voz de chica, pero no sabían de quién– Y con esa cara de serio que siempre tiene, le da un aspecto misterioso

– Ni que lo digas. –esta era otra–Yo debo de haberle enviado mediante Travasus como cinco postales, sólo hoy.

– Vaya –murmuró con enfado Ron

Harry le dio leve puntapié para que se callase. No podían permitirse que los descubriesen, y menos el club de chicas de la escuela. Había oído hablar alguna vez de ese grupo de chicas. Que se reunían en alguna parte del colegio para "hablar" y compartir chismes. No debían de hacer ruido, si los descubrían, a saber lo que pensaban. Y ellas podían hacer que corriese la voz por todo el colegio.

– Pues yo pertenezco a otro… ¿grupo? Menos numeroso. –dijo una tercera.

– ¿Quién? –preguntando la primera.

– Harry. –dijo una totalmente segura, haciendo que tras el tapiz a Harry le subieran los colores de la cara.– Ya sé que Edward parece más mayor, pero ese toque ingenuo que tiene Harry Potter, es taaan adorable.

– Yo pienso igual, –dijo una cuarta voz que a Harry le sonaba de algo– este año no voy a estar tan cortada como el pasado. Ya veréis, no me voy a desanimar a la primera, como el año pasado.

Menos mal que en aquel momento Harry y Ron estaban a oscuras, porque Harry estaba sonrojándose soberanamente, y Ron intentando mirarle con celos.

– Bueno, lo vas a tener difícil, –dijo la segunda– aunque no tanto como nosotras. Edward, por lo que sé, está en el puesto número uno, este curso.

– Pues yo… –dijo una voz tímida– creo… que lo voy a tener más difícil que vosotras.

– ¿Y eso?

– No es que sea un chico difícil… pero es que no me atrevería a hacer algo así.

– Beryl, eres demasiado tímida.

– Sí, … bueno, las Hufflepuff lo tenéis más fácil, yo me desarmo de nada.

– No te preocupes, Ron Weasley, … ¸ seguro que se pone más rojo que tú.

Y realmente lo estaba, pensó Harry, cuando diez minutos después salieron por fin de allí. Las chicas había estado riéndose un rato con chismes y habían acabado saliendo. Harry no pudo evitar reírse al ver la cara de Ron. Sus orejas y su nuca nunca habían cogido un color tan vivo.

Aquella alegría fue tan fuerte que se olvidó del enfado con Hermione. Y no le pidió perdón, algo, que, según vio Harry, lamentaría más tarde. Pero estaba feliz y contento, algo que aumento la decisión de los gemelos Weasley de anunciar que las pruebas de selección de nuevos jugadores del equipo sería el siguiente jueves por la tarde.

– Quiero participar. –le dijo a Harry– me gustaría ser guardián. ¿Para qué puestos vais a buscar jugadores?

– Creo que para todos. –le respondió este– Fred quiere que quede equipo para el año que viene: él, Alicia y Katie terminan el año que viene y quieren dejar el equipo ya hecho. Además, aunque hasta ahora no los habíamos tenido, necesitamos suplentes.

– Sí, genial. –respondió Ron contento– pero necesitáis un cazador y un guardián.

– Ajá.

Pero aquella alegría le duró poco, el jueves por la mañana, en clase de DCLAS se descubrió algo que él había hecho. Nada más entrar por la puerta todos los alumnos se fijaron en la profesora. La sonrisa que siempre había tenido había desaparecido, en su lugar había un rictus de enfado, que recordaba a los de la profesora McGonagall.

– ¡¡Señor Weasley!! –exclamó en cuanto cruzó la puerta.– tengo que hablar muy seriamente con usted.

Malfoy no tardó ni cinco segundos en empezar a partirse de risa. Pero pronto fue acallado.

– Señor Malfoy, yo en su situación no me reiría el señor Weasley. –dijo– porque se encuentran los dos en la misma.

– ¿¡Qué!? –preguntó Ron sorprendido.

– ¿¡¡Cómo!!? Me pregunto yo ¿¡¡Cómo pudieron llegar a pensar que yo era tan tonta como para caer en un truco tan nimio!!? –gritó, ante la sorpresa de todos– Si ustedes dos creían que se iban a salir con la suya, es que me tenían en muy baja consideración.

De repente se hizo silencio en el aula. Todos miraban a los dos chicos. Nadie entendía que era lo que ellos dos podían haber hecho juntos para enfadar de aquella manera a una profesora tan amable.

– Vengan aquí inmediatamente los dos.

Ron y Malfoy se acercaron lentamente a la mesa de la profesora. Se miraron el uno al otro, evaluándose. Pero a Harry le daba la sensación de que Ron sabía lo que era, y que Malfoy también. Los observó, curioso, para ver como les llevaban los acontecimientos. Al menos esperaba que no le castigasen, porque aquella tarde eran las pruebas para los nuevos integrantes del equipo.

La profesora Hutchinson dejó caer sobre su mesa dos hojas de pergamino. Al verlas Ron y Malfoy pusieron cara de susto.

– ¿Qué significa esto?

– Verá profesora yo… –empezó a decir Ron.

– Pensó que podría engañarme.

– Sí… ¡ah!… bueno, no exactamente.

– Yo sólo quería, entregar lo mejor posible el trabajo. –dijo Malfoy.

– No seas pelota. –dijo cortante– estos dos trabajos están hechos con una pluma normal.

– Es que, si no… me había quedado muy mal la pluma.

– Al menos la señorita Granger a sido honesta. Ella me ha entregado un trabajo con goterones, marca de una varita mal hecha. Pero su redacción es de las mejores de clase, y eso lo suple. –tomó aire– En cambio ustedes, no sólo han escrito la redacción con una varita normal, si no que es una pésima redacción.

Harry intentó observarlos a los dos. Estaban blancos. Todo lo blanco que podía estar Malfoy y Ron tampoco mucho más oscuro. Sus caras expresaban miedo, y este miedo aumentó cuando la profesora dijo:

–Me duele que hayan pensado que no caería en el engaño. –dijo– Tal como pidió su padre, señor Malfoy mañana le enviaré una lechuza. Señor Weasley, también enviaré una a sus padres.

– No, no por favor. –dijeron a la vez los dos.

– Está bien, pero se quedarán los dos aquí castigados. Después de las clases de la tarde vengan aquí inmediatamente, si no enviaré esas cartas.

Ron se derrumbó en su pupitre. Miró a Harry con desesperación. ¿Cómo iba a ir a las pruebas, si estaba castigado? Hermione le miraba con cara de te lo mereces, haber trabajado más, luego se giró con cierto gesto de orgullo.

Según le contaría más tarde a Harry, de la alegría se había olvidado completamente del trabajo, y la noche anterior lo había hecho lo mejor que había podido, hasta destrozar completamente la pluma. No quería intentarlo con otra, así que había usado una normal. Harry se compadecía de él, porque su redacción era una de las mejores de clase (según había dicho la profesora, y había alabado su pluma, "casi perfecta" había dicho) Y ahora su pluma la usaba como una más de su estuche, quizás una de las mejores.

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Bueno, la cosa va a seguir no os preocupéis ;)

Las cosas avanzan *^^*

Repondo un reeview ¡¡¡tengo un review!!!

Lady Origin: ¡¡gracias por leerlo!! Y me gusta ver que te gustó :) ¿mala memoria? (hay motivos para todo, en mis fanficitons siempre hay razones, incluso para las cosas raras) Bueno, lo del embarazo no está olvidado, don't worry, más adelante se adelantarán cosas ;)

¡¡gracias por leerme!!

Porfa escribid reviewssssss ;)

Nios leemos

Bkñs

tiz