Margaret
Hacía poco que había llegado de Hogwarts; como de costumbre, nadie lo esperaba en casa, sólo algunos elfos lo recibían... iba a subir las escaleras, cuando de la cocina salió la voz de su madre, llamándolo.
"Draco, veo que ya llegaste" le dijo en un tono no muy maternal "Antes que subas a tu habitación, quería decirte que Margaret vendrá en dos semanas... Al parecer, El Profeta se ha internacionalizado" al decir 'El Profeta', volteó el rostro cerrando los ojos, como si fuera lamentable e intrascendente.
"¿Y a mi qué con que venga o no?... He escuchado lo suficiente de ella como para..." pero fue interrumpido por la exclamación y la mirada de reproche de su madre.
"¡No hables así de Margaret!... No tienes ni el más mínimo derecho a expresarte así de ella"
"Lo siento madre" dijo sin parecer sentirlo en absoluto, se dio media vuelta pero ella lo volvió a llamar.
"Quiero que seas amigable y respetuoso con ella... a muy pesar de lo que piense tu padre" le dijo mirándolo profundamente
"Está bien, madre... lo intentaré"
"Muy bien!" y en su rostro se dibujó lo que sería una sonrisa, le dio un abrazo poco maternal y siguió su camino.
Al llegar a su cuarto lo primero que hizo fue echarse en su cama ni bien lo hizo se quedó dormido. Al día siguiente al despertarse, tomó un baño antes de bajar a desayunar. En la larga y señorial mesa sólo estaban madre e hijo. No hablaban mucho, por lo que la casa siempre estaba silenciosa.
Así pasaron los días entre la monotonía y la tranquilidad de la mansión Malfoy. Todo era tan apacible, equilibrado y perfecto, que nadie sospecharía nunca que el desorden asaltaría su pasividad.
Dos semanas después, una fila de elfos esperaban a la puerta. Narcisa estaba detrás de ellos, criticándoles su forma de pararse y la suciedad de hollín que desprendían... Margaret debería llegar en cualquier momento. "Porqué no llega?" exclamaba la sra. Malfoy "Se está retrasando mucho"
"A lo mejor ya ni viene" dijo una voz al lado de la chimenea, era Draco quien permanecía ahí sin impacientarse.
"Ella vendrá" dijo en un tono terminante, pero ya parecía perder seguridad.
"Quizá papá tenía razón al decir que..." había empezado pero escuchaba ruidos dentro de la chimenea, luego un ruido sordo indicó que alguien se había dado de bruces contra el piso.
"Margaret!" exclamó Narcisa corriendo hacia ella "Margaret, estás bien?"
"Oh, si, gracias, no te preocupes, estoy bien!" respondió una voz algo juguetona, pero su rostro adolorido, y su nariz sangrante decían todo lo contrario.
Era una chica de piel blanca pálida, rubia con el cabello largo y de ojos grises, por sus facciones se podría decir que tendría al menos 18 años, ya que no era tan alta y era muy delgada, con el rostro bien perfilado; además de un aspecto algo aniñado. Había heredado la hermosura de su madre, con la diferencia que ella no tenía la nariz fruncida como si todo le diera asco; en lugar de eso su rostro era muy jovial y risueño.
"¿Dracky?" le preguntó sonriente después de limpiarse el sangrado nasal "¿Dracky eres tú?" él no respondió, en vez de eso sus pálidas mejillas adoptaron un color escarlata "No puedo creerlo, has crecido mucho!... y mira qué guapo estás!"
"No me llames así, como lo dijiste antes, he crecido" le dijo en un tono frío.
"Es cierto, ha pasado mucho tiempo... mírame ahora: 23 años... pero para mí siempre serás el pequeño Dracky" le dedicó una sonrisa "¿No me darás un abrazo?"
"¿Es cierto lo que dice papá?" soltó sin poderse contener más "¿Estás en Rumania... trabajando... con dragones y mezclándote con muggles y... sangresucias?" le dijo mirándola casi con desprecio, por su rostro apareció la primera mirada severa desde que había llegado a la casa, a Draco le recordó su papá cuando estaba molesto.
"Estoy en Rumania, trabajando con dragones y conviviendo con personas... y déjate de ideas tontas, que trabajar no es malo, por el contrario, te dignifica el esfuer..."
"Entonces es cierto... no quería creer a papá... ¿tanto has cambiado?... Tú no eres Margaret, tú no eres mi hermana!... Ella cuidaba su apellido, su dignidad y tú has caído muy bajo!"
"Draco!"
"No, mamá... déjalo"
"Iré a mi habitación, no tengo nada que hacer aquí" se dio media vuelta y subió las escaleras.
Margaret lo vio irse, y al darse la vuelta descubrió que su madre la miraba de arriba abajo. "Son ropas muggles, ¿te gustan?" le preguntó con una media sonrisa culpable; pero por la expresión en la cara de Narcisa se notaba claramente que no le gustaban nada.
+++
"Si, en Rumania, vivo con muggles, los Rickerson, son unos ancianos muy amables: nos permiten tener a los dragones bebés en sus tierras. Sus nietos son mitad magos, son muy colaboradores con las faenas. Se han ganado unas buenas quemaduras, pero pueden inmovilizar fácilmente a los dragones adultos. Aunque sean adolescentes, y mitad magos, saben utilizar muy bien la magia. Mira yo también tengo una quemadura" y le enseñó su brazo izquierdo, en toda su piel blanca, había una mancha. Narcisa la miró horrorizada.
"Pero puedes arreglar eso, déjame, yo lo haré" dijo sacando su varita
"No mamá" le respondió al tiempo que ocultaba su brazo "Ya lo intenté... no saldrá... además no quiero que se borre, es una marca que demuestra que hago lo que me gusta y que soy feliz" y le dirigió una sonrisa muy bien disimulada.
N/A: Hola!... bueno antes que nada decirles que no sé qué demonios me pasó. es el primer fic que hago de este personaje. y simplemente aun no puedo creerlo. no es que lo odie, pero es tan. . . (no encuentro palabras).
Claro, pero respeto las demas opiniones, hay a quienes les gusta (ahora estoy pensando en cierta mexicana amiga mía. no Maga! no me refiero a ti!). En fin, este fic va dedicado a aquellas personas que al igual que mi amiga(insisto que no es Maga) creen que Draco es adorable. ¿O.o?
Hacía poco que había llegado de Hogwarts; como de costumbre, nadie lo esperaba en casa, sólo algunos elfos lo recibían... iba a subir las escaleras, cuando de la cocina salió la voz de su madre, llamándolo.
"Draco, veo que ya llegaste" le dijo en un tono no muy maternal "Antes que subas a tu habitación, quería decirte que Margaret vendrá en dos semanas... Al parecer, El Profeta se ha internacionalizado" al decir 'El Profeta', volteó el rostro cerrando los ojos, como si fuera lamentable e intrascendente.
"¿Y a mi qué con que venga o no?... He escuchado lo suficiente de ella como para..." pero fue interrumpido por la exclamación y la mirada de reproche de su madre.
"¡No hables así de Margaret!... No tienes ni el más mínimo derecho a expresarte así de ella"
"Lo siento madre" dijo sin parecer sentirlo en absoluto, se dio media vuelta pero ella lo volvió a llamar.
"Quiero que seas amigable y respetuoso con ella... a muy pesar de lo que piense tu padre" le dijo mirándolo profundamente
"Está bien, madre... lo intentaré"
"Muy bien!" y en su rostro se dibujó lo que sería una sonrisa, le dio un abrazo poco maternal y siguió su camino.
Al llegar a su cuarto lo primero que hizo fue echarse en su cama ni bien lo hizo se quedó dormido. Al día siguiente al despertarse, tomó un baño antes de bajar a desayunar. En la larga y señorial mesa sólo estaban madre e hijo. No hablaban mucho, por lo que la casa siempre estaba silenciosa.
Así pasaron los días entre la monotonía y la tranquilidad de la mansión Malfoy. Todo era tan apacible, equilibrado y perfecto, que nadie sospecharía nunca que el desorden asaltaría su pasividad.
Dos semanas después, una fila de elfos esperaban a la puerta. Narcisa estaba detrás de ellos, criticándoles su forma de pararse y la suciedad de hollín que desprendían... Margaret debería llegar en cualquier momento. "Porqué no llega?" exclamaba la sra. Malfoy "Se está retrasando mucho"
"A lo mejor ya ni viene" dijo una voz al lado de la chimenea, era Draco quien permanecía ahí sin impacientarse.
"Ella vendrá" dijo en un tono terminante, pero ya parecía perder seguridad.
"Quizá papá tenía razón al decir que..." había empezado pero escuchaba ruidos dentro de la chimenea, luego un ruido sordo indicó que alguien se había dado de bruces contra el piso.
"Margaret!" exclamó Narcisa corriendo hacia ella "Margaret, estás bien?"
"Oh, si, gracias, no te preocupes, estoy bien!" respondió una voz algo juguetona, pero su rostro adolorido, y su nariz sangrante decían todo lo contrario.
Era una chica de piel blanca pálida, rubia con el cabello largo y de ojos grises, por sus facciones se podría decir que tendría al menos 18 años, ya que no era tan alta y era muy delgada, con el rostro bien perfilado; además de un aspecto algo aniñado. Había heredado la hermosura de su madre, con la diferencia que ella no tenía la nariz fruncida como si todo le diera asco; en lugar de eso su rostro era muy jovial y risueño.
"¿Dracky?" le preguntó sonriente después de limpiarse el sangrado nasal "¿Dracky eres tú?" él no respondió, en vez de eso sus pálidas mejillas adoptaron un color escarlata "No puedo creerlo, has crecido mucho!... y mira qué guapo estás!"
"No me llames así, como lo dijiste antes, he crecido" le dijo en un tono frío.
"Es cierto, ha pasado mucho tiempo... mírame ahora: 23 años... pero para mí siempre serás el pequeño Dracky" le dedicó una sonrisa "¿No me darás un abrazo?"
"¿Es cierto lo que dice papá?" soltó sin poderse contener más "¿Estás en Rumania... trabajando... con dragones y mezclándote con muggles y... sangresucias?" le dijo mirándola casi con desprecio, por su rostro apareció la primera mirada severa desde que había llegado a la casa, a Draco le recordó su papá cuando estaba molesto.
"Estoy en Rumania, trabajando con dragones y conviviendo con personas... y déjate de ideas tontas, que trabajar no es malo, por el contrario, te dignifica el esfuer..."
"Entonces es cierto... no quería creer a papá... ¿tanto has cambiado?... Tú no eres Margaret, tú no eres mi hermana!... Ella cuidaba su apellido, su dignidad y tú has caído muy bajo!"
"Draco!"
"No, mamá... déjalo"
"Iré a mi habitación, no tengo nada que hacer aquí" se dio media vuelta y subió las escaleras.
Margaret lo vio irse, y al darse la vuelta descubrió que su madre la miraba de arriba abajo. "Son ropas muggles, ¿te gustan?" le preguntó con una media sonrisa culpable; pero por la expresión en la cara de Narcisa se notaba claramente que no le gustaban nada.
+++
"Si, en Rumania, vivo con muggles, los Rickerson, son unos ancianos muy amables: nos permiten tener a los dragones bebés en sus tierras. Sus nietos son mitad magos, son muy colaboradores con las faenas. Se han ganado unas buenas quemaduras, pero pueden inmovilizar fácilmente a los dragones adultos. Aunque sean adolescentes, y mitad magos, saben utilizar muy bien la magia. Mira yo también tengo una quemadura" y le enseñó su brazo izquierdo, en toda su piel blanca, había una mancha. Narcisa la miró horrorizada.
"Pero puedes arreglar eso, déjame, yo lo haré" dijo sacando su varita
"No mamá" le respondió al tiempo que ocultaba su brazo "Ya lo intenté... no saldrá... además no quiero que se borre, es una marca que demuestra que hago lo que me gusta y que soy feliz" y le dirigió una sonrisa muy bien disimulada.
N/A: Hola!... bueno antes que nada decirles que no sé qué demonios me pasó. es el primer fic que hago de este personaje. y simplemente aun no puedo creerlo. no es que lo odie, pero es tan. . . (no encuentro palabras).
Claro, pero respeto las demas opiniones, hay a quienes les gusta (ahora estoy pensando en cierta mexicana amiga mía. no Maga! no me refiero a ti!). En fin, este fic va dedicado a aquellas personas que al igual que mi amiga(insisto que no es Maga) creen que Draco es adorable. ¿O.o?
