OH Julieta tus labios en este terrible momento, no soporto mirarlos con esa
palidez que me seca el alma y el corazón, puesto que después de tanto
tiempo, de tantas batallas, de la sangre derramada, juntos por fin
estábamos y nadie nos separaría.
Más en un error estaba cuando vi tu cara sin sentimientos y solo pensé:
-Julieta, Oh Julieta, ahora que tu alma divina se ha ido de mi lado no que
da otro remedio que irme lejos, al verde prado.
Sin embargo al lado de esa mujer había dejado yo ese veneno que me mataría
en segundos abrí ese pequeño frasco, mis manos temblaban, no sé si de gusto
o de miedo. Tragué el líquido, sentí como mi cuerpo se estremecía poco a
poco mi boca se iba secando, de repente mi respiración se cortó y no sentí
más.
Segundos después vi el rostro de Julieta mirándome, diciéndome:
-OH, Romeo, Romeo, qué te has hecho, mi muerte era un simple sueño para
casarnos, ahora tú me dejas sin dueño, sin sueño y sin destino. Romeo de mi
corazón, que esta gota de veneno que has dejado en este frasco sirva para
que sigamos juntos en el firmamento. ¡OH, que veo! La daga que atravesará
mi corazón para estar juntos con razón.
Se clavó la daga, y su alma salió hacia mi y juntos subimos hacia el cielo
amándonos, juntos y sin barreras.
Por fin, puedo exclamar ¡JULIETA TE AMO!