VOLVÍ!!! Sí, entre tareas y pruebas me pude hacer un lugarcito para publicar este capítulo. La primera parte está dedicado a la fanática del TAKUMI, Izumi Orimoto, que pedía TAKUMI a gritos pelados (no será TAKUMI de verdad, pero es una charla entre Nadia e Izumi, y es obvio que iban a hablar de chicos...). La segunda parte es para todas las fanáticas de la pareja principal (NADOUJI).

Capítulo 8: los 5 guerreros del mal

Primera parte: cosas de chicas

– ¿Nadia?

Silencio.

– ¿Te encuentras bien?

Silencio más denso. Izumi intentó de nuevo. Trataría una y otra vez hasta que pudiera sonsacarle a su amiga la razón de su tristeza, aunque Nadia pareciera impenetrable como una fortaleza medieval.

–Es por Kouji, ¿verdad?

Nadia asintió sin decir palabra. Oh, oh, mala señal. ¿Por cuánto tiempo más seguiría ella empeñada de esa manera en su mutismo?

–Vamos, seguro que fue un malentendido.

–No creo–murmuró Nadia. ¡Aleluya! Al menos la chica empezaba a hablar de nuevo.

–Vamos. Seguro que tienes sueño, ¿no?

–No sé...

– ¡Vamos, vamos! ¡Arriba ese ánimo!–Izumi en cualquier momento perdería la paciencia.

–Sí, estoy cansada. –Murmuró finalmente Nadia.

– ¡Cambia esa cara, por favor!–dijo Izumi, mientras recorrían el camino hacia la habitación que usarían ellas (N/A: ni loka aceptaría dormir con los chicos! Sería algo "incómodo"...). Esa sencilla frase le hizo recordar algo a Nadia. Cuando sus labios esbozaron una leve sonrisa, Izumi sintió curiosidad.

– ¿Qué pasa?–Preguntó la rubia. Nadia tardó un poco en responder.

–Una vez, cuando nos cambiaron de bancos en mi escuela, me pusieron justo con un chico que...–se sonrojó a más no poder y dijo en voz baja–me gustaba. Él se pasaba los días molestándome. Siempre me decía...–suspiró otra vez e imitó una voz grave– "Nadia... ¡cambiá la cara!"–Se quedó un rato en silencio y luego dijo– Lástima que él no me quiera a mí.

–Vamos, estoy segura de que hay algún chico que te quiere...

–Hay, pero ¡son unos mamarrachos!

– ¿Si?–preguntó Izumi con una risita.

–Ahá. Primero fue cuando yo tenía siete años, un pibe un año más chico que yo me perseguía por todo el colegio. No fue gracioso. Después en quinto grado, cuando tenía 10 años: uno del otro curso con el que compartía las clases de inglés. Era un maldito engreído, para mi horror. Y los dos últimos fueron este año, dos compañeros de aula: uno que parece más muerto que vivo y otro que no se sabe si es chico o chica.

–Uh, pues... yo diría que no tienes mucha suerte que digamos. –Dijo Izumi, escogiendo con cuidado las palabras.

–Eso es lo que digo yo. Cuando se los digo a mis amigas se mueren de la risa, pero a ellas no les pasó nunca eso. ¿Y a vos quién te gusta?

Cuando llegó Nadia a este punto, Izumi también se sonrojó.

–Vamos... ¿o no me digas que no te gusta ningún chico?–dijo la chica con picardía, mientras pensaba "KOZUMI no, KOZUMI no...!"– ¿Un italiano, capaz?

–Bueno, a mí me gusta...–Nadia creyó que se lo iba a decir, pero...–Pero no se lo digas a nadie, ¿please? No quiero que se entere...

– ¿Porqué no?–Preguntó Nadia–Lo lógico sería que se lo dijeras, ¿no?

–Me da miedo decírselo, no quisiera que me rechazara...

–Dale... ¿Es de acá?–Tanteó Nadia.

–Hmm, tal vez...

–Porfis, ¡dale! No voy a decírselo. –Nadia no aguantaba más la intriga.

–Está bien. Es... a mí me gusta...

– ¿Sí? ¡Dale!

–Es... es...

– ¿Y?

–...Takuya.

Nadia se quedó o_O, con la bocaza abierta como un buzón de tan sorprendida que estaba.

– ¿T-takuya? ¿El google-boy?

–Sí, él: Kanbara Takuya. ¿Hay algún Takuya más?–la chica empezaba a enojarse (algo comprensible, yo estaría igual).

– ¡Pará, pará, pará! Eh... este... Hablemos en serio: ¿Takuya?–Dijo la pelirroja, intentando calmara a la chica rubia.

–En serio: Takuya. ¿Por qué lo dices?–Preguntó Izumi con suspicacia.

–Naaa, lo decía porque como "los que se pelean se aman"...

– ¡Ojalá fuera verdad!–Suspiró Izumi–Es tan lindo cuando está enojado...

–Bueno, si vos lo decís...

–Ahora te toca a ti. ¿Te gusta alguien?–Preguntó Izumi con curiosidad.

–Capaz...

–Que capaz ni que capaz... ¡vamos, es obvio que te debe gustar alguien!–dijo Izumi, imitando a su amiga.

–Bueno, está bien. Yo creo que me gusta...–Nadia se puso roja, rojísima.

– ¿Sí?

–...Kouji.

–De acuerdo. A ti te gusta Kouji, a mí Takuya... ¿a mano?

–Está bien. Aunque estoy casi segura de que él no me quiere...como me pasa siempre–Nadia dijo eso con sincera preocupación.

–Vamos... Alguna vez encontrarás a tu media naranja, de eso estoy segura. –La consoló Izumi.

–Ojalá. –Murmuró la chica. Se quedó un rato largo meditando eso y luego preguntó–Y a vos, ¿qué te gusta de Takuya?

–Supongo que su manera de ser tan atropellado, sin pensar nunca en las consecuencias...debe ser eso–respondió Izumi, toda colorada. – ¿Y a vos? Debe haber algo de Kouji que te haya gustado, para que te enamores así... ¡no le quitas los ojos de encima!

–No sé... –Nadia se quedó pensando un rato y luego contestó–. Lo conocí de una manera medio rara...pero cuando lo vi...

– ¿Cómo lo conociste?–preguntó Izumi–Él no nos quiere decir nada, bueno, nada de lo que nosotros queremos saber.

–Fue en el primer día de clases en mi país. Estaba yendo para el colegio y (de tarada nomás) me tropecé, con tan mala suerte que le di una patada a un andamio que estaba en la calle. El andamio se empezó a caer, y cuando yo creí que iba a quedar chatita, chatita como una lata de gaseosa...apareció él.

Mientras decía esto, Nadia se acordaba de aquel momento. Mirarlo a los ojos, a esos ojos azules... ¿qué sería lo que la había impulsado a enamorarse de él? Por ahora no le importaba. Izumi la hizo volver a la realidad.

– ¿Nadia? ¿Podrías bajar de las nubes?

– ¿Eh?

–Y después me dicen a mí. Entonces, ¿así conociste a Kouji?–preguntó Izumi.

–Sí. Manera medio rara de conocer a alguien, pero para mí fue especial.

–Todavía no me dijiste que te gusta de él...

–No lo sé, de verdad. Creo que, salvo esa manía loca del "no me toques", todo. Aunque también me da rabia que me hable tan poco.

–Que Kouji te hable ya de por sí es un milagro. Si incluso a Takuya, que es su mejor amigo, no le habla casi nada... Pero contigo es algo más. Yo apostaría cualquier cosa a que te quiere, aunque sea como su mejor "amiga".

–Ojalá. Pero no me sorprende que no hable con nadie, en mi escuela (¿te dije que éramos compañeros de aula?) directamente no existía: era de vidrio. Ni siquiera lo saludaban. A mí me hacía re-mal ver que mis propios compañeros, incluso mis propias amigas, lo trataran así. Pero nada de apuestas, ¿OK? Esas cosas no me gustan.

–De acuerdo. Pero deberías decirle que lo quieres...

–Y vos también. Aunque...yo no creo que le guste, hay chicas mucho mejores que yo.

–No te tires a menos. ¿Qué tienes? ¿Complejo de inferioridad?

–No lo sé, pero...

– ¿Es por la edad?–Inquirió Izumi, a lo que la chica asintió con pesadumbre–. No te preocupes por eso. A simple vista no se nota que tú tienes 14 años y él 12 y medio.

–Honto?

–Sí. Mira, Kouji es muy alto para su edad y tú...un poco baja. Él es demasiado maduro para su edad, muy responsable...y bastante antipático también. ¡Disculpa! No quise decir eso de él.

–Bah, no importa. Cuando lo conocí, yo también pensaba igual. Pero después de un tiempo me empezó a gustar, y...acá estoy. Muchas gracias, Izumi.

– ¿Por qué?

–Por escucharme. Y vos no tardes en decírselo a Takuya, ¿OK?

–Está bien, ¡y tú a Kouji! Así te sacarás la intriga.