Capítulo 14: Quiero decirte que te amo (publicado)

1ra Parte: NADOUJI

– ¿¡QUE TÚ QUÉ!?–Gritó Takuya a más no poder.

– ¡Cielo santo, ya cálmate, Takuya!–Chilló Izumi, tapándole la boca.

–No puede ser cierto, ¡tiene que haber algún error!–Dijo Kouji en un arrebato de desesperación.

–No, Kou, no hay ningún error–le contestó Nadia, mientras lo miraba a los ojos. –Yo soy la única que puede hacerlo.

Kouichi no dijo nada, sólo se quedó callado.

–Váyanse. Váyanse lejos de acá. Yo voy a esperar a Nemessismon...sola. –Dijo la chica, mirando a todos con gravedad.

–Nunca–dijo Izumi–. Nadia, no pienso moverme de aquí.

–Yo tampoco–agregó Takuya, y se sentó en el suelo. –Si quieres que me vaya, quítame a los golpes.

–Aunque hace poco que nos conocemos, me niego rotundamente a dejarte sola. –Declaró Kouichi.

–Chicos...ustedes me sacaron del Lucero de la Rosa, yo quiero sacarlos de este lío. Tienen que irse de acá. Si no, ¿quiénes van a salvar al Digimundo de Luccemon?–Volvió a intentar Nadia.

–Sin ti nuestro equipo no será el mismo–le dijo Jumpei, mirándola con la seriedad de un chico de 12 años.

–Nadia honi-chan, yo te quiero mucho, tú eres como una hermana mayor para mí–soltó Tomoki de una vez– ¡No me pienso ir!

–Aunque sea déjanos ayudarte, Nadia–agregó Takuya.

–Chicos...–murmuró Nadia conmovida. –Mu...muchas gracias...

–Es lo que teníamos que hacer–dijo Izumi.

– ¡ABRAZO DE COMUNIDAD!–Gritó Tomoki con energía, y todos se tiraron encima de la chica.

***

Los días pasaban con una rapidez increíble. Los chicos le seguían la pista a Nemessismon, pero la virus los evadía con una astucia digna de un detective de un policial clásico. Alguna vez, Nadia había leído que el tiempo pasaba rápido cuando había algo no deseado cerca, y eso era verdad. No es que estuviera arrepentida de su decisión, simplemente tenía miedo. Miedo porque no se sabía mucho ni de Nemessismon ni de la forma en que ella arriesgaría su vida, miedo de no volver a ver nunca más a sus amigos, miedo de que su sacrificio fuera en vano.

Mientras tanto, Kouji estaba muy angustiado, tanto como Nadia. Él también tenía miedo, miedo de no poder decirle lo que sentía por ella, miedo de no poder oír su risa y su hermosa voz...

Quisiera amarte hasta el amanecer

besarte lentamente y perderme por tu piel

encontrarme con tus labios, en un beso sin final

todo por tu amor, solo dame una señal.

En eso estaba pensando un día, cuando Izumi le dirigió la palabra. La chica también estaba preocupada porque Nadia estaba muy callada, algo inusual en ella.

– ¿Te sientes bien, Kouji?–preguntó la chica. Kouji se dio vuelta para ver quién le hablaba. Últimamente el chico estaba muy ido.

–Sí–respondió de inmediato.

–No, no lo estás–dijo Izumi–. Es por Nadia, ¿verdad?

–No... Es decir, sí–admitió Kouji, con las mejillas calientes.

–Ella ha estado muy angustiada últimamente, incluso la vi llorar en silencio...Todo este asunto de Nemessismon la tiene muy preocupada.

–Y la verdad que tiene razón. –murmuró Kouji, con la vista clavada en el suelo.

–Es verdad. ¿Ya habló con Takuya? Sobre la "estrategia", claro.

–Sí. Nos dijo que nosotros dos sólo podemos mantenerla distraída, que con eso es suficiente–Contestó Kouji.

– ¿Sólo ustedes dos?–Repitió Izumi.

–Ahá. Dijo que no quiere arriesgar a los demás porque no cree que ustedes lo puedan vencer. Como nosotros pudimos llegar a evolucionar usando los dos Spirits juntos...

Hubo un silencio algo pesado mientras la chica preparaba todo para una modesta fogata. De repente Kouji hizo una pregunta que andaba por su cabeza desde no hacía mucho tiempo.

– ¿Qué tipo de cosas se regalan en Italia para San Valentín?

–Bueno, no se da sólo chocolate... Muchas veces se obsequia flores o dulces, como bombones o cosas así... Pero no lo dan las chicas, en Occidente los regalos los dan los chicos...–de pronto la jovencita se dio cuenta de la verdadera intención de Kouji–Pero yo creo que lo mejor es que no te compliques mucho la vida, de seguro que a Nadia le gustará si le pones lo mejor de ti. ¿Te sirve?

–No lo sé...

Ángel que das luz a mi vida

eres el aire que quiero respirar

Ángel que alivias mis heridas

no te alejes que muero si no estás.

– ¿Y ya tienes alguna idea?

–No...

–Pues si yo fuera tú me apresuraría. No sea que se te adelante otro...–Izumi dijo esto como un chiste, sin saber si realmente era verdad. –Tranquilo, es una bromita...–Lo tranquilizó, al ver como las facciones del muchacho delataban su tristeza.

–Y, ¿ya está todo listo?–Dijo Nadia acercándose. Kouji le dio una patada a la pila de leña, y uno de ellos le aplastó el pie. El chico se tuvo que tragar el grito de dolor que pugnaba por salir.

–Sí–respondió Izumi–O por lo menos, estaba hasta recién...

Nadia se acercó para levantar uno, y justo Kouji hizo lo mismo. Fue instantáneo: sus dedos se rozaron unos segundos y se separaron con un sobresalto, con las caras rojas como tomatotes.

–No importa, yo los levanto–dijo Kouji inmediatamente.

–B-bueno...–murmuró Nadia algo tímida.

–Los chicos tardan mucho...–murmuró Izumi de repente–Voy a buscarlos.

Y se alejó, dejando a Nadia y Kouji solos. El chico la miró con cara de "¡NO, ES MUY PRONTO AÚN! ¡SI TE DIJE QUE NO SÉ QUE DECIRLE!"

Hubo un silencio en el cual cada uno no paraba de pensar.

La noche me desvela sin piedad

al correr tu imagen ,en mi triste soledad

fugitivo del dolor, voy buscando una ilusión

dame una señal, para creer en este amor

Luego Kouji tomó aire y se decidió a hablar.

–Kouji...

–Nadia...–Al parecer habían decidido lo mismo.

– ¿Sí?–preguntó Kouji.

–Esteeee...–murmuró la chica toda sonrojada– ¿Pasó algo interesante mientras no estaba?

–Eh, no–contestó el chico algo decepcionado–Que yo sepa, no. Bueno, nada aparte de...extrañarte. Estábamos muy preocupados por ti.

– ¿De verdad?–preguntó la chica sorprendida–Bueno...gracias. Cuando estaba ahí...yo...también los extrañé. Mucho, ¡muchísimo! Porque yo...yo no sabía para qué me habían llevado ahí. Ojalá me hubiera enterado antes–los ojos de la chica se humedecieron–...para poder hacer algo...

–Tú no tienes la culpa–dijo Kouji inmediatamente–. Si incluso el libro de Bokomon no tiene mucho sobre tus digievoluciones...

–No es eso–murmuró Nadia, con la vista clavada en el suelo– ¿Y si no sirve? ¿Y si todo lo que hago no sirve y Nemessismon sigue viva? ¿Qué va a pasar con el Digimundo? ¿Y si atacan el mundo real?

La chica no pudo contenerse más y rompió en llanto de nuevo.

–Te entiendo, no llores más, por favor–le dijo Kouji, sonriendo. "¡No sabes cuánto me destroza verte así!", pensó el chico. "Tu rostro se vuelve pálido y tus ojos, vacíos; tus labios emiten suaves y temblorosas melodías; pero nada de eso es más bello que cuando te encuentras feliz y sonriente".

Ángel, llevame en tus alas,

a la cima de este gran amor

en tu alma vive mi esperanza

en tus manos está mi corazón.

– ¡No, no me entendés!–murmuró Nadia, mientras escondía la cabeza entre sus brazos. –Mi hermana, mi propia hermana es mi enemiga... ¡y no pude evitar que terminara así!

–Sí, ¿sabes que te entiendo?–le contestó el chico. –Porque aunque yo no esté pasando por lo mismo que tú, sé lo que es esa alegría de saber que hay alguien que siempre creíste no tener y que ahora está al lado tuyo...

–Así que ya te lo dijo–musitó la chica, todavía con su cara enterrada entre sus brazos.

–Sí, es maravilloso. Y yo nunca me lo hubiera imaginado... ¡Disculpa! No-no quise decirlo.

–No, está bien...–dijo la chica, y siguió llorando. A Kouji se le partía el alma de sólo verla.

–Por favor, sonreí. –Kouji tragó saliva y siguió hablando, sonrojado–Eres más bonita cuando sonríes.

A Nadia se le escapó una exclamación y se ruborizó a más no poder. Luego levantó la cabeza y miró con una tierna sonrisa al chico que la había halagado de aquella manera.

Tú, mi ángel, ilumina nuestro amor

Tú, mi ángel,...

–No es verdad...–murmuró Nadia cohibida, roja como un tomate. –No es para tanto.

–Sí, sí que lo es. –Kouji tomó aire. "Es ahora o nunca", pensó decidido. –Porque tú... –"Vamos, Kouji Minamoto, ¡ES AHORA O NUNCA!"–tú...tú... ¡TÚ ERES EL ÁNGEL QUE ILUMINA MI VIDA!

Si Nadia creía que su sonrojo podía aumentar, estaba en lo cierto. Sus mejillas despidieron tanto calor como una estufa en pleno invierno, mientras que sus ojos no se separaron de los de Kouji.

–Kouji...–Nadia cerró sus ojos y murmuró–te amo...

Probablemente no era necesario, mas la ternura con la que se miraron a los ojos lo decía todo. La parejita se quedó quieta un momento, pero luego se abrazaron. Sí, se abrazaron, porque Kouji también correspondió a aquella tierna muestra de cariño. Nadia seguía llorando, pero ahora de alegría, de emoción.

Ángel que das luz a mi vida

eres el aire que quiero respirar

Ángel que alivias mis heridas

no te alejes me muero si no estás.

Como la vez anterior, Kouichi observaba todo subido a un árbol (N/A: metido...¬¬).

– ¿Estás celoso de Kou?–preguntó Patamon, quien lloraba de la alegría de ver a esos dos finalmente juntos.

–No. –Respondió el aludido, pero como Patunguis lo miraba con suspicacia agregó–Al principio me sentía un poco extraño con su presencia, pero ya sé porqué me pasaba eso.

– ¿Ah, sí?

–Ahá. Ya la había visto antes, el día que desperté y me di cuenta de que el camino que había tomado no era el mejor.

–En otras palabras, el día que secuestraron a Nadia. ¿No?

–Sí.

–Entonces ella no te gusta ni nada de eso...–tanteó el Digimon.

–Exacto. Sólo estoy contento de que mi hermano halló a la mujer que ama. Yo no creo que la encuentre...

–Y...uno nunca sabe...–dijo Patunguis con inteligencia– ¿Y ustedes qué son, hermanos-hermanos o hermanos gemelos?

–No lo sé muy bien. Pero ahora eso es lo de menos, importa que por fin lo encontré.

Patunguis se sonó la nariz con un pañuelo que sacó de la faja que Bokomon le había tejido. El pequeñín suspiró cuando los dos chicos se besaron.

–Ah... Qué lindos son los finales felices... ¿Nocierto Kouichi?