CAPITULO 2
Mimi Tachikawa se deslizo en el asiento, al lado de Yamato Ishida justo cuando el colectivo iba a arrancar. Lo realizo rápidamente, esperando conseguir la información que necesitaba antes de que llegara Sora, la novia de Matt, y la echara de ese "privilegiado" asiento.
- ¿Es verdad? – pregunto, con sus ojos color castaño brillando esperanzados. Con un gesto, empujo su cabello claro y sedoso sobre uno de sus hombros bronceados y se inclino para acercarse al muchacho.
Yamato levanto la vista de la letra que estaba escribiendo.
- ¿Qué es lo que es verdad?- pregunto impaciente, porque pudo vislumbrar a Sora solamente a un par de cuadras de distancia, y no tenia ganas de que lo encontrara con la Tachikawa.
- Ya sabes – respondió Mimi con un bufido -, lo de Takeru y Hikari. ¿Es verdad que rompieron?
Yamato suspiro. Mimi era la mas famosa chismosa de la Universidad, y no deseaba que desparramara chismes sobre su hermano y la hermana de Tai, pero lo había puesto en un callejón sin salida. Si lo negaba, conseguiría la información por otra fuente, quien sabe que tan confiable. Pero si lo afirmaba…
Sin embargo, vislumbro algo de pureza y sinceridad en las intenciones de la chica, y decidió creer llanamente en su instinto. Así que le dijo, parcialmente, la verdad.
- Si, es verdad- respondió tranquilamente Matt.
- ¿Y hay alguna candidata?- pregunto Mimi emocionada.
Yamato la observo con asombro.
- Todavía no- respondió – Pero espero que no tarde en aparecer alguna. Takeru esta muy deprimido y, después de todo, no es mal parecido.- observo con risa.
- ¿Estas bromeando? Tu hermano es un genuino autentico re-buen mozo. Como me gustaría…- Mimi se mordió el labio, dándose cuenta de lo evidente que había sido.
- ¿Qué es lo que te gustaría?- los ojos azules de Yamato brillaron con cierta malicia.
Mimi se ruborizo, enojada.
- ¿Oh, vamos Mimi, por que no lo admites?
- ¿Admitir que?
- Que te mueres por salir con mi hermano.
- Yo nunca dije que me moría por salir con Takeru.
- No, pero puedo leerlo en tus ojos y en tus mejillas ruborizadas- señalo Yamato.
- ¡Oh, Matt! ¿Es tan evidente? ¿Te parece que Takeru se ha dado cuenta?
- No te preocupes por Takeru. En este momento no distinguiría una pared de ladrillo si se la llevara por delante.
Mimi suspiro y se acomodo mejor en el asiento.
- Grandioso. ¿Eso quiere decir que tengo que darle un golpe en la cabeza para que se entere de que yo existo?
- No. Porque tú tienes un arma secreta.
- ¿A si? ¿Cuál?
- A mí. Si yo juego unas cartas en el asunto, tu relación con Takeru es un hecho.
- ¿Qué es lo que es un hecho?- pregunto una dulce voz a sus espaldas.
- Que no puedo vivir sin ti, mi amor.- respondió Matt, con una sonrisa hacia Sora y un gesto hacia Mimi que le dio a entender a esta que la conversación terminaba ahí.
Sora miro a su novio con desconfianza, pero todas las dudas de Yamato quedaban ocultas detrás de una deslumbrante sonrisa, unas dulces palabras y un calido beso.
- Ah, Mimi- recordó Sora, desprendiéndose levemente de Yamato – He tenido una idea fantástico. Como estamos en una época tranquila en la Universidad, pensé que podríamos ofrecernos como voluntarias en el hospital.
- ¿Voluntarias?- Mimi frunció la nariz y el entrecejo.
- Si, voluntarias- confirmo Sora – Creo que ya es tiempo de que comencemos a ayudar a alguien más que a nosotros mismos. Estamos bastante inactivas desde nuestra última visita al mundo digital.
- Además - intento colaborar Yamato – A Takeru le encantan las mujeres que ayudan al prójimo.
Sora lo miro confundida.
- ¿En serio?- pregunto Mimi, algo mas entusiasmada con la idea.
- Si- confirmo Yamato, sin que le temblara la voz por mentirle tan llanamente.
- Muy bien Sora. Entonces… ¿Crees que podremos anotarnos esta misma tarde?- propuso Mimi, con renovadas energía.
- D-D-de acuerdo.- respondió Sora, algo desconcertada, pero dispuesta a averiguar lo que allí sucedía en un breve lapso de tiempo.
- Muy bien. Entonces nos veremos allá a las cinco. Chao chicos, yo me bajo acá.- con un leve movimiento de manos, se despidió de la pareja.
- Ahora, ¿vas a contarme que es lo que sucede?
Yamato suspiro. Deseaba fervientemente poder evitar ese momento, el de confesar la verdad. Pero no podía. No. No podía mentirle a ella.
- Esta bien- suspiro lentamente – Tu sabes que Takeru y Hikari rompieron y que mi hermano esta muy deprimido por eso.
Sora asintió con la cabeza
- Bien. Entonces, en este viaje me vengo a enterar de que Mimi se muere por salir con Takeru. ¿Y cual es la mejor idea que se me ocurre? Pues juntar a Mimi y a Takeru. ¿No es fantástico?- Yamato trata de defender su argumento con una hermosa sonrisa.
Sora le respondió con una un poco más débil.
- Si…. Bah, en realidad no lo se. Yo no lo haría. Pero tú eres libre de tomar tus propias decisiones. Después de todo, yo no puedo tener influencia sobre Takeru.
Yamato la estrecho entre sus brazos.
- No- dijo- ya es bastante con la influencia que tienes sobre mi.
- Oh, Matt, ¡eres terrible!
- ¿Ah, si? Pues entonces tu eres un ángel caído del cielo ¿Esta mal eso?
Sora solo le respondió con un largo y apasionado beso.
Ese mismo día a las cinco, Mimi y la misma Sora, se dirigían hacia el hospital de Odaiba. Una mujer regordeta de mediana edad, la señora Simpson, recibió a las amigas en la oficina de entrada, en la planta baja. Luego las llevo a recorrer el hospital.
- Hay mucha gente que frunce la nariz al pensar en el trabajo de voluntarias- les dijo, mientras las llevaba por el inmaculado corredor de linóleo, haciéndole sentir a Mimi una punzada de culpa- Pero en un hospital de este tamaño, el trabajo de todos es importante, no importa lo pequeño que sea. Me gusta pensar que el hospital de Odaiba es como un reloj enorme. Si una pequeña parte se rompe, todo el reloj deja de funcionar.
- Caramba, yo ni siquiera tengo reloj- susurro Mimi a Sora.
Sora le dio un codazo a su amiga para que se quedara en silencio.
Cuando terminaron la recorrida, la señora Simpson les dio unos folletos sobre el hospital para que leyeran en casa, y les dijo donde podían conseguir sus uniformes. Iban a tener un horario flexible, trabajando dos tardes diferentes por semana y comenzarían al día siguiente, después de sus clases.
Al otro día, ambas se presentaron puntuales en el hospital.
Sin saber porque, Sora comenzó a preguntarse como haría Yamato para juntar a Takeru y a Mimi. Ese era un tema que le preocupaba muchísimo.
Sora estaba tan ensimismada en sus pensamientos mientras empujaba el carrito por el pasillo que no vio al enfermero de pelo oscuro que se había detenido para observarla. Pero la sobresalto el ruido de la bandeja que este dejo caer al piso.
Se apresuro a ayudarlo a recoger todo. Cuando se agacho, noto que las manos del muchacho temblaban. ¡Pobre chico! Tal vez tenia miedo de perder su trabajo, o quizás se sentía incomodo por parecer tan torpe. Le sonrió para darle ánimo.
- No te preocupes, fue un accidente. Dijo con dulzura- De todos modos, yo se como te sientes. Siempre se me caen las cosas.
El enfermero era bajo y fornido, de unos veinticinco años, con nariz aguileña y los ojos más oscuros que Sora hubiera visto, sin contar, quizás, los de Koushiro. En ese momento, los clavaba en ella con tal intensidad, que le dio un escalofrió. ¿Por qué la miraba de esa forma?
- Soy Sora- se presento, cuando el joven no le respondió – Hoy es mi primer día aquí.
El asintió.
- Me llamo Carl- dijo en voz baja y ronca, como si hablar le resultara doloroso. Sora sintió lastima por el. Era probable que fuera terriblemente tímido.
Ella se inclino para poder levantar un vaso de papel que estaba más lejos. Cuando se lo alcanzo, sus dedos se tocaron por un instante. Sora experimento una sensación gélida. Mientras el enfermero se alejaba rápidamente, no pudo dejar de pensar que había algo raro en ese joven. ¿O era su imaginación de romántica sin causa que otra vez se desbocaba? Trato de apartar estos pensamientos de su mente mientras tomaba su carrito y continuaba por el largo pasillo.
Ya estaba llegando al final de su turno, cuando diviso a alguien que le resultaba familiar. Aunque era un día calido, la muchacha llevaba un suéter grueso. Tenía la cabeza baja, pero el cabello sedoso y brillante, de un color castaño claro, era inconfundible.
-¡Hikari!- grito Sora.
Hikari Yagami, un momento después, levanto la cabeza. Tenía los ojos muy abiertos, como un ciervo asustado, cuando reconoció a Sora. Entonces, con expresión furtiva, y sin una palabra de saludo, se alejo y desapareció dando vuelta el corredor.
¿Qué estaba haciendo Hikari allí? Se pregunto Sora. ¿Y por que se había escapado así? ¿Creería que todos los digidestinados estaban enojados con ella por lo de Takeru? ¿O- Se le cruzo una horrible idea- estaba visitando a alguien y no quería que Takeru se enterara? ¿Un nuevo novio, tal vez? La gran mayoría de los enfermeros que trabajaban allí eran un par de años menor que ella, es decir, de la edad de Takeru.
Una cosa intrigaba más a Sora que cualquier otra. Para ella era evidente que, con solo una mirada (y más si esa era una mirada del amor), uno se daba cuenta de que Hikari no estaba más feliz que Takeru en esos días. De hecho, Hikari estaba muy mal, como si no hubiera comido ni dormido durante una semana. Estaba más delgada y tenía ojeras oscuras.
El que terminaran había sido idea de Hikari, pero lo cierto es que también a ella se la veía muy mal.
N. de la A.: Hola!!!!! Perdón por no haber escrito nada en el capitulo anterior, lo que pasa es que lo publique demasiado apurada. Esta historia esta basada en un libro que se llama "Cuando muere el amor". Bueno, como verán, se viene una historia súper triste, pero también muy romántica. Hay una bonita mezcla de parejas, para que nadie se queje. Bueno, los voy dejando hasta la próxima. Cualquier cosita, dejen un review o escríbanme a yosoyflor8@yahho.com.ar.
Chaucito.
ADELANTOS DEL PROXIMO CAP.: Matt comienza a jugar sus cartas para unir a Takeru y a Mimi, ¿Lo lograra?.
